02 Noviembre 2016
del Sitio Web
ElRobotPescador
Los demócratas y su gente están enfurecidos por lo que dicen es una "interferencia política" tan cercana al día de las elecciones, mientras que los republicanos no pueden creer que el mismo hombre que se negó a presentar cargos contra la ex Secretario de Estado el verano pasado esté ahora haciendo lo correcto después de haberse vendido vergonzosamente al establishment.
Las reclamaciones de los demócratas sobre "la interferencia política" son totalmente infundadas, ya que el pueblo estadounidense tiene derecho a saber si el comportamiento ilegal de uno de los principales candidatos presidenciales sigue siendo examinado por las autoridades a la luz de la nueva información.
De hecho, Comey no habría hecho un
movimiento tan dramático si su equipo no hubiera descubierto una
verdadera bomba durante su investigación sobre las perversiones
sexuales de
Huma Abedin y sus sospechas de posesión de
pornografía infantil.
Este descubrimiento plantea preguntas obvias sobre la integridad de la mujer a la que Hillary probablemente haría su Jefe de Estado Mayor si gana las elecciones, y muestra de forma preocupante a millones de estadounidenses que Clinton no tiene la capacidad de hacer llamadas al buen juicio.
Esto agrava aún más todas las pruebas existentes de que es corrupta y podría proverbialmente ser la gota que desborde el vaso y convenza a los votantes de que ella definitivamente no es digna de su voto.
La corrupción de los Clinton es
legendaria y ya ha sido ampliamente explorada por Peter Schweizer
y muchos otros afiliados a la plataforma de noticias
alternativa-conservadora Breitbart, por lo que no es necesario que
el presente artículo hable de ello en profundidad, aunque vale la
pena tener en cuenta esto todo el tiempo.
Para comenzar, el "estado profundo" no es una especie de concepto "conspiratorio" como los críticos reaccionarios podrían alegar, sino que es otra forma de hablar de las burocracias militares, de inteligencia y diplomáticas de un país determinado.
El autor trató ampliamente la relación que ambos candidatos presidenciales tienen con este brazo fundamental del establishment en el artículo de mediados de verano sobre "National Leadership Styles and The 'Deep State' - Trump And Hillary".
En el artículo se postuló que Hillary
tiene un apoyo favorable de alto nivel dentro del Departamento de
Estado y del FBI (debido a su mandato como Secretario de Estado y a
la estrecha relación de Obama con la Fiscal General Loretta Lynch,
respectivamente), mientras que Trump tiene simpatizantes pragmáticos
en la CIA y en el Pentágono (como el ex jefe de la Agencia de
Inteligencia de Defensa Michael Flynn) que entienden
correctamente qué tren tan peligroso sería para el resto del mundo
la política exterior de Hillary Clinton.
Como se escribió anteriormente, él no habría hecho esto si hubiera alguna manera concebible de evitarlo, lo que fortalece el hecho de que cualquiera que sea la prueba que fue recuperada, es digna de este movimiento sin precedentes.
Han circulado informaciones en la prensa de que la moral está en el punto más bajo de todos los tiempos entre los empleados del FBI, que sienten con fuerza que su director perjudicó permanentemente la reputación del departamento y socavó la confianza del público en general en esta rama del "estado profundo".
Muchos agentes incluso han presentado cartas de renuncia en protesta por lo que están convencidos es la corrupción incurable dentro de la institución, y The New York Post incluso encabezó un artículo a principios de octubre proclamando que,
Pero ciertamente contribuyeron a tensar
el ambiente dentro de la organización en la víspera de que los
agentes encontraran por primera vez los correos electrónicos de
Clinton en Huma y en la computadora de su marido,
Anthony Weiner.
Es imposible saber sin asomo de duda cómo se dedican todos y cada uno de los empleados del "estado profundo" a mantener el establishment, pero se puede suponer que al igual que en cualquier jerarquía, el fondo de la pirámide no siempre apoyar felizmente al pináculo del poder.
