por Roberto Giraldo, M.D.*
Mayo de 2009

del Sitio Web Free-News

 

* Médico, especialista en medicina interna, enfermedades infecciosas, inmunológicas y tropicales (www.robertogiraldo.com). Sociedad Internacional de Trilogía Analítica, Departamento de Medicina Psicosomática Integral, São Paulo, Brasil (www.trilogia.ws)


 

Introducción

Investigadores de los Centros para el Control de las Enfermedades del Gobierno de los Estados Unidos (www.cdc.gov), de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (www.who.int), de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y del Ministerio de la Salud de México (www.salud.gob.mx), a través de los medios de comunicación, han lanzado una alerta al mundo acerca de una “peligrosísima” epidemia de “gripe o influenza porcina”, es decir, originada en cerdos.

 

Según la OMS, ésta es una Emergencia de Salud Pública Mundial de acuerdo con el Reglamento Sanitario Internacional de 2005.

Las noticias reportan casos de gripe porcina en varios países. Sin embargo, el país más comprometido y donde se alega que se originó esta epidemia, es México. Allí, la industria del turismo ha sufrido grandes pérdidas financieras al cerrarse los centros de atracción turística mundial como Cancún, Playa del Carmen, Acapulco, Puerto Vallarta, Baja California, entre otros.

 

El gobierno ha cerrado todas las oficinas gubernamentales, bancos, escuelas, universidades, centros comerciales, restaurantes, cines, todos los demás centros de diversión y hasta los sitios arqueológicos. Se han cancelado todos los eventos públicos.

En la última semana de abril el país estaba prácticamente paralizado y los pocos que circulaban por las calles de la Ciudad de México, lo debían hacer con máscaras en su nariz y boca. Las farmacias están quedando sin antibióticos y sin máscaras quirúrgicas. Toda persona que haya estado recientemente en México, California o Texas es considerada “sospechosa” de estar “infectada” con el “mortal virus de la gripe porcina”.

 

Muchas compañías aéreas han suspendido sus vuelos a México. Se ha creado un caos en aeropuertos y fronteras.

En ese país centroamericano, lo peor ocurrió durante el largo feriado del primero de mayo, cuando el gobierno ordenó la parálisis total y nadie podía salir de sus casas, según ellos, para evitar más contagios con la gripe de los cerdos. Este fue, sin duda, un golpe mortal a la economía mexicana.

Los noticieros no paran de alarmar a la población del mundo: cada minuto presentan informes dramáticos de más y más infectados con el virus de la gripe porcina, de nuevos enfermos, y cómo los muertos están aumentando considerablemente. Le dicen al público que, esta vez, hay peligro de una verdadera pandemia (epidemia mundial) debido – según las autoridades sanitarias y gubernamentales - a que se trata de un nuevo y supercontagioso virus originado en los cerdos mexicanos y que los investigadores han bautizado como AH1N1.

Hoy en día, muchas personas, cuando escuchamos este tipo de “terror médico” infringido por los organismos internacionales y nacionales encargados de la Salud Pública, sospechamos inmediatamente algún tipo de intereses malintencionados de parte de los que manejan el poder global.

 

Nos preguntamos:

  • ¿Por qué este supuesto “virus mortal” ataca principalmente a la república mexicana?

  • ¿Será acaso alguna retaliación contra México y los mexicanos por no aceptar algún tipo de tratado comercial?

  • ¿Será para quebrar la economía mexicana con fines de mejorar la crisis financiera actual de los países ricos?

  • ¿Será para estimular el comercio mundial favoreciendo los intereses de la industria farmacéutica?

  • ¿Será acaso para desviar la atención del mundo e iniciar alguna otra guerra como ya sucedió con el Golfo Pérsico, Afganistán, e Irak?

  • ¿Será una mezcla de esta opciones?

¡Pronto lo sabremos!

Vale la pena ahora revisar las muy similares epidemias fantasmas con que se alarmó al mundo, tales como la de “la gripe aviaria o gripe de los pollos”, la epidemia de “SARS(Severe Acute Respiratory Syndrome), entre otras; para conocer sus verdaderas intenciones y consecuencias.

Es interesante ver como el Presidente Barak Obama ya pidió al Congreso de los Estados Unidos un billón y medio de dólares para “enfrentar” a la gripe porcina.

La OMS pasó su alerta de pandemia de 4 a 5 en una escala de 6. La misma OMS junto con el Ministerio de Salud de los Estados Unidos, han afirmado que el medicamento Tamiflu o Oseltamivir fabricado por los Laboratorios Farmacéuticos Roche es útil contra el virus AH1N1 de la gripe porcina.

