por Alain Brain
20 Octubre 2015
del Sitio Web
LosDivulgadores
Representación
artística de las estructuras
que podrían estar
capturando la energía
de la estrella KIC
8462852.
A 1481 años luz de la Tierra, entre las constelaciones del Cisne y
de Lira, invisible al ojo humano pero visible al telescopio espacial
Kepler, puede estar la respuesta definitiva a la búsqueda de vida
extraterrestre.
KIC 8462852 es el nombre de la estrella que podría
convertirse en la primera evidencia de que no estamos solos en el
universo.
Un grupo de astrónomos conocido como "Planet Hunters" (cazadores de
planetas) ha encontrado evidencia de una serie de extrañas mega
estructuras que orbitan la estrella KIC 8462852 y que, hasta el
momento, no han logrado ser explicadas completamente por la ciencia.
Para algunos científicos, las estructuras que orbitan la estrella, a la que denominaremos KIC 84, podrían ser un grupo de
cometas.
Para otros, estas estructuras podrían ser un grupo de gigantescos
paneles solares construidos por una civilización extraterrestre con
el objetivo de capturar la energía de la estrella KIC 84. Una
estrella más brillante, más grande y más caliente que nuestro Sol.
El Kepler y la
búsqueda extraterrestre
La historia se remonta a los inicios de esta nueva etapa de la
búsqueda extraterrestre que empezó con el lanzamiento del Telescopio
espacial Kepler en el 2009 por la NASA.
El
telescopio espacial Kepler, que
lleva el nombre de uno de los científicos más importantes en el
desarrollo de la teoría heliocéntrica, está ubicado en el espacio y
es una especie de observatorio espacial comandado desde la Tierra.
Este telescopio espacial es un instrumento científico que mide la
luz que emiten las estrellas. Su misión fundamental es
descubrir
exoplanetas que puedan albergar vida.
Un exoplaneta es un planeta
que orbita alrededor de una estrella diferente al Sol y que, por
tanto, no pertenece al Sistema Solar.
El telescopio espacial Kepler utiliza un fotómetro
para medir la luz de
más de 150,000 estrellas.
(Imagen: NASA)
Para que un planeta tenga las condiciones necesarias para generar
vida necesita orbitar a una distancia determinada de su estrella
denominada como la "zona de habitabilidad".
Es solo orbitando en
esta zona que la luminosidad y el flujo de radiación incidente
permitirán la presencia de agua en estado líquido sobre la
superficie del planeta.
Para descubrir este tipo de planetas, el telescopio Kepler mide las
atenuaciones o reducciones regulares en la intensidad de la luz
emitida por más de 150,000 estrellas en una región especifica del
espacio. Las atenuaciones se producen cada vez que un planeta cruza
en frente de su Sol o estrella solar, interrumpiendo momentáneamente
el progreso de la luz de la estrella hasta la Tierra.
Las mediciones
de estas atenuaciones también determinan la distancia exacta entre
el planeta y su estrella.
Todos podemos
ser cazadores de planetas
El problema es que existen patrones de atenuación que son ignorados
o interpretados incorrectamente por los algoritmos de las
computadoras que los analizan.
Muy pronto después del lanzamiento
del telescopio Kepler, los astrónomos que dirigen el proyecto se
dieron cuenta que necesitaban al ojo humano reconocer cierto tipo de
patrones visuales ignorados por las computadoras.
En un esfuerzo totalmente insólito para un proyecto científico, la
NASA creó el grupo
Planet Hunters (Cazadores de planetas) que
convoca a todos los ciudadanos del mundo, con o sin formación
científica, para que analicen, desde la comodidad de sus casas, los
patrones de atenuación en la luz emitidas por miles de estrellas.
Cualquier puede convertirse en
un Planet Hunter o
Cazador de Planetas.
(Imagen: NASA)
Si usted desea ser un "cazador de planetas" puede hacer
clic en este link e inscribirse
puesto que el programa aún recibe nuevos participantes. Un simple tutorial lo recibirá y, en menos de lo que le toma revisar su mail,
estará cazando planetas.
Regresando a nuestra historia, entre las miles de estrellas
analizadas por el equipo de Planet Hunters, se encuentra KIC 84.
