del Sitio Web NewDawnMagazine
traducción de Editorial-Streicher del Sitio Web Editorial-Streicher
Arkaim
Antigua Ciudad
de Rusia
1 Noviembre 2008
Fuerzas enormes e imprecisas se están
moviendo en Asia Central - o mejor dicho en la región mayor que
llamamos
Eurasia - que pueden cambiar la cara de nuestra sociedad y
civilización global para siempre.
La inmensidad de la turbulencia próxima
ocasionada por este cambio desde el Oeste al Este es incalculable,
el síntoma externo de una revolución global de conciencia.
A medida que Occidente va atravesando por un creciente tumulto económico y geopolítico hacia lo que muchos consideran como el nacimiento a una nueva Era mundial, preguntas apremiantes están siendo hechas.
¿En qué nos estamos
transformando, y qué tipo de realidad social sustituirá a aquellas
que conocemos? El misterio y el temor no es tanto por la velocidad
del cambio como por su destino desconocido. ¿A dónde nos dirigimos?,
¿hacia qué precipicio pronunciado y temible, o hacia cuál bendita
tierra?
Prestando cada
vez más atención a la abrumadora evidencia que confirmaría sus
tesis, ellos sugieren que la clave para el futuro de la Humanidad
está en su pasado distante, en la herencia de una raza antediluviana
desconocida que vivió en un tiempo tan remoto que su existencia ha
sido borrada de la memoria racial [1].
Allí, en una tierra
fértil y paradisíaca, estos sabios desconocidos se convirtieron en
el núcleo de una raza uralo-altaica que siguió evolucionando durante
los milenios, mejorando el stock de la Humanidad primitiva mediante
inter-matrimonios, desarrollando ciencias cosmológicas y estructuras
políticas que sembraron las semillas de nuestro actual status
civilizado, emigrando a través de la Tierra y luego desapareciendo,
y dejando detrás de sí leyendas inmortales.
Michell no es sino una voz entre muchas que afirman que en los
archivos de los pueblos prehistóricos una raza olvidada ha dejado
rastros de un avanzado cuerpo de conocimientos, aparentemente tanto
espirituales como tecnológicos, que puede guiarnos, si quisiéramos,
hacia un futuro viable.
Pero el Asia Central y el Asia Interior hacia el Este es una vasta tierra de estepas, montañas y desiertos arenosos, cuya gente conserva los recuerdos más significativos de un tiempo más allá de la narración en que las ciudades poblaban los desiertos y una raza antigua se paseaba sobre la Tierra.
Y son estas regiones uralo-altaicas
las que están tomando ahora el escenario central mientras continúa
la búsqueda de las raíces del homo sapiens y del camino hacia un
futuro viable.
La región se sabía que conservaba vestigios de las culturas más
diversas, de todas las épocas y de cada dirección de la brújula,
pero Arkaim era la primera evidencia clara de una cultura avanzada
antigua que floreció en suelo ruso.
Estaba defendido por dos murallones concéntricos de arcilla y bloques de adobe en un marco de madera, y sólo podía accederse a él por medio de cuatro callejones intrincadamente construidos que habrían hecho la entrada de enemigos extremadamente dificultosa. Los habitantes y la plaza central común estaban de esa manera bien protegidos por la plataforma defensiva de Arkaim, orientada hacia dentro.
La ciudad se
encontró que estaba estrechamente alineada a varios puntos
celestiales de referencia, y se cree por lo tanto que habría sido un
observatorio así como una fortaleza, un centro administrativo y
religioso.
Arkaim fue habitado durante 200 años y luego fue misteriosamente quemado y abandonado.
Las exploraciones del equipo ruso mostraron que Arkaim disfrutaba de una tecnología avanzada para su tiempo.
Estaba equipado con un sistema de canal de desagüe y de evacuación del agua de las lluvias, y tenía incluso protección contra el fuego: el suelo enmaderado de las casas y las casas mismas estaba impregnado de una sustancia incombustible, un fuerte compuesto los restos del cual todavía pueden ser encontrados en las ruinas.
Cada casa daba a un camino circunvalatorio interior pavimentado con bloques de madera; y en
cada casa había un fogón, un pozo, sótanos, un horno y provisión
para un sistema de almacenaje de alimentos en frío. El horno era tal
que puede haber sido posible fundir bronce en él, así como cocer
cerámica.
Con Arkaim siendo posiblemente su capital, el complejo vino a ser llamado la Tierra de Ciudades, y presentó a los científicos muchos misterios.
Esta era la primera
evidencia concreta de una civilización neolítica perdida en el Sur
de Rusia, confirmando lo que se había creído durante mucho tiempo:
que el Sur de los Urales y el Norte de Kazajstán, situado en la zona
de unión de Asia y Europa, fue una región importante en la formación
de una sociedad aria compleja.
Rechazando cada vez más la visión estadounidense y europea de una hegemonía global arraigada en el cristianismo occidental, los rusos, además de su interés en sus raíces indoeuropeas, se están volviendo hacia el Este para encontrar una conexión con la variedad étnica turco/mongola.
Muchos, sobre todo entre los jóvenes, ya están
abrazando la mística de un pueblo euroasiático unido y de una
comunidad cohesionada por lazos espirituales mucho más antiguos que
los del cristianismo o el Islam. Arkaim se ha convertido en un punto
de convergencia para estos ideales, un símbolo de la base futura
para la paz mundial.
Él explica que esto significa que Arkaim es un lugar donde el Cielo toca la Tierra. Aquí lo material y lo espiritual son inseparables.
De hecho, es dudoso si la paz y la armonía existieron en el período de Arkaim, ya que dicho lugar y los asentamientos fortificados de los alrededores estaban obviamente orientados a la guerra o al menos a fuertes medidas defensivas en un ambiente hostil.
Es significativo
que el culto de Tengri, el dios-Cielo mongol-túrquico que desempeña
un rol prominente en la religión centroasiática, fomente un
nacionalismo competitivo feroz más bien que relaciones pacíficas con
los vecinos. Sin embargo, Sparkey tiene razón en enfatizar el
principio del acuerdo armonioso implícito en la ideología de Arkaim,
señalando, como lo hace, a la herencia de una cultura alguna vez más
pacífica del asentamiento.
