Capítulo 3
CONDICIONES FÍSICAS ANTES DEL DILUVIO

"Y el segundo día él hizo el firmamento en medio del agua. Y las aguas fueron divididas en ese día. Una mitad de ellas fue para arriba, y la otra mitad para abajo, debajo del firmamento."
Del libro del Jubileo

A la hora de la llegada de los Anunnakis, el clima de la tierra era húmedo y estable, sin llegar a temperaturas extremas como hoy. Esto debido a la enorme cantidad de humedad que era sostenida en la atmósfera de la tierra, un verdadero cúmulo de nubes. Esta condición es descrita en el Libro del Génesis como la "Separación de las aguas".

Es en este clima húmedo que los Anunnakis llegaron a explotar los recursos terrestres. Eran una raza de reptil inteligentes y encontraron aquí condiciones muy agradables para su existencia que se aproximaba con las de su planeta.

[Comentario: Sabemos de Sitchin, antes de la llegada del planeta Nibiru, que la tierra tenía una órbita diferente alrededor del sol. Después de la colisión de uno de los satélites de Nibiru con la tierra en el área que es ahora el Océano Pacífico, la Tierra/Tiamat fue lanzada fuera de su órbita anterior y llevada a la actual. Obviamente entonces, cuando los primeros Nibiruanos, llegaron, encontraron un clima muy diferente al qué experimentamos en épocas modernas. RS]

No es ningún accidente que todas las colonias primitivas fueran encontradas en la boca de grandes sistemas de ríos, donde la humedad era abundante. Además del Tigris y el Eufrates, otras civilizaciones se originaron en la desembocadura del Nilo y en el conjunto de ríos de la India. Ellos eran realmente descendientes de la principal colonia en Mesopotamia.

 

EL SIGNIFICADO DE LA SEPARACIÓN DE LAS AGUAS

Según los relatos de la creación de la Tierra en el Libro del Génesis, hubo un tiempo en que las aguas estaban mezcladas todas juntas. Entonces fueron divididas.

"Dios dijo: Dejen que se abra un espacio en el centro del agua para formar una división entre ellas y así fue. Dios hizo un espacio, y dividió las aguas de abajo de las aguas de arriba."

La separación de las aguas con la mitad quedándose en la superficie terrestre y la otra mitad yendo más arriba de la atmósfera también se menciona en el Libro del Jubileo. Uno de los libros perdidos de la Biblia, El Jubileo, originalmente fue escrito en hebreo como un extenso recuento del Génesis y el Éxodo.

Se ha encontrado en griego, sirio, latín, y hasta en etíope; sin embargo, el texto etíope es el único que ha sobrevivido de un modo que es virtualmente completo. El Libro del Jubileo deja claro que fue tanta la humedad en la atmósfera como la encontrada en los océanos del mundo:

"Y el segundo día él hizo el firmamento en medio del agua. Y las aguas fueron divididas en ese día. Una mitad de ellas fue para arriba, y la otra mitad para abajo, debajo del firmamento."

Claramente, afirma que la humedad fue sostenida en el cielo, probablemente como una densa cubierta de nubes, y contenida bajo los mares. Berossus en su historia de Babilonia, fragmentos de los cuales han sido preservados por Polyhistor, relata que al momento de la creación "el universo entero consistía de humedad" y que Zeus "separó al cielo y la tierra el uno del otro".

Esta condición era universalmente notoria. Muchas culturas antiguas refieren a una época en un pasado lejano cuando no existía el sol como lo conocemos hoy. En el Popul Vuh, el libro sagrado de los antiguos mayas, indica que hubo una época en que todo estaba nublado y la penumbra estaba sobre la cara de la tierra. Aun no había sol para ser visto, "el cielo y la tierra existían pero la cara del sol y la luna estaban cubiertas".

La densa cubierta de nubes o de vapores podría significar que el azul del cielo fue visto por los ancestros hasta después del diluvio.

