por R. Badillo decenas de mascarillas desechables encontradas en el mar.
(Ocean Asia/Naomi Brannan) de que están liberando sustancias muy perjudiciales para la salud y el medioambiente. Los efectos podrían ser visibles durante generaciones...
Un estudio (Disposable surgical/medical Face Masks and filtering Face Pieces - Source of Microplastics and Chemical Additives in the Environment) publicado en la revista Environmental Pollution alerta de que,
Los investigadores advierten de que,
Durante los meses de mayor expansión del coronavirus se utilizaron alrededor de 129.000 millones de mascarillas de un solo uso cada mes en todo el mundo.
La mayoría, fabricadas con polipropileno y otros plásticos, terminaron en vertederos, playas o ríos, sin un sistema de reciclaje que garantizara su correcta gestión.
Con el paso del tiempo, estos materiales comenzaron a fragmentarse y a liberar contaminantes al entorno.
Experimentos en Laboratorio
El equipo liderado por Anna Bogush, investigadora del Centro de Agroecología, Agua y Resiliencia de la Universidad de Coventry, analizó diferentes mascarillas dejándolas en contacto con agua purificada durante 24 horas.
El resultado fue claro:
Estas partículas, en su mayoría de menos de 100 micras, pueden entrar fácilmente en los organismos vivos.
Un riesgo Intergeneracional
Más allá de las partículas plásticas, los investigadores hallaron bisfenol B, un disruptor endocrino capaz de imitar la acción del estrógeno en humanos y animales.
El estudio estima que, durante la producción masiva en la "pandemia", se vertieron al medio ambiente entre 128 y 214 kilos por dia de esta sustancia, con consecuencias potencialmente graves para los ecosistemas.
La propia Bogush subrayó la magnitud del problema:
Según la científica, es necesario promover alternativas más sostenibles que reduzcan este impacto.
Los resultados también dejan clara la necesidad de replantear cómo se producen y gestionan las mascarillas desechables cuando finalizan su vida útil.
Según explican los autores del estudio, es la única forma de evitar que la contaminación derivada de ellas tenga efectos en las generaciones futuras.
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