PARTE III
¿CÓMO CALCULARON LA FECHA DEL FINAL DEL MUNDO?
A veces le llevó bastante tiempo porque su programación era una tarea ardua, pero él era un genio y el resultado fue siempre excelente. Yo buscaba desesperadamente una conexión entre toda la información que poseía, mas no pude adelantar mucho esa noche. Docenas de imágenes de posiciones planetarias, constelaciones estelares y complicados patrones internos pasaron por mis ojos. Un tanto mareado, aunque sin perder el entusiasmo, me fui a mi casa.
Algo estaba fermentando en mi interior, podía sentirlo, pero ¿qué era?
Entonces, sólo encontramos tres artículos.
Uno de ellos parecía ser sumamente importante y he parafraseado a continuación algunos puntos destacables:
Inmediatamente luego de leer este artículo, para mí quedó claro que la pirámide, en efecto, era un reloj gigantesco y estaba funcionando.
Dentro de dieciséis años su tictac va a detenerse, porque entonces se producirá la mayor catástrofe en la historia de la humanidad. Por eso la pirámide se ha construido con una precisión tan grande.
Para dejarnos esta advertencia, los constructores debieron realizar una obra superior. La mínima desviación en ella podría evitar que las civilizaciones venideras se enteraran del mensaje último y definitivo: ¡Presten atención, una destrucción mundial ocurrirá cuando el reloj deje de dar la hora! ¡Qué brillante razonamiento!
Y recién ahora lo venimos a descubrir, ahora que casi
es demasiado tarde para tomar las precauciones necesarias. Los investigadores ya se han preguntado por qué los ejes habían sido construidos con un grado de precisión tan increíble, pues no hay desviaciones y en su totalidad debe haber exigido una enorme cantidad de mano de obra. La construcción de los cuatro ejes es comparable con el diseño de varios templos grandes.
Esta visión arquitectónica ha intrigado a miles de visitantes... hasta ahora. Para mí, era cada vez más claro, minuto a minuto. A fin de que todo fuera más transparente todavía, Gino debería hacer gran cantidad de cálculos y eso le llevaría varias semanas. Satisfecho con este plan, pedí volver a ver las estrellas del año 2012. Tenía este sentimiento de que hallaría algo nuevo.
Y pronto apareció en la pantalla una constelación de estrellas con los códigos de la destrucción del mundo.
Las manos de Gino se abalanzaron sobre el teclado y apareció una imagen que yo ya había visto antes y no le había prestado atención. Por la pantalla corría una línea recta.
Sentí que había algo más detrás de esto, pero ¿qué? Nuevamente, observé la pantalla. Junto a la línea había otra que indicaba un movimiento ondulante. Se elevaba desde la base, alcanzaba una cima y luego descendía debajo de su punto de partida. Una onda perfecta. Tal vez la explicación parezca un tanto difícil, pero el cuadro que aparece a continuación aclarará las cosas. Esto es lo que vi.
No podía sacar este mensaje de mi cabeza, pero tampoco podía hallar una solución al problema.
Figura 24.
Ya era pasada la medianoche y decidí ir a dormir porque al día siguiente debía ir a trabajar. Miércoles, jueves, viernes... y no podía pensar en ninguna otra cosa. ¿Dónde estaba el vínculo?; había uno, de eso estaba seguro.
Entonces algo me sucedió.
Ya lo había visto antes en la tapa interior de The Atlas of the Universe [El atlas del universo] de Patrick Moore. Al llegar a mi casa me dirigí apresuradamente a la biblioteca y saqué el atlas de las estrellas. ¡Sí! Allí estaban las mismas exactas líneas, y casi con obsesión comencé a observarlas hasta que me quedé sin aliento.
¡Lo tenía! La línea ondulante apuntaba a las estrellas en el zodíaco, y el Ecuador de la Tierra pasaba justo por ella.
Si trasladamos este razonamiento a simple matemática, obtendremos un movimiento ondular. El verano es positivo y se encuentra en su punto más alto sobre el diámetro. El invierno, entonces, se corresponde con el punto inferior debajo del diámetro. Para obtener la línea ondulante sólo debe empezar a medir, comenzando por el verano. Cuando alcance la distancia más próxima con el otoño, cierre el diámetro y siga descendiendo hacia el invierno. Una vez pasado el invierno, empiece a subir otra vez. Verá que obtuvo una onda perfecta, idéntica a la del zodíaco.
Dado que en este también hay estaciones, en el hemisferio norte (Europa y EE.UU.) es imposible ver los signos estelares de Géminis u Orion en junio. Para decirlo de otro modo, este movimiento ondular nos dice si el signo estelar del zodíaco está visible para nosotros o no. El verano es positivo, entonces la constelación está visible, y por el contrario, es invisible en el invierno. Por supuesto que también depende de en qué parte del mundo se encuentre usted.
En junio, Orion no está visible en Inglaterra, pero sí lo esta en América del Sur. Una vez que ha determinado qué partes están visibles, es fácil ubicarlas en el cielo.
¿Cómo no iba a haberla?
Los astrónomos y matemáticos de miles de años atrás habían alcanzado un nivel increíblemente elevado. Al menos habían llegado hasta este punto, que era muy lejos por cierto, y con respecto a su obsesión por el fin del mundo, fueron más lejos todavía. Ellos ya habían develado códigos que nosotros recién estamos empezando a comprender. ¡Esto es absolutamente brillante!
Pero, prosigamos. Yo aún no había logrado descubrir el significado del signo estelar de Orion, hasta que empecé a comprender; vi una chispa de luz. En el libro Le Grand Cataclysme leí que Osiris (Orion), luego de su nacimiento había sido asociado con cierto signo estelar en la Atlántida, visto por su madre y del cual había extraído el nombre para su hijo.
Esto me dio una clave: la Atlántida estaba situada cerca del Polo Norte. Luego de la caída, los polos se invirtieron y la tierra desapareció debajo del hielo del Polo Sur.
Entonces, Orion se convirtió en un signo estelar de nuestro hemisferio meridional. Más aún, debe haber tenido un significado especial, de lo contrario, el último rey de la Atlántida no hubiera llevado su nombre. Entusiasmado, comencé a buscar en mi atlas alguna conexión posible. ¡La encontré en la página 217! Me quedé perplejo cuando vi la proyección de los hemisferios norte y sur. Pero lo que en verdad me conmovió fue la posición de Orion.
Tuve que mirar varias veces antes de poder creerlo.
Orion estaba ubicado como el signo estelar más claramente distinguible en el borde del hemisferio sur. Esto no puede ser cierto, pensé. Pero el mapa no ofrecía dudas: Orion quedaba como la única constelación en el borde exterior, tanto del norte como del sur.
En términos puramente astronómicos, esto significa que Orion es la única constelación reconocida como un claro indicador en ambos cielos, norte y sur.
Figura 25.
Esto significa que el cataclismo está muy cerca. En algunas páginas más adelante leí lo siguiente: Orion está atravesado por el ecuador del cielo y, por lo tanto, es visible desde todas las partes de la Tierra.
El cordón apunta en una dirección hacia Aldebarán y en la otra hacia Sirio, mientras que Procyon, Castor y Póllux, y Capella también pueden hallarse con facilidad. Su forma característica y su elevada luminosidad hacen que Orion sea particularmente apta como punto de partida para la identificación de estrellas.
Todos los miembros principales de este
signo estelar (excepto Betelgeuse) pertenecen a los "primeros" tipos
espectrales y son muy calientes, brillantes y blancos.
Entonces, Orion debe ser el amo del cielo, simplemente porque se halla en medio de dos cielos estrellados. No hay ninguna otra constelación cerca que pueda igualar su brillo. Por lo tanto, los atlantes eligieron a Orion como su indicador en el cielo. En vista de su ambiguo pensamiento, este debía concordar con una construcción terrenal, es decir, la pirámide de Keops.
¡El misterio de Orion había sido develado!
Mi corazón saltó de alegría y yo estaba exultante de entusiasmo. Cuando Bauval señaló que las pirámides habían sido ubicadas de acuerdo con la constelación de Orion, dejó una pregunta abierta sobre el porqué de esta decisión, y yo ahora tenía la respuesta a esa pregunta. (Coincidentemente, Bauval es belga, igual que yo. ¡Los más valientes entre los galos —como dijo César, el emperador romano— lo habían hecho otra vez!)
Ahora Orion toca el diámetro que corre por la línea ondular del zodíaco.
Figura 26.
Desde un punto de vista
astronómico, es el "Amo del Cielo" y el "Amo del Zodíaco".
La importancia de Orion para los egipcios y su
verdadera posición astronómica apuntan al final de un gran ciclo. De inmediato pensé en el artículo que había leído por Internet. Si los ejes de la pirámide en verdad apuntaban a las posiciones del zodíaco correspondientes, entonces, lo que yo había encontrado aquí era su contrapartida cósmica.
Los códigos de la destrucción se me aclararon cada vez más; en 2012 Orion no sólo va a dominar los cielos estrellados septentrional y meridional, sino también el zodíaco. ¡Y en ese momento crucial del tiempo se producirá la destrucción del mundo! Las antiguas escrituras lo confirman. Durante la caída de la Atlántida, los sumos sacerdotes que habían logrado escapar le enseñaron sus conocimientos a sus seguidores. Zoroastro fue uno de ellos.
La siguiente cita proviene de la obra Cosmos de Carl Sagan:
Cuando ingresamos en nuestra computadora el "quinto sol" como la fecha maya para el fin del mundo, pudimos observar un orden especial de los planetas que aparecía en la pantalla.
Los astrónomos dicen que esta configuración sólo sucede una vez cada 45.200 años. Con esta matriz "in mente", la alarma debería estallar. Zoroastro sabía de lo que hablaba porque dominaba el conocimiento secreto de la Atlántida. Darme cuenta de esto me dejó sin aire.
Más que nunca,
ahora estaba convencido del inminente desastre y hallé más claves en
nuestro programa.
Con este número empecé a hacer más cálculos y hallé varias series de números. Tres días después me di cuenta de mi error. Había contado un año de más. El año cero no existe porque no puede dividirse; el siglo primero empezaba en el año 1 y terminaba después de 100. Nuestro calendario saltaba del 1 a.C. al 1 después de Cristo.
Nadie hubiera podido contar el año cero, simplemente porque es incontable. Entonces, en realidad, deben haber pasado 11.803 años entre la destrucción anterior y la que había sido predicha. Pero, de hecho, eso no hacía la diferencia. Tanto los mayas como los egipcios trabajaban con números "sagrados", con lo cual obtenían un resultado final demasiado grande, entonces, restaban un valor determinado, luego del cual llegaban al resultado correcto.
Aquí había ocurrido
lo mismo.
Además, estaba absolutamente seguro de que esto significaba algo, porque la serie numérica 888888888 era "sagrada" en Egipto (Albert Slosman lo tradujo de los jeroglíficos). Por lo tanto, seguí dividiendo. Algunos de los números que obtuve eran 52 y 36, porque eran conocidos por los mayas y los antiguos egipcios.
Había una interesante correlación entre estos y el primer número que había encontrado:
Esto era demasiado hermoso para que fuera cierto. Entonces, lleno de coraje, empecé a multiplicar por el número de días en un año, siguiendo los dos calendarios:
En los cálculos anteriores había hallado el número 227. Al dividir los "supernúmeros" precedentes por 227, de repente di con los números "sagrados" de los mayas. Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo.
Se pueden reproducir con facilidad estos cálculos:
Los números 18.980 y 18.720 son sagrados para los mayas, pero 18.993 no lo es. Eso me resultó un tanto extraño. Me rasqué la cabeza, mordisqueé el lápiz y nuevamente tomé mi calculadora electrónica. Los atlantes sólo podían restar, sumar, dividir y multiplicar, de modo que tenía que ser simple. Lentamente, ingresé el número 18.993 en la calculadora. Sin saber por qué hice una resta con el número 18.980: 18.993 - 18.980 = 13. Dicen que el número trece es de mala suerte, y debe ser verdad porque estaba presente en mi esquema de cálculos sobre el final del mundo.
Por cierto, debía hacer algo con él.
Pero ¿qué?
El día en el cual ambos años coincidían marcaba el comienzo de lo que los egipcios llamaban "año nuevo". Aquí yo había demostrado con claridad que existe una conexión entre los mayas y los egipcios.
El número 1.440 nos da cuatro periodos de 365 días. Según el egiptólogo Schwaller de Lubicz, esto era importante. Más aún, sabemos que 1.440 es el número de los minutos en un día, y esto completaba la evidencia.
Los mayas sabían que la destrucción sólo podía ocurrir cada 52 años. Si no pasaba nada entonces, iban a estar a salvo por 52 años más. Dividiendo el supernúmero 4.308.460 por un número al azar del ciclo maya, y multiplicando esto por el número de vueltas, siempre obtenemos 227. Es lógico porque 11.804 es divisible por 52 y las vueltas del calendario maya están compuestas exactamente por la misma cantidad de años. Si no lo entiende, en un momento se lo aclararé.
He aquí algunos ejemplos:
Al final de cada ciclo de cincuenta y dos años o 18.980 días, los aztecas (los aztecas habían alcanzado el nivel de los mayas) estaban muertos de miedo.
La última noche del viejo ciclo fueron hasta las colinas porque temían que el mundo llegara a su fin y que el Sol no apareciera más en el horizonte. Allí estudiaron el cielo y esperaron a que las Pléyades llegaran al meridiano sur. Si la agrupación de estrellas continuaba su movimiento, ellos celebraban, porque entonces sabían que no vendría el fin del mundo.
Encendían una nueva hoguera y enviaban antorchas a todas partes del reinado para festejar un nuevo ciclo ofrecido por el dios sol Tonatiuh.
Tampoco empezó en 9792 a.C, porque entonces, existiría una diferencia de ocho años. Así, 1.a pregunta aún permanece, ¿por qué los aztecas tuvieron su celebración en ese año? ¿O acaso se trataba de otra celebración?
El resultado fue el siguiente:
Cuando vi esto, de inmediato pensé en el código del zodíaco. Allí, yo había obtenido tres veces el número 576. Al sumarlos y seguir trabajando con ellos, obtuve como resultado que la precesión del zodíaco está causada por un giro más lento de la Tierra. Hablando en términos prácticos: cada año la Tierra está atrasada en 3,33333 segundos en comparación con el año anterior.
Probablemente iba a tener que usarlo otra vez, pero primero sumé el número 2.951 tres veces en una línea:
Eso era fácil. Pero ahora empezaba la parte más ardua del trabajo. ¿Qué debía hacer yo con este número? Por pura curiosidad lo dividí por 117. El resultado fue: 75,6666666.
Este número no tenía ningún significado específico para mí, no me conducía a ninguna parte. Me devané los sesos, pero no logré adelantar nada hasta que recibí la ayuda del número de la precesión del zodíaco.
Entonces, el siguiente resultado mágico brilló en la pantalla:
Nuevamente, mis ojos casi no podían creer lo que veían, pero el mensaje de los antiguos científicos estaba más que claro: los números 117 y 227 eran correctos porque ambos están relacionados entre sí y pueden calcularse por medio del uso de la precesión del zodíaco. Entonces, los 11.804 años debían ser correctos también.
De aquí en más, resultó fácil continuar:
El esquema de la computación para el cálculo del final del mundo demostró ser más que cierto.
Pero, como ya estaba familiarizado con la manera de pensar de los atlantes, esto no iba a ser lo único verdadero. Por eso, multipliqué los cocientes entre sí y vi que estaba correcto:
Una vez que llegué a este resultado, fue fácil hallar otras veinte maneras de calcular y encontrar interrelaciones entre los números. Todo aquel que sabe calcular, puede hacer lo mismo.
Inconscientemente, yo también cantaba la canción:
Melancólico, seguí tarareando la canción. Casi terminaba y aún no podía desenmarañar por completo el esquema en la computadora. Nadie iba a creerme y las aguas iban a subir hasta alturas catastróficas.
Estos apuntan de manera ostensible en dirección a la existencia de un "plan maestro", ideado por los científicos de la Atlántida para advertir a sus descendientes, y a nosotros, la catástrofe que se avecina.