La verdad es que Arkaim era una ciudad tipo-Troya, llamada así a partir de la ciudad en Asia Menor que el rey griego Agamenón destruyó durante la Guerra Troyana.
Construida según el mismo principio circular que Troya, como está descrita,
Todas estas legendarias ciudades tipo-Troya tienen la misma planta circular.
Ellas han pasado a la Historia como
centros neolíticos de sabiduría y como las sedes de antiguos
reyes-dioses, y esto indudablemente arroja luz sobre la función cúltica de Arkaim en su tiempo, como veremos.
Sin embargo, el descubrimiento del asentamiento ha permitido una abertura histórica sobre mucho más que las batallas y conquistas de un agresivo pueblo indoeuropeo emprendidas a través de Eurasia y hacia el Sur en las tierras de Mediterráneo, donde sus carros de guerra rompieron la paz de la Vieja Europa.
Lo que la Tierra de
Ciudades ha revelado en su misma estructura e historia es sobre todo
el todavía temprano pasado de los pueblos uralo-altaicos, un pasado
de tan enorme antigüedad, que presenta más misterios que los que
resuelve.
Esencialmente, ésta
era la religión del chamán, el mago, el curandero y otros obradores
de maravillas en contacto con los espíritus de la Naturaleza.
René Guénon, el eminente esoterista francés, señala que la esvástica, simbolizando el movimiento eterno alrededor de un centro inmóvil, es un símbolo polar más bien que solar, y como tal fue un símbolo central en el culto de la Estrella Polar, originalmente dedicado a una deidad planetaria relacionada con la Osa Mayor.
Este centro, enfatiza Guénon,
La esvástica es por lo tanto conocida en todo el mundo
como el "signo del polo" [8].
Un rasgo universal de las ciudades tipo-Troya está faltando en Arkaim - probablemente porque ha sido destruido con el correr de los siglos - y es el pilar del altar en la plaza central.
Indudablemente, en Arkaim vemos una expresión tardía de una religión megalítica del Pilar, que alguna vez reinó universalmente en cada esquina del globo, entre casi todos los pueblos, independientemente de su tipo étnico, y que llegó a ser asociada con las ciudades tipo-Troya.
Ésta es la religión más antigua conocida por nosotros, y
se remonta a la antigüedad más distante, cuando los hombres veían el
cielo girando alrededor del eje de la Estrella Polar.
Esto los llevó a su mayor desarrollo intelectual, a
complejas civilizaciones, a artes y ciencias avanzadas y a la
transcendencia de la Naturaleza.
Así, Diodoro Sículo en el siglo I a.C., citando al historiador Hecateo, describió el santuario de Electris como una ciudad tipo-Troya a partir del modelo de las esferas,
Estos santuarios cercados y fuertemente resguardados consagrados a los dioses del gran cosmos estaban habitados sólo por sacerdotes iniciados y sus familias, y estaban prohibidos a los nómadas errantes de más allá de los murallones.
El misterio para los arqueólogos es cómo una ciencia astronómica tan avanzada puede haber sido perseguida en una época en que los cazadores-recolectores todavía vagaban por la tierra.
Colin Wilson, un investigador altamente acreditado, en respuesta nos retrotrae a los sumerios de la antigua Mesopotamia, un pueblo que casi seguramente tuvo su origen en Asia Central, como la Biblia afirma:
Sumer es considerado
como el sitio de una de las primeras verdaderas civilizaciones en la
historia humana.
Él añade que según la
biblioteca de tablillas de arcilla compiladas por el rey asirio
Asurbanipal (669-626 a.C.) y desenterrada durante el siglo XIX, los
sumerios también habían entendido la precesión de los equinoccios, y
por lo tanto sabían acerca del Zodiaco [10].
En realidad, Wilson llegó a creer que un conocimiento
científico del universo existió en la Tierra ya hace 64.000 años, si
es que no mucho antes.
Los restos de
incontables similares círculos de piedra, menhires y ciudades
tipo-Troya están dispersos a través de toda Europa, las Américas,
Eurasia y las tierras del Pacífico, monumentos conmemorativos a las
grandes migraciones de entrecruzamiento de los pueblos, todos leales
al mismo principio axial que relaciona a la Tierra con los cielos.
Él sugirió que
ellos tenían una fuerte relación con las obras de los celtas y las
tribus escitas, como también con los megalitos de Carnac en Bretaña,
y que ellos representaban un culto del Pilar que tuvo sus inicios
hace mucho en los Trans-Himalayas del Asia Interior [12].
Bryant, un célebre experto en la Troya homérica, publicó una enciclopedia de mitología antigua en la cual él afirmó que los troyanos descendían de una muy antigua raza "atlante" que hace mucho se había establecido a través de toda Eurasia [13].
Si las primeras
ciudades tipo-Troya fueron construidas en Asia Central, ¿podría
también la religión del Pilar universal haber tenido su principio
allí?
Un remanente de ese sistema de
creencias sobrevive en la leyenda de la escala de Jacob en el libro
hebreo del Éxodo, en el cual aprendemos que por esa escala los
ángeles suben y bajan entre el cielo y la tierra.
El Fresno del Mundo, Yggdrasil,
fue declarado como el más grande de todos los árboles y el mejor;
sus ramas se extienden sobre el mundo y sobre los cielos, su tronco
es el pivote del cielo siempre girante. Al pie de aquel árbol fueron
primeramente proclamadas las leyes por los Æsir, los dioses
nórdicos, e Yggdrasil fue adorado como la fuente de todo el
conocimiento superior [15].
Un prominente investigador sobre esta materia dice que en el texto del sumerio "Enuma Elish",
En el antiguo Egipto, la tierra de los pueblos camíticos, la ciudad de An o Anu, que fue renombrada como Heliópolis por los griegos, originalmente significaba Ciudad del Pilar [17].
Como un comentarista ha señalado,
este hecho puede arrojar luz sobre el misterioso pilar Djed, la
"columna vertebral de Osiris", a menudo asociada con Heliópolis
[18].
