¿Por qué Todos...
Estaban
Equivocados?
por Beda M.
Stadler
Esto no es una
acusación, sino un balance despiadado [de la situación actual].
Podría darme una
cachetada a mí misma por plantarme con pánico frente al Sars-CoV2
durante demasiado tiempo. También estoy un poco molesta con
muchos de mis colegas de inmunología que hasta ahora han dejado
la discusión sobre la
COVID-19 a virólogos y
epidemiólogos.
Creo que es hora de
criticar algunas de sus principales declaraciones públicas,
completamente equivocadas sobre este virus.
En primer lugar,
fue equivocado afirmar que este virus era 'nuevo'...
En segundo lugar,
fue todavía más incorrecto afirmar que la población no
contaba con alguna inmunidad contra este virus...
En tercer lugar, fue el colmo de la estupidez afirmar
que alguien podría tener la COVID-19, sin presentar síntomas
o incluso transmitir la enfermedad...
Pero analicemos cada
uno de estos planteamientos por separado.
1.- ¿Un
virus nuevo?
A finales de 2019, se detectó un coronavirus, que se consideraba
"nuevo", en China.
Cuando se identificó
la secuencia genética, es decir, el modelo de este virus, y se
le dio un nombre similar a los Sars identificados en 2002, es
decir, Sars-CoV-2, deberíamos habernos preguntado hasta
qué punto [este virus] estaba relacionado con otros coronavirus
que pudieran enfermar a los seres humanos.
Pero no, discutimos de qué animal podría haber surgido el virus
(como parte de un menú chino).
Actualmente, muchas
más personas creen que los chinos fueron demasiado estúpidos al
lanzar este virus sobre sí mismos, en su propio país.
Ahora que estamos
hablando de desarrollar una vacuna contra el virus, de repente
vemos estudios que revelan que este virus "nuevo" guarda
mucha relación con el Sars-1, así como otros betacoronavirus
que nos hacen sufrir cada año vía resfriados.
Además de las
homologías puras en la secuencia entre los diversos coronavirus
que pueden enfermar a las personas, [los científicos]
actualmente trabajan en la identificación de varias áreas del
virus de la misma manera como lo hacen las células inmunes
humanas.
Ya no se trata de
la relación genética, sino de cómo nuestro sistema inmune ve
este virus, es decir, qué partes de otros coronavirus
podrían utilizarse en una vacuna.
Entonces:
Sars-Cov-2 no es
en realidad nuevo, sino simplemente un virus estacional
de resfriado que muta y desaparece en verano,
como lo hacen todos los virus de resfriado, que es lo que
estamos observando a nivel mundial en este momento.
El virus de la gripe
muta mucho más de hecho, y nadie podría afirmar que una nueva
cepa del virus de la gripe sea completamente "novedosa".
Muchos médicos
veterinarios se molestaron con esta afirmación de "novedad",
pues han estado vacunando a gatos, perros, cerdos y vacas contra
el coronavirus durante años.
2.- El
"cuento de hadas" de la no inmunidad
Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) hasta
todos los 'virólogos' de Facebook (sic), afirmaron que
este virus era particularmente peligroso, porque no existía
inmunidad contra él, porque se trataba de un virus nuevo.
Incluso
Anthony Fauci, el
'asesor' más importante de la
administración
Trump, señaló al principio
en cada una de sus apariciones públicas que el peligro del virus
radicaba en el hecho de que no había inmunidad contra él...
Tony [Anthony Sauci] y yo nos sentamos muchas veces uno al lado
del otro en seminarios de inmunología en el Instituto
Nacional de Salud en Bethesda, en Estados Unidos, pues
trabajábamos en áreas en común en ese entonces.
Así que durante un
tiempo no fui muy crítico con sus declaraciones, por
considerarlo un respetable colega.
Pero cayó de mi gracia cuando me di cuenta de que la primera
prueba de anticuerpos disponible en el mercado [para Sars-CoV-2]
se realizó a partir de una prueba de anticuerpos antigua que
estaba destinada a detectar
Sars-1.
Este tipo de prueba evalúa si hay anticuerpos en la sangre de
alguien y si surgieron a través de una lucha temprana contra el
virus.
[Los científicos]
incluso extrajeron anticuerpos de un Lama que detectaría Sars-1,
Sars-CoV-2, incluso el virus Mers (en inglés, 'Síndrome
respiratorio de Medio Oriente').
También se supo que
Sars-CoV-2 tuvo un impacto menos significativo en las zonas de
China donde Sars-1 había provocado estragos anteriormente.