Ellos construyeron pirámides que aún hoy nos siguen despertando reverente temor. Sus calendarios son increíblemente correctos. Eso solo dice lo suficiente sobre su conocimiento científico. Todos deberían darse cuenta de esto. Entonces, se podrán tomar las medidas necesarias para tratar de salvar a la humanidad.
Si no se hace nada, esto
podría significar el fin de todo.
Con mis cálculos se puede demostrar matemáticamente que, empezando desde el 27 de julio de 9792 a.C, el cataclismo se producirá el 21-22 de diciembre de 2012. Sin embargo, es tan complicado que necesitamos varios meses para explicarlo en un lenguaje simple. Eso será tema de mi próximo libro.
En el capítulo siguiente, podrá leer
cómo logramos descifrar otros códigos superimportantes.
Desde hace meses le he estado insistiendo a Gino para que consiga la respuesta definitiva a mi apremiante pregunta:
Pero no pudo dármela porque le fue imposible obtenerla del programa Skyglobe y no logró, reconstruir el cielo del año 9792 a.C.
Afortunadamente, había visto otro programa en una revista sobre astronomía, el Loadstar, con el cual sí pudo hacerlo. Lo recibió cerca de Navidad, pero cuando quiso probarlo, su computadora se rompió. Llamó a un amigo y entre los dos desarmaron el equipo completamente y volvieron a armarlo. Al cabo de varias semanas me llamó y me dijo que su computadora personal ya estaba reparada.
Con un fresco coraje, él inició su búsqueda. Luego de haber trabajado en la computadora todas las noches por una semana entera hasta bien entrada la medianoche, me telefoneó:
Mi corazón dio un brinco y le dije a los gritos:
Con un tremendo entusiasmo grité por el teléfono:
De camino a la casa de Gino me sentía mareado, como si todo diera vueltas. Si lo que me había dicho, en efecto era correcto, entonces estábamos cerca de la solución y ya nadie podía dudar de los que nos aguarda.
El primero era del año 9792 a.C, y de hecho, en esa fecha Venus giró detrás de Géminis y en parte sobre Orion, como puede observarse en la figura de la página 135. Luego de estudiarlo por algunos minutos, miré el giro de Venus en el año 2012. Debido al prolongado lapso, pensé que la constelación de Orion iba a estar compuesta de manera diferente, pero no lo estaba. Por lo tanto, parecía muy similar, pero el movimiento de Venus se hallaba más a la derecha.
Podía ser el código, pero yo ya empezaba a dudarlo:
Estábamos empantanados; teníamos un acontecimiento especial pero no podíamos verificarlo para obtener una prueba absoluta. El año del final del mundo coincidía con la fecha del código astronómico. Nos tomaría varias semanas o meses de devanarnos los sesos. De eso, estaba seguro. ¿Por qué los egipcios nos estaban haciendo las cosas tan inmensamente difíciles para nosotros?
¡Me estaba volviendo loco!
Léalo lenta y
atentamente, trate de adoptar la antigua manera de pensar y lo
logrará:
Figura 28. ¿Qué es un giro planetario retrógrado? La Tierra se mueve alrededor del Sol más lentamente que Venus. Es como si tuviera un giro planetario retrógrado contra las estrellas. En otras palabras, Venus hace un círculo en el cielo. El mismo principio funciona para los otros planetas.
Aquí se aprecia un giro de Marte.
Explicación: La vida comenzó otra vez después de eso, en el curso
del nuevo Sol; y los jóvenes volvieron a encontrar sus almas.
Variante: La bóveda estrellada y sus importantes combinaciones, bajo el cielo, para que los Mellizos transmitan las importantes órdenes, las vidas de los descendientes y los hijos de los Dos Hermanos, se están agrupando bajo la misma devota atención.
Otra variante: Los Dos Hijos de las Dos Tierras, nacidos en la segunda Tierra: Así, la bóveda estrellada es el reflejo de las elevadas órdenes importantes, que la Palabra Celestial deseó. Y los descendientes de los Dos Hermanos, en presencia de la importancia de las órdenes, se convirtieron en los Mellizos de Osiris (Orion).
Por eso, luego de la destrucción
deseada por las combinaciones celestiales, para obtener el permiso
del lugar, el viejo León se dio vuelta
siguiendo la orden de la Palabra, que le dijo que se diera vuelta. matemáticas, generadas por el verso celestial que Albert Slosman escribió acerca de su traducción (Le livre de Vau-delá de la vie, página 199):
Aun así, no significaba nada para mí antes de haber arribado a las claves de Gino. Lo había leído cientos de veces sin aprender una sola cosa. Pero una vez que uno conoce el código astronómico, lo puede obtener sin demasiado esfuerzo.
Empecemos por el principio.
En la primera línea se estipula la importancia de las combinaciones matemáticas y de las órdenes principales, las cuales están asentadas en verso. Más específicamente, trata acerca de los Mellizos, que son los descendientes de los dos hermanos de Orion. Al mirar los acontecimientos celestiales del año 9792 a.C. el panorama se aclara rápidamente.
En la simulación efectuada en la computadora, se ve a Orion; encima de ella, en un ángulo, está la estrella de los Mellizos (Géminis). En ese año. Venus hizo un giro planetario retrógrado de tres meses detrás del signo estelar de los Mellizos; esto se encuentra a la izquierda encima de Orion.
Francoise, la esposa de Gino, oyó mi voz cargada de excitación y tomó el libro. Se fijó en el lugar correcto y se produjo un silencio que duró más de un minuto.
Entonces, oí que Gino emitía un silbido entre sus labios.
Figura 29. encima de Orion, habiendo comenzado el 25 de noviembre de 9792 a.C. Se quedó quieto en Géminis el 25 de diciembre de 9792 a.C. y luego giró nuevamente hacia Orion.
Hizo una pausa para respirar y me preguntó:
Gino rió y, mientras tanto, eché un vistazo al verso en el cual se describe la inminente destrucción. Entonces, de repente, comprendí algo.
Otra vez había hallado un código importante.
Por unos instantes hubo silencio, entonces Gino dijo:
Vi que mi razonamiento era correcto y continué:
La interpretación correcta del símbolo de los dos leones, entonces, es la siguiente: Cuando el Sol volvió a salir en el horizonte, este era un nuevo horizonte. Los egipcios simbolizaron esto agregando una cruz con asa, que es el símbolo de la vida eterna en Egipto. Este Sol iba a quedarse en su horizonte hasta el día del próximo cataclismo, después del cual, puede empezar un nuevo ciclo de destrucción y surgimiento.
Secamente le respondí:
Riendo, Gino contestó:
Aquí nuestra conversación se detuvo por un momento, luego yo continué:
Esto es lo que leyó:
Figura 30. El giro de Venus significa — proverbialmente— que el campo magnético de la Tierra se dio vuelta. En el lenguaje de la Atlántida: "El viejo León se dio vuelta, siguiendo la orden de la Palabra que le dijo que se diera vuelta".
Con un suspiro, tuve que asentir.
Entonces, nuestro diálogo regresó al tema que tenía en manos, y dije:
Figura 31 Este es el código astro-nómico OPUESTO al anterior.
Señala un cambio catastrófico en
los campos magnéticos del Sol y de la Tierra. Durante dos minutos completos hubo un silencio en el teléfono, luego del cual Gino dijo:
Por unos instantes nos quedamos en silencio, aunque mi cerebro seguía trabajando. Entonces se me ocurrió que había más, mucho más. La catástrofe anterior había sido predicha basándose en acontecimientos anteriores.
¿Habrá Venus, en esa ocasión, hecho un giro encima de Orion?
Este idioma derramará nueva luz sobre la enigmática civilización egipcia. Las coordenadas celestiales son tan extraordinarias, que no hay astrónomo en el mundo que pueda dudar de ellas. A lo largo de esta investigación hemos tratado de ajustamos a los hechos. Nadie nos va a creer que la próxima reversión polar se producirá en el año 2012, si este código no es cierto.
Los monumentos de Giza y El libro de los muertos son un legado para la humanidad, y ellos revelan el secreto más importante de la humanidad, es decir, el fin del mundo. Luego de completar nuestra investigación arqueo-astronómica, nos quedó una mayor sensación de los tremendos misterios del antiguo Egipto y de la historia de la Atlántida, una sensación de que su verdadera historia recién empieza a contarse.
