CAPÍTULO 1 - El Club
Bilderberg
-Me gustaría hablar con usted -dijo alguien.
Me giré instintivamente hacia la derecha, aunque
no vi a nadie. El caballero que requería mi compañía estaba detrás de mí,
dirías e que usando mi hombro derecho como refugio.
-Quédese sentado, por favor -me susurró su
sombra.
-Perdóneme, pero no estoy acostumbrado a que me den órdenes,
especialmente alguien a quien no conozco -respondí con resolución.
-Señor Estulin, sentimos invadir su espacio, es que nos gustaría mucho
hablar con usted -dijo el primer caballero, extendiendo una flacida mano
con la esperanza de que decidiese estrechada-o Huelga decir que le
pedimos la máxima discreción.
Por sus piruetas lingüísticas deduje que ese
inglés había sido aprendido en uno de esos colegios elitistas británicos o
quizá con un tutor privado.
-¿Cómo sabe mi nombre? No recuerdo habérselo
dicho.
-Sabemos bastante de usted, señor Estulin.
Podía percibir que el misterioso caballero
empezaba a sentirse más relajado en mi compañía. -Por favor, siéntese -dije
en un tono más cálido, aceptando también la distensión del momento.
El hombre bajó la mirada, sacó una pitillera de uno de los bolsillos de su
elegante americana y empezó a examinada. Yo me arrellané en mi taburete
esperando que uno de los dos rompiese el silencio. -Por ejemplo, sabemos que
está aquí para cubrir la conferencia Bilderberg. Que ha estado siguiéndonos
durante muchos años.
Que
de alguna manera, parece conocer con mucha antelación la localización exacta
de cada encuentro, cuando la mayoría de los participantes no lo saben hasta
una semana antes. Que, con toda la confidencialidad con la que nos movemos,
usted parece saber de qué hablamos y cuáles son nuestros planes futuros.
Usted, señor Estulin, ha llegado a condicionar la elección de algunos de
nuestros participantes.
En un momento dado, pensamos que ya lo teníamos;
presumimos que habíamos detectado a su contacto en el interior. Si usted
hubiese fallado en sus predicciones sobre nosotros, ese participante hubiese
tenido graves problemas personales.
Afortunadamente para él, usted acertó.
«Acento de Kent»,pensé.
-¿Cómo se entera de todo eso? -preguntó el
acompañante de mi interlocutor.
-Eso es un secreto profesional-repliqué lacónicamente.
En ese momento, aproveché para fijarme en los
dos tipos. El segundo tenía los hombros anchos, el cabello rubio, grueso
bigote, enormes cejas arqueadas, una diminuta boca que se doblaba
geométricamente para formar una sonrisa aceptable y un temperamento
nervioso. Su grueso bigote y su gorda nariz se tensaban cada vez que
hablaba.
Detrás de nosotros, formando parte de una incomprensible horda de turistas
galeses, se sentaba un hombre barbudo y jorobado que llevaba guantes de piel
y un sombrero de viaje. Parecía ser todo un amante de la música o al menos
eso decía a todo el mundo una gruesa mujer con un enorme lunar en la
barbilla.
-Es usted todo un enigma.
Mi misterioso interlocutor cambió la posición de
sus larguiruchas piernas, introdujo su mano derecha en el bolsillo del
pantalón dejando entrever una cadena de reloj que recorría parte de su
chaleco y dijo en un tono profesional:
-Entonces, dígame, ¿por qué nos sigue a
todas partes? Usted no trabaja para ningún periódico conocido. Sus
artículos incomodan a nuestros miembros.
Varios congresistas estadounidenses y
algunos miembros del Parlamento de Canadá han tenido que cancelar su
asistencia a nuestro encuentro anual porque usted ha sacado a la luz su
participación
Usted no va a vencemos. No es capaz de hacerla -siseó el segundo tipo
- El Club Bilderberg, señor Estulin, es un
foro privado en el que participan algunos miembros influyentes de
nuestra comunidad empresarial. También invitamos a algunos políticos a
que compartan con nosotros sus experiencias personales y profesionales.
Todo ello lo hacemos con la esperanza de conjuntar las necesidades de
los pueblos del mundo y la política de altos vuelos.
De ninguna manera intentamos influir en los
gobiernos, en su política o en su toma de decisiones.
-¡No me jodas! -respondí bruscamente. Podía
sentir cómo se me tensaban los músculos del cuello y de la mano- ¡Y yo
me creo que Kennedy fue asesinado por extraterrestres, que Nixon fue
defenestrado por su abuela y que la crisis del petróleo de 1973 fue
provocada por la Cenicienta! Si no hubiera sido por nosotros, Canadá
formaría ahora parte del Gran País de los Estados Unidos. Dígame, ¿por
qué asesinaron a Aldo Moro?
-Sabe que no le podemos decir nada, señor Estulin. No he venido aquí
para discutir con usted.
En una mesa redonda cerca de la ventana, dos
turistas alemanes, un desempleado con los ojos llorosos y el primo del
barman jugaban a las cartas muy entretenidos.
En una mesa adyacente, se sentaba un hombre mayor miope, calvo y gordo que
gastaba un traje gris demasiado grande para su envergadura. Llevaba unas
enormes gafas de concha y su cara rubicunda se hallaba escondida detrás de
la sombra de la que fue en otro tiempo una larga barba negra. Un bigote
grisáceo, un tanto descuidado, remataba su faz. Pidió ron, rellenó su pipa y
se puso a observar distraído el juego.
Puntualmente, a las once y cuarenta y cinco, vació la pipa, la metió en el
bolsillo del pantalón, pagó el ron y se marchó en silencio.
-¿Seria mucho pedirle que mantuviese esta
conversación en la más estricta confidencialidad? -No suelo hacer ese
tipo de promesas, especialmente en lo referente al Club Bilderberg. Me
sorprendí a mí mismo disfrutando del enfrentamiento con la esperanza de
que el primer tipo perdiese los nervios. El primer tipo soltó una
parrafada de varios minutos sobre la virtudes de la colaboración entre
las naciones, los niños hambrientos de África y otras comeduras de coco
por el estilo.
Intenté concentrarme en lo que decía, pero
pronto me vi observando la cara del segundo tipo. Sonreía con expresión
ausente o se lamía el bigote.
Cuando la voz del primer tipo creció hasta alcanzar la resonancia de un
trueno, volví a la realidad.
-... y podemos compensarle por su tiempo
perdido, señor Estulin. ¿Qué condiciones pone?
Una enorme luna iluminó los árboles de la calle.
Los semáforos se le unieron con su destello. Se podía oír el apagado rumor
de los restaurantes de las cercanías y los ladridos de algunos perros.
Permanecimos, los tres en silencio durante algunos minutos.
Noté que al segundo tipo, apoyado en el borde de su taburete, le costaba
mantenerse en silencio. Sin duda estaba intentando componer una pregunta o
comentario inteligente. El primer hombre jugueteaba con su cigarrillo, en
actitud reflexiva. Sus ojos parecían mirar el cigarrillo, pero estaban
absortos en el vacío.
-Mi silencio tiene las siguientes
condiciones: querría que los futuros encuentros Bilderberg se anunciaran
públicamente con libre acceso a cualquier periodista que quisiera
asistir. El contenido de todas las conferencias debería ser público, así
como la lista de participantes. Y, por último, prescindan de la CÍA, las
armas, los perros, la seguridad privada y, lo más importante, de su
secretismo!
-Sabe perfectamente, señor Estulin, que no podemos hacer eso. Hay mucho
en juego y ya es muy tarde para ese tipo de cambios. -Entonces, señor
mío -repliqué-, tendrán que aguantarme hasta el final.
En el salón vecino un piano emitió una rápida
sucesión de notas entremezcladas con el sordo sonido de voces y risas de
unos niños. Un gran espejo reflejó por un momento los brillantes botones del
chaleco del primer hombre.
-Entonces, buenas noches, señor Estulin.
El primer tipo no perdió, ni por un instante,
sus buenas maneras. En realidad, era exquisito en el trato. «Por eso lo
habrán enviado a él», supuse. Quizá, en otras circunstancias, hubiésemos
podido llegar a ser buenos amigos. El segundo tipo respiró profundamente y,
con su sombrero entre las manos, siguió los pasos de su jefe.
Sólo quedaban en el vestíbulo del hotel dos mujeres con cara soñolienta y un
viajante con la barba teñida y un chaleco de terciopelo negro sobre una
camisa blanca estampada.
«Es extraño que se preocupen de mí», pensé.
Había sido una experiencia tremenda. Sólo
entonces me di cuenta de cuánto se hallaba en juego. No había sido una mera
conversación entre su emisario y yo. Los dos hombres cruzaron la plaza y
desaparecieron en la noche. Me había quedado mal cuerpo, aunque mi
determinación era la de siempre. Ahora sabía que, desde aquel momento, mi
vida iba a estar permanentemente en peligro.
Imagínese un club donde los más importantes presidentes, primeros ministros
y banqueros del mundo se mezclan entre sí, donde la realeza está presente
para asegurarse de que todo el mundo se lleva bien, donde la gente poderosa
responsable de empezar guerras, influir en los mercados y dictar sus órdenes
a Europa entera dice lo que nunca se ha atrevido a decir en público.
El libro que tiene entre las manos pretende demostrar que existe una red de
sociedades secretas que planea poner la soberanía de las naciones libres
bajo el yugo de una legislación internacional administrada por la
Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta red está dirigida por el más
secreto de los grupos: el Club Bilderberg.
La razón de que nadie quiera descubrir esta
conspiración y oponerse a ella es, en palabras del periodista francés
Thierry de Segonzac, copresidente de la Federación de la Industria del Cine,
de los Medios Audiovisuales y Multimedia, muy sencilla:
«Los miembros del Club Bilderberg son
demasiado poderosos y omnipresentes para desear verse expuestos de esa
forma.»
Cualquier cambio de régimen en el mundo,
cualquier intervención sobre el flujo de capitales, cualquier modificación
en el estado del bienestar es plausible si en uno de esos encuentros sus
participantes lo incluyen en su agenda1 Según Denis Healy, ex ministro de
Defensa británico:
«Lo que pasa en el mundo no sucede por
accidente: hay quienes se encargan de que ocurra. La mayor parte de las
cuestiones nacionales o relativas al comercio están estrechamente
dirigidas por los que tienen el dinero.»
Los socios del Club Bilderberg deciden cuándo
deben empezar las guerras (no en vano ganan dinero con todas ellas); cuánto
deben durar (Nixon y Ford fueron defenestrados por acabar la guerra de
Vietnam demasiado pronto); cuándo deben acabar (el Grupo había planificado
el fin de las hostilidades para 1978) y quién debe participar. Los cambios
fronterizos posteriores los deciden ellos y también quiénes se deben
beneficiar de la reconstrucción2.
Los miembros del Bilderberg «poseen» los bancos
centrales y, por lo tanto, están en posición de determinar los tipos de
interés, la disponibilidad del dinero, el precio del oro y qué países deben
recibir qué préstamos. Simplemente moviendo dinero los socios del Bilderberg
ganan miles de millones de dólares. ¡Su única ideología es la del dólar y su
mayor pasión, el poder!
Desde 1954, los socios del Club Bilderberg representan a la élite de todas
las naciones occidentales -financieros, industriales, banqueros, políticos,
líderes de corporaciones multinacionales, presidentes, primeros ministros,
ministros de Finanzas, secretarios de Estado, representantes del Banco
Mundial, la OMC y el FMI, ejecutivos de los medios de comunicación y líderes
militares-, un gobierno en la sombra que se reúne en secreto para debatir y
alcanzar un consenso sobre la estrategia global.
Todos los presidentes americanos desde
Eisenhower han pertenecido al Club.
También, Tony Blair, así como la mayoría de los
miembros principales de los gobiernos ingleses; Lionel Jospin; Romano Prodi,
ex presidente de la Comisión Europea; Mario Monti, comisario europeo de la
Competencia; Pasca1 Lamy, comisario de Comercio; José Durao Barroso; Alan
Greenspan, jefe de la Reserva Federal; Hillary Clinton; Jolm Kerry; la
asesinada ministra de Asuntos Exteriores de Suecia, Anna Lindh; Melinda y
Bill Gates; Henry Kissinger; la dinastía Rothschild; Jean Claude Trichet, la
cabeza visible del Banco Central Europeo; James Wolfenson, presidente del
Banco Mundial; Javier Solana, secretario general del Consejo de la Comunidad
Europea; el financiero George Soros, especulador capaz de hacer caer monedas
nacionales en su provecho; y todas las familias reales de Europa.
Junto a ellos se sientan los propietarios de los
grandes medios de comunicación.
Sí, también pertenecen al Grupo las personas que controlan todo lo que lee y
ve, los barones de los medios de comunicación: David Rockefeller, Conrad
Black el ahora caído en desgracia ex propietario de 440 medios de
comunicación de todo el mundo, desde Jerusalén post al principal diario de
Canadá, The National Post -, Edgar Bronfman,, Rupert Murdoch y Sumner
Redstone, director de Viacom, un conglomerado mediático internacional que
aglutina virtualmente a todos los grandes segmentos de la industria de la
comunicación.
Por esa razón nunca ha oído hablar antes del
Club Bilderberg.
Allá donde mire -gobiernos, grandes negocios o cualquier otra institución
que ejerza el poder- verá una constante: el secretismo. Las reuniones de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), del G-8,
de la Organización Mundial del Comercio (OMC), del Fórum Económico Mundial,
de los bancos centrales, de los ministros de la Unión Europea y de la
('omisión Europea tienen siempre lugar a puerta cerrada.