En el 2011, un grupo de ciudadanos del proyecto Planet Hunters
calificó los patrones de atenuación de la luz emitida por KIC 84
como interesantes y extraños. Las atenuaciones eran muy pronunciadas
y demasiado erráticas para ser causadas por el simple paso de un
planeta dentro de su órbita.
Algunas de las atenuaciones se
prolongaron por días o meses, pero nunca con la misma duración.
El tránsito de un planeta hace que la luz de una estrella disminuya
menos del 1% y, debido a la órbita del planeta en cuestión, de una
manera totalmente regular y predecible.
Sin embargo, la luz emitida
por KIC 84 ha presentado atenuaciones de hasta 22% que, además, no
ocurren de manera cíclica. La primera atenuación, de 15%, sucedió a
los 800 días, la segunda, de 22%, sucedió a los 1,500 días.
Además de las reducciones drásticas de 15% y 22%, la intensidad de
la luz de KIC 84 parece subir y bajar cada 20 días durante varias
semanas para luego volver a su nivel de intensidad normal.
Según el celebre astrónomo y escritor Phil Plait, no se trata de un
planeta:
"De arranque, sabemos que no estamos
lidiando con un planeta. Inclusive un planeta del tamaño de
Júpiter solo bloquea el 1% de la luz de una estrella como esta,
y no hay planetas mucho más grandes que Júpiter.
Tampoco puede ser otra estrella
porque lo habríamos detectado."
La inmensidad de Júpiter frente al planeta Tierra.
Es decir, lo que está reduciendo la luz emitida por KIC 84 es algo
complejo y misterioso que ocupa, al menos, la mitad del ancho de la
estrella.
La ciencia se queda
sin respuestas
El patrón de atenuaciones es tan singular que Tabetha Boyajian, la
astrónoma de la Universidad de Yale que lidera el equipo de Planet
Hunters que descubrió el caso de KIC 84, pensó que era un error:
"Era realmente extraño. Pensamos que
era un error de datos o que tenia que ver con el movimiento del
telescopio, pero verificamos y no era eso."
La única forma de explicar esta reducción errática de hasta el 22%
en la luz de KIC 84 es que exista una colosal cantidad de materia
orgánica, rocas y polvo espacial, orbitando cerca de la estrella.
Cuando nuestro Sistema Solar se formó, hace
4 mil millones de años,
un disco de materia y desechos giró alrededor del Sol hasta que la
gravedad organizó estos deshechos en planetas y asteroides. Así se
formó la Tierra.
Según Boyajian, esta sería la explicación perfecta si la estrella
fuese una estrella joven, pero no es el caso. Las estrellas jóvenes
están rodeadas de polvo espacial que emite un exceso de luz
infrarroja y las emisiones de luz de KIC 84 no tienen un exceso de
luz infrarroja.
Boyajian y varios de los participantes de Planet Hunters
involucrados en el caso de KIC 84, han publicado un estudio científico
(KIC
8462852 - Where's the Flux?)
explicando sus hallazgos. El documento explora una serie de
explicaciones para la materia que según las mediciones del Kepler
orbita alrededor de KIC 84.
Las hipótesis van desde instrumentos
defectuosos, restos de la formación de un cinturón de asteroides,
una familia de cometas o un choque entre planetas.
A la
izquierda, la reducción de la luz de KIC 84 del día 800.
A la derecha, la del
día 1500.
(Imagen: Boyajian)
El documento sostiene que ninguna de estas teorías logra explicar
con éxito los datos encontrados y que la única hipótesis que merece
consideración científica es la de los cometas.
Esta hipótesis
plantea que una familia de cometas orbitaba alrededor de KIC 84 y
que el paso de una estrella cercana podría haber alterado sus
órbitas dejando una estela de gases y pedazos de hielo cerca de KIC
84.
Estos pedazos de hielo se romperían, se calentarían y emitirían
gases produciendo las variaciones en la intensidad de la luz de KIC
84 recogidas por el Kepler.
De hecho, sería una gran coincidencia que justamente hayamos
apuntado el Kepler hacia esta región del espacio en el momento
exacto en el que pasaban los cometas cerca de KIC 84. Recordemos que
KIC está a 1,481 años luz de distancia y que, por tanto, lo que está
midiendo el Kepler sucedió hace 1,480 años.
