por Patrick Chouinard del Sitio Web RenegadeTribune traducción de Alonso González de Nájera 10 Mayo 2019 del Sitio Web Editorial-Streicher
Gigantes de la
Atlántida
Sin embargo, los dioses
no crearon nuestra cultura material y creativa. Hicimos la Historia
nosotros mismos, porque los dioses nos crearon con las capacidades y
la fuerza que sólo los miembros de la raza aria Blanca poseen.
Pero la mitología
claramente indica que esos gigantes no estaban solos, y que muchas
otras razas perdidas de gigantes existieron sobre la Tierra.
Comprender el mythos
de los antiguos gigantes es esencial para el entendimiento de las
raíces de la raza aria.
Por otra parte, a algunos gigantes se les da una definición más amplia. En ese caso, la palabra "gigantes" se refiere a su gran habilidad tecnológica y avanzados poderes, que los hombres mortales simplemente no poseen.
En el pasado remoto los gigantes fueron adorados como dioses.
En efecto, la mayoría de todos los dioses y diosas de la Antigüedad eran de estatura gigantesca. En la mitología nórdica antigua, el primer ser que alguna vez vivió fue Ymir, el gigante del hielo, de quien todo lo demás fue creado.
De su linaje surgieron
las primeras razas de gigantes y dioses, y finalmente fue de su
cuerpo asesinado y desmembrado que el mundo y la Humanidad fueron
formados.
Antes de la introducción de este particular título, existía el latino "deus" y el griego "theos".
En tiempos antiguos, incluso en la tradición hebrea, se sabía ampliamente que estas palabras, aquellas que significaban un poder más grande que uno mismo, se aplicaban no a un ser omnipotente singular sino más bien a "seres del cielo", siempre denotado en plural.
En los anales y crónicas de la Antigüedad, tanto los dioses como los gigantes han sido categorizados como "seres avanzados" o "dioses del cielo".
Las preguntas restantes son:
Aterrorizados de un mundo que ellos no entendían ni podían controlar, nuestros antepasados idearon estos mitos para llevar orden y previsibilidad a un mundo caótico y primitivo.
Tales son los puntos de vista y las conclusiones de la academia. Pero hay mucho más en estas historias.
Esta visión simplista de una raza humana ignorante y crédula sin ningún concepto de la realidad está en su agonía final. Gracias a la arqueología estamos llegando a entender que los Antiguos realmente fueron muy avanzados y pueden haber poseído tecnologías comparables o incluso superiores a las actuales nuestras.
Los Antiguos eran excelentes conservadores de registros y tenían un significativo conocimiento de astronomía, medicina e ingeniería. Así, parece que nosotros deberíamos tomar en serio esos cuentos aparentemente extraordinarios de titanes, gigantes del hielo y cíclopes.
Los Antiguos sabían de lo
que estaban hablando...
A fin de establecer que los gigantes de la Antigüedad no fueron el producto de la imaginación primitiva, es necesario primero establecer como un hecho las hazañas y la sabiduría de los Antiguos.
Esto conduce inevitablemente a una discusión de sus logros tecnológicos pre-modernos, algunos incluso bastante más avanzados que los nuestros hoy. Lo que hemos encontrado es que las civilizaciones del mundo antiguo fueron mucho más avanzadas que lo que muchos arqueólogos están preparados para admitir.
Supongamos por el momento que las antiguas tradiciones de dioses que imparten conocimiento y sabiduría a la raza humana temprana no son mera fantasía sino que están basadas en relatos de testigos oculares de acontecimientos reales.
Aquello no fue un
registro mal interpretado de una antigua visita alienígena sino un
relato directo de una temprana raza de gigantes que transmitió a la
Humanidad lo que había aprendido de los dioses en una forma de
sucesión, pasando la antorcha a otra generación de antiguos Terranos,
o seres nacidos de la Tierra.
Confucio registra que en China, durante el Reinado de los Cinco Monarcas entre 2852 y 2206 a.C., hubo,
Es difícil decir con certeza qué maravillas tecnológicas poseyeron los antiguos chinos porque el Emperador Chin Shih Huang Ti, antes de su muerte, pidió la incineración de cientos de miles de libros, incluidos todos aquellos que estaban en las bibliotecas Reales.