 

Por su lado, Roche informa tener 220 millones de tratamientos para hacer frente a la epidemia y, que está fabricando muchos más. Es interesante recordar que el Tamiflu es el mismo medicamento que se promocionó para la gripe aviaria del 2006. Varios países como Australia y Brasil anuncian que en pocas semanas estará lista la vacuna para el peligroso virus de los cerdos.

El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo ya están ya ofreciendo empréstitos millonarios para atender “la crisis”, principalmente en los países en vía de desarrollo, los cuales, según informes oficiales serán los mayormente atacados por el “virus de la gripe porcina”.

Mientras escribo estas líneas, los medios de comunicación del mundo, orientados por las autoridades sanitarias internacionales, continúan empeñados en esta campaña de terror médico contra los habitantes del planeta.
 

 


Ansiedad y pánico, innecesarios y tóxicos

La intuición, el sentido común y la historia nos indican que no existe ninguna epidemia de gripe porcina, como tampoco existió la de la famosa gripe aviaria, y otras más.

 

Sin embargo, supongamos que fuese cierto que hay peligro de una pandemia con ese tipo de gripe originada en los cerdos.

Aún si fuese cierta esta epidemia, el énfasis que las autoridades de salud están haciendo en el agente infeccioso mismo, en este caso un supuesto “virus de la gripe porcina”, está generando miedo, ansiedad, pánico y terror, con el consecuente deterioro del sistema inmunológico.

  • ¿Será que las autoridades de salud no conocen de las verdades científicas que enseña la psiconeuroinmunología?

  • O, ¿será acaso que conscientemente desean crear inmunosupresión y poner a cientos de miles en riesgo de enfermar?

El miedo, la ansiedad, la depresión y el pánico lesionan el sistema inmunológico como se sabe desde los tiempos de Galeno.

 

A principios del siglo pasado Franz Alexander documentó claramente el origen psicosomático de todas las enfermedades del cuerpo; y el científico brasilero Dr. Norberto Keppe, ha estado explicando en sus más de 50 libros, con sólidos argumentos objetivos, cómo todas las enfermedades psíquicas, orgánicas y sociales tienen origen en la psicopatología de las personas (www.trilogia.ws).

La caótica situación social actual creada por las autoridades internacionales de la Salud Pública, por los gobiernos y los medios de comunicación, con relación a la gripe porcina, son un ejemplo perfecto de lo que el Dr. Keppe llama esquizofrenia social o “sociofrenia” (www.trilogiaanalitica.org).

Además, este tipo de terrorismo médico emanado de los organismos internacionales de la Salud Pública, viola el principio hipocrático de:

“Al Menos No Hacer Daño”. ¿Acaso ya no es válido el “Juramento Hipocrático” que realizamos los médicos el día de nuestra graduación?

Si realmente hubiese interés en ayudar a la Salud de la Población, debería recordarse que para que ocurra cualquier enfermedad infecciosa, incluida la “gripe porcina” se requieren tres condiciones:

  1. La presencia del agente infeccioso y sus fuentes. En el caso de la gripe porcina serían el virus, los cerdos enfermos y las personas enfermas.

  2. Un modo de transmisión. En la presente situación correspondería a la inhalación o ingestión de partículas virales a partir de los enfermos.

  3. La presencia de un huésped susceptible. La persona necesita ser vulnerable para poder contraer una enfermedad infecciosa. Tiene que estar debilitada e inmunosuprimida, de lo contrario es imposible desarrollar una enfermedad infecciosa: esta es la ley fundamental de la infectología.

El último requisito mencionado es el más importante, y es precisamente el que no está siendo tratado en forma adecuada por las autoridades.

 

Simplemente se explican las medidas para evitar el contagio con el supuesto “virus de la gripe porcina”. Solo enfatizan en los dos primeros requisitos, dando la idea equivocada de que todo aquel que se contagia con el virus va a enfermar. Ignorando que la inmensa mayoría de las veces que nos ponemos en contacto con agentes infecciosos, estos son neutralizados por nuestros mecanismos de defensa, nuestro médico interior y nuestra farmacia interior.

¡La simple intuición y el sentido común enseñan que si uno es fuerte, no se enferma!

Las autoridades de salud y los periodistas están usando los términos “expuesto”, “infectado” y “enfermo” como si estos tuviesen el mismo significado. Sin embargo, la exposición a un agente infeccioso sólo indica que la persona ha estado en contacto con él. Infección, indica que los agentes infecciosos están creciendo en la persona expuesta y que muy probablemente las respuestas inmunológicas lo van a neutralizar.