La única razón que puede existir para ello es
que no quieren que usted ni yo sepamos qué se traen entre manos. La ya
clásica excusa, «no es del interés general», significa realmente que «no les
interesa» que el gran público se informe debidamente. Pero, además de esos
encuentros supuestamente públicos, existe toda una red de cumbres privadas
que desconocemos por completo.3
En febrero tiene lugar el Foro Económico Mundial de Davos; el G8 Y el
Bilderberg, en abril/mayo; la conferencia anual del Banco Mundial/FMI, en
septiembre. De todo ello emerge un curioso consenso internacional que, en
apariencia, nadie dirige. Este consenso es la base de los comunicados
económicos del G8, la plasmación práctica de los programas de ajuste de
Argentina y todo lo que el presidente americano propone al Congreso.4
En 2004 se cumple el 50 aniversario del Grupo, que se constituyó del 29 al
31 de mayo de 1954, en un hotel de la localidad holandesa de Oosterbeckl, el
Bilderberg, que acabaría dándole su nombre a la sociedad. El organizador del
evento fue el príncipe
Bernardo de Holanda.
El borrador de las actas de Bi1derberg de 1989
dice:
«Ese Encuentro pionero puso de manifiesto la
creciente preocupación de muchos insignes ciudadanos de ambos lados del
Atlántico, de que Europa Occidental y EE.UU. no estaban trabajando
coordinadamente en asuntos de importancia crítica. Se llegó a la
conclusión de que unos debates regulares y confidenciales ayudarían a un
mayor entendimiento de las complejas fuerzas que dirigían el porvenir de
Occidente en el difícil período de la posguerra.»
Según el fundador, el príncipe Bernardo de
Holanda, cada participante es «mágicamente despojado de sus cargos» al
entrar en la reunión para ser «un simple ciudadano de su país durante toda
la duración del congreso».
Por otra parte, uno de los miembros más importantes del Club Bilderberg ha
sido
Joseph Retinger, un sacerdote jesuita y
masón de grado 33. De él se dice que fue el auténtico fundador y organizador
del Club. Por extraño que parezca, muy pocas agencias de inteligencia han
oído hablar del propio Club Bilderberg hasta hace bien poco.
Lord
Rothschild y Laurance Rockefeller,
miembros clave de dos de las más poderosas familias del mundo, escogieron
personalmente a 100 participantes procedentes de la élite mundial con el
propósito secreto de cambiar Europa.
En palabras de Giovanni Agnelli, el ahora
fallecido presidente de Fiat:
«Nuestro objetivo es la integración de
Europa; donde los políticos han fracasado, nosotros, los industriales,
vamos a tener éxito.»
«No se hace ninguna política, sólo se mantienen conversaciones banales y
de perogrullo -dijo el editor del London Observer, Will Hutton,
que participó en el encuentro en 1997-, pero el consenso al que se llega
es el telón de fondo de la política que se hace en todo el mundo.»
El príncipe Bernardo de Holanda, padre de la
reina Beatriz e íntimo del príncipe Felipe de Gran Bretaña, añade que,
«cuando los representantes de las
instituciones occidentales abandonan la reunión se llevan consigo el
consenso del grupo. Estos debates liman diferencias y consiguen llegar a
posiciones comunes, por eso tienen una gran influencia sobre sus
participantes».
Lo que suele ocurrir, «casi por casualidad», es
que a partir de ese consenso los omnipotentes intereses comerciales y
políticos, a través de los medios de comunicación, consiguen que la política
de los gobiernos sea la misma aun cuando sus intereses particulares sean
ostensiblemente diferentes.
La lista de invitados
Nadie puede comprar una invitación para uno de los encuentros Bilderberg,
aunque muchas multinacionales lo han intentado.5 Es el comité directivo
quien decide a quién invita. Lo que el periódico londinense The Guardian
denomina “un bilderber-ger” no ha cambiado en los últimos cincuenta años: un
socialista fabiano5 partidario entusiasta de un orden mundial
único.
Según una fuente del comité directivo del Grupo,
«los invitados deben venir solos, sin
esposas, amantes, maridos o novios. Los "asistentes personales" (es
decir, guardaespaldas fuertemente armados, normalmente ex miembros de la
CÍA, del MI6 y del Mossad) no pueden asistir a las conferencias y deben
comer en una estancia aparte. Ni siquiera el "asistente personal" de
David Rockefeller puede acompañarlo durante el almuerzo. Queda
explícitamente prohibido que los invitados concedan entrevistas a los
periodistas».
Para mantener su aura de hermetismo, los
participantes alquilan un hotel completo durante toda la duración del
congreso, normalmente de tres a cuatro días. Agentes de la CÍA y del Mossad
se encargan de limpiar hasta la última dependencia.
Se revisan los planos del establecimiento, se
investiga al personal y se manda a casa a cualquiera que levante la más
mínima sospecha.
«Agentes de policía con uniformes negros
inspeccionan con perros cada uno de los vehículos de suministros. No
queda nada por remover y después escoltan a los transportistas hasta la
entrada. Guardias armados patrullan los bosques colindantes y gorilas
con micrófonos vigilan todos los accesos. Cualquiera que se aproxime al
hotel sin poseer un trozo del globo terráqueo es devuelto por donde ha
venido.» 6
El gobierno nacional anfitrión se responsabiliza
de la seguridad de los asistentes y de su entorno.
• El socialismo fabiano es un movimiento de
socialismo utópico de corte elitista que toma su nombre de Fabio, el general
romano que se enfrentó a Aníbal y lo contuvo sin enfrentarse a él, a la
espera de que llegara el momento oportuno. Los socialistas fabianos
proponían la expansión de las ideas socialistas a través de una paciente y
progresiva instilación de la ideología socialista entre los círculos
intelectuales y de poder.
Ello incluye un generoso despliegue de
militares, miembros de los servicios secretos, agentes de la policía local y
nacional y guardias privados. Nada es demasiado para proteger la intimidad y
la seguridad de los todopoderosos miembros de la élite mundial. Los
asistentes no están obligados a seguir las normas y regulaciones que
cualquier otro ciudadano mundial tendría que cumplir tales como, por
ejemplo, pasar por las aduanas o presentar visados.
Cuando se reúnen, nadie de «fuera» tiene
permitido acercarse al hotel. La élite lleva a sus propios cocineros,
camareros, teleoperadoras, secretarias, limpiadoras y personal de seguridad,
que los atienden junto con la plantilla del hotel que ha superado el proceso
de investigación previo.
La conferencia de 2004, por ejemplo, tuvo lugar en el Grand Hotel des
lies Borromées en Stresa, Italia, con,
«174 impresionantes habitaciones decoradas
al estilo belle époque, impero o maggiolini. Espléndidas telas y
magníficas lámparas de Murano por doquier. La mayor parte de las
habitaciones disponen de un balcón privado, los baños están forrados de
mármol italiano y cuentan con una lujosa bañera de hidromasaje. Se trata
de suites espléndidas en las que no faltan cuadros, estatuas y todo lo
que el arte pueda ofrecer».7
Las habitaciones las paga la organización, el
Grupo Bilderberg, al modesto precio de 1.200 € por suite. La comida corre a
cargo de un chef agraciado con tres estrellas de la guía Michelin. Uno de
los criterios a la hora de escoger el hotel es la disponibilidad de los
mejores cocineros del mundo.
Otro es el tamaño de la ciudad (debe tratarse de
núcleos urbanos pequeños que permitan ahuyentarse de las miradas curiosas de
los habitantes de las grandes urbes). Las pequeñas ciudades tienen la
ventaja adicional de que pem1iten la presencia de «asistentes personales»
armados hasta los dientes sin recato. Nadie pregunta.
Todos los servicios, teléfono, lavandería,
cocina, están pagados. Un miembro del personal del Trianon Palace de
Versalles me explicó que en 2003 la factura telefónica de David Rockefeller
ascendió a 14.000 € en tres días. Según una fuente que también participó en
la conferencia, no sería nada exagerado decir que uno de esos «festivales
globalizadores» de cuatro días cuestan unos 10 millones de euros, más de lo
que cuesta proteger al presidente de los Estados Unidos o al Papa en uno de
sus muchos viajes internacionales.
Por supuesto, ni el presidente ni el Papa son
tan importantes como el gobierno en la sombra que dirige el planeta.
El Grupo Bilderberg organiza cuatro sesiones de trabajo diarias, dos por la
mañana y dos por la tarde, excepto los sábados, cuando sólo hay una reunión
vespertina. El sábado por la mañana, entre las 12 y las 15 horas, los
miembros del Grupo juegan al golf o nadan, acompañados por sus «asistentes
personales», hacen excursiones en barco o helicóptero.
La presidencia de la mesa de trabajo sigue un orden alfabético rotatorio. Un
año, Umberto Agnelli, ex presidente de Fiat, se sienta al frente. Al año
siguiente, Klaus Zumwinkel, presidente de Deutsche Post Worldnet AG y
Deutsche Telekom, ocupa su lugar. Estados Unidos es el país con más
participantes debido a su tamaño.
Cada país envía, normalmente, una delegación de tres representantes: un
industrial, un ministro o un senador y un intelectual o editor. Países
pequeños como Grecia y Dinamarca disponen, como máximo, de dos asientos. Las
conferencias reúnen normalmente a un máximo de 130 delegados. Dos tercios de
los presentes son europeos y el resto procede de Estados Unidos y Canadá.
Los participantes mexicanos pertenecen a una
organización hermana menos poderosa, la Comisión Trilateral. Un tercio de
los delegados son políticos y los dos tercios restantes, representantes de
la industria, las finanzas, la educación, los sindicatos y los medios de
comunicación. La mayor parte de los delegados hablan inglés, aunque la
segunda lengua de trabajo es el francés.
La regla de Chatham House
El
Royal Institute of Intemational Affairs fue fundado en 1919, tras
los Acuerdos de Paz de Versalles, y tiene su sede en la Chatham House de
Londres. En la actualidad se usa el nombre «Chatham House» para referirse a
todo el instituto.
El Royal Institute of International Affairs es
el brazo ejecutivo de la política de la Monarquía británica.
«La Regla de Chatham House consiste en que
los participantes de una reunión pueden divulgar la información que se
ha generado en ella, pero deben guardar silencio acerca de la identidad
o afiliación de quienes la han facilitado; tampoco se puede mencionar
que tales datos proceden de uno de los encuentros del Instituto.»
Traducción: los globalizadores no
sólo quieren evitar que sepamos qué es lo que están planeando, sino que
también pretenden pasar desapercibidos.
«La Regla de Chatham House permite que la gente hable a título
individual sin representar a las instituciones en las que trabaja; esto
facilita el libre debate. La gente suele sentirse más relajada si no se
la menciona y deja de preocuparse de su reputación o de las
implicaciones de sus palabras.»
En 2002 se clarificó y reforzó la aplicación de
la norma:
«Los encuentros de la Chatham House pueden
llevarse a cabo de forma abierta o bajo la Regla de Chatham House. En
este último caso se acordará explícitamente con los participantes que lo
expuesto en tal reunión es estrictamente privado y se garantiza el
anonimato de quienes hablen entre estos muros; todo esto sirve para
asegurar unas mejores relaciones internacionales. Chatham House se
reserva el derecho de llevar a cabo acciones disciplinarias sobre
cualquier miembro que rompa esa regla.»
Traducción: Si te vas de la lengua,
te arriesgas a un destino más bien dramático.
Los participantes
Los participantes afirman que asisten
a las reuniones en calidad de ciudadanos privados y no como representantes
oficiales, aunque esta afirmación es bastante cuestionable: en Estados
Unidos (por medio de la Ley Logan) y en Canadá es ilegal que un funcionario
elegido por el pueblo se reúna en privado con empresarios para debatir y
diseñar la política pública.
La Ley Logan fue creada para evitar que ciudadanos sin representatividad
pública interfirieran en las relaciones entre Estados Unidos y los
diferentes gobiernos extranjeros. No deja de ser curioso que, en sus
doscientos años de historia, no se haya acusado a nadie de vulnerar la Ley.
Sin embargo, sí ha habido un buen número de referencias a su vulneración en
diferentes juicios' y se suele usar como arma política.
Con esto no quiero decir que una persona comente
pueda vender ilegalmente armas o drogas a un estado extranjero, porque no es
así. Pero los que sí pueden hacerlo son los miembros del super-secreto Club
Bilderberg, en cuyo caso además se les anima a que interfieran en los
asuntos privados de estados independientes.
Algunas de las personas que han participado en estos encuentros son: Allen
Dulles (CIA), William J. Fulbright (senador de Arkansas y receptor de una de
las primeras becas Rhodes), Dean Acheson (secretario de Estado de Truman),
Henry A. Kissinger (presidente de Kissinger Associates), David Rockefeller
(Chase Bank, JP Morgan International Council), Nel-son Rockefeller, Laurance
Rockefeller, Gerald Ford (ex presidente de los Estados Unidos), Henry J.
Heinz II (presidente de H. J. Heinz Co.), el príncipe Felipe de Gran
Bretaña, Robert S. McNamara (secretario de Defensa de Kennedy y ex
presidente del Banco Mundial), Margaret Thatcher (ex primera ministra de
Gran Bretaña), Valéry Giscard d'Estaing (ex presidente de Francia), Harold
Wilson (ex primer ministro de Gran Bretaña), Edward Heath (ex primer
ministro de Gran Bretaña), Donald H. Rumsfeld (secretario de Defensa de los
presidentes Ford y George W. Bush), Helmut Schmidt (ex canciller de Alemania
Occidental), Henry Ford III (presidente de Ford Motor Co.), James
Rockefeller (presidente del First National City Bank) y Giovanni Agnelli
(presidente de Fiat en Italia). 8
Bilderberg, desde el principio, ha sido administrado por un núcleo reducido
de personas, nombradas desde 1954 por un comité de sabios constituido por la
silla permanente, la silla americana, las Secretarías y tesoreros de Europa
y Estados Unidos.
Las invitaciones únicamente se mandan a
personas,
«importantes y respetadas quienes, a través
de su conocimiento especial, sus contactos personales y su influencia en
círculos nacionales e internacionales, pueden ampliar los objetivos y
recursos del Club Bilderberg».
Los encuentros son siempre abiertos y sinceros y
no siempre se llega, a un consenso. Durante los últimos tres años,
franceses, británicos y americanos han estado a la greña casi
constantemente; el tema de disputa, Irak.