En la antigua Creta él era un allegado adjunto a los rituales del templo de la Gran Madre Deméter; en Siberia, Mongolia y las Américas, él era el mago y el sabio de su tribu.
Golpeando su tambor y subiendo por el poste central de su yurta [tienda de campaña], el pilar simbólico por medio del cual él se comunicaba con los espíritus del cielo superior, el chamán así descendía con sanaciones, profecías y consejo de los antepasados para la gente de su comunidad.
La tradición chamánica turco-mongola
con su dios del cielo Tengri y su Árbol del Mundo todavía sobrevive
en un área enorme del planeta, aunque sus raíces se pierden muy
atrás en las brumas de la época paleolítica.
Incluso aunque Delfos era considerado como el centro del mundo griego, su dios Apolo y la hermana de éste la diosa Ártemis eran reconocidos como deidades que originalmente eran de aquella tierra secreta lejos en el Norte, donde estaba el eje cósmico que los griegos llamaban Hélice, "aquel que gira".
Muchos historiadores griegos así como estudiosos posteriores localizaron este paraíso nórdico en Escitia o en las montañas Altai, y como teniendo su fuente en el chamanismo que se desarrolló alrededor de los semi-míticos magos y señores altaicos del polo.
Pero tanto la investigación como la tradición
sagrada sugieren que sus orígenes se remontan más atrás todavía en
el Asia del Noreste dentro del Círculo Ártico, hasta una sociedad
que prosperó en las orillas del mar siberiano.
En The Interpretation of Radium, el aclamado físico Frederick Soddy declaró que algunas de las creencias y leyendas que han llegado hasta nosotros desde la Antigüedad pueden ser,
Puede haber habido, sugirió, ciclos anteriores en la historia no registrada del mundo en los cuales vivieron hombres civilizados,
Sobre la base de años de investigación, Charles Hapgood, un profesor estadounidense de Historia (1904-1982), declaró en 1982 que posiblemente ya hace 100.000 años a.C. lo fundamental de una civilización marítima mundial con un nivel muy desarrollado de conocimiento científico debe haber estado existiendo en el Círculo Ártico [21].
Hasta hace poco los hallazgos de Hapgood, presentados
en "Earth's Shifting Crust" (La Cambiante Corteza de la Tierra,
1958) y "Maps
of the Ancient Sea Kings" (1966), habían sido en gran
parte ignorados en círculos científicos, pero hoy el interés en
ellos se multiplica entre un número creciente de investigadores
altamente acreditados.
Sólo más tarde, después de un cambio catastrófico de las condiciones geológicas, esta antigua raza emigró hacia el Sur, unos a Asia Central, otros, posiblemente cruzando el Estrecho de Bering, hacia Atlántida al Oeste.
Estos últimos ha sido localizados por algunos investigadores en las Antillas, dos islas grandes más allá del Golfo de Méjico, ampliamente consideradas como los restos de lo que alguna vez fue una gran masa continental que se hundió [23].
(En apoyo de
esta teoría, los caribes y las tribus de la isla Española han tenido
durante mucho tiempo una tradición referente a que muchas de las
islas de las Antillas, una reconocida zona sísmica, estuvieron
conectadas alguna vez por una sola masa territorial, antes de que un
gran cataclismo hace aproximadamente 15.000 años sumergiera la
conexión y dejara sólo los fragmentos de isla conocidos). [24]
Está la historia sumeria de Utnapishtim y su esposa, quienes, ayudados por los dioses, sobrevivieron a un diluvio y se hicieron inmortales; y del mismo modo, antiguos relatos americanos cuentan cómo el dios Viracocha, quien "vino desde el Este", destruyó la tierra con una gran inundación.
Más tarde, después de que un hombre y una mujer sobrevivieron refugiándose en una caja flotante,
Wilson cita muchos de tales casos en los
cuales las historias de inundaciones acerca de los hiperbóreos y la
salvación que hicieron de nuestra raza se encuentran tanto en el
Viejo Mundo como en el Nuevo.
La Tula atlante, dice Guénon, debe ser distinguida de la Tula hiperbórea, la Tierra Santa suprema, ya que esta última representa el primer y supremo centro del actual manvantara entero, y es la "isla sagrada" arquetípica.
Platón mismo nota esta distribución jerárquica: el Imperio atlante - dijo él - era sólo un nexo establecido por los dioses en una red aún mayor de Centros cuya capital estaba en otra parte "en el centro del Universo" [27].
Así, el centro de la zona euroasiática, dice Guénon en su obra breve pero innovadora "Le Roi du Monde" (1927), en efecto se ha convertido en aquel "centro del Universo", el auténtico "país supremo" que,
Sin embargo, esto todavía no nos dice por qué la localización en Asia Central fue elegida como el destino primario de los hiperbóreos.
La respuesta de Guénon a esta pregunta es críptica en extremo. Él confiesa que está tratando con un material proscrito que no le está permitido divulgar, pero llega tan lejos como a revelar que el monte Meru, la "montaña polar" está en el centro del "país supremo"; y el monte Meru, como es generalmente entendido ahora, simboliza el misterioso Eje del Mundo o el Árbol del Mundo de la tradición esotérica.
En otras palabras, Asia Central fue elegida
porque el Eje del Mundo estaba allí; ése era el verdadero objetivo
de la migración. El Eje del Mundo era, y es, el "centro del
Universo"; es el Eje del Mundo el que hace de su posición geográfica
una Tierra Santa, un hecho que sólo ahora está haciéndose más
comprensible en círculos paracientíficos.
John Major Jenkins, en su libro "Galactic Alignment" (Alineación Galáctica), es uno de los primeros investigadores modernos en aclarar el sentido de esto y de muchas otras tradiciones hiperbóreas de las que Guénon era reacio o incapaz de hablar.
Más allá de referirse a la raza antigua como "los
guardianes de los misterios sagrados de la Tierra", los votos de
iniciación de Guénon lo mantuvieron silencioso.
Los registros de la mayor parte de las naciones de la Edad
del Bronce tienen alguna leyenda acerca de una raza desconocida de
Antiguos que nos dio la monarquía y la civilización, y que ellos
descendían de los dioses y entendían los secretos más poderosos de
nuestro planeta, secretos que desde entonces han estado perdidos.