Al observar la precisión del movimiento de Venus detrás de Géminis y encima de Orion, sentimos que el propósito de los antiguos astrónomos era sublime.
Nuestros hallazgos dejan en claro la necesidad de contar con un trabajo serio, que debe ser realizado por los astrónomos contemporáneos.
Nosotros FIRMEMENTE PROCLAMAMOS que el giro retrógrado de Venus encima de Orion es el código correcto. Los astrónomos pueden verificar nuestro descubrimiento con los programas más modernos.
¡Ellos comprobarán que es único y que
concuerda perfectamente con la traducción de Albert Sloslam!
Luego de estudiar su traducción, lea esto.
Revenons plutót á l'explication de ce verset tres important qui mérite que l'on s'y arete du point de vue astronomique avec la Constellation du Lion. Car manifestement il s'agit d'une explication concernant le plus important changement dans les configurations astrales de notre ciel. Et elle vient aprés un paragraphe écrit presqu'entiérement en rouge qui montre l'extréme importance du texte, tout en cachant la fin de l'alinéa non pas pour en amoindrir la portee, mais plutót par une crainte instinctive d'en décrire les effets!
Ce qu'il continué de faire encoré aujourd-hui.
(Traducción con GoogleTranslate:
Luego, descubrí que para decodificar el Códice Dresden, tuve que hacer una increíble cantidad de cálculos OPUESTOS. A su vez, los astrónomos hallaron que las pirámides de Giza son un reflejo OPUESTO de la constelación de Orion. La Tierra también empieza a girar en la dirección OPUESTA, luego de la reversión polar. Entonces, empezamos a estudiar los giros de Venus encima de Orion. En el año 2012, Venus girará a la derecha encima de Orion, y en 9792 a.C. giró a la izquierda encima de Orion.
Estos son los OPUESTOS de cada uno de ellos.
Esto también debe ser cierto, porque Albert Slosman lo tradujo de la misma manera como tradujo la fecha de 9792 a.C.
Empezando por este punto, se puede averiguar por qué
los mayas usaron los números de Venus y el ciclo egipcio y de Sirio
(ver más adelante).
Las Pléyades estaban fuertemente asociadas con el más grande de los dioses celestiales mayas, conocido como Itzamna. Él reinó en los cielos y fue también el dios del eje de la Tierra, que tenía suprema importancia. Según sabemos ahora, la Tierra pronto sufrirá un desplazamiento de su eje. Los mayas creían que hubo una gran destrucción y muerte al final de cada uno de los mundos anteriores, y nosotros sabemos que es cierto y que volverá a suceder en el año 2012.
Esta fecha se encuentra alarmantemente próxima. Se traslada a nuestro calendario gregoriano justo antes de la puesta del Sol, hora de América Central, el 21-22 de diciembre de 2012. En ese momento, Venus se hundirá bajo el horizonte occidental y al mismo tiempo las Pléyades se elevarán por el horizonte oriental. Simbólicamente hablando, veremos la muerte de Venus y el nacimiento de las Pléyades.
En el momento en que el Sol realmente se hunda, Orion se elevará. En un lenguaje figurativo esto nos da un nuevo ciclo de precesión.
Al cabo de un día, las Pléyades y Orion se elevarán nuevamente en el Oeste (el Este anterior) y se reiniciará un nuevo ciclo de precesión.
Figura 32. el cual muestra la muerte de Venus y el nacimiento de las Pléyades.
El arqueoastrónomo Anthony Aveni, de la Universidad Colgate, observó que en aquellos días cuando el Sol pasaba directamente encima de )a cabeza, las Pléyades hacían su primera aparición anual antes del ocaso. También descubrió que este enorme cráneo de piedra estaba alineado con el punto preciso en el cual las Pléyades desaparecen bajo el horizonte.
En la noche del 12 de agosto, el Sol también se pone en este punto del horizonte. Este es precisamente el aniversario del comienzo del último Gran Ciclo de los mayas, que empezó el 12 de agosto del año 3114 a.C.
Por lo tanto, toda la disposición de Teotihuacán era como un enorme cuadrante de un reloj, en el cual una de sus agujas señalaba hacia el lugar del ocaso de las Pléyades en la actualidad. Cuando uno estudia las tres pirámides de Teotihuacán, a una de las cuales está adosado el cráneo, descubre que también representan las tres estrellas del cordón de Orion.
Y a este reloj en funcionamiento
desde Orion y las Pléyades, le quedan apenas unos pocos años.
Pero ¿qué hay de los egipcios? Luego de haber estudiado esto en profundidad, hallé la sorprendente respuesta:
¡Ellos tenían el mismo código!
He aquí mis hallazgos:
Conclusión: Los mayas, al igual que los egipcios, calcularon la misma fecha del final del mundo. Considerando la gran diferencia en el tiempo de su hegemonía y sus distintos calendarios, se trata de algo sumamente asombroso.
Eso nos conduce a otro código de los
egipcios.
Sahu, la Orion egipcia, por lo tanto indica secretamente (según la antigua filosofía) que en este lugar, encima de su brazo extendido, hay un "portal estelar" al cielo. De acuerdo con nuestros hallazgos, el portal de Orion estará abierto por unos meses antes del final de los tiempos.
Simbólicamente, esto sucederá durante el ciclo de Venus encima de Orion, en la primavera y verano del año 2012.
Sucederá en menos de un día, con tremendos cambios en la faz de la Tierra, cataclismos, miles de millones de muertos y una gran •destrucción. Y entonces, todas las cosas se normalizarán otra vez, salvo que se habrán producido cambios climáticos debido al viraje de los polos.
Venus también es importante para los mayas. Sólo tiene que leer The Mayan Prophecies [Las profecías mayas] para darse cuenta de esto. El código de Venus ha sido incorporado en sus escrituras y edificios. Una predicción que hice y para la cual he encontrado evidencia matemática que la comprueba, es que códigos similares pueden hallarse en las escrituras egipcias. En Egipto, existió un complejo subterráneo que Heródoto denominó "El gran laberinto", pues contenía más de 3.000 habitaciones.
¡Es allí donde los cálculos astronómicos se realizaron!
Eran copias de los que solían estar en la Atlántida. Estaban guardados, y me quedé sorprendido al leerlo, porque los atlantes sabían la fecha exacta de la destrucción de su tierra con 2.000 años de anticipación.
¡Todas las alarmas deberían estar sonando en el mundo entero!
Se ha sabido desde hace tiempo, que ellos estudiaron cuidadosamente el ciclo del Sol en su circuito anual, percibido a lo largo de la senda del zodíaco. Y más recientemente, ha surgido una acuciante evidencia del investigador Maurice Cotterell, la cual yo confirmo completamente, que sostiene que ellos estaban al tanto de la teoría del ciclo de la mancha solar, teoría que los astrónomos modernos ni siquiera conocen.
Observar y medir con precisión la teoría de la mancha solar, es una proeza que sólo pudieron haber realizado personas sumamente avanzadas desde un punto de vista científico, es decir, superhombres tecnológicos y matemáticos. Ellos eran astrónomos por excelencia, que habían estado siguiendo y observando las explosiones en el Sol por miles y miles de años, y descubrieron que cuando haya un gran cambio en el campo magnético del Sol, la Tierra se dará vuelta.
El resultado fue la señal de una gran catástrofe.
Sus enigmáticos hallazgos vibraron por Egipto con el rigor de un culto mesiánico. Tomaron medidas para movilizar al pueblo de Egipto y contener sus energías, a fin de lograr una advertencia gigantesca: las Grandes Pirámides. Gracias a este enorme trabajo, yo pude decodificar sus advertencias.
La única pregunta que me viene manteniendo ocupado por años es:
Mensaje que asombra al mundo
Con ese conocimiento pudieron escapar a tiempo y salvar su civilización. Las tres grandes pirámides de Egipto. Nadie más pudo hacerlo. Esta decodificación es la prueba de su gran conocimiento.
Es irrefutable y es la primera evidencia en la historia de la ciencia moderna, de que una desarrollada civilización trazó un mapa del cielo. Y no sólo hicieron un mapa celeste, sino que también siguieron el movimiento del planeta Venus y lo vincularon con la reversión polar que destruyó su patria Aha-Men-Ptah. Este código nos dice que los mayas y los egipcios era maestros astrónomos; de hecho, más avanzados que nuestros profesionales contemporáneos, que contaban con una súper alta tecnología. Ha llegado la hora de escuchar su clara alarma que nos retrotrae a la prehistoria. Los códigos apuntan a una inminente catástrofe.
Nosotros podemos hacer dos cosas: seguir como si no supiéramos nada, o empezar a tomar medidas para sobrevivir al golpe.
Este antiguo manuscrito demuestra lo siguiente:
De los hechos precedentes, todos ellos incontestables, podemos decir que los mayas son descendientes de la Atlántida, o que basaron sus conocimientos en la tradición de los sobrevivientes al cataclismo.
En cuanto a Egipto, ya lo sabemos con absoluta certeza. De esta manera podemos explicar el cataclismo mundial de 2012 de un modo lógico. Más aún, este conocimiento demuestra que, para ambas civilizaciones, no sólo se originó en la misma fuente esencial, sino que ellos mismos pudieron verificarlo. Eso completa el cuadro y nos confronta con el más grande desafío de la humanidad, es decir, el inminente cataclismo.
El gigantesco desastre geológico puede borrar nuestra civilización. Podemos reaccionar con resignación, pánico, desesperación, negación, etc., pero en los pocos años que nos quedan, esperamos que la advertencia sea recogida por la suficiente cantidad de personas para tomar las necesarias precauciones. Esto podrá permitir que los más preciados conocimientos sean transferidos a las futuras generaciones.
Recordemos las siguientes palabras del profesor Frank C. Hibben en The Lost Americans [ Los americanos perdidos]:
Relea estas palabras y recuérdelas para siempre.
Es imperioso que restablezcamos urgentemente el conocimiento de la antigua Atlántida respecto del día del próximo cataclismo. Sin este dato medular, la última civilización de los últimos 12.000 años, repentinamente se precipitará en la Edad de Piedra. No sé si tenemos que construir enormes pirámides para lograrlo, pero sí sé que estas construcciones fueron un elemento esencial en mi investigación y me trajeron al punto en el cual pude gritar, "¡Eureka!"
Sobre bases puramente matemáticas, como investigador puedo deducir de estos enormes edificios, gran cantidad de datos y conocimientos sobre el cataclismo.
Esta sabiduría de los tiempos remotos nos enseña lo siguiente:
A fin de enfrentar este enorme reto, debemos estar preparados para lo peor, como ya se ha demostrado. Los sobrevivientes deben tener los conocimientos básicos de todas las ciencias naturales a su disposición, pues han de comenzar todo de foja cero. Nada que tenga alguna importancia seguirá funcionando o permanecerá, y dependerá de unos pocos sobrevivientes que transmitan nuestra historia, o no.
Por ejemplo:
Estos "sagrados mandamientos" nos permitirán crear una sociedad mucho más feliz de la que tenemos en el presente.
Las ganancias no serán el tema principal, sino la salud mental y física de todos los terrícolas. Es de esperar que la mayor cantidad posible de gente se dé cuenta de esto, luego del impacto del cataclismo, para que los errores de la actual sociedad de consumo no vuelvan a cometerse. Estas son las enseñanzas que debemos transmitir. Un mundo infinitamente mejor será el resultado.
Y si usted todavía tiene
dudas sobre nuestros hallazgos, siga leyendo.
Así pasaron los meses, y yo pensaba y pensaba, hasta que una luz empezó a brillar. Me pregunté si tenía algo que ver con el Sol. ¡Eso era; el Sol! Me quedé sorprendido por no haber pensado en eso antes. Echemos un vistazo a los acontecimientos en 9792 a.C.
Al comparar los datos de las escrituras sacras con los de otros libros que he leído, todo se torna mucho más claro:
Los mayas describieron estos eventos: Venus era como un segundo Sol y tenía una cola. Por estas razones, los atlantes, los mayas y los egipcios consideraron a Venus como la señal más importante del cielo.
¿Y qué encontrará?
La teoría del ciclo de la mancha solar (ver más abajo: también The Mayan Prophecies [Las profecías mayas]). Venus no es más que un indicador para hallar el año correcto del cataclismo anterior y del venidero, y no tiene ninguna influencia en el mismo.
¿Habrá hecho Venus en esa ocasión, un giro encima de Orion?
Pudimos contestar esta pregunta en septiembre de 2000, porque esto sucedió en el año 21.312 a.C. y los últimos programas astronómicos llegan hasta el 100.000 a.C. Investigamos el 21.312 a.C. y los años circundantes y, según nuestros hallazgos, Venus no hizo un giro encima de Orion.
Preguntas, preguntas
y más preguntas, ¡pero ninguna respuesta!
Este es el ciclo sinódico de Venus en días. Los ciclos sinódicos del planeta Venus alrededor de la Tierra muestran fluctuaciones marginales en la duración, entre 581 y 587 días.
Establecimiento de la
Cataclismo - Año 29.808 a.C. ¡Primera reversión polar! La Tierra empezó a girar en el sentido contrario. El Este se convirtió en Oeste, y viceversa.
La Tierra giró 72 grados en el zodíaco ¡en media hora!
¡Esto es increíblemente rápido! ¡No es una reversión polar, sino un rápido giro en la misma dirección!
¡Segunda reversión polar! 5.904 + 8.496 + 11.520 = 25.920 = fecha de una precesión = ¡fin de la Atlántida!
Figura 34. Los cambios en el movimiento de la Tierra, después de los cataclismos anteriores.
Si bien estas fluctuaciones en sí mismas eran conocidas por los mayas, ellas eran, de hecho, mucho más interesantes por la razón que hay detrás de estas pequeñas variaciones, es decir, los cambios en la relación entre el plano de rotación de Venus y el eje rotativo de la Tierra misma.
Sí, pensé para mí, esta podía ser la respuesta: una relación entre Venus y el eje rotativo de la Tierra misma.
Hasta no hace mucho tiempo, nuestros propios astrónomos ni siquiera habían notado esto, pero los mayas estaban sumamente obsesionados con este ciclo, al cual le siguieron el rastro, adentrándose en la historia y arribando a épocas muy anteriores a su propio tiempo.
Basándose en los movimientos planetarios, no sólo podía predecir los eclipses solares que los mayas, por cierto, podían ver, sino también los eclipses que se producían del otro lado del mundo o en un futuro lejano. El calendario era tan sofisticado que, incluso, predecía con toda exactitud los eclipses que habían ocurrido recientemente. Los mayas consideraban a su calendario como un legado de los pueblos más antiguos, un regalo de los dioses, de los que podían verlo todo. Los astrónomos modernos están recién empezando a "descubrir" los principios básicos del calendario maya.
Imagine mi asombro cuando aprendí que existe una conexión entre los códigos de Venus y el ciclo sotíaco (de Sirio) en Egipto (ver en al Apéndice, Otras decodificaciones).
Estos descubrimientos estaban ocultos en la fecha, entre el cataclismo de 21.312 a.C. y el de 9792 a.C.
Si los resta, obtendrá 11.520 años. Más aún, en el año 21.312 a.C, la Tierra giró 72 grados en el zodíaco. El número 72 no es arbitrario, es esencial desde el ciclo de precesión (72 x 360 = 25.920). Como sabemos, los egipcios comprendieron las complejas relaciones astronómicas, alineando los templos Para que coincidieran con el ciclo de precesión y cambiando la identidad de I Apis —el toro— por Aries —el carnero—, con lo cual se reflejaba la precesión de los cielos sobre la tierra.
Y el número 72 es esencial en estas explosiones de resultados creativos, de logros milagrosos de seres humanos tecnológica y artísticamente superiores. Entonces, pensé que ellos también habían codificado el número 72 en los 11.520 años entre los cataclismos. Yo multipliqué 11.520 por la cantidad de días en un año según los mayas y los egipcios (365 y 360, respectivamente), y lo dividí por 72.
Para mi sorpresa, ¡hallé los números codificados 584 y 576 de Venus que empleaban los mayas!
Y eso no es lo único que hallé.