Esta es una clara
evidencia que sugiere con urgencia que nuestro sistema
inmunitario considera que Sars-1 y Sars-Cov-2 son al
menos parcialmente idénticos y que, probablemente, un
virus podría protegernos de otro.
Fue entonces cuando me di cuenta de que todo el mundo afirmaba
simplemente que no había inmunidad, pero en realidad,
nadie tenía una prueba lista para probar tal afirmación.
Eso no fue ciencia,
sino pura especulación basada en un presentimiento que luego fue
repetido por todos.
Hasta el día de hoy
no existe una prueba de anticuerpos única que pueda describir
todas las situaciones inmunológicas posibles, como:
si alguien es
inmune, desde cuándo, contra qué se dirigen los anticuerpos
neutralizantes y cuántas estructuras existen en otros
coronavirus que puedan conducir a la inmunidad...
A mediados de abril,
el grupo de Andreas Thiel publicó un trabajo (Presence
of SARS-CoV-2-reactive T-cells in COVID-19 patients and healthy
donors) en el
Charité Berlín, un trabajo
con 30 autores, entre ellos el virólogo Christian Drosten.
Demostró que en
un 34% de las personas de Berlín que no habían estado en
contacto con el virus Sars-CoV-2 mostraban inmunidad de
células-T contra él (la inmunidad de células-T es un tipo
diferente de reacción inmune, véase más abajo).
Esto significa
que nuestras células-T, es decir, los glóbulos blancos,
detectan estructuras comunes que aparecen en Sars-CoV-2 y el
virus de resfriado común y, por lo tanto, combaten ambos.
Un estudio realizado
por
John P.A. Ioannidis de la
Universidad de Stanford, uno de los diez científicos más citados
del mundo según la Fundación Einstein de Berlín, mostró
que la inmunidad contra Sars-Cov-2, medida en forma de
anticuerpos, es mucho más alta de lo que se pensaba.
Ciertamente,
Ioannidis no es un
teórico de la conspiración que
solo quiera ir contra la corriente; no obstante, ahora está
siendo criticado, porque las pruebas de anticuerpos utilizadas
no fueron precisas.
Con eso, sus críticos
reconocen de facto que todavía no cuentan con tales pruebas.
John P.A. Ioannidis
es un científico de tan alto calibre, que todos los virólogos
alemanes en su conjunto apenas son de peso ligero en comparación
con él.
3.- El
fracaso de los modeladores
Los epidemiólogos abrazaron el mito de que 'no existía
inmunidad' entre la población.
Se negaron a creer
que los coronavirus eran virus estacionales que
desaparecerían en verano. De lo contrario, sus modelos de
curvas habrían tenido un aspecto diferente.
Aun cuando los peores
pronósticos iniciales no se corroboraron en ninguna parte,
algunos todavía se aferran a los modelos que predicen una
segunda ola.
Dejémoslos con sus
proyecciones:
nunca he visto un
área de especialidad que haya quedado tan mal parada.
Tampoco termino de
entender por qué los epidemiólogos estaban mucho más interesados
en el número de muertes que en el número de personas
que podrían salvarse.
4.-
Inmunología del sentido común
Como inmunólogo, confío en un modelo biológico, a saber, el del
organismo humano, que ha construido un sistema inmune adaptativo
de manera probada una y otra vez.
A finales de febrero,
cuando volvía a casa de la grabación de [un programa de debate
político suizo], le dije a Daniel Koch [ex-jefe de la
sección federal suiza "Enfermedades transmisibles" de la Oficina
Federal de Salud Pública] lo que sospechaba:
Que existía una
inmunidad general en la población contra Sars-Cov-2.
Argumentó en contra
de mi punto de vista.
Más tarde defendí mi punto de todos modos, cuando dijo que los
niños no fueron un factor determinante en la propagación de la
pandemia.
Sospechaba que
los niños no tenían un receptor para el virus, algo que por
supuesto carece de sentido.
A pesar de ello,
tuvimos que admitir que sus observaciones fueron correctas.
Pero el hecho de que
cada científico lo atacó después y solicitó estudios para probar
su punto, fue una ironía.
Nadie solicitó
estudios para demostrar que las personas de ciertos grupos
de riesgo estaban muriendo...
Cuando las primeras
estadísticas de China y luego los datos mundiales mostraron la
misma tendencia, es decir que casi ningún niño menor de diez
años se enfermó, todos debieron haber argumentado que los
niños eran inmunes.
Para cualquier otra
enfermedad que no afecte a un determinado grupo de personas,
llegaríamos a la conclusión de que ese grupo es inmune.
Pero este sentido común parece haber escapado a muchos,
llamémoslos "negadores de la inmunidad" solo por diversión.
Esta nueva raza de
negadores tuvo que observar que la mayoría de las personas
que dieron positivo a este virus, presente en sus gargantas,
no se enfermaron.
El término
"portadores silenciosos" surgió de un sombrero de magia para
afirmar que uno podía estar enfermo sin tener síntomas.
Si de ahora en
adelante este principio se naturaliza en la medicina, las
aseguradoras se meterían realmente en un problema, pero
también los profesores cuyos estudiantes ahora podrían decir
que tienen cualquier enfermedad para faltar a la escuela, si
al final de cuentas no es necesario presentar síntomas para
estar enfermo.
La siguiente broma
que algunos virólogos difundieron fue,
la afirmación de
que aquellos que estaban enfermos sin síntomas podían
transmitir el virus a otras personas...
Los enfermos "sanos"
tendrían tanto virus en sus gargantas que una conversación
normal entre dos personas sería suficiente para que el "sano"
infecte a otro sano.
En este punto tenemos
que diseccionar lo que está sucediendo:
si un virus está
creciendo en cualquier parte del cuerpo, en la garganta, por
ejemplo, significa que las células humanas mueren.
Cuando las
células [humanas] mueren, se alerta al sistema inmunitario
de inmediato y se produce una infección.
Uno de los cinco
síntomas cardinales de una infección es el dolor...
Es comprensible que
los afectados por la COVID-19 no recuerden esa picazón
inicial en la garganta y luego hayan afirmado que no
tuvieron otro síntoma días después.
Pero de eso, a que
los médicos y virólogos conviertan esto en una historia de
personas enfermas "sanas", termina alentando el pánico
y a menudo se utiliza para justificar
medidas de confinamiento más
estrictas, solo muestra lo malo que es realmente el chiste.
La OMS no aceptó que se
reportaran infecciones asintomáticas e incluso lo
cuestionó en su página Web.
Aquí un resumen breve, especialmente para los que niegan la
inmunidad, de cómo los humanos son atacados por los gérmenes y
cómo reaccionamos a ellos:
si hay virus
patógenos en nuestro medio ambiente, entonces todos los
humanos, sean inmunes o no, son atacados por este virus.
Si alguien es
inmune, comienza la batalla con el virus.
Primero
intentamos evitar que el virus se una a nuestras propias
células con la ayuda de anticuerpos.
Esto normalmente
funciona solo de forma parcial, no todos están protegidos y
algunos virus se unirán a las células apropiadas.
Esto no necesita
provocar síntomas, pero tampoco es una enfermedad.
Porque el segundo
guardián del sistema inmune es llamado a la acción. Esas son
las
células-T mencionadas,
glóbulos blancos, que pueden determinar desde el exterior en
qué otras células se esconde el virus para multiplicarse.
Estas células,
que ahora están incubando el virus, son buscadas en todo el
cuerpo y asesinadas por las células-T hasta que el último
virus haya muerto.
Entonces, si hacemos
una
prueba de PCR en una persona
inmune, no se detecta un virus, sino una pequeña parte
destrozada del genoma viral.
La prueba resulta
positiva mientras queden pequeñas partes rotas del virus.
Correcto:
incluso si los
virus infecciosos están muertos desde hace mucho tiempo, una
prueba de corona puede dar positiva, porque el método de PCR
(en inglés, 'Reacción en Cadena de la Polimerasa')
multiplica incluso una pequeña fracción del material
genético viral suficiente [para poder ser detectado].
Eso es exactamente lo
que sucedió, cuando se difundieron noticias alrededor del mundo,
incluso compartidas por la OMS, de que 200 coreanos que ya
pasaron de la COVID-19 se infectaron por segunda vez, con lo
cual, probablemente no existía inmunidad contra el virus.
La explicación de lo
que realmente sucedió junto con una disculpa llegaron más tarde,
cuando estaba claro que los coreanos inmunes estaban
perfectamente sanos y solo libraron una pequeña batalla contra
el virus.
Es probable que una
gran cantidad del número de infectados reportado diariamente se
deba únicamente a restos virales.
La prueba de PCR, con su extrema sensibilidad, fue en un
principio perfecta para descubrir dónde podría estar el virus.
Pero esta prueba no puede identificar si el virus aún está vivo,
es decir, si aún es infeccioso.
Desafortunadamente,
esto llevó también a algunos virólogos a equiparar la fuerza del
resultado de una prueba con la carga viral, es decir, la
cantidad de virus que alguien puede exhalar.
