Thierry Meyssan: Hasta el sol de hoy sólo existe un libro sobre
Le Siècle
(El Siglo), el que usted escribió: "Au Cœur du pouvoir
- Enquête sur le club
le plus puissant de France" [En el centro del poder - Investigación sobre el club más poderoso de Francia. N.del T.]
Usted acaba de publicar ahora una edición actualizada y considerablemente
aumentada de ese trabajo. En su opinión, ¿por qué es usted el único en
publicar algo sobre un tema tan importante?
¿Consideran nuestros colegas periodistas que se trata de una organización
sin importancia o, por el contrario, temen fragilizar el sistema al ponerla
al descubierto?
Emmanuel Ratier: Todos los grandes medios,
tanto
la prensa escrita como la radio o la televisión son propiedad o se
hallan bajo el control de los miembros de Le Siècle (Dassault, Rothschild, Bolloré, Arnault, Lagardère,
etc.) o son dirigidos por miembros de Le Siècle.
Los pocos artículos que
aparecido sobre el principal, en realidad el único club de influencia
francés - Hermandades y Sociedades Secretas- son artículos de conveniencia y enteramente desprovistos
de interés. Para citar un solo ejemplo, el año pasado recibí varias veces a
una reconocida periodista económica que trabajaba para el programa Capital
del canal francés de televisión M6.
Me dijo que quería dedicar un trabajo de
25 minutos al club Le Siècle. Le abrí mis archivos, le di todos los
contactos, le entregué documentos ultraconfidenciales (anuarios, circulares
internas, fichas de reclutamiento, etc.). También le expliqué amablemente
que su reportaje no se transmitiría nunca y que sería cancelado porque el
presidente-director general de M6, Nicolas de Tavernost, era miembro de Le
Siècle.
Un mes más tarde, la periodista me llamó por teléfono, casi llorando,
para decirme que su trabajo había sido rechazado. También puedo decirle que
mi libro Au Cœur du pouvoir fue enviado a cerca de 130 periodistas de la
gran prensa, la prensa que podemos llamar "sometida".
No hubo ni un solo artículo o comentario sobre el libro.
Thierry Meyssan: ¿Puede usted describirnos brevemente cómo se entra a Le
Siècle y cuáles son actividades?
Emmanuel Ratier: La selección es extremadamente estricta y compleja. Uno no
entra a Le Siècle, hay que ser propuesto por los demás miembros, incluyendo
al menos un miembro del consejo de administración, al que pertenecen sólo
una docena de personas.
Se realiza entonces una investigación y hay que presentar una biografía muy
detallada. El sistema de votación es cualquier cosa menos democrático. Un
voto no vale lo mismo que otro voto. Funciona como en las logias masónicas.
Se vota con bolas negras y blancas. Una bola negra equivale a 2 bolas
blancas.
Si usted recibe 3 bolas negras es rechazado automáticamente. Después, usted
se convierte en "miembro invitado". Será sometido a prueba en cada cena y el
presidente de mesa presentará un informe sobre usted. Se reexamina su caso
al cabo de un año y si usted "es conveniente" se convierte en "miembro pleno".
Muchos son expulsados del club [al cabo del año]. En los demás casos, si el
consejo de administración estima que el individuo no es lo bastante
confiable pero lo considera interesante, o que piensa su carrera es
irregular, o sea que no está seguro de su futuro, se le puede mantener como
"invitado" por varios años.
Como Nicolas Sarkozy, que es "miembro invitado"
desde hace más de 10 años, o Francois Bayrou, que también lo fue por lo
menos durante 10 años. Los estatutos también estipulan, lo cual es realmente
la perfecta expresión del "racismo de clase" o del "racismo de casta", que
usted puede ser excluido si pierde su trabajo (por desempleo) o si cambia de
funciones.
Usted también tiene que salir del círculo cuando se jubila, en
todo caso a los 65 años como máximo. Pero también hay algún personaje como
Antoine Bernheim que puede seguir siendo útil a los 90 años (específicamente
como patrón de Generali).
Thierry Meyssan: Este club se caracteriza por el hecho de asumir no tener
otra ideología que el poder. Pero no se trata en lo absoluto de una
organización ejecutiva, sólo de un entramado relacional.
¿Cree usted que sea
únicamente una herramienta para facilitar carreras personales o estima usted
que esa organización tiene como objetivo mantener el predominio de una casta
sobre la sociedad francesa?
Emmanuel Ratier: Hay una ideología, la del liberalismo mundializado.
Como
explicó Laurent Joffrin, director de la revista Le Nouvel Observateur, que
renuncio estruendosamente a Le Siècle hace cerca de un mes [1], Le Siècle es
en realidad la sección francesa de
la hiperclase o de la superclase
mundializada.
Corresponde a la siguiente expresión de Samuel Huntington:
"la
superclase nacida de la mundialización".
Asimismo, Jacques Julliard, ex
miembro de la
Comisión Trilateral, escribe, dando prueba de cierta valentía
[2]:
"Le Siècle, el club de esa superclase
dirigente (…) En ese medio cerrado donde los socialistas tienen su
espacio junto a nutridos batallones de la derecha francesa, se
fermenta la ideología de la clase dominante: modernismo económico,
pensamiento correcto social y cultural, conformismo económico,
respeto absoluto hacia el poder del dinero."
Exceptuando el hecho que Le Siècle cuenta entre sus miembros tantos
oligarcas de izquierda como de derecha, esa descripción es perfectamente
exacta: sí hay una ideología… pero no se presenta como tal.
Lo que hay que
entender es que los miembros de Le Siècle no son todos iguales y que el
poder ha pasado de un grupo a otro a medida que el capital iba
reestructurándose en Francia, en Europa y en el mundo.
Así se ha transitado,
en 60 años, de la supremacía de los políticos (IV República) a la de los
industriales (con Pompidou), después a la de los tecnócratas (con Giscard
d’Estaing y el comienzo de la presidencia de Francois Mitterrand), a la de
los bancos (con el primer ministro Beregovoy) y, finalmente, a la de
la
finanza mundializada (con Chirac y Sarkozy).
Hoy en día son los financieros los que controlan Le Siècle y quienes dictan
sus reglas a los políticos.
Como dice Julliard,
"tras las apariencias sucesivas de las
combinaciones ministeriales, existe un gobierno de facto, un
gobierno invisible de las élites financieras e institucionales que,
a falta de dictar su ley, proporciona el pensamiento e inspira la
acción de las élites dirigentes francesas."
No quiero extenderme demasiado pero Le Siècle es un lugar, un laboratorio
donde se deciden muchas cosas.
Ciertos elementos aparecen en las memorias de
varios ex miembros, en algunos artículos, etc. Como las conversaciones son
secretas resulta difícil probar la existencia de intereses puramente
comerciales, pero varios miembros me lo han confirmado, así como diferentes
filtraciones, el sistema de reclutamiento, etc.
La mayoría de los miembros
no son reclutados por sus cualidades personales sino según las funciones que
ocupan.
Es el liberalismo antisocial en su expresión más elevada, cuyo único
sueño es que las clases populares trabajen por 2 euros diarios, como los
chinos, y que la oligarquía que las explote pueda acumular colosales
beneficios en los paraísos fiscales.
Presidenta del club Le Siècle desde noviembre de 2010,
Nicole Notat
personifica el pensamiento único.
Cercana a Edmond Maire y Jacques Delors,
fue secretaria general de la CFDT de 1992 a 2002.
Se esforzó por convencer a
la clase obrera de que había que apoyar
el Tratado de Maastricht, la
creación del euro y la reforma de la seguridad social francesa
por parte de
Alain Juppé.
Luego de pasarse al otro lado del tablero social,
Nicole Notat
dirige actualmente la agencia de calificación de riesgo
Vigeo.
La ruptura, hoy en día, no es entre la izquierda y la derecha.
Nicole Notat
era secretaria general de la CFDT [Confederación sindical francesa de
inspiración socialista. NdT.] cuando entró al club Le Siècle. Y eso le
permitía cenar todos los meses con los patrones de las grandes empresas del
CAC 40 [Índice bursátil francés equivalente al Dow Jones estadounidense. NdT.]
y con los principales dirigentes del gobierno. Lo mismo sucede hoy con
ciertos responsables de la CGT [Confederación sindical francesa de
inspiración comunista. NdT.].
La ruptura aparece por lo tanto en un eje bastante cercano al de la Red
Voltaire, entre mundialistas y antimundialistas, entre el respeto de los
derechos de los pueblos y la mera explotación económica de los individuos
vistos como mercancía.
Thierry Meyssan: Después de la ruptura de la unión de la izquierda [en
Francia], el diario francés L’Humanité mencionó los encuentros entre los
principales patrones y varios ministros socialistas en las cenas del club Le
Siècle.
Usted menciona ahora específicamente el caso de Nicole Notat y usted
revela en su libro que esa misma organización permite actualmente contactos
secretos entre esos mismos patrones y líderes de las centrales sindicales.
¿Cree usted que eso favorece un diálogo social más relajado o que, por el
contrario, ayuda a corromperlo?
Emmanuel Ratier: Es totalmente evidente que
es una forma de corrupción,
aunque no sea financiera.
Algo parecido a los abogados que defienden dos
bandos opuestos ante el tribunal y luego beben juntos en la cafetería del
Palacio de Justicia. Es visible lo que pasó con el Partido Comunista Francés
(PCF) y con la CGT. Los dirigentes que entraron al club Le Siècle
modificaron a fondo la ideología del PCF y de la CGT.
A pesar de todas sus
protestas, esas dos organizaciones respaldaron la Unión Europea, el Tratado
de Maastricht, el federalismo, el euro, el mundialismo, etc.
Traicionaron todos los intereses y las conquistas sociales de las clases
sociales que decían defender, en particular a la clase obrera y los
empleados. Son cómplices del desmantelamiento de los logros obtenidos a
través de las luchas sociales de los últimos 150 años.
Debido a ello, los
sindicatos ya no representan prácticamente nada y se financian esencialmente
con cotizaciones de las organizaciones patronales o a través del Estado.
Thierry Meyssan: Su libro incluye un estudio de un centenar de páginas y un
diccionario biográfico de más de 500 páginas en letra pequeña.
Usted no se
limita a recordar la carrera de cada miembro de Le Siècle sino que describe
sus compromisos políticos, como lo hace también en el boletín Faits &
Documents [3] que usted publica dos veces al mes. De hecho, usted se ha
convertido en el mejor conocedor de las élites francesas.
¿Qué imagen tiene
usted de ellas?
Emmanuel Ratier: Usted va a provocar todo un revuelo. Nadie cita mis
trabajos, pero sí los saquean, tanto los medios como los universitarios. El
Instituto de Estudios Políticos me negó el DEA [Diploma obligatorio para
alcanzar el doctorado en Francia. NdT.] de Ciencias Políticas. Nunca podré
reunir un tribunal para presentar una tesis. Los profesores que aceptaran
conformarlo estarían echando por la borda su propia carrera.
En cuanto a las élites francesas que conforman las tropas del club Le
Siècle, son - y seguramente así es también en otros lugares - de una
mediocridad extrema, en particular en la esfera política.
Lo que las
caracteriza es una falta total de imaginación, un pensamiento políticamente
conformista, la sumisión al dinero, el ansia de poder. Le Siècle es, primero
que todo, una sed de poder de gente que tiene poder y que quiere todavía más
poder. Es una central energética que redistribuye la energía únicamente
entre sus propios miembros.
Un vasto sistema de relaciones, de redes, de
sistemas de "yo te ayudo y tu me ayudas", de escalones para subir, de
matrimonios, de relaciones de negocios, de vales en los consejos de
administración, etc. Hay quien llamaría a eso "el sistema" o "el establishment". Pero su particularidad de hoy consiste en que es
extremadamente reducida y en que se concentra de forma extrema en manos de
unos pocos.
No importan los métodos.
Por ejemplo, Jean-Marie Messier arruinó
un modelo de la empresa francesa, Vivendi Universal, pero nunca fue excluido
[del club] y sigue participando en las cenas.
Thierry Meyssan: A pesar de ser un reconocido periodista, usted se ha visto
marginado de los grandes medios de comunicación franceses como resultado de
una orden de Charles Pasqua.
