27 Enero 2018
del Sitio Web
PijamaSurf
Debemos apostar por
la eudaimonía
antes de que el paradigma
económico
carcoma nuestra alma...
Tanto en la visión global como en la visión que hemos interiorizado
como sociedad e incluso como individuos, lo que predomina es la
economía y una forma de utilitarismo a corto plazo.
La mayoría de las
empresas y ciertamente todas las más importantes - que en la
actualidad son mucho más poderosas que los países - tienen como su
ADN la noción de maximizar sus ingresos sin importar los efectos a
largo plazo que esto tenga para el bienestar general de las
personas.
Hemos confundido las
ganancias económicas con la prosperidad real y la felicidad.
Umair Haque nota que:
el viejo, rancio,
decrépito paradigma económico de la era industrial es lo que ha
creado las masivas amenazas existenciales que el mundo enfrenta
hoy.
Esta persecución
monomaníaca de maximizar los ingresos a corto plazo (versus, por
ejemplo, optimizar a largo plazo el bienestar) es lo que ha
producido,
...y los futuros
problemas que se desprenderán de esto.
Haque, quien
propone la eudaimonía como un
paradigma más sano, señala que,
"todos estos
indicadores - producto interno bruto, ganancias, valor de los
accionistas y demás - indican un mismo imperativo:
la mayor cantidad
de ingresos sobre el menor incremento de tiempo que una
organización puede producir".
Este imperativo hacia la
productividad y las ganancias económicas personales
tiene efectos desastrosos cuando se confunden con el fin mismo.
La economía es a fin de
cuentas sólo un medio para el bienestar, pero al convertirse en el
paradigma hegemónico supedita todas nuestras organizaciones y planes
a su dominio:
En el paradigma
económico, el bienestar, la plenitud de la vida, la
autorrealización - si las vidas están creciendo, floreciendo,
desarrollándose, y hasta qué grado; la extensión, duración
cualidad de tu vida, la de tus nietos, la del planeta - no
existen.
No son
conceptualizados, representados, contados, medidos o valuados...
no valen nada según el cálculo de este paradigma.
Haque presenta un ejemplo
brutal:
"si nos rompemos las
piernas mutuamente, el producto interno bruto no baja, sino que
sube.
Tenemos que tomar
taxis al trabajo, pagar más por servicios médicos, lo cual es
contado como 'ganancias'. Es un ejemplo absurdo, pero es muy
real".
En cambio, el
paradigma eudaimónico (eudaimonía significa básicamente
la felicidad auténtica que se logra de una vida con significado y
propósito, en la que se alinea la voluntad individual con el
bienestar colectivo físico y espiritual) mantiene que lo primordial
es el bienestar de las personas y el ambiente y que las
organizaciones deben priorizar esto pensando a largo plazo.
Una forma de entender la
eudaimonía y su diferencia con la economía es la siguiente:
Las redes sociales
tienen un gran sentido económico:
Facebook y Twitter y demás
maximizan ingresos y ganan fortunas.
Pero su eudaimonía es
profundamente fallida:
hacen que la
gente se sienta infeliz, sin plenitud, solitaria - y son
vectores de malinformación y desconfianza que carcomen el
tejido de la democracia.
Su propuesta está basada
en cosas como medir,
-
cuánta eudaimonía
se genera por dólar gastado
-
cuánta riqueza
humana genera una organización después de que se le sustraen
a sus ingresos cosas como la contaminación que produce, la
desinformación, el estrés y demás
-
la proporción de
bienestar de una organización en comparación con los
indicadores más altos (por ejemplo, Estados Unidos rankea
muy por debajo de Dinamarca en bienestar)
Estos principios pueden
convertirse en estadísticas que pueden usarse para evaluar mejor el
éxito de una compañía.
Es difícil pensar que
estas ideas van a ser aceptadas y difundidas prontamente, pero al
menos hacen algo importante:
imaginar un futuro
distinto, algo de lo que la humanidad actualmente carece...
|