George I. Gurdjieff habló de ellos como agentes del divino Demiurgo, de un ciclo anterior de la Humanidad. Pero más allá de ser acreditados con una gran sabiduría y poderes mágicos así como atribuírseles el tener una estatura gigantesca y cráneos muy altos, sólo un poco más se sabe acerca de ellos.
¿Realmente existieron ellos?
Todo lo que puede ser dicho con certeza es que ellos
permanecen como una difusa presencia benigna que se mueve
inescrutablemente en el fondo de prácticamente todas las tradiciones
prehistóricas de nuestra raza.
Cuando una
gran catástrofe hacia el final de la Época Glacial, alrededor del
duodécimo milenio a.C., nos amenazó con la extinción, estos hijos e
hijas de los dioses instituyeron el hieros gamos [matrimonio
sagrado], una ciencia genética que mezcló sus genes con los nuestros
y de esa manera crió una raza humana superior con un mayor potencial
de supervivencia, que se extendió gradualmente desde el centro de
Asia por una parte, y de la Atlántida por otra, hacia el resto del
mundo [29].
Llevando
terremotos catastróficos e inundaciones costeras a enormes áreas del
globo [30] y una amenaza severa para la supervivencia de nuestra
especie, aquella fue una crisis racial que provocó otra respuesta de
la raza superior.
Altares de pilares de piedra han sobrevivido en Malta desde aproximadamente el 5.000 a.C., y también en Catal Hüyük, en Anatolia, cerca del 5.800 a.C. [31].
La religión del Pilar es el más temprano vehículo conocido de un cuerpo completo de sabiduría originalmente centrado en la Estrella Polar, en el cual la Luna es la imagen primaria de los misterios del nacimiento, la generación y la muerte. Esta es la raíz fundamental de todas las religiones y tradiciones esotéricas que conocemos hoy, así como de todo nuestro aprendizaje más alto.
Su difusión anunció el desarrollo de sociedades pacíficas, igualitarias y adoradoras de la Diosa, agrupadas en aldeas y poblados neolíticos alrededor del mundo en donde el principio femenino era dominante y los conflictos poco conocidos [32].
Según Stephen Oppenheimer en "Eden in the East", el tercero de éstos, alrededor del quinto milenio a.C., correspondió al de Noé y fue el mayor de los tres, alcanzando su punto máximo durante el cuarto milenio [33].
Esto causó inundaciones costeras catastróficas,
maremotos y terremotos severos, y también la desertificación del
interior de las masas continentales, y la civilización desapareció.
Una vez más la especie fue amenazada con una reversión al
salvajismo, y una vez más la salvación apareció desde el Asia
Interior.
Ésta era un sistema de creencias patriarcal y jerárquico que reveló nuevas profundidades de un conocimiento metafísico y tecnológico conducente a la civilización.
En todas partes los
círculos de piedra cuyo eje central estaba dedicado a la Estrella
Polar, como Stonehenge en la antigua Gran Bretaña, evolucionaron
durante otros mil años hacia observatorios más sofisticados
enfocados ahora en el Sol y sus planetas circunvalantes, y la
cultura humana floreció una vez más.
Al mismo tiempo, las pirámides así como las defensivas ciudades tipo-Troya como Arkaim aparecieron en homenaje a los dioses solares, cuya mística fue ocultada cada vez más mientras crecía la enemistad hacia la nueva y poderosa fe.
En efecto, Arkaim
puede haber sido la sede de una de las religiones solares de
misterios de aquel período, y la ígnea catátrofe que destruyó dicho
asentamiento después de doscientos años de funcionamiento puede bien
haber sido causada por aquel mismo conflicto interno entre el
antiguo orden y el nuevo.
Según los murales que ellos nos han dejado, los primeros egipcios también sabían en algún sentido que sus deidades eran realmente altos maestros chamanes, cada uno cubierto con el tocado oficial de su tótem animal.
Pero aquel entendimiento iba a ser
obstruido por el
predominio cada vez más agresivo de la religión solar, cuando una
especie de oscuridad de amnesia cayó sobre la conciencia colectiva
de nuestra raza. Los sacerdocios solares se retiraron detrás de
barricadas, y una división espiritual que nunca había existido antes
se abrió en la sociedad.
Mientras grupos de iniciados portadores de la
cultura se esparcieron a través del globo para sembrar las semillas
de la civilización una vez más, un núcleo de la raza antigua se
retiró profundamente en las cordilleras del Asia Alta que rodean el
desierto de Takla Makan y cortaron todo el contacto directo con el
mundo exterior.
El Asia Alta en particular ha sido llamada por una sucesión de pueblos y religiones como,
Cualquiera sea su nombre actual,
casi todas las tradiciones esotéricas en el Viejo Mundo han
relacionado esta vasta y misteriosa región euroasiática interior,
tan rica en conocimiento elevado, con la legendaria raza de los
Antiguos y la han reverenciado como el hogar de la Sabiduría Antigua
para la actual Era del mundo.
El Asia interior, que se piensa que es la cuna inmemorial del chamanismo así como de todos los sistemas yóguicos y religiosos, es considerada por muchos como todavía espiritualmente eficaz, todavía una tierra santa que, bajo una sola Jerarquía gobernante, alberga con imparcialidad a escuelas y hermandades arcanas perseguidas en otros lugares.
Sufíes,
budistas, cristianos nestorianos, taoístas, zoroastrianos,
neo-platónicos y otros que han estado ocultos del mundo profano por
las largas cadenas de la transmisión iniciática, nunca han dejado de
encontrar un santuario en aquel protectorado especialmente bendito,
donde todo comenzó.
...son otros factores que llevan el centro de Asia al centro mismo de la atención mundial.
Pero las preguntas que todo ello plantea permanecen sin ser contestadas.
Notas
2009
La aseveración de René Guénon, entresacada de antiguas fuentes esotéricas, de que en el pasado remoto la primera civilización de la Humanidad surgió en una zona ártica libre de hielo no carece de apoyo geológico.
Según el famoso investigador J.S. Gordon,
Él destaca que la gran Época Glacial, que duró aproximadamente dos millones de años, y que finalizó hace aproximadamente doce mil años, estuvo compuesta de treinta y tantas Épocas Glaciales menores, con intervalos cálidos de derretimiento polar entre medio de ellos, cada cual creando períodos de miles de años de condiciones templadas en los polos.
Cualquiera
de estos intervalos cálidos habría sido hospitalario para una
civilización circumpolar.
Él derivó su teoría de la investigación cartográfica realizada sobre los antiguos portolanos o mapas marineros, uno de los cuales había estado en posesión de un almirante turco del siglo XVI, Piri Re'is [2].
...y que en el caso del
Círculo Antártico los ríos y montañas habían sido trazados en el
mapa con tal detalle que dicha tierra debe haber estado habitada, y
(trazados) por una gente que entendía la trigonometría esférica.
Todas las formas corporales habrían sido considerablemente más ligeras en su peso y de una naturaleza más plástica, y los esqueletos todavía no se habían endurecido por entonces, y en consecuencia los seres humanos podrían haber sido menos afectados por la gravedad y como seis metros o más de alto que lo que lo son hoy.
Ella creía que a través
de larguísimas épocas hubo varios cambios violentos de las
condiciones climáticas de la Tierra, con las correspondientes
disminuciones de la estatura humana, acompañados por muchas
variaciones en la civilización y la cultura [4].
El hombre de Swanscombe de Inglaterra tiene una antigüedad de un cuarto de millón de años, mientras que el hombre de Vertesszollos de Hungría, igualmente moderno en tipo, se cifra desde unos increíbles cuatrocientos mil a setecientos mil años [5].
Tales
fechas dejan un amplio espacio en nuestro registro humano para
muchas modificaciones del clima y variaciones en la estatura física,
desarrollo cultural y condiciones de vida.
La información dada en el libro del Génesis en cuanto a los Hijos de Dios, los Antiguos de tamaño gigantesco que alguna vez vivieron en la Tierra - "los hombres fuertes de antaño, los hombres de renombre" - fue sacada por los escribas hebreos de las escrituras de razas circundantes más antiguas, como los textos védicos indios, los Vedas y los Puranas, y la sumeria Epopeya de Gilgamesh (Epic of Gilgamesh).
En las ilustraciones sumerias de los hechos de los dioses se puede ver fácilmente que la altura relativa de los Antiguos y la de los humanos corrientes era proporcionalmente como la de un adulto y un niño.
En uno de tales casos, un dios sostiene a un humano en su
regazo como si amamantara a un bebé. Los egipcios también crearon
estatuas de reyes-dioses de enorme altura yuxtapuestas a pequeñas
figuras de estatura humana normal; y mientras estos mensajes en
piedra pueden haber sido diseñados para ser entendidos
simbólicamente, existe la posibilidad alternativa de que se
pretendía una interpretación completamente realista, como más de un
investigador ha sugerido.
La otra característica sobresaliente atribuida a los Antiguos, a quienes Blavatsky llamaba los Kumaras, eran sus cráneos enormes.
Aunque haya menos evidencias en los textos antiguos para apoyar esta leyenda, es un hecho asombroso el que varios cráneos enormes, en relación al tamaño de la cara, han sido desenterrados en Perú: uno está en exhibición en el museo de Lima [7].
Según el informe, otros de inmensidad similar han sido encontrados en y alrededor de Egipto y el Tíbet [8].
Además, bustos esculpidos de los miembros de la familia perteneciente al faraón egipcio Akenatón de la décimo octava dinastía demuestran el mismo rasgo anómalo, incluyendo orejas igualmente enormes.
Encontradas en las ruinas subterráneas del desierto en Tel el-Amarna en Egipto, estatuas poco conocidas de esta extraña familia, que incluía a Nefertiti, esposa de Akenatón, y sus hijas, exhiben otros rasgos inusuales, incluyendo una gran altura corporal.
El cuerpo de una estatua de Nefertiti es descrito así:
Ésta de hecho es una descripción igualmente buena del famoso aspecto extraño de su marido.
Las similitudes esculpidas o pintadas de las hijas de Nefertiti, hasta la más joven, una simple bebé, muestran exactamente las mismas características peculiares de enormes cráneos calvos, cinturas altas, pantorrillas flacas y orejas enormes.
Estos Antiguos, también conocidos como los beni ha-elohim, los divinos Hijos de Dios o los Hijos de la Niebla de Fuego de quienes los sumerios afirmaban que habían traído la civilización a la Humanidad, son un misterio perenne.
George I. Gurdjieff los consideraba como adeptos chamánicos paleolíticos, hombres y mujeres cuya evolución, debido a sus prácticas espirituales superiores, los puso muy por delante de sus compañeros. Pero la tradición ocultista va mucho más allá, sosteniendo que los Antiguos eran una raza sabia y poderosa que vino desde las estrellas, posiblemente, dicen algunos, de la gigantesca estrella Sirius.
En la antigua tradición egipcia ellos son llamados los "Vigilantes de Pe" [un pueblo en el Bajo Egipto], inteligencias divinas que vigilan y guían a la Humanidad y su progenie, desde alturas celestiales.
O bien,
Si éste fuera el caso,
Hasta hace poco tales preguntas acerca de los Antiguos no podían ser hechas de manera provechosa salvo en el contexto de una sociedad iniciática cerrada.
Más extraño aún, hasta no hace mucho el resto del mundo no estaba ni siquiera consciente de que tales preguntas implicaban un material proscrito por los templos que había estado prohibido para el mundo exterior durante miles de años.
Como ya se mencionó en la primera parte de este artículo, René Guénon, uno de los principales esoteristas de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, luchó hasta donde se atrevió contra este embargo de lo oculto, creyendo que se estaba acercando rápidamente el tiempo en que la Humanidad necesitaría un nivel más alto de comprensión antropológica, cosmológica y metafísica que la que era posible en su época [de Guénon].
Pero Guénon estaba convencido de que
mucho conocimiento considerado como demasiado arcano o demasiado
peligroso para la muchedumbre profana pronto tendría que ser
liberado en la esfera pública. Y parecería que él tenía razón.