Afortunadamente,
nuestros centros de asistencia permanecieron abiertos.
Los virólogos
alemanes dejaron de lado esa parte, porque, por principio, no
observan lo que otros países están haciendo, incluso si
los números de casos de otros
países están disminuyendo más rápidamente.
5.- El
problema de la inmunidad frente al coronavirus
¿Qué significa todo esto en la vida real?
El tiempo de
incubación extremadamente largo de dos a 14 días, y los
informes de 22 a 27 días, deberían llamar la atención de
cualquier inmunólogo, además de la afirmación de que la mayoría
de los pacientes ya no secretarían el virus después de cinco
días.
Ambas [afirmaciones]
conducen a la conclusión de que existe, más o menos en el
fondo, una inmunidad básica que provoca contorsiones en los
eventos en comparación con un ciclo esperado [de una infección
viral], es decir, conduce a un período de incubación largo y
rápido de inmunidad.
Esta inmunidad
también parece ser el problema para los pacientes gravemente
enfermos.
La precisión de
nuestro sistema de defensa se reduce a medida que
envejecemos.
Pero también las
personas con una mala dieta o que están desnutridas pueden
tener un sistema inmunitario debilitado, por lo que este
virus no solo revela los problemas médicos de un país, sino
también sociales.
Si una persona
infectada no tiene suficientes anticuerpos, es decir, una
respuesta inmune débil, el virus se propaga lentamente por todo
el cuerpo.
Cuando no hay
suficientes anticuerpos, solo queda la segunda pierna de apoyo
de nuestra respuesta inmune:
las células-T
comienzan a atacar a las células infestadas de virus en todo
el cuerpo.
Esto puede conducir a
una respuesta inmune exagerada, básicamente a una masacre:
una
tormenta de citoquinas...
Muy raramente, esto
también puede ocurrir en niños pequeños, casos de
Síndrome de Kawasaki.
Pero esto, que rara
vez ocurre en niños, se usó en nuestro país para avivar el
pánico. Sin embargo, es interesante que este síndrome se
cure muy fácilmente.
Los niños [afectados]
obtienen anticuerpos de donantes de sangre sanos, es decir,
personas que pasaron por resfriados de coronavirus...
Esto
significa que la inmunidad silenciosa [supuestamente
inexistente] en la población, de hecho se usa
terapéuticamente.
¿Y ahora
qué?
El virus se ha ido por ahora.
Probablemente
volverá en invierno, pero no habrá una segunda ola,
sino solamente un resfriado...
Las personas jóvenes
y sanas que actualmente caminan con
caretas y cubre-bocas estarían
mejor usando un casco, porque el riesgo de que algo se les caiga
en la cabeza es mayor que el de presentar un caso grave de la
COVID-19.
Si observamos un incremento significativo de las infecciones en
14 días [después de que los suizos relajaron el confinamiento],
al menos sabríamos que una de las medidas fue de utilidad.
Aparte de eso,
recomiendo leer el último trabajo de John P.A. Ioannidis en el
que describe la situación global según los datos del 1 de mayo
de 2020:
las personas
menores de 65 años representan solo del 0.6 al 2.6% de todos
los casos fatales de coronavirus.
Para superar la
pandemia, necesitamos una estrategia que se concentre
simplemente en la protección de las personas en riesgo
mayores de 65 años.
Si esa es la opinión
de un gran experto, implementar un segundo confinamiento es
simplemente una medida prohibitiva.
En nuestro camino de regreso a la normalidad, sería bueno
para nosotros los ciudadanos que algunos terroristas ofrecieran
disculpas.
Como los médicos
que querían elegir pacientes COVID-19 de más de 80 años para
quitarles el ventilador.
También
medios de comunicación que
seguían mostrando videos alarmistas de hospitales italianos
de una situación que como tal no existía.
Todos los políticos
piden "pruebas,
pruebas, pruebas" sin siquiera saber qué mide
realmente la prueba, y el gobierno federal, a través de una
aplicación (App) que nunca funcionará, me avisará si alguien
cercano a mí es positivo, incluso si no están infectados.
En invierno, cuando la gripe y otros resfriados vuelvan a
circular, vamos a besarnos menos y debemos lavarnos las manos
incluso sin un virus presente.
Y, sin embargo, las
personas que se enferman pueden colocarse sus caretas para
mostrar a los demás lo que han aprendido de esta pandemia.
Y si aún no hemos
aprendido a proteger a nuestros grupos de riesgo,
tendremos que esperar una 'vacuna'
que, con 'suerte', también será efectiva para personas en
situación de riesgo.