Es, simplemente increíble, y me pregunté:
El número representaba un lenguaje de simbolismos que describe los acontecimientos del mundo real. Describe la historia, la astronomía y más —sin el uso de un lenguaje limitado— para los pueblos futuros como nosotros mismos.
Pero ¿cómo podría una civilización comunicarse con otra que iba a emerger miles de años más tarde, con libros quemados por los sucesivos cambios ideológicos, idiomas perdidos e ideas aniquiladas? ¿De qué manera, las instrucciones decodificadoras podrían transmitirse a otra raza con un idioma extraño y un método igualmente extraño de escritura?
Hay sólo dos constantes que son comunes denominadores de las civilizaciones avanzadas: los números y la astronomía.
Estas consideraciones fueron las que persuadieron a los egipcios para codificar sus mensajes en sus sistemas numéricos, de astronomía, de cálculos del tiempo y de arquitectura. Algunos de ellos van a soportar los estragos del tiempo, aumentando la certeza de la decodificación y la transmisión. Entonces, dirigí mi interés hacia la decodificación de sus números.
Esa era una parte de la historia.
Aun entonces, no contento con el éxito de esta decodificación, seguí progresando más todavía, decodificando mensajes astronómicos que habían dejado en sus escritos. Estos se apoyaban entre sí, brindando una abrumadora respuesta a los incrédulos. Todos ellos dicen lo mismo: las reversiones polares son un hecho de la vida. Cada 12.000 años volverán a suceder. Usted sólo debe comprender los números.
Bueno, porque es un número muy importante, que conduce a la solución. Al estudiar la decodificación, verá cómo desarrollaron un sistema increíblemente inteligente de claves, permitiendo la duplicación del mismo mensaje en sus calendarios, arquitectura, astronomía, etc. La evidencia que hallé es aplastante. Lo que eso demuestra es que los egipcios sólo querían revelar el significado de sus ciclos a los investigadores, quienes comprendían la importancia astronómica de los números 1.460 y 1.461 del ciclo de Sothis (es decir, de la estrella Sirio).
¿Por qué? Porque Sirio, en términos relativos, se encuentra muy cerca de la Tierra. Goza de considerable "movimiento propio", que le permite desafiar la precesión, mientras que otras estrellas sí se ven afectadas. ¡Allí lo tiene!
El ciclo de Sirio es un código de precesión, es decir, otro sorprendente secreto del pasado.
Refleja sus enormes conocimientos sobre astronomía. El zodíaco de Dendera muestra claramente las constelaciones astronómicas caracterizadas en el zodíaco.
Las inscripciones en la pirámide de Unas documentan el mito de Osiris y toman la historia mitológica un paso más adelante:
Con esto, se pretendía acompañar al rey muerto a la constelación de Orion, para convertirse en estrella luego de su fallecimiento.
En su libro The Orion Mystery [El misterio de Orion], Bauval reconstruyó los cielos y descubrió que la "columna de ventilación" meridional de la Gran Pirámide de Keops, en Giza, apuntaba directamente al cinturón de Orion, mientras que la columna similar —que se encontraba a la salida de la habitación de la reina, abajo—, apuntaba a la estrella Sirio. Un código doble: precesión y Orion.
¿Qué significa esto?
Nosotros ya lo sabemos: la precesión de 9792 a.C. es igual a la de 2012 d.C. Más aún, las pirámides son un reflejo opuesto de la constelación de Orion. El significado es muy claro, pues al final de un gran ciclo, el mundo se dará vuelta y el código de Sirio es importante en ello. Con eso en mente, pude hallar una decodificación tras otra, con el número del ciclo de Sirio.
La longitud correcta de un año solar es 365,2422 días, pero los mayas lo estimaron en 365,242. Esto queda a sólo 17,28 segundos del valor real. Intrigado, comencé a estudiar los números y, al cabo de algunas horas, los números de su código saltaron directo a mi cara. ¿Qué había hallado? Que su astronomía mostraba una sofisticación comparable con la nuestra.
¡Sabían que un año solar tiene 365,2422 días!
Nuevamente, había aquí una decodificación que iba a asombrar al mundo; y tiene una diferencia de sólo 0,08 segundos respecto del valor real. ¡Una falla del 0,000000003%! En el Apéndice voy a revelar cómo lo decodifiqué. En mi próximo libro, encontrará muchas más decodificaciones con el ciclo de Sirio. Todas demuestran la validez de mi método decodificador.
Los astrónomos ahora están comenzando a darse cuenta de que los ciclos de las manchas solares podrían ser la raíz de todo esto. Nuestro conocimiento de la correlación entre el ciclo solar de once años y la temperatura promedio en la Tierra, ha aumentado con el paso de los años Ahora, parece que es cierto que el clima sobre la Tierra está relacionado con la cantidad de manchas solares. Uno de los ejemplos más notables es el periodo que va desde el año 1650 al 1710, cuando virtualmente no hubo manchas solares visibles. Los astrónomos denominan a este periodo el "mínimo incoherente.
En ese mismo periodo hizo más frío que lo normal en nuestra región - los meteorólogos también lo llaman la Pequeña Era Glacial.
Obviamente, no es este el caso, pues hay fuertes corrientes eléctricas en el interior del Sol, que provocan los campos magnéticos.
Los giros son
signos externos de estos gigantescos torrentes que se mueven por las
manchas solares.
Durante siglos de estudio, la gente ha descubierto que el Sol alcanza un mínimo y un máximo en un período de once años, y a este período se lo denomina ciclo solar. Alrededor del año 1840, el astrónomo Wolf logró describir cuantitativamente las manchas solares y sus grupos. El gráfico siguiente muestra la evolución de la actividad de las manchas solares desde 1680.
Tenga presente que en el año 1610, Galileo fue la primera persona que utilizó un telescopio para efectuar estudios astronómicos. Él vio que eran manchas y no planetas las que se movían alrededor del Sol, porque al contrario de lo que acontece con Mercurio y Venus, que pasan por el Sol de vez en cuando, no eran constantes sino cambiantes todo el tiempo, tanto en número como en ubicación sobre la superficie solar. Después de este descubrimiento, la gente tuvo datos medianamente confiables sobre la cantidad de manchas solares.
El "mínimo incoherente"
mencionado desde 1650 hasta 1710, y la fuerte variación a lo largo
délos siglos, son asombrosos. La comparación con el cambio en la
temperatura promedio de la Tierra, muestra un marcado parecido
entre los picos más altos y más bajos.
Figura 36. El gráfico muestra que la actividad del Sol exhibe variaciones del ciclo de once años.
Hay ciclos largos y cortos; el período más largo entre dos picos fue de 17,1 años (1788 - 1805), y el más corto fue de 7,3 años (1829 - 1837). También hay ciclos con una intensidad máxima, grande y pequeña. Por ejemplo, en 1952 y 1989, el Sol mostró una pesada actividad con violentas erupciones. Por otra parte, en 1962 no pudo verse casi nada sobre el Sol; estuvo muy quieto.
La mayor sorpresa para los expertos solares se produjo en 1996. Según la teoría, este debió ser un período de calma entre dos ciclos, pero la naturaleza decidió lo contrario. En la primavera de ese año, el satélite conocido como Anik E-1 se tornó inutilizable, y la razón fue los daños provocados por la tormenta. Enormes llamas solares lanzaron al espacio millones de toneladas de partículas que se estrellaron contra la atmósfera terrestre, la cual las devolvió parcialmente al espacio.
Como se trataba de una masa increíblemente grande, billones de partículas lograron abrirse camino, y así, el resultado final para este satélite sumamente costoso fue lamentable. Ningún astrónomo esperaba que se produjese esto, pues pensaron que el Sol sólo evidenciaba este tipo de comportamiento en el punto máximo de su ciclo. Obviamente, no era el caso; el Sol también podía padecer vicios durante los periodos de calma.
Este es un punto muy importante. Si aplicamos el ciclo de once años, el mismo debería estar declinando abruptamente a fines del año 2012. Los expertos dicen que de ninguna manera podría producirse una supertormenta capaz de revertir el campo magnético de la Tierra.
Sabemos acerca del ciclo de las manchas solares mucho menos que los atlantes.