Sus secretos están ahora para siempre perdidos.
Sorprendentemente, unos
pocos tomos afortunados escaparon de la ira de las antorchas
imperiales, y diversas descripciones de la avanzada tecnología
poseída por los antiguos chinos sobreviven hasta este día.
Los chinos estaban desarrollando el hierro fundido en el siglo IV a.C., más de 1.700 años antes de que fuera primeramente usado por europeos, y estaban creando acero a partir de hierro fundido en el siglo II a.C., más de 2.000 años antes de que los occidentales aprendieran a fabricarlo.
Además de inventar aparatos voladores y tecnología militar, los chinos desarrollaron innovaciones prácticas para consumo de las masas, incluyendo, como se ha rumoreado, las primeras casas resistentes a los terremotos.
Alrededor de 725 d.C. dos inventores chinos fueron acreditados con el desarrollo del primer reloj mecánico. Además, los chinos habían estado empleando la pólvora desde el siglo IX o antes.
Ellos la usaban para fuegos artificiales y como un medio de asustar a ejércitos contrarios o para anunciar la llegada de una fuerza invasora, más bien que como un arma.
Un individuo llamado Bi Sheng introdujo en 1045 d.C. los tipos móviles, más de cuatro siglos antes de la impresión de la primera Biblia por Gutenberg.
Según David Hatcher Childress, autor de Technologies of the Gods (2000),
Que la civilización china pueda haber comenzado gracias a una fuente extra-mundana, durante el tiempo en que los gigantes primitivos transmitieron el conocimiento de lo que ellos habían aprendido a la gente elegida de la nueva época, no es sorprendente.
Joseph Needham de la Universidad de Cambridge escribió en cuanto al esplendor de las tempranas invenciones chinas:
Childress concluye que quizás China heredó su conocimiento de una civilización más antigua:
En base sólo a estos
pocos ejemplos, está claro que nuestros ancestros poseyeron
realmente de hecho la misma inteligencia, lógica y racionalidad que
las de culturas "avanzadas" más modernas, lo cual en mi opinión hace
altamente probable que haya alguna verdad detrás de esas leyendas.
Los gigantes se han convertido en la piedra angular de los mitos, leyendas y tradiciones de casi cada cultura en la Tierra.
En muchos casos, esas narrativas han proseguido, no disminuidas e inalteradas, durante milenios. Tales mitos a menudo describen una civilización gobernada por gigantes, que es destruida por un diluvio global y finalmente olvidada.
Sólo el mito y la leyenda
ahora sobreviven para ayudarnos a descifrar los secretos de aquel
'capítulo olvidado' de
la Historia humana.
Ellos son, de hecho,
impresiones o ecos de una remota pero muy real Edad Oscura que hemos
olvidado en su mayoría hace mucho, hasta ahora.
En este mito (como en muchos otros parecidos) la raza humana se hace rebelde y desagradecida. Enfadados por ese abandono, los cuatro gigantes consienten en dejar que el cielo caiga y choque contra el mar.
El resultado es una inundación global que borra a la mayor parte de la especie humana.
La idea del cielo que se estrella con la Tierra y destruye prácticamente todo lo de la civilización resuena con la Atlántida de Platón y algo de la especulación más reciente en cuanto a su desaparición.
Algunas teorías sugieren
que un cometa o un asteroide puede haber hecho impacto con la Tierra
en algún tiempo durante nuestra Historia remota, causando la
destrucción de esas antiguas y avanzadas culturas.
Su líder, Balor, los dirige hasta las costas de Irlanda después del Gran Diluvio. Ellos entonces se convierten en los habitantes nativos de aquella isla.
Mientras algunos eruditos
localizan el punto de origen de los Formorianos en España o
África del Norte, otros afirman que la patria original de esos
gigantes pre-celtas era
la Atlántida, la que se consideraba
que había estado localizada 200 millas [322 kilómetros] al Oeste de
Gibraltar.