 

Ahora bien, los individuos con una enfermedad infecciosa, en este caso con la gripe porcina, serían aquellos, muy pocos, debilitados, en los cuales el sistema inmunológico no logró controlar la infección, quienes desarrollarían los síntomas y signos clínicos de la gripe porcina. En toda epidemia de enfermedades infecciosas, los que se enferman son la inmensa minoría, ¡muy pocos!

Inclusive, si fuese cierta la existencia actual de una epidemia de gripe porcina, como aseguran las autoridades, muchos individuos estarían expuestos al supuesto virus de los cerdos, pero solo unos, muy pocos, enfermarían de gripe; y de éstos, tal vez unos cuantos muy debilitados, podrían morir.

Lo anterior lo demuestra claramente lo ocurrido durante la epidemia creada criminalmente por oficiales del Gobierno de los Estados Unidos en octubre del 2001, un mes después del ataque terrorista a las Torres Gemelas y al Pentágono. En ese entonces fueron colocados intencionalmente esporos del bacilo del ántrax o carbunco en miles de sobres del correo de todos los estados de la costa oriental de los Estados Unidos, desde la Florida hasta Maine.

 

Miles de miles de personas fueron expuestas e infectadas, pero solo 22 personas enfermaron y de éstas, tres murieron. Enfermaron unos pocos ancianos muy debilitados y murieron los tres más inmunosuprimidos.

 

El funcionario estadounidense que confesó este crimen se suicidó un tiempo después o ¿sería obligado a hacerlo...?

Vale la pena estudiar aquí la Carta Abierta que escribí con relación a la epidemia del ántrax de aquella ocasión, al entonces alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, y en la cual le explicaba lo mismo que trato de explicar ahora.

El énfasis en el agente infeccioso (virus) y en el modo de contagio es también utilizado para promocionar vacunas y medicamentos; de esta forma se favorece a la industria farmacéutica; sin importar el daño potencial que las vacunas y los medicamentos antivirales pueden infringir al sistema inmunológico y a los demás sistemas corporales.

 

Las personas aterrorizadas con la idea de la gripe porcina se están medicando con toda clase de antimicrobianos tóxicos. Es importante recordar que los antibióticos pueden destruir el sistema inmunológico, volviendo vulnerable a la persona a toda clase de infecciones, incluso al propio virus de la gripe porcina.

 

Por eso los antibióticos pueden ser usados sólo en casos de extrema necesidad y con la debida supervisión.

Desde los tiempos de Pasteur y Koch, las personas han estado innecesariamente preocupadas por gérmenes y por enfermedades infecciosas. Este mito crea un terreno propicio para dejarse asustar y aterrorizar con epidemias creadas con intenciones macabras, como la de ahora de la gripe porcina.

Pensar que el origen de las enfermedades está en los agentes infecciosos, dejando de lado el interior del ser humano es la peor inversión de la medicina moderna como lo explica científicamente la Trilogía Analítica (Ciencia, Filosofía, Teología) (www.stop.org.br).

No sorprende que los que ostentan el poder realicen toda clase de actos criminales contra la masa, como lo están haciendo ahora; lo que preocupa es que aún existan tantas personas alienadas que no distingan a sus amigos de sus enemigos, que se dejen atemorizar, aterrar y enfermar.

No me canso de insistir, que científicamente está demostrado cómo la ansiedad, la depresión, el pánico y otras emociones similares causan inmunosupresión severa, y que una vez deteriorado el sistema inmunológico, cualquier germen nos puede hacer daño, incluso aquellos de nuestra flora normal. Una vez deteriorado el sistema inmune, no solo ocurrirán infecciones sino también toda clase de enfermedades inflamatorias y degenerativas de muchos órganos y sistemas.

En este sentido, sugiero a las autoridades de salud que aún sean responsables, revisar el asunto de la psiconeuroinmunología, del verdadero origen de las enfermedades. Existen cientos de publicaciones científicas y libros sobre el tema.

 

Al final de este artículo estoy citando algunos de ellos.
 

 


Epidemias de histeria masiva

Además, es preocupante apreciar la forma como las autoridades sanitarias están analizando y resolviendo el asunto de la supuesta gripe porcina, lo que indudablemente conduce a crear un ambiente perfecto para lo que se llama “Enfermedad Psicogénica Masiva”, también conocida en el mundo científico como “Epidemia Histérica” o “Histeria de las Masas”.

Todo parece indicar que este caos va a continuar agravándose. Es una verdadera psicosis social o sociofrenia, como acertadamente la denomina Keppe.