Usted prosiguió entonces su trabajo escribiendo
en las revistas del Frente Nacional [Partido francés de extrema derecha. NdT.],
lo cual le ha dado hasta hoy una persistente imagen de extremista de derecha.
Sin embargo, usted ataca una organización que es fruto directo de la
colaboración [con la ocupación nazi] y que ilustra perfectamente la
capacidad de las élites francesas para sobrevivir a los cambios de regímenes
políticos.
¿Cuál es su objetivo?
Emmanuel Ratier: Le Siècle proviene, efectivamente, de un medio muy
particular.
La trayectoria de muchos de sus fundadores es al estilo de la de Francois Mitterrand, por no decir más. O sea, una trayectoria que si no es
nebulosa es al menos compleja, en la que se cruzan la colaboración de
izquierda, la resistencia [contra los nazis], la sinarquía, la tecnocracia,
la francmasonería, etc., todo ello en la atmósfera muy particular de la
posguerra, con la influencia anticomunista americana, las combinaciones de
partidos de los años 1950, etc.
Y, hoy en día, con las extrañas maniobras de
la embajada americana hacia los barrios periféricos franceses [4].
En este caso [mi libro],
Au Cœur du pouvoir no ataca a nadie en particular
ni en general. Es una especie de descripción sociológica de lo que puede
verse como un perfecto caso de oligarquía muy eficaz en una supuesta
democracia. No hay ninguna toma de posición política. Es más bien un informe
de disección.
Mis adversarios, que al serlo sólo le hacen el juego a los poderosos a
quienes efectivamente puedo estorbarles y se convierten por lo tanto en sus
cómplices, me ponen todas las etiquetas posibles, un poco como a usted,
Thierry Meyssan, desde que usted rompió el pacto de lo políticamente
correcto.
Y lo hacen para evitar analizar lo que yo escribo y no tener que
tratar de demostrar o de probar que me equivoco.
Todo eso nada tiene que ver con la realidad. Para saberlo sólo hay que
reunirse conmigo una vez. Hace 17 años que vengo publicando cada 15 días un
boletín confidencial,
Faits & Documents, lleno de noticias confidenciales y
exclusivas. No me han hecho ni un solo proceso y sólo he tenido 2 o 3
derechos de repuesta.
Lo mismo sucede con el programa de 3 horas que
transmito cada 4 semanas a través de Radio Courtoisie. Ni solo juicio, ni un
solo derecho de respuesta.
Thierry Meyssan: En realidad, usted escribió en el pasado muchas cosas
erróneas sobre la Red Voltaire sin que nosotros hiciéramos nada al respecto.
Y sólo las corrigió mucho más tarde.
Que no haya juicio no prueba nada.
Emmanuel Ratier: Es verdad que fui muy duro con la Red Voltaire y con usted
mismo, Thierry Meyssan.
Usted tampoco fue tierno conmigo. Con la aceleración
de
la globalización y maniobras como la del
11 de
Septiembre, los dos hemos
evolucionado mucho y hemos descubierto que, más allá de las apariencias,
había muchas cosas que nos acercaban. Prueba de ello es que esta entrevista
hubiera sido imposible hace unos 15 años.
Yo publiqué en Faits & Documents un extenso diálogo entre Michel Lajoye,
terrorista de extrema derecha, y Carlos, terrorista de extrema izquierda.
A
su manera, cada uno de los dos estimaba al otro y, sobre todo, aceptaba el
diálogo, una entrevista imposible para toda mente conformista con cajones en
los que cada cual estaría bien clasificado, con su etiqueta.
Thierry Meyssan: Volvamos a la descripción, igualmente errónea, que de usted
se ha dado y que viene en parte del hecho que, como le han demonizado, no
han entendido su evolución.
Emmanuel Ratier: Yo podría publicar todo un libro exclusivamente con las
afirmaciones falsas que me han atribuido. Sólo mencionaré un ejemplo: en una
biografía sobre Thierry Ardisson [Conocido presentador y productor francés
de televisión. NdT.], a mí me dedican un capítulo entero.
En ese capítulo me presentan como su
"inspirador", su "gurú".
Sin embargo,
yo nunca he tenido delante de mí a ese presentador de televisión, nunca he
hablado con él, nunca le he escrito. Lo mismo sucede con todo lo demás y el
90% de lo que se dice de mí en Wikipedia es por el estilo. Lo único que es
cierto es que desde los 15 años fui militante nacionalista y que no reniego
nada de ese pasado.
