por Claudio Fabian Guevara
7 Mayo 2013
del Sitio Web
NuevoCronista
Amparados en el vacío legal, proliferan dispositivos secretos para
dispersar manifestantes, influir en el comportamiento o deteriorar
la salud de las personas.
El combate de la disidencia interna, la
guerra fría entre naciones o la invasión de territorios enemigos,
entre sus escenarios.
"Una nación podrá
atacar a otra nación competidora de manera
encubierta utilizando medios bacteriológicos, o
debilitar totalmente a la población (aunque con
un mínimo de fatalidades) antes de controlar a
sus Fuerzas Armadas".
Zbigniew Brzezinski
"Between Two Ages - America's
Role in the Technetronic Era". 1970
Las pacifistas de
Greeham Common
realizaron una audaz protesta
durante 19 años
El uso de armas encubiertas, capaces de influir en el comportamiento
y en la salud de las personas, es un tema de debate en documentos de
gobiernos y organizaciones internacionales, donde aún no se
vislumbran acuerdos para regular su uso.
Hay propuestas de
negociación ante la Comisión de las Naciones Unidas sobre Desarme
que afirman que
las microondas tienen efectos en el sistema nervioso.
El Parlamento Europeo ha tratado resoluciones que piden convenciones
para la regulación de las "armas no letales" y la prohibición de
"armas que puedan permitir cualquier forma de manipulación de los
seres humanos", y que incluye la capacidad de neuro-influencia.[1]
Otra resolución se refiere a
HAARP, una gigantesca base de antenas
situada en Alaska, con capacidad de proyectar ondas sobre cualquier
punto del planeta, usando la ionosfera como espejo reflector para
localizar las emisiones.
Hay evidencias de que, usando altas
frecuencias, estas tecnologías pueden proyectar ELF (extremadamente
bajas frecuencias, que resuenan en el mismo rango que nuestros
cerebros) sobre áreas geográficas extensas, con lo cual existe el
potencial de influir en poblaciones enteras.[2]
Hay mucho más. Un panel del gobierno francés expresó preocupación
por el potencial de ciertas tecnologías para la lectura del
pensamiento a distancia.[3]
Y un proyecto de ley estadounidense
propuso prohibir las armas basadas tierra, mar o espacio que
utilizan capacidades electromagnéticas, psicotrónicas (influencia
del comportamiento) o tecnologías de sonido, dirigidas a personas
individuales o poblaciones específicas con el propósito de guerra de
información, gestión de estado de ánimo, o control de la mente. Aún
no ha sido aprobada.[4]
Vedados en los grandes medios, estos temas son escuchados con
incredulidad por la mayoría de la población. Pero las elites
gobernantes son conscientes de que juegan un papel estratégico. Y
aunque no se ponen de acuerdo con la forma de regularlas, hay
evidencias acerca de su uso y abuso.
Una embajada atacada con microondas
El ataque a la embajada norteamericana en Moscú recibió poca
publicidad hasta el invierno de 1976, cuando se instaló un blindaje
protectivo. La irradiación del edificio se conocía desde 1953.
En
1975 se detectó una amplia banda de frecuencias con una señal
pulsante. La irradiación era direccional y modulada desde edificios
cercanos.
Se hizo una denuncia a los soviéticos,
que "no tuvo éxito",
dice John McMurtry, "pero la señal desapareció en enero de 1979, al
parecer como consecuencia de un incendio en uno o varios de los
edificios cercanos".[5]
Los resultados de este caso difieren según las fuentes.
Para Barrie
Trower, gran parte del personal enfermó de cáncer, incluido el
embajador que murió de un cáncer de linfoma.
Para John Mc Murtry,
"se
produjeron casos psiquiátricos durante el período de exposición,
aunque ninguna relación epidemiológica se reveló plenamente", si
bien aclara que "la cuarta parte de los registros médicos no están
disponibles", ni tampoco una comparativa con otros lugares.
La CIA le pidió al Dr. Milton Zaret una revisión médica de la
literatura Soviética sobre microondas para determinar las
intenciones de la irradiación.
Zaret concluyó que los rusos,
"creían
que el haz modificaría el comportamiento del personal".
En 1976, la
embajada norteamericana en Moscú fue declarada un lugar "insalubre"
y la paga al personal se elevó un 20 por ciento.
El ataque a las pacifistas de Greeham Common
El caso más más documentado de irradiación de microondas a
ciudadanos fue registrado en Greenham Common, Base de la Fuerza
Aérea estadounidense en Berkshire Inglaterra.
Allí en 1981 se inició una formidable protesta de mujeres pacifistas
que demandaron el retiro de la base extranjera y sus armas nucleares
de suelo inglés.
Las manifestantes, mostrando una admirable
determinación, pelearon durante 19 años, hasta que obtener una
completa victoria: la base se cerró en 1991 y se retiraron los
misiles del lugar, y en el 2000 autorizaron la erección de un jardín
memorial de los eventos en el lugar.
Fue entonces cuando las últimas
cuatro activistas - entre ellas Sarah Hipperson, una de iniciadoras -
levantaron sus tiendas de campaña y se retiraron, satisfechas.
Las mujeres de
Greeham Common organizaron una acción política
repleta de creatividad y audacia, y de altísima efectividad.
Comenzaron con una carta al jefe de la base, nunca respondida, y
luego acamparon a lo largo de casi dos décadas en torno al lugar.
Bloqueaban la salida de camiones, organizaban abrazos simbólicos y
convocaban a la prensa de todo el mundo. Los actos tuvieron picos de
participación de 60 mil personas, según fuentes oficiales.
El gobierno las combatió con ferocidad mediante arrestos masivos,
encarcelamiento y juicios penales. Y también se ensayó el uso de
microondas para dispersarlas, según describe Barrie Trower y muchas
otras fuentes.
Las manifestantes mostraron síntomas inusuales: quemaduras de la
piel, dolores de cabeza "graves", somnolencia, parálisis temporal,
habla descoordinada, abortos espontáneos, insuficiencia circulatoria
aparente, irregularidades de menstruación. También se informó que
algunas de las mujeres "escuchaban voces".
El complejo de síntomas
encaja bien con el síndrome de la exposición electromagnética, opina Mc Murtry, que confirma el punto de vista de Trower al agregar que
una medición de radiación cercana al campamento de protesta registró
niveles inusuales de microondas, y que también se irradiaba el
transporte colectivo en el que se movilizaban activistas.[6]
Armas explícitas y experimentos encubiertos
Estas tendencias se hicieron más explícitas en los últimos años.
En 2012 se organizó ante la prensa en el polígono militar de
Cuantico, en Virginia, una presentación del sistema de disuasión
activa "Silent Guardian", fabricado por la empresa Raytheon para el
Programa de Armas No Letales del Departamento de Defensa.
Se trata
de un rayo microondas que se dispara contra los manifestantes desde
un tanque, causándoles quemaduras superficiales pero insoportables
que los obliga a dispersarse.
El efecto desaparece en cuanto el
sujeto sale del radio de acción de las ondas.
"Una característica que la hace muy apreciada entre los teóricos del
'crowd control' es la de que se puede utilizar a larga distancia,
puesto que el alcance del rayo microondas es de más de 700 metros.
Otros sistemas (taser, hidrantes y balas de goma) solo pueden usarse
de cerca".[7]
Por cierto, otras "maravillas de la ciencia", aún más
macabras, no
pueden presentarse en sociedad.
Hace décadas, el uso encubierto de armas de energía dirigida se
reporta en distintas partes del mundo. Existe una similitud de
circunstancias, quejas y síntomas entre diversos casos y autores:
gente que escucha voces, que sufre malestares inexplicables, que es
lentamente aislada del resto de la gente y conducida a la insanidad
mental o la muerte.
Lo mismo cuentan las víctimas de experimentos
denunciados por INCAACT.[8]
Barry Trower relata que la guerra de
las microondas ha llegado a
niveles de desarrollo que permiten elegir qué frecuencia aplicar a
las víctimas para inducirles específicas enfermedades, y la
velocidad del proceso.
También denuncia inhumanos experimentos para
inducir al suicidio a víctimas escogidas.
"Cuando el suicidio
efectivamente se produce, en los papeles oficiales el experimento se
indica como exitoso", dice Trower.
El cuidadoso resumen de Mc Murtrey relata casos de personas con
trastornos psicológicos severos que se quejan y/o evidencian rastros
de implantes.
Y detalla las patentes de dispositivos específicos
testeados por el ejército norteamericano.[9]
Uno de ellos,
oficialmente diseñado para dispersar manifestantes y riñas callejeras,
utiliza una frecuencia de infrasonidos combinados (patente Loos
01/25/00) con efectos "espeluznantes":
"Cuando las dos frecuencias
se mezclan en el oído humano se convierten en intolerables. Algunas
personas expuestas dicen sentirse mareados o con náuseas, y en casos
extremos se desmayan. La mayoría de la gente siente una molestia
intensa y un fuerte deseo de estar en otro lugar".
En los
inventarios de la policía británica se enumera el dispositivo
específico, aunque un portavoz negó que se use.