Entre muchos de los secretos subterráneos de ayer que están ahora emergiendo libremente a la luz del día están los secretos de la evolución humana y su relación de equipo con la evolución de la Tierra y del cosmos, y estos secretos tienen una relación directa con los desconocidos Antiguos, los dioses de la mitología antigua.
La remoción del embargo de lo
oculto, aliado a una explosión de nuevos descubrimientos e hipótesis
científicos, hace posible acercarse a dicha materia de una manera
completamente nueva.
Sin embargo, el viejo sistema de cuatro reinos, basado en una visión deductiva intuitiva de la verdad y visto como un ejemplo de la Filosofía Perenne, está todavía firmemente establecido en la mayor parte de las escuelas esotéricas occidentales que han surgido desde los tiempos medievales:
...y otras.
Los filósofos medievales incluían esta quinta categoría como la de las jerarquías angelicales, y la Antroposofía (Rudolf Steiner) lo hace igualmente con una claridad algo mayor, llamando a la quinta una categoría trans-humana.
Los rosacruces se aferran al formato de cuatro reinos, refiriéndose vagamente a una quinta categoría como el "Espíritu Puro" de voluntad e imaginación.
La teosofía llama al
quinto reino una etapa post-humana de evolución espiritual; Teilhard
de Chardin lo llama Omega, la divinizada etapa trans-humana; y el
sabio hindú Sri Aurobindo lo llama la divinizada etapa supra-mental.
En su descripción de los neters, o dioses, sometiéndose a la resurrección espiritual, ellos muestran una fila de figuras humanas con cabezas de animales que marchan a lo largo de una línea de base horizontal, con un óvalo rojo - el "huevo de la metamorfosis" - encima de cada cabeza, hasta que repentinamente la línea de base gira en 90 grados hacia la vertical, y una figura asciende a lo largo de ella.
Logrando "un rápido cambio biológico hacia una forma de vida diferente", él se ha transformado en el regio quinto reino: armado con lo que parece ser el báculo de la autoridad espiritual y careciendo del óvalo sobre su cabeza, que ha sido absorbido en su propio ser, él se ha metamorfoseado en un rey [12].
Desde existir como un ser colectivo de un orden inferior, él
ha llegado a ser una singularidad Real.
No hemos comprendido adecuadamente que un quinto reino perfecciona y completa al cuarto, que es nuestro verdadero objetivo evolutivo y nuestra llave para todas aquellas preguntas que nunca hemos sido capaces de contestar.
La inclusión de un quinto reino en el orden natural convierte al cuarto reino que nosotros los humanos habitamos actualmente en un mero pasadizo de llegar-a-ser, un episodio de transición en el cual somos impulsados hacia un proceso de transformación desde el estado animal detrás de nosotros a aquel del verdaderamente humano adelante, como en efecto Gautama Buda lo reconoció.
La vida, la vida humana, dijo él, es un
cambio interminable y es el sufrimiento del cambio - y en efecto lo
es si es vista como un viaje de desarrollo incesante de la
conciencia en el reino verdaderamente humano, el quinto, en donde
sólo se encuentra el reposo bien merecido.
Pero lo que los antiguos
templos de misterio a través de maestros esotéricos modernos como Guénon han sido renuentes a revelar, es que el quinto reino no es un
futuro potencial sino una realidad actualmente existente, un estado
humano supremamente iluminado más allá del nuestro propio, que, como
los otros cuatro reinos de la Naturaleza, siempre se ha extendido
hacia atrás hasta el pasado inconmensurable y hacia adelante lo hará
hacia un futuro igualmente ilimitado, con su propio lugar
arquetípico en el cosmos.
Gordon habla del cuarto, quinto, sexto y hasta del séptimo reino de nuestra Naturaleza planetaria.
Dada tal perspectiva, se abren
muchas posibilidades que no eran previamente viables en nuestra
filosofía.
Liberados, gracias a su avanzado desarrollo, de las condiciones restrictivas de la Humanidad del cuarto nivel de transición, el universo estaba abierto para ellos, pues el quinto reino del espacio-tiempo se dice que posee múltiples dimensiones incomprensibles e inaccesibles para los reinos inferiores.
Estos así llamados dioses podían viajar entre
las estrellas por medio de corrientes de energía supramundanas
desconocidas para nosotros, encarnando en otros cuerpos estelares o
en el planeta Tierra, según surgieran las necesidades, y retirándose
cuando quisieran hacia dimensiones invisibles para los que estaban a
su cargo en la Tierra.
A medida que subimos con
rapidez creciente hacia
estados más altos de conciencia y de allí a
la proximidad con el quinto reino, encontramos a los Superiores en
sus diversas apariencias inmateriales descendiendo para reunírsenos.
Como una parte del gran orden humano, ellos son nuestro futuro así
como nuestro pasado.
En otras palabras,
como con velocidad creciente nos acercamos en nuestra conciencia al
umbral del mundo espiritual, es altamente probable que descubramos
un quinto dominio no de dioses sino de nuestros propios semejantes
ya establecidos en majestad y poder, libres ya, como los
reyes-sacerdotes egipcios de antaño, para recorrer los caminos
cósmicos a voluntad como Señores del Universo.
Las enseñanzas secretas
de los sabios más antiguos de los que tenemos conocimiento afirman
que toda vida, toda sabiduría y poder creativo son transmitidos al
plano terrestre mediante una energía espiritual que fluye desde los
planos superiores celestiales, y que es ascendiendo esta corriente
sagrada, simbolizada como un Pilar o un Árbol del Mundo que conecta
la tierra con el cielo, que la Humanidad llega a su perfección más
sublime.
El famoso escritor británico Trevor Ravenscroft compara el Árbol de la Vida con,
La corona del árbol, dice él,
El Árbol
es así propuesto como una metáfora para la estructura arquetípica
del cosmos, en el cual cada elemento es parte de un todo funcional
viviente, uno en el cual la Humanidad, subiendo el Árbol y uniendo
así el plano de la Tierra con el plano celestial, desempeña un papel
evolutivo crucial.
Esta idea de volver a casa a
la Fuente que está encima, está implícita en todos los sistemas
totémicos tribales encontrados en las sociedades chamánicas
tempranas alrededor del mundo, pero fue más completamente
comprendida en su forma religiosa cuando la idea de la realeza - del
gobierno jerárquico desde arriba - se apoderó de las sociedades
neolíticas al final de última Era Glacial.