Phil Plait sostiene que la teoría de los cometas no es definitiva:
"Esto no cierra el caso. Los cometas
son una posibilidad pero es difícil imaginar un escenario en el
que puedan bloquear el 22% de la luz de una estrella, es
demasiado."
El estudio de Boyajian también sostiene que si bien la teoría de los
cometas podría explicar algunas de las variaciones en las mediciones
de la luz de KIC 84, esta teoría falla cuando se toma en cuenta la
cola de los cometas.
Las mediciones de KIC 84 no coinciden con las
mediciones que indican la presencia de la cola de un cometa.
La posibilidad
extraterrestre
En todo caso, el patrón de emisión de luz de KIC 84 es único y no se
ha encontrado en ninguna de las otras 150,000 estrellas observadas
por el telescopio Kepler.
Más de 100 científicos han estudiado los
datos y no han encontrado una explicación definitiva.
Representación artística de las estructuras
que podrían estar
capturando la energía
de la estrella KIC
8462852.
Jason Wright, astrónomo de la Universidad de Penn especializado en
la búsqueda de signos de
civilizaciones extraterrestres, tiene una
visión diferente del problema:
"La probabilidad de que la teoría de
los cometas sea la respuesta correcta es baja. Pero es la mejor
explicación que tenemos hasta ahora y es mucho más probable que
una civilización extraterrestre.
Los extraterrestres siempre deben
ser la última hipótesis que considerar. Sin embargo, esto parece
ser algo que esperarías que construya una civilización
extraterrestre."
Wright ha publicado un documento
científico (The
Search for Extraterrestrial Civilizations with Large Energy Supplies
- IV. The Signatures and Information Content of Transiting
Megastructures), en el que menciona el
caso de KIC 84, dónde avanza la idea de que el telescopio Kepler
puede ser utilizado para identificar estructuras que puedan ser
indicios de la presencia de una civilización extraterrestre.
Según Wright, una
esfera de Dyson construida por una avanzada
civilización alienígena es consistente con los datos recogidos por
el telescopio espacial Kepler sobre la luz emitida por KIC 84.
Hace
varias décadas, el físico Freeman Dyson popularizó una idea
interesante:
podríamos construir miles de paneles solares y ponerlos
alrededor del Sol para capturar su energía y enviarla hacia la
Tierra para nuestro uso.
Esta idea evolucionó en lo que conocemos
como "la esfera de Dyson".
No sería extraño que una civilización tecnológicamente más avanzada
que la nuestra haya desarrollado la tecnología necesaria para
capturar directamente la energía de la estrella KIC 84.
La ciencia
ha demostrado que toda la energía capturada en los combustibles
fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas, de los cuales
dependen la mayoría de las actividades humanas, es energía de
nuestro Sol o estrella capturada a través de fotosíntesis.
Cada vez
que quemamos combustibles fósiles estamos liberando la energía que
las plantas y/o animales de nuestro planeta capturaron hace millones
de años.
Comparación entre el tamaño de
la Tierra, Júpiter y
el Sol.
En resumen, en el planeta Tierra todos vivimos utilizando
indirectamente energía solar.
El problema es que el proceso de
formación de los combustibles fósiles dura millones de años y no es
energía que se pueda renovar. En algún momento del futuro muy
cercano, nuestras reservas de combustibles fósiles se agotaran.
Esta
es la razón por la que ahora estamos empezando a utilizar paneles
solares y energía generada por el viento o por el movimiento del
mar.
Una civilización más antigua que la nuestra habría consumido
todos sus combustibles fósiles hace miles de años y estaría obligada
a capturar la energía de su estrella de forma más directa e
inmediata.
Paneles
solares extraterrestres
Quizás, las estructuras detectadas por el telescopio Kepler son
paneles solares gigantescos colocados alrededor del KIC 84 por una
civilización extraterrestre, con el objetivo de capturar la energía
de la estrella.
Es importante imaginar el tamaño que deberían tener estas
estructuras para explicar los datos recogidos por el Kepler.