Pregunta: Si no lo usan,
¿para qué lo tienen?
Y otra más inquietante:
¿Quién controla que no caiga en manos de grupos criminales, dentro o
fuera de las órbitas de los gobiernos?
La artillería silenciosa en acción
Estos dispositivos están desarrollados y patentados. Los gobiernos
los adquieren a proveedores oficiales, y niegan su uso pero al mismo
tiempo se niegan a regularlos.
Parece lógico pensar que están proliferando amparados en el vacío
legal. Al fin y al cabo, usarlos todavía no está tipificado como un
delito.
Parece lógico pensar que toda una batería de recursos de este tipo
ya se está empleando, en el combate de la disidencia interna, la
guerra fría entre naciones o la invasión de territorios enemigos.
Es fácil deducir que se utilicen en el combate encubierto de
activistas, personajes incómodos y líderes de países extranjeros
percibidos como enemigos.
Es fácil deducir que Irak, Libia y Siria, targets de las últimas
guerras de conquista, hayan sido de pista de pruebas de los últimos
"adelantos de la ciencia" en este terreno, ya sea para irradiar
extensamente a la población invadida induciendo a la depresión y el
abatimiento, como para aterrorizar, alterar el comportamiento y/o
lograr la complicidad o rendición anticipada de soldados y oficiales
del Ejército local, funcionarios y otras posiciones influyentes en
la sociedad.
El uso de este tipo de artillería silenciosa podría
explicar, entre otros factores, la facilidad con que el ejército
invasor conquistó Bagdad casi sin resistencia (pero 10 años después
todavía enfrenta una feroz contraofensiva), o cómo un ejército
irregular de pocos hombres logró apoderarse de vastos territorios en
Libia, ante la aparente pasividad y confusión de la población.
Un rápido sumario de las armas encubiertas que pueden ser utilizadas
en estos conflictos incluye no solo los satélites y el
uso de HAARP
como tecnología de alcance global y direccionamiento localizado,
sino también múltiples dispositivos locales de alcance corto y
mediano, fácilmente ocultables en edificios vecinos, así como la
propia red de telecomunicaciones de cada país.
Es inquietante
calcular que, por ejemplo, las emisiones inalámbricas podrían
incrementarse a niveles insoportables para la población, impidiendo
el descanso y la concentración, y provocando otros múltiples
trastornos sin que nadie pudiera advertir la presencia de ese
sabotaje invisible.
Así lo sugiere Barrie Trower.
La red mundial de antenas,
desarrollada y montada en casi todo Occidente por las mismas
corporaciones, se puede convertir en un caballo de Troya
insospechado en escenarios bélicos:
"El sistema está instalado y
funcionando. En cualquier momento, alguien lo puede usar para otros
fines" (video abajo).
Uso de cañones sónicos
para reprimir manifestaciones
Video
Referencias
[1] European Parliament, 28.1.99
Enviroment, security, and foreign affairs , A4-0005/99 EP1159,
resolutions 23, 24, & 27, January 28, 1999 . Limited excerpts at
http://www.raven1.net/europar.htm
[2] Begich N and Manning J. Angels Don’t Play This HAARP:
Advances in Telsa Technology Earthpulse Press, Anchorage Alaska,
p 176-8, 1995.
[3] [154] Butler D. "Advances in neuroscience ‘may threaten
human rights’" Nature 22 January 391: 316, 1998. Also at
http://raven1.net/nature1.htm
[4] Space Preservation Act of 2001 (Introduced in the House) HR
2977 IH, 107th Congress 1st Session Introduced by Hon. Dennis J.
Kucinich. Also at http://www.raven1.net/govptron.htm
[5] John J. McMurtrey, "Remote Behavioral Influence Technology
Evidence", http://www.deepblacklies.co.uk/remote_behavioral_techology.htm
[6]"Doctors investigating claims of Greenham radiation cases:
Peace women fear electronic zapping at base" (Manchester) Guardian, Mar. 10: 3, 1986.
[7] Enrico Piovesana "En los EE.UU. usan rayos microondas para
quemar a los manifestantes", Il Mensile. Fuente: http://www.eilmensile.it/2012/03/14/usa-raggi-a-microonde-per-bruciare-i-manifestanti/
[8] International Center Against Abuse of Covert Technologies.
Ver website en www.icaact.org. Su misión: ICAACT was created to
bring awareness to the general public and the legal systems
around the world about serious human rights abuses utilizing
remote influencing technologies. Our aim is to obtain evidence".
[9]http://www.deepblacklies.co.uk/remote_behavioral_techology.htm
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