Durante miles de años ellos lo estudiaron, aplicando una teoría que ningún moderno experto en temas solares conoce. Basándose en esa teoría pudieron predecir con toda exactitud el comportamiento del Sol. Como puede observar en este libro, los mayas y los antiguos egipcios tenían números extremadamente precisos con respecto al tiempo que tarda la Tierra para realizar una revolución alrededor del Sol.
Si usted posee una exactitud tan increíble, no tendrá ningún inconveniente en calcular el tiempo de rotación de los campos magnéticos del Sol. Una vez sabido esto, luego de una larga investigación, se puede develar el ciclo de las manchas solares.
Es así como lo hicieron ellos, y es así como tendremos que hacerlo nosotros otra vez. El problema es que sólo disponemos de una cantidad limitada de datos. Existe la posibilidad de que esto no sea suficiente para adquirir los conocimientos teóricos necesarios que permitan recalcular la fecha del final del mundo que fue predicha.
En todo caso, comenzaré
mostrando cómo los atlantes adquirieron sus conocimientos.
También descubrieron que el tiempo requerido por las manchas solares para moverse desde un punto al otro, varía junto con el ciclo de las mismas. Cuando A. produce una mancha solar mínima, las manchas se mueven con mayor lentitud encima del Sol. De todas estas observaciones, ellos extrajeron una teoría.
El código principal fue redescubierto en 1989 por el investigador Maurice Cotterell, quien empleó números redondos para los campos magnéticos del Sol: 26 días para el campo ecuatorial y 37 días para el campo polar. Comenzando por estos números, halló un ciclo de manchas solares de 68.302 días. Esto está descripto en profundidad en su libro The Mayan Prophecies [Las profecías mayas], para el cual utilizó diferenciales y un programa de computación que denominó "diferenciación rotativa".
A fin de simplificar este tema, hizo uso de una comparación, la cual se basaba en una indicación aleatoria de los campos magnéticos del Sol y de la Tierra, con un período intermedio de 87,4545 días.
Este fue escogido porque los campos polar y ecuatorial del Sol terminan un ciclo común cada 87,4545 días y regresan al punto de partida. Equiparó un ciclo con un bit y obtuvo un resultado sensacional, pues había un claro ciclo rítmico en la larga impresión de la computadora. Cotterell vio que esto era semejante al conocido ciclo de las manchas solares; en consecuencia había hallado una relación entre la teoría y la realidad.
Es necesario enfatizar aquí que ninguno de los astrónomos conoce dicha teoría. Por eso nadie en la Tierra está consciente de los efectos catastróficos de una completa oscilación de los campos magnéticos del Sol. Repito: ¡ninguno de los científicos oficiales conoce dicha teoría! Por eso, la advertencia de los mayas y los egipcios debe ser considerada con toda seriedad.
El hecho de que los mayas estaban conscientes de esta teoría es estremecedor.
Bueno, no existe una solución matemática simple para calcular este ciclo. Soy consciente, gracias a los papiros que tienen más de 5.000 años de antigüedad, de que los egipcios eran capaces de calcular problemas matemáticos extremadamente difíciles. Los mayas deben haber tenido la misma capacidad.
Este problema se halla en el papiro Rhind, el cual se encuentra en Moscú. Su antigüedad estimada es de 5.000 años y fue copiado de documentos más antiguos todavía. Cuando vi el problema me quedé sin aliento. ¡No era tan simple! Necesité mi libro de matemática espacial para resolver el problema e incluso me tomó dos horas refrescar mi memoria, para comprender los cálculos, una vez que los hube leído.
Ejemplo de esto es el hecho de que el campo polar del Sol es invisible desde la Tierra. Sólo los satélites que están en la órbita alrededor del Sol pueden verlo. El gran misterio es cómo hicieron los mayas para averiguar la velocidad de este campo... ¡y tengo muchas preguntas de índole similar!
La Tierra se convertiría en una inmensa pelota radiactiva, inhabitable para el hombre.
Estos pensamientos deberían ser suficientes para que tomemos
conciencia y comprendamos que es urgente realizar excavaciones en el
laberinto, donde quedaron enterrados todos los conocimientos.
Para calcular el ciclo de las manchas solares se requiere un serio conocimiento de las matemáticas, y no es tarea fácil. También son necesarios conocimientos específicos del movimiento de la Tierra alrededor del Sol, de matemática espacial, medición exacta del tiempo y matemática integral. El hecho extraño es que ellos poseían todas estas aptitudes, pero debían mantenerlas en secreto. Sólo los sacerdotes iniciados en los textos sagrados poseían estos conocimientos. Para otros, todo estaba oculto en el misterio.
De ahí que esto no nos facilita nuestro trabajo. Un código determinado está escondido detrás de cada número o carácter. El significado de esto y cómo interpretarlo requiere extrema paciencia y tenacidad.
Sin estas dos cualidades, no es posible descifrar sus importantes mensajes codificados.
Figura 37.
Es interesante saber que ellos siempre trabajaban con los mismos números sagrados.
Si volvemos a hacer cálculos y "pensamos en otras estimaciones matemáticas" sobre el ciclo de las manchas solares, encontraremos muchos mensajes codificados que resultan interesantes.
Divida el ciclo teórico de Cotterell sobre las manchas solares, por los períodos de rotación de los campos magnéticos del Sol, y hallará el número de ciclos por los que pasan los campos magnéticos, en un ciclo de 68.302 días o 187 años:
Al restar estos números, se obtiene la cantidad de veces que el campo ecuatorial alcanza el campo polar: 2.627 - 1.846 = 781. Esto nos conduce a diferentes conexiones.
Para calcular cuándo un campo alcanza al otro, haga los siguientes cálculos sencillos:
Explicación: cuando el campo polar ha viajado el 2,3636 de un círculo, es alcanzado por el campo ecuatorial. Este último ha viajado un círculo más, o 360 grados. Esto es exactamente después de 87,4545 días y coincido con el ciclo que Cotterell calculó. Es asombroso que en ambos campos se produzca el número infinito 0,36363636.
Aquí radica el origen de los 360 grados:
Nadie me creería de no estar completamente seguro de esto, por lo tanto, ofrezco una recompensa de $ 25.000 a la primera persona que pueda demostrar que los astrónomos conocen la teoría del ciclo de las manchas solares de Maurice Cotterell (ver: The Mayan Prophecies [Las profecías mayas]).
Para cobrar su dinero, deberá enviar a mis editores, la revista científica sobre astronomía donde esta teoría haya sido publicada por astrónomos oficiales. Sólo se permitirán trabajos científicos anteriores a julio de 2001 y quedan excluidas las publicaciones que estén fuera de las obras científicas astronómicas oficiales.
En un momento sabrá hacia dónde nos conduce todo esto, pero primero, debe observar algunos pequeños cálculos matemáticos; nada difícil. Hice estos cálculos numerosas veces y no me produjeron ningún colapso mental, por lo tanto, usted no tiene nada que temer. Como me pasó a mí, se topará con varios números asombrosos que no podrá ignorar. Empecemos ahora mismo.
En ese período, el campo ecuatorial ha viajado 3,363636 partes de un círculo, y el polar, 2,363636; la diferencia es exactamente un círculo de 360 grados.
Bueno, entonces continúo con mi historia. Si leyó el capítulo en el cual se descifra el código del zodíaco, debe saber que la Tierra se desplaza 3,33333 segundos por año en el zodíaco. Ahora le pido que multiplique ese número por sí mismo: 3,33333 x 3,33333 = 11,11111.
Este es el tiempo promedio del ciclo de una mancha solar. Cada 11 años, el ciclo de la mancha solar sube y baja, va desde un punto alto a uno bajo. Nuevamente, esto no es una coincidencia. En cálculos posteriores, logré descifrar varios códigos con este número, el cual demostró que mi búsqueda iba bien.
Si se multiplica este número importante por el número de los ciclos de rotación de los campos magnéticos del Sol, se obtienen los siguientes resultados sorprendentes, y en verdad, quiero decir sorprendentes:
Por cierto, vuelven a aparecer los periodos de rotación, pero revertidos en comparación con la cantidad de círculos que se ha viajado. Se obtienen dos series infinitas de 37 y 26. Los lectores inteligentes se darán cuenta de lo siguiente: esto significa que, si conoce el período del campo magnético del ecuador, puede calcular la velocidad del campo polar, usando el cuadrado del número de precesión. Y por supuesto, puede hacer lo mismo, pero al revés.