Todo
indica que estamos detectando un enjambre de estructuras que, en su
totalidad, tienen la quinta parte del tamaño de nuestro Sol, son más
grandes que el gigantesco planeta Júpiter y, por supuesto, varias
veces más grandes que la Tierra.
Los erráticos patrones de reducción de intensidad de la luz de la
estrella KIC 84 lograrían ser explicados si tomamos en cuenta que
estos paneles solares gigantes podrían tener formas inusuales y que
podrían ser utilizados dependiendo de la necesidad de energía de la
civilización que los construyó.
Durante algunas semanas, se
activarían todos los paneles solares o solo algunos, dependiendo de
cuanta energía se necesite y se pueda almacenar.
Representación artística de las estructuras
que podrían estar
capturando la energía
de la estrella KIC
8462852.
Otra explicación podría ser que las erráticas variaciones en la
intensidad de la luz de KIC 84 se deben a que estamos presenciando
el periodo de construcción e instalación de estos paneles solares.
Si consideramos que los científicos
del SETI, siglas de Search for
Extraterrestrial Intelligence (Búsqueda de Inteligencia
Extraterrestre) han sugerido por años que una forma de detectar la
presencia de civilizaciones extraterrestres es observando enorme
artefactos tecnológicos orbitando otras estrellas, la hipótesis
extraterrestre para explicar el caso de KIC 84 cobra más fuerza.
Pero, la hipótesis extraterrestre también presenta algunos problemas
para explicar el fenómeno.
Por ejemplo, la estructura debería estar
en órbita y esto produciría un patrón de disminución de la luz, esto
al margen de los paneles que se utilicen cada día. Esto se podría
explicar si es que estamos observando el período en el que se
construyeron estos paneles solares.
La construcción de los paneles
solares podría explicar porque la reducción pasó de 15% en el día
800 a 22% en el día 1500.
Si las estructuras no estuviesen en órbita sino que fuesen naves que
de se desplazan por los alrededores de KIC 84 también se podría
explicar el patrón errático. Otro problema con la teoría de los
paneles solares es que si la estructura está absorbiendo el 20% de
la energía de la estrella tiene que calentarse y esto generaría una
serie de indicadores en el espectro infrarrojo, pero, como hemos
mencionado, no se ha encontrado exceso de señales infrarrojas.
La
única forma de explicar esto sería incluir la posibilidad de metales
y leyes físicas que la humanidad desconoce pero que esta supuesta
civilización extraterrestre podría dominar.
Cerca a la
constelación Cygnus o del cisne
puede estar la
respuesta a la búsqueda de vida extraterrestre.
(Imagen: NASA)
Buscando a los
ingenieros extraterrestres
Es interesante explorar que tipo de civilización podría ser capaz de
tener el nivel tecnológico para construir una estructura más grande
que el planeta Júpiter, sean naves o paneles solares, y, al mismo
tiempo, permanecer en un rincón del universo sin que aquí en la
Tierra sepamos de su existencia.
En 1964, el astrofísico soviético Nikolai Kardashev desarrolló un
sistema para clasificar el
nivel de desarrollo tecnológico de una
civilización basándose en la cantidad de energía que es capaz de
utilizar.
La escala de Kardashev tiene tres categorías.
-
Las civilizaciones
Tipo I son capaces de aprovechar toda la energía disponible en su
planeta.
-
Las civilizaciones Tipo II son capaces de aprovechar toda
la energía disponible en su estrella
-
Las de Tipo III aprovechan
toda la energía disponible en su galaxia
Si el Kepler ha realmente
detectado una estructura extraterrestre que captura la energía de KIC 84 estaríamos ante la obra de una civilización Tipo II o III.
Tomando en cuenta que KIC 84 está a 1481 años luz de distancia de la
Tierra, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que lo que ha
detectado el telescopio Kepler existe, al menos, desde hace 1481
años, que es lo que tarda la luz de esta estrella en llegar a
nuestra vecindad espacial.
Es decir, mientras aquí en la Tierra la humanidad entraba al siglo
VI, Justiniano se hacia emperador de Constantinopla y el profeta del
Islam Mahoma nacía en Oriente, allá, entre las constelaciones de
Lira y el Cisne, un enjambre de paneles solares gigantes capturaban
la energía de la estrella KIC 84.
Representación artística una civilización Tipo II o III.
Cabe preguntarse,
-
¿Qué ha podido desarrollar esta civilización en los
últimos 1400 años?
-
¿Acabaron exterminándose?
-
¿Por qué no tenemos
evidencia científica de la llegada a nuestro Sistema Solar de naves
o representantes de civilizaciones Tipo II como la que podría haber
construido las supuestas estructuras que orbitan KIC 84?
El Silicon Valley de
la Galaxia
El físico británico Paul Davies sostiene que las estrellas más
antiguas de cada galaxia se encuentran en el centro de la galaxia.
Es decir, las civilizaciones más antiguas y más avanzadas, las de
Tipo II y III, deberían estar ubicadas en el centro de la galaxia,
muy lejos de nuestra vecindad espacial.
Nuestro planeta se encuentra ubicado a medio camino entre el centro
y los limites de la galaxia, la Vía Láctea. .
Así tengamos la certeza de que en el centro de la Vía Láctea existe
una civilización Tipo III con intenciones claras de colonizar toda
la galaxia, le tomaría varios millones de años llegar hasta nuestra
vecindad espacial.
Esto, no solo tomando en cuenta que sus objetivos
militares sean realmente ambiciosos sino que perduren lo suficiente
para llegar a nuestro Sistema Solar.
Davies especula científicamente
al respecto:
"Con una nave que viajase a la
décima parte de la velocidad de la luz tomaría solo 1 millón de
años cruzar la galaxia. Si hubiese una civilización
extraterrestre que haya durado los últimos mil millones de años,
el viaje de un millón de años sería posible."
El Sol y la Tierra están ubicados
a medio camino entre
el centro
y la parte externa de
la galaxia.
Por supuesto, el viaje galáctico no se haría en un solo tramo sino
que la civilización se convertiría en un pueblo galáctico errante
que iría de planeta en planeta colonizando y explotando recursos
naturales.
Esto haría que el viaje galáctico durase aproximadamente
tres millones de años.
El hecho de que en el centro de cada galaxia se encuentra un mega
agujero negro de tiene también un rol importante en el desarrollo de
una civilización Tipo III.
El gran agujero negro podría no solo ser
fuente de energía para estas civilizaciones galácticas sino que,
además, podría haberles permitido, muy tempranamente, estudiar de
cerca las implicaciones cuánticas del evento horizonte y la
verdadera naturaleza de la materia oscura y la energía oscura que
ocupan más del 90% del universo conocido.
Si tomamos en cuenta que los nuevos descubrimientos científicos
apuntan a la existencia de varias dimensiones en el universo, existe
la posibilidad de que las civilizaciones más antiguas, aquellas que
hayan alcanzado el nivel III hace millones de años, vivan en
dimensiones diferentes a la nuestra.
El factor más importante para encontrar evidencia científica de la
existencia de civilizaciones extraterrestres es el tiempo.
En el
tiempo del universo, que tiene aproximadamente 20 mil millones de
años de vida, un millón de años no es nada, mientras que para los
humanos un millón de años es aproximadamente 150 veces el tiempo que
nuestra especie ha vivido sobre la Tierra.
Civilizaciones extraterrestres
podrían utilizar los
mega agujeros negros
en el centro de las
galaxias
como fuente de
energía.
Según Michio Kaku, el tiempo juega en contra de los humanos pero no
es un problema para las civilizaciones de Tipo II o III puesto que
debido a la energía de la que disponen, son civilizaciones
inmortales.
Una civilización de Tipo II o III puede sobrevivir a
terremotos, choques de asteroides, choques planetarios y hasta
explosiones de supernovas.
El SETI llega con la
caballería
Los científicos Boyajian y Wright han unido esfuerzos con Andrew Siemion, director del Centro de Investigación de SETI de la
Universidad de California para pedir que se investigue si existen
emisiones de frecuencias de radio especificas provenientes de la
estrella KIC 84.
Según Siemion, existen 3 tipos de frecuencias de radio asociadas con
actividad tecnológica.
Si se encontrase cualquiera de estas tres
frecuencias en la vecindad espacial de KIC 84, sería una señal
inequívoca de la presencia de una civilización tecnológicamente
avanzada.