Hace dos años el ministro de Asuntos Exteriores
francés, Dominique de Villepin, le dijo abiertamente a Henry
Kissinger que,
«si los americanos hubiesen dicho la verdad
acerca de Irak, es decir, que la auténtica razón para la invasión era el
control y gratuidad del petróleo y el gas natural, quizás, ellos, los
franceses, no hubiesen vetado sus "estúpidas" resoluciones en la ONU. "Su
presidente es un completo idiota", añadió [cita exacta
transcrita por tres asistentes a la conferencia y confirmada
independientemente].
«Eso no significa que el resto del mundo sea estúpido», replicó a un
malhumorado Kissinger al salir de la sala.
El nacionalismo británico es otra causa de
preocupación.
En Tumbuny, Scotland, Tony Blair, primer
ministro británico, fue tratado como un niño travieso ante al resto de
participantes cuando se le echó en cara, en un tono bastante hostil, no
haber hecho lo suficiente para incluir a Gran Bretaña en la moneda única.
Según fuentes de Jim Tucker, un
legendario periodista reconocido entre los profesionales más honestos por
haber perseguido a los miembros del Club durante más de treinta años con un
gran coste personal (perdió a varios amigos personales en misteriosos
accidentes y a un miembro de su familia que supuestamente se suicidó),
«Blair aseguró en Bilderberg que Gran
Bretaña aceptaría el euro, pero que antes tenía que resolver ciertos
"problemas políticos" debido a "un resurgimiento del nacionalismo en
casa"».
El 29 de mayo de 1989 la revista Spotlight
publicaba en uno de sus reportajes la siguiente frase que le dijo un
funcionario alemán a Blair:
«No eres más que una Maggie Thatcher con
pantalones.»
Se trataba de una dura referencia al hecho de
que lady Thatcher fuera defenestrada por su propio Partido Conservador
siguiendo las órdenes del Club Bilderberg. Después, el mismo foro colocaría
en el puesto a John Majar, un personaje más manipulable.
Como explica John Williams,9 algunos miembros de la élite
occidental acuden a las reuniones Bilderberg,
«para reforzar un consenso virtual, una
ilusión de globalización, definida bajo sus propios términos: lo que es
bueno para los bancos y los grandes empresarios, es bueno para todo el
mundo, es inevitable y revierte en el beneficio de la humanidad».
El Club Bilderberg, visto de cerca
Otto Wolff van Amerongen, presidente y director de Otto Wolff GmbH
en Alemania y uno de los miembros fundadores del Club, explicó que los
encuentros se .estructuraban de la siguiente manera: se empezaba con unas
introducciones cortas sobre un tema determinado, a lo que seguía el debate
general.
Wolffvon Amerongen, al que se le reconoce el
mérito de entablar relaciones comerciales entre Alemania y el antiguo bloque
soviético, hizo las veces de embajador en la sombra de Bonn en Rusia. Sin
embargo, no se pueden ocultar sus vínculos con el gobierno nazi, ya que se
sabe que intervino en el robo de acciones a los judíos durante la Segunda
Guerra Mundial.
Werner Ruegemer codirigió en 2001 un documental
sobre la familia Amerongen en el que se decía que Wolf había sido
espía nazi en Portugal; su trabajo consistía en vender el oro saqueado de
los bancos centrales europeos y las acciones de los judíos. Wolff también
comerciaba con tungsteno, un metal clave para la fabricación de rifles y
artillería. En aquella época, Portugal era la única nación que exportaba
tungsteno a Alemania.
Dos delegados que prefieren mantener el anonimato, aunque se cree que son
británicos, explicaron que se trabaja en grupos consistentes en un moderador
y dos o tres personas más. Tienen cinco minutos cada uno para hablar del
tema del día y hay «preguntas de debate, que duran cinco, tres o dos
minutos».
No hay documentos introductorios ni grabaciones,
aunque se anima a los delegados a que preparen sus intervenciones con
antelación.
La lista inicial de participantes propuestos
comienza a circular en enero, y la selección final se hace en marzo. Para
evitar filtraciones, el comité directivo del Grupo establece la fecha del
encuentro con cuatro meses de antelación, pero el nombre del hotel sólo se
anuncia una semana antes. En la apertura del encuentro, el presidente
recuerda las reglas del Club y abre el primer tema de debate del día.
Bilderberg marca todos los documentos que
distribuye a sus miembros con la frase «Personal y estrictamente
confidencial. Prohibida su publicación».
Reclutados por el Club
Es importante distinguir entre los
miembros activos que acuden todos los años y otras personas que son
invitadas ocasionalmente. Son unas ochenta las personas que acuden
regularmente y un número muy variable los que visitan el Club,
principalmente para informar sobre materias relacionadas con su conocimiento
y experiencia.
Estás tienen escasa idea de que hay un grupo
formal constituido y nada saben acerca de la agenda secreta. También hay
algunos invitados selectos que el comité considera útiles en sus planes de
globalización y a los que se ayuda a conseguir importantísimos cargos. Entre
ellos, Esperanza Aguirre. En algunos casos, estos invitados ocasionales no
cuajan en la organización y son definitivamente apartados.
Un ejemplo, Jordi Pujol, en 1989, en La Toja,
Galicia.
El ejemplo más claro de «reclutamiento útil» fue el de aquel oscuro
gobernador de Arkansas, Bill Clinton, que acudió a su primer
encuentro Bilderberg en Badén Badén, Alemania, en 1991. Allí,
David Rockefeller le explicó a un joven
Clinton en qué consistía el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)
y le dio indicaciones para apoyarlo. Al año siguiente, el gobernador se
convirtió en presidente.
La asociación con el Club Bilderberg siempre ha arrojado magníficos
beneficios:
-
Bill Clinton. Asistió a la reunión del
Bilderberg de 1991. Gana la nominación del Partido Demócrata y es
elegido presidente en 1992.
-
Tony Blair. Asistió a la reunión del
Bilderberg de 1993. Asciende a la presidencia del partido en julio
de 1994 y a la presidencia nacional en mayo de 1997.
-
George Robertson. Asistió a la reunión
del Bilderberg de 1998. Consigue la secretaría general de la OTAN en
agosto de 1999.
Francois Mitterrand
El 10 de diciembre de 1980, Francois Mitterrand, un hombre que
reiteradamente había fracasado en su intento de conseguir el poder en
Francia, fue resucitado por orden del Comité de Los 300, el
hermano mayor del Club Bilderberg.
Según la fuente de inteligencia de Johm
Coleman, autor de
Conspirators' Hierarchy - The Story of The Commitee of
300,
El propio político francés en su discurso de
vuelta a la política dijo:
«El desarrollo del capitalismo industrial se
opone a la libertad. Debemos poner fin a ello. Los sistemas económicos
del siglo XX y XXI usarán máquinas para aplastar al hombre, primero en
el dominio de la energía nuclear, que ya está produciendo resultados
admirables.»
Las observaciones de Coleman le hacen a uno
estremecerse.
«El retorno de Mitterrand al Palacio del
Elíseo fue un gran triunfo para el socialismo. Demostró que el Comité de
los 300 era suficientemente poderoso como para predecir acontecimientos
o, mejor dicho, para hacer que sucediesen por la fuerza o por cualquier
otro medio. En el caso de Mitterrand, demostró su capacidad de vencer
cualquier oposición pues, pocos días antes, había sido totalmente
rechazado por un grupo de poder político de París», es decir, por el
Frente Nacional de Le Pen y un gran segmento de su propio Partido
Socialista.
Caída del Gobierno turco - Bilderberg 1996
Cuatro días después de la vuelta a
casa de dos participantes turcos tras el encuentro del Club de 1996, en
Toronto, cayó el gobierno Turco al completo. Se trataba de Gazi Ercel,
gobernador del Banco Central de Turquía, y Emre Gonensay, ministro de
Asuntos Exteriores.
En un movimiento sorpresa, el primer ministro turco, Mesut Yilmaz,
dimitió de su cargo, disolviendo la coalición entre el Partido del Sendero
Verdadero, dirigido por la ex primera ministra Conservadora Tansu Ciller, y
el suyo propio, el Partido de la Patria.
Esto permitió a Necmettin Erbakan, líder del Partido del Bienestar
Social, formar un nuevo gobierno. Su partido es claramente proislámico.
Bilderberg 2004, Stresa, Italia
Según una fuente bien infonl1ada que
participó en el encuentro de 2004 los miembros portugueses del Club usaron
con habilidad lo que se ha llamado la «táctica portuguesa», es decir, su
promoción a alto nivel.
La asociación con el Grupo Bilderberg reportó los siguientes beneficios al
grupo portugués:
-
Pedro M. Lopes Santana, el poco conocido
alcalde de Lisboa, fue nombrado primer ministro de la República.
-
Jose M. Durao Barroso, ex primer
ministro, pasó a ser nuevo presidente de la Comisión Europea.
-
Jose Sócrates, miembro del parlamento,
fue elegido líder del Partido Socialista después de la dimisión de
Eduardo Ferro Rodrigues, a causa de una crisis político-social y
oscuras acusaciones de pedofilia. Fuentes cercanas a la
investigación confirman que la crisis fue provocada por miembros del
Club Bilderberg.
Otro ejemplo de la influencia que el Club ejerce
sobre la política americana se evidenció durante la campaña electoral en
EE.UU., cuando el candidato demócrata a la presidencia, John Kerry,
eligió a John Edwards como vicepresidente. Este último había sido
invitado por primera vez a la reunión del Bilderberg un mes antes.
Varias fuentes, cuyos nombres no puedo revelar
porque pondría sus vidas en peligro, han confirmado de forma independiente
que después de oír el discurso de Edwards durante el segundo día de la
conferencia, Henry Kissinger telefoneó a John Kerry con el siguiente
comentario:
«John, ya te hemos encontrado
vicepresidente.»
Una extraordinaria serie de coincidencias.
Líderes de la OTAN controlados por el Club
Bilderberg
Para entender quién controla el mando de la OTAN, el operativo
militar más grande del mundo, y ahora el Ejército Mundial, sólo
tenemos que mirar los estrechos vínculos que existen entre sus secretarios
generales y el Club Bilderberg:
-
Joseph Luns (1971-1984)
-
Lord Carrington (1984-1988)
-
Manfred Worner (1988-1994)
-
Willy Claes (1994-1995)
-
Javier Solana (1995-1999)
-
lord Robertson (19992004)
-
Jaap G. de Hoop Scheffer (2004)
La OTAN fue creada por el
Instituto Tavistock cuando el Gobierno Mundial en la sombra
decidió crear una super-institución que controlase la política europea. A su
vez, fue el
Royal Institute for International Affairs (RILA),
que sólo responde ante la reina de Inglaterra, el que fundó el Tavistock. El
RILA, controla la política exterior británica y es el brazo ejecutor de la
política exterior de la monarquía británica.
Como consecuencia, se hace mucho más fácil aplicar la política de Bilderberg
en el Golfo, Iraq, Serbia, Bosnia, Kosovo, Siria, Corea del Norte,
Afganistán, por mencionar sólo los casos más conocidos.
Tanto Donald Rumsfeld como el general Peter Sutherland, de
Irlanda, son miembros del Club Bilderberg. Sutherland es ex comisario
europeo y presidente de Goldman, Sachs y British Petroleum. Rumsfeld y
Sutherland ganaron un buen montón de dinero en 2000 trabajando juntos en el
consejo de la compañía energética suiza ABB. Su alianza secreta se hizo
pública cuando se descubrió que ABB había vendido dos reactores nucleares a
un miembro activo del «eje del mal», concretamente a Corea del Norte.
Huelga decir que British Petroleum no
hace publicidad del asunto cuando anuncia una de sus iniciativas públicas en
las que «la seguridad es lo primero».
Todo primer ministro británico se ha sentido obligado a asistir a los
encuentros Bilderberg durante los últimos treinta años. Como anécdota para
contar a los amigos, se puede decir que el Club fue una creación del MI6
bajo la dirección del RILA. En concreto, fue idea de Alastair Buchan
(hijo de lord Tweedsmuir y miembro del RILA y la Mesa Redonda) y de Duncan
Sandys (un importante político, yerno de Winston Churchill, quien a su vez
era amigo de Retinger, un jesuita y masón de grado 33).
El MI6 necesitaba a un miembro de la realeza que
diese apoyo público al Club y pensó en Bernardo de Holanda, conocido por sus
numerosos vínculos con la realeza europea y los más importantes
industriales. La conferencia Bilderberg de 1957 fue el inicio de la carrera
del líder del Partido Laborista Dennis Healey.
Poco después del encuentro, Healey fue
«extrañamente» nombrado ministro de Hacienda.
Tony Blair acudió a la reunión del 23 al 25 de
abril de 1993, en Vouliagmeni, en Grecia, cuando era ministro del Interior
en la sombra.
Meretrices del periodismo
«Nuestro trabajo es dar a la gente no lo
que ellos quieren, sino lo que nosotros decidimos que deben tener.»
Dicho por Richard Salant
ex presidente de la CBS News
Uno de los secretos mejor guardados es hasta qué
punto un puñado de conglomerados pertenecientes al Club Bilderberg, como el,
...controlan
el flujo de información en el mundo y determinan lo que vemos en
televisión, oímos en la radio y leemos en los periódicos, revistas, libros e
Internet.
«Ser testigo de la conferencia anual del
Grupo Bilderberg es entender cómo los señores del Nuevo Mundo se reúnen
en secreto y conspiran con la convivencia de los medios de
comunicación», se lamentaba mi amigo Jim Tucker, enemigo número uno del
Club.
Tucker sabe de lo que habla. Ha ido detrás de
las reuniones del Bilderberg desde hace más de treinta años.
El Club Bilderberg también representa a la élite de los medios de
comunicación a ambos lados del Atlántico. Los empresarios de esos medios
asisten a las reuniones prometiendo de antemano que nunca y bajo ninguna
condición hablarán del Club. Los editores se hacen responsables de cualquier
noticia relacionada con él en sus medios de comunicación.
Y, de esta manera, los miembros del Club
Bilderberg se garantizan silencio total y absoluto y una identidad invisible
tanto en Estados Unidos como en Europa. Si hacemos una búsqueda en los
principales medios de comunicación del mundo, no encontraremos ninguna
noticia sobre un grupo que reúne a los más importantes políticos,
empresarios y financieros del planeta, por no mencionar informaciones sobre
el inicio de las hostilidades contra Irak, ni siquiera por la prensa que
asistió al encuentro Bilderberg de 2002.
Una de las mayores desavenencias entre distintos
grupos dentro del Bilderberg se produjo en la reunión de 2002. Los
bilderbergers europeos exigieron la presencia inmediata del secretario de
Defensa americano, Donald Rumsfeld, para explicar los planes de la
guerra.
Rumsfeld, cambiando bruscamente su agenda
política, vino a la reunión para prometer, bajo amenazas y presiones, a los
asistentes que de ninguna forma iban a empezar la guerra hasta febrero o
marzo de 2003. Ahora, si yo, por mucho que disponga de contactos
privilegiados, supe cuándo iba a empezar la guerra, ¿cómo es posible que los
peces gordos del mundo de los medios de comunicación que acudieron a la
reunión no supieran algo tan básico? 10
El
American Free Press,11 el
periódico de Jim Tucker, informó en junio de 2002 de que, según
fuentes de la reunión del Club Bilderberg, la guerra de Irak había sido
demorada hasta marzo de 2003, cuando todos los periódicos del mundo
anunciaban el ataque para el verano de 2002. Traducción: El encuentro del
Bilderberg 2002 tuvo lugar entre el 30 de mayo y el 2 de junio. Rumsfeld, el
secretario de Defensa de Bush, acudió el 31 de mayo.
Los miembros del Club le arrancaron la promesa
de que la administración Bush no empezaría la guerra hasta el año siguiente.
¿No es ésta noticia suficiente para que salga en primera página de todos los
periódicos del mundo? Sin embargo, los principales medios, como el New
York Times y el Washington Post, cuyos directores son miembros
del Club, tenían órdenes de no informar sobre lo que hubiese sido la
historia del verano.
El corresponsal del American Free Press
para las Naciones Unidas, Christopher Bollen, le preguntó en una
ocasión a un grupo de periodistas que esperaban el inicio de una conferencia
de prensa la razón por la que las noticias sobre el Club son censuradas
sistemáticamente por los editores más «respetables».
Todo lo que obtuvo por respuesta fueron unas
risas irónicas.
«Hace muchos años nos llegó una orden de
arriba diciendo que no había que informar sobre el Club Bilderberg»,
declaró en una ocasión Anthony Holder, ex periodista del Econo-mist de
Londres, especializado en temas relacionados con la ONU.»
Y recordemos que esta publicación es una
referencia mundial en el campo de los medios que tratan sobre economía, Otro
experimentado periodista, William Glasgow, que trabaja para el Business Week
afirma:
«Lo único que sabemos es que el Club existe,
pero la verdad es que no informamos de sus actividades.»
Como dijo otro periodista:
«Es inevitable sospechar de una organización
que planea el futuro de la humanidad en absoluto secreto.»12
«La implicación de los Rockefeller en los
medios de comunicación es múltiple. Así se aseguran de que los medios de
desinformación de masas nunca hablen de sus planes para dominar un
futuro gobierno mundial. Los medios siempre deciden cuáles son los temas
que van a estar de actualidad en un determinado país. Por ejemplo, a
veces ponen en primer plano el tema de la pobreza y, otras veces, lo
hacen desaparecer. Lo mismo sobre la polución, los problemas
demográficos, la paz o lo que sea.13
Los medios pueden tomar a un hombre como
Ralph Nader y convertirlo en un héroe al instante. O pueden tomar a un
enemigo de los Rockefeller y crear la imagen de que es un cretino, un
bufón o un paranoide peligroso»
(Gary Allen,
El Expediente Rockefeller)
Ralph Nader, perenne candidato
presidencial «independiente», «muy admirado por su postura contraria a la
clase dirigente», es financiado por la red Rockefeller con la intención de
destruir el sistema de libre mercado.
Los principales valedores de Nader son la
Ford Foundation y la Field Foundation, ambos conectados a través
del Council on Foreign Relations (en adelante,
CFR).
Según un artículo del Business Week,
reimpreso en el Boletín del Congreso del 10 de marzo de 1971, «John D.
Rockefeller IV es consejero de Naden».
«Con todo su dinero, los Rockefeller han
conseguido el control de los medios de comunicación. La opinión pública
ya no es un problema para ellos. Con el control de la opinión pública, a
su vez, han conseguido las riendas de la política. Controlando la
política, tienen a sus pies a la nación entera.» 14
«Durante casi cuarenta años - según David Rockefeller - el Washington
Post, el New York Times, el Time Magazine y otros prestigiosos medios
corporativos han acudido a nuestros encuentros y respetado su promesa de
discreción.»
«Habría sido imposible para nosotros
desarrollar un plan para el mundo si hubiéramos estado sometidos a la
luz de la opinión publica durante todos estos años», añadió.
«Pero, gracias a ello, ahora el mundo es más
sofisticado y está más preparado para un Gobierno Mundial. La soberanía
supranacional de una élite intelectual junto con los principales
banqueros es preferible a las ansias de autodetern1inación nacional de
los siglos pasados.»
Algunos de los periodistas invitados a las
reuniones del Club son:
-
Juan Luis Cebrián del Grupo PRISA
(participante habitual)
-
Arthur Sulzberger, editor del New York
Times y miembro del CFR
-
Peter Jennings, presentador y editor del
programa de la ABC, «World News Tonight»
-
Thomas L. Friedman, columnista del New
York Times, ganador del Premio Pulitzer y miembro del CFR y de la
Comisión Trilateral.15
El Club Bilderberg usa a los principales grupos
de comunicación para crear una opinión que respalde sus objetivos. Así,
difunde noticias que influyen tanto en el mundo político como en el
ciudadano de a pie. La industria de los medios de comunicación, totalmente
controlada, difunde la propaganda.
Las corporaciones públicas intentan mantener en secreto la lista de
participantes en las reuniones del Club y la prensa privada casi no informa
del evento.
Microsoft, AT&T, Bechtel, Cisco, Compaq y Price
Waterhouse Coopers no tienen nada que temer de la prensa. No importa que
Microsoft y la NBC co-dirijan la cadena de cable MSNBC.
De hecho, entre los invitados más frecuentes a
las reuniones Bilderberg se encuentra Anthony Ridder de KnigbtRidder, Inc.,
la segunda cadena de periódicos más importante de Estados Unidos, que
controla publicaciones como el Detroit Free Press, el Miami Herald
y el Philadelphia Inquirer.
En su edición de agosto/septiembre de 1993, la prestigiosa revista holandesa
Exposure publicó un artículo sobre el férreo control existente, sobre
cierto tipo de información, que establecen las tres y más prestigiosas
cadenas de televisión de Estados Unidos, la NBC, la CBS y la ABC. Las tres
surgieron a partir de la RCA.
Lo que quiere decir que la política social
decidida por el Tavistock parte de la idea de que las masas pueden ser
manipuladas.
Estas organizaciones e instituciones que, teóricamente, compiten las unas
con las otras, y que tienen una «independencia». que asegura que los
estadounidenses reciban informaciones no sesgadas, están en realidad ligadas
a través de incontables empresas y entidades financieras. Se trata de una
maraña casi imposible de desenredar.
¿Qué sucedería si el pueblo estadounidense
supiese que las tres televisiones más importantes del país transmiten un
lavado de cerebro diseñado por el Instituto Tavistock de Relaciones Humanas,
y transmitido por el MI6, el instituto de inteligencia más sofisticado del
mundo?
El artículo de la revista Exposure se
apoya en el trabajo de Eustace Mullins, tenaz investigador de lo que
se ha venido a llamar Nuevo Orden Mundial (New
World Order).
La NBC es propiedad de General Electric (GE), «una de las corporaciones más
grandes del mundo», con una larga historia de actividad antisindical. GE es,
a su vez, uno de los más importantes donantes de fondos al Partido
Republicano y tiene inmensos intereses financieros en la industria
armamentista y nuclear.
El ex director general de la empresa, Jack
Welch, fue uno de los principales impulsores del traslado de las plantas
americanas a países de bajo costo como China y México.16 La NBC
es una empresa subsidiaria de la RCA, un conglomerado de empresas de
comunicación. En el comité director de la RCA se halla Thornloll Bradshaw,
presidente de Atlantic Richfield y miembro de la OTAN, del World Wildlife
Fund, del Club de Roma, del Instituto Aspen de Estudios Humanísticos y del
CFR. Bradshaw es también presidente de la NBC.
La función más importante de la RCA es el
servicio que le proporciona a la inteligencia británica.
Es importante saber que la dirección de la RCA
está compuesta por importante personalidades del poder angloamericano que
pertenecen a otras organizaciones como la OTAN, el Club de Roma, el CFR, la
Comisión Trilateral, la masonería, la Mesa Redonda, el Club Bilderberg,
etcétera.. Cabe destacar que David Sarnoff se fue a Londres al mismo
tiempo que sir William Stephenson se trasladaba al edificio de la RCA
de Nueva Cork.
Entre los directores de la NBC nombrados en el
artículo Exposure de Mullins estaban:
-
John Brademas (CFR, Club Bilderberg), un
director de la Fundación Rockefeller
-
Peter G. Peterson (CFR), ex ejecutivo de
Kuhn, Loeb & Co (Rothschild) y ex secretario de comercio de EE. UU.
-
Robert Cizik, director de la RCA y del
First City Bancorp, identificado en una comparecencia ante el
Congreso de EE.UU. como banco perteneciente a Rothschild
-
Thomas O. Paine, presidente de Northrup
Co. (el gran contratista del Ministerio de Defensa estadounidense) y
director del Instituto de Estudios Estratégicos de Londres
-
Donald Smiley, director de dos compañías
Morgan, Metropolitan Life y US Steel
-
Thorton Bradshaw, director de la RCA,
director de la Rockefeller Brothers Fund, Atlantic Richfield Oil y
el Instituto Aspen de Estudios Humanísticos (estos últimos dirigidos
por un miembro del Club, Robeli O. Anderson).
Claramente, el comité ejecutivo de la NBC tiene
una considerable influencia de los Rockefeller-Rothschild-Morgan,
principal eje y promotor del plan de Nuevo Orden Mundial.
La ABC es propiedad de la Disney Corp.,
«que fabrica productos en países del Tercer
Mundo pagando salarios de miseria en condiciones de trabajo atroces».17
Posee 152 canales de televisión. El Chase
Manhattan Bank controla el 6,7 % de la ABC, suficiente para ejercer su
control. Aunque se trata de un porcentaje menor, es más que suficiente para
censurar y presionar sobre los contenidos de la cadena. El Chase, a través
de su departamento de crédito, controla el 14 % de la CBS y el 4,5 % de la
RCA.
En vez de tres cadenas de televisión llamadas
BC, CBS y ABC, lo que en realidad tenemos es la Rockefeller Broadcasting
Company, el Rockefeller Broadcasting System y el Rockefeller Broadcasting
Consortium.
La CBS es propiedad de Viacom y tiene unos 200 canales de televisión y 255
emisoras de radio afiliadas.
Este,
«enorme conglomerado de empresas de
comunicación posee entre otros, a la MTV, Show Time, Nickelodeon, VHl,
TNN, CMT, Paramount Pictures y Blockbuster Inc., 39 canales de
televisión y 184 emisoras de radio».18
William Paley fue formado en técnicas de lavado
de cerebro de masas por el Instituto Tavistock en Inglaterra antes de
concedérsele el mando de la CBS.
La expansión financiera de la tercera cadena de televisión, la CBS, fue
supervisada durante mucho tiempo por Brown Brothers Harriman y su socio
senior, Prescott Bush, director de la CBS.
El comité ejecutivo de la CBS incluía al,
-
presidente William S. Paley (Comité de
los 300)
-
Harold Brown (CFR), director ejecutivo
de la Comisión Trilateral y ex secretario de Defensa de EE.UU. y del
Ejército del Aire
-
Michel C. Bergerac, presidente de Revlon
y director del Manufacturers Hanover Bank (Rothschild)
-
Newton D. Minow (CFR), director de la
Corporación Rand y, entre otras, la Fundación Ditchley,
estrechamente vinculada al Instituto Tavistock (especialistas en
lavado de cerebro) y al Club Bilderberg
El último ex presidente de la CBS fue el doctor
Frank Stanton (CFR), que también es miembro del consejo de administración de
la Fundación Rockefeller y de la Institución Carnegie.19 Conviene saber que
las familias Rothschild y Rockefeller son las familias líderes en el férreo
control sobre las comunicaciones y responden directamente ante Bilderberg.
Según James Tucker,
«los bilderberger están convencidos de que
la opinión pública siempre sigue los pasos de los individuos
influyentes. Los miembros del Grupo prefieren trabajar a través de un
número reducido de personas de confianza y no a través de grandes
campañas de publicidad».
La Fox News Channel (una de las cinco
grandes) es propiedad de Rupet Murdoch, «propietario de una parte
significativa» de los principales medios de comunicación del mundo. Su red
tiene «vínculos estrechos» con el Partido Republicano y entre sus
«equilibrados y justos» analistas se encuentra Newt Gingrich, ex
portavoz del Partido Republicano estadounidense.
Es evidente que las cinco redes de medios de comunicación están
estrechamente relacionadas con Bilderbergs, el CFR y la Comisión Trilateral.
¿Cómo se puede afirmar entonces que las cinco
grandes televisiones de Norteamérica, de donde la mayoría de los ciudadanos
obtienen la información, son independientes?
Objetivos del Club Bilderberg
«El Club Bilderberg anda en busca de una era
del posnacionalismo: ese momento en que ya no haya países, sólo regiones
y valores universales, es decir, sólo una economía universal, un
Gobierno Universal (designado, no elegido) y una religión universal.
Para asegurarse esos objetivos, los miembros del Club Bilderberg abogan
por un enfoque más técnico y menos conocimiento por parte del público.
Esto reduce las probabilidades de que la población se entere del plan
global de los amos mundiales y organice una resistencia organizada.»
20
Su objetivo final es el control de absolutamente
todo en el mundo, en todos los sentidos de la palabra. Actúan como si fueran
Dios en la Tierra.
