Trump en su viaje a Arabia
Saudí e Israel, reúne la triada de ideologías como el imperialismo,
el
wahabismo y el
sionismo, y a partir de sus
coincidencias e intereses, intensificarán las agresiones contra los
pueblos de Oriente Medio.
Tras un periodo de cortísimo y relativo alejamiento, bajo la
administración del ex presidente
Barack Obama, entre Washington y sus socios de la
Casa Al Saud y la entidad sionista,
el nuevo mandatario estadounidense ha decidido insuflar nuevos
alientos a la relación con sus hijos putativos en Oriente Medio y de
pasada incrementar la venta de armas en una región, que es el
principal cliente del complejo militar industrial estadounidense.
Sólo el año 2016 Arabia saudí gastó 67 mil millones de dólares en
armas, presionando, igualmente, para que sus aliados del denominado
Consejo de Cooperación del Golfo
(CCEAG - integrado por países árabes ribereños del Golfo Pérsico)
inviertan cifras multimillonarias en la compra de armas a Estados
Unidos y países aliados como Gran Bretaña y Francia.
El presidente estadounidense, en la ampulosamente denominada Cumbre
Árabe-Islámica Americana, ante representantes de 50 naciones
musulmanas, con Jefes de Estado o de gobierno de 37 de ellas llamó a
combatir al terrorismo.
"Expúlsenles.
Expúlsenles de sus lugares de culto. Expúlsenles de la tierra
santa" sostuvo en dicho encuentro en Riad.
A lo que faltó agregar
que esos intentos de expulsión debe hacerse con armas,
fundamentalmente, 'Made in USA' pero, además, declarar aquello sin
rubor alguno frente al papel desempeñado por Washington y
precisamente Arabia Saudí en el nacimiento y desarrollo de gran
parte de los movimientos terroristas que actúan en el Magreb,
Oriente Medio y Asia Central.
IMPERIALISMO Y
WAHABISMO MÁS UNIDOS QUE NUNCA
Donald Trump comenzó así, el día 21 de mayo, por tierras sujetas al
dominio de la Monarquía Wahabita, un periplo "evangelizador".
Acompañado por sus "apóstoles",
-
la primera dama,
Melania Trump
-
su hija mayor,
Ivanka
-
su yerno, Jared
Kushner
-
el jefe de
gabinete, Reince Priebus
-
el principal
asesor económico de la Casa Blanca, Gary Cohn
-
su asesor
estratégico, Steve Bannon
-
su asesor de
seguridad nacional, Herbert McMaster
-
el secretario de
Estado, Rex Tillerson,
...entre otros.
Un viaje en lo que este
mandatario considera implícito un objetivo, que debe ser el eje de
la política exterior mundial:
simples instrumentos
para la gloria y beneficio estadounidense.
Un viaje acompañado de
declaraciones tan surrealistas, ridículas como también peligrosas
como aquella en la cual Trump apeló,
"a las personas
decentes de todas las confesiones a dar batalla a los salvajes
criminales que buscan aniquilar la vida".
Indudablemente tal
apelación no era una autocrítica a la labor desempeñada por los
gobiernos estadounidenses y sus aliados de Oriente Medio, que son
los verdaderos salvajes y criminales contra gran parte de las
sociedades del mundo magrebí, de Oriente Medio y Asia Central, donde
radica gran parte del mundo islámico.
La apelación de Trump tampoco iba dirigida a sus aliados, como la
propia Arabia Saudí e Israel que llevan décadas aniquilando vidas
humanas, ocupando territorios que no les pertenecen, construyendo
muros, asesinado niños, reprimiendo las aspiraciones de libertad de
los pueblos como Yemen, Bahrein y Palestina.
Además, difundiendo
doctrinas terroristas como el wahabismo y el sionismo, asociadas en
el crimen y la violación de los derechos humanos de millones de
seres humanos.
En un discurso tan hipócrita como falso, Trump, bajo el beneplácito
de Monarquías reaccionarias como la Casa Al Saud, los Al Jalifa que
gobiernan en Bahrein, Qatar, Kuwait, Omán, Emiratos Árabes Unidos,
Jordania, entre otros puso la guinda a la torta del surrealismo al
acusar a Irán de,
"avivar las llamas de
los conflictos sectarios y del terror en Líbano, Irak y Yemen y
de apoyar los indescriptibles crímenes de Bashar al-Asad en
Siria".
