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Según el arqueólogo y escritor Zecharian Sitchin, NEPHILIM significa literalmente:
Los traductores de la Biblia supusieron que NEPHILIM significaba gigantes, porque en otras partes se menciona que éstos eran también conocidos como ANAKIM, a la vez que en el cuento sobre el gigante GOLIAT se afirma que él era de descendiente ANAK; de aquí la conclusión:
Un pasaje encontrado en Libro Apócrifo de Enoch nos habla de la unión de los celestes, con las hijas de los hombre o sea los Ángeles o NEPHILIM:
De acuerdo a Enoch de esta unión:
Otros pasajes referentes a esto fueron:
Estos gigantes tenían seis dedos en cada una de sus extremidades. La Biblia hace mención de esto en Sam. 21, 20 y Paralipómenos 20,6:
Plinio nos cuenta en sus crónicas, que habitaban en Andalucía un grupo de gentes de colosales dimensiones dedicadas a la depredación y piratería y era tal su tamaño, que en ocasiones uno sólo de ellos podía hacer zozobrar laguna pequeña embarcación con la única fuerza e su peso.
El primer Sol nació en el año 955 AC., y recibió el nombre de Naoi Ocelotl (4 Jaguar) y tuvo una duración de 676 años, su elemento dominante era la tierra y su Dios supremo era Tezcatipoca, según relata la leyenda, el mundo estaba poblado por GIGANTES, que fueron devorados en su totalidad por jaguares (para mayor información ver la Sección "Teotihuacán").
Decía el cronista mexicano Fernando de Alba Ixtlilxochitl, que los primeros pobladores de México habían sido unos Gigantes que les llamaron Quinametzin.
Dicho nombre que otorgado por los toltecas y posteriormente lo tomaron los Aztecas, se decía que ese grupo de gigantes que fueron destruidos por el cielo a través de un diluvio como justo castigo por su iniquidad, sabían de agricultura, metalurgia, artes, orfebrería, etc., levantaron enormes templos de piedra y conocían de la creación del mundo.
Analizando la majestuosidad de la ciudad de Teotihuacan, los edificios sólo pudieron haberse construidos por la raza de gigantes Quinametzin y como prueba científica de su existencia, son sus huesos.
En cambio en el norte
del país habitaron un grupo de gigantes que sólo comían
piñones, como los grupos indígenas de la región y no
realizaban actividades como los gigantes del centro de
México.
Francisco Javier Clavijero estudioso del siglo XVIII, estaban convencidos de que los primeros ocupantes de México habían sido seres de estatura superior a lo normal, los humanos después llegados les llamaron Quinametzin Hueytlacame, que significaba enormes hombre deformes ó gigantes monstruosos, dando una coexistencia pacífica con ellos.
Una evidencia arqueológica de los Atlantes (para mas información ver nuestra Sección "La Atlantida"), son las esculturas majestuosas que se encuentran en la ciudad Tolteca de Tula, en el estado de Hidalgo, México, estos enigmáticos gigantes poseen detalles curiosos que han hecho pensar a los ufólogos, que son representaciones de visitantes del espacio; las esculturas muestran una serie de instrumentos que son claramente producto de una tecnología muy avanzada.
Tal es el caso de una especie de pistolas de rayos que están sostenidas en las manos, mientras que en le pecho cada Atlante porta un escudo magnético protector.
La cabeza está coronada por un extraño casco espacial de forma semicuadrada.
Estos seres eran compañeros y guardias de Quetzalcóatl, durante su misión en la Tierra y en particular con los Toltecas, a quienes enseñaron gran cantidad de conocimientos astronómicos y científicos, ellos permanecieron durante muchos años hasta su muerte, en memoria de ellos se les construyeron esas cuatro esculturas para que las generaciones futuras no los olvidaran.
El tamaño de cada Atlante es de casi cuatro metros de alto, representa la estatura real de aquellos extraterrestres, quienes pudieron haber sido los NEPHILIMS o Ángeles caídos, que se cruzaron con las hijas de los hombres y procrearon los gigantes.
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