Una de las más antiguas piezas de la mitología sumeria, si no la más antigua conocida, parece repetir la descripción del Popul Vuh. Es explicado como sigue:

"Los reptiles realmente descendieron. La tierra está resplandeciente como jardín bien regado. En aquella época Enki y Eridu todavía no aparecían. La luz del día no brillaba. La luz de luna no emergía."

Un conjunto estable de nubes también significó que la tierra tuvo que ser regada por diversos regímenes (de lluvias) como hoy. El Libro del Génesis dice lo siguiente:

"Dios no había enviado la lluvia sobre la tierra... en lugar de eso un flujo de agua brotaría de la tierra y regaría por completo la superficie entera de la tierra."

No fue hasta que las capas de nubes colapsaron con el acontecimiento conocido como el Diluvio que el hombre vio que la luz del sol y el azul del cielo. Una confirmación de esto es también encontrada en Génesis, el cual declara que El Señor introdujo el Arco Iris después del diluvio. Los arco iris son el resultado del efecto prismático de la curvatura de los rayos del sol a través de gotas de agua. Los arco iris pueden ocurrir solamente después de una lluvia y requieren la acción directa de la luz del sol.

 

EL CONJUNTO DE GASES ANTEDILUVIANOS DE LA TIERRA

La teoría que la tierra tuvo un conjunto primordial de vapores o gases fue desarrollada por Donald Patten en su libro "La Inundación Bíblica y la Era Glacial". El supone que de alguna manera el circundante Venus estaba como hoy. El conjunto de gases de Venus consiste sobre todo de dióxido de carbono y de hidrocarburos, con algunos vapores de agua.

Por otro lado, el conjunto de gases de la Tierra, está compuesto en su mayor parte de vapores de agua, poco dióxido de carbono, y virtualmente casi sin hidrocarburos. Esta cubierta de nubes se condensó antes de la época del Diluvio. Patten cree que la vida de las plantas era exuberante y frondosa en un período temprano debido a que las proporciones de dióxido de carbono y de vapores de agua en la atmósfera y la captura de largas ondas de radiación dieron lugar al "Efecto Invernadero".

Este Efecto Invernadero significa que las temperaturas tendían a ser uniformes entre la noche y el día así como entre el verano e invierno. Tuvo que haber poca circulación de la atmósfera, y esta ausencia de actividad ciclónica imposibilitó la formación de tormentas y otras formas de precipitación.

Aunque la superficie de la tierra estaba protegida de los rayos directos del sol, la vida de las plantas era rica y abundante debido a la proporción de dióxido de carbono y vapores de agua en la atmósfera. La cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera fue probablemente muchas veces mayor a la de hoy. Dos climatólogos, Owen Toon y Steve Olson, en su artículo "La Tierra caliente" en la Revista Science (Octubre del 85) sostienen que la atmósfera primitiva de la Tierra pudo haber contenido tanto como mil veces más dióxido de carbono que el de hoy.

En aquellos días la gente obtuvo su agua de fuentes subterráneas, según lo indicado en Génesis 5:

"Dios no había enviado la lluvia sobre la tierra. . . en lugar de eso un flujo de agua brotaría de la tierra y regaría por completo la superficie entera."

El agua también era suministrada por los ríos la cual descendía de las montañas, alimentada por manantiales naturales. La atmósfera pesadamente saturada también se condensaba al anochecer, produciendo así un pesado rocío que proporcionaba cierta cantidad de humedad.

Esto también hizo de las condiciones nocturnas insoportables para el hombre cuando caía el pesado rocío. Esto explica porqué las cuevas eran usadas en su totalidad por el hombre primitivo en Europa entre el 60,000 y el 10,000 AC. Probablemente fueron utilizadas como refugio para protegerse de los animales salvajes, pero además, para realizar fogatas en las entradas, que le proporcionaban gran alivio de las agobiantes condiciones climáticas.

