por Rebecca Renner 16 Abril 2020 del Sitio Web NationalGeographic
de la Universidad de Harvard que estudia los sueños, hizo esta ilustración de un sueño reciente
que
tuvo sobre la COVID-19.
Varios investigadores explican por qué el habernos alejado de nuestros entornos habituales debido al distanciamiento social ha derivado en una falta de "inspiración"...
Obviamente, Lance Weller estaba soñando...
Él es una de las muchas personas del mundo (como las más de 600 que participaron en un estudio) que dicen estar experimentando un fenómeno nuevo:
Durante mucho tiempo, la ciencia ha sugerido que las emociones y el contenido de los sueños están vinculados al bienestar cuando se está despierto.
Los sueños raros cargados de simbolismo permiten que algunos soñadores superen recuerdos intensos o factores fisiológicos estresantes del día a día dentro de la seguridad de su subconsciente.
Por otra parte, las
pesadillas pueden ser señales de alarma sobre inquietudes que, de lo
contrario, podríamos no llegar a percibir cuando estamos despiertos.
En el caso de Weller, su obsesión con los cómics se sumó a sus consultas constantes de publicaciones políticas en Twitter y de ese modo inventó una escena surrealista que interpretó como un comentario sobre las preocupaciones políticas del mundo.
y creo que por eso se ha transformado
en tantas cosas
distintas."
UNIVERSIDAD DE
HARVARD
Estas drogas activan los receptores nerviosos llamados serotonina 5-HT2A, que a su vez apagan una parte del cerebro denominada corteza dorsolateral prefrontal.
El resultado se conoce
como "desinhibición emocional", un estado en el que los sentimientos
inundan la consciencia, sobre todo durante la fase de
sueño REM (que
quiere decir movimientos oculares rápidos), durante un sueño típico.
Vivir la pandemia de coronavirus podría estar cambiando esto debido al aumento del aislamiento y el estrés, que influyen en el contenido de los sueños y permiten que algunas personas los recuerden.
Por otra parte, la ansiedad y la falta de actividad disminuyen la calidad del sueño. Los episodios breves durante los que nos despertamos, llamados parasomnias, están vinculados a recordar los sueños.
Los recuerdos y las emociones
latentes del día también pueden influir en el contenido de los
sueños y en la propia respuesta emocional dentro del sueño.
"Las personas más cercanas al peligro de la pandemia (los sanitarios, quienes viven en epicentros y quienes tienen parientes afectados) tienen una mayor probabilidad de experimentar sueños influidos por el brote."
Según un estudio en curso del Centro de Investigación en Neurociencia de Lyon iniciado en marzo, la pandemia de coronavirus ha provocado un aumento de un 35 por ciento de la rememoración onírica entre los participantes y los encuestados indican que los sueños negativos han aumentado un 15 por ciento más de lo normal.
Otro estudio impulsado por la Asociación Italiana de Medicina del Sueño está analizando los sueños de los italianos confinados durante el brote.
Muchos de los sujetos tienen pesadillas y parasomnias que concuerdan con los síntomas del trastorno por estrés postraumático.
Los resultados de la investigación actual de Luigi De Gennaro y otros trabajos como el estudio de Lyon sugieren que las personas más cercanas al peligro de la pandemia (los trabajadores sanitarios, quienes viven en epicentros y quienes tienen familiares afectados) tienen una mayor probabilidad de tener sueños influidos por el brote.
Superar las pesadillas
Varios estudios han demostrado que las actividades que hacemos estando despiertos crean un carrete de diapositivas con recuerdos que influye en el contenido de nuestros sueños.
Las emociones arrastradas durante el día pueden influir en nuestros sueños y en cómo nos sentimos dentro del propio sueño.
Reducir o restringir las fuentes de recursos cotidianos (al pasar la cuarentena solos) podría limitar el contenido de los sueños o provocar que el subconsciente busque recuerdos más profundos.
Puede parecer obvio, pero un equipo de investigadores finlandeses ha respaldado científicamente la idea de que la paz mental genera un "efecto de sueño positivo", en el que las personas se tienen bien por lo que ha pasado en sus sueños.
En cambio, sus datos demuestran que la ansiedad se vincula a "un efecto de sueño negativo", que da pie a sueños terroríficos o desagradables.
Deirdre Barrett, profesora adjunta de psicología en la Universidad de Harvard y autora de The Committee of Sleep, ha recopilado y analizado sueños de supervivientes de acontecimientos traumáticos como los ataques a las Torres Gemelas del 11-S.
Barrett ha determinado que los sueños en los que se procesan traumas tienden a seguir dos patrones:
En la última muestra de sueños de coronavirus de Barrett, que empezó a recopilar en marzo con esta encuesta, algunos participantes indicaron haber soñado que se contagiaban o que morían con el virus.
En otro conjunto de sueños recopilado por Barrett, los participantes remplazaban el miedo al virus con un elemento metafórico, como bichos, zombis, desastres naturales, figuras sombrías, monstruos o asesinos de masas.
Pese a su variedad, lo que sí tienen en común los sueños pandémicos es lo raros que les resultan a los participantes de los estudios.
Para quienes tienen pesadillas por el coronavirus, hay cada vez más evidencias de que las denominadas "técnicas de dominio de los sueños" pueden mitigar su sufrimiento.
Cuando Barrett trabaja con pacientes para que "guionicen" sus propios sueños, suele preguntarles qué cambiarían de la pesadilla.
Según Perrine Ruby, si se quiere obtener algo de control sobre las pesadillas, centrarse en lo "extraño" puede ser de gran ayuda.
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