25 Mayo 2015 del Sitio Web LaCosechaDeAlmas
Estamos tan acomodados que al enfrentarnos a un sistema de crisis o cambio de paradigma obligatorio, nos derrumbamos y nos quedamos estáticos como un conejo ante los faros de un coche.
Ese rechazo al cambio
hace que las circunstancias que no controlamos acaben por
atropellarnos, pero esto ocurre solo porque creemos que hay un orden
que opera desde fuera y es superior a nuestro propio
orden.
Para el resto del mundo, somos 'algo' que no somos, mostramos orgullosos esa pantalla de alta resolución, para esconder nuestras miserias, escondidos en la apariencia vivimos acomodados en un personaje que al final a la mínima zozobra no aguanta y se derrumba.
Tememos el juicio al morir porque no somos capaces de juzgarnos en vida, la hipocresía nos delata y preferimos mirar el defecto ajeno que empezar a pulir los propios.
Pero no es cuestión de ser perfectos, solo de ser mejores, conocernos un poco más y saber cuáles son nuestras posibles "taras",
No todo es moral o emocional, también tenemos que estar dispuestos a cambiar nuestra mentalidad:
Hemos sido el fruto de múltiples programaciones y debemos ponerlas absolutamente todas en crisis, apartarlas e intentar vivir sin ellas.
Si después de despojarte de unas cuantas te sientes mejor, con la mente más receptiva y abierta a nuevas posibilidades, estarás en el camino de tener el control sobre tus propios dogmas.
Es importante que seamos
capaces de poder ser impermeables, que cuando nos llegue el
conocimiento, este no nos coarte y nos convierta en siervos
creyentes.
Es esencial que el
conocimiento no tenga más poder que tú, que no transformes el
saber en creencia, en dogma, porque acabaras
atrapado y te será difícil salir de ahí.
Debemos adaptarnos a los tiempos que llegan, se acabó el tiempo de creer,
Llegó el tiempo de saber, de conocer, de experimentar, de poner a prueba todo, de tomar las riendas, de tener el control.
Esta es la disposición
que debes asumir para aceptar el cambio, un cambio que puede llegar
a ti y no estar preparado para reconocerlo.
Intentar no ser señalado es lo que ha causado también tu inmovilismo y es lo que ha hecho que fabriques mascaras.
El miedo es lo que te convierte en miembro "Honoris Causa" del rebaño. Si temes a las críticas, al que dirán, al que pensaran, al cómo me miran o como me señalan, seguirás siendo un producto listo para ser cosechado.
Todas esas críticas son halagos, esas son las señales que indican que estas saliendo del sistema, que no eres uno más, que tu voluntad está recuperando su autoridad, eres un ser soberano de sí mismo.
Solo te queda saberlo y
experimentarlo.
No trates de salvar a nadie, de despertar o desenchufar de forma prematura a alguien, porque lo que conseguirás es que sienta añoranza y vuelva al redil, vuelva a creer, tampoco te creas despierto, solo estás empezando a darte cuenta que duermes.
Todo aquel que quiera escapar del sistema tiene que estar dispuesto a hacerlo, no basta con un "haber que pasa" porque lo que pasa, es que vuelves.
Despertar requiere el
compromiso de querer estar despierto, no basta con creer que algo es
así, porque alguien me lo contó o lo leí, sino que hay que saber,
para reconocer y entender que se está saliendo del sopor eterno.
Aun vivimos esclavos, eso
es inapelable. Este sistema es capaz de exprimirnos y sacar lo peor
de nosotros, pero podemos liberarnos de las cadenas que colocaron a
nuestra mente y permitirnos la elección libre de tomar lo que
queramos de él.
Por desgracia lo "normal" es esperar que alguien lo haga, que alguien de las pautas, que alguien nos guíe.
Esa esperanza es la que impide que el progreso marque el paso del cambio, podemos desplegar la vela y esperar vientos favorables, eso es lo que hicimos como pueblo hasta ahora, y mira lo que hemos conseguido con ello, mira en qué estado nos dejó esa esperanza.
Mañana tiene que ser ese día, y cuando llegue mañana, debemos pensar que mañana aún no ha llegado.
Esa disposición es la que
provoca el cambio, el inicio de la acción de hoy que creará el
cambio en el mañana...
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