Cuando una ballena
muere… no es el final.
Es el comienzo...
El cuerpo de una ballena no flota para siempre.
Eventualmente, se
hunde - lento, silencioso - hacia el fondo del océano.
A esto se le llama un "whale fall" (caída de ballena).
Y allí, en las
profundidades, ocurre algo asombroso.
El cuerpo de una sola ballena se convierte en un refugio de
vida.
Durante décadas, alimenta a cientos de criaturas marinas:
tiburones, cangrejos, pequeños carroñeros y formas de vida
únicas que no existen en ningún otro lugar.
De una muerte, nace
un ecosistema completo.
De la muerte, brota la vida.
Callada.
Abundante.
Sagrada.
Pero hay más...
Durante toda su vida, las ballenas absorben carbono de la
atmósfera.
Y cuando mueren y se hunden, ese carbono se va con ellas al
fondo del océano, donde queda atrapado durante siglos.
Incluso en la muerte, ayudan a un planeta que cambia.
Incluso en silencio, nos protegen.
Y mientras viven… ¡cantan...!