PARTE II

EVIDENCIA ASTRONÓMICA

 


EL  DESPLAZAMIENTO DEL ZODÍACO

Todos conocen el zodíaco. Este vocablo es griego y significa "círculo de animales". Consiste en doce sistemas estelares que forman un círculo alrededor de la Tierra. Esto puede graficarse simplemente en la ilustración.

Figura 14.

El zodíaco.

 

La Tierra "parece" moverse por el zodíaco, de dos maneras.

 

Para comprenderlo, debe mirar las agujas del reloj; verá que giran de Este a Oeste. Esto puede verificarse observando al Sol, pues sale por el Este y se pone en el Oeste, debido a que la Tierra gira en el sentido contrario de las agujas del reloj, es decir de Oeste a Este. Al cabo de 24 horas, o un día, completa un giro completo.

 

Para el zodíaco esto da como resultado lo siguiente:

  • Durante un día. el zodíaco aparentemente gira alrededor de la Tierra, aunque de hecho es la Tierra la que gira alrededor de su eje. Cuando uno dibuja un círculo a su alrededor, se para en él y luego gira, se obtiene el mismo efecto; es así de simple.

  • Durante un año, la Tierra da un giro completo alrededor del Sol, haciendo un círculo de 360 grados. Esto significa que parecería que el zodíaco ha completado un gran círculo alrededor de la Tierra en un año.

  • Si mira al Sol desde la Tierra y sigue este punto, notará que atravesará un signo zodiacal luego de treinta y cinco días aproximadamente (365 / 12 = 30,4).

  • Más aún, el círculo astronómico de 360 grados se divide en doce signos de 30 grados cada uno (12 x 30 grados = 360 grados).

Si le cuesta seguir esto, no entre en pánico.

 

Le pediré un poco de esfuerzo mental, pero de una manera tan sutil que no tendrá que volverse loco. A partir de mañana, se levantará antes del amanecer todos los días. ¿Qué? Lo estoy escuchando gritar, diciendo que eso le hará enloquecer. Eso ya lo sé, mi estimado lector, pero permítame terminar mi historia. Instálese sobre un techo y mire a través de binoculares oscurecidos o un telescopio, en dirección hacia la salida del Sol.

 

Trate de olvidar su rigidez y su malhumor matinal, y espíe las estrellas, en el Este, allí donde sale el Sol. ¡Y no olvide oscurecer sus binoculares o podrá quedarse ciego! Sí, sí, rezongue un poco, pero mientras tanto, apunte los binoculares hacia el sistema solar que se eleva antes que el Sol. Ya lo sé, la ciencia del fin del mundo no es fácil.

 

Si tiene suerte, verá este mismo sistema salir antes que el Sol durante los 30 días siguientes. Después, saldrá otro signo del zodíaco. No es difícil observarlo, sólo requiere mucho esfuerzo. Tal vez se pregunte por qué me molesto tanto con esto. Mi respuesta es que luego de la destrucción del mundo en el año 2012. podrá fastidiarse con miles de otras cosas; se lo garantizo.


Bueno, ¿dónde estaba con mi historia? ¡Oh, sí!

 

Cada mes podrá observar un sistema del zodíaco salir antes que el Sol. Esta es una parte de la historia. La otra son las cuatro estaciones. ¡Las conozco! Tal vez grite, y luego podrá sumar verano, otoño, invierno y primavera: 10 sobre 10 diré yo.

 

Pero ¿sabe usted en verdad cómo llegó a ser así?

 

Es probable que sus mejillas se estén sonrojando de vergüenza, aunque no debe sentirse de ese modo. Se lo explicaré rápidamente. La Tierra enfrenta al Sol en forma oblicua. Cuando el Norte está más alejado del mismo, es invierno en el hemisferio norte. En Australia, nuestras antípodas en el hemisferio sur, es verano en ese momento y viceversa, por supuesto. Cuando el Polo Norte (es decir, el hemisferio norte que incluye Inglaterra, Holanda, Bélgica, EE.UU., etc.) gira hacia el Sol, este se coloca alto sobre el horizonte.

 

Entonces hace más calor porque los rayos solares sólo tienen una corta distancia para viajar por la atmósfera. La razón por la cual usted sufre bajas temperaturas en invierno también es fácil de explicar; el Sol está en una posición baja y los rayos deben viajar un largo camino. Estos pierden gran cantidad de energía y usted acaba usando un gorro, encerando sus esquíes y bajando haciendo slalom por la montaña nevada. Bueno, bien podría decir que se siente como un verdadero astrónomo.


Felicitaciones, le respondo yo, pero ese no es el final de la historia.


Cada año, el 21 de junio empieza el verano en las regiones del norte. Ese día, el Sol alcanza su punto máximo en el cielo y todos sabemos que es el día más largo con la noche más corta. Lo opuesto se aplica para nuestras antípodas, pues para ellas es la noche más larga y empieza el invierno. En el transcurso de un año se producen otros dos acontecimientos destacables: el momento en el cual el día y la noche son iguales en ambos hemisferios, o equinoccio.

 

El equinoccio de primavera de un hemisferio es el de otoño en el otro.

"Puedo entender todo eso", le oigo susurrar nerviosamente. "Siga contando su historia".

Bueno, cálmese estimado lector, porque me estoy aproximando al climax.

 

La gente de la Atlántida y otras antiguas civilizaciones eran muy inteligentes. Ellos emplearon astrónomos que tomaron nota diariamente de las posiciones del zodíaco. Luego de muchos años, pronto descubrieron que había algo que no concordaba. Lenta, muy lentamente, otro signo estelar empezó a elevarse el primer día de primavera (cuando el día y la noche tienen la misma longitud).

 

Habían quedado tan impresionados con esto que le dieron distintos nombres a los diversos signos estelares. La Era de Piscis termina y durante el equinoccio de primavera el Sol empezará a elevarse contra la nueva formación de Acuario. En la obra musical Pelo [Hair] cantan sus alabanzas en la canción "La Era de Acuario".


En las últimas décadas, este fenómeno ha tenido gran influencia en la popularidad de la "nueva era". Enorme cantidad de libros y discos compactos se han editado sobre el tema. Sin embargo, uno olvida que la "antigua sabiduría" creó muchos mitos alrededor de esas ocasiones. Sabían que la desorientación de los sistemas estelares no durarían para siempre y contenían un desastre en sí mismos.

 

Por lo tanto, encubrieron innúmeras advertencias en códigos que develarían el giro ultralento de la Tierra alrededor del eje polar. Para ellos, el movimiento del eje polar equivalía a la caída de un árbol en el mundo, al final de cada era. Vimos el resultado de esto en los dramáticos sucesos de la Atlántida.

 

Es un hecho irrefutable que la Era de Acuario está desorientada.

Figura 15.
El zodíaco.

 

Desde el 100 a.C. aproximadamente, el equinoccio de primavera se ha movido lentamente por Piscis y ahora está empezando su curso por el segundo pez de este signo.

 

Sólo en 2813 alcanzará el mismo grado de longitud que la estrella Beta Piscium en la cabeza del pez; y aunque no seamos demasiado precisos, no llegaremos a la frontera de Acuario antes del año 2300. ¿Apunta esto a una catástrofe inminente?


En Egipto, el zodíaco era "sagrado". Siempre que una nueva era comenzaba, se reconstruían los templos, jardines, estatuas, esfinges, etc., para que encuadraran con la misma. Los arquitectos paisajistas (hijos e hijas de Ptah, arquitecto del cielo y de la tierra) tuvieron que rediseñar todo, para que se correspondiera con los cambios radicales de la "era de la precesión".

 

Cuando la Era de Tauro llegó a su fin, los arquitectos y constructores empezaron a trabajar. Los templos, esfinges, estatuas, etc., que estaban dedicados a Tauro tuvieron que ser derribados. Después de eso, todo debía estar de acuerdo con la nueva Era de Aries. Por ejemplo, en Luxor se construyeron senderos completos con esfinges. Ellas aún están allí, porque cuando la Era de Aries terminó y la actual Era de Piscis empezó, la civilización egipcia había desaparecido.

 

Por lo tanto, el faraón no pudo impartir instrucciones para erradicar los remanentes de la era previa y reemplazarlos por obras nuevas.

 

Estas intervenciones no deben ser subestimadas. Un templo construido con miles de piedras, algunas de las cuales pesan varias toneladas, no puede derribarse con facilidad. Picar filas enteras de jeroglíficos y relieves no es tarea fácil, pero a los egipcios eso no les importaba. Ellos eran profundamente religiosos y sentían una extrema consideración por el zodíaco.

 

Alrededor del año 2100 a.C, el equinoccio de primavera se corrió hacia el signo de Aries. Fuentes históricas revelan que el nombre de "Mentoe", o Tauro, desapareció y fue reemplazado por el Carnero de Amón (hombres). Los faraones agregaron el nombre de Amón a sus nombres, a saber, Amenhotep, Amenophis, Tutankhamón.

 

En una de las salas del templo de Akh-Menor en Karnak, la cual es parte del templo de Amón, está escrito:

"Palacio de retiro para el Alma majestuosa, Alta sala de Aries que viaja por el cielo".

La razón por la cual los egipcios consideraban al zodíaco tan importante, puede hallarse en la historia de Aha-Men-Ptah o Atlántida. De diversos tabloides y textos sagrados, Albert Slosman pudo reconstruir la era de este país.

 

Empezó unos 26.000 años antes de la llegada a Egipto. El primer rey es Ptah-Nou-Fi, quien escribió las primeras "Combinaciones Matemáticas Celestiales" en rollos de cuero. En 864 años, el Sol había pasado por doce grados del zodíaco en el "cordón" que va de un lado al otro de la Tierra. Al signo estelar que luego desapareció lo nombró Khi-Ath, o "Juez de los Corazones".

 

Él justificó este nombre porque para decidir la diferencia entre el bien y el mal, se pesaban los corazones de las personas en ese periodo. No mucho tiempo después, le dio a este signo estelar el nombre de "La Balanza" (Libra).


Cuando leí esto por primera vez, no presté atención a los números mencionados. Unos meses más tarde, habiéndolo releído varias veces, algo sucedió de repente. Un círculo mide 360 grados; doce grados es un treintavo de esto: 360 / 12 = 30. Multiplicando 864 por 30 da como resultado 25.920. ¡Esta es la duración de un ciclo zodiacal completo! También 12 es igual al número de signos del zodíaco.

 

Entonces, estos números representaban un código determinado.

 

Aún iba a tardar meses antes de poder descifrar el código que en verdad es simple. Lo explico algunas páginas más adelante, dado que ahora continuaré con la historia de Aha-Men-Ptah. Teniendo en cuenta que una nueva era había comenzado, Ptah-Nou-Fi le asignó el nombre de su madre, quien lo había engendrado en una joven "virgen". Le sucedieron setenta y un reyes durante 2.592 años. En ese tiempo, la civilización evolucionó y aprendió a vivir en armonía con el ritmo celestial.

 

El descendiente 73° era aún joven cuando fue coronado. En el mismísimo momento de esta pomposa consagración, vino Un león para perturbar esta tradicional ceremonia. El joven monarca soltó su corona y corrió tras el animal. Era un hermoso ejemplar macho y le puso el nombre de Er-Kai, que significa "fuerte como un león". Cabe destacar que los griegos volvieron a nombrarlo Heracles y nosotros lo cambiamos por Hércules en nuestro idioma.

 

Pasaron los siglos en esta Era del León. Luego de que el Sol llegara a su grado 32°, se produjo el desastre. Masas de tierra se hundieron, los niveles del mar se elevaron de manera catastrófica, el Sol corrió a la deriva en el cielo y la Tierra giró alrededor de su eje hasta detenerse en el signo de Leo.


Después de esto, los movimientos del Sol, las estrellas y los planetas fueron seguidos rigurosamente. El León no sólo se convirtió en el símbolo de la fortaleza sino también de Dios y del Sol. Luego de 1.440 años, el signo de Leo quedó atrás y el mundo regresó al signo de la Virgen. La reina de ese periodo dio a luz a un hijo, Ath-Aha-Ptah, quien perfeccionó la escritura para anotar mejor los mandamientos celestiales.

