por Eduardo Martínez
de la Fe
19 Mayo 2021
del Sitio Web
Tendencias21
Representación artística de
un exoplaneta rocoso del tamaño de la Tierra.
(Crédito de la imagen: NASA Ames/SETI Institute/JPL-Caltech)
No solo pueden albergar vida los planetas situados a la distancia
apropiada de su estrella, sino también los más inhóspitos, porque
sus océanos subterráneos pueden ocultar microorganismos protegidos
de amenazas y condiciones adversas.
En diez años saldremos de
dudas.
Los científicos están cada vez más convencidos de que la vida no ha
sido un fenómeno exclusivo de la Tierra, y que en otros lugares del
universo hay condiciones suficientes para la existencia generalizada
de microorganismos similares a los de nuestro planeta, sin descartar
por ello la posibilidad de que existan otras formas de vida
diferentes a las conocidas.
Hay varias maneras de aproximarse al encuentro de vida fuera de la
Tierra.
La primera y más usual es
la habitabilidad de planetas que estén a la distancia correcta de
sus respectivas estrellas para soportar agua líquida en su
superficie, imprescindible para la vida.
De hecho, se han localizado 4.000
exoplanetas posiblemente similares
a la Tierra que orbitan alrededor de estrellas como el Sol, pero
solo algunos (un
total de 24) tienen la posibilidad
de ser planetas que contengan vida.
El problema de esta perspectiva para identificar vida fuera de la
Tierra es que se trata de una visión muy estrecha de lo que hace que
un planeta sea habitable, dado que todos los criterios de búsqueda
se basan en la vida en la Tierra tal como la conocemos.
Debajo de la
superficie
Una nueva perspectiva en esta búsqueda ha sido aportada por el
Southwest Research Institute:
se ha comprobado que
existen mundos en los que los océanos están atrapados debajo de
capas protectoras de roca y hielo, y no en la superficie de
planetas descartados como posibles escenarios de vida.
Las lunas de Saturno,
Titán y Encelado, así como el satélite Europa de Júpiter, e incluso
el planeta enano Plutón, son claros ejemplos de esta evidencia en
nuestro sistema solar.
En un informe presentado en la 52ava Conferencia anual de
Ciencia Lunar y Planetaria (LPSC 52) en marzo pasado, el
científico S. Alan Stern explica que la prevalencia de los
mundos oceánicos de agua interior (IWOW)
en nuestro sistema solar sugiere que pueden estar presentes también
en otros sistemas estelares, ampliando enormemente las condiciones
para la habitabilidad planetaria y la supervivencia biológica a lo
largo del universo.
Añade que desde hace muchos años se sabe que mundos como la Tierra,
con océanos que se encuentran en su superficie, deben residir dentro
de un rango estrecho de distancias de sus estrellas para mantener
las temperaturas que preservan esos océanos.
Seguramente muchos
más
Sin embargo, los IWOW se encuentran en un rango mucho más amplio de
distancias de sus estrellas.
Esto amplía enormemente
el número de mundos habitables que probablemente existan en la
galaxia, estima Stern.
Considera también que mundos como la Tierra, con océanos en su
exterior, también están sujetos a muchos tipos de amenazas para la
vida, que van desde,
impactos de
asteroides y cometas, llamaradas estelares con radiación
peligrosa, explosiones de supernovas cercanas y otras.
El artículo de Stern
señala que las IWOW son inmunes a tales amenazas porque sus océanos
están protegidos por un techo de hielo y roca, generalmente de
varias a muchas decenas de kilómetros de espesor, que se superponen
a sus océanos.
"Los mundos oceánicos
de agua interior están mejor preparados para proporcionar muchos
tipos de estabilidad ambiental y tienen menos probabilidades de
sufrir amenazas a la vida de su propia atmósfera, su estrella,
su sistema solar y la galaxia, que mundos como la Tierra, que
tienen su océanos en el exterior", explica Stern
en un comunicado.
Aguas ocultas
El problema radica en que, al estar ocultos, esos mundos oceánicos
no son fáciles de ser analizados para confirmar que realmente
albergan algún tipo de vida.
Por este motivo, la misión
Europa Clipper de la NASA
realizará esta década un reconocimiento detallado de la
luna Europa de Júpiter e
investigará si pudiera albergar condiciones adecuadas para la vida
debajo de su superficie.
El
Telescopio Espacial Hubble de
la NASA observó vapor de agua sobre la región del polo sur de Europa
en 2012, proporcionando evidencia potencial de columnas de agua.
Si se confirma la existencia de las plumas, y están vinculadas a un
océano subterráneo, el estudio investigará la composición química
del entorno potencialmente habitable de Europa y, al mismo tiempo,
minimizará la necesidad de perforar capas de hielo para comprobar si
hay o no vida.
Otro enfoque paralelo ha sido propuesto por científicos de la
Universidad de Colombia Británica (UBC): considera que la
geología podría ser la clave para identificar qué planetas podrían
contener vida, más allá de lo que puede aportar la búsqueda de agua,
ya sea superficial o subterránea.
Cinco de las lunas de Saturno
se unen
en el campo de visión de la nave espacial Cassini.
Crédito
de la imagen: NASA/JPL-Caltech
Space
Science Institute
Nuevos mundos
Brendan Dyck, autor principal de este estudio, considera que
encontrar planetas en zonas habitables no es suficiente para conocer
si la vida puede existir en otros planetas.
Este parámetro es solo
una forma de descartar otros planetas menos probables.
Añade que conocer la cantidad de hierro presente en el manto de un
planeta, permite predecir lo gruesa que será su corteza y, a su vez,
si puede disponer de agua líquida y de una atmósfera.
"Es una forma más
precisa de identificar posibles nuevos mundos similares a la
Tierra que confiar únicamente en su posición en la zona
habitable", explica
en un comunicado.
Esencialmente, los
planetas rocosos más pequeños de un sistema planetario tienen una
cosa en común: todos tendrán la misma proporción de hierro que la
estrella que orbitan.
La diferencia es cuánto de ese hierro hay en el manto y en el
núcleo, precisa Dyck. Este nivel de hierro puede influir en el
comportamiento del agua en el planeta, según la tectónica de placas.
Y concluye:
"si bien la órbita de
un planeta puede estar dentro de la zona habitable, su historia
de formación temprana podría finalmente hacerla habitable.
La buena noticia es
que, con una base en geología, podemos determinar si un planeta
soportará agua superficial antes de planificar futuras misiones
espaciales".
Décadas de
espera
Despejar esta incógnita llevará décadas, estima la NASA:
"nuestras primeras
misiones de búsqueda de planetas podrían proporcionar evidencia
básica de los mundos potencialmente habitables.
El
telescopio James Webb, diseñado
en parte para investigar gigantes gaseosos y súper Tierras,
podría encontrar una versión descomunal de nuestro planeta.
El
Telescopio Espacial Nancy Grace Roman
de la NASA, o el telescopio de reconocimiento infrarrojo de
campo amplio, podrían concentrarse en la luz reflejada de un
planeta distante para detectar las firmas de oxígeno, vapor de
agua o alguna otra indicación clara de posible vida", señala
en un comunicado.
Y concluye:
"Descubrir otra
canica azul-blanca escondida en el campo de estrellas, como un
grano de arena en la playa, probablemente requerirá un
telescopio de imágenes aún más grande.
Los diseños ya están
en marcha para ese buscador de planetas de próxima generación,
que arrancará en la década de 2030 o 2040".
Referencia
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