La solicitud de uso del telescopio de ondas de radio ha sido enviada
a varios observatorios, entre ellos, al del
telescopio de Green Bank
en Virginia, uno de los mejores del mundo.
Los 3 investigadores
coinciden en que se necesita observar el fenómeno con todos los
telescopios posibles, visuales y de radio, para poder entender mejor
lo que sucede.
El radio telescopio de Green Banks
es uno de los mejores
del mundo
y podría esclarecer
el misterio
de las estructuras de
KIC 84.
En un mes o dos, se conocerá si el requerimiento de utilizar el
telescopio de radio frecuencias para escuchar a KIC 84 es aprobado.
Si todo va bien, la primera ronda de observación sucederá en Enero
del 2016.
Los extraños patrones de luz de KIC 84 se observaron desde el 2011
hasta el 2013.
En Mayo del 2013 se detuvieron las mediciones puesto
que el telescopio Kepler sufrió serios problemas técnicos. El Kepler
fue reparado parcialmente pero ahora apunta sus instrumentos a una
zona diferente del espacio.
Por consiguiente, no se tienen nuevos
datos sobre los patrones de intensidad de luz de KIC 84.
Por ahora, solo queda pensar que las esperanzas de que podamos
encontrar evidencia de la existencia de una civilización
extraterrestre están en nuestras manos puesto que tienen que ver con
la supervivencia del planeta.
Según el científico Michio Kaku, la
civilización terrestre no ha llegado siquiera a lo que es una
civilización Tipo I y corre el riesgo de no llegar a serlo nunca.
Para llegar a ser una civilización Tipo I, necesitamos ser un
planeta unido en diferentes niveles y estamos muy lejos de serlo.
Desgraciadamente, todo indica que no hemos aprendido nada de la
evolución del universo y que, en vez de ir hacia el progreso
colectivo y el desarrollo tecnológico que nos permitan vivir en una
sociedad justa, igualitaria y solidaria, hemos hecho todo lo
contrario.
El templo de Luxor, en Karnak,
huella de una
civilización muy diferente a la nuestra.
Decir que la humanidad tiene memoria corta es poco, sufrimos de
amnesia colectiva.
No es posible que olvidemos todo lo que hemos
recorrido para llegar al presente. Hace solo 7,000 años,
los
Sumerios relataban en tablillas de arcilla lo que le enseñaron sus
maestros; hace menos de 4,000 años florecían
civilizaciones como la
egipcia dedicada a entender los misterios que yacen entre la vida y
la muerte.
Hemos perdido el ímpetu que durante el "otro
renacimiento" nos impulsó a explorar con mente abierta las
filosofías de Occidente y de Oriente…
Hemos apostado todo por una sociedad que transita por el día como un
grupo de zombies pensando únicamente en como adquirir más dinero,
cómo pagar cuentas y cómo comprar más bienes.
Cada uno rumiando a la
escala de lo que sus posibilidades le permiten:
los más grandes
pensando en cómo conquistar nuevos territorios ricos en petróleo y
los más pequeños pensando en cómo llegar a cubrir el dinero
necesario para poder alimentar diariamente a su familia.
En estos tiempos, detenemos a mirar al cielo y pensar de dónde
venimos y a dónde vamos es un acto tan estúpido y suicida como
pararse en medio de la autopista esperando ser atropellado.
El
sistema nos ha cegado como la luz de la zarza que se le apareció a
Moisés y nos ha vuelto sus esclavos. Destruimos el planeta y todas
las criaturas que viven en él bajo la premisa de que somos la
especie más importante y merecemos sobrevivir.
Si no cambiamos radicalmente nuestro modelo de vida no tenemos
ninguna posibilidad de llegar a ser una civilización planetaria de
Tipo I, digna de perdurar millones de años, transmitiendo
conocimiento de planeta en planeta, de galaxia en galaxia.
Ubicada a 7,500 años luz de distancia de la Tierra, en la Nebulosa
de Carina,
se encuentra
una de
las estrellas más grandes del universo, Eta Carinae.
Es
150 veces más grande que el Sol y es cuatro millones de veces más
luminosa que el Sol.
¿Qué civilizaciones
extraterrestres se alimentan de la energía de Eta Carinae?
Fuentes
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