Esto, porque según
Estados Unidos,
"Irán financia,
rearma y adiestra a terroristas, milicias y grupos extremistas
que esparcen el caos por la región".
Una confusión tan
execrable como interesada, pues no es posible confundir a quien
apoya los esfuerzos del Eje de la Resistencia frente a las
agresiones del Wahabismo y el sionismo, que aquellos, que como
Estados Unidos y sus aliados, en función de sus intereses
geoestratégicos se han dedicado a agredir a países como,
-
Irak
-
Siria
-
Afganistán
-
Yemen
-
Bahrein
-
Libia,
...entre otros, generando
desde el año 2001 a la fecha 2.5 millones de muertos, 30 millones de
desplazados internos y 15 millones de refugiados, que han ido a
incrementar las cifras de hombres y mujeres que buscan, allende su
patria, mejores perspectivas de vida.
Paralelo a los encuentros entre la delegación estadounidense y la
casta gobernante saudí, el surrealismo y los enredos interesados a
las que hago mención se consolidó con la celebración de un Foro
Para la Lucha Contra el Terrorismo y el Extremismo patrocinado
por la coalición militar islámica antiterrorista, creada en 2015.
De los resultados de este inusual encuentro nada se concluyo
respecto a exigir que precisamente estas Monarquías cesen el
suministro de dinero, armas y milicianos destinado a expandir el
terrorismo wahabita.
La prensa occidental, en general, ha signado sin apenas un esbozo de
crítica lo que indudablemente representa una falsedad en materia de
lo que cotidianamente sufren los pueblos del Magreb, Oriente Medio y
Asia Central que es, precisamente, la agresión de fuerzas militares
extranjeras donde Estados Unidos participa activamente junto a sus
socios de la OTAN.
La creación,
financiamiento y dotación de armas a grupos terroristas como,
-
Daesh
-
Fath al-Sham
-
Boko Haram
-
Ansar al-Dine
-
Al Shabat
-
Ahrar al-Sham,
...que nacen,
precisamente bajo el amparo del régimen wahabita y sus aliados.
Esto es el uso de la estrategia nacionalsocialista al estilo
Goebbels y la propaganda sionista bajo el marco de la Hasbara,
"miente, miente que
siempre algo queda".
Estados Unidos con ayuda
de sus medios de comunicación miente descaradamente, sin asumir, en
modo alguno, su responsabilidad en la inestabilidad en que vastas
regiones del mundo viven hoy sumergidas.
La travesía de Trump por Arabia Saudí y posteriormente por Israel ha
mostrado la verdadera dimensión de los objetivos extramuros de
Washington bajo la presidencia de este multimillonario.
Devenido en el líder de una nación que transita de la política del
leading from behind del
anterior mandatario estadounidense Barack Obama, a una policía
decidida a comprometerse activamente, junto a sus socios sionistas y
wahabitas, en la agresión contra los pueblos de Oriente Medio.
Pero también, sobre todo aquel que ose enfrentarse a una política
imperialista que persigue fundamentalmente,
Para el cumplimiento de
estos objetivos la administración estadounidense no escatima
esfuerzos y está dispuesta a involucrarse de lleno en las guerras de
agresión que la Casa al Saud y el sionismo encabezan, como punta de
lanza contra los pueblos de
-
Libia
-
Siria
-
Irak
-
Bahrein
-
Yemen
-
Palestina
Contando para ello con el
apoyo de las monarquías Feudales del Golfo Pérsico, Jordania, Egipto
y organizaciones como la OTAN y con la activa participación de
Francia e Inglaterra.
Al mismo tiempo que Trump sostenía ante representantes de 50
naciones en la denominada Cumbre Islámica-Árabe-Estadounidense,
"Vengo con un mensaje
de amistad, esperanza y amor",
...el ejecutivo
estadounidense, como todo viaje que se precie de tener fines
beneficiosos, llevaba consigo el mandato del
complejo militar industrial.
Así, bajo el escudo de las palabