por Víctor Millán del Sitio Web ElEconomista
Yuval Noah Harari
cree que compartir el planeta con una superinteligencia será el mayor reto de la humanidad.
sino en la confianza entre humanos.
¿Qué ocurre cuando 'los creadores pierden el control de su creación'...?
Esa es una duda que hemos visto reflejada en cientos de textos clásicos:
¿Y si los humanos ya hemos cruzado el umbral en el que la tecnología no solo obedece, sino que decide con todos los avances de la inteligencia artificial?
Esa es la duda que deja abierta
Yuval Noah Harari, historiador
y filósofo israelí y autor del bestseller 'Sapiens'.
Lo que está en juego, advierte, no es solo la democracia o la economía, sino,
Internet se concibió como una promesa.
Harari lo resume sin rodeos:
El problema no es la cantidad, sino la naturaleza de la información.
En un mercado completamente libre, lo que triunfa no es la verdad, sino la narrativa más barata, simple y agradable.
Esa dinámica ha llevado a una saturación de relatos que no buscan reflejar la realidad, sino conectar, manipular o entretener.
Como con el ADN, que no dice la verdad sino que conecta células para formar un organismo, los relatos que rigen nuestras sociedades - desde las religiones hasta el dinero - funcionan porque conectan, no porque sean ciertos.
Este fenómeno puede no requerir ni siquiera una IA general.
Basta con millones de IA interconectadas que, al operar en red, generen un mundo que no entendamos.
Lo más perturbador no es que una superinteligencia nos sustituya, sino que siga operando mientras nosotros ya no entendamos sus motivaciones ni sus decisiones.
Durante miles de años, los humanos han dominado gracias a su habilidad para crear redes de cooperación basadas en ficciones comunes.
Pero ahora, por primera vez, existe otro actor capaz de crear historias, redes y objetivos con más eficacia que nosotros:
La gran pregunta no es si la IA será más lista, sino si podremos convivir con una inteligencia no humana que nos supera en nuestros propios juegos.
La desconfianza entre naciones y empresas ha desatado una carrera armamentista de inteligencia artificial.
Todos los actores principales reconocen el peligro, pero aceleran el desarrollo porque no confían en sus competidores.
Peor aún, los mismos que no confían en sus pares humanos aseguran que sí confían en la IA que están creando.
No tenemos experiencia en confiar en
inteligencias no humanas. Y sin embargo, nos precipitamos hacia su
desarrollo como si tuviésemos siglos de historia con ellas.
El problema no es solo que no tengamos un modelo.
Es que la IA ahora participa del experimento como actor autónomo. Puede hacer sus propias pruebas, generar sus propias ideas y tomar decisiones impredecibles.
Necesitamos mecanismos de autocorrección, pero no sabemos aún cómo construirlos.
Para Harari la
Democracia requiere saber Cuando se Interactúa con una I.A.
La solución no es prohibir la IA, sino exigir transparencia.
Las plataformas no están condenadas a esparcir odio.
Si se reprogramaran para fomentar la confianza y el conocimiento,
La democracia requiere diálogo humano, no una simulación de diálogo.
La humanidad ha construido civilizaciones sobre la base de historias compartidas y confianza mutua.
Por primera vez,
Harari no ofrece soluciones fáciles.
Pero deja una advertencia poderosa:
Si no lo hacemos, perderemos el control del
futuro antes de que podamos siquiera imaginarlo.
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