Entre sus planes figura establecer:
-
Un solo gobierno planetario con un único
mercado globalizado, con un solo ejército y una única moneda
regulada por un
Banco Mundial.
-
Una Iglesia universal que canalizará a
la gente hacia los deseos del Nuevo Orden Mundial. El resto de
religiones serán destruidas.
-
Unos servicios internacionales que
completarán la destrucción de cualquier identidad nacional a través
de su subversión desde el interior. Sólo se pem1itirá que florezcan
los valores universales.
-
El control de toda la humanidad a través
de medios de manipulación mental. Este plan está descrito en el
libro
Technotronic Era (Era
tecnotrónica) de
Zbigniew Brzezinski, miembro
del Club. En el Nuevo Orden Mundial no habrá clase media, sólo
sirvientes y gobernantes.
-
Una sociedad posindustrial de
crecimiento cero», que acabará con la industrialización y la
producción de energía eléctrica nuclear (excepto para las industrias
de los ordenadores y servicios). Las industrias canadienses y
estadounidenses que queden serán
o exportadas a países pobres como Bolivia, Perú, Ecuador, Nicaragua,
etc., en los que existe mano de obra barata. Se hará realidad,
entonces, uno de los principales objetivos del TLCAN (Tratado
de Libre Comercio de América del Norte).
-
El crecimiento cero es necesario para
destruir los vestigios de prosperidad y dividir a la sociedad en
propietarios y esclavos. Cuando hay prosperidad, hay progreso, lo
cual hace mucho más difícil la represión.
-
Cabe incluir en ello la despoblación de
las grandes ciudades, según el experimento llevado a cabo en Camboya
por Pol Pot. Los planes genocidas de Pot fueron diseñados en Estados
Unidos por una de las instituciones hermanas de Bilderberg, el
Club de Roma.
-
La muerte de cuatro mil millones de
personas, a las que Henry Kissinger y David Rockefeller
llaman bromeando «estómagos inservibles» por medio de las guerras,
el hambre y las enfermedades.
Esto sucederá hacia el año 2050.
El doctor Coleman es un funcionario de
inteligencia retirado que descubrió un informe encargado por el
Comité de los 300 a Cyrus Vance «sobre cómo llevar a cabo el
genocidio». Según la investigación de Coleman, el informe fue
titulado «Global
2000 Report», «aprobado por el presidente Cárter, en
nombre gobierno de Estados Unidos y refrendado por Edwin Muskie,
secretario de Estado».
Según este informe, «la población de
Estados Unidos se verá reducida a 100 millones hacia el año 2050».
-
Crisis artificiales para mantener a la
gente en un perpetuo estado de desequilibrio físico, mental y
emocional. Confundirán y desmoralizarán a la población para evitar
que decidan su propio destino, hasta el extremo de que la gente
«tendrá demasiadas posibilidades de elección, lo que dará lugar a
una gran apatía a escala masiva». 21
-
Un férreo control sobre la educación con
el propósito de destruirla. Una de las razones de la existencia de
la UE (y la futura Unión Americana y Asiática) es el control de
la educación para «aborregar» a la gente. Aunque nos resulte
increíble, estos esfuerzos ya están dando «buenos frutos». La
juventud de hoy ignora por completo la historia, las libertades
individuales y el significado del mismo concepto de libertad.
Para los globalizadores es mucho más fácil luchar contra unos
oponentes sin principios.
-
El control de la política externa e
interna de Estados Unidos (cosa ya conseguida a través del
Gobierno de Bush), Canadá
(controlada por Inglaterra) y Europa (a través de la Unión Europea).
-
Una ONU más poderosa que se convierta
finalmente en un Gobierno Mundial. Una de las medidas que
conducirán a ello es la creación del impuesto directo sobre el
«ciudadano mundial».
-
La expansión del TLCAN (Tratado
de Libre Comercio de América del Norte) por todo el hemisferio
occidental como preludio de la creación de una Unión Americana
similar a la Unión Europea.
-
Una Corte Internacional de Justicia con
un solo sistema legal.
-
Un estado del bienestar socialista donde
se recompensará a los esclavos obedientes y se exterminará a los
inconformistas.
Bilderberg y la guerra de las Malvinas
El Club Bilderberg tiene ya el poder y la influencia necesarios para imponer
su política en cualquier nación del planeta.
Es decir, controla al presidente de los Estados
Unidos, al primer ministro de Canadá, a los principales medios de
comunicación del mundo libre, a los políticos, financieros y periodistas más
importantes, a los bancos centrales de los principales países, a la
Reserva Federal de los Estados Unidos y su suministro de dinero,
al FMI, al
Banco Mundial y a las
Naciones Unidas y destruyen a cualquiera, grande o pequeño, que
se oponga a sus planes de construir un Nuevo Orden Mundial, como demostraré
con numerosos ejemplos que ponen la piel de gallina.
Jan Ronson escribió un libro titulado
Adventures with Extremists (Picador, 2001),
en el que describe cómo durante la guerra de las Malvinas el gobierno
británico pidió que se aplicaran sanciones internacionales contra Argentina,
pero se encontró,
«con una dura oposición. En un encuentro
Bilderberg en Sandefiord, Noruega, David Owen, miembro del Parlamento
británico, pronunció un encendido discurso a favor de las mismas. Ese
discurso torció muchas voluntades. Estoy seguro de que muchos ministros
de Asuntos Exteriores volvieron a sus países para transmitir el mensaje
de Owen. Por supuesto, las sanciones llegaron».
La hermosa historia de la cooperación
internacional entre países es simplemente una falsedad. La realidad es
mucho más macabra, con muchos muertos «desparramados en el camino de los
universalistas».
La guerra de las Malvinas, un conflicto totalmente manufacturado entre una
«nación agresora», la dictadura de Argentina, y un país «amante de la
libertad», Gran Bretaña, dio al Nuevo Orden Mundial la oportunidad de
mostrar su impresionante arsenal y así advertir a cualquier nación de las
consecuencias de no someterse totalmente.
«El sometimiento del Gobierno argentino,
seguido del caos económico y político de la nación, estuvo planeado por
Kissinger Associates, en asociación con
lord Carrington»,22 según confirman mis propias fuentes de
investigación, en este caso uno de los principales agentes del MI6
convertido ahora en un cruzado anti Nuevo Orden Mundial.
La operación argentina fue diseñada por el
Instituto Aspen de Colorado que, a su vez, está controlado por los
Rockefeller. Si la caída del Sha de Irán tuvo que ver con el comercio de
drogas, en la guerra de las Malvinas el asunto tenía que ver con la energía
nuclear y el necesario objetivo de los Bilderbergs de conseguir el
crecimiento cero.
El objetivo del Club es desindustrializar al
mundo mediante la supresión del desarrollo científico, empezando por Estados
Unidos. Por eso, no le convienen los experimentos sobre fusión como posible
fuente de energía nuclear.
Como dice otra vez John Coleman en
Committee of 300,
«el desarrollo de una fuente de energía como
la fusión nuclear no interesa, ya que echaría por la borda el argumento
de los "recursos naturales limitados". Esta fuente de energía,
debidamente empleada, podría crear recursos naturales ilimitados a
partir de sustancias ordinarias. El beneficio para la humanidad rebasa
la comprensión del público».23
¿Por qué los seudodefensores del medio ambiente
financiados por las multinacionales odian tanto la energía nuclear?
Porque las centrales de energía nuclear podrían producir electricidad
abundante y barata,
«lo cual es clave para sacar a los países
del Tercer Mundo de la pobreza».
Coleman explica que,
«los países del Tercer Mundo se
independizarían gradualmente de Estados Unidos, ya que no necesitarían
ayuda externa. Esto les permitiría afirmar su soberanía».
Menor ayuda externa significa menor control
externo de los recursos naturales de un país y mayor independencia de su
pueblo. La idea de que los países se manejen por sí mismos simplemente les
revuelve el estómago a todos los miembros del Club y a sus adláteres.
Los Bilderbergs vieron que sus planes de crecimiento cero posindustrial se
iban a pique y decidieron,
«dar una lección ejemplar a Argentina y los
demás países latinoamericanos. Debían olvidarse de cualquier idea de
nacionalismo, independencia e integridad soberana».24
La elección de Argentina no fue casual. Se trata
del país más rico de Sudamérica y proporcionaba tecnología nuclear a México,
lo cual disgustaba a los miembros del Club. La guerra de las Malvinas acabó
con esa colaboración. Sin duda, es mucho mejor tener a México como fuente de
mano de obra barata que como un interlocutor comercial al mismo nivel.
Debido al constante bombardeo de propaganda negativa, pocos estadounidenses
se dan cuenta de que Latinoamérica es un mercado potencial muy importante
para Estados Unidos. Allí pueden vender de todo, desde tecnología a bienes
industriales pesados.
Como John Coleman afirma indignado,
«actividades que dan trabajo a miles de
estadounidenses y que inyectan dólares a todo tipo de empresas»25
Otras intervenciones del Club sobre política
internacional:
-
Bilderberg propuso y decidió establecer
relaciones formales con China, antes de que Nixon lo hiciera.
-
En un encuentro en Saltsjóbaden, Suecia,
en 1973, el Club accedió a incrementar el precio del petróleo en 12
dólares el barril, un 350 % de aumento sobre su precio anterior. La
idea era crear el caos económico en Estados Unidos y Europa
Occidental para hacer más receptivos a esos países.
-
En 1983, el Club consiguió el compromiso
secreto por parte del ultraconservador presidente Reagan de
transferir 50 mil millones de dólares de dinero de los
contribuyentes americanos a los países comunistas y del Tercer Mundo
a través de sus conductos preferidos, el FMI y el BM. Ese compromiso
fue llevado a cabo y conocido como el
Plan Brady.*
* El Plan
Brady se puso en marcha en 1987 como resultado de la reunión
celebrada en París para tratar el problema de la crisis de la deuda
externa de los países latinoamericanos. En dicha reunión se decidió
condonar un porcentaje importante de la cantidad adeudada y
establecer nuevos plazos y tipos de interés más favorables para que
los países latinoamericanos pudieran cumplir con los compromisos
adquiridos. La crisis, desencadenada en 1985, fue el resultado de
las políticas económicas emprendidas por las dictaduras militares
latinoamericanas en las décadas anteriores.
Estas políticas se basaron en la
Industrialización Sustitutiva de Importaciones
(ISI), una estrategia en la que trataron de promover empresas
nacionales a base de elevados aranceles, créditos ventajosos para
adquirir tecnología y materias primas en el exterior (cuando no las
compraban directamente los propios gobiernos) y demás. Todo ello dio
lugar a industrias nacionales poco eficientes, muy endeudadas e
incapaces de exportar para pagar sus deudas, lo que creó un círculo
vicioso de más y más endeudamiento en dólares que quebró cuando
empezaron a subir los tipos de interés en Estados Unidos.
El Plan Brady fue la solución para
evitar la quiebra real de Latinoamérica con todas sus consecuencias.
Como corolario de todo ello, los bancos estadounidenses abandonaron
la región y no volvieron hasta más de diez años después, tras
constatar que los bancos españoles, asumiendo muchos riesgos,
empezaban a hacer negocio en la zona. La economía y la política
latinoamericanas estaban normalizándose.
-
Bilderberg decidió también echar a
Margaret Thatcher como primera ministra británica porque se
opuso a entregar la soberanía de Inglaterra al supraestado europeo
diseñado por el Club. Y, con incredulidad, veíamos cómo su propio
partido la aniquiló a favor de uno de sus perros falderos, John
Major.
-
En 1985 se les ordenó a los miembros del
Club Bilderberg que apoyaran por todo lo alto la
Iniciativa Estratégica de Defensa (Guerra
de las Galaxias), antes incluso de que llegara a ser la política
oficial del Gobierno americano, con el fundamento de que
proporcionaría a los amos del mundo un potencial de ganancias sin
límite.
-
En su encuentro de 1990 en Glen Cove,
Nueva York, decidieron que debían subirse los impuestos para pagar
la deuda a los banqueros internacionales. Bilderberg ordenó al
presidente George Bush que incrementase los impuestos en 1990 y
contempló cómo éste firmaba el acuerdo presupuestario de subida de
impuestos que le haría perder las elecciones.
-
En la reunión de 1992, el Grupo debatió
la posibilidad de, «condicionar al público para aceptar la idea del
ejército de la ONU que podría, utilizando la fuerza, imponer su
voluntad en las cuestiones internas de cualquier Estado».
-
La venta multimillonaria de la eléctrica
Ontario Hydro, cuyo propietario era el Gobierno canadiense, se
debatió por primera vez en la reunión del Bilderberg en King City,
Toronto, en 1996. Poco tiempo después, Ontario Hydro se dividió en
cinco empresas independientes y se privatizó.
-
Durante y después de la conferencia de
Bilderberg de 1996, se decidió reelegir a Bill Clinton
como presidente de Estados Unidos porque era una marioneta más
útil que Bob Dole. Este último fue además investigado por
financiación ilegal de su campaña electoral.
-
En relación a Kosovo, los miembros del
Club Bilderberg decidieron la formación de un Estado albanés
independiente y el desmembramiento de Yugoslavia (con la entrega de
su provincia más septentrional a Hungría) para crear un nuevo mapa
que asegurase la continuidad del conflicto. La reconstrucción,
valorada en miles de millones de dólares, correría a cargo de los
impuestos occidentales.
-
Filtraciones sobre el encuentro del año
2004 revelan que la guerra en Irak fue pospuesta hasta marzo de
2003. Todos los periódicos del mundo esperaban el ataque para el
verano de 2002.
-
La OTAN dio carta blanca a Rusia para
bombardear Chechenia en 1999, tal y como informé en 1998.
-
En 1999,
-
Kenneth Clarke, miembro del
Parlamento
-
Martín S. Feldstein, presidente del
Consejo Nacional de Investigación Económica
-
Stanley Fisher, subdirector del
Fondo Monetario Internacional (FMI)
-
Ottmar Issing, miembro del comité
ejecutivo del Banco Central Europeo
-
Jean-Claude Trichet, gobernador del
Banco de Francia,
...debatieron sobre la «dolarización»,
como paso posterior a la moneda única europea.
-
Se planeó la formación de un bloque
asiático bajo el liderazgo de Japón. Se establecería una moneda
única, el libre comercio y una unión política parecida a la de la
UE.
-
Se planeó la
formación de una
Unión Americana similar a la
Unión Europea.
-
Se planificó la división de Canadá para
1997, pero la inesperada investigación del periódico Toronto Star,
el rotativo más importante de Canadá, durante el encuentro de 1996
en King City, obligó a los globalizadores a posponer su plan para
2007.
-
El Club sancionó económicamente a
Austria por organizar unas elecciones democráticas en las que
resultaba ganador el Partido Nacionalista de Jórg Haider.
Humillación de Ronald Reagan por parte del Club
Bilderberg
Los que pensaron que la América conservadora y tradicional había ganado las
elecciones de 1980 no podían imaginarse lo equivocados que estaban. Todos
los cargos de importancia en la Administración Reagan estaban ocupados por
fabianistas, recomendados por la Heritage Foundation de
Bilderberg/Rockefeller.
En 1981, Peter Vickers Hall, el principal fabianista de
Estados Unidos y miembro del Instituto Tavistock, pronunció un ilustrador
discurso en Washington que expondremos con detalle en el capítulo 2.
En él «predice»
el hundimiento de la economía e industria norteamericanas:
«Existen dos Norteaméricas. Una es una
sociedad industrial que procede del siglo XIX y la otra, una sociedad
pos industrial en crecimiento que, en algunos casos, está construida con
los fragmentos de la antigua Norteamérica.
La crisis entre estos dos mundos producirá,
en la próxima década, una catástrofe económica y social. Estos dos
mundos se hallan en oposición y no pueden coexistir. Al final, la
sociedad posindustria1 borrará del mapa a la otra.»
Uno no puede dejar de preguntarse cómo es
posible que una persona como Vickers pueda haber estado tan cercana de la
presidencia de los Estados Unidos. La única respuesta es que alguien puso en
la Casa Blanca a un «obediente» Reagan con la expectativa de que siguiese
sus órdenes.
Anthony Wedgewood Benn, miembro del
Parlamento británico y del Comité de los 300, le dijo a los participantes en
la Internacional Socialista de Washington, el 8 de diciembre de 1980:
«Podéis prosperar con el desplome del
sistema de préstamos de Volcker (director de la Reserva Federal) si
informáis (traducción: "laváis el cerebro") a Reagan sobre el tema.»
Como anécdota, Ronald Reagan prometió
destituir a Volcker si era reelegido. Después, lo obligaron a comerse sus
palabras, para sorpresa de los conservadores. Bilderberg impuso, una vez
más, a su hombre.
En su libro,
Conspirators Hierarchy: The Story of the Committee of
300, el doctor John Coleman escribe que,
«los consejos de Vickers aplicados a la
administración Reagan fueron los responsables del derrumbe de las
industrias bancaria y empresarial».
Coleman añade que
Milton Friedman, un economista
americano defensor del laissez-jaire capitalista, sinónimo de la economía de
mercado más estricta, revivió los planes del Club para desindustrializar
Norteamérica,
«usando la presidencia de Reagan para
acelerar la caída de la industria del acero y después, la de la
construcción y el automóvil».
Así pues, los cacareados principios de Reagan
pertenecen a los que le pagan.
Cuando en 1966 consiguió, por primera vez, la
nominación republicana como candidato a gobernador de California, Ronald
Reagan, el más conservador entre los conservadores, se distanció del ala
dura y puso a la gente de Rockefeller como sus consejeros.
Es totalmente aterrador pensar que los miembros del Club Bilderberg son una
fuerza omnipotente ya que no tienen oposición. Después de ser destronada,
lady Thatcher le confesó a Jim Tucker, de la revista The Spotlight,
que ella consideraba que ser denunciada por el Club era todo un «tributo»,
porque ni Gran Bretaña ni ningún otro país deberían entregar su soberanía.
Sin embargo, se puede decir que lady Thatcher
tiene suerte de seguir con vida. No se puede decir lo mismo del destino de
Aldo Moro, primer ministro italiano, o de Ali Bhutto, presidente de
Pakistán, como veremos a continuación.
El asesinato de Aldo Moro
En 1982, John Coleman, un ex
funcionario de Inteligencia con acceso a las más altas esferas del poder,
demostró que el primer ministro italiano Aldo Moro, «un miembro leal
del Partido Democristiano que se oponía al crecimiento cero y a las
reducciones de población planeadas para su país», fue asesinado por órdenes
del
Grupo Masón P2, con el objetivo de alinear
Italia al
Club de Roma y al
Bilderberg.
El país transalpino debía ser desindustrializado
y ver reducida su población. Coleman afirma en su libro que los
globalizadores querían usar Italia para desestabilizar Oriente Medio, su
principal objetivo:
«Los planes de Moro para estabilizar Italia
a través del pleno empleo y la paz industrial y política habrían
reforzado la oposición católica al comunismo y hecho mucho más difícil
la desestabilización de Oriente Medio.»
Coleman describe en su libro, con mucho detalle,
aquella secuencia de eventos que paralizaron a la nación italiana; cómo Moro
fue secuestrado por las Brigadas Rojas en la primavera de 1978 a plena luz
del día para después ser brutalmente tiroteado junto a sus guardaespaldas.
El 10 de noviembre de 1982, Corrado Guerzoni,
un buen amigo del primer ministro asesinado, declaró en el juicio que Moro
había sido,
«amenazado por un agente del Royal
Institute for International Affairs (RILA)», miembro también del
Club, «mientras esa persona todavía era secretario de Estado de Estados
Unidos».
Coleman explica también cómo en el juicio a los
miembros de las Brigadas Rojas,
«varios de ellos declararon que sabían que
importantes personalidades de Estados Unidos se hallaban implicadas en
el complot para matar a Moro».
En junio y julio de 1982, da viuda de Aldo Moro
declaró que el asesinato de su marido se produjo tras unas amenazas llevadas
a cabo por "una figura de la política americana de alto rango".
Cuando el juez le preguntó en qué consistía la
amenaza, la señora Eleanora Moro repitió la misma frase que Guerzoni
atribuye a Kissinger en su testimonio:
"O abandonas tu línea política o lo pagarás
con tu vida."
En una de las páginas más escalofriantes de su
libro, Coleman escribe lo siguiente:
"El juez le preguntó a Guerzoni si podía
identificar a la persona de la que hablaba la señora Moro. Guerzoni
contestó que se trataba de Henry Kissinger, como ya había
declarado"» .
¿Por qué querría un diplomático estadounidense
de alto rango amenazar a un político de una nación independiente europea?
La respuesta es que, obviamente, Kissinger no
estaba representando los intereses de Estados Unidos, sino que «actuaba
siguiendo instrucciones» recibidas por parte del Grupo Bilderberg.
El testimonio de Guerzoni, potencialmente dañino
para las relaciones entre Estados Unidos e Italia, fue instantáneamente
emitido en toda Europa Occidental el mismo 10 de noviembre de 1982.
Katherine Graham, directora del
Washington Post y C. L. Sulzberger, del New York Times,
recibieron instrucciones de la Fundación Rockefeller para suprimir esa
información en todo Estados Unidos. Ninguna televisión estimó que la noticia
mereciera la atención del público, aun cuando Kissinger era acusado de unos
crímenes gravísimos.
Come veremos en el capítulo 2 sobre el CFR, todo
esto no debe sorprendernos; Las noticias que los estadounidenses obtienen de
la televisión, los periódicos y la radio están controladas por el entramado
Bilderberg/CFR.
El 17 de diciembre de 1981, el general del ejército de Estados Unidos,
James L. Dozier, el oficial de más alto rango del cuartel general de la
OTAN en Verona, Italia, fue secuestrado por terroristas de las Brigadas
Rojas. El 28 de enero de 1982 fue liberado por un equipo de carabineros de
élite de una «prisión popular» de Padua. Dozier tiene órdenes de no revelar
lo que sucedió.
Si se decidiese a hablar, sin duda sufriría el
mismo destino que el primer ministro.
Asesinato de Ali Bhutto (Pakistán)
Aldo Moro no fue el único líder que
sufrió en sus carnes la ira de los bi1derbergers. Según John Coleman,
Kissinger también amenazó a Ali Bhutto, presidente de Pakistán. Por lo que
respecta al Orden Mundial, el «crimen» de Bhutto era mucho más serio que el
de Moro.
Bhutto quería desarrollar armas nucleares como
arma disuasoria contra «las continuas agresiones israelíes en Oriente
Medio».
«Bhutto fue asesinado judicialmente en 1979
-escribe Coleman- por el representante del CFR en el país, el general
Zia ul Haq.»
Bhutto fue condenado por jueces de un Alto
Tribunal formado mayoritariamente por punjabis abiertamente hostiles a él,
especialmente el responsable de Justicia, Maulvi Mushtaq. Bhutto fue
condenado a la horca aun cuando el veredicto de la Corte Suprema fue de
cuatro a favor de la horca y tres a favor de la absolución inmediata.
Más aún, fue la primera vez que se hada efectiva
una sentencia de muerte con un veredicto dividido y, menos aún, uno como
éste, que ganó por una justísima mayoría.
Mohammad Asghar Khan, antiguo comandante
en jefe de las Fuerzas del Aire de Pakistán, escribió el 4 de abril de 2002
en un periódico paquistaní llamado Dawn:
«Fue improcedente que a pesar de las
apelaciones de la práctica totalidad de los jefes de Estado de los
países islámicos, fuese ejecutado. A quien debería haberse colgado es al
presidente actual de la Conferencia Islámica. Sin duda, debió de haber
alguna compulsión irrefrenable que lo llevó a dar ese paso sin
precedentes. Me pregunto cuál fue esa compulsión.»
La investigación del doctor Coleman mostró años
más tarde que,
«Ul Haq pagó con su vida por intervenir en
la guerra con Afganistán. Su Hércules C-130 fue golpeado por ondas
eléctricas de baja frecuencia (ELF) poco después de despegar, lo que
produjo su colisión mortal».
El Servicio Secreto turco advirtió al general Ul
Haq que no viajase en avión. El general invitó a un grupo de funcionarios
americanos entre los que se encontraba el general brigadier Herber Wassom
para que le acompañasen como «seguro de vida».
En el libro de Coleman Terror in the skies (1989) se explica
gráficamente lo que ocurrió en los fatales segundos que precedieron al
accidente.
«Poco antes de que el C-130 de Ul Haq
despegara de una base militar de Pakistán, se vio a un sospechoso camión
en las inmediaciones del hangar del C-130. La torre de control advirtió
a la base, pero ya era tarde: el avión ya estaba en el aire y el camión
había desaparecido.»
«Unos minutos más tarde, el avión hizo un
rizo hasta que dio en el suelo, para explotar acto seguido en una
inmensa bola de fuego. No se explica que le pueda suceder algo así a un
avión de esas características. La investigación conjunta llevada a cabo
por Pakistán y Estados Unidos reveló que no había habido ningún error
mecánico o de estructura, ni tampoco fallo humano. “Rizar el rizo" es
una maniobra común en los casos de ataque por ELF -
extreme low frequency.»
Bhutto fue asesinado porque si su programa de
energía nuclear hubiera tenido éxito, Pakistán se habría convertido en pocos
años en un estado industrializado moderno. Las ambiciones nacionalistas de
Bhutto eran una amenaza directa a la política de crecimiento cero propugnada
por el Bilderberg.
El Sha de Irán Otro caso que necesita un análisis en perspectiva es la caída
del Sha de Irán, el advenimiento del ayatolá Jomeini y sus estudiantes del
Islam y el secuestro de los ciudadanos estadounidenses en la embajada de EE.
UU. en Teherán. La realidad es muy diferente de la ficción que nos contó la
prensa estadounidense controlada por el CFR/Bilderberg. De hecho, Jomeini
fue una creación de la VI División de Inteligencia Militar británica,
popularmente conocida como MI6.
Las fuentes de Coleman fueron de inestimable ayuda para desvelar la
secuencia de acontecimientos que condujeron a que el Sha fuera primero
depuesto y después eliminado por el gobierno de Estados Unidos. Cuando
finalizó la investigación, la respuesta fue la más predecible: todo había
sido por causa de las drogas. El Sha había restringido el lucrativo comercio
británico de opio iraní.
Según Coleman, «cuando el Sha se hizo con el
poder en Irán, la cifra de adictos al opio/heroína en el país era de un
millón».
En el curso de su investigación, Coleman descubrió que, después de que
Jomeini ocupara la embajada americana en Teherán,
«el presidente Reagan no interrumpió la
venta de armas a Irán, aun cuando los rehenes estadounidenses se
consumían en cautividad».
¿Por qué? La respuesta es del todo lógica: por
el
comercio de drogas, más concretamente, de
opio.
«Si Estados Unidos hubiese cerrado el grifo
de las am1as, Jomeini hubiese acabado con el monopolio británico del
comercio de opio en su país.»
Según las estadísticas de las Naciones Unidas y
la Organización Mundial de la Salud, la producción de opio de Irán en 1984
excedía de 650 toneladas al año; como resultado de la ambivalente actitud de
Jomeini, la producción y el consumo de opio se elevó de manera exponencial
hasta llegar a los dos millones de adictos.
En su libro, What Really Happened in Irán (Lo que sucedió realmente
en Irán), Coleman detalla cómo,
«el comercio de armas con Irán fue acordado
por Cyrus Vance, empleado del Club Bilderberg, y el doctor
Hashemi, estrechamente vinculado al Servicio Secreto de los Estados
Unidos. La fuerza aérea estadounidense empezó un inmediato suministro de
armas que no cesó ni siquiera durante la parte álgida de la crisis de
los rehenes. El ejército americano enviaba la mercancía desde sus
almacenes en Alemania, aunque también hubo envíos desde Estados Unidos,
que repostaban en las Azores».
Éste es un buen ejemplo del poder del
Gobierno en la sombra. Una entidad que
trasciende fronteras, regiones, culturas y leyes. La única ley es la del
Nuevo Orden Mundial.
