por Patrick Chouinard
07 Marzo 2017

del Sitio Web RenegadeTribune

traducción de Alonso González de Nájera

10 Mayo 2019

del Sitio Web Editorial-Streicher

Versión original en ingles
 
 

 

En renegadetribune.com en Marzo de 2017 el investigador y escritor Patrick Chouinard, de quien ya hemos presentado otros artículos, publicó la siguiente información que hemos traducido que se refiere a una(s) probable(s) antigua(s) raza(s) de gigantes cuyos ecos los percibimos de dos fuentes: la arqueología y la "literatura".

 

El autor, que ha escrito relacionado con esto su libro "Lost Race of the Giants - Their Origins, Influence and Decline" (2013), además de otros, recorre los testimonios de gigantes en,

  • China

  • India

  • Grecia

  • pueblos germánicos

  • en el Nuevo Mundo,

...y en muchas otras partes, llevándonos a aceptar cada vez más un saber que va pasando del mito a la Historia, y afianzando la extendida noción del origen distinto de los pueblos indoeuropeos, en el sentido de único entre el concierto restante.


 

 

 

 


 

 

 

Gigantes de la Atlántida
por Patrick Chouinard
07 Marzo 2017



Las Sagas nórdicas dicen que la raza aria descendió de los dioses.

 

Sin embargo, los dioses no crearon nuestra cultura material y creativa. Hicimos la Historia nosotros mismos, porque los dioses nos crearon con las capacidades y la fuerza que sólo los miembros de la raza aria Blanca poseen.

Los antiguos arios, una vez creados por los dioses mismos, vivieron en su patria ancestral y señorearon sobre los otros pueblos de la Tierra como una raza de gigantes, ahora para siempre perdidos.

 

Pero la mitología claramente indica que esos gigantes no estaban solos, y que muchas otras razas perdidas de gigantes existieron sobre la Tierra.

Los fundadores del ocultismo ario Guido von List y Georg Lanz von Liebenfels hablaron de un pasado primordial en el cual los arios eran gigantes y poseían capacidades psíquicas especiales y profunda sabiduría y fuerza, involucionando más tarde como seres menos poderosos mediante la mezcla de su sangre con seres inferiores.

 

Comprender el mythos de los antiguos gigantes es esencial para el entendimiento de las raíces de la raza aria.

El autor Paul von Ward observó que la palabra "gigante", históricamente hablando, tiene diversos significados inter-relacionados. Hay, por supuesto, gigantes de inmensa estatura quienes, debido a su tamaño completamente impresionante, son llamados gigantes.

 

Por otra parte, a algunos gigantes se les da una definición más amplia. En ese caso, la palabra "gigantes" se refiere a su gran habilidad tecnológica y avanzados poderes, que los hombres mortales simplemente no poseen.

 

En el pasado remoto los gigantes fueron adorados como dioses.

 

En efecto, la mayoría de todos los dioses y diosas de la Antigüedad eran de estatura gigantesca. En la mitología nórdica antigua, el primer ser que alguna vez vivió fue Ymir, el gigante del hielo, de quien todo lo demás fue creado.

 

De su linaje surgieron las primeras razas de gigantes y dioses, y finalmente fue de su cuerpo asesinado y desmembrado que el mundo y la Humanidad fueron formados.

Esto también da origen a una discusión en cuanto al origen y el uso del nombre "Dios", las raíces del cual pueden ser remontadas a la antigua palabra germánica "Got".

 

Antes de la introducción de este particular título, existía el latino "deus" y el griego "theos".

 

En tiempos antiguos, incluso en la tradición hebrea, se sabía ampliamente que estas palabras, aquellas que significaban un poder más grande que uno mismo, se aplicaban no a un ser omnipotente singular sino más bien a "seres del cielo", siempre denotado en plural.

 

En los anales y crónicas de la Antigüedad, tanto los dioses como los gigantes han sido categorizados como "seres avanzados" o "dioses del cielo".

 

Las preguntas restantes son:

  • ¿Qué diferencia existe - si es que existe alguna - entre dioses y gigantes?

  • ¿Quiénes, entonces, eran los gigantes descritos en la Antigüedad?

  • ¿Son ellos mera fantasía o representan un vínculo tangible con nuestros antepasados prehistóricos?




Tecnologías de los Dioses Visitadas de Nuevo

La ciencia predominante nos enseña que criaturas tales como gigantes, ogros y otros seres monstruosos son simplemente iconos míticos de un pasado remoto, sin ninguna base en la realidad.

 

Aterrorizados de un mundo que ellos no entendían ni podían controlar, nuestros antepasados idearon estos mitos para llevar orden y previsibilidad a un mundo caótico y primitivo.

 

Tales son los puntos de vista y las conclusiones de la academia. Pero hay mucho más en estas historias.

 

Esta visión simplista de una raza humana ignorante y crédula sin ningún concepto de la realidad está en su agonía final. Gracias a la arqueología estamos llegando a entender que los Antiguos realmente fueron muy avanzados y pueden haber poseído tecnologías comparables o incluso superiores a las actuales nuestras.

 

Los Antiguos eran excelentes conservadores de registros y tenían un significativo conocimiento de astronomía, medicina e ingeniería. Así, parece que nosotros deberíamos tomar en serio esos cuentos aparentemente extraordinarios de titanes, gigantes del hielo y cíclopes.

 

Los Antiguos sabían de lo que estaban hablando...
 

 

 


La verdad subyacente de este omnipresente mythos de los gigantes, sin embargo, va más allá del mero mantenimiento de registros antiguos.