 

Los 2.592 años que el Sol pasó en este signo sólo trajeron paz y justicia. Muchas ciencias, al igual que la agricultura, alcanzaron la perfección. Entonces empezó la Era de Libra, la cual en esta oportunidad cumplió su período esperado de 1.872 años sin problemas. Fue una época dorada porque todos respetaron las leyes celestiales que establecían que una vez al año, el Señor administraría justicia en las disputas existentes. Todos se avenían a sus veredictos, por lo tanto, casi no existían contradicciones.

 

Por este motivo, el cambio a otra era fue considerado con gran inquietud.

 

Esta constelación aún no tenía nombre, lo cual aumentó la sensación de incertidumbre en los círculos reales. A medida que la fecha del cambio se aproximaba, el malestar fue creciendo. Las alteraciones en la fuerza de la luz de algunas estrellas fueron consideradas como malos presagios. En el año 16° de la Nueva Era, el rey murió aplastado y cuando su palacio se derrumbó, nadie entendió qué había sucedido. Su hijo, que estaba en otro edificio, sobrevivió. Sin embargo, cuando el pueblo quiso investirlo al día siguiente, él se había suicidado.

 

Los sacerdotes, al sentir el dedo de Dios apuntándoles, le pusieron el nombre del escorpión a este signo estelar, dado que este animal a veces comete suicidio. De allí en adelante, un primo del rey ascendió al trono y reinó como un verdadero tirano. Sesenta y un reyes lo sucedieron, pero todos estos reinados estuvieron marcados por la injusticia y las continuas batallas.

 

El último rey —el número 64— se rehusó a casarse, aunque estaba rodeado por bellezas femeninas. Murió sin dejar descendientes y las luchas por la sucesión fueron muy sangrientas, librándose crueles enfrentamientos durante semanas. Un pariente lejano se ingenió para salirse con la suya sin ninguna piedad, de modo que no sólo mató a los otros posibles candidatos, sino también a sus padres, amigos y familiares.

 

Los sacerdotes administraron el juramento sin protestar, lo llamaron Maka-Sati o Arquero, y decidieron nombrar también así a la nueva constelación regente. Este rey organizó una caza en el bosque, al noroeste del palacio.

 

En esos días, era un acontecimiento sumamente peligroso, ya que cazaban mamuts.

 

Por lo general, esos animales pacíficos que se alimentaban sólo de plantas, cuando eran perseguidos se asustaban y su enorme peso aplastaba todo cuanto encontraban en su camino. Dado que la caza incluía una especie extraordinaria de animales gigantes, no es sorprendente que atrajera a muchos espectadores. Sólo ocho cazadores más se animaron a acompañar al nuevo rey, y no llevaron consigo más que sus arcos y flechas; la audiencia invitada observó el espectáculo desde las terrazas del palacio.


El monarca y los cazadores se acercaron al borde del bosque. De repente, dos mamuts cargaron en su dirección, a la cual habían sido conducidos por los perseguidores que habían llegado al bosque desde el lado opuesto. El rey tiró de su arco tan rápido como un rayo y disparó cuatro flechas en unos pocos segundos. El primer animal fue herido entre los dos ojos y cayó a unos pocos centímetros del monarca; el segundo mastodonte cayó exactamente de la misma manera, pero contra el caballo del rey.

 

¡Los otros cazadores ni siquiera tuvieron tiempo para hacer un solo movimiento!

 

Todos los espectadores observaron esta proeza con admiración; sin duda alguna. Dios apoyaba al rey. A partir de ese día, honraron al rey como el caballo humano con flechas invisibles. Durante dieciséis generaciones, fue sucedido por sus descendientes. El último. Maka-Aha-Sati, condujo un reino de terror como nunca se había visto antes y dominó a su pueblo por 64 años. Allí fue cuando el Sol llego a los 10° de Sagitario. En el lapso de un día, se produjo un desastre geológico seguido por una ola gigantesca.

 

¿Qué había sucedido?

 

En pocas horas, el eje de la Tierra se había movido unos 72 grados hacia el signo de Acuario y este fue el nombre que unánimemente le asignaron a la nueva era. ya que el agua lo había inundado todo. Sólo quedó una parte de Aha-Men-Ptah luego de este cataclismo, habiendo desaparecido el resto bajo el hielo. Todo esto fue también tan impactante que los sacerdotes expandieron más todavía sus estudios de las "Combinaciones Celestiales".

 

Las palabras del Dr. David D. Zink, autor de la obra The Ancient Stones Speak [Las piedras antiguas hablan], acudieron a mi mente:

"Los cambios presenciados en los cielos y asociados con estas catástrofes condujeron a los hombres de la antigüedad a una precisa observación de los cielos ... el comienzo de la astronomía fue motivado por la supervivencia, no por la superstición".

Sin duda, lo era.

 

El templo de la "Casa de la Vida" fue fundado luego de este día fatal: 21 de febrero de 21312 a.C.

 

Los "expertos en números" iban a estudiar las leyes celestiales por más de 11.520 años. Dos mil años antes lanzarían una advertencia sobre la catástrofe venidera. En el año 10000 a.C. el Sumo Sacerdote anunció los planes finales para el éxodo que se avecinaría en su amado país. Dentro de 208 años, lo inevitable iba a suceder. Por sus códigos, nos daremos cuenta de lo inteligentes que eran.

 

Puede encontrar varios de ellos en la Figura 16.

Figura 16.
La Atlántida fue parcialmente destruida luego del cataclismo del 21 de febrero de 21312 a.C.

El Norte quedó enterrado en el Polo Norte que ya existía en ese entonces (el circulo indica la región polar).

El desplazamiento de la Tierra, ocurrido el 27 de julio de 9792 a.C,

enterró a la Atlántida (después de los cambios de los polos) completamente debajo del Polo Sur.






LA DURACIÓN DEL CICLO ZODIACAL

En la descripción de la Atlántida se ha ocultado un código; ¿cómo será este? Simple, sólo un mensaje numérico podría ser comprendido, por lo tanto, en eso debería basarse, evitando los cálculos complicados.

 

Entonces, la división, la multiplicación, la resta y la suma son las opciones más lógicas. Los códigos eran simples y debían conducir cómodamente a un resultado fácil de entender. Aprendí del libro Fingerprints of The Gods [Las huellas de los dioses] que el punto decimal podía ignorarse, lo cual significa que 2.592 es tan correcto como 25.920.


Como el Popol Vuh original (el manuscrito sagrado de la tribu quiche de los mayas), la historia de la Atlántida contiene claves para sus profecías de destrucción.

 

Los que escribieron la historia eran los "amos del universo", también mencionados en el Popol Vuh:

Estaban dotados de inteligencia, podían ver y, de hecho, veían lejos al instante, lograban conocer todo lo que hay en el mundo. Al mirar podían saber de inmediato todo lo que había a su alrededor, y contemplaban por turnos el arco del cielo y la redonda faz de la Tierra. Lo que estaba oculto, todo lo veían sin tener que moverse, y al mismo tiempo veían el resto del mundo, desde donde estaban. Su sabiduría era grande.

Con esto en mente (escondido del investigador y el pensador), empecé a trabajar. Los atlantes tenían un razonamiento lógico pero también les gustaba jugar" con los números.

 

Entonces, es absolutamente necesario adoptar su Patrón de pensamiento, a fin de hallar su manera de razonar. Su punto de Partida es que sólo los seres humanos inteligentes pueden romper su código. Las primeras señales de esto se encuentran en la historia de su creación, recontándose a diez mil años atrás. Cuando uno es lo suficientemente inteligente como para hallar los primeros códigos que se encuentran allí, también está en condiciones de descubrir todos los restantes, porque su manera de pensar ya le resulta familiar.

 

Al principio esta es una importante adaptación. Trate de comprender la lógica siguiente y ya habrá logrado manejar una parte sustancial.


Hay dos números que describen la "creación" de la Atlántida: 864 y 12, y con estos puede calcular varios otros. Si sigue usándolos en sus cálculos, llegará a los 25.920 años, que es el período del zodíaco entero. Usted ya lo ha probado con anterioridad, pero ahora lo hará de otra forma, para aprender a comprender la manera de razonar de los atlantes (todos aquellos interesados en las matemáticas vean el Apéndice).


Aún hay más. Sus números encendieron mi curiosidad y, por deducción, hallé números de códigos de la astronomía de precesión. Mis hallazgos han demostrado que existe un código oculto lleno de claves y de matemáticas inconfundiblemente inteligentes. Emite señales sobre referentes de tiempo específicos, que vinculan el pasado con el presente y el presente con el futuro.

 

Al decodificarlo, se determinó que un ciclo de precesión es de alrededor de 25.920 años al principio. Con este razonamiento, se puede demostrar que ellos sabían que cuando la precesión cambia a 25.776 años, el fin de un ciclo se aproxima, ¡y esto es lo que sucede ahora!


Más adelante veremos que los textos funcionan como el software para los acontecimientos reales y los monumentos como el hardware. Teniendo esto en cuenta, decodificamos el código más valioso del Libro de los Muertos. La precesión es muy importante en esto, por lo tanto, no sobrestime tales hallazgos porque todos digan lo mismo: el fin de un gran ciclo está muy próximo. ¡Sólo nos quedan unos pocos años!


En otras palabras, utilizaron sus mitos como vehículos de información técnica específica y fueron capaces de transmitirnos esa información. Lo que los motivó era lógico, es decir, la supervivencia de la raza humana. Casi todo lo que sabían que tenía importancia provenía de las estrellas.

 

Estaban sumamente preocupados por la astronomía y le prestaban una inmensa, firme y minuciosa atención a las estaciones, los solsticios y equinoccios. Esos olvidados Newtons y Einsteins estaban obsesionados con las medidas, las cuentas y los números, codificándolos en sus mitos. Los colocaron en poderosos números astronómicos y de nosotros depende "explicar" la codificación de la precesión de los equinoccios.


Nuestros principales descubrimientos son los siguientes: Un ciclo completo de precesión de 25.920 años nunca existe. A mitad de camino del ciclo, el mismo es abruptamente quebrado. Cuando un ciclo alcanza los 25.776 años de precesión, tomará la otra dirección, entonces el Este se convertirá en el Oeste y viceversa.

 

Este mecanismo explica el desplazamiento de los polos y la destrucción de la Atlántida, y nosotros seremos destruidos por el mismo mecanismo.

 

Para comprender esta decodificación, vea también los otros capítulos; es la misma matemática e igual de simple (vea el Capítulo 23, El Códice Dresden Decodificado).
 


La precesión y el campo magnético
Los científicos concuerdan en que la precesión afecta nuestro campo magnético. Lo están estudiando intensamente y muchos convienen en que la intensidad del campo magnético aumenta y declina en un ciclo. Y sabemos que la precesión cambia junto con el campo magnético. Durante los últimos 2.000 años, la fuerza del campo bipolar —mantenga la respiración— ha decaído en un 60%.

 

Esto significa que estamos experimentando un precursor de un nuevo intento de reversión, y podría suceder en cualquier momento. Normalmente, la intensidad magnética decae de manera gradual, pero hacia el final cae como una piedra.

 

Robert Coe averiguó que el campo magnético de la Tierra se había revertido a una tasa sorprendentemente rápida de ocho grados por día (o más rápido), del mismo modo que una lamparita de luz brilla con menos intensidad si gira la perilla que regula la luz. Luego, como un reóstato gigante encendido, vuelve a brillar. Pero el Norte se convierte en el Sur y viceversa. En medio de esto, fluctúa notablemente.

 

En la publicación Nature, Coe dijo:

"Se produjeron rápidas fluctuaciones, muchas veces, durante la reversión". Y más adelante especula: "Es probable que una actividad aumentada del campo magnético externo ... del Sol, produzca los saltos de alguna manera".

("Nueva evidencia del cambio extraordinariamente rápido del campo geomagnético durante una reversión". Nature, 20 de abril de 1995.)

Con esto en mente, es bueno saber que este día se aproxima en forma acelerada.

 

Según sea hacia dónde se incline la Tierra, el mundo se inundará y 'a mayoría de los animales y personas se ahogará de manera catastrófica, e en la obra Visud-dhi-Magga, libro de la antigua India:

"... hay siete eras; cada una de ellas está separada de la anterior por una catástrofe mundial".

Más aún, leemos que el libro fue escrito para preservar y transmitir la sabiduría del mundo antediluviano.


Lo mismo puede decirse de los textos Edfú. Reymond, en su magistral estudio denominado Mythical Origin of the Egyptian Temple [Origen mítico del templo egipcio], confirma:

El tono general del registro, aparentemente transmite la visión de que un mundo antiguo fue destruido y, como un mundo muerto, llegó a ser la base de un nuevo período de creación, que al principio fue la recreación y la resurrección de lo que una vez había existido en el pasado.

Los textos Edfú afirman repetidamente que los "Seguidores de Horus" tenían el conocimiento, la sabiduría procedente de una época previa de la Tierra.

 

Es esto lo que estamos decodificando en este preciso momento.
 


El ciclo del cataclismo
Es asombroso e increíble que los egipcios y los atlantes conocieran el número 25.776. ¡La astronomía moderna y supersofisticada supo de él hace apenas unos años!

 

Sólo eso ya clarifica lo minuciosamente precisos que eran en sus observaciones. Y por añadidura, sabían cómo procesar sus resultados de manera brillante en una simple serie de números.

 

Estos existen para advertirnos del juicio final que se avecina.

 

El número comprueba que:

  1. El conocimiento astronómico de los atlantes se halla en el mismo nivel que la astronomía computarizada actual. Nos dice que el fin de un gran ciclo está próximo y que el cataclismo ocurrirá en cualquier momento.

  2. Su ciencia era tan avanzada que sabían mucho más de lo que pensamos.

  3. Este pueblo sumamente civilizado que, para su época, era supercientífico, hizo grandes esfuerzos para codificar su ciencia.

La gran pregunta ahora es por qué. Bueno, estimado lector, a esta altura ya debe saber la respuesta. En el capítulo sobre el gran cataclismo que golpeó a la Atlántida, usted leyó que los sacerdotes pudieron predecir el desastre.

 

En Sing-li-ta-tsiurn-chow, que es una antigua enciclopedia china, leemos:

"... en una convulsión general de la naturaleza, el mar es sacado de su lecho, las montañas saltan desde el suelo, los ríos cambian su rumbo, los seres humanos y todo lo demás está arruinado, y los antiguos trazos son borrados".

¡De esto trata la ciencia! Una feroz actividad volcánica, destructivos terremotos, una ola gigantesca, la destrucción de los continentes, etc., son el resultado de acontecimientos que fueron predichos por estos números.

 

Los egipcios describieron varias catástrofes en su historia y la periódica reconstrucción de su mundo. Por lo tanto, sus mitos tienen que ver con hecatombes como el Diluvio. Pero las "eras" que terminan en catástrofe y destruyen una gran parte de la humanidad, se deben a la precesión de los equinoccios.

 

Obviamente, ellos asignaban gran importancia a esto. Cada civilización que esté familiarizada con los números debería hallarse en condiciones de decodificar este mensaje de la antigüedad. "Debería" digo claramente, porque no siempre resulta así de simple. Pasé meses devanándome los sesos antes de poder hallar estos códigos, e incluso entonces me situé al comienzo de la historia.

 

¡Y la precesión del zodíaco con el ritmo del paso de un caracol es la clave! Con certeza pude llegar a las siguientes conclusiones:

Figura 17.

El zodíaco

  • El zodíaco describe la próxima destrucción de la Tierra.

  • El zodíaco aún contiene infinitamente más códigos para predecir es tos acontecimientos.

Con estas conclusiones en mente, empecé a trabajar. Pero ¿dónde buscar?

 

Me fijé en las distintas duraciones de los signos del zodíaco. En la actualidad, contamos con períodos iguales para cada era, pero los atlantes no. Para ser precisos, deberían haber tomado el número 25.920 dividido por 12 = 2.160 años, mas este no era el caso para los atlantes. Mi intuición me dijo que ahí era donde debía mirar.

 

Los sabios de la antigüedad habían puesto un "esquema de computación" en sus códigos.

 

Yo estaba seguro de eso, sólo era cuestión de hallarlo y así me pondría en contacto directo con ellos. Logré descifrar una parte de la increíblemente larga serie de números que describen el caos mundial venidero. Lo leerá en el próximo capítulo. Si puede dividir, sumar, restar y multiplicar, con seguridad le será factible seguir mis cálculos. Pero no olvido que sólo encontré una parte de ello.

 

Otros, seguro, podrán hallar mucho más. ¡Los recibiré con los brazos abiertos!

 

 


LA DURACIÓN DE LAS DIVERSAS ERAS


Actualmente se calcula que una era dura unos 2.148 años en su constelación. Los atlantes lo calculaban de manera diferente. Sabían que los signos estelares no tenían los mismos tamaños y, por lo tanto, empleaban periodos diferentes.

 

Con ayuda del libro Le Grand Cataclysme, pude hallar ocho eras con sus respectivas duraciones:

Leo          2 592

Virgo        2.592
Aries        2.304
Tauro       2.304
Piscis      2.016
Géminis   1.872
Cáncer     1.872

La duración de las diversas eras también fue distinta para los egipcios, siendo la diferencia entre el ciclo más largo y el más corto, de 720 años.
Si miramos el zodíaco, advertiremos que Aries y Tauro están uno al lado del otro y tienen la misma duración, es decir, 2.304 años.

 

Lo mismo ocurre con Géminis y Cáncer, y con Leo y Virgo. Puesto que el signo de Acuario está junto al de Piscis, también tienen la misma duración: 2.016 años. Otro tanto ocurre con Escorpio; como está junto a Libra, se deben contar 1.872 años.

 

El ciclo completo abarca 25.920 años.

Virgo

Leo

2.592

Aries

Tauro

2.304

Capricornio

Sagitario

2.304

Piscis

Acuario

2.016

Escorpio

Libra

1.872

Cáncer

Géminis

1.872

Duración total

25.920

 

Series numéricas zodiacales
La duración de las diferentes eras puede anotarse en una serie específica de números, ¡y no existe otra posibilidad!

 

Yo hallé esta serie luego de haber restado el período más corto del más largo (2.592 - 1.872 = 720). Eso es diez veces 72. Luego de hacer algunos cálculos me di cuenta de que otras restas también arrojaban múltiplos de 72.

Figura 18.
El zodíaco de los egipcios.

 

Colocándolos en orden de mayor a menor y siguiendo los múltiplos de 72, obtuve:

2.592 - 1.872 = 720 = 72x10

2.592 - 2.016 = 576 = 72x8

2.304 - 1.872 = 432 = 72x6

2.304 - 2.016 = 288 = 72x4

2.016 - 1.872 = 144 = 72x2

El número 432 tiene una posición central y es igual a 1/6 de la duración del zodíaco. 4.320 x 6 = 25.920; debe multiplicarlo por seis porque al lado de 432 se encuentra la serie 72 x 6.


Más conclusiones: los signos con un periodo de 2.592 y 2.016 están en esta serie al comienzo y al final. Esto significa que están en oposición como en el zodíaco real. Los signos con una duración de 2.304 y 1.872 se hallan en el medio.


Descubrí aun más series de números. En los cálculos precedentes pueden apreciarse junto a las series de múltiplos de 72, las multiplicaciones equivalentes (por ejemplo, 720 = 72 x 10).

 

Al multiplicar los múltiplos por los números equivalentes de los múltiplos, arribé a las siguientes series:

720x10 = 7.200
576 x 8 = 4.608
432 x 6 = 2.592
288 x 4 = 1.152
144 x 2 =  288

En esta última serie resté del número más alto (7.200) el número justo debajo de él (4.608), y obtuve como resultado el número 2.592, lo cual es muy importante. Por lo tanto, repetí este ejercicio unas pocas veces. Apareció una serie de cuatro números. Otra resta siguiendo el mismo método, dio como resultado el número 576, tres veces.

 

Este es un asombroso resultado que conduce a la siguiente solución:

7.200 - 4.608 = 2.592         2.592 - 2.016 = 576
4.608 - 2.592 = 2.016         2.016 - 1.440 = 576
2.592 - 1.152 =1.440          1.440 -    864 = 576
1.152 - 288   =   864

Usted puede apreciar que 576 aparece tres veces, entonces multiplíquelo por tres: 576 x 3 = 1.728.

 

Cuando se divide la primera serie por este número, se obtiene:

7.200 / 1.728 = 4,1666666
4.608 / 1.728 = 2,6666666
2.592 / 1.728 = 1,5
1.152 / 1.728 = 0,6666666
   288 / 1.728 = 0,1666666

Cuando se resta la serie hallada dos veces entre sí, según se indica precedentemente, se arriba a: 

4,1666666 - 2,666666 = 1,5

2,6666666 - 1,5 = 1,1666666

1,5 - 0,666666 = 0,8333333

0,6666666 - 0,1666666 = 0,5

1,5 - 1,1666666 = 0,333333

1,1666666 - 0,8333333 = 0,333333

0,833333 - 0,5 = 0,333333

Las series son claras: algo tiene que dividirse o multiplicarse por tres. Luego de hacer algunos trabajos de investigación, encontré el vínculo.

 

Los números 288 y 864 se hallan en estos cálculos al terminar las series, donde encontré el número 576 tres veces, como resultado final, entonces es lógico que deban multiplicarse por tres.

288 x 3 = 864
864 x 3 = 2.592

Ambos números apuntan a códigos que descifro en la parte que sigue.

864 / 2.592 = 0,3333333

El número 864 es el primer período en una progresión estelar en la Atlántida; 2.592 es el segundo. Si tiene que dividir 864 por 2.592, entonces significa que debe seguir el mismo procedimiento para todos los periodos siguientes.

 

* En estos años se produjo un cataclismo durante el cual la Tierra se vio sacudida por enormes cambios.

En el último año de este ciclo, advertimos que aparece el número 10; ¡ese año la Atlántida fue destruida completamente!


Luego del descubrimiento de estas series de números, me quedé en silenció por unos momentos, pues debía contemplarlo. Sus cálculos demostraban con suficiente claridad que la Tierra no podía, de ninguna manera, recorrer un ciclo completo del zodíaco.

 

Cada tantos miles de años ocurría algo desastroso, lo cual revertía el movimiento a lo largo del zodíaco. Pero, cómo hacían para predecir el fin del mundo, aún seguía siendo un misterio para mí. Aquí y allá vislumbro un rayo de esperanza para seguir develando los códigos. Si, por ejemplo, usted llegara a estudiar el movimiento a lo largo del zodíaco antes y después de cada cataclismo, notará que a veces se produjeron drásticos cambios.

 

Antes del primer cataclismo, el zodíaco pasó de la estrella de Libra a Leo (Libra -» Virgo -» Leo).

 

En Leo, la superficie de la Tierra cambió drásticamente: partes del terreno se hundieron bajo el mar, nuevas islas surgieron, hubo volcanes que entraron en erupción, etc. Cuando todo volvió a aquietarse, pareció como si se hubiera producido un gran giro en la precesión del zodíaco y ahora iba para el otro lado.


En otras palabras, cierto mecanismo, algo en el interior de la Tierra se había dado vuelta completamente. Eso hizo que el movimiento fuera de la siguiente manera: Leo -» Virgo -» Libra.

 

Un par de semanas antes, yo había leído un artículo sobre la reversión del campo magnético de la Tierra y fue bueno que lo hubiese guardado.

 

Volví a leerlo con gran atención y pronto me convencí de que contenía una importante clave para resolver el misterio. Lo resumiré aquí, para usted: la parte ígnea de la Tierra —o "magma"— pesa alrededor de quince mil millones de toneladas. En su centro rota un núcleo a una velocidad apenas un poco mayor que las masas circundantes.

 

El núcleo interno sólido de la Tierra tiene un radio de 1.200 kilómetros y "flota" en el núcleo externo líquido; tiene una consistencia similar a un jarabe, un radio de 3.500 kilómetros y ambos están formados mayormente de hierro. La temperatura del núcleo interno es superior a la del externo, por lo tanto, cabe esperar que el núcleo interno también sea líquido.

