por Víctor Millán
02 Abril 2025

del Sitio Web ElEconomista

 

 

 

 

Yuval Noah Harari
 

 


El historiador autor de 'Sapiens'

cree que compartir el planeta

con una superinteligencia

será el mayor reto de la humanidad.


Dice que la clave no está en la IA,

sino en la confianza entre humanos.



 

¿Qué ocurre cuando 'los creadores pierden el control de su creación'...?

 

Esa es una duda que hemos visto reflejada en cientos de textos clásicos:

del Golem, pasando por Frankenstein a HAL 900 en Odisea en el Espacio...

¿Y si los humanos ya hemos cruzado el umbral en el que la tecnología no solo obedece, sino que decide con todos los avances de la inteligencia artificial?

 

Esa es la duda que deja abierta Yuval Noah Harari, historiador y filósofo israelí y autor del bestseller 'Sapiens'.

Para él, de hecho, la pregunta ya no es si la inteligencia artificial será más inteligente que nosotros, sino qué haremos cuando lo sea.

Harari ha dado su diagnóstico en una entrevista con WIRED Japan:

"Por primera vez en la historia, compartimos el planeta con seres que pueden crear y conectar relatos mejor que nosotros", cuenta.

Lo que está en juego, advierte, no es solo la democracia o la economía, sino,

"nuestra posición como especie dominante".

Internet se concibió como una promesa.

A finales de los 90, muchos creyeron que la libre circulación de información traería entendimiento global.

 

Hoy, esa visión parece ingenua.

Harari lo resume sin rodeos:

"La información no es lo mismo que la verdad...".

El problema no es la cantidad, sino la naturaleza de la información.

 

En un mercado completamente libre, lo que triunfa no es la verdad, sino la narrativa más barata, simple y agradable.

"Contar la verdad cuesta. Requiere tiempo, dinero y evidencia.

 

En cambio, la ficción es barata y seductora", afirma Harari.

Esa dinámica ha llevado a una saturación de relatos que no buscan reflejar la realidad, sino conectar, manipular o entretener.

 

Como con el ADN, que no dice la verdad sino que conecta células para formar un organismo, los relatos que rigen nuestras sociedades - desde las religiones hasta el dinero - funcionan porque conectan, no porque sean ciertos.

 

 

 


La Singularidad de la IA ya puede estar aquí y No Darnos Cuenta
 

 

 


Harari redefine la noción de singularidad, cuando da un giro inquietante:

no se trata de un momento puntual en el que una IA lo sepa todo, sino de cuando nosotros dejamos de comprender lo que ocurre.

"La singularidad es cuando nuestra imaginación y entendimiento no pueden seguir el ritmo de los cambios".

Este fenómeno puede no requerir ni siquiera una IA general.

 

Basta con millones de IA interconectadas que, al operar en red, generen un mundo que no entendamos.

"La red creará un mundo completamente diferente que nunca comprenderemos", advierte.

Lo más perturbador no es que una superinteligencia nos sustituya, sino que siga operando mientras nosotros ya no entendamos sus motivaciones ni sus decisiones.

"Seremos como caballos que no entienden el sistema político que decide su destino".

 

 


El Dilema Existencial - Cómo compartir el Planeta con una Superinteligencia

Harari identifica lo que considera la pregunta más importante de nuestra era:

¿Cómo compartiremos el planeta con una superinteligencia?

Durante miles de años, los humanos han dominado gracias a su habilidad para crear redes de cooperación basadas en ficciones comunes.

"La razón por la que los humanos dominan no es su fuerza individual, sino su capacidad para cooperar en masa a través de historias compartidas" explica, tesis que defiende en su último libro, Nexus.

Pero ahora, por primera vez, existe otro actor capaz de crear historias, redes y objetivos con más eficacia que nosotros:

la inteligencia artificial...

"No se trata solo de una herramienta como el libro o la imprenta. La IA es un agente. Puede escribir libros, tomar decisiones, crear ideas nuevas", dice Harari.

La gran pregunta no es si la IA será más lista, sino si podremos convivir con una inteligencia no humana que nos supera en nuestros propios juegos.

 

 

 


La Paradoja de la Confianza - No nos fiamos de los Humanos, pero confiamos en la I.A.

Harari subraya una paradoja inquietante:

"Estamos construyendo algo que no entendemos, que puede hacernos daño, pero confiamos en ello más que en otros humanos".

La desconfianza entre naciones y empresas ha desatado una carrera armamentista de inteligencia artificial.

 

Todos los actores principales reconocen el peligro, pero aceleran el desarrollo porque no confían en sus competidores.

"La mayoría dice: sabemos que es peligroso, pero si no lo hacemos nosotros, lo harán ellos", lamenta Harari.

Peor aún, los mismos que no confían en sus pares humanos aseguran que sí confían en la IA que están creando.

"Eso es casi una locura", señala.

No tenemos experiencia en confiar en inteligencias no humanas. Y sin embargo, nos precipitamos hacia su desarrollo como si tuviésemos siglos de historia con ellas.

A diferencia de las tecnologías pasadas, la IA no puede testearse en un entorno controlado.

"No se puede simular la historia en un laboratorio", afirma Harari.

El problema no es solo que no tengamos un modelo.

 

Es que la IA ahora participa del experimento como actor autónomo. Puede hacer sus propias pruebas, generar sus propias ideas y tomar decisiones impredecibles.

"Cuando se desplegaron los ferrocarriles en el siglo XIX, nadie podía prever cómo cambiarían la geopolítica. Con la IA, será aún más incontrolable".

Necesitamos mecanismos de autocorrección, pero no sabemos aún cómo construirlos.

La historia avanza a base de ensayo y error, y esta vez, los errores podrían ser fatales.

 

 

 

Para Harari la Democracia requiere saber Cuando se Interactúa con una I.A.

Para Harari, la democracia no puede sostenerse si no sabemos si estamos hablando con otro ser humano o con una IA.

 

La solución no es prohibir la IA, sino exigir transparencia.

"Los bots no tienen libertad de expresión. No deberían hacerse pasar por humanos".

Las plataformas no están condenadas a esparcir odio.

Simplemente fueron programadas para maximizar el engagement...

Si se reprogramaran para fomentar la confianza y el conocimiento,

"los algoritmos podrían ayudar a construir una mejor sociedad", afirma Harari.

La democracia requiere diálogo humano, no una simulación de diálogo.

"Y para eso, necesitamos saber cuándo nos enfrentamos a una mente sintética", sostiene.

La humanidad ha construido civilizaciones sobre la base de historias compartidas y confianza mutua.

Ahora, esa base se tambalea...

Por primera vez,

"tenemos que aprender a convivir con seres más inteligentes que nosotros, que no comparten nuestra biología ni nuestras motivaciones".

Harari no ofrece soluciones fáciles.

 

Pero deja una advertencia poderosa:

"La única forma segura de desarrollar una superinteligencia es fortaleciendo primero la confianza entre los humanos".

Si no lo hacemos, perderemos el control del futuro antes de que podamos siquiera imaginarlo.