Los hititas, que conquistaron a los hurritas alrededor de 2000 a.C., absorbieron la mayor parte de su religión y tradiciones mitológicas. Entre éstas estaba el mito de Alalu, el primer rey del cielo, un dios gigante que prosperó en una isla montañosa situada en el océano occidental.
Este último a menudo era referido como,
El hijo de Alalu era el poderoso Kumarbi, el equivalente hurrita del titán griego Kronos.
Este dios era también la
personificación mítica del Océano Atlántico. Tales conexiones
simbólicas con los Titanes continuaron en tiempos romanos.
El viejo poema inglés The Seafarer describe inmensas paredes de piedra que eran hechura de gigantes.
La
Calzada de los Gigantes en el Norte
de Irlanda - formaciones geológicas naturales que consisten en
masivas columnas de basalto - se afirma que ha sido obra de los
gigantes.
Los Kai de Nueva Guinea recuerdan una raza de semidioses o gigantes llamada los Ne-Mu.
Se decía que ellos eran más altos y más fuertes que la raza mortal de hoy, pero ellos eran señores de la Tierra antes del Gran Diluvio. Ellos enseñaron a los antepasados Kai los fundamentos de la agricultura y la construcción de casas.
Los Ne-Mu fueron borrados durante el Diluvio, pero sus cuerpos se transformaron en bloques de piedra.
Los naturales de las islas Fiji creen que su tierra ancestral, llamada Burotu, se hundió hace mucho en el Océano Pacífico.
Ese reino ancestral fue aniquilado cuando "el cielo cayó", y fuego y agua se mezclaron para producir las islas de Samoa. Se pensó que los sobrevivientes, conocidos como los Hiti, eran una raza de gigantes, los hijos de la Atlántida.
Ellos construyeron un
arco monumental de casi 6 metros de altura.
Desde su historia más
temprana registrada, los árabes en el Oriente Medio han asociado
todas las estructuras inmensas con esos grandes gigantes de la
Antigüedad.
Un gigante barbudo y de piel blanca similar a Atlas, él apoya el cielo sobre sus hombros. Cuando la gente le da la espalda a sus enseñanzas, él finalmente deja caer el cielo, causando una serie de inundaciones y conflagraciones que diezman el planeta.
Ese acontecimiento
también destruye la propia casa del gigante, obligando a sus hijos a
huir y buscar refugio en otra parte. Al final, ellos se establecen a
lo largo de la costa de Colombia, convirtiéndose finalmente en los
habitantes indios nativos del país.
En efecto, estos mitos y leyendas pueden ser encontrados en casi cada cultura de la Tierra. Muchas de estas mitologías incluyen a seres estrechamente relacionados con los Titanes, quienes supuestamente una vez gobernaron la Atlántida.
Y por supuesto, está también la recurrente narrativa de un gran cataclismo que finalmente destruye una civilización en algún tiempo en el pasado remoto.
Tales temas y motivos
comunes ponen un precedente para una discusión aún más amplia.
El descubrimiento fue hecho por un equipo de élite de excavadoras del gobierno estadounidense y apoyado por el Ejército indio, ya que el área estaba bajo la jurisdicción directa del ejército indio.
Además de huesos gigantescos, el equipo descubrió tablillas que tenían inscripciones antiguas.
Esas tablillas detallan una historia de la mitología india en cuanto al dios supremo, Brahma, quien existió al principio y creó el cosmos como lo conocemos. Esa deidad, según la inscripción, creó criaturas de tamaño gigantesco en el pasado remoto y les ordenó que llevaran orden al caos.
Ellos pronto se convirtieron en los gobernantes y guardianes de los hombres.
Pero ellos constantemente combatían unos con otros y se involucraban en profusos choques militares y primitivos arrebatos de agresión y territorialidad.
Ellos finalmente
fracasaron en su propósito y tuvieron que ser destruidos.
Después del descubrimiento inicial, el gobierno indio selló el área, no permitiendo el acceso a nadie excepto funcionarios del gobierno indio y representantes autorizados del gobierno estadounidense.
En las escrituras sánscritas de India nos enteramos de los Daityas, o gigantes del agua.