Y en efecto la interpretación de Guénon de la prehistoria, como hemos visto, implica que fue mantenido un universal acuerdo igualitario cuando los hiperbóreos emigraron primeramente hacia el Sur, bifurcándose entre Asia Central por una parte y el continente atlántico del Sur por otra.
Pero con el tiempo la ideología del Pilar de las dos culturas se desvió cada vez más de su raíz común y como consecuencia se desarrolló un conflicto a nivel planetario.
Estos acontecimientos finalmente iban
a ser miticizados en la historia bíblica de la Torre de Babel.
Llevando con ellos su jerárquico culto al Sol con sus dinastías regias, su culto al toro bélico y su urbanismo defensivo y concéntrico, ellos fueron resistidos por la población autóctona.
A
partir de entonces, la realeza - el gobierno desde arriba - se
convirtió en la causa de amargas guerras ideológicas, que en cierto
modo todavía no han cesado de romper la paz de nuestro planeta.
Fue en aquel
período, dice Guénon, que las religiones solares de misterio y las
sociedades secretas del Sol comenzaron a hacer proselitismo más
ampliamente, y el culto del rey-dios sacrificado y resucitado se
apoderó de las comunidades en cada tierra.
Pero brevemente, se puede decir que, según las enseñanzas solares de la religión del Pilar, la autoridad Real y el poder de gobernar sabiamente yace en la capacidad del iniciado de la realeza de ascender por el axis mundi o Árbol del Mundo hacia el centro divino de la creación en el cenit del cielo.
Allí, y sólo allí, él encontrará la deificación; allí él será capaz de tener acceso a los poderes divinos de los cuales emanan todos los impulsos de autoridad, creatividad y sabiduría; allí él llegará a ser divino.
John Major Jenkins, un importante investigador de la cosmología antigua, dice:
Tal monarca permanece como mucho más que una figura decorativa ejemplar o un símbolo administrativo en el núcleo de su reino; él ha llegado a ser, en virtud de su conquista del Árbol del Mundo, un indicador del camino hacia un nuevo orden de ser para toda su sociedad.
Del mismo modo Jenkins cree que, en ciertos momentos
críticos de la historia de la Tierra, esta odisea de la
transformación ascendiendo el Pilar cósmico hacia el Centro divino
en el cenit es posible para la raza en conjunto, que de esa manera
avanza hacia su siguiente objetivo evolutivo: el reino celestial, el
quinto.
Aunque fuera
natural suponer que es sinónimo del eje de rotación de la Tierra en
sentido Norte-Sur, no es éste el caso. Según Guénon, ha habido
varias localizaciones sucesivas del Eje del Mundo en la superficie
del globo que lo distinguen del eje de rotación Norte-Sur o del eje
magnético.
Pero la realidad esotérica, expresada hace mucho en las enseñanzas del Pilar, consiste en que la Tierra incorpora un principio que la conecta en todo tiempo a un mundo espiritual mayor, de la misma manera en que el reflejo de un espejo está intrínsecamente relacionado con la realidad.
En virtud de este hecho, la Tierra es hiperdimensional en su estructura - como en efecto el físico David Bohm ha propuesto en su teoría de un implícito orden universal que está detrás del explícito orden físico como su plantilla enérgica - y esto modifica radicalmente todo lo que podemos decir acerca del planeta en el modo en que nosotros podemos medirlo y describirlo.
Abriendo la tradición científica secreta, Guénon afirma que
básicamente nada menos que un nuevo modelo del mundo es necesario si
debemos comprender la verdadera naturaleza del Eje del Mundo.
El Árbol del Mundo, conocido en India
como el monte Meru, se creía que estaba en el centro mismo de este
gran complejo dinámico, un canal de energía evolutiva, un camino
planetario de transformación psico-espiritual del mismo orden que el
séptuple camino vertebral de la conciencia en los seres humanos.
Estos nodos fueron clarividentemente percibidos como una sucesión de
entradas al tronco del Árbol que conduce a planos superiores de la
existencia, y por lo tanto la entrada final al Centro Cósmico fue
llamada la Puerta del Norte.
La teoría de él declara que detrás del cuerpo físico de la Tierra está su plantilla espiritual, un tejido permanente pre-físico o etérico de fuerzas que delinean la estructura planetaria en su forma esencial.
En este interno cuerpo de luz - o, como la cosmología védica lo llama, el cuerpo vajra - está localizado el Eje del Mundo, la fuente etérica y el regulador inteligente de todas las energías del planeta.
Al comienzo de cada gran ciclo temporal - y
con ello Guénon quiere decir por lo menos una ronda del Zodiaco, un
Año Sideral de 25.920 años - los dos cuerpos están en una alineación
prácticamente perfecta, pero a medida que el ciclo avanza, ocurre
una separación y el cuerpo físico cae cada vez más de la alineación
con su plantilla espiritual (un cambio que corresponde a la imagen
de Blavatsky de una inclinación del eje de la Rueda del Zodíaco).
Los dos cuerpos, el arquetipo espiritual y su reflejo físico, no conseguirán otra vez alinearse hasta el final del ciclo temporal [16].
De esta circunstancia proviene todo el sufrimiento
del devenir, todo el así llamado mal, de nuestra existencia
terrenal.
Pero aunque el mundo espiritual del Ser puro sea invariable, el estado natural de su reflejo, holográficamente proyectado en un plano inferior, incluso en su menor desplazamiento llega a estar fuera de su centro y por lo tanto en un perpetuo movimiento compensador. Esta es la "caída" bíblica de la Humanidad, sin la cual no habría ningún proceso evolutivo.
Con la
separación del plano físico, el movimiento es creado y comienza el
sufrimiento del cambio, ya que el proceso de la creciente
diferenciación del cuerpo físico desde su fondo espiritual inflige
al planeta y a todas sus formas de vida una perturbación local, la
angustia del movimiento, del desequilibrio, del ajuste continuo a
nuevas condiciones y nuevas demandas evolutivas, pero también la
posibilidad de alcanzar un mayor estado del ser.