He evolucionado en ciertos aspectos, en particular sobre
la oposición entre la izquierda y la derecha ya que el problema fundamental
de hoy es la mundialización y sus consecuencias para el respeto de las
identidades.
Thierry Meyssan: El fundador de Le Siècle,
Berard-Quelin [5], trabajó para
los dos bandos durante la Segunda Guerra Mundial, pero su pasado hubiese
podido pesar en su contra en el momento de la liberación [de Francia]. Al
parecer lo salvaron sus amistades radical-socialistas y americanófilas.
En
su opinión, ¿quién le hizo el favor?
Emmanuel Ratier: Yo no he podido tener acceso a todos los archivos. Los
fondos [documentales] están totalmente cerrados. La familia, evidentemente,
se negó a ayudar. Los secretos están cuidadosamente guardados, o han sido
destruidos. Forman parte de los grandes secretos de la República. Son
totalmente inaccesibles para mí.
Basta con ver el libro del capitán Paul
Barril,
Les Archives secrètes de Mitterrand (los archivos secretos de
Mitterrand) [6], donde, en una nota presentada como proveniente de la DGSE
[La Dirección General de la Seguridad Exterior, agencia de espionaje de
Francia. NdT.] sobre Klaus Barbie [7], aparece el nombre de Georges Berard-Quelin.
En la revista XXe siècle, publicación universitaria
considerada seria, hay un artículo increíble, totalmente encomiástico y
carente de conexión con la realidad histórica, que respalda la "leyenda
dorada" del club Le Siècle.
Yo agregaría que una de las claves, aunque no la
única, es evidentemente que Georges Berard-Quelin era francmasón, al igual
que Jean-André Faucher [8].
Thierry Meyssan: El fundador de Le Siècle lo es también de un imperio de la
prensa desconocido para la mayoría del público.
Su sociedad es una especia
de agencia de prensa que publica boletines diarios y semanales dirigidos a
las élites y a los medios de prensa [9]. Dado el pasado de esta personalidad
como colaborador [de los nazis en Francia] enseguida nos viene a la mente
que siguió haciendo legalmente lo que ya hacía bajo el régimen del Estado
francés [el régimen del mariscal Petain], o sea trabajo de inteligencia.
En
su opinión, ¿este imperio de prensa es verdaderamente privado o está
conectado con los servicios de algún Estado?
Emmanuel Ratier: Totalmente desconocida fuera de los círculos de los
poderosos, la Société générale de Presse es la principal empresa de fichaje
(legal) de las personalidades francesas.
Sus expedientes son mucho más
completos que los del desaparecido Renseignements Généraux [Servicio francés
de inteligencia. También conocido como RG. NdT.] y mucho más confiables.
Cientos, incluso más de mil, jóvenes periodistas, que posteriormente han
hecho carrera en todas partes, pasaron por la SGP.
Se analiza toda la prensa,
incluyendo hasta el último párrafo del Journal officiel.
La SGP tienes archivos, expedientes sobre millones
- y no exagero cuando digo
millones - de periodistas, políticos, sindicalistas, patrones, miembros de
gabinetes ministeriales, eclesiásticos, intelectuales, alcaldes, etc. Esos
archivos cubren 50 años. Basta con consultar los anuarios que publica
sistemáticamente desde hace décadas para darse cuenta de ello.
La dirección de la SGP está en manos de Etienne Lacour, quien ocupa al mismo
tiempo el puesto de secretario general, prácticamente inamovible, del
consejo de administración del club Le Siècle. Fue él quien sustituyó a
Georges Berard-Quelin, quien ocupaba exactamente las mismas funciones.
Ignoro completamente quiénes son sus accionistas ni qué tipo de servicios
puede ofrecer mediante pago, pero es evidente que el que tenga las llaves de
la SGP tendrá en sus manos los más extensos archivos sobre el poder en
Francia.
Archivos que además están completamente actualizados, mientras que
los del RG y otros servicios de policía son sólo una sombra de lo que
pudieran haber sido antes, cuando no han sido simplemente destruidos.