Este es su punto de partida: incorpore los dos campos magnéticos del Sol, los cuales son la piedra angular del ciclo de las manchas solares, con su periodo promedio. Si le preguntara esto a un astrónomo, él lo miraría con desesperación y no contestaría su interrogante. Peor aún. No podría estar en condiciones de brindar un modelo matemático, porque no sabe las fórmulas que conocían los mayas y los egipcios.
Estas series de complejos datos astronómicos asombran a todo el mundo. Y demuestran incondicionalmente la inteligencia de aquellos que crearon estas teorías. Así como el descubrimiento de la piedra Rosetta indujo el comienzo de la egiptología, esta manera de decodificar causará una revolución en el conocimiento de la antigüedad. Es un vínculo crucial con la existencia de nuestra civilización. En cierto modo, estas cifras tienen una numerología esotérica. Como puede ver, son números esenciales que pueden procesarse en componentes básicos.
Cuando están procesados, a su vez, ellos nos conducen a los mismos números que son una mezcla de combinaciones del más alto orden, dando como resultado una fuente de información para los que se dedican a esto, es decir, los expertos en números.
La demostración es la siguiente:
Aquí hallamos la serie infinita del 37. No es posible tanta coincidencia. Nuevamente, se lograrán más conexiones entre el desplazamiento del zodíaco y el magnetismo solar, y obtendremos la evidencia de los acontecimientos profetizados y reales en la Atlántida, si encontramos esas conexiones. Al mismo tiempo, estamos seguros de lo que va a suceder en el año 2012.
Los atlantes sabían que una gigantesca interrupción del Sol, provoca enormes erupciones.
Figura 38.
La onda de choque electromagnética es tan poderosa que el campo magnético de la Tierra estalla.
Luego de ese evento, la Tierra se moverá en la dirección opuesta en el zodíaco. Para describir esto, los atlantes buscaron una relación matemática entre ambos fenómenos.
Si dividimos el número de grados de un círculo por estos números, obtenemos como resultado lo siguiente:
Divida el ciclo de precesión por estos números:
Mire estos números más de cerca, notará que ya el primero es significativo. Para los mayas, el 1.872 es muy importante. Pero 1.872 también es el período más corto en el zodíaco de los egipcios. Además, esos números aparecieron varias veces en mis cálculos. La precisión de estas simples cuentas aclara cualquier duda que pudiera quedar. Y esto no es todo.
Más adelante, el número 2.664 estará indicado como un número de código esencial en el Códice Dresden. En otras palabras, puede recuperar dos números de códigos mayas haciendo un simple cálculo en el zodíaco egipcio. Esto indica que deben tener el mismo origen. Si ahondamos más profundamente en tales hallazgos, pude decodificar datos más importantes.
La omnipresencia de los números simbólicos no es una coincidencia. Ellos forman una similitud extraña pero comprensible y son la síntesis de una civilización superior que tuvo que confrontar el fin de los tiempos, de dioses que han incluido sus mitos y conocimientos en una gran idea. Es una fuente de conocimientos donde una perturbadora investigación científica exacta fue incorporada. Tuve que tomar aire.
¿Cuáles serían los siguientes descubrimientos que me aguardaban?
Para hallar la precesión se necesita saber acerca de dos puntos en un año, donde el día y la noche son iguales en duración. Estos serían el 20 de marzo y el 22 de septiembre. La investigación revela que mayas y egipcios tenían estos conocimientos, debido a que varios templos estaban construidos en ese punto donde el Sol se elevaba por el horizonte al comienzo de la primavera.
Lleno de respeto, empecé mis cálculos y pronto logré vislumbrar que mi corazonada era correcta:
Estoy bastante seguro de que usted también se asombró al ver el número 72. Cuando se multiplica por el período de los campos magnéticos solares, el resultado son los números consignados. Estos aparecen tan frecuentemente que no pueden ignorarse.
Aquí nos tropezamos con la esencia. Sin lugar a dudas, está claro que los egipcios intencionalmente incorporaron estos números en su manera de calcular. ¿Por qué?, me preguntaba. Un profundo estudio del texto de Albert Slosman sobre la catástrofe anterior me dio la respuesta a esta acuciante pregunta: Aha-Men-Ptah se corrió 72 grados en el zodíaco después de la hecatombe.
¡Qué solución brillante, qué lógica sobrenatural! me dije a mí mismo. ¿Era, acaso, un mensaje telepático a través de la nebulosidad de los tiempos? Algo me decía que este era el caso.
Había mucho más para descubrir detrás de estos números del lejano pasado.
¿Estaría yo en condiciones de recordar esas memorias? ¿Podría descifrar el olvidado código, de manera más extensa? Observé los números con renovado interés y tuve éxito después de un exhaustivo estudio (los lectores interesados en las matemáticas pueden hallar la evidencia en el Apéndice).
Reste el número del ciclo de las manchas solares (vea el capítulo anterior), de los valores calculados:
¿Qué obtuvo?
Una conexión directa entre el magnetismo solar y el corrimiento del zodíaco. Dicha ciencia es extremadamente progresiva y excede la que conocemos en la actualidad. Detrás de todo esto hay una mano solícita que quiere advertirnos; y científicos increíblemente inteligentes fueron los responsables de esto.
La razón es que dicha conexión no es azarosa; existe una conexión directa entre los períodos dramáticos en la Tierra. El ciclo de precesión está estrechamente vinculado con el principio y el fin de las eras glaciales. Esto se ha conocido desde la década de 1970. Los descubrimientos mencionados antes son la evidencia de que los atlantes tenían un elevado nivel de conocimientos, ¡y eso hace más de 12.000 años!
Ellos también descubrieron, como los científicos en la actualidad, que hubo varias causas para las eras glaciales. Tuvieron que confrontar esto el 2 de febrero de 21.312 a.C. La Tierra viró 72 grados y el subtropical Aha-Men-Ptah (Primer Corazón de Dios), en unas pocas horas quedó recubierto con el entonces Polo Norte. A esta tragedia le siguió una ola imponente.
Los que sobrevivieron se agruparon y decidieron crear un centro astronómico: el Círculo de Oro.
Por miles de años, sus mejores científicos estudiaron los cielos y finalmente llegaron a la siguiente conclusión:
Hoy hemos alcanzado el mismo periodo. No existe correlación más alarmante y esto demuestra que un acontecimiento catastrófico puede llegar a tener lugar en cualquier momento, ahora.
Los científicos demostraron que el principio y el final de las eras glaciales en Europa y el continente americano, pudieron predecirse gracias a dichos descubrimientos. Estos alarmantes sucesos se producen cuando los polos del eje de la Tierra están más derechos de lo normal. La precesión también causa un cambio en la rotación de la Tierra, lo cual genera un corrimiento de los veranos. Esto significa que, si un verano es relativamente frío, una parte del hielo que se formó en el invierno no se derrite.
Al siguiente invierno se formará una nueva capa de hielo y una reacción en cadena de circunstancias glaciales se producirá en consecuencia.
En los últimos 330.000 años, Europa conoció tres períodos más cálidos, seguidos de otros más fríos que duraron 100.000 años.
Hace diez mil años, se inició este período más cálido que estamos atravesando ahora. El final del mismo, definitivamente, se está acercando. Un desconocido desastre nos aguarda. Las capas de hielo de un espesor de cientos de metros van a enterrar a Europa y destruirán todo cuanto quede debajo. Por supuesto que los atlantes lo sabían, y estoy seguro de que sabían mucho más.
Ellos deben haber hecho las siguientes correlaciones:
Mi conclusión es que los atlantes descubrieron varias relaciones entre el magnetismo solar y el desplazamiento del zodíaco.
Todo esto es sumamente perturbador. Los científicos modernos saben que los mismos fenómenos podían poner a la Tierra en un terrible peligro. Ignorar estos mensajes es suicida. Casi todos morirán durante tales acontecimientos, si no se toman las precauciones de manera urgente. Y sobre todo, los sobrevivientes no tendrán computadoras ni máquinas en las cuales confiar.
Por qué esto es así, será develado en la
Parte IV.
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