03 Enero 2023 del Sitio Web JoeBot traducción de SOTT 09 Enero 2023 del Sitio Web SOTT
(neural network generated art)
debemos erigir barreras culturales ahora, antes de ser sobrepasados...
Los Chatbots están en las primeras líneas de una implacable invasión de la IA (Inteligencia Artificial).
El aumento constante de
mentes artificiales en nuestra psique colectiva es similar a la
inmigración masiva: apenas se nota y se pasa por alto fácilmente,
hasta que es demasiado tarde. Nuestro paisaje cultural está siendo
colonizado por bots y, como ocurre con los extranjeros ilegales,
gran parte de nuestra población acoge esto como "progreso".
Es una perspectiva morbosa, pero el proceso ya está en marcha.
Las instituciones de E-learning utilizan regularmente profesores virtuales. Los acompañantes chatbot están seduciendo a millones de almas solitarias, incluyendo chatbots religiosos que funcionan como guías espirituales.
Al final del
camino, varias empresas emergentes están desarrollando
cibersantuarios donde las familias pueden comunicarse con sus seres
queridos difuntos y
encontrar consuelo en los muertos vivientes digitales.
Estos "amigos" efímeros son componentes psicológicos fundamentales de lo que muchos describen como simbiosis entre humanos e IA.
Serán como ángeles de
la guarda artificiales en nuestras manos - y, por extensión, en
nuestras cabezas - que responderán a nuestras preguntas y nos
guiarán en nuestras decisiones.
Estos bots están diseñados para pulsar nuestros botones cognitivos, dando la ilusión de personalidad. Dentro de poco, serán dignos de confianza, incluso de amor. Entre los primeros usuarios, ya lo son.
Nuestras mentes emocionales están
siendo programadas para el control.
Como en
anteriores programas GPT, el usuario teclea una pregunta y el bot
que aparece en pantalla escupe una respuesta razonablemente
coherente, si bien ocasionalmente imprecisa.
Como el sesgado Google God antes que él, ChatGPT puede no ser del todo veraz, pero al menos es leal a sus aliados políticos.
En ese sentido, es bastante humano.
Si no puede confiar en un chatbot, ¿en quién puede confiar?
En su intervención en la serie "Historia de las libertades civiles en Canadá" el 13 de diciembre, el llorón hacedor-de-hombres, Dr. Jordan Peterson, advirtió a sus compatriotas canucks (canadienses) sobre los poderes divinos de ChatGPT:
¿Escuchaste eso, humano?
Prepárate para arrodillarte ante tus señores digitales.
A pesar de todo el
llanto público que ha hecho Peterson, no derramó ni una sola
lágrima acerca del desplazamiento de la humanidad por la IA. Quizá
crea que la Máquina devorará primero a todos sus troles.
Lo extraño es que
el profesor de mitología comparada no se diera cuenta del
significado arquetípico de la armadura de Baphomet que Musk todavía
luce en su perfil de Twitter.
En el improbable
caso de que el progreso se estanque durante décadas, dejándonos con
la tecnología que tenemos ahora, el impacto social y psicológico de
la invasión de la IA en curso sigue siendo una grave preocupación.
Por el momento, se ha exagerado mucho la destreza intelectual de la inteligencia artificial.
Si la humanidad tiene suerte, ese seguirá siendo el caso.
Pero los progresos reales son impresionantes.
Un extenso modelo lingüístico (también conocido como chatbot) es como un cerebro humano cultivado en un frasco, con una selección limitada de sensores conectados a él.
Cuanto mayor sea la
intervención del programador, mayor será el sesgo que mostrará el
sistema.
La IA está motivada para aprender mediante "modelos de recompensa" pavlovianos, como una burbuja neuronal que recibe dosis de dopamina cada vez que obtiene la respuesta correcta.
Como ocurre con la
mayoría de los chatbots comerciales, los programadores
ponen barreras para evitar que la IA diga cosas racistas,
sexistas u homófobas.
Una vez que ChatGPT se descarga en un dispositivo, desarrolla su propio sabor.
Cuantas más interacciones tenga un usuario individual, más personalizará el bot sus respuestas para ese usuario. Puede producir frases o redacciones enteras que resulten algo originales, aunque no sean más que una remezcla de pensamientos humanos anteriores.
Esta semi-originalidad,
junto con la personalización aprendida, es lo que da la ilusión de
una personalidad única - sin ningún humor de vestuario.
Otro ejemplo es LaMDA, de Google, que aún no ha salido al mercado y que saltó a la fama el año pasado cuando un "ético de la IA" informó al público que el bot es "sensible", afirmando que expresa tristeza y anhelo.
Ray Kurzweil predijo esta evolución psicológica en 1999, en su libro La era de las Máquinas Espirituales (The Age of Spiritual Machines):
Esto dice tanto de los humanos implicados como de las máquinas.
Sin embargo, si se proyecta esta
mejora en el futuro - a un ritmo exponencial - Kurzweil prevé una
inminente
Singularidad
en la que incluso los humanos más
inteligentes se verán realmente superados por la inteligencia
artificial.
Nuestro destino estaría fuera de nuestras manos...
En 2021, el empresario tecnológico Sam Altman - que cofundó OpenAI con Musk en 2015 - insinuó algo parecido a una Singularidad en su ensayo "La Ley de Moore del Todo".
Al igual que
Kurzweil, promete que la inteligencia artificial transformará todos
los aspectos de la sociedad, desde el derecho y la medicina hasta el
trabajo y la socialización.
Aunque creo que ese futuro sería desastroso, ya que crearía vastas zonas de juego para la élite y colmenas algorítmicas para el resto de nosotros, creo que Altman tiene razón sobre el impacto que se avecina:
Esta revolución tecnológica es imparable...
Estos super-robots serían sin duda torpes e inhumanos, pero al ritmo actual de progreso, algo parecido a la predicción de Altman parece estar ocurriendo.
Más allá de las
posibilidades y limitaciones técnicas, una
creciente confianza en la 'personalidad de la IA' está remodelando
nuestra cultura de arriba abajo, y a un ritmo exponencial.
Los bots están invadiendo nuestras mentes a través de,
...y a través de una creciente variedad de robots físicos destinados a acompañarnos desde la cuna hasta la tumba.
Las generaciones pasadas ignoraron la inmigración masiva y la destrucción medioambiental, ambas alimentadas por las innovaciones tecnológicas, hasta que fue demasiado tarde para revertir la corriente.
Ahora mismo, tenemos una "estrecha ventana de oportunidad" para erigir barreras culturales y legales:
Si este experimento social es "inevitable", debemos insistir en
formar parte del grupo de control...
Será mejor que estemos preparados para lucir eso como una insignia de honor.
Mientras nuestros oligarcas tecnológicos y sus portavoces proclaman el auge de las deidades digitales, debería quedar claro que no somos los supremacistas en esta ecuación...
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