 

A fin de establecer que los gigantes de la Antigüedad no fueron el producto de la imaginación primitiva, es necesario primero establecer como un hecho las hazañas y la sabiduría de los Antiguos.

 

Esto conduce inevitablemente a una discusión de sus logros tecnológicos pre-modernos, algunos incluso bastante más avanzados que los nuestros hoy. Lo que hemos encontrado es que las civilizaciones del mundo antiguo fueron mucho más avanzadas que lo que muchos arqueólogos están preparados para admitir.

 

Supongamos por el momento que las antiguas tradiciones de dioses que imparten conocimiento y sabiduría a la raza humana temprana no son mera fantasía sino que están basadas en relatos de testigos oculares de acontecimientos reales.

 

Aquello no fue un registro mal interpretado de una antigua visita alienígena sino un relato directo de una temprana raza de gigantes que transmitió a la Humanidad lo que había aprendido de los dioses en una forma de sucesión, pasando la antorcha a otra generación de antiguos Terranos, o seres nacidos de la Tierra.
 

 



Los Antiguos Chinos

Una de las muchas tribus de la Humanidad a la que desde muy temprano finalmente le fue pasada la antorcha de la civilización desde los primitivos gigantes de antaño fueron los chinos.

 

Confucio registra que en China, durante el Reinado de los Cinco Monarcas entre 2852 y 2206 a.C., hubo,

"carruajes voladores".

(Childress, 2000)

Es difícil decir con certeza qué maravillas tecnológicas poseyeron los antiguos chinos porque el Emperador Chin Shih Huang Ti, antes de su muerte, pidió la incineración de cientos de miles de libros, incluidos todos aquellos que estaban en las bibliotecas Reales.

 

Sus secretos están ahora para siempre perdidos.

 

Sorprendentemente, unos pocos tomos afortunados escaparon de la ira de las antorchas imperiales, y diversas descripciones de la avanzada tecnología poseída por los antiguos chinos sobreviven hasta este día.

Los ejércitos chinos empleaban gas venenoso más de 2.500 años antes de que fuera inventado y usado por Occidente durante la Primera Guerra Mundial.

 

Los chinos estaban desarrollando el hierro fundido en el siglo IV a.C., más de 1.700 años antes de que fuera primeramente usado por europeos, y estaban creando acero a partir de hierro fundido en el siglo II a.C., más de 2.000 años antes de que los occidentales aprendieran a fabricarlo.

 

Además de inventar aparatos voladores y tecnología militar, los chinos desarrollaron innovaciones prácticas para consumo de las masas, incluyendo, como se ha rumoreado, las primeras casas resistentes a los terremotos.

 

Alrededor de 725 d.C. dos inventores chinos fueron acreditados con el desarrollo del primer reloj mecánico. Además, los chinos habían estado empleando la pólvora desde el siglo IX o antes.

 

Ellos la usaban para fuegos artificiales y como un medio de asustar a ejércitos contrarios o para anunciar la llegada de una fuerza invasora, más bien que como un arma.

 

Un individuo llamado Bi Sheng introdujo en 1045 d.C. los tipos móviles, más de cuatro siglos antes de la impresión de la primera Biblia por Gutenberg.

 

Según David Hatcher Childress, autor de Technologies of the Gods (2000),

"Los chinos siempre han tenido un gran alcance y visión en cuanto a sus proyectos; no sólo la Gran Muralla fue un esfuerzo colosal, sino que el Gran Canal de China, que une el río Amarillo con el Yang-Tsé, es veinte veces más largo que el Canal de Panamá, y sin embargo los chinos lo construyeron sin equipamiento moderno, comenzando hace más de 1.300 años.

 

Hay otros proyectos colosales que son todavía desconocidos o que esperan a ser descubiertos, como la pirámide más grande en el mundo, cerca de Xian.

 

Incluso la versión china de la máquina de escribir, llamada la máquina de escribir Hoang, tiene ¡5.700 caracteres en un teclado de 60 cms. de ancho y 43 cms. de alto!"

(Childress, p. 23)

Que la civilización china pueda haber comenzado gracias a una fuente extra-mundana, durante el tiempo en que los gigantes primitivos transmitieron el conocimiento de lo que ellos habían aprendido a la gente elegida de la nueva época, no es sorprendente.

 

Joseph Needham de la Universidad de Cambridge escribió en cuanto al esplendor de las tempranas invenciones chinas:

"Primero, ¿por qué ellos han estado hasta ahora adelantados a otras civilizaciones?; y segundo, ¿por qué no están ellos ahora adelantados en siglos con respecto al resto del mundo?"

(citado en Childress, p. 24)

Childress concluye que quizás China heredó su conocimiento de una civilización más antigua:

"Sus descubrimientos, como los nuestros, son sólo el redescubrimiento de la antigua tecnología".

(Ibid.)

En base sólo a estos pocos ejemplos, está claro que nuestros ancestros poseyeron realmente de hecho la misma inteligencia, lógica y racionalidad que las de culturas "avanzadas" más modernas, lo cual en mi opinión hace altamente probable que haya alguna verdad detrás de esas leyendas.
 

 



Recordando por Medio de la Mitología Mundial

Desde que ellos primero caminaron por la Tierra en Eras remotas, los gigantes se han convertido en una parte de nuestro inconsciente colectivo, un aterrador arquetipo Jungiano que cautiva la imaginación.

 

Los gigantes se han convertido en la piedra angular de los mitos, leyendas y tradiciones de casi cada cultura en la Tierra.