 

Pero, dado que la presión es mayor que la del núcleo externo, el hierro no puede derretirse. Por la transferencia de calor, aparecen corrientes convectoras en el núcleo externo; estas generan un campo magnético que se refuerza a sí mismo. El núcleo externo puede considerarse como una dínamo autorreforzante, como la dínamo de una bicicleta que, en lugar de luz, genera magnetismo. Esto puede evaluarse con una brújula que apunte a las líneas de fuerza.

 

Es realmente importante lo que continúa después del descubrimiento de que el núcleo interno rota a 1.1 grados más que la capa terrestre, pues esto significa que el núcleo interno es 0,8 segundos más rápido por día y que en el borde de los núcleos interno y externo se produce un cambio de alrededor de setenta metros por día.


Me quedé pensando en que esa podría ser la explicación de la precesión del zodíaco porque, si la rotación de la capa terrestre es más lenta que el núcleo interno, entonces debe haber un efecto, aunque sea muy insignificante.


Para ser precisos, la Tierra "gira" por el zodíaco en 25.920 años.

 

Esto concuerda con una rotación de la Tierra sobre su eje de 360 grados. Dado que la Tierra rota sobre su eje en un día, significa que quedamos 24 horas atrás. Eso hizo sonar una campana. Veinticuatro horas concuerda con un número específico de segundos. Hay sesenta segundos en un minuto y, en una hora, 60 x 60 = 3.600.

 

Si multiplica este resultado por 24 obtendrá 86.400.

"¿Cómo es posible?", me preguntaba en voz alta, "los atlantes han manipulado el tiempo hasta tal punto que puede utilizárselo para calcular el código de la precesión del zodíaco".

En verdad no es tan difícil, lo único que debe hacerse es dividir.

 

Si la Tierra se retrasa 86.400 segundos en 25.920 años, entonces, esto implica un cambio anual de 86.400 / 25.920 = 3,33333333 segundos, exactamente la serie de números que yo ya había encontrado en el zodíaco.

 

En verdad, quedé atónito. Esos atlantes no sólo se encontraban en la cuna de nuestras matemáticas sino también de nuestro tiempo. Y todo esto es un indicio de que el cambio en el tiempo de rotación de la Tierra gira sobre un mecanismo, el cual sólo puede terminar en una catástrofe. Esa era su manera de describir el misterioso comportamiento del campo magnético de la Tierra.


Ahora, echemos un vistazo a los otros cataclismos. Antes del segundo, la Tierra se movía desde el signo de Escorpio al de Sagitario, y de un solo golpe fue catapultada a la era de Acuario. Allí, el movimiento no se revirtió. Como hemos visto anteriormente, este movimiento tiene su origen en el comportamiento autodeterminante del núcleo de la Tierra.

 

Dado que hubo sólo un repentino cambio de eras, esto prueba que el núcleo de la Tierra siguió girando en la misma dirección, pues si se hubiera revertido, entonces las eras deberían haber ido en la dirección opuesta, como antes y después del primer cataclismo.


Finalmente llegamos al tercer cataclismo, el que destruyó la Atlántida por completo.

 

El día de la destrucción, como también la magnitud de la catástrofe, fueron predichos correctamente basándose en datos previos, y esto es algo que todavía no comprendo, aunque he realizado desesperados intentos. Lo que pude deducir es que el zodíaco fue de Cáncer a Leo y luego se detuvo abruptamente. El campo magnético de la Tierra cambió, el núcleo interno fue en la otra dirección y el zodíaco por el que viajaba, en dirección opuesta. Ese es el movimiento que aún seguimos en la actualidad.

 

¿Cómo terminará esto?


A fin de poder calcularlo, debemos adoptar la manera de pensar de los atlantes y de los egipcios. Su suposición era que había una fuerza R que provenía del universo, teniendo como punto inicial el postulado de que cada acción es seguida por una reacción R, es decir, el resultado de la interacción de los elementos, el pensamiento de los seres humanos y su imagen reflejada en el espejo.

 

Es a partir de esta dualidad del bien y del mal del ser humano y su imagen reflejada, que los sacerdotes pudieron calcular las "Combinaciones Celestiales Matemáticas". Basándose en esto y en las diversas combinaciones de la radiación desde enormes soles de los signos zodiacales, pudieron obtener números absolutos que permitían predecir el bien y el mal.

 

Tal vez suene un tanto complicado, pero como ya lo he demostrado antes, las secuencias de series numéricas simples están detrás de todo esto; es una mera cuestión de hallar el código. Hay que seguir la misma estrategia para continuar develando los secretos de la Atlántida. Su punto de vista era que las futuras generaciones, a causa de estos hechos, no podrían leer los textos sagrados.

 

Sólo un mensaje numérico podría comprenderse y decodificarse, y esto lo prueban las "Combinaciones Matemáticas" que he descubierto.

 

Sólo deben insertarse en un plan gigantesco, del cual son una parte; la huella de un plan computarizado de mil años de antigüedad. A fin de lograrlo, probablemente necesitemos mucha más información de la que tenemos ahora, la cual sólo podrá hallarse con nuevas excavaciones o sometiendo todos los datos astronómicos que poseemos a un nuevo examen.

 

Hay que estudiar ambas posibilidades urgentemente, porque en la transición desde la Era de Piscis a la Era de Acuario, la Tierra se destruirá y las antiguas escrituras lo prueban:

  1. Los atlantes pudieron determinar el día exacto de la destrucción de su mundo, basándose en las "Combinaciones Matemáticas Celestiales".

  2. Estas "Combinaciones" están conectadas con el pasaje de los diferentes signos del zodíaco.

  3. Los planetas tienen su importancia para determinar la "fecha del fin" de una era, y el planeta Venus es especialmente relevante para los mayas.

Basándonos en estos datos, debe ser factible descifrar el código del Plan Maestro que está detrás de todo esto.

 

Tengo una urgente petición que hacerles a todos, sean astrónomos, matemáticos, físicos, etc., y es que traten de develarlo. Si no lo logramos a tiempo, entonces el mundo se destruirá sin haber podido hacer una seria advertencia.

 

Pero también podemos hallar estos conocimientos en los monumentos dejados por nuestros predecesores.


 


EL LABERINTO - LA SUPERCONSTRUCCIÓN DE LOS ANTIGUOS EGIPCIOS

Luego de haber leído acerca de los acontecimientos en la Atlántida, me sentí frustrado. ¿Cómo era posible que los atlantes pudieron determinar la destrucción de su país? Un par de veces mencionaron las "Combinaciones Matemáticas Celestiales" sobre las cuales se basaban las predicciones.

 

Recordé haber leído algo sobre el tema, en el libro anterior de Slosman. Luego de buscarlo durante algún tiempo, por fin lo encontré. Según los anales, los sobrevivientes habían hecho una construcción en Egipto, inmediatamente después de su llegada allí; era un templo en honor al creador, para expresar su gratitud por haber arribado a su segunda patria.

 

La acción inmediata que emprendieron fue la construcción de un observatorio desde donde podrían estudiar las "Combinaciones Matemáticas Celestiales". Sería erigido en las márgenes del Nilo, cuyo jeroglífico se corresponde con el de la Vía Láctea. Cuando se coloca el mapa del Nilo junto al de la Vía Láctea, claramente se advierte su semejanza.

 

Hay varias estrellas importantes de la Vía Láctea que se corresponden con lugares donde se han construido templos.


Como se mencionó antes, los sobrevivientes de la catástrofe construyeron un observatorio original, en cuanto llegaron a su nuevo reino; ya no existe más. Allí registraban las posiciones de las estrellas y los planetas. Juntos, estos datos formaron combinaciones geométricas específicas, de las cuales se dedujeron las principales leyes armónicas.

 

Diodorus Sicilus de Sicilia confirma esta investigación para vivir en armonía sobre la Tierra con el consentimiento de los Cielos.

 

Lo que sigue está escrito en el capítulo 89 de su primer libro:

"En ninguna otra parte se puede encontrar una observación tan exacta de las posiciones y movimientos de las estrellas y planetas, como la que hicieron los egipcios. Ellos poseen todas las observaciones que realizaron año tras año, remontándose a tiempos increíblemente lejanos".

Esto confirma que los sumos sacerdotes eran "maestros de las matemáticas y los números", desde tiempo inmemorial. Con estos datos astronómicos y basándose en las "Combinaciones Matemáticas Celestiales", lograron hacer predicciones sobre el movimiento planetario, su tiempo de rotación y muchos otros fenómenos estelares. Y todo esto, sin ningún esfuerzo.

 

Tuve que tomar aliento después de haberme enterado, pues, si nosotros poseyésemos tales conocimientos, entonces podríamos luchar con éxito contra toda oposición al hecho del próximo cataclismo. Por cierto, vamos a encontrar suficientes indicios sobre el incuestionable valor de la evidencia de sus hallazgos.

 

Pero ¿dónde debemos buscar?

 

Con calma releí el resto, que ya había leído algunas semanas atrás. Aquí se nos decía que los seguidores de Seth y Horus habían seguido dividiendo el país por miles de años. Exhaustos por una guerra que venía durando milenios, decidieron construir un centro astronómico idéntico al de la Atlántida. Era el año 4608 a.C, cuando empezó la Era del Toro. La enorme tarea fue completada 365 años más tarde.

 

El día que Dios tenía predestinado para este acontecimiento, Athothis (Thoth), iba a declarar oficialmente la unificación de Egipto. Por los trabajos de investigación realizados, podemos saber que el primer día de Thoth fue el 19 de julio de 4243 a.C, y que a partir de ese momento, comenzó la Era de Sothis o Sirio *, y con ella, el clásico calendario egipcio.

 

* [N. de la T.]: Sothis, la estrella más brillante del cielo, también llamada Sirio. Se refiere al antiguo calendario egipcio de 365 1/4 días. Es también el ciclo de 1.460 años de 365 días en este calendario.


Indudablemente, existía un significado más profundo en todo esto, pues no se trataba sólo de la celebración de la unificación, sino también de ciertos ciclos del Sol, de la Luna y las estrellas. Los agricultores egipcios necesitaron un calendario especial, para hacer sus predicciones de las inundaciones anuales del Nilo con mayor exactitud.

 

Según el calendario sótico (o de Sirio), los egipcios se valieron de un año de 365 días, divido en doce meses de treinta días, además de uno adicional de cinco días divinos. Luego de cuatro años, este calendario ya no era correcto y se agregaba un día entero a un año, para sincronizarlo. Por cierto, los egipcios sabían que existía un año de 365,25 días, pero se negaban a contarlo de esta manera, porque su calendario sagrado contenía los números sobre los cuales basaron la predicción del fin del mundo.

 

Con el uso del nuevo calendario, los agricultores obtuvieron una mayor precisión en cuanto a las inundaciones cíclicas del Nilo, y no siempre necesitaban recibir el consejo de los sumos sacerdotes.

Además de estos dos calendarios también usaron un calendario lunar, contando alternativamente 29 y 30 días, que coincidían en un ciclo preciso de 25 años y 365 días.

 

El investigador francés Schwaller de Lubicz destacó que este lapso coincidía con 309 períodos lunares.

 

Él calculó:

25 x 365 = 9.125 días
9.125 / 309 = 29,5307 días por período lunar.

Este es un resultado sumamente exacto. La astronomía moderna emplea un período lunar de 29,53059 días, es decir, una diferencia de sólo un segundo. Se puede considerar este calendario egipcio, sin lugar a dudas, como una maravilla de precisión.


Volvamos ahora a la unificación de Egipto. En la margen del Nilo se realizó una ceremonia de adoración pública, donde dos sumos sacerdotes se dirigieron al Nilo y dijeron:

"Tus fuentes celestiales nos dejan vivir, porque permiten que nuestras tierras se inunden todos los años".

Le dijeron al público:

"De ahora en adelante vivirán en armonía con las leyes y el orden de Dios, porque estas les concederán la vida en la tierra y en el cielo. Fertilicen la tierra para su trabajo y esta, a su vez, les brindará los cereales".

Ante los jefes de ambas facciones ellos juraron:

"Vuestra autoridad sigue siendo el símbolo de todas vuestras acciones, porque vuestra manera de gobernar determinará la felicidad de vuestro pueblo".

Con las manos elevadas al cielo, le hablaron a Dios:

"¡Oh, Señor de la eternidad, Tú que lo sabes todo, que tu ley y órdenes gobiernen a partir de este día en adelante y que nuestras vidas estén libres de problemas. ¡Que nuestros hijos sigan nuestro ejemplo, conforme a tu armonía, y que no se produzca ninguna catástrofe! Que tu sabiduría celestial que nos ofreciste por medio de las Combinaciones Matemáticas Celestiales, nos colmen a todos y nos inspiren para evitar las malas acciones que podrían provocar tu enojo".

Fue luego de este día memorable cuando comenzó la reconstrucción de un gran centro astronómico. Le pusieron el nombre de "Círculo de Oro" y contenía dos templos:

"La doble casa de la vida" y "El templo de la dama del cielo: Isis".

En él había dos escuelas diferentes, los que estudiaban el firmamento de noche y lo reproducían sobre la Tierra, y la que preferían un estudio más matemático, donde todo era teórico, sin observar el cielo. Con esto, ellos poseían una increíble cantidad de combinaciones factibles en relación con el Sol, los planetas y las estrellas del zodíaco.

 

Dado que los egipcios dividieron cada una de las doce constelaciones del zodíaco en tres, esto nos da treinta y seis posibilidades. Al multiplicar los planetas por este número, el resultado que arroja es 7 x 36 = 252. Una vez más, multiplicado por doce da: 252 x 12 = 3.024.

 

¡Por eso el edificio tenía tantas habitaciones!
 


La descripción de Heródoto
Como Heródoto vio una parte de ello y lo escribió en un libro, creí que para conocer algo más del tema, tenía que encontrar su descripción. Hice búsquedas en un buen número de bibliotecas, pero la tarea fue en vano. Hallé varias referencias, mas sin ninguna clave, y entonces decidí abandonar la tarea por un tiempo.

 

Fue entonces cuando recibí por el correo electrónico, un catálogo de un club del libro holandés. Como de costumbre, repasé sus páginas con curiosidad y ¡allí estaba!

 

El título me saltó con claridad: Herodotus - The Report of my Research [Heródoto - Informe de mi investigación]; resultó ser una traducción holandesa especial.

 

Unos días más tarde, compré el libro de 700 páginas y comencé a leerlo de inmediato, ni bien llegué a mi hogar.

 

Empezaba así:

"Me llamo Heródoto, soy de Halicarnaso y ahora le quiero contar al mundo sobre la investigación que he realizado para mantener vivo el recuerdo del pasado e inmortalizar las grandes e imponentes obras de los griegos y otros pueblos".

Eso bien podía considerarse como las palabras de apertura. Yo estaba sumamente interesado y hubiera podido leer el libro de corrido, pero afortunadamente, mi sentido común me aconsejó que me detuviera, pues esa tarea me iba a llevar varios días y ahora no disponía de ese tiempo. Rápidamente repasé el índice y abrí el libro en la página sobre el laberinto.

 

Allí decía:

"Como muestra de su unanimidad, decidieron dejar un monumento conmemorativo y eso los impulsó a construir el laberinto, que se encuentra situado no lejos de la margen meridional del lago Moeris, en las cercanías de un lugar llamado Cocodrilópolis.

 

Yo estuve allí y el lugar está más allá de toda descripción.

Figura 19.

Visión del laberinto
 

Si usted hiciera un estudio de todas las paredes de las ciudades y de los edificios públicos de Grecia, vería que todos juntos no hubieran requerido tanto esfuerzo ni tanto dinero como este laberinto; ¡y eso que los templos de Éfeso y Samos no son precisamente obras pequeñas! Es verdad, las pirámides dejan sin habla al observador y cada una de ellas es igual a muchos de nuestros edificios griegos, pero ninguna puede compararse con el laberinto".

Quedé abrumado por estas palabras. Las pirámides de Giza están consideradas como los edificios más imponentes de la antigüedad y, sin embargo, según Heródoto —quien también ofreció una elaborada descripción de las pirámides—, el laberinto los sobrepasaba a todos. Al darme cuenta de esto, me sentí sumamente entusiasmado.

 

Con avidez, seguí leyendo su informe:

"Por empezar, tiene una docena de jardines interiores, de los cuales seis se hallan alineados en el lado norte y seis en el lado sur. Están construidos de modo tal que sus portales quedan enfrentados. Una pared exterior sin aberturas rodea todo el complejo. El edificio mismo consta de dos pisos y 3.000 habitaciones, de las cuales la mitad está en el subsuelo y las restantes 1.500, en la planta baja".

Una vez más, tuve que dejar de leer. ¡Tres mil recámaras con jardines interiores y una sola pared circular rodeando el edificio! Creo que una construcción más gigantesca que esta no hubiera sido posible.

 

La mitad de las habitaciones estaban al ras del piso y las restantes en un nivel inferior. Si imaginamos habitaciones de sólo dos metros de largo, tendremos una longitud total de tres kilómetros. Eso me produjo vértigo; ¡este tendría que ser el edificio más grande que jamás se haya construido! Yo no albergaba ninguna duda al respecto.

 

¿Por qué no era más conocido? ¿Podría haberse esfumado tal vez de la faz de la Tierra? En 448 a.C. aún estaba allí. ¿Podría ser que lo hubieran destruido y que sus partes hubiesen sido utilizadas para construir otros edificios?


Lo llamé a Gino.

"Gino, habla Patrick. Tengo algunas preguntas que hacerle. ¿Sabe usted si se construyó algún edificio importante y nuevo en Egipto después del año 450 a.C? Me refiero a algún período antes de la edad moderna".
"¿Por qué lo pregunta?"
"He leído la descripción del laberinto en las historias de Heródoto; ¡debe haber sido increíblemente grande! Algo semejante sólo puede llegar a desaparecer si lo derriban".
"Déjeme pensar. No, no sé nada de ningún gran monumento que se haya construido posteriormente a esa fecha; ya no se erigían pirámides y, en cuanto a los templos, principalmente eran mantenidos. En realidad, no había demasiada construcción".
"¿Ni siquiera por los romanos?"
"No, que yo sepa. Pero por cierto, pudieron haberlo usado para construir casas".
"¿Ha oído alguna vez hablar de ello?"
"No, nunca. Si en verdad es tan grande, entonces al menos algo debería haberse escrito sobre el tema".

Luego de este breve diálogo, estuve seguro: ¡el edificio más grande jamás construido, aún existía! Yacía oculto en alguna parte, bajo toneladas de arena del desierto. ¿Dónde me encontraba yo con mi texto? ¡Oh, sí, aquí! Intrigado, continué leyendo.

 

Heródoto dijo:

"Visité y vi personalmente las mil quinientas habitaciones de la planta baja, por lo tanto, estoy hablando desde mi experiencia personal, pero en cuanto a las habitaciones del subsuelo, debo confiar en la autoridad de los demás, porque los egipcios no me permitieron entrar. Allí, pueden hallarse las tumbas de los reyes que originalmente construyeron el laberinto y de los sagrados cocodrilos. Por lo tanto, nunca estuve en ese sitio y todo lo que sé, lo sé de oídas.

 

Por cierto, me habían mostrado las habitaciones que se encontraban encima de estas; resultaba difícil creer que hubieran sido construidas por manos humanas. Los pasadizos que interconectaban las habitaciones y los senderos zigzagueantes que iban de una recámara a la otra, me dejaron sin aliento, por su colorida variedad, mientras caminaba en completa admiración desde el patio hacia las habitaciones, desde las habitaciones hacia los peristilos y de los peristilos nuevamente a las otras habitaciones, y desde allí hacia los otros patios.

 

El cielo raso de todos estos lugares está hecho de piedra, al igual que las paredes cubiertas con figuras en relieve. Cada patio está rodeado por una hilera de columnas de mármol blanco sin juntas".

"Mi Dios", murmuré. ¡Qué lujo!

 

Y en ninguna parte se menciona que hubiera sido saqueado o demolido, pero entonces, ¿dónde estaba este monumental laberinto, con las tumbas de los doce reyes? Sin lugar a dudas, allí deben encontrarse los tesoros más grandes que jamás hayan salido a la luz en Egipto. El tesoro de Tutankamón no es nada comparado con esto.

 

De eso, pueden estar seguros.

 

Me entusiasmé cada vez más.

 

Si las habitaciones superiores habían desaparecido, entonces al menos las del subsuelo debían estar allí todavía; era cuestión de encontrar algún rastro de la gigantesca pared y de los cimientos de los peristilos. Una vez hallados, seria fácil dar con las 1.500 habitaciones en las cuales se guardan mensajes de la antigüedad esperando ser descifrados. Esta posibilidad me fascinaba sobremanera. ¡Seria imposible hallar un descubrimiento más sensacional!

 

El mundo entero iba a estar sumamente emocionado cuando esta maravilla aún desconocida fuese mostrada. Sí, para hallarla primero tenía que descubrir un vínculo con el sitio donde debía buscar.

 

Con "la cabeza ardiente" seguí leyendo:

"Justo en la esquina donde el laberinto termina, se levanta una pirámide de al menos setenta y cinco metros de alto, decorada con figuras en relieve de grandes animales. Se puede llegar a ella a través de un pasadizo subterráneo".

¡Aja! Esa sí que era una clave importante. ¡Una pirámide con figuras de animales!

 

Volví a llamar a Gino:

"Gino, ¿oyó hablar alguna vez de una pirámide con figuras de animales en ella?"
"¿A qué se refiere?"
"Según Heródoto, junto al laberinto tiene que haber una pirámide de 75 metros de altura, con grandes figuras de animales talladas en relieve".

Del otro lado de la línea hubo silencio durante unos instantes. Yo esperaba algún avance, pero las palabras de Gino fueron un golpe para mi irrefrenable entusiasmo:

"Para ser honesto, nunca oí semejante cosa, pero eso no significa nada, porque las pirámides de Giza estaban cubiertas con piedra caliza blanca y luego de que El Cairo fue destruida por un terremoto, estas fueron desmontadas y la piedra caliza fue utilizada para reconstruir las ciudadelas y otras obras de arte.

 

Aquellos bloques estaban cubiertos por innumerables dibujos y jeroglíficos, y ahora se han perdido todos. Lo mismo puede haber ocurrido con esta pirámide. En ese caso, lo único que queda es una pirámide con bloques construidos de rocas".

Me sentía muy desdichado; tenía deseos de maldecir.

 

Cada pista parecía conducir a un callejón sin salida. Pero vamos..., pongámonos nuevamente en movimiento. Tal vez pueda hallar alguna otra indicación en la obra de Heródoto. A veces no se necesita mucho; una pirámide o edificio de 75 metros de altura con figuras de animales en ella, es suficiente. Pero, ¿dónde se encontraba? y más aún ¿existirá todavía? Sintiéndome infeliz, sacudí mi cabeza y seguí leyendo el informe escrito casi 2.500 años atrás.

 

Heródoto continuó:

"Pero, aunque este laberinto sea muy espectacular, el lago Moeris justo a mi lado, hace que uno en verdad se quede sin aliento. Su perímetro es de 3.600 estadios o sesenta shoinoi, o 666 kilómetros, tan largo como la costa egipcia entera. Este gran lago tiene una orientación Norte-Sur y su profundidad es superior a los noventa metros en la parte más honda. Probablemente, haya sido obra del hombre porque en el medio hay dos pirámides, cada una de las cuales llega a los noventa metros sobre el agua, mientras su base tiene una longitud similar debajo del agua".

Aquí tuve que abandonar.

 

¿Pirámides de una altura de 180 metros? Eso era algo difícil de creer. Probablemente Heródoto quiso decir edificios o colosos. Además, había una nota advirtiendo que Heródoto posiblemente se refería a los colosos de Biahmu; ninguna indicación más.

 

Esto no facilitaba las cosas, era doloroso; suspiré y continué leyendo:

"Encima de cada uno de los edificios hay una estatua que representa a un hombre en un trono. Si se calcula la altura completa, se alcanzarán los diecinueve metros, porque cien fathom equivalen a un estadio de seiscientos pies; un fathom es igual a seis pies o cuatro anas y un pie es igual a cuatro palmos, por lo tanto, un ana corresponde a seis palmos (un pie es igual a 29,6 cm, un fathom es 178 cm, un ana, 44,4 y un palmo, cerca de 7,2 cm)".

Con la referencia a aquellas estatuas de los hombres en un trono, hechas en piedra, tenía una nueva pista; tal vez podría haber algo allí. Si después de la probable obstrucción con sedimentos del lago, no fueron transportadas demasiado lejos, entonces el dato podría conducirnos a alguna parte; era una señal que valía la pena seguir. Más adelante, iba a tratar de prestarle la debida atención.

 

Mientras tanto, continué leyendo:

"El lago no obtiene el agua de fuentes naturales, eso sería imposible porque el país circundante está seco; no, un canal es su conexión con el Nilo. Por el canal corre el agua hacia el lago durante la mitad del año y, en los seis meses restantes, vuelve a fluir al río. La ganancia para el tesoro real durante este período es al menos de un talento de plata por día, debido a los peces que se pescan allí".

Figura 20.

La ubicación del laberinto.
 

Muy bien, pensé, es probable que esté ubicado en el desierto. No hay fuentes naturales, lo cual significa que si ya no hay una conexión con el Nilo, el lago se seca completamente. Aunque busque con toda intensidad, actualmente no hallaré nada de agua.

 

Heródoto continuó:

"Los habitantes de esa región me dijeron que había un túnel desde el lago hasta Sirte en Libia y, de este modo, que se podía llegar tierra adentro por el lado oeste de una región montañosa al sur de Menfis".

Otra clave. Debía haber una región montañosa no lejos de Menfis, en dirección al interior del país. Eso podría ser de ayuda para hallar la ubicación del lago, pero no iba a resultar fácil. De eso, yo estaba seguro. Aunque, si no se arriesga nada, nada se gana. Probablemente era una cuestión de trabajar sobre los datos.

 

Escribí todo de manera ordenada y se lo envié a Gino.

 

Un par de semanas más tarde, un día domingo, me telefoneó.

"Creo que conozco la ubicación del laberinto", me dijo.
"¿Cómo lo logró?", le pregunté sorprendido.
"La construcción comenzó en la Era de Tauro. Las Híades son un laberinto de estrellas. Calculé su posición sobre la Tierra, con las pirámides (que representan a Orion) y Dendera (que representa a la estrella Deneb) como puntos de referencia. Es todo lo que tengo por el momento. ¿Podría venir y echar un vistazo?"
"¿Qué tal mañana a la noche?"
"Bueno, lo estaré esperando".

Al día siguiente, nos encontrábamos estudiando los mapas.

 

Con orgullo, Gino me mostró el lugar: Hawuara.

"Es allí donde debe estar", dijo con confianza en sí mismo.

Miré la ubicación y asentí con mi cabeza. Parecía posible. Sólo un profundo análisis sobre la ubicación podría darnos una respuesta definitiva. Pero aún había algo que me molestaba: el nombre Hawuara mucho se parecía a otro que había leído en alguna parte.

 

Lo dejé descansar, mientras Gino continuó con su explicación:

"Según la tradición, el faraón luego de su muerte, debía pasar por un laberinto antes de ascender a las estrellas. Actualmente, los astrónomos llaman a las Híades 'el laberinto', porque las estrellas parecen formar un nudo inextricable. Eso debía ser lo mismo para los antiguos egipcios, de ahí mi teoría de que tiene que estar allí".

Ese argumento carece de defectos, por ahora.

 

Cuando llegué a mi casa,

"La mayoría de los egiptólogos opinan que el laberinto fue descubierto en 1843 por el famoso arqueólogo alemán Richard Lepsius (quien murió a la edad de 34 años). Se trataba del descubrimiento de Lepsius sobre la pirámide sepulcral, con ruinas circundantes del faraón Amenemhet III (1844-1797 a.C), no lejos del oasis El Fayum.

 

Lepsius escribió acerca de esto: la posición está dispuesta de tal modo que, tres grandes grupos de edificios de trescientos pies de ancho encierran un lugar rectangular de seiscientos pies de largo y quinientos pies de ancho. El cuarto lado, uno de los más pequeños, está bordeado por la pirámide que yace detrás; esta mide trescientos pies cuadrados, por lo tanto, no alcanza por completo el ala de los edificios".

Luego de haber estudiado un mapa que venía con el informe, tuve fuertes dudas de que este fuera el laberinto.


La descripción no concuerda para nada con los primeros indicios de Heródoto. En Hawara, la pirámide sigue el mismo eje que las ruinas del templo; según Heródoto, la pirámide se encontraba en un rincón. No se menciona nada de paredes cubiertas de relieves, de una gigantesca construcción, una parte subterránea de 1.500 habitaciones, columnas de mármol, etc.

 

¿Y dónde, por todos los arqueólogos, están las tumbas de los míticos faraones?

 

Lepsius no encontró ningún rastro de ellas. Entonces, ¿qué es lo que descubrió exactamente? Cientos de habitaciones, una al lado de la otra o encima de la otra, algunas pequeñas y otras más pequeñas todavía. ¡Eso no podía ser un laberinto! Decidí abandonarlo e ir a dormir.

 

Al día siguiente, telefoneé a Gino.

"¡Gino, debo felicitarlo y decepcionarlo!"
"¿Cómo es eso?"
"Bueno, el lugar que usted calculó es el sitio exacto donde se halló un laberinto. Pero, y aquí viene un gran "pero", la descripción del complejo no concuerda para nada con lo que Heródoto dice al respecto. ¿No tiene una enciclopedia sobre Egipto donde podamos encontrar algo más?"
"¡Pero, por supuesto, me había olvidado completamente de ello!"

Una hora más tarde Gino volvió a llamar:

"Tiene razón, Patrick. En las páginas 513 y 514 dice claramente que las excavaciones que se llevaron a cabo allí, no concuerdan con la historia".
"¿Podría hacerme una copia para el sábado?"'
"No hay problema".

El sábado siguiente, Gino me trajo no sólo las copias del laberinto, sino también las de un antiguo manuscrito egipcio que se mencionaba en un libro sobre las pirámides, y me dijo que era algo realmente especial.

 

Pero eso era para más adelante, porque primero observamos el movimiento del zodíaco sobre las pirámides. Esa noche no descubrimos nada nuevo, y al día siguiente, leí el texto sobre el laberinto. En parte era la descripción de Heródoto, pero también mencionaba que Estrabón había escrito sobre el tema.

 

El geógrafo griego Estrabón informa en la parte decimoséptima de su Geographicaa, en el capítulo 37:

"Un peristilo rodea una serie de recámaras palaciegas adyacentes, todas en una hilera siguiendo una pared. Frente a las entradas hay una gran cantidad de pasadizos bajos y cubiertos con muchas vueltas y curvas, por lo tanto, sin una guía es imposible hallar una habitación específica o incluso la salida".

Esto me dejó soñando por algún tiempo. No era sorprendente que lo llamaran laberinto y en caso de hallarlo, lo más probable es que nos perdiéramos.

 

Seguí leyendo:

"El cielo raso de estas habitaciones está compuesta de una pieza de piedra; también las paredes de los pasadizos cubiertos están terminadas con piedras extraordinariamente grandes. No se ha empleado madera ni ningún otro material de construcción en ninguna parte".

Yo estaba tan impresionado por la construcción como lo debe haber estado Estrabón. ¿Qué pudo haberle pasado a este legendario complejo? En el año 25 a.C., cuando Estrabón lo visitó, aún estaba allí. Según su descripción, se emplearon enormes monolitos para construirlo; semejantes piedras gigantes no hubieran podido utilizarse para construir otra cosa.

 

Ahora yo estaba muy seguro; el observatorio astronómico todavía se encontraba en su lugar, pero ¿dónde?

 

Esa era la pregunta que no me abandonaría hasta que lo hallara, sin embargo, no me quedaba mucho tiempo, pues dentro de dieciséis años y cuatro días se produciría la catástrofe más grande de la historia. Debía encontrar este complejo antes de esa fecha y preferiblemente, algunos años antes, de lo contrario, no sólo va a ser destruido sino también será demasiado tarde para advertir a la humanidad sobre la catástrofe venidera...


También leí lo siguiente en las copias:

"La situación en el Reino Medio era tal, que la construcción es una posibilidad realista porque se hubiera podido dedicar a la unificación del país, tanto en el aspecto administrativo como práctico. Podía simbolizar una monumental construcción que expresase la unidad. Más aún, pudo haber tenido una importante función administrativa en el nuevo estado unificado.

 

Pero esta solución no es la explicación completa del acertijo. Este complejo edificio arquitectónico, según Estrabón y Heródoto, tenía tales gigantescas dimensiones que no había nada igual en Egipto. La pregunta es si logró soportar el paso del tiempo, porque no hubo ningún trabajo de restauración en mucho tiempo. Para resolver este problema de una vez por todas, es necesario realizar nuevas excavaciones basadas en todos los conocimientos históricos y arqueológicos conocidos".

No podía estar más de acuerdo con esta conclusión, sólo hace falta considerar primero el tema de un modo teórico y luego, hacer las necesarias evaluaciones en el lugar.

 

¡Debe ser posible, yo estoy completamente convencido de ello!
 


Hechos acerca del laberinto

  • El más grande edificio jamás construido por el hombre.

  • La construcción tardó 365 años (desde 4608 hasta 4243 a.C).

  • El diámetro de Este a Oeste era de 48.000 codos egipcios (un codo egipcio = 0,524 metros); 48.000 x 0,524 = 8.384 Km.

  • Contiene el "Círculo de Oro", que es una legendaria habitación a la que se hace referencia en el Libro de los Muertos. Está hecho de granito y recubierto en oro lleno con un legado tecnológico que nos dejó una civilización perdida, mucho más antigua que el mismo Egipto.

  • El conocimiento astronómico de los egipcios está escrito en grandes paredes. Todos sus hallazgos astronómicos pueden leerse en los jeroglíficos; todas las constelaciones estelares figuran en un gigantesco zodíaco.

  • Muchas paredes pueden moverse y esto lo convierte en un laberinto real. Los textos antiguos hablan sobre personas que perdieron su camino y murieron; también hablan de habitaciones secretas que se encuentran en el laberinto lleno de utensilios y documentos de una civilización que floreció a escala mundial hace miles de años.

  • Contiene habitaciones con documentos sobre la historia de Egipto y su conocimiento astronómico.

  • En 36 enormes jeroglíficos está escrita la manera que emplearon para calcular la última reversión polar, y este es el conocimiento que debemos hallar urgentemente. Allí también pueden encontrarse los cálculos para el año 2012.

1 N. de la T.: Sothis, la estrella más brillante del cielo, también llamada Sirio. Se refiere al antiguo calendario egipcio de 365 días. Es también el ciclo de 1.460 años de 365 días en este calendario.


 


LOS SIGNOS ESTELARES

La principal razón de nuestro viaje a Egipto, el cual incluyó la búsqueda del laberinto, fue el descubrimiento de Gino sobre una conexión entre la Vía Láctea y varias pirámides y templos de ese país.

 

Lo había advertido cuando puso el mapa de Egipto junto al de la Vía Láctea y vio de inmediato que el templo de Dendera debía tener correspondencia con la estrella Deneb de la constelación Cygnus (del Cisne). Una de las vueltas del Nilo en el área de Dendera, incluso corresponde exactamente a la Vía Láctea. Parecía como si hubiese sido construida; dicha similitud no podía ser una coincidencia.

 

Este hallazgo implica que los egipcios podían determinar con exactitud las posiciones con una distancia de 800 kilómetros entre ellas, de hecho, una cuestión extremadamente difícil que puede medirse sólo con el equipo más moderno.

 

Entonces, decidimos comprar un Sistema de Posicionamiento Global (SPG), que es un instrumento que, vía satélite, puede determinar una posición con exactitud desde cierta ubicación.
 


Dendera es la estrella Deneb
Dendera, Egipto, martes 25 de marzo de 19997. El viaje desde nuestro hotel hasta Dendera fue una aventura en sí misma. Justo antes de nuestra visita, docenas de personas habían muerto por los ataques de terroristas y sólo nos permitieron viajar al templo con protección especial de la policía. Pasamos un destacamento de control después de otro y muchos, muchos soldados; parecía como si una guerra se hubiera declarado.

 

A la entrada del templo, Gino se encontró con Mohammed Aldawy Barbary, arqueólogo y jefe de seguridad. Estuvo con nosotros durante algunas horas y nos permitió quedarnos todo el día. En verdad, fue buena suerte. Nos confirmó que se había asociado a Dendera con la estrella Deneb, como lo habíamos establecido.


Luego de nuestros primeros pasos en el templo, un abrumador sentimiento nos golpeó; todo irradiaba fastuosidad y poder. El día anterior habíamos visitado el Valle de los Reyes, pero no podía compararse con Dendera.


Aquí, todo era más misterioso, más enigmático, más complejo, como si un oculto poder estuviera detrás de ello; era una insondable y profunda fuente de conocimiento y de nosotros dependía tratar de develarla. Miramos con asombro las maravillosas columnas y los exquisitos cielos rasos; un guía se nos acercó. Nos mostró arcos subterráneos y nos dijo que muchos de los elementos en el templo se basaban en el número 12, por ejemplo, los doce signos del zodíaco, las doce columnas, los doce polos en el cuadrante solar, etc. Nos llevó a un lugar específico en el medio del templo, donde estaban cantando.

 

Miriam y Brigit, que habían viajado con nosotros, estaban allí paradas, cara a cara en ese pequeño lugar. Su canto sonaba con una belleza sobrenatural y una oleada de placer atravesó mi cuerpo. Parecía que todo el edificio temblaba y vibraba con ellas. Me imaginé un faraón. La tradición nos dice que este ritual se realizaba a la salida del Sol y en el ocaso. Si de mí hubiera dependido, lo hubiese hecho durar para siempre. Cuando terminaron el canto, continuamos estudiando el templo.

 

En el techo tomamos las coordenadas importantes con nuestro SPG y luego admiramos la copia del zodíaco circular. El original está en el Louvre (París), pero se encuentra en peores condiciones. Aquí Gino se dio cuenta de una primera desviación en el concepto. Según sus mediciones, el zodíaco estaba dirigido hacia el Norte, con una desviación de cinco grados en dirección Este.

 

Dado que era una copia, tal vez se trataba de una coincidencia. Entonces, decidió medir el eje Sur-Norte del templo y, para su asombro, también este mostraba una desviación de cinco grados en dirección Este.


Medité sobre el particular y hallé una explicación posible. Un círculo tiene 360 grados, si se divide 360 por 5, se obtiene 72.


Si multiplicamos esto por 360, obtendremos el número que indica la precesión del zodíaco: 360 x 72 = 25.920 = precesión. Dado que el templo estaba dedicado al zodíaco, podía ser una buena explicación. Mas adelante, surgió otra hipótesis plausible.


Después de medir la posición, pasamos gran parte del resto del día admirando el edificio. El complejo entero era tan imponente que nos dejó boquiabiertos. Podría escribir un libro sobre el tema. Había que verlo para creerlo. La construcción nos impulsa a aprender. Entonces, uno empieza a darse cuenta de lo avanzado que es y de los secretos que hay detrás de esto.

 

Aquello que pasó hace casi 12.000 años está a punto de suceder ahora.

 

Ese es el poder que emana del templo de Dendera, el cual permanecerá en mí por el resto de mi vida.

Figura 21.
El zodíaco circular de Dendera.
 

 

Esna es la estrella Altaír

Esna, Egipto, miércoles 26 de marzo de 1997. La primera evaluación que hicimos fue que el nivel del templo está por debajo del nivel del Nilo. El arqueólogo de turno nos explicó que sólo a esa profundidad había terreno sólido para construir sobre él. Debido a su bajo nivel, padecía filtraciones de agua subterránea y eso perjudicaba la conservación de los jeroglíficos.


Dado que los egipcios eran muy inteligentes para guardar todo en el mejor estado de conservación posible, llegamos a la conclusión de que tuvo que haber una razón especial para construir un templo justo allí, una razón mucho más importante que el grado de dificultad de construirlo allí. Pronto Gino encontró el signo de Altaír (en la constelación del Águila llamada Aquila), el cual nuevamente reforzó nuestra teoría. Más aún, vimos columnas similares a las de Dendera; el templo había sido construido en la misma era, de ahí su similitud.

 

Otros elementos de correspondencia son los signos del zodíaco y el patrón de los cielos rasos; ambos tienen también un pozo de noria, pero en Dendera hay un pequeño oasis. Después de haberlo medido, se pudo demostrar que el templo tenía dirección hacia el Norte con una desviación de cinco grados al Este.

 

¡Dos desviaciones tan llamativas no podían ser una mera coincidencia!
 


Las pirámides son la constelación de Orion
Giza, Egipto, lunes 31 de marzo de 19997. Caminábamos hacia las pirámides, distantes a menos de un kilómetro de nuestro hotel.

 

Yo había leído una elaborada descripción en el libro Fingerprints of the Gods [Las huellas de los dioses] y, el día anterior, ya había saboreado una primera visión de las pirámides, desde la ventana de nuestro cuarto de hotel: grandiosas, misteriosas, místicas, y un número infinito de otros adjetivos podrían atribuírseles.

"Apuesto a que las pirámides también tienen una desviación de cinco grados", le dije desafiante a Gino.
"No voy a apostar, porque ya conozco la respuesta".

Eso nos hizo soltar las carcajadas. Unos minutos después estábamos parados frente a la construcción más grande de la Tierra.

 

Hay que verlo para creerlo; sobrepasa a cualquier descripción que se haya leído acerca de ella. Estaba abrumado por su magnificencia, y la hallaba misteriosa por sus ocultos secretos, mística por su carácter esotérico. Dejamos que esa impresión nos invadiera durante algunos minutos y luego, empezamos a trabajar. Con el SPG, Gino midió las esquinas desde la pirámide; cuando caminamos de una esquina a la otra, también evaluó la dirección de la pirámide.

 

El resultado ya no era una sorpresa para nosotros: había una desviación de cinco grados al Este, la misma desviación detectada en las otras dos pirámides.
 


El eje Norte-Sur
Durante nuestro cuidadoso estudio de los alrededores, nos topamos con una flecha hecha en el rojo granito de Assuán. Si uno se encuentra frente a la entrada, puede hallarla del lado de la mano izquierda del eje Sur-Norte de la pirámide de Kefrén. Para nuestra sorpresa, la flecha estaba orientada precisamente hacia el Norte.

 

Eso nos llevó a la conclusión de que la desviación de cinco grados, de hecho respondía a una razón específica, en especial porque ya habíamos dado con este ángulo varias veces:

  • En Esna y Dendera.

  • En el cruce de dos pasadizos en el templo de Karnak.

  • En la pared inclinada en Karnak (las paredes inclinadas son excepcionales).

  • En el sarcófago en el templo de Karnak (habitaciones en declive).

  • Al estudiar a los celtas.

Como ya lo mencioné, el ángulo puede explicarse por medio de la precesión o movimiento del zodíaco.

 

Es así como los egipcios querían señalarles a las civilizaciones venideras que había que estudiar profundamente. De ahí que, cuando se devela la construcción de la gran pirámide, se hallan varios ángulos de 72 grados, conectados con el ángulo de cinco grados: 360 / 5 = 72. Al multiplicar 360 por 72 se halla la precesión: 72 x 360 = 25.920.


En Egipto, un año tenía 36 semanas de 10 días = 360 días. Los últimos cinco días eran dedicados a los dioses. Con el ángulo de cinco grados, los egipcios también quisieron decirnos que medían las horas y minutos de un día (24 x 60 = 1.440 minutos).


Si multiplica esto por cinco obtendrá 7.200, que es un múltiplo de 72. Otra vez, esto apunta a un código de precesión.


La enigmática desviación de los cinco grados en los templos y pirámides nos conduce a las siguientes conclusiones:

  • Las pirámides están construidas para señalarnos que la constelación Orion es crucial. Si en virtud de la precesión se convierte en el centro de interés, en la Tierra ocurrirá un desastre.

  • En este momento, Orion está casi en su ciclo más alto. Es la constelación más visible en todo el cielo. Eso nos dice que el desastre se aproxima.

  • La forma de las pirámides es similar al aspecto de Orion en 2012 y en 9792 a.C.

No subestime estos hallazgos porque ellos se basan en el enorme conocimiento astronómico que tenían los egipcios. Las similitudes entre los templos, las pirámides y sus imágenes celestiales son una prueba incontestable.

 

A fin de poder llevar a cabo tan grande y difícil tarea, deben haber sabido muchísimo sobre astronomía, geología, geodesia, proyección de mapas, etc.
 


Investigación sobre la ubicación
Hawara, Egipto, miércoles 2 de abril de 1997, 11 hs. A alta velocidad, el taxista apresuró su marcha por el desierto.

 

El Sol me estaba quemando mis ojos.

Figura 22.

Existe un código astronómico oculto dentro del emplazamiento de las pirámides y los templos.

Aquí puede apreciar una vista tridimensional de la relación entre las estrella** Deneb,
Vega y Altaír, y la posición de los templos en Egipto.

 

A cierta distancia podía ver el contorno de la pirámide Hawara. Me movía impacientemente hacia delante y atrás. Gino señaló la construcción y asintió con su cabeza. Esa era. Nos estábamos acercando rápidamente al objetivo de nuestro viaje.


Llegamos; el paisaje era desolado y no se veía ni a un solo turista. Tres guías y un vendedor de boletos nos dieron la bienvenida con los brazos abiertos. Ninguno de ellos hablaba inglés, pero afortunadamente nuestro conductor pudo facilitar la comunicación entre nosotros.

Pirámide de Hawara

 

La entrada costaba dieciséis libras egipcias, lo cual era bastante para una pirámide construida de arcilla, pero lo pagamos con gusto. Nos acompañaron dos guías. Gino y yo nos pusimos los sombreros para protegernos del Sol abrasador y emprendimos la marcha por el sendero de grava. Quedé sorprendido al ver que la pirámide se había derrumbado en el centro y que las piedras de arcilla se habían convertido en una pila informe.

 

En el Valle de los Reyes y en Dendera yo había visto varias construcciones de arcilla. Dado que sólo llueve un día al año en estas regiones, pueden permanecer en bastantes buenas condiciones por miles de años. Era evidente que este no era el caso, aunque es probable que no hubiera más lluvia aquí que en cualquier otro lado. Muy pronto íbamos a resolver este enigma.


Uno de nuestros guías hizo gestos exagerados y señaló una columna blanca brillante, casi invisible sobre la arena, con la figura de dos cocodrilos cincelada en ella. Claramente, esta era una clave de que estábamos en el sitio correcto. Por cierto, Heródoto mencionó que el laberinto se hallaba ubicado cerca de la ciudad del cocodrilo. Nuestros guías se arrodillaron justo frente a la entrada e hicieron en la arena, el dibujo de una pirámide.

 

Distinguieron tres capas en ella y apuntaron a la capa inferior y a una piedra hecha de granito rojo de Assuán. El uso de este tipo de piedra muy dura indicaba que la pirámide debe haber sido importante, puesto que no se trabaja con ella si no hay una buena razón. Encima de esta capa, se usó el mismo tipo de piedra que para las pirámides de Giza.

 

En cuanto a la última capa, estaba hecha de piedras de arcilla, como ya lo hemos señalado.

"Ese granito rojo se usaba para proteger las capas superiores del agua", dijo Gino, confirmando aquí lo que yo ya sospechaba.

Asentí con la cabeza y nos dirigimos hacia la entrada.

