Al
principio de todo esto que se ha venido a llamar
'pandemia', fuimos muchos, nosotros los primeros, los que
caímos en la trampa y nos creímos todo lo que estaba
sucediendo debido al shock que nos provocó algo tan
fuerte como que se nos encerrara en casa durante 3
meses, nada más y nada menos.
Ya a lo largo de ese encierro se produjeron muchas
circunstancias que no entendíamos y que eran
completamente contradictorias, una de ellas la de
prohibir las autopsias.
Pero como vivimos en una
sociedad completamente lanar a muchos se les llegó a
convencer de que eso era necesario.
Esa fue una de las
noticias que a nosotros nos empezaron a chirriar en
nuestro cerebro puesto que no nos pareció normal, nos
pareció escandalosa.
A medida que iba pasando el tiempo, fueron apareciendo
noticias similares que ya, directamente no nos creímos
desde un principio puesto que era evidente que se
producían porque nos estaban tomando por auténticos
imbéciles.
Hasta llegar a lo que estamos viviendo ahora:
Filas de imbéciles con mascarillas por la calle pensando
que ahí un virus que les persigue mientras por
televisión aparece toda la gentuza sin ella y lo
justifican diciendo que los 'platós' son muy grandes.
Y
otro ejemplo, filas de imbéciles felices porque les van
a inyectar un producto experimental y a los que, a pesar
de que se lo están diciendo a la cara, les importa muy
poco participar en esa experimentación porque quieren ,
"pasaporte de la vacuna para viajar".
Lo sentimos mucho,
llegados a este punto no hay medias tintas: son
imbéciles y retrasados mentales.
Y todo esto se sigue produciendo a pesar de que siguen
apareciendo pruebas y más pruebas que demuestran que
todo esto es una gran farsa, una gran mentira para
tenernos a todos sometidos.
Hace unos días, el parlamentario holandés
Thierry Baudet
ha intervenido en el parlamento de su país mostrando
todavía más pruebas.
En este caso ha leído unos
documentos de
la Fundación Rockefeller de 2010
(Scenarios for The Future of Technology and
International Development) en los
que se puede leer de qué forma esto estaba ya todo
planificado desde aquellas fechas e incluso antes.
Pero
créannos, todavía habrá imbéciles y retrasados mentales
a los que, por más pruebas que se les muestre, seguirán
haciendo oídos sordos y ejerciendo como lo que
evidentemente son.
Empezamos a no sentir ya ningún tipo
de compasión hacia quien se presta a participar en todo
esto, a pesar de
la infinidad de evidencias que van
apareciendo.