La literatura científica está llena de ejemplos de estas “epidemias de histeria”; un simple rumor puede ser convertido en una delirante verdad absoluta, así las personas de los internados, colegios, universidades, ejércitos, pueblos, ciudades y países se han enfermado al escuchar un rumor o una información irresponsable por parte de las autoridades.

Héctor Lozada, periodista mexicano del estado de Tamaulipas, describe la “Epidemia de Histeria Masiva” actual con estas palabras:

“Las pérdidas en México son millonarias. Han emitido una alerta insólita: muchas personas se están enfermando de los síntomas que las autoridades describen como caso típico de gripe porcina. El Presidente Felipe Calderón dio la alerta a eso de las 11 de la mañana, y a las tres de la tarde los centros de salud ya estaban llenos. Vi a varias personas que vomitaban en la calle o que se desmayaban en las afueras de los Centros de Salud”.

(Comunicación personal)

El objetivo fundamental de los terroristas es crear terror. El momento exige unidad de todos para parar a los terroristas!

¡Este caos de terror debe ser erradicado de la faz de la tierra!

 

 

Estimulando nuestro sistema inmunológico

Las personas con un buen estado de salud, equilibradas psíquica, mental y espiritualmente, no pueden ser atacadas por ningún microbio, ni siquiera por el virus de la gripe porcina. Insisto en que ésta es una de las leyes fundamentales de la infectología.

 

En tal sentido, las autoridades sanitarias, en lugar de generar pánico y terror, como lo están haciendo ahora, deberían utilizar los medios de comunicación para explicar en detalle las diferentes formas para estimular nuestros mecanismos de defensa en general y del sistema inmunológico en particular.

La felicidad, la alegría, la armonía, la tranquilidad, y otros estados como la satisfacción personal son el mejor estimulante del sistema inmunológico. Debemos, entonces, aprovechar a los artistas, músicos, pintores, teatreros, escritores, cuentachistes, bailarines, entre otros, para que con sus técnicas estimulen las emociones positivas y la espiritualidad de las personas que viven en los lugares de una posible epidemia de gripe porcina o de cualquier otra infección.

 

De esta forma nadie necesitaría de máscaras quirúrgicas ni de antibióticos.

 

Todo contagio podría ser neutralizado por unos sistemas inmunológicos saludables.

Los nutricionistas y dietistas equilibrados, podrían explicar cómo una dieta a base de frutas y verduras es ideal en las actuales circunstancias. Cómo un diente de ajo cada día, junto con un poco de jugo de zanahoria y de limón, con sus propiedades antivirales, antoxidantes e inmunoestimulantes, podrían ser suficientes para lidiar con el virus de la gripe porcina y con cualquier otro microorganismo potencialmente patógeno.

 

Un poco de ejercicio al aire libre disfrutando de la belleza de la creación, combinado con algo de respiración profunda y meditación ayudarían bastante. Los profesores de Yoga, de Tai Chi, de aeróbicos y Pilates, para mencionar algunas estrategias, pondrían su grano de arena.

También se deberían organizar conferencias, charlas y mesas redondas en los medios de comunicación, con diferentes profesionales de la salud, psicólogos y terapistas naturales para enseñar a las personas la aplicación de técnicas simples para hacer más fuertes y equilibrados sus sistemas inmunes.

Las autoridades están en la obligación de apoyar estas actividades para beneficio de las personas y de la sociedad. ¡La supuesta epidemia de gripe porcina, no es otra cosa que un actuar de los poderosos con intenciones macabras sobre las masas indefensas!

 

La verdadera epidemia actual es la de no aceptar la realidad, es la alienación, es delirar...

 

 

Referencias Científicas
 

5.1. Sobre Psiconeuroinmunología:
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5.2. Sobre cómo controlar el miedo y estimular el sistema inmunológico:
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5.3. Sobre epidemias de histeria masiva:
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27. Epidemic hysteria (Editorial) Br Med J 1979; 2: 408-409.
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33. Stiehm ER. The psychologic fallout from Chernobil. Am J Dis Child 1992; 146: 761-762.
 


5.4. Algunos libros sobre Trilogía Analítica:
34. Keppe NR. Sociopatologia. São Paulo: Proton Editora, Segunda Edição 2002: 298.
35. Keppe NR. Psicanálise da sociedade . São Paulo: Proton Editora, Segunda Edição 2004: 423.
36. Keppe NR. A origem das enfermedades psíquicas, orgânicas e sociais. São Paulo: Proton Editora, Segunda Edição, 2002: 148.
37. Pacheco C. A cura pela consciência: medicina psicossomática trilógica . São Paulo: Proton Editora, 4a Edição, 1994: 192.