Con el conjunto de gases o vapores de agua, la humedad, incluso en horas del día, habría estado cercana al máximo, asomándose constantemente al Punto de Condensación. (Temperatura en la cual el vapor de agua en el aire se convierte en rocío). Con la llegada de la noche, las temperaturas habrían descendido ligeramente y el Punto de Condensación sería rápidamente alcanzado. En este tiempo, una gruesa capa de rocío un tanto húmeda e incómoda se comenzaría a formar. Haciendo fogatas en la entrada de las cavernas, el hombre primitivo podía mantener su temperatura arriba del Punto de Condensación toda la noche y por consiguiente aumentar su comodidad.

 

LA DESHIDRATACIÓN DE LA TIERRA

Durante este período primitivo, el clima era benigno en todas partes del mundo. La atmósfera estable y húmeda era ideal para los enormes dinosaurios vegetarianos y otros grandes reptiles. El clima antediluviano permanecía igual, quién sabe qué otras formas de reptiles se habrían desarrollado.

[Comentario: Es muy notable que Boulay está asumiendo que los dinosaurios y el hombre coexistieron. Ésta es la misma clase de teoría revolucionaria propuesta por el Dr. Velikovsky, que ha sido atacado extensamente por la comunidad científica. RS]

En su análisis de las razones por qué los dinosaurios y los reptiles se extinguieron, Allaby y Lovelock en su libro La gran extinción, sugieren que el clima ha permanecido igual hasta hoy, así que no hay razón para suponer que los reptiles habrían fenecido. Aseguran que además, "los mamíferos pudieron vivir en la nocturna oscuridad y eran seres inteligentes y desarrollados, digamos seres con avanzada tecnología, que puede ser que hayan tenido pieles escamosas y probablemente largas colas".

Las condiciones físicas, sin embargo, comenzaron a cambiar dramáticamente. La tierra comenzó a secarse absolutamente. Puesto que no había actividad ciclónica para producir lluvias, la humedad tuvo que ser conseguida de la tierra o de un sistema de flujos alimentado por los ríos. Una cantidad limitada de humedad también fue proporcionada por la atmósfera pesadamente saturada que se condensaba al caer la noche.

El cambiante clima no fue tan amigable con los alienígenas saurianos. Los mamíferos se habían adaptado mejor a los cambios y substituían lentamente a los reptiles como la forma dominante en la Tierra. La exuberante vegetación estaba feneciendo y los Anunnakis comenzaron a sufrir.

Un mito sumerio llamado "La disputa entre el ganado y el grano" describe cómo los Anunnakis vivían de la tierra:

"no conocían la comida o el pan, no conocían la vestimenta o la ropa. Comían las plantas con su boca como ovejas, bebían agua de las acequias".

Puesto que las condiciones en la tierra habían cambiado, los Anunnakis no podían alimentarse. El mito describe cómo crearon a dos diosas en su nave espacial para ayudarlos a obtener comida. La diosa de los ganados Lahat y la diosa de los granos Ashnan. Los Anunnakis no podían aprender a alimentarse por alguna razón no conocida, y los experimentos probados fracasaron. Esta es la razón por la cual el mito declara más adelante, El Hombre fue creado.

En este tiempo, los Anunnakis eran vegetarianos, y no fue hasta más adelante, cuando el alimento llegó a ser escaso que empezaron a comer carne. Esto se refleja en el Apocalipsis Etíope de Enoc, el cual describe cómo los Nefilim comenzaron a comer carne de animales, todo el tiempo suplicando por la escasez de comida vegetal.

Las fuentes religiosas y seculares, ambas indican que el hombre y los dioses serpiente vivían entre ellos, eran vegetarianos y no carnívoros. De acuerdo al Génesis, el hombre no comía carne hasta después del Diluvio. Esto no es verdad, Nefilim y los Anunnakis comenzaron a comer carne de animales y eventualmente la de los humanos.

La deshidratación de la tierra, en parte pudo haber sido causada por las numerosas catástrofes del período. Terremotos y otras catástrofes naturales en el período antediluviano se mencionan a menudo en la literatura religiosa así como en los mitos sumerios.

 

TERREMOTOS Y OTRAS CATÁSTROFES

Los terremotos y otras catástrofes naturales no fueron desconocidos por el hombre primitivo, ellos se mencionan en muchas fuentes antiguas, religiosas y seculares. El Haggadah, la fuente de la tradición oral hebrea, se refiere al período de las calamidades que ocurrieron en la generación de Enós, el segundo después de Adán, cuando la tierra fue asediada por "Cuatro revoluciones naturales" probablemente una referencia a los principales terremotos, causados quizás por un cambio de la tierra sobre su eje.

Otras fuentes antiguas revelan que, en los días de Enós, hubieron severas interrupciones en el abastecimiento de agua, y que "las montañas llegaron a ser áridas", así que mucha gente moría y los cadáveres se pudrían donde se encontraban y no eran enterrados.

Tal cambio tendría un efecto en el calendario, especialmente en la duración del año. En el Primer Libro de Enoc existen varias advertencias al pueblo, acerca de los errores en la compilación de la duración del año. Enoc le dice a Matusalén que "El año termina en 364 días" y no observar esta corrección trastornaría todo el orden de los días de celebración. De esta manera, aparecería que, al menos por un momento, la duración del año era de 364 días en vez de 365.

Incluso el escritor griego Herodotus, en sus Historias, se refiere a las antiguas perturbaciones de la Tierra. Fue informado por los sacerdotes egipcios de la antigua ciudad de Heliopolis que en los 10,000 años que precedían, "el sol se había movido de su curso cuatro veces". Parece que el eje de la tierra había sido desplazado cuatro veces, porque el sol, dicho por ellos, habría cambiado su posición normal, ascendiendo dos veces por el oeste, y dos veces por el este.

Curiosamente, la declaración de Herodotus coincide con las antiguas fuentes religiosas que hablan de cuatro importantes disturbios durante los días de Enós. El comportamiento excéntrico del sol también se encuentra en la tradición oral hebrea que afirma que en la era antes del Diluvio "las leyes de la naturaleza fueron suspendidas, el sol emergía por el oeste y el se ocultaba por el este".

El siglo justo antes del Diluvio debe haber sido una de las muchas catástrofes naturales el cual fue predecesor de los siguientes.

[Comentario: Quizás este Diluvio al cual Boulay parece atribuirle gran significación ciertamente fue una "catástrofe trascendental" de proporciones monumentales, comparado con un ordinario, Cambio de la Rutina del Eje Polar, si uno se atreve a llamar a tal Cambio del Eje ordinario y rutinario. RS]

 

EL PERÍODO DE LOS 120 AÑOS EN EL GÉNESIS

Existe una declaración curiosa en Génesis 6 el cual sólo precede a la cuenta del Diluvio, se refiere al período de 120 años. Por generaciones, los eruditos han interpretado el versículo del Señor que dice que concedieron al hombre una duración de vida de 120 años. Génesis dice:

"Mi espíritu no habitará en el hombre por siempre, porque él es de carne, pero sus días serán de cientos veinte años."

Esta interpretación relacionada con la esperanza de vida del hombre parece extraña, sin embargo, en vista del hecho que el texto se ocupa de las intenciones de Dios para destruir a la humanidad en el diluvio siguiente. Si es así, ¿Por qué entonces le ofrece al hombre una esperanza de vida tan larga?

Las declaraciones subsecuentes en el Génesis no apoyan una esperanza de vida tan arbitraria. Después del Diluvio, los descendientes de Noé vivieron más del límite de 120 años. Sem vivió 600 años, su hijo Arfaxad 483, y su hijo Salé 433, y así hasta llegar a Abraham que murió a la sazón de 175 años. Isaac entonces vivió 180 años, y Jacob 147, y no fue hasta generaciones posteriores con Moisés, que murió a 120 años, que la llamada profecía parecía cumplirse. Además, desde los días de Moisés ha habido una declinación constante en la esperanza de vida del hombre hasta hoy que 80 años se considera el promedio.

Obviamente, la declaración en el Génesis no pertenece a la esperanza de vida, sino a algo más, cuyo significado fue omitido durante los primeros años formativos del Antiguo Testamento. Por otra parte, la localización de estos fragmentos inmediatamente antes que los acontecimientos del Diluvio sugiere fuertemente que está relacionado de alguna manera con la catástrofe universal.

Este testimonio es manifestado en muchos de los documentos religiosos antiguos. La antigua literatura rabínica, por ejemplo, relata cómo Noé fue informado de la llegada de la catástrofe 120 años antes y había sido dicho para exhortar al pueblo a enmendar sus errores. En otras palabras, los 120 años fueron un Período de Prueba, cuando se le dio al hombre la opción de evitar su destrucción cambiando su camino.

Una advertencia similar se pronuncia en el Apocalipsis Eslavonica de Enoc, también llamado el Segundo Libro de Enoc, pero aquí la advertencia se la da a Matusalén en vez de Noé, que dijo para advertir a la gente de corregir su camino en vista del hecho que "la destrucción de la tierra se dibujaba muy cerca".

Matusalén también fue informado que la tierra "cambiaría sus estaciones," como anticipación a la época de la destrucción. Al parecer, habrían severos disturbios en la tierra durante este período temporal de 120 años.

Durante este intervalo, las condiciones en la tierra estaban sin resolver y los numerosos disturbios anticipaban que la destrucción principal estaba por llegar. Los cielos del período deben haber sido aterrorizantes, porque la Sistema Solar jugaba un Ping pong celestial.

El Segundo Libro de Enoc habla de un Período de Caos justo antes del Diluvio cuando la sociedad se destruía, y los pueblos y naciones emprendían guerras unos contra otros referencias a tal malestar no se limitan a documentos religiosos sino también se encuentran en la literatura cuneiforme sumeria.

En el Poema de Atrahasis, los acontecimientos babilónicos del Diluvio, el hombre es atormentado con plagas y otras pestilencias antes del desastre. Interrupciones en el flujo de agua de las montañas provocaron que los llanos de Mesopotamia se hicieran salados e improductivos. Esta reducción del agua fresca permitió que el Golfo Pérsico sostuviera los ríos Tigris y Eufrates.

Como resultado del salamiento de las aguas, el poema describe:

"Los manantiales fueron detenidos, de modo que la inundación no pudiera crecer. Los campos disminuyeron sus cosechas. Los llanos totalmente abiertos trajeron adelante sal; su seno se rebeló, así que sin plantas, tampoco hubieron granos."

El Edén de la Biblia se había convertido en un llano desolado y salobre. Según el poema, las condiciones de vida se volvieron insoportables, había hambre total, las enfermedades llegaron a ser descontroladas, y los sobrevivientes tuvieron que recurrir al canibalismo.

Una disminución en el suministro de alimentos de no fue el único problema; había también una superpoblación. Usando la genealogía del Libro del Génesis como fuente demográfica, puede demostrase que había una alta densidad poblacional en esa área.

Asumiendo que hubo veinte niños por familia, una cifra muy conservadora considerando la larga vida de los habitantes y el sistema polígamo, y contando solamente diez generaciones desde Adán hasta Noé, el extraordinario total de mil millones de personas puede ser deducido.

Mientras que este número puede ser matemáticamente correcto, lógicamente representa un censo imposible para el número de personas que existieron a la hora del inicio del diluvio. Muy probablemente, sugiere que hubo un extremado alto índice de mortalidad entre humanos.

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