El presidente Cárter, demócrata, y el
presidente Reagan, conservador, siguieron los dictámenes del poderoso
Club Bilderberg. Si hubiesen desobedecido, habrían sufrido, como veremos a
continuación, consecuencias similares a las que se cernieron sobre dos
presidentes: Kennedy, demócrata, y Nixon, conservador.
En lo que respecta a la política y las finanzas, el periodista Jim Tucker
es categórico sobre el hecho de que,
«Bilderberg se halla en lo más alto de la
pirámide. Es el ojo que todo lo ve, encargado de construir un Nuevo
Orden Mundial».
Este sistema de gobierno único, que se mueve en
las sombras, emplea un lenguaje florido que habla de «la aldea global», pero
sólo pretende poner en manos de unos pocos todo el poder político y
económico del mundo.
¿Debe sorprendemos entonces que el Nuevo Orden Mundial intente con tanto
ahínco eliminar todas y cada una de las constituciones existentes sobre la
Tierra?
El Nuevo Orden Mundial y el Watergate Como veremos a continuación, en el
caso Watergate hay una Tremenda confusión de identidades y la justicia
brilla por su ausencia. La verdad detrás del asunto nunca ha sido revelada
porque los culpables son los mismos que causaron la caída del Sha, la guerra
de las Malvinas, la muerte de Aldo Moro y la de Ali Bhutto.
Nixon no hizo un uso ilegítimo de sus poderes
como presidente. Al contrario de lo que siempre ha afirmado el Washington
Post, no hubo ninguna «evidencia» de que Nixon abusase de su poder. Si
cometió algún crimen fue no defender la Constitución de los Estados Unidos
de América, tal y como juró en la ceremonia de posesión de su cargo.
Para ello hubiese tenido que proceder contra
Katherine Meyer Graham, directora del Washington Post, y contra Ben Bradley,
editor jefe, por conspiración e insurrección. En su libro,
Conspirators'Hierarchy: The Story of the Committee of 300, John Coleman,
funcionario de inteligencia con acceso a los documentos más confídenciales
del mundo, como ya he dicho, afirma que Katherine Graham asesinó a su
marido Philip L. Graham, un suceso clasificado oficialmente como «suicidio»
por el FBI.
El hecho de que una acusación tan grave como ésa
no fuese jamás contestada en los tribunales, especialmente en un país tan
litigante como Estados Unidos, es prueba suficiente de que Katherine
Graham (miembro del Club Bilderberg, del CFR y de la Comisión
Trilateral, además de multimillonaria), era consciente de que no hubiese
podido convencer nunca a un jurado, compuesto por «la sucia masa» que tanto
desprecian los globalizadores, de que John Coleman la había difamado.
Según fuentes presentes en las reuniones de Bilderberg durante la década de
1970, el papel del Washington Post era mantener la atención sobre Nixon con
una «revelación» después de otra, y engendrar un clima de desconfianza
pública hacia el presidente, aun cuando «no hubiese ni un ápice de evidencia
que apoyase tales acusaciones» .
El caso Watergate muestra el inmenso poder que tiene la prensa o los que
controlan los medios de comunicación estadounidenses, es decir, el CFR, del
que hablaremos ampliamente en el capítulo 2.
La fabricada crisis del Watergate hirió de
muerte a la Oficina de la Presidencia y asaltó las instituciones sobre las
que se levanta la República de los Estados Unidos. Todo ello, debidamente
planificado por los miembros del Club y el Nuevo Orden Mundial. Una
Norteamérica fuerte e independiente, con un jefe de Estado incorruptible,
hubiese hecho irrealizables los planes del Nuevo Orden Mundial de
conquistarlo todo.
Otros traidores fueron.
-
Morton H. Halperin, miembro senior del
CFR, Brookings Institution y director del Consejo de Planificación
Política para la Seguridad Nacional, institución a favor del Orden
Mundial
-
Daniel Ellsberg, autor de los papeles
del Pentágono (véase más adelante para más detalles)
-
David Young, jefe de los famosos
«fontaneros» del Gobierno, agentes que trabajaban para la Unidad de
Investigaciones Especiales de la Casa Blanca, creada por Nixon, esto
es, por Kissinger con dinero de Pennzoil y otros socios de George
Bush.
Después de hacerse público el escándalo, Nixon
fue obligado a dimitir por causa de unas grabaciones en las que hablaba de
frustrar las investigaciones del Watergate. Fue David Young, que trabajó
para los Rockefeller y fue designado por Kissinger, quien hizo las
grabaciones que fueron reveladas por Butterworth, el vínculo de la Casa
Blanca con el servicio secreto dirigido por Kissinger.
Así mismo hay que incluir a James McCord, ex
agente de la CIA y del FBI, director de Seguridad del Comité para la
Reelección del presidente Nixon, responsable de dejar, accidentalmente, la
tristemente famosa cinta magnetofónica en una puerta del edificio Watergate
que alertó a un guardia de seguridad. McCord fue detenido la noche del robo
junto con otros cuanto hombres. Fue condenado por seis cargos.
Más tarde, escribiría una carta a John J.
Sirica, el juez del caso Watergate, afirmando que se había cometido
perjurio. Las alegaciones de McCord de que la Casa Blanca sabía del
allanamiento y que intentó esconderlo fueron cruciales para que las
investigaciones siguiesen adelante.
También Joseph Califano, consejero legal
de la Convención Nacional Demócrata y uno de los lacayos de la reina de
Inglaterra de mayor poder en Estados Unidos, así como también el célebre
profesor
Noam Chomsky del IPS, Instituto de
Estudios Políticos, pues uno de los principales objetivos del IPS, diseñado
por el
Instituto Tavistock, era extender los
«ideales» del socialismo nihilista de izquierdas como movimiento base en
EE.UU. a fin de crear caos y malestar; y los funcionarios de la CIA
que fueron a la vivienda de McCord, espía del Watergate, para quemar todos
sus documentos.
El Watergate demuestra, una vez más, que el Club Bilderberg ejerce un
control total sobre Estados Unidos.
Los dos nombres que faltan de la lista son los más viles traidores de
Estados Unidos, culpables de la más alta sedición. Uno de ellos es el
general A1exander Haig. Este militar, arribista y trepador, que no ha
dirigido a un solo soldado en el campo de batalla, ha tenido «la carrera más
meteórica de toda la historia militar de Estados Unidos», dejando atrás a
más de 400 generales de diferentes países de la OTAN y Estados Unidos.
Todo gracias a los servicios prestados a un
gobierno paralelo e invisible que lo ha convertido en general de cuatro
estrellas.
Haig es el producto de la Mesa Redonda, un grupo paralelo al de Bilderberg.
En su
Tavistock lnstitute: Sinister and Deadly,
el primer libro en hablar sobre los siniestros planes del principal
instituto de lavado de cerebro del mundo, John Coleman desvela los
acuerdos secretos entre el gobierno invisible, los políticos estadounidenses
y la Prensa sometida.
Coleman escribe:
«Haig fue encontrado por el miembro de la
Mesa Redonda, Joseph Califano, uno de los estadounidenses en quien más
confía su majestad (la reina de Inglaterra). Califano, consejero legal
de la Convención Nacional Demócrata, había entrevistado en realidad a
Alfred Baldwin, uno de los espías del Watergate un mes antes de que el
allanamiento de las oficinas demócratas en el hotel Watergate tuviese
lugar. Califano fue lo suficientemente estúpido para escribir un
memorándum sobre su entrevista con Baldwin, en la que proporcionaba
información sobre McCord, otro de los espías, y por qué éste había
seleccionado a Baldwin para entrar en el "equipo".»
«Aún más dañino, el memorándum de Califano contenía todos los detalles
sobre las transcripciones de las grabaciones entre Nixon y el comité de
reelección, todo ello antes de que ocurriese el allanamiento.»
Coleman concluye que «Califano debería haber
sido acusado por crímenes federales pero, en vez de ello, salió ileso de
toda su actividad criminal».
En 1983 le llegaron a Coleman unos manuales
secretos del Instituto Tavistock en los que se detallaba la metodología
usada para destruir al presidente Richard Nixon. De ahí salió el libro
The Tavistock lnstitute: Britain's Control of US. Policy.
Coleman explica que,
«la manera en la que el presidente Nixon fue
primero aislado, rodeado de traidores y después, confundido, seguía al
pie de la letra el método Tavistock de obtener el control de una persona
desarrollado por el doctor Kurt Lewin, el principal teórico del
Instituto».
La caída del presidente Richard Nixon es un caso
de manual de la metodología de Lewin. La descripción de ese proceso que
Coleman encontró en estos manuales secretos decía:
«Una de las principales técnicas para romper
la moral a través de una estrategia de terror consiste en mantener a la
persona confusa acerca de lo que quiere y lo que puede esperar de las
circunstancias. Además, si se le aplican medidas disciplinarias severas
y promesas de buen trato al mismo tiempo, junto con noticias
contradictorias, la estructura cognitiva de la situación se vuelve
todavía más confusa.
El sujeto ya no sabe qué plan lo lleva hacia
su objetivo o lo aleja de él. Bajo estas condiciones incluso las
personas con unos objetivos muy definidos y dispuestas a correr riesgos
se paralizan por los conflictos internos que sufren acerca de lo que se
debe hacer.»
Así de exitosas eran las tácticas de terror y el
lavado de cerebro del Tavistock y así se pudo eliminar a todo un presidente
de Estados Unidos. Además, los estadounidenses empezaron a creer todas las
mentiras, distorsiones y pruebas falsas de los conspiradores cuando, de
hecho,
«el Watergate fue una mentira diabólica de
principio a fin».
Nixon y sus dos ayudantes más cercanos, Haldeman
y Ehrlichnan, ignoraban absolutamente lo que estaba sucediendo. No eran
rivales a la altura de la fuerza combinada del Club Bilderberg, el RILA y el
Instituto Tavistock, bajo la dirección de la Inteligencia británica, el MI6
y, por lo tanto, la familia real británica (el Ml6 es el aparato de
Inteligencia que protege a la Corona británica.
Su presupuesto anual es secreto y se mueve
alrededor de los 350-500 millones de dólares. Es significativo que el
Parlamento británico no tenga jurisdicción sobre el MI6). Haldeman y
Ehrlichman estaban completamente superados.
Por ejemplo, ni siquiera sabían que,
«David Young, graduado en Oxford y empleado
de Kissinger a través de organizaciones como el Milbank Tweed, estaba
trabajando en los sótanos de la Casa Blanca, supervisando
"filtraciones"».
La «confesión» de James McCord al juez Jolm
Sirica debería haber advertido a Nixon de que lo estaban golpeando desde
dentro. Pero un confundido y paralizado Nixon respondió perfectamente al
plan trazado por el Instituto Tavistock para romper la moral de una persona
siguiendo una estrategia de terror.
El general Haig, al que se le dio un curso rápido en el Tavistock,
«jugó un papel fundamental en la estrategia
de confusión y lavado de cerebro del presidente Nixon, y, en efecto, fue
Kissinger quien dirigió la Casa Blanca durante ese período».
El «valiente» reportaje del Washington Post no
fue más que una completa mentira preparada por las fuerzas del Nuevo Orden
Mundial. La legendaria fuente «Garganta Profunda» no era sino el mismo Haig.
Al equipo de periodistas, Woodward y
Bernstein, ambos miembros del CFR, les fueron dando toda la información
que publicaban. No hubo ninguna investigación ni ningún encuentro
secreto. El Washington Post, un importante miembro del comité director
del Club Bilderberg, el propio Club y el Comité de los 300, presionaron
a Nixon siguiendo a pies juntillas el manual del Instituto Tavistock.
Coleman escribe que «por la insistencia del
RILA, Haig se hizo con el control del gobierno de Estados Unidos, la Casa
Blanca, después del golpe de estado de abril de 1973».
En junio de 2005, el antiguo funcionario del
FB1 Mark Felt, de 91 años y mentor del periodista Bob Woodward, ha revelado
ser el verdadero «Garganta Profunda». Se trata, sin embargo, de un montaje.
Haig colocó en los cien puestos más importantes de Washington a hombres del
Instituto Brookings, del Institute of Policy Studies y del CFR, quienes,
«como él mismo, estaban a las órdenes de un poder extranjero», es decir, a
las órdenes de aquellos que habían impuesto los intereses del orden mundial
global sobre los de los Estados Unidos de América.
«La humillación de Nixon fue una lección y
una advertencia para el futuro presidente de Estados Unidos», para que
se le quitase de la cabeza que podía desafiar al Gobierno Mundial en la
sombra. Kennedy fue brutalmente asesinado «por la misma razón, a la
vista de todo el pueblo americano».
Pero John Coleman y Lyndon LaRouche
(este último candidato demócrata a la presidencia en el pasado y editor de
la excelente Executive Intelligence Review [EIR]) llevaron a cabo su propia
investigación sobre el Watergate y los Papeles del Pentágono y llegaron a la
misma conclusión; el propósito de la humillación quedó mucho más claro en el
episodio de los Papeles del Pentágono y la subsiguiente «designación de
Schle-singer (en la comisión de la energía atómica) dentro de la
Administración Nixon, cuyo objetivo era detener el desarrollo de la energía
atómica».
El lector ya habrá deducido que todo ello eran
factores claves para la desindustrialización de Estados Unidos, tal y
como planeaban el Club Bilderberg, el Club de Roma y el Comité de los 300.
John Coleman añade en Conspirators Hierarchy:
The Story of the Committee of 300 que,
«en este punto se halla el inicio generador
de la recesión/depresión de 1991 que [ ... ] le ha costado el empleo a
treinta millones de estadounidenses».
Según las fuentes de Inteligencia de Coleman, en
la primavera de 1970, William McDennott, del FBI, fue a ver al
principal encargado de la seguridad de Rand (el instituto del lavado de
cerebro de Estados Unidos), Richard Best, para advertirle que Daniel
Ellsberg había aparentemente «sacado de Rand estudios sobre Vietnam que esta
institución había llevado a cabo».