Ellos son mencionados en
el
Vishnu Purana y el
Mahabharata, dos de los más
antiguos y reverenciados textos sagrados hindúes. Los Daityas son
los descendientes de Vishnu. Esos gigantes del agua son el antiguo
equivalente indio de los titanes de la mitología griega, incluyendo
a Atlas y los otros reyes de la Atlántida.
Según el Vishnu Purana, esos gigantes de agua residen en Tripura, la Ciudad Triple. Esa ahora hundida metrópolis de la isla, localizada lejos a través del impenetrable océano occidental, es un eco de las descripciones de Platón de la perdida civilización de la Atlántida.
El inmortal filósofo griego escribió que esa masa continental sumergida estaba más allá de las Columnas de Hércules en medio del Océano Atlántico.
La Ciudad Triple del
Vishnu Purana es claramente emblemática del tridente de Poseidón, el
dios patrón de la Atlántida. En una guerra final, tanto los Daityas
como Tripura son destruidos, otra semejanza con el mito de la
Atlántida.
Según el Ramayana, esos gigantes nacieron del pie de Brahma. Otros mitos remontan su linaje al demonio Pulastya, u otro de tales diablos como Khasa, Nirriti o Nirrita.
La creencia hindú sostiene que los Rakshasas habían sido humanos completamente malvados en encarnaciones anteriores, siendo su actual reencarnación como esos horribles gigantes un castigo por pecados pasados.
Los Rakshasas eran inigualables en su ferocidad.
Ellos interrumpían sacrificios, profanaban sitios de entierro, acosaban a sacerdotes, tomaban posesión de jóvenes humanos impresionables y cometían numerosos otros delitos.
Los Rakshasas son descritos como criaturas mezquinas y viciosas, infames y crueles, sumamente feas, gigantescas en estatura y negros como el hollín. Ellos tienen dos colmillos que sobresalen de su boca como un vampiro, y tienen agudas garras parecidas a uñas.
Ellos a menudo son
representados merodeando durante la noche como bestias errantes.
Debido a su obvia conexión con la mitología de vampiros, los Rakshas
también han sido asociados con los no-muertos.
Los Rakshasas son descritos como una raza populosa de gigantes humanoides sobrenaturales.
Algunos Rakshasas siguen el camino de la rectitud; otros han degenerado simplemente en el mal. Ellos se han demostrado en batalla como señores supremos de la guerra, y son también dotados usuarios de la magia además de ser expertos cambiadores de forma.
Ellos son conocidos por
engullir las piernas y los torsos empapados de sangre de los
soldados caídos en el campo de batalla, y por ello son empleados
como soldados rasos de combate para impedirles obtener cualquier
verdadera prominencia, pero a veces un Rakshasa conseguirá una
distinción y será considerado como un héroe.
En las narrativas míticas, ellos intentan derrocar a Zeus y otros dioses del monte Olimpo, pero finalmente fallan. La saga griega "Argonáutica" describe a los gigantes de la siguiente manera:
Las más tempranas deidades griegas conocidas, los Titanes, gobernaron el universo primordial antes de la llegada de los Olímpicos.
Ese mito es paralelo al de los bíblicos Nefilim, quienes gobernaron la Tierra hasta que su época terminó y cedió el paso al ascenso de la Humanidad. Atlas, quizá el más famosos de los Titanes, era el gobernante de la Atlántida y, como se señala en The Atlantis Encyclopedia (2005), fue el fundador de la astrología y la astronomía.
Atlas a menudo es representado en ilustraciones como un hombre gigantesco y barbado que está en cuclillas sobre una rodilla y soporta la esfera del cielo sobre sus enormes hombros.
Tales imágenes han venido a significar la firme dedicación de los atlantes a las ciencias celestes y planetarias.
Quizás no
sorprendentemente, la palabra sánscrita "atl" significa "apoyar o
sostener". De manera bastante interesante, Atlas es también el
nombre de una montaña en Asia Menor no lejos de las increíbles
ruinas de Çatal Hüyük, quizá la
ciudad más antigua en la Tierra. Ella tiene más de 9.000 años y se
remonta a la destrucción de la Atlántida, y probablemente a la
primera colonia de sus escapados sobrevivientes.
