Parte 2
"Dialéctica Satánica"
El Poder de la Máquina
10 Julio 2025

El otro
día, una pareja amiga
debatía si,
frente a la corrupción,
nepotismo y
clientelismo
que encontramos
en tantos
políticos y
funcionarios,
no sería mejor
que nos
administraran
las máquinas...
Ante el crecimiento de la maldad,
crece la tentación de abrazar
la tecnocracia y renunciar a lo
humano....
Pero tal vez el problema radica en que somos cada
vez más dependientes de la administración, en que hemos ido a parar
a lo que los filósofos
Max Horkeimer y
Theodor W. Adorno llamaron,
hace tres cuartos de siglo,
un mundo "gestionado o "administrado" (verwaltete)...
Lo expresaron en un diálogo radiofónico (la alta
cultura estaba en las ondas mucho más que ahora) del que se conserva
la grabación (aquí
con subtítulos en inglés).
Y el problema se agrava por el hecho de que
perdemos nuestra humanidad a medida que nos adaptamos a lo
tecnocrático.
Como explica Adorno en el diálogo
radiofónico con Horkheimer, moderado por el sociólogo
Eugen Kogon:
ADORNO: El tipo de persona que hoy
llega al mundo encaja ya extraordinariamente con el mundo
administrado [...]; por decirlo de manera más precisa, los
mecanismos de adaptación se ubican en una capa
extraordinariamente profunda y temprana.
[...] Rigidez y movilidad...
Estas personas son rígidas porque ya no
tienen ninguna espontaneidad, ya no viven plenamente, sino que
se experimentan a sí mismas como cosas, como autómatas - porque
así es como son usadas en el mundo.
La rigidez y la movilidad
incesante caracterizan el funcionamiento de las máquinas.
No son características de una existencia sana
y lúcida...
Adorno, Horkheimer y Kogon
se dieron cuenta, hace ya siete décadas, de que se ha generado una
"monstruosa maquinaria social" en la que las personas, a fin de
adaptarse, renuncian a vivir su existencia, renuncian a ser sí
mismas, renuncian a su carácter propio, renuncian a su yo:
ADORNO: La gran mayoría de la gente
hace tiempo que ha quedado reducida a simples funciones dentro
de la monstruosa maquinaria social [ungeheuerlichen
gesellschaftlichen Maschinerie] en la que todos estamos
atrapados. [...]
Quizá se puede formular de manera extrema
diciendo,
que la vida, en el sentido en que la
palabra vida resuena en todos nosotros, ya no existe...
Y ese fenómeno que intento describir de este
modo, me parece, en realidad, la expresión más evidente de lo
que queremos comentar hoy, es decir,
de la transición del mundo entero,
de la vida entera, a un sistema de administración, a una
forma determinada de control desde arriba.
HORKHEIMER: Creo que su experiencia es
correcta, señor Adorno.
Las personas han perdido su vida, su vida
propia. Viven la vida que se dicta a través de la sociedad.
Aunque hoy las personas tienen medios para
existir mucho más libremente que en cualquier otra época, se
encuentran bajo una presión que prácticamente no puede
compararse con la de otras épocas. [...]
KOGON: [...] Así pues, estamos realmente ante un
peligro mortal...
Como dirá años después Jacques Lusseyran,
ensayista ciego, superviviente de Buchenwald (como Eugen Kogon, que
había sido allí el "prisionero 9093"),
el mundo contemporáneo intenta "expulsar al
yo".
El hecho de que las personas dejen de vivir su
vida para convertirse en engranajes del sistema de administración
(burocrático o tecnocrático) revela una "dialéctica satánica":
ADORNO: En este proceso de adaptación
pierden su propio yo, ese uno-mismo [Selbst], que en realidad
quieren preservar, y ahí radica la dialéctica satánica de este
proceso [satanische Dialektik].
En nuestros días, la íntima e incesante necesidad
de reconocimiento a través de las "redes sociales" es una terrible
forma de presión impuesta por el sistema tecnocrático.
Horkheimer lo vio venir:
hoy los llamados nativos digitales, "tienen
medios para existir mucho más libremente", pero padecen "una
presión que prácticamente no puede compararse con la de otras
épocas" que los lleva a vivir "la vida que se dicta a través de
la sociedad" y a perder "su vida propia".
Si "han perdido su vida, su vida propia",
¿ha de sorprendernos el monstruoso índice de
suicidios de la juventud de hoy..?
Desde los días de Horkheimer y Adorno,
ha seguido extendiéndose el poder del
sistema tecnocrático y el proceso
de pérdida del yo, de reducción de las personas a meros autómatas.
Pero la vida sigue latiendo...
Como siglo y medio antes había expresado
Friedrich Hölderlin, poeta de enorme influencia en los
filósofos:
Wer das Tiefste gedacht liebt das
Lebendigste
Quien lo más profundo ha pensado, ama lo más viviente
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