por Eduardo Martínez de la Fe
24 Febrero 2019

del Sitio Web Tendencias21






Michael L. Hiraeth



Una mesa redonda

con científicos del Club Nuevo Mundo

aborda algunos de estos desafíos.

Hace más de 30 años

que los científicos salieron de su aislamiento

para exponer conocimientos útiles a la solución de

los problemas que nos afectan como especie.

Hoy nuevos factores

se han añadido a la ecuación humana:

la crisis climática, la globalización,

la colonización de otros planetas

y otras posibles civilizaciones.

Una mesa redonda con científicos

del Club Nuevo Mundo

aborda algunos de estos desafíos.




Hace más de 30 años, un afamado genetista francés, Albert Jacquard, publicó el libro "Los científicos hablan" (Hachette, París, 1987) que recogía lo esencial del conocimiento científico en,

  • astronomía

  • zoología

  • bioquímica

  • medicina

  • demografía

  • economía

  • sociología

  • matemáticas

  • genética

La finalidad de la obra era ofrecer por primera vez una visión rigurosa y amplia de lo que es necesario saber para que los ciudadanos, enfrentados a una,

"metamorfosis radical de la historia humana",

...como consecuencia de los grandes desafíos de estos tiempos, pudieran entender la profundidad de los cambios y trascender la visión política para superarlos.

Esa visión científica fue la que inspiró la creación de nuestra revista, surgida en 1988 con la misma visión interdisciplinar, vocación social y orientación humanista, destinada a poner al alcance de la sociedad las aportaciones científicas necesarias para que los ciudadanos pudieran conocer los procesos que nos afectan, tanto científicos como sociales, y aportar ideas y soluciones para trascenderlos y situarnos en la ruta de lo que Jacquard llamaba,

"un hombre nuevo más sabio".

En todo este tiempo, la voz de los científicos se ha hecho cada vez más conocida y su repercusión social más significativa.

 

La ciencia ha pasado a formar parte de lo cotidiano, la torre de cristal que aislaba a los científicos de la sociedad ha caído, y los investigadores plantean nuevas cuestiones que desafían lo que habitualmente pensamos sobre la vida, la materia y el universo.

Jacquard resumía los problemas de nuestra civilización en términos,

  • demográficos

  • climáticos

  • de guerras posibles

  • de supervivencia de la especie

  • de crisis de la biodiversidad

  • de ética en el uso y desarrollo de la biotecnología

  • de desequilibrios económicos

  • de profundas revisiones políticas,

...empezando por el mismo concepto de Estado, y consideraba las matemáticas como la única disciplina capaz de aportar serenidad porque puede proporcionarnos lo que necesitamos para comprender lo más profundo de la realidad, ya sea física o social.


 

 


Nueva ecuación humana

El discurso científico ha ido avanzando y planteado nuevos términos a la ecuación humana.

 

La crisis climática, las migraciones masivas, la polarización social y la crisis de la gobernabilidad, señalan nuevos escenarios que no escapan a los científicos:

David Runciman, profesor de Política en la Universidad de Cambridge, señala incluso que estamos viviendo el fin de la democracia (Así Termina la Democracia - Paidós, Barcelona, 2019).

Otro ejemplo reciente de este proceso lo aporta Philip Ball, doctor en Física por la Universidad de Bristol (Inglaterra), que en un nuevo libro "Cuántica - Qué significa la Teoría de la Ciencia más Extraña" (Turner, Madrid, 2018), plantea la necesidad de recurrir a los filósofos, hoy tan denostados por la sociedad tecnológica, para replantear, a la luz de los nuevos conocimientos, las cuestiones sin resolver que han sido evocadas desde Platón y Aristóteles, hasta Hume, Kant, Heidegger y Wittgenstein:

  • ¿Qué es lo real?

  • ¿Qué es el conocimiento?

  • ¿Qué es la existencia?

Viene a decir que sin filosofía de la ciencia (epistemología) será imposible comprender la teoría quántica que podamos extraer de la que llama "ciencia impenetrable", porque esa teoría está relacionada intrínsecamente con las cuestiones no resueltas de la filosofía perenne.

En esta línea, Adam Frank, astrofísico en la Universidad de Rochester, ha publicado en The Globe and Mail un interesante artículo en el que anuncia otro nuevo término para la ecuación humana:

la 'posibilidad' cada vez más consistente de vida inteligente más allá de nuestro planeta.

Dice que ha llegado el momento de pasar página de la visión estereotipada que nos ha proporcionado el cine de ciencia ficción y de plantearnos científicamente esa eventualidad, cada vez más verosímil en función de los recientes descubrimientos en astronomía, particularmente en lo relativo a exoplanetas, los planetas que no pertenecen a nuestro sistema solar.

"Podemos estar a solo unas décadas de tener datos reales para discutir sobre la vida en mundos distantes", dice Frank.

Cita al astrónomo Milan Cirkovic, del Observatorio Astronómico de Belgrado, para enfatizar cómo la cuestión de otras 'posibles' civilizaciones afecta a nuestras preguntas más profundas y duraderas sobre la humanidad y sobre nuestro lugar en el universo.

"La revolución de exoplanetas nos ha obligado a ver que nuestro mundo puede ser solo uno de muchos y quizás no sea tan diferente.

 

Y con el creciente poder de nuestra civilización, evidenciado por el cambio climático, también podemos estar listos para explorar nuevas formas de entender el significado de ser una verdadera especie planetaria.

 

Nuestro intenso interés en otras civilizaciones puede ser realmente un reflejo de nuestra necesidad de entender qué es lo siguiente para nosotros", después de la crisis climática que nos cambiará profundamente como especie.

 

"Los descubrimientos que se avecinan serán emocionantes, ya que cambiarán nuestra visión de nosotros mismos y de nuestro futuro", concluye Frank.



Michael L. Hiraeth
 

 

 

 

Dejar la Tierra

Michio Kaku, científico en el campo de la teoría de cuerdas, señala por su parte en una entrevista concedida el año pasado a la revista 52 Insights, que está llegando el momento de dejar la Tierra y de marcharnos a otros planetas.

 

La idea cala cada vez más en la cultura popular y también en la empresarial:

en España ha nacido una agencia interplanetaria, Astroland, que se propone preparar a nuevas generaciones humanas para la vida futura en Marte, en las profundidades de una cueva en Arredondo (Cantabria).

Los horizontes sobre el futuro humano se expanden al mismo tiempo que se profundiza en la crisis de nuestra civilización.

 

La necesidad de profundizar en el diálogo ciencia-sociedad y de contribuir a la difusión de la cultura científica se vuelve por ello más apremiante.

En noviembre 2017, más de 15.000 científicos hicieron un nuevo llamamiento a la humanidad para detener la carrera hacia el abismo.

 

Plantean que son imprescindibles cambios drásticos, tanto políticos como en los comportamientos individuales, y llaman a la movilización social para que los políticos y ciudadanos reaccionen, respeten la naturaleza y cambien el modelo energético.