 

En muchos casos, esas narrativas han proseguido, no disminuidas e inalteradas, durante milenios. Tales mitos a menudo describen una civilización gobernada por gigantes, que es destruida por un diluvio global y finalmente olvidada.

 

Sólo el mito y la leyenda ahora sobreviven para ayudarnos a descifrar los secretos de aquel 'capítulo olvidado' de la Historia humana.

Como ocurre con todas las narraciones mitológicas, sin embargo, éstas son sólo imágenes veladas de una realidad mucho más profunda. En efecto, estos habitantes gigantescos de nuestra imaginación no son meros inventos sino más bien el "residuo" cultural de nuestras experiencias pasadas como especie.

 

Ellos son, de hecho, impresiones o ecos de una remota pero muy real Edad Oscura que hemos olvidado en su mayoría hace mucho, hasta ahora.

Por ejemplo, el mito incaico describe la raza Ayar Auca, incluyendo a cuatro gigantes gemelos que sostienen el cielo.

 

En este mito (como en muchos otros parecidos) la raza humana se hace rebelde y desagradecida. Enfadados por ese abandono, los cuatro gigantes consienten en dejar que el cielo caiga y choque contra el mar.

 

El resultado es una inundación global que borra a la mayor parte de la especie humana.

 

La idea del cielo que se estrella con la Tierra y destruye prácticamente todo lo de la civilización resuena con la Atlántida de Platón y algo de la especulación más reciente en cuanto a su desaparición.

 

Algunas teorías sugieren que un cometa o un asteroide puede haber hecho impacto con la Tierra en algún tiempo durante nuestra Historia remota, causando la destrucción de esas antiguas y avanzadas culturas.

En la mitología irlandesa, aprendemos de los Formorianos, un agigantado pueblo del mar.

 

Su líder, Balor, los dirige hasta las costas de Irlanda después del Gran Diluvio. Ellos entonces se convierten en los habitantes nativos de aquella isla.

 

Mientras algunos eruditos localizan el punto de origen de los Formorianos en España o África del Norte, otros afirman que la patria original de esos gigantes pre-celtas era la Atlántida, la que se consideraba que había estado localizada 200 millas [322 kilómetros] al Oeste de Gibraltar.

En el tercer milenio a.C. los Hurritas eran la raza dominante de Anatolia.

 

Los hititas, que conquistaron a los hurritas alrededor de 2000 a.C., absorbieron la mayor parte de su religión y tradiciones mitológicas. Entre éstas estaba el mito de Alalu, el primer rey del cielo, un dios gigante que prosperó en una isla montañosa situada en el océano occidental.

 

Este último a menudo era referido como,

"el mar del Sol que se pone".

El hijo de Alalu era el poderoso Kumarbi, el equivalente hurrita del titán griego Kronos.

 

Este dios era también la personificación mítica del Océano Atlántico. Tales conexiones simbólicas con los Titanes continuaron en tiempos romanos.

En una narrativa hitita, Kumarbi coloca el mundo en su cuello montañoso, haciéndose así el equivalente anatolio de la deidad griega y titán Atlas, el fundador del poderoso Imperio atlante. Algunos creen que esa tradición de dioses gigantes y la isla en el Atlántico es un recuerdo hurrita de la montañosa isla Atlántida.

 

El viejo poema inglés The Seafarer describe inmensas paredes de piedra que eran hechura de gigantes.

 

La Calzada de los Gigantes en el Norte de Irlanda - formaciones geológicas naturales que consisten en masivas columnas de basalto - se afirma que ha sido obra de los gigantes.
 

 

 

 

Los Kai de Nueva Guinea recuerdan una raza de semidioses o gigantes llamada los Ne-Mu.

 

Se decía que ellos eran más altos y más fuertes que la raza mortal de hoy, pero ellos eran señores de la Tierra antes del Gran Diluvio. Ellos enseñaron a los antepasados Kai los fundamentos de la agricultura y la construcción de casas.

 

Los Ne-Mu fueron borrados durante el Diluvio, pero sus cuerpos se transformaron en bloques de piedra.

"Este rasgo final del mito revela la reacción de los Kai ante estructuras megalíticas encontradas de vez en cuando en Nueva Guinea, a menudo formada de una prodigiosa obra en piedra que ellos identifican con los Ne-Mu anteriores a la Inundación".

(Joseph, 2005).

Los naturales de las islas Fiji creen que su tierra ancestral, llamada Burotu, se hundió hace mucho en el Océano Pacífico.

 

Ese reino ancestral fue aniquilado cuando "el cielo cayó", y fuego y agua se mezclaron para producir las islas de Samoa. Se pensó que los sobrevivientes, conocidos como los Hiti, eran una raza de gigantes, los hijos de la Atlántida.

 

Ellos construyeron un arco monumental de casi 6 metros de altura.

El mito árabe describe una raza de gigantes conocidos como los Aditas. Esos seres son el equivalente de los titanes atlantes de la mitología griega, y son descritos como arquitectos y constructores superiores.

 

Desde su historia más temprana registrada, los árabes en el Oriente Medio han asociado todas las estructuras inmensas con esos grandes gigantes de la Antigüedad.

Bochica es una figura en los mitos de los pueblos chibchas de lo que es la Colombia actual.

 

Un gigante barbudo y de piel blanca similar a Atlas, él apoya el cielo sobre sus hombros. Cuando la gente le da la espalda a sus enseñanzas, él finalmente deja caer el cielo, causando una serie de inundaciones y conflagraciones que diezman el planeta.

 

Ese acontecimiento también destruye la propia casa del gigante, obligando a sus hijos a huir y buscar refugio en otra parte. Al final, ellos se establecen a lo largo de la costa de Colombia, convirtiéndose finalmente en los habitantes indios nativos del país.

Como usted puede ver de esta pequeña muestra, el número y variedad de mitos y leyendas sobre gigantes son claramente impresionantes.

 

En efecto, estos mitos y leyendas pueden ser encontrados en casi cada cultura de la Tierra. Muchas de estas mitologías incluyen a seres estrechamente relacionados con los Titanes, quienes supuestamente una vez gobernaron la Atlántida.

 

Y por supuesto, está también la recurrente narrativa de un gran cataclismo que finalmente destruye una civilización en algún tiempo en el pasado remoto.

 

Tales temas y motivos comunes ponen un precedente para una discusión aún más amplia.
 

 



Gigantes en India y en las Epopeyas Hindúes

En la primavera de 2000, en una región desértica prácticamente deshabitada de India del Norte, un equipo estadounidense de arqueólogos descubrió los restos esqueléticos de un ser humano de tamaño fenomenal.

 

El descubrimiento fue hecho por un equipo de élite de excavadoras del gobierno estadounidense y apoyado por el Ejército indio, ya que el área estaba bajo la jurisdicción directa del ejército indio.

 

Además de huesos gigantescos, el equipo descubrió tablillas que tenían inscripciones antiguas.

 

Esas tablillas detallan una historia de la mitología india en cuanto al dios supremo, Brahma, quien existió al principio y creó el cosmos como lo conocemos. Esa deidad, según la inscripción, creó criaturas de tamaño gigantesco en el pasado remoto y les ordenó que llevaran orden al caos.

 

Ellos pronto se convirtieron en los gobernantes y guardianes de los hombres.

 

Pero ellos constantemente combatían unos con otros y se involucraban en profusos choques militares y primitivos arrebatos de agresión y territorialidad.

 

Ellos finalmente fracasaron en su propósito y tuvieron que ser destruidos.

Algunas fuentes afirman, sin embargo, que el equipo estadounidense y el gobierno indio en secreto creen que esas reliquias ciclópeas pertenecen a esa desaparecida raza de gigantes.

 

Después del descubrimiento inicial, el gobierno indio selló el área, no permitiendo el acceso a nadie excepto funcionarios del gobierno indio y representantes autorizados del gobierno estadounidense.

 

En las escrituras sánscritas de India nos enteramos de los Daityas, o gigantes del agua.

 

Ellos son mencionados en el Vishnu Purana y el Mahabharata, dos de los más antiguos y reverenciados textos sagrados hindúes. Los Daityas son los descendientes de Vishnu. Esos gigantes del agua son el antiguo equivalente indio de los titanes de la mitología griega, incluyendo a Atlas y los otros reyes de la Atlántida.

Esos escritos describen cómo la madre de Vishnu conquista la Tierra para los dioses y se convierte en el primero de los poderosos Daityas.

 

Según el Vishnu Purana, esos gigantes de agua residen en Tripura, la Ciudad Triple. Esa ahora hundida metrópolis de la isla, localizada lejos a través del impenetrable océano occidental, es un eco de las descripciones de Platón de la perdida civilización de la Atlántida.

 

El inmortal filósofo griego escribió que esa masa continental sumergida estaba más allá de las Columnas de Hércules en medio del Océano Atlántico.

 

La Ciudad Triple del Vishnu Purana es claramente emblemática del tridente de Poseidón, el dios patrón de la Atlántida. En una guerra final, tanto los Daityas como Tripura son destruidos, otra semejanza con el mito de la Atlántida.

Además de los Daityas, otra raza de gigantes hindúes digna de ser mencionada son los Rakshasas, aunque sólo sea por su espantosa y diabólica reputación.

 

Según el Ramayana, esos gigantes nacieron del pie de Brahma. Otros mitos remontan su linaje al demonio Pulastya, u otro de tales diablos como Khasa, Nirriti o Nirrita.

 

La creencia hindú sostiene que los Rakshasas habían sido humanos completamente malvados en encarnaciones anteriores, siendo su actual reencarnación como esos horribles gigantes un castigo por pecados pasados.

 

Los Rakshasas eran inigualables en su ferocidad.

 

Ellos interrumpían sacrificios, profanaban sitios de entierro, acosaban a sacerdotes, tomaban posesión de jóvenes humanos impresionables y cometían numerosos otros delitos.

 

Los Rakshasas son descritos como criaturas mezquinas y viciosas, infames y crueles, sumamente feas, gigantescas en estatura y negros como el hollín. Ellos tienen dos colmillos que sobresalen de su boca como un vampiro, y tienen agudas garras parecidas a uñas.

 

Ellos a menudo son representados merodeando durante la noche como bestias errantes. Debido a su obvia conexión con la mitología de vampiros, los Rakshas también han sido asociados con los no-muertos.

Enfatizando aún más su carácter dañino y bestial, ellos también fueron representados como caníbales. Descripciones como éstas son coherentes con la antigua costumbre popular y el saber hindú. En las grandes epopeyas el Ramayana y el Mahabharata, los Rakshasas tienen el mayor significado.

 

Los Rakshasas son descritos como una raza populosa de gigantes humanoides sobrenaturales.

 

Algunos Rakshasas siguen el camino de la rectitud; otros han degenerado simplemente en el mal. Ellos se han demostrado en batalla como señores supremos de la guerra, y son también dotados usuarios de la magia además de ser expertos cambiadores de forma.

 

Ellos son conocidos por engullir las piernas y los torsos empapados de sangre de los soldados caídos en el campo de batalla, y por ello son empleados como soldados rasos de combate para impedirles obtener cualquier verdadera prominencia, pero a veces un Rakshasa conseguirá una distinción y será considerado como un héroe.

 

 


Los Gigantes de la Antigua Mitología Griega

Los griegos tenían sus propios gigantes, grotescas criaturas humanoides con piernas serpentinas.

 

En las narrativas míticas, ellos intentan derrocar a Zeus y otros dioses del monte Olimpo, pero finalmente fallan. La saga griega "Argonáutica" describe a los gigantes de la siguiente manera:

"Sus cuerpos tienen tres pares de nervudas manos, como patas. El primer par cuelga de sus nudosos hombros; el segundo y tercer par se acomodan contra sus deformes caderas..."

(citado en Von Däniken, 2010)

Las más tempranas deidades griegas conocidas, los Titanes, gobernaron el universo primordial antes de la llegada de los Olímpicos.

 

Ese mito es paralelo al de los bíblicos Nefilim, quienes gobernaron la Tierra hasta que su época terminó y cedió el paso al ascenso de la Humanidad. Atlas, quizá el más famosos de los Titanes, era el gobernante de la Atlántida y, como se señala en The Atlantis Encyclopedia (2005), fue el fundador de la astrología y la astronomía.

 

Atlas a menudo es representado en ilustraciones como un hombre gigantesco y barbado que está en cuclillas sobre una rodilla y soporta la esfera del cielo sobre sus enormes hombros.

 

Tales imágenes han venido a significar la firme dedicación de los atlantes a las ciencias celestes y planetarias.

 

Quizás no sorprendentemente, la palabra sánscrita "atl" significa "apoyar o sostener". De manera bastante interesante, Atlas es también el nombre de una montaña en Asia Menor no lejos de las increíbles ruinas de Çatal Hüyük, quizá la ciudad más antigua en la Tierra. Ella tiene más de 9.000 años y se remonta a la destrucción de la Atlántida, y probablemente a la primera colonia de sus escapados sobrevivientes.

La Gigantomaquia, la batalla entre los gigantes y sus principales oponentes, los dioses del Olimpo, es quizá la lucha más extensamente representada en la tradición artística y literaria griega.

 

Los gigantes bombardean a los dioses con grandes peñascos y troncos ardientes de árboles incendiados.

 

Según el oráculo, los propios dioses serán incapaces de destruir a los gigantes a menos que un mortal poderoso les ayude. Por supuesto, en la Grecia antigua éste podría ser sólo un individuo:

el legendario Heracles (Hércules).

(Sacks, 1995, p. 92)

Los Gigantes no son los únicos seres grandes en la mitología griega.

 

Los dioses mismos son también gigantes. A diferencia de los Gigantes, sin embargo, esos dioses tienen el cabello rubio, la piel blanca y son claramente nórdicos de aspecto.

 

Esto es coherente con el hecho de que los caucásicos (algunos de los cuales fueron representados como gigantes en informes contemporáneos) fueron una vez dominantes y prevalecientes en áreas que se pensó durante mucho tiempo que eran el ámbito exclusivo de pueblos no-europeos (Ibíd.).
 

 



Deidades y Gigantes Nórdicos y Germánicos

Los pueblos nórdicos y germánicos tienen ricas tradiciones mitológicas llenas de criaturas sobrenaturales:

dioses, trolls, elfos, semi-dioses y, por supuesto, gigantes.

Como tal, muchos paralelos pueden establecerse entre los mitos y leyendas de nórdicos y teutónicos y aquellos de otras culturas.

 

Tome, por ejemplo, las asombrosas semejanzas entre el nórdico dios Odín y Olle, el dios tribal de los indios Tuleyone de Norteamérica. Tal como Odín, Olle es un gigante colosal con un casco con cuernos que es tanto un dios de la guerra como un salvador.

 

Olle rescata a su pueblo de un fiero demonio llamado Sahte.

 

El nórdico dios Thor es, por supuesto, uno de los mayores guerreros de la mitología contra los enemigos de la Humanidad: enanos, dragones, monstruos y, sí, otros gigantes.

 

El erudito alemán Herbert Kühn ha remontado a Thor a quizás el capítulo más oscuro de la Historia humana, la Vieja Edad de Piedra, cuando los cazadores-recolectores que vivían en cuevas dominaban Europa del Norte.

 

El arma elegida por Thor era el martillo, el cual, según Kühn, significa "piedra" y es la base para una nueva teoría que vincula al dios Thor de la Edad de Hierro con la Edad de Piedra.

 

En sánscrito, él es llamado Tanayitnu, o "el Tonante" (Von Däniken, 1969).

 

 


Las sagas nos hablan de las creencias y cosmologías más tempranas de los antiguos pueblos nórdicos y germánicos del Noroeste de Europa.

 

Tenemos visiones de los gigantes del hielo y Jotnar.

 

Según los Eddas, una de esas antiguas colecciones de historias nórdicas, hay dos razas de gigantes: los hijos de Thrud, que descienden del gigante del hielo Ymir; y los hijos de Bor, que incluyen a los Aesir.

 

Aunque enormes en tamaño, los Aesir son claramente nórdicos de aspecto. Por motivos desconocidos, los gigantes luchan en un prolongado y aparentemente interminable conflicto. Finalmente, Odin, Vili y Vé, los primeros Aesir, ponen una emboscada a Ymir y lo asesinan.

 

Cuando ellos cortan su garganta, en todavía otra alusión a la Gran Inundación, un gran diluvio de sangre se precipita y ahoga a la mayor parte de los gigantes.