Hoy el Eje del Mundo se ha trasladado aparentemente
hacia el Sur y está situado en Asia Media, donde ha estado durante
muchos miles de años.
Clarividentemente visible, se piensa que esta gran corriente de energía inteligente psico-espiritual traspasa el planeta entre (aproximadamente) las latitudes 45 a 50 grados Norte, surgiendo al Norte de Cachemira, posiblemente en las montañas Pamir [17].
Es en aquellas cercanías, al pie del Árbol del Mundo, que los
pueblos de Asia Central han localizado tradicionalmente el reino
oculto de los Antiguos conocido como Shambhala, un centro iniciático
accesible tanto en un plano físico, como en uno etérico y en uno
astral.
Así la Puerta del Norte, sostiene él, puede ser vista como análoga en un nivel cósmico a la glándula pineal en el sistema humano, que es el centro más interior y creativo en el hombre y,
Jenkins ve el Centro Cósmico a la cabeza del Eje del Mundo
como cumpliendo la misma función en un contexto planetario.
Hace miles de años, afirma él, los astrónomos-sacerdotes comprendieron que aproximadamente cada 6.450 años la Puerta del Norte estaba alineada con el centro galáctico, y que tales tiempos ofrecían una oportunidad evolutiva inestimable para la raza entera.
Gordon también observa que la Tierra está sujeta a temporadas celestes de aproximadamente 6.480 años,
Es un hecho astronómico, dice Jenkins,
Jenkins compara la evolución espiritual de la Humanidad con esta
alineación periódica de la Tierra con el plano galáctico y con el
Centro Galáctico. La idea de que esto estimula la conciencia en este
planeta es, dice él, "un concepto intrigante y profundo" que
encuentra ecos en las cosmologías maya, védica y egipcia.
Del mismo modo en que la conciencia yóguica asciende por
el sistema espinal, activando así una secuencia jerárquicamente
ordenada de siete chakras o vórtices de energía psico-espiritual que
cambian de maneras sutiles el espectro entero de la conciencia, así
la ascensión del alma racial por el Árbol del Mundo en ciertos
intervalos precesionales de unos 6.450 (ó 6.480) años corresponde a
la apertura de una sucesión de entradas celestiales.
Es un momento de importancia
evolutiva suprema, una iniciación colectiva quizás mejor comunicada
por las enseñanzas de la religión de misterios de Mitra.
Sin embargo, más allá del séptimo nivel era una enseñanza secreta la revelación de un octavo y noveno nivel o "casa" donde el Sol Hipercósmico estaba localizado.
Esta luminaria hipercósmica, esta "Estrella de estrellas", como el filósofo del primer siglo d.C. Philo Judaeus de Alejandría la llamó, fue identificada con el Centro Galáctico, al cual se obtenía acceso sólo mediante la octava y la novena "entrada" celeste encima de la de Saturno [21].
Este secreto medio de escape de la gravedad de la
Tierra hacia la libertad del universo ha sido estrechamente guardado
por la tradición oculta, y todavía no es totalmente descubierto a
nuestro entendimiento.
...cuando la luz divina del Centro de la Vía Láctea se derrama por las válvulas abiertas del Eje del Mundo e irradia la Tierra y a todos sus habitantes durante un cierto intervalo de tiempo.
Es en aquel
intervalo crítico que las grandes mutaciones evolutivas tienen
lugar, las civilizaciones caen y se reinstauran en formas
radicalmente nuevas, y existe el potencial para que el quinto reino
sea hecho realidad por al menos algunos miembros de la Humanidad del
cuarto reino.
Recuerdo bien el
reporte en los medios de comunicación, porque inmediatamente un
clamor de angustia y presentimiento se escuchó por toda la India,
porque era sabido por la mayoría de los astrólogos hindúes que este
raro acontecimiento estelar, que ocurre sólo cuatro veces en el
ciclo precesional de 26.000 años, en efecto presagia realmente
grandes inundaciones y cambios climáticos catastróficos.
Para los esoteristas generalmente la conjunción significó una nueva Era Mundial y una iniciación psico-espiritual inminente de la Humanidad colectiva, con todo el tumulto social e ideológico que tal acontecimiento implicaba.
Y confirmando por completo la posterior
teoría de John Major Jenkins, la conjunción fue vista por algunos
astrónomos como el primer signo de una revolución próxima en los
asuntos mundiales geopolíticos, con el ascenso de Asia y la
declinación de la hegemonía de las potencias occidentales.
Amenazadoramente, los casquetes polares y los glaciares se están derritiendo, los mares aumentan, los recursos de la Tierra decrecen; el orden mundial anglo-estadounidense, construido sobre corporaciones económicas depredadoras, se está deshaciendo, y el poder asiático inexorablemente está en aumento.
Una
transformación en la conciencia
humana está en marcha, y hay una evidencia creciente de que enormes
cambios naturales, socio-políticos y de conciencia que estamos
viendo son irreversibles ahora, para bien o para mal.
Incluida en este bloque oriental en expansión está Rusia, la cual, desde el colapso del régimen soviético, está alejándose cada vez más de Europa Occidental en dirección a Asia en la búsqueda de su identidad, y redescubriendo así sus raíces eslavas y sus profundas conexiones turco-mongolas.
A través de las estepas, donde durante innumerables siglos en un crisol muchos pueblos, religiones e Imperios de todas partes han comerciado y luchado y se han hundido bajo desiertos de arena, un espíritu de renacimiento y de reforma ecuménica se está afianzando.
Una fuerza compensatoria que puede ser identificada con el invisible centro espiritual en el núcleo de la Asia Alta se agita a través de toda la región.
Musulmanes, budistas, zoroastrianos, cristianos, taoístas y chamanes están encontrando
puntos en común en una visión unitiva del futuro. Afirmando ser una
respuesta a la militarista colonización anglo-estadounidense que ha
dominado durante tanto tiempo, este nuevo clima regional es un buen
augurio para el nuevo equilibrio de las fuerzas espirituales,
culturales y económicas del globo.
Esto procura en cambio retomar el antiguo acuerdo ártico y
proponer nuevos términos para un futuro viable para la especie
humana.
Notas
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