En posteriores encuentros con el doctor Henry
Rowan, director de Rand - y mejor amigo de Ellsberg, cosa que no sabía el
FBI-, éste les dijo a Best y McDennott que estaba en marcha una
investigación del Departamento de Defensa y que «por ello recomendaba que el
FBI dejase de investigar a Ellsberg».
De hecho, Coleman había descubierto que,
«no había ninguna investigación en marcha.
Ellsberg siguió manteniendo su capacidad operativa en Rand y continuó
copiando documentos sobre la guerra de Vietnam hasta que estalló todo el
asunto de los Papeles del Pentágono, lo cual golpeó duramente los
cimientos de la Administración Nixon».
El segundo traidor era, como los lectores más
astutos habrán imaginado ya, el propio consejero de Seguridad Nacional de
Nixon, Henry Kissinger. A mediados de la década de 1970, el Club había
colocado a Kissinger en la dirección de un pequeño grupo compuesto por James
Schlesinger, Alexander Haig y Daniel Ellsberg.
«Cooperaba con este grupo el Instituto de
Estudios Políticos (IPS), con Noam Chomsky como principal teórico.»
Los objetivos del IPS vienen dictados por la
Mesa Redonda británica y el Instituto Tavistock. Coleman explica en su libro
IPS Revisited que la principal agenda era,
«crear la Nueva Izquierda, un movimiento de
base para engendrar conflictos y extender el caos, expandir los
"ideales" del socialismo nihilista ... y convertirse en el gran "azote"
del orden gubernamental y político de Estados Unidos», como factores
claves en la desindustrialización de ese país a través de la estrategia
de crecimiento cero postindustrial.
Cuando Kissinger fue colocado como consejero de
Seguridad Nacional,
«Ellsberg, Haig y Kissinger pusieron en
marcha el plan del RILA del Watergate para derrocar al presidente Nixon,
pues había desobedecido instrucciones directas», lo que quiere decir que
Nixon había declarado públicamente que no aprobaba el GATT o Acuerdo
General sobre Aranceles y Comercio, una afirmación que había enfurecido
a David Rockefeller.
El GATT se mostraría más tarde como una
auténtica erosión de la soberanía nacional de Estados Unidos y se halla en
el proceso de crear una destrucción total social, económica y cultural, tal
y como el Senado de Estados Unidos había advertido en 1994 a través del
millonario y miembro del Parlamento Europeo, sir James Goldsmith (que
murió repentinamente -y no sabemos si por casualidad- después de testificar
ante el Comité del Senado de Estados Unidos).
De hecho, por órdenes de Andrew Schoeberg, presidente de la RI LA, la
sociedad secreta que controla la política exterior británica, Kissinger y su
personal recibían,
«toda la información de inteligencia del
interior y exterior del país antes que el propio presidente; incluso la
información de la Quinta División del FBI, la más secreta».
No hay duda de que los dos hombres a los que
Nixon confiaba su vida, Haldeman y Ehrlichman, no entendían lo que estaba
pasando a su alrededor: el MI6 (el Instituto de Inteligencia británico),
tenía el control sobre toda la información que podía llegar al presidente
Nixon.
Coleman concluye que «con estos metodos, Kissinger se impuso a la
presidencia de Nixon, y después de que Nixon fuese deshonrado y defenestrado
por el grupo de Kissinger, éste emergió con poderes enormes, como nunca se
había visto antes o después del Watergate».
Con la dimisión de Nixon, el Club Bilderberg consiguió por fin tener a su
«presidente» en el cargo. Gerald Ford (perteneciente al Bilderberg y al CFR),
seda la nueva marioneta del Nuevo Orden Mundial movida por Hemy Kissinger,
agente de David Rockefeller, que a su vez estaba al servicio del Club y del
Comité de los 300.
Poco después de la caída de Nixon, el nuevo presidente Gerald Ford
puso su sello de aprobación a la política exterior de Kissinger.
Gary Allen, en su libro El expediente
Rockefeller escribe:
«El presidente Ford dio su aprobación a la
política exterior que había diseñado el secretario de Estado Henry
Kissinger. Su objetivo era establecer una suerte de Gobierno mundial
antes del final de la década de 1970. Mediante la demanda de una
estrategia global sobre los alimentos y el petróleo dentro de la
estructura de las Naciones Unidas, el presidente firmó su aceptación del
"nuevo orden internacional" que había estado persiguiendo Kissinger.»
La creación de Bill Clinton
Como anécdota final, cabe decir que
el presidente Bill Clinton fue «ungido» como candidato a la presidencia en
la conferencia de Bilderberg de 1991 en Baden-Baden, a la que asistió.
Lo que es completamente desconocido para la
mayor parte de los Estados Unidos y los medios de comunicación del mundo es
que Clinton hizo un inesperado viaje a Moscú directamente desde el encuentro
Bilderberg. El martes 9 de junio se entrevistó durante una hora y media con
el ministro del Interior soviético, Vadim Bakatin.
El señor Bakatin, ministro en el condenado
gabinete del presidente Mijail Gorbachov, se hallaba inmerso en la
campaña de la enconada elección presidencial que tendría lugar sólo seis
días después. Pero, aun así, dedicó una hora y media de su apretada agenda
al desconocido gobernador de Arkansas. ¿Por qué?
La carrera posterior del señor Bakatin puede damos una pista. Aunque
Gorbachov perdió las elecciones, Bakatin, considerado un «reformador», fue
recompensado por el presidente Yeltsin con un cargo preferente en la KGB.
Podría ser que el presidente Clinton fuese enviado directamente a Moscú por
el Club Bilderberg para conseguir que «enterrasen» los informes del KGB
sobre la juventud del propio Clinton y sus actividades en contra de la
guerra del Vietnam dos meses y medio antes de anunciar su candidatura a la
presidencia.
Uno de los pocos periódicos estadounidenses que cubrió esta historia fue el
Arkansas Democrat, que la tituló «Clinton tiene un poderoso amigo en la
URSS: el nuevo jefe del KGB».
No sorprenderá, por lo tanto, que, según fuentes
de la Inteligencia, el presidente Clinton, arropado por los bilderbergers,
prometiera al presidente Yeltsin que, después de haber ganado las elecciones
de los Estados Unidos, los barcos de guerra rusos obtendrían combustible y
otros privilegios portuarios en todas las zonas navales estadounidenses.
Según Rick Lacey,
«los planes de los bilderbergers no se
limitan al establecimiento de un Nuevo Orden Mundial y el control
semisecreto, entre bastidores, de toda la humanidad. Sus planes incluyen
el dominio total del planeta, incluida su atmósfera, océanos,
continentes y todas las criaturas, sean grandes o pequeñas y ya
existentes o por crear».
Samuel Berger, ex consejero de Seguridad
Nacional de Bill Clinton, dijo recientemente en el Instituto Brookings que,
«la globalización económica, cultural,
tecnológica y política, no es una elección. Es un hecho que ya está
sucediendo. Es una realidad que avanzará inexorablemente, con o sin
nuestra aprobación. Es un hecho que a veces ignoramos con el
consiguiente peligro para nosotros».
Eso es cierto. Como me dijo una vez Jim Tucker,
«Dios puede haber creado el universo pero,
en lo que respecta al planeta Tierra, el mensaje del Club Bilderberg a
Dios es sencillamente éste: "Gracias, pero a partir de ahora nos
encargaremos nosotros"».
El Club Bilderberg - desenmascarado
Por otra parte, Thomas Jefferson, uno
de los padres fundadores de la democracia de Estados Unidos, lo definía de
la siguiente manera:
«Ciertos actos de tiranía pueden adscribirse
a la opinión accidental de un día; pero toda una ser1e de opresiones que
empezaron en un período concreto y que se mantuvieron inalterables con
todos los ministros [presidentes] existentes, demuestran demasiado
claramente que existe un plan sistemático y deliberado para reducimos a
la esclavitud.»
Esta estrategia corporativa en su forma global
es, en palabras que pronunció
David Rockefeller en el encuentro
Bilderberg de junio de 1991 en Baden-Baden, Alemania,
«La soberanía supranacional de una élite
intelectual y banquera es absolutamente preferible a la
autodeterminación nacional practicada durante los siglos pasados.»26
«Tal estructura funciona mediante los mismos mecanismos financieros y
comunicativos que pusieron a Tony Blair y George Bush Jr. en el poder
dándoles la mayoría de votos. Las corporaciones transnacionales han
llevado a cabo una publicidad muy potente y han financiado a estos
líderes políticos, para asegurarse la cautividad de los Estados. Los
Gobiernos ya no pueden gobernar para el interés común sin infringir las
nuevas leyes de comercio e inversión que sólo benefician a las
corporaciones trasnacionales», como se lee en
Why is there a war in Afghanistan?,
de John McMurtry, en el Forum sobre cómo debería responder Canadá
al terrorismo y a la guerra, 9 de diciembre de 2001.
Lo que me sorprende más es ¿por qué los demás no
ven este peligro? ¿Se debe a que el conocimiento conlleva una
responsabilidad y clama por una respuesta decisiva?
Si somos conscientes de que, de hecho, existe un
poder mucho más potente que la presidencia elegida democráticamente, una
autoridad «moral» más poderosa que el Papa, más omnipotente que
Dios, un poder invisible que controla el aparato militar mundial y el
sistema de inteligencia, que controla el sistema bancario internacional, que
controla el sistema propagandístico más eficiente de la historia, debemos
concluir forzosamente que la democracia es, en el mejor de los casos, una
ilusión, y, en el peor, el preludio de una dictadura que se conocerá como
Nuevo Orden Mundial que nos conducirá a una esclavitud total.
Michael Thomas, un banquero de inversiones de Wall Street, que
alcanzó fama mundial como escritor y como el analista más incisivo de la
etapa Reagan-Bush dijo en una ocasión:
«Si los bilderbergs parecen ahora más
discretos que nunca, es, entre otras razones, porque sus propuestas
llevadas a cabo por sus serviles agencias, como el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial, han causado más devastación en los
últimos años que todos los desastres de la Segunda Guerra Mundial
juntos.»
«El funesto resultado - escribe el ex periodista de la BBC, Tony
Gosling - es una visión de la democracia occidental subvertida, en
la que las personas que toman las decisiones se ponen de acuerdo no para
cosas que son importantes para la gente ordinaria - justicia social,
interés común y calidad de vida - sino para reforzar la austeridad
económica y conseguir aún mayores ganancias para la élite empresarial y
política.»
Con toda la evidencia en sus manos, la mayoría
aún cree que «tiene demasiados problemas personales para molestarse con
teorías conspirativas». Eso es exactamente lo que el Tavistock perseguía.
Acorralados por el caos, reaccionamos como lo
hizo Nixon cuando fue aislado, confundido y después destruido por los
planificadores de la globalización.
Desmoralizados y confusos, con poca autoestima,
con un futuro incierto, la gente es mucho más proclive a aceptar la
aparición repentina de un «mesías», un Nuevo Orden que promete la
eliminación de las drogas, la pornografía, la prostitución infantil, el
crimen, las guerras, el hambre y el sufrimiento, y que garantiza una
sociedad bien ordenada en la que la gente vive en armonía.
El problema es que esa nueva «armonía» devorará nuestras libertades, los
derechos humanos, nuestro pensamiento independiente y su mera existencia.
«Armonía» significará una sociedad del bienestar que nos convertirá en
números dentro del, enorme sistema burocrático del Nuevo Orden Mundial.
Los no conformistas, como yo mismo, seremos
barridos con la simple pulsación de una tecla de ordenador, internados en
uno de los más de 600
campos de concentración que ya están en pleno
funcionamiento en la actualidad en los Estados Unidos, a no ser
que la gente del mundo libre (o lo que queda de él), la «resistencia leal»,
se levante para defender los ideales nacionales, en vez de dejarlos en manos
de los gobiernos, los representantes de la Comisión Europea, las Naciones
Unidas y la realeza, que ya nos han traicionado.
Esos elegantes y siempre correctos miembros de las
familias reales europeas, sus educadas
damas y gallardos caballeros que han trocado sus reales vestiduras por
trajes de tres piezas son, en realidad, completamente despiadados. Usarán el
sufrimiento de las naciones y su riqueza para proteger su privilegiada forma
de vida.
Estas fortunas de la aristocracia están,
«inextricablemente relacionadas y
entretejidas con el
tráfico de drogas, oro, diamantes y
armas, con los bancos, el comercio y la industria, con el petróleo, los
medios de comunicación y la industria del entretenimiento».
¿Cómo podemos verificar estos hechos? Es
virtualmente imposible penetrar en el Club Bilderberg.
Algunas de las pruebas no están a nuestro
alcance porque la infom1ación sale directamente de los archivos de
inteligencia y sólo una minoría privilegiada puede verlos. No espere nunca
que los medios de comunicación mencionen la conspiración en los telediarios
de la noche. La prensa está totalmente bajo el control de las hermosas damas
y caballeros que dedican la mayor parte de su tiempo a empresas
filantrópicas.
La mayoría de la gente cree que, como no puede
ver una motivación detrás de las cosas que he descrito, como todo esto no
aparece en las noticias, debe de tratarse de una más de las muchas teorías
de la conspiración a la que despreciar, frecuentemente ridiculizar y
finalmente rechazar. La gente quiere pruebas definitivas yeso es lo más
difícil de conseguir.
Eso es lo que el
Instituto Tavistock ha hecho con la raza humana.
El
Nuevo Orden Mundial ha neutralizado la única amenaza real que las
«sucias masas», es decir, nosotros, hemos podido oponer a sus planes. Este
libro puede ser una excepción. Su objetivo es quitarle la máscara al
Nuevo Orden Mundial para mostrarlo como realmente es. En este libro hay
muchos documentos y fuentes que pueden verificar, al menos, parte de los
hechos y que dejarán al lector inteligente preguntándose si ahí detrás hay
más de lo que se ve a simple vista.
La siguiente información es fruto de muchos años de investigación, de miles
de documentos y fuentes consultadas.
Algunas personas increíblemente valientes han
arriesgado su vida (y otros han muerto intentándolo) para tener acceso a
parte del material en el que se detalla el terrible futuro que nos espera.
Volver al Índice