Los gigantes bombardean a los dioses con grandes peñascos y troncos ardientes de árboles incendiados.
Según el oráculo, los propios dioses serán incapaces de destruir a los gigantes a menos que un mortal poderoso les ayude. Por supuesto, en la Grecia antigua éste podría ser sólo un individuo:
Los Gigantes no son los únicos seres grandes en la mitología griega.
Los dioses mismos son también gigantes. A diferencia de los Gigantes, sin embargo, esos dioses tienen el cabello rubio, la piel blanca y son claramente nórdicos de aspecto.
Esto es coherente con el
hecho de que los caucásicos (algunos de los cuales fueron
representados como gigantes en informes contemporáneos) fueron una
vez dominantes y prevalecientes en áreas que se pensó durante mucho
tiempo que eran el ámbito exclusivo de pueblos no-europeos (Ibíd.).
Como tal, muchos paralelos pueden establecerse entre los mitos y leyendas de nórdicos y teutónicos y aquellos de otras culturas.
Tome, por ejemplo, las asombrosas semejanzas entre el nórdico dios Odín y Olle, el dios tribal de los indios Tuleyone de Norteamérica. Tal como Odín, Olle es un gigante colosal con un casco con cuernos que es tanto un dios de la guerra como un salvador.
Olle rescata a su pueblo de un fiero demonio llamado Sahte.
El nórdico dios Thor es, por supuesto, uno de los mayores guerreros de la mitología contra los enemigos de la Humanidad: enanos, dragones, monstruos y, sí, otros gigantes.
El erudito alemán Herbert Kühn ha remontado a Thor a quizás el capítulo más oscuro de la Historia humana, la Vieja Edad de Piedra, cuando los cazadores-recolectores que vivían en cuevas dominaban Europa del Norte.
El arma elegida por Thor era el martillo, el cual, según Kühn, significa "piedra" y es la base para una nueva teoría que vincula al dios Thor de la Edad de Hierro con la Edad de Piedra.
En sánscrito, él es
llamado Tanayitnu, o "el Tonante" (Von Däniken, 1969).
Tenemos visiones de los gigantes del hielo y Jotnar.
Según los Eddas, una de esas antiguas colecciones de historias nórdicas, hay dos razas de gigantes: los hijos de Thrud, que descienden del gigante del hielo Ymir; y los hijos de Bor, que incluyen a los Aesir.
Aunque enormes en tamaño, los Aesir son claramente nórdicos de aspecto. Por motivos desconocidos, los gigantes luchan en un prolongado y aparentemente interminable conflicto. Finalmente, Odin, Vili y Vé, los primeros Aesir, ponen una emboscada a Ymir y lo asesinan.
Cuando ellos cortan su garganta, en todavía otra alusión a la Gran Inundación, un gran diluvio de sangre se precipita y ahoga a la mayor parte de los gigantes.
Algunos escapan en un
barco a un nuevo reino llamado Jotunheim.
Pero fueron las
posteriores descripciones de guerreros arios y batallas entre
gigantes las que se arraigaron más profundamente en las
sensibilidades de estas culturas occidentales y que realmente tenían
algún fundamento en la realidad.
El Movimiento Teosófico era el propio brebaje de H.P. Blavatsky de misticismo del Extremo Oriente y conocimiento esotérico.
Aquello combinaba la
tradición judeo-cristiana con un crudo Darwinismo social. Blavatsky
llegó a ser una de las figuras más polémicas del siglo pasado, y ha
sido incluso vista como una precursora del movimiento
Nacionalsocialista debido a su introducción del mito del Ario como
la superior quinta raza-raíz de la especie humana.
Según Blavatsky,
Scott Corrales explica:
Al principio, el cosmos entero estaba encapsulado por un huevo. Dentro de ese huevo había un estado de completo caos. Los límites que distinguen Cielo y Tierra no existían todavía, y la completa oscuridad reinaba cuando no había ningún Sol o Luna, ni estrellas.
A partir de esa caótica materia interna emergió el primer ser, el gigante Pan-Ku. Encontrándose a sí mismo atrapado en oscuridad y caos perpetuos, Pan-Ku decidió llevar orden al caos y crear el universo conocido.
Su primer acto como el creador de ese nuevo cosmos fue abrirse paso a través del huevo que lo rodeaba.
Pan-Ku estuvo sobre la Tierra durante 18.000 años, impidiendo con su frente que el cielo se estrellase con la Tierra. Finalmente Pan-Ku se acostó y se durmió, durante ese tiempo él murió.
Según la mitóloga Donna Rosenberg:
Las similitudes con la muerte y desmembración de Ymir y la posterior creación del mundo a partir de su cuerpo en la mitología nórdica son completamente evidentes.
En efecto, incluso la
parte acerca de los parásitos en la piel de Pan-Ku que se
convirtieron en animales y peces vuelve atrás a la leyenda alemana
cuando los gusanos dentro del estómago de Ymir se transforman en la
raza de los enanos.
Algunos investigadores
teorizan que esa cultura fue también la progenitora tanto de los
pueblos celtas como germánicos de Europa occidental.
Ellos entonces piden al dios de Newgrange que los salve a ellos y al mundo del cometa que va a golpear y provocar el poderoso diluvio.
El dios responde:
Knight y Lomas creyeron que la cultura de Grooved Ware - los gigantes de bíblica fama - sabía de la catástrofe próxima y sintieron que ellos encontrarían seguridad y salvación sólo en la cuenca de Tarim, una alta meseta guardada por las sierras de Tíbet y Mongolia.
Lo que ellos no sabían, sin embargo, era que ese misterio estaba a punto de ser desenmarañado. Una serie de excavaciones arqueológicas chinas a finales de los años '80 reveló cientos de momias a lo largo de la frontera occidental de China.
Esos restos humanos únicos presentan claros rasgos caucásicos.
Otros cadáveres antiguos
en Mongolia, Siberia y Asia Central también fueron descubiertos, y
mostraban las mismas características europeas.
Además de tener rasgos europeos, ellas llevaban puesta ropa de estilo occidental, incluyendo telas escocesas y los pares de pantalones más antiguos del mundo conocidos. Más tarde, la datación con carbono 14 proporcionó quizás la mejor estimación de la edad original de las momias, colocándolas en 3.500 años antes del nacimiento de la civilización china Han.
La evidencia sugiere que
ellas están relacionadas con un grupo de caucásicos de habla
indoeuropea conocidos como
los Tocarios (Baumer, p. 28).
Cuando Knight y Lomas oyeron sobre eso, desarrollaron un interesante argumento. Una de las momias más altas, conocida como el Hombre Chercheno (también llamado el Ur-David), es de aproximadamente 2 metros de alto. Algunas momias son aún más altas.
A los asiáticos que primero registraron sus encuentros con esos bárbaros de pelo amarillo - afirmaron Knight y Lomas - éstos realmente deben haber parecido como gigantes.
Esas momias del Tarim,
con su grandes cuerpos y alturas por encima del promedio, pueden
haber contribuido o haber dado origen a algunos rumores de gigantes
y pueblos extraños con el pelo amarillo.
El escritor de ciencia Terrence Aym describe una serie de acontecimientos en un artículo de 2011 que habla de la presencia de gigantes en la antigua América.
Él también describe algunos encuentros entre exploradores europeos y varios aborígenes caucásicos gigantescos en América Central y del Sur.
La tribu Paiute de la actual Nevada habla de una antigua guerra que ellos emprendieron contra una raza primordial de gigantes blancos y pelirrojos. Los Paiute llaman a esos imponentes caucásicos los Si-Te-Cah.
Ese nombre se refiere al tule, una planta fibrosa que los gigantes usaban para construir balsas de asalto.
De acuerdo al saber
tribal, esa raza ya vivía en Norteamérica cuando los antepasados de
los Paiute llegaron hace 15.000 años. El dogmatismo científico
moderno descarta esos informes como completas fantasías, pero hay
más en las narraciones que sólo un caso de imaginaciones hiper-activas.
En Estados Unidos cientos de sitios han sido excavados, en Virginia, Nueva York, Michigan, Illinois, Tennessee, Arizona y Nevada. La evidencia científica estricta que apoya la narrativa de los Paiute de una guerra con caucásicos pelirrojos gigantescos salió primeramente a la luz en 1924 en Lovelock Cave en Nevada.
Durante tiempos prehistóricos, un inmenso lago de agua dulce llamado Lahontan cubría la región.
Era debajo de ese enorme cuerpo de agua que la caverna original estaba situada, y permaneció submarina hasta que el lago finalmente se secó con el tiempo.
Según los Paiute, los
gigantes practicaban el canibalismo, de modo muy parecido a los
primeros Neandertales.
Según el mito, los Paiute persiguieron a los gigantes hasta una cueva. Allí se refugiaron los gigantes y siguieron resistiendo a la tribu, ignorando sus demandas para salir de la cueva y encarar a la tribu de frente.
Los enfurecidos miembros de la tribu cubrieron la cueva con arbustos y luego los encendieron en llamas.
Fue en ese momento que
ellos esperaban que podían forzar a los gigantes a salir de la
cueva. Un pequeño número de los poderosos gigantes salió por la
entrada de la cueva y fue inmediatamente golpeado por una andanada
de flechas. Aquellos que permanecieron en la cueva fueron vencidos
por intensos humos y fallecieron.
Más de 10.000 artefactos fueron desenterrados, incluyendo los restos momificados de dos gigantes pelirrojos. Uno de ellos era femenino, de 2 metros de alto, y el otro un varón que medía de alto 2,5 metros.
Esas reliquias
demostraron de una vez para siempre que el mito Paiute de una guerra
contra una raza de gigantes blancos y pelirrojos no era fantasía,
sino que era de hecho la absoluta realidad. Pruebas en la cueva en
forma de flechas rotas que habían sido disparadas, y una oscura capa
de material quemado, confirman la descripción de las culminantes
escenas de batalla que concluyen la leyenda.
Entre los restos humanos había un esqueleto - envuelto en una tela cubierta de goma no diferente de las encontradas en momificaciones egipcias - que midió aproximadamente 2,5 metros de altura.
El otro era de asombrosos 3 metros de alto.
El Libro de Mormón, que también habla de gigantes, llama a esos habitantes originales los Jareditas, que se ha pensado a menudo que son los Olmecas de América Central, pero es más que probable que los Olmecas fueran sólo una parte de una población mucho más extensamente distribuída.
En Éter 15:26, las escrituras mormonas afirman que ellos eran,
El cronista del siglo XVI Fernando de Alva Ixtlilxóchitl escribió:
En defensa de esta declaración, hay que conceder que la raza es una cosa mudable y que el aspecto físico de la gente del Nuevo Mundo durante la Época Glacial puede haber sido completamente diferente; quizás ellos eran parte de una línea que no dejó ningún descendiente conocido.
Del mismo modo, la
presencia de una olvidada población caucásica en Asia que pudo haber
caminado a través de Beringia con los otros asiáticos, es también
una posibilidad.
Exploradores de Europa occidental como,
...todos reportaron haber encontrado gigantes vivos en las Américas, remanentes de una raza una vez orgullosa y noble de "superhombres" caucásicos.
Un bien documentado avistamiento hecho por Magallanes ocurrió en 1520 cerca de Puerto San Julián, en la Patagonia.
Allí, Magallanes y su tripulación encontraron un gigante pelirrojo que medía casi 3 metros de alto y fue descrito como teniendo una "voz como un toro".
Más tarde, Magallanes se enteró por los nativos de tamaño normal de que el gigante pertenecía a una tribu vecina.
Terrence Aym escribe:
Los muchos mitos de
gigantes, dioses y otros seres avanzados cuyo poder supuestamente
una vez gobernó este planeta permanecen hoy como la evidencia
no-arqueológica más fuerte que tenemos para apoyar la hipótesis de
una raza de gigantes.
Ellos son lo que queda de nuestra historia previa a la gran edad de cataclismos que destruyó la civilización global y cambió a la Humanidad y a este planeta por otros ocho milenios.
Ahora, por primera vez, la verdad acerca de los gigantes y nuestro pasado finalmente está saliendo a la luz.
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