 

Al cabo de unos pocos metros nos detuvo el agua que había inundado toda la cámara mortuoria. Gino usó su lámpara, pero era insuficiente para penetrar la oscuridad delante de nosotros. Había agua por todas partes, entonces, alumbró las paredes con su lámpara y pudimos ver que estaban cubiertas de cristales de sal. Mi corazón dio un salto; el laberinto era mucho más profundo que la pirámide y ya había agua de pozo almacenada aquí.

 

Esto también explicaba por qué la pirámide de arcilla se encontraba en tan malas condiciones, pues el agua de pozo había disuelto las capas de arcilla y entonces la pirámide se había derrumbado en parte. Me invadieron unos fríos temblores en el intenso calor de la tarde; si el laberinto estaba inundado, entonces debía contener miles de millones de litros de agua, sin mencionar el daño.

 

Eso, en verdad, atemperó mi entusiasmo.

 

Nos miramos con duda y entonces trepé una pared que se encontraba justo al lado de la pirámide. A unos veinte metros de distancia, y como a unos ocho metros de profundidad, vi el canal que fluía como lo había descripto Heródoto. La pirámide era mucho más alta y sin embargo, estaba inundada completamente. No Podía entenderlo.

 

Más tarde, Gino me iba a explicar que la tierra había absorbido el agua como una esponja. Esa era una buena explicación por el agua del Pozo, pero no resolvía el problema.

 

No obstante, miré a la distancia y no vi nada más que un verde oasis frente a mí. Pude imaginar con facilidad que solía haber un lago con playas. Por cierto, lejos, hacia la derecha, el oasis cambie Por la arena del desierto que casi no difiere de la arena del mar. Muchos geólogos están convencidos de que los desiertos alguna vez fueron mares que se elevaron por acción de la tierra. Mientras yo soñaba despierto, seguí mirando a mi alrededor y pronto tuve la sensación de que nos encontrábamos en el lugar correcto. Durante mi investigación había tenido impresiones similares varias veces y en cada ocasión resultaron ser correctas.

 

Esta vez no iba a ser diferente. ¡El laberinto estaba justo aquí; podía apostar que así era!


Mientras anduvimos por la pirámide, Gino se detuvo para medir su posición. Lo había calculado teóricamente de antemano y, para nuestra satisfacción, sus resultados concordaban con los valores medidos. Nuevamente, se confirmaba lo que ya había sospechado. Del lado norte de la pirámide, el cual apuntaba directamente hacia Giza, había un paisaje desolado donde yacían ruinas de tumbas.

 

En distintos lugares se habían derrumbado y había grandes aberturas. Con muchos gestos, los guías nos indicaron que era peligroso estar aquí y que podíamos hundirnos. Tomamos nota y seguimos con la búsqueda. No había mucho para descubrir, salvo por un hecho peculiar.

 

Cerca de la pirámide, Gino halló dos piedras ubicadas en ángulo recto, con un agujero debajo de ellas. Casi se volvió loco cuando vio esto.

 

En nuestro viaje al aeropuerto, me había contado acerca del sueño de su suegra, el cual decía que si descubríamos dos piedras con un agujero, aquí era el sitio donde se encontraba el laberinto, según su predicción. También me había dicho que muchos de los sueños de esta señora se habían hecho realidad. Y ahora nos encontrábamos aquí, en ese pequeño agujero en el piso.

 

Esto hizo que las cosas parecieran más extrañas, pero más emocionantes.

 

Tratamos de ampliar la brecha con nuestras manos pero no lo logramos muy bien; incluso, Gino tomó varias fotografías en el exterior, pero el resultado fue pobre. El enigma de este presagio, por lo tanto, aún existe. Dado que no tengo experiencia con tales asuntos como las predicciones, sólo quería mencionarlo, por su peculiaridad.


Luego, fuimos al otro extremo del lugar. Fue aquí donde Lepsius había realizado las excavaciones durante el siglo XIX.

 

Aquí también parecía la superficie lunar, por su desolación. Pronto me di cuenta de que las excavaciones de Lepsius no habían sido muy profundas, a lo sumo un par de metros; eso era lo que yo podía ver, por lo tanto, no era suficiente para dejar el laberinto al descubierto, el cual probablemente se encontraba unos cinco metros más abajo. Al ver esto, tuve la certeza de que estaba aquí, justo debajo de mis pies.

 

Continuamos nuestra búsqueda y nos tropezamos con las partes superiores de algunas columnas, y probablemente esta fue la parte superior del laberinto en tiempos lejanos. Por más de una hora buscamos la planicie siguiendo un patrón de líneas cruzadas pero, salvo por los muchos tiestos, no obtuvimos otros resultados. De todos modos, ya sabíamos suficiente.


A continuación he elaborado una lista de la principal evidencia que puede explicar por qué el laberinto debe estar ubicado en este lugar:

  1. Hay un canal frente a la pirámide, que es un ramal del canal Bahr Jussuf. Según Heródoto, solía haber un canal conectado con el lago que se encontraba frente a la pirámide.

  2. Detrás del canal hay una depresión, donde se encuentra el oasis de El Fayum. Es probable que el lago haya estado aquí.

  3. La posición de la pirámide concuerda con la estrella Aldebarán de la constelación Tauro. Dicha similitud señala la importancia de la posición.

  4. Los extremos superiores de varias columnas que sobresalen de la arena, indican que hay más todavía escondido bajo la superficie. Probablemente, estas se erigían en el techo del laberinto.

  5. El templo fue construido en los comienzos de la Era de Tauro. Si se observa de cerca la estrella del signo Tauro, se podrá detectar la similitud que tiene con las Pléyades y las Híadas. La región que se corresponde con las Pléyades está ubicada demasiado alto, de modo que esa posibilidad queda descartada. Esto nos deja con las Híadas, y ¡es allí donde se encuentra el laberinto!

  6. Las Híadas contienen doce estrellas brillantes y también un buen número de otras tantas. El doce concuerda con el zodíaco. Los astrónomos denominan a las Híadas laberinto de estrellas. Otra indicación adicional es que las Híadas cubren cinco grados del cielo, es decir, el mismo número que la desviación medida en los templos y pirámides en relación con el eje Norte-Sur.

  7. El granito rojo de Assuán fue utilizado para los cimientos de la pirámide. Esto apunta a la importancia del lugar, como también al hecho de que protegía la piedra de arcilla de la acción del agua.

  8. Dos cocodrilos cincelados son el signo de Cocodrilópolis, la cual no estaba lejos de aquí.

  9. Lepsius no hizo excavaciones lo suficientemente profundas como para hallar el laberinto.

  10. Y el argumento más fuerte de todos: los egiptólogos del mundo ente ro dicen que el laberinto debe estar aquí. ¿Qué estamos esperando?

Nuestra conclusión es que es absolutamente necesario iniciar una nueva excavación aquí.

 

Sólo de este modo el enigma del laberinto perdido puede resolverse
 


Consecuencias mundiales
La búsqueda del laberinto debe empezar de manera muy urgente, de lo contrario, la humanidad se encontrará en un gran peligro. Hace más de 12.000 años prevalecía una civilización sumamente desarrollada.

 

Ellos dominaban la astronomía, la geología, las matemáticas, la geografía, navegaban por los océanos, tenían calendarios increíblemente precisos, etc. La evidencia de todo esto está reunida en el laberinto. Si tan sólo pudiéramos destrabar este conocimiento, cambiaría la historia de la Tierra para siempre. Además, también tendríamos una prueba de dónde obtuvieron sus conocimientos y su sabiduría, para poder predecir la destrucción de la Tierra.

 

Darnos cuenta de que nuestra civilización está por ser barrida de la faz del planeta por una gigantesca catástrofe geológica, en primer lugar causará una tremenda reacción de pánico. Luego, rápidamente se emprenderán acciones a nivel mundial para preservar el conocimiento más esencial y transmitirlo a los sobrevivientes de la catástrofe.


Durante mi investigación, me he sorprendido varias veces por la alta calidad de la ciencia de estos antiguos genios. En muchos frentes, su ciencia estaba más avanzada que la nuestra; pudieron calcular las órbitas exactas de los planetas con 4.000 años de anticipación, algo que nosotros acabamos de descubrir ahora. De los innumerables datos que manejaban, pudieron deducir el día final de la destrucción de la Tierra.

 

Ellos sabían que esto era cíclico, que es un acontecimiento recurrente y en él basaban toda su religión. Si yo no llegase a develar estos secretos, la catástrofe golpeará sin una seria advertencia, can desastrosas consecuencias para la humanidad.


Afortunadamente, todos ahora tomarán conciencia de que la excavación de este centro astronómico exige total y absoluta urgencia. De lo contrario, la misión de los antepasados en cuanto a advertir a las generaciones futuras sobre esta catástrofe, amenaza con perderse para siempre. Como ya lo he puntualizado varias veces en mi libro, este desastre mundial puede significar el fin de la humanidad, si no logramos cerrar a tiempo las plantas nucleares.

 

Espero que haya la suficiente cantidad de personas inteligentes para concluir con éxito esta investigación, de lo contrario, la mayor de las catástrofes amenaza con borrar todos los vestigios de la humanidad para siempre.

 


Determinación de la posición
El hecho de que los conocimientos astronómicos de los egipcios eran imponentes, fue algo que Gino pudo comprobar positivamente cuando regresamos de nuestro viaje.

 

Utilizando las posiciones de las pirámides y templos, trató de calcular matemáticamente cómo los habían realizado. Luego de una intensa búsqueda llegó a la conclusión de que deben haber conocido la exacta circunferencia de la Tierra, y deben haber podido calcular la distancia a las estrellas. Él manejó el problema de la siguiente manera, se preguntó cómo podía proyectar la posición de una estrella en la Tierra.


Solución: congele los cielos en un determinado momento del tiempo, por ejemplo el 27 de julio de 9792 a.C, que es el día anterior a la catástrofe. Calcule la distancia entre las estrellas y regístrelas en unidades específicas (por ejemplo, ana* real, etc.).

 

Tome el centro de la Tierra y proyecte la estrella en él. Adopte una escala determinada al hacer la proyección, de modo que todo pueda volver a medirse consecuentemente. La proyección es tridimensional, lo cual complica la tarea de manera considerable. Y además de todo eso, debe tener en cuenta el ángulo entre las estrellas. Para hacer esto debe saber matemáticas espacial y tener los conocimientos para proyectar un punto en un paisaje tridimensional. Sólo los más encumbrados matemáticos y astrónomos pueden hacer esto en la actualidad. Luego, coloque el templo en la confluencia con la Tierra.


Nuestras mediciones demuestran que los egipcios pudieron lograr esto y demuestran con claridad que estaban increíblemente adelantados, pudiéndose equiparar su ciencia con la nuestra actual.


Un análisis posterior de esta información muestra que el ángulo entre Esna y Dendera es de cinco grados, exactamente igual al correspondiente a las estrellas Altaír y Deneb. Esto brinda una nueva interpretación de la desviación del eje Sur-Norte.

 

Es probable que haya más ejemplos de este ángulo, como el que existe entre Sirio y Aldebarán,' que también tiene cinco grados.

Figura 23.
Vista tridimensional de la relación entre las pirámides, la constelación Orion y las Hiades (laberinto
de estrellas). Al decodificarla, esta información determina la ubicación del laberinto que aparentemente
contiene utensilios y documentos de la inundación mundial anterior.

 


Ophiuchus
Luego del descubrimiento de la relación entre las estrellas mencionadas y sus lugares en la Tierra, Gino vio la constelación Ofiuco (Ophiuchus).
 

Si la teoría es correcta, esta constelación domina casi todo el territorio de Egipto. Una explicación plausible tal vez pueda hallarse en los eventos durante la destrucción de la Atlántida. Cuando Escorpio aparece en el horizonte oriental, Orion muere en el Oeste y desaparece.

 

Según la mitología, Ofiuco curó al cazador Orion, al aplastar a Escorpio con su pie. En el lenguaje astronómico, Orion reaparece en el Este sobre el horizonte, mientras que Ofiuco empuja a Escorpio bajo la tierra, en el Oeste.

 

Esta es una historia que merece estudiarse en profundidad.

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