 

Algunos escapan en un barco a un nuevo reino llamado Jotunheim.

El mundo como lo conocemos, Midgard, está formado del cuerpo de Ymir. Su sangre salada y acuosa entonces se convierte en los océanos, ríos y lagos; su carne se convierte en la tierra, sus huesos en las rocas y montañas, su pelo en los bosques, y los gusanos de dentro de su estómago, en los enanos.

 

Pero fueron las posteriores descripciones de guerreros arios y batallas entre gigantes las que se arraigaron más profundamente en las sensibilidades de estas culturas occidentales y que realmente tenían algún fundamento en la realidad.

 

 


Los Gigantes Lemurianos de Blavatsky

Como legítimamente dijo Scott Corrales en su ensayo "The Persistence of Giants" (2010):

"Cualquier discusión del papel del saber acerca de los gigantes en la cripto-arqueología estaría incompleta si no se menciona, al menos al pasar, a los gigantes Lemurianos evocados por Helena Petrovna Blavatsky, la luz guía del movimiento Teosófico al comenzar el siglo pasado".

(Corrales, 2010)

El Movimiento Teosófico era el propio brebaje de H.P. Blavatsky de misticismo del Extremo Oriente y conocimiento esotérico.

 

Aquello combinaba la tradición judeo-cristiana con un crudo Darwinismo social. Blavatsky llegó a ser una de las figuras más polémicas del siglo pasado, y ha sido incluso vista como una precursora del movimiento Nacionalsocialista debido a su introducción del mito del Ario como la superior quinta raza-raíz de la especie humana.

Cabría destacar que los arios también son descritos como una raza de gigantes de piel blanca del continente perdido de Atlántida.

 

Según Blavatsky,

"los gigantes lemurianos medían aproximadamente entre 3 y 4,5 metros de altura, tenía pieles que parecían como de caimán, caras con mandíbulas protuberantes, pequeños ojos en los lados de sus cráneos, y alargados miembros con articulaciones dobles".

Scott Corrales explica:

"Según la descripción de ella, Mu estaba a larga distancia de la paradisíaca Atlántida:

era una tierra estéril cubierta por las emanaciones de volcanes activos, que hicieron que sus colosales habitantes vivieran en burdas chozas hechas de lava endurecida.

Pero madame Blavatsky mejoró considerablemente la pérdida de sus creaciones añadiendo que con el paso de las Eras, esos monstruos altísimos evolucionaron en los antepasados de los aborígenes australianos y otros pueblos melanésicos".

(Ibíd.)

 



Mitología China - La Historia del Gigante Pan-Ku

Tal como en los mitos nórdicos y celtas, fue un gigante el primer ser viviente en la mitología china.

 

Al principio, el cosmos entero estaba encapsulado por un huevo. Dentro de ese huevo había un estado de completo caos. Los límites que distinguen Cielo y Tierra no existían todavía, y la completa oscuridad reinaba cuando no había ningún Sol o Luna, ni estrellas.

 

A partir de esa caótica materia interna emergió el primer ser, el gigante Pan-Ku. Encontrándose a sí mismo atrapado en oscuridad y caos perpetuos, Pan-Ku decidió llevar orden al caos y crear el universo conocido.

 

Su primer acto como el creador de ese nuevo cosmos fue abrirse paso a través del huevo que lo rodeaba.

"La parte más liviana del huevo (yang) se elevó y llegó a ser el cielo, mientras que la parte más pesada (yin) cayó y se convirtió en la tierra".

(Rosenberg, 1986, p. 360)

Pan-Ku estuvo sobre la Tierra durante 18.000 años, impidiendo con su frente que el cielo se estrellase con la Tierra. Finalmente Pan-Ku se acostó y se durmió, durante ese tiempo él murió.

 

Según la mitóloga Donna Rosenberg:

"La cabeza y las cejas de Pan-Ku formaron los planetas y las estrellas.

 

Su ojo izquierdo formó el Sol y su ojo derecho la Luna.

 

Su carne formó el suelo de la tierra y su sangre los océanos y los ríos. Sus dientes y sus huesos formaron rocas, minerales y gemas. Su aliento formó las nubes y el viento, mientras su voz se hizo relámpago y truenos.

 

Su transpiración formó la lluvia y el rocío.

 

El pelo de su cuerpo formó árboles, plantas y flores, mientras que los parásitos que vivían en su piel se hicieron animales y peces".

(Ibíd.)

Las similitudes con la muerte y desmembración de Ymir y la posterior creación del mundo a partir de su cuerpo en la mitología nórdica son completamente evidentes.

 

En efecto, incluso la parte acerca de los parásitos en la piel de Pan-Ku que se convirtieron en animales y peces vuelve atrás a la leyenda alemana cuando los gusanos dentro del estómago de Ymir se transforman en la raza de los enanos.

 

 


Gigantes que Viajaron al Este

En su libro Uriel's Machine (1999), Christopher Knight y Robert Lomas intentan demostrar que los así llamados 'Vigilantes' - una raza de ángeles caídos que se aparearon con mujeres mortales y produjeron a los gigantes que llegaron a gobernar el mundo antediluviano - eran de hecho miembros de la cultura de Grooved Ware, así llamada por las marcas acanaladas [grooved] encontradas en su cerámica [pottery, pero también ware] sobreviviente.

 

Algunos investigadores teorizan que esa cultura fue también la progenitora tanto de los pueblos celtas como germánicos de Europa occidental.

En el Libro de Enoc, los Vigilantes y sus descendientes imploran que Enoc los represente:

"Todos los gigantes [y monstruos] temieron y llamaron a Mahway. Él fue a ellos, y los gigantes hablaron con él y lo enviaron a Enoc [para que hablara de parte de ellos]".

(Knight y Lomas, p. 302)

Ellos entonces piden al dios de Newgrange que los salve a ellos y al mundo del cometa que va a golpear y provocar el poderoso diluvio.

 

El dios responde:

"Todo el misterio no ha sido todavía revelado a ustedes... Ustedes no tienen paz... he aquí, la destrucción viene, una gran inundación, y lo destruirá todo".

(Ibíd.)

Knight y Lomas creyeron que la cultura de Grooved Ware - los gigantes de bíblica fama - sabía de la catástrofe próxima y sintieron que ellos encontrarían seguridad y salvación sólo en la cuenca de Tarim, una alta meseta guardada por las sierras de Tíbet y Mongolia.

 

Lo que ellos no sabían, sin embargo, era que ese misterio estaba a punto de ser desenmarañado. Una serie de excavaciones arqueológicas chinas a finales de los años '80 reveló cientos de momias a lo largo de la frontera occidental de China.

 

Esos restos humanos únicos presentan claros rasgos caucásicos.

 

Otros cadáveres antiguos en Mongolia, Siberia y Asia Central también fueron descubiertos, y mostraban las mismas características europeas.

Mientras un buen número de esas momias se remonta al menos a 3500 a.C., se ha determinado que otras son aún más antiguas, datando alrededor de 4000-5000 a.C.

 

Además de tener rasgos europeos, ellas llevaban puesta ropa de estilo occidental, incluyendo telas escocesas y los pares de pantalones más antiguos del mundo conocidos. Más tarde, la datación con carbono 14 proporcionó quizás la mejor estimación de la edad original de las momias, colocándolas en 3.500 años antes del nacimiento de la civilización china Han.

 

La evidencia sugiere que ellas están relacionadas con un grupo de caucásicos de habla indoeuropea conocidos como los Tocarios (Baumer, p. 28).

Esos restos chinos prehistóricos eran desconocidos por la mayor parte del mundo exterior hasta que una violación de seguridad condujo al anuncio de los descubrimientos en 1994.

 

Cuando Knight y Lomas oyeron sobre eso, desarrollaron un interesante argumento. Una de las momias más altas, conocida como el Hombre Chercheno (también llamado el Ur-David), es de aproximadamente 2 metros de alto. Algunas momias son aún más altas.

 

A los asiáticos que primero registraron sus encuentros con esos bárbaros de pelo amarillo - afirmaron Knight y Lomas - éstos realmente deben haber parecido como gigantes.

 

Esas momias del Tarim, con su grandes cuerpos y alturas por encima del promedio, pueden haber contribuido o haber dado origen a algunos rumores de gigantes y pueblos extraños con el pelo amarillo.

 

 


Gigantes en el Nuevo Mundo

Incluso en los registros escritos más tempranos de casi cada cultura pueden ser encontradas descripciones de pueblos feroces, de piel blanca, que fueron una vez la fuerza central de una civilización perdida.

 

El escritor de ciencia Terrence Aym describe una serie de acontecimientos en un artículo de 2011 que habla de la presencia de gigantes en la antigua América.

 

Él también describe algunos encuentros entre exploradores europeos y varios aborígenes caucásicos gigantescos en América Central y del Sur.

 

La tribu Paiute de la actual Nevada habla de una antigua guerra que ellos emprendieron contra una raza primordial de gigantes blancos y pelirrojos. Los Paiute llaman a esos imponentes caucásicos los Si-Te-Cah.

 

Ese nombre se refiere al tule, una planta fibrosa que los gigantes usaban para construir balsas de asalto.

 

De acuerdo al saber tribal, esa raza ya vivía en Norteamérica cuando los antepasados de los Paiute llegaron hace 15.000 años. El dogmatismo científico moderno descarta esos informes como completas fantasías, pero hay más en las narraciones que sólo un caso de imaginaciones hiper-activas.

Restos físicos de pueblos caucásicos de tamaño gigantesco han sido encontrados en casi cada continente.

 

En Estados Unidos cientos de sitios han sido excavados, en Virginia, Nueva York, Michigan, Illinois, Tennessee, Arizona y Nevada. La evidencia científica estricta que apoya la narrativa de los Paiute de una guerra con caucásicos pelirrojos gigantescos salió primeramente a la luz en 1924 en Lovelock Cave en Nevada.

 

Durante tiempos prehistóricos, un inmenso lago de agua dulce llamado Lahontan cubría la región.

 

Era debajo de ese enorme cuerpo de agua que la caverna original estaba situada, y permaneció submarina hasta que el lago finalmente se secó con el tiempo.

 

Según los Paiute, los gigantes practicaban el canibalismo, de modo muy parecido a los primeros Neandertales.

En efecto, el campo de restos Neandertales incluye huesos humanos con señales de cortes artificiales en ellos. Los Paiute afirman que los gigantes eran tan altos como 3,6 metros de altura, pero ésas pueden haber sido exageraciones acerca de una raza caucasoide naturalmente alta correspondiente a la altura nórdica.

 

Según el mito, los Paiute persiguieron a los gigantes hasta una cueva. Allí se refugiaron los gigantes y siguieron resistiendo a la tribu, ignorando sus demandas para salir de la cueva y encarar a la tribu de frente.

 

Los enfurecidos miembros de la tribu cubrieron la cueva con arbustos y luego los encendieron en llamas.

 

Fue en ese momento que ellos esperaban que podían forzar a los gigantes a salir de la cueva. Un pequeño número de los poderosos gigantes salió por la entrada de la cueva y fue inmediatamente golpeado por una andanada de flechas. Aquellos que permanecieron en la cueva fueron vencidos por intensos humos y fallecieron.

En 1911 fueron encontrados esqueletos y fósiles en el área que se remonta al tiempo del origen de la leyenda.

 

Más de 10.000 artefactos fueron desenterrados, incluyendo los restos momificados de dos gigantes pelirrojos. Uno de ellos era femenino, de 2 metros de alto, y el otro un varón que medía de alto 2,5 metros.

 

Esas reliquias demostraron de una vez para siempre que el mito Paiute de una guerra contra una raza de gigantes blancos y pelirrojos no era fantasía, sino que era de hecho la absoluta realidad. Pruebas en la cueva en forma de flechas rotas que habían sido disparadas, y una oscura capa de material quemado, confirman la descripción de las culminantes escenas de batalla que concluyen la leyenda.

Dos esqueletos muy grandes fueron luego desenterrados en el lecho seco del lago Humboldt cerca de Lovelock, Nevada.

 

Entre los restos humanos había un esqueleto - envuelto en una tela cubierta de goma no diferente de las encontradas en momificaciones egipcias - que midió aproximadamente 2,5 metros de altura.

 

El otro era de asombrosos 3 metros de alto.

 

El Libro de Mormón, que también habla de gigantes, llama a esos habitantes originales los Jareditas, que se ha pensado a menudo que son los Olmecas de América Central, pero es más que probable que los Olmecas fueran sólo una parte de una población mucho más extensamente distribuída.

 

En Éter 15:26, las escrituras mormonas afirman que ellos eran,

"hombres grandes y poderosos en cuanto a la fuerza de los hombres".

El cronista del siglo XVI Fernando de Alva Ixtlilxóchitl escribió:

"En esta tierra llamada Nueva España había gigantes, como lo demuestran sus huesos que han sido descubiertos en muchas áreas.

 

Los antiguos encargados de los registros toltecas se referían a los gigantes como Quinametzin; y como ellos tenían un registro de la historia de Quinametzin, se enteraron de que ellos habían tenido muchas guerras y disensiones entre sí en esta tierra que es llamada ahora Nueva España.

 

Ellos fueron destruidos, y su civilización llegó a su final a consecuencia de grandes calamidades y como un castigo del cielo por los graves pecados que ellos habían cometido".

(Allen, p. 124)

 



Debería ahora estar claro que una verdadera raza de gigantes pelirrojos dominó las Américas en un tiempo, quizá decenas de miles de años antes de la llegada de los antepasados de los indios norteamericanos de hoy a través del Estrecho de Bering hace aproximadamente 13.000 a 15.000 años.

 

En defensa de esta declaración, hay que conceder que la raza es una cosa mudable y que el aspecto físico de la gente del Nuevo Mundo durante la Época Glacial puede haber sido completamente diferente; quizás ellos eran parte de una línea que no dejó ningún descendiente conocido.

 

Del mismo modo, la presencia de una olvidada población caucásica en Asia que pudo haber caminado a través de Beringia con los otros asiáticos, es también una posibilidad.

Esto explicaría mejor algunos inusuales resultados de pruebas genéticas recientes, que realmente han confirmado la presencia de genes caucasoides en algunos de los antiguos restos existentes.

 

Exploradores de Europa occidental como,

  • Fernando de Magallanes

  • Sir Francis Drake

  • Hernando de Soto

  • el comodoro John Byron (abuelo del famoso poeta Lord Byron),

...todos reportaron haber encontrado gigantes vivos en las Américas, remanentes de una raza una vez orgullosa y noble de "superhombres" caucásicos.

 

Un bien documentado avistamiento hecho por Magallanes ocurrió en 1520 cerca de Puerto San Julián, en la Patagonia.

 

Allí, Magallanes y su tripulación encontraron un gigante pelirrojo que medía casi 3 metros de alto y fue descrito como teniendo una "voz como un toro".

 

Más tarde, Magallanes se enteró por los nativos de tamaño normal de que el gigante pertenecía a una tribu vecina.

 

Terrence Aym escribe:

"Notablemente, los informes de Magallanes muestran que él y su tripulación capturaron a dos de esos gigantes vivos y los subieron a bordo de su barco pretendiendo llevarlos a Europa.

 

Lamentablemente los gigantes se pusieron enfermos y ambos murieron durante el viaje de vuelta. Los restos de Magallanes están sepultados en el mar".

(Aym, 2009)




Conclusión

Incluso aunque el alcance de la memoria humana deje de penetrar los verdaderos misterios de nuestro pasado remoto, la Mitología nos ayuda a reforzar quiénes somos como especie y en último término lo que nos sucedió en la Prehistoria.

 

Los muchos mitos de gigantes, dioses y otros seres avanzados cuyo poder supuestamente una vez gobernó este planeta permanecen hoy como la evidencia no-arqueológica más fuerte que tenemos para apoyar la hipótesis de una raza de gigantes.

Los mitos son más que relatos falsos tramados por primitivos, mucho más que metáforas o historias que tienen un significado simbólico o religioso.

 

Ellos son lo que queda de nuestra historia previa a la gran edad de cataclismos que destruyó la civilización global y cambió a la Humanidad y a este planeta por otros ocho milenios.

 

Ahora, por primera vez, la verdad acerca de los gigantes y nuestro pasado finalmente está saliendo a la luz.