En este caso, agentes regulares del FBI realmente parecen estar revolviéndose contra el liderazgo de Comey tan fuertemente como legalmente pueden dentro de sus límites profesionales, sabiendo muy bien que es casi imposible (y con certeza suicida) intentar un "golpe" estereotípico contra él, pero siendo lo suficientemente conscientes de su importancia para lo que entienden sería un golpe al reglamento presidencial si continuamente vierten sus frustraciones a la prensa y hacen todo lo posible para que se sienta como un proscrito marginado.
La simple realidad es que la reputación del FBI ya está arruinada a los ojos del público estadounidense, que ahora ve a la inteligencia doméstica y al cuerpo de aplicación de la ley como una extensión paramilitar del Partido Demócrata.
El único rayo de esperanza que sus
empleados tienen para corregir esta percepción es mostrar al país
que se oponen a su director convirtiéndolos en hackers partidarios
involuntarios.
James Comey
La traición de Comey este verano al negarse a acusar a Hillary Clinton a pesar de la abrumadora evidencia de que ella (y más tarde, también el propio presidente Obama), había infringido la ley, golpeó a la organización con tanta fuerza porque voló por los aires todo principio no partidista en el que la mayoría de los empleados realmente cree y para cuya protección se unieron al departamento.
Así que cuando los agentes descubrieron fortuitamente nuevas pruebas relacionadas con el caso mientras estaban investigando el escándalo sexual de Weiner, no hubo manera de que se sentaran sobre él sin decir nada.
Uno sólo puede especular sobre el tipo
de conversaciones e intrigas que se sucedieron en la sede del FBI en
las semanas desde que los correos electrónicos de Hillary fueron
descubiertos en la computadora de Huma y Weiner, pero es muy
probable que se desarrollara un suspense de "Juego de Tronos"
en el que los empleados patriotas de base se enfrentaron a sus
líderes en el bolsillo del establishment, y exigieron que el caso de
Clinton se reabriera y que el anuncio se hiciera público para que
todos sus compatriotas estadounidenses pudieran saberlo, o de lo
contrario lo filtrarían a la prensa ellos mismos.
Por el contrario, es mucho más lógico que Comey esté interesado en primer lugar en su propio bienestar personal, no comprando los informes de los medios principales controlados por los demócratas, de que Hillary está muy por delante de Trump y planea vencerlo por abrumadora mayoría, y en su lugar cubrir sus apuestas contra lo que haría si un futuro gobierno Trump decidiera investigarlo por impropiedad política después de la investidura.
De hecho, el autor predijo que Trump emprendería acciones legales contra las fundaciones de Clinton y (George) Soros si es elegido presidente, por lo que es natural que ampliara este proceso para incluir a sus colaboradores del "estado profundo", si realmente hablaba en serio con lo de "limpiarlos/purgarlos" del poder.
La única manera en la que Comey podía intentar salvarse en semejante situación era hacer el movimiento que hizo anunciando sin precedentes que el FBI había reabierto su investigación sobre uno de los dos candidatos presidenciales principales del país, un poco más de una semana antes de las elecciones.
Comey realmente debe creer que hay una
clara posibilidad de que Trump gane y lleve a cabo su promesa de
"drenar el pantano" de la corrupción de Washington, de lo contrario
no habría lanzado todo el proceso político al caos, como acaba de
hacerlo.
Comey probablemente hizo todo esto por una motivación egoísta de cuidar de sus propios intereses personales y profesionales, pero independientemente de por qué llevó a cabo la acción, el resultado es que esto ha ayudado a reparar algunos de los daños anteriores que provocó a la moral de la organización y a su reputación entre la gente.
Los empleados ordinarios de esta institución del "estado profundo", sin importar lo ofendidos que estén por la cobardía de Comey este verano, ahora están llenos del objetivo de examinar los cientos de miles de correos electrónicos en la computadora de Huma y Weiner, y extraer las pruebas que ellos saben que están allí para revertir la injusticia de la que su Director es responsable.
En cuanto a la ciudadanía con algún
sentido común en sus cráneos, ahora debe darse cuenta de que la
"profunda" revuelta de estado que tuvo lugar entre los agentes del
FBI es lo suficientemente grave como para haber forzado al Director
a iniciar dramáticamente una acción correctiva menos de dos semanas
antes de las elecciones.
Ésta sólo pudo haber ocurrido debido a una revuelta en el "estado profundo" de los agentes de la tropa dentro del FBI, que fueron animados a la acción después de encontrar fortuitamente nuevas pruebas en la computadora de Huma y Weiner.
No había manera de que Comey pudiera seguir cubriendo a Clinton, y es muy probable que los empleados patriotas amenazaran con publicar las investigaciones del FBI si no se tomaba un movimiento de principios en la dirección correcta y se informaba al país acerca de lo que estaba sucediendo (independientemente de que esto fuera motivado más por sus propios intereses que por su deber cívico).
Este primer episodio de un representante de alto nivel del "estado profundo" que "deserta" del establishment es significativo porque demuestra que el "estado profundo" estadounidense no está sólidamente detrás de Hillary Clinton como algunos han asumido.
Incluso dentro de las instituciones que
están asociadas a ella, hay una rebelión creciente entre los
empleados regulares contra sus superiores políticamente cooptados.
Nunca antes un completo extraño como Donald Trump estuvo tan cerca de la presidencia y ha estado en condiciones de limpiar los elementos corruptos del "estado profundo" del establishment de nuestros días.
Por el contrario, esta es la primera vez que la élite del Partido Demócrata y del Partido Republicano se han unido detrás de una sola candidata (Hillary Clinton) y han disipado el mito perdurable del sistema político estadounidense caracterizado por una "elección libre y justa" entre dos candidatos 'diferentes'...
En verdad, Trump y Hillary no podían ser más diferentes entre sí en casi todos los sentidos, pero es un hecho que ambas partes se han unido para luchar contra el forastero y proteger sus propios arraigados intereses, y que la democracia norteamericana se ha revelado como el aparejo institucional fraudulento que sus críticos siempre han alegado que es.
Como una prueba más de esto, el
establishment y su "estado profundo", y sus asociados públicos
"afines" de los medios principales y de la "Academia" han llevado a
cabo una guerra psicológica incomparable contra su propio pueblo
norteamericano, desplegando incluso la tecnología de la Guerra
Híbrida, teniendo al grupo extremista del "Black Lives Matter"
de Soros instigando el divide y vencerás de los disturbios raciales
en todo el país.
Por más arreglado y manipulado como está el sistema, todavía se reduce a una simple encuesta entre dos favoritos, una que sólo puede ser directamente interferida a través de actividades fraudulentas como,
La última opción es especialmente amenazante debido al impacto decisivo y a gran escala que podría tener el llevar esta elección a la par a favor de Hillary Clinton, y tan incómodo como sea reconocerlo, no hay absolutamente nada que el estadounidense medio pueda hacer si un plan de este tipo ya está previsto que tenga lugar.
Las únicas personas que pueden detener,
exponer y lidiar con este complot son las que trabajan con el
"estado profundo", en particular los elementos del FBI y de
la NSA,
que pueden encontrar pruebas de que esto ocurre y estar inspirados
para filtrarlo a la prensa y/o obligar a sus superiores a tomar
medidas.
De hecho, el único escenario relacionado que los medios de comunicación principales estaban dispuestos a aceptar fue el extravagante de los "hackers rusos" amañando las elecciones para Trump, una reclamación de operación psicológica que insultó tanto la inteligencia del estadounidense medio, que incluso la CNN y Time sintieron la necesidad de retroceder y refutar públicamente.
Ahora, sin embargo, hay esperanza de que los patriotas del FBI, la NSA y otros, no acepten los resultados electorales si encuentran evidencia de que Hillary 'ganó' por fraude.
Tales "salvadores" del estado profundo
podrían unirse a sus colegas y presionar a sus jefes para que actúen
como lo hizo el FBI con Comey durante el mes pasado, o incluso
"rebelarse" filtrando el 'arma humeante' a los medios y viendo cómo
se desata todo el infierno mientras los estadounidenses ponen en
marcha su propia "Revolución
de Color" contra el establishment.
La revuelta del FBI de octubre de 2016 fue un choque aún mayor para ellos que para el estadounidense medio, porque significa que cualquier plan de fraude en las elecciones a favor de Hillary podría ser opuesto y expuesto por los mismos sombríos aparatos que se suponía lo llevan a cabo y lo barren debajo de la alfombra.
Los patriotas del FBI enviaron una fuerte señal a sus homólogos del "estado profundo" en otras instituciones cuando lograron presionar a Comey para que notificara públicamente al Congreso sobre la reapertura del caso de correo electrónico de Clinton, ya que sus compañeros ahora saben que existe una verdadera rebelión en el "estado profundo" y que tienen más apoyo de lo que podrían haber pensado.
Este mensaje inconfundible está diseñado
para alentar a otros patriotas a levantarse dentro de sus propias
filas y oponerse al fraude electoral electrónico que Hillary y sus
partidarios en la élite de "estado profundo" están tramando.
Los estadounidenses no pueden dejar de tomar nota de que algo totalmente inusual sucede y de que no todo está bien en los pasillos del poder.
Nunca antes una rama del "estado profundo" se rebeló tan abiertamente contra el gobierno, y el ciudadano medio se está despertando a la espantosa perspectiva de que su propio "estado profundo" podría estar tan dividido y al borde de la guerra consigo mismo como lo están los de las 'dictaduras antidemocráticas' (o las de los que los medios principales convertidos en armas hacen que lo sean) que los Estados Unidos desestabilizan y tratan de derrocar rutinariamente.
Los paralelos son notables y la
sensación de temor que infunden no se le pierde a muchos.
Pero frente a una insuperable resistencia institucional por parte de sus superiores elegidos por Clinton, podrían optar por la "opción nuclear" y vaciar toda la evidencia que tienen sobre esta trama a los medios de comunicación y así inducir al pueblo norteamericano a tomar la "Segunda Revolución Americana" de las sombras a las calles.
Esto podría resultar en una previsible escalada de violencia y una agitación de largo alcance que ponga en marcha una reacción en cadena que es totalmente imposible de predecir con precisión.
La "Segunda Revolución Americana" podía ser llevada a cabo pacíficamente en las urnas y entre bastidores por los "salvadores" del estado profundo facilitándola, o bien en las calles con un alboroto impredecible.
Sin embargo, es una certeza que la
Segunda Revolución Americana se desarrollará de una manera u otra, y
es sólo cuestión de saber cuál de los dos será en última instancia
victoriosa, si lo será la fórmula de Trump del pueblo que conquista
el establishment, o la de Hillary del establishment conquistando al
pueblo.
Cada vez parece más claro que el hackeo
de
los emails de
Podesta, que llevó a Wikileaks a lanzar
decenas de miles de correos electrónicos de la campaña de Clinton,
así como otros ataques dirigidos al Partido Demócrata, fueron el
trabajo de agentes de inteligencia estadounidenses intentando salvar
a Estados Unidos de una presidencia de Clinton.
William Binney, informante de la NSA y ex jefe técnico de la NSA, también dijo a la Web Infowars en agosto que las filtraciones de correo electrónico que han afectado negativamente al Partido Demócrata fueron llevadas a cabo por individuos dentro de la comunidad de inteligencia estadounidense que estaban enojados con Hillary, y querían vengarse.
Asimismo Steve Pieczenik, también afirmó que elementos dentro del gobierno de Estados Unidos, incluyendo al FBI y la CIA, han,
Su experiencia incluye la política
exterior, la gestión de crisis internacional y la guerra
psicológica. Sirvió a las administraciones presidenciales de Gerald
Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan y George H.W. Bush en calidad de
sub-secretario adjunto.
Pieczenik dice que para detener lo que califica como,
A mucha gente, esto le puede parecer una
"noticia maravillosa"…
Todo parece indicar que estamos ante una auténtica rebelión encubierta dentro de EE.UU. y que Donald Trump, ahora tiene muchos números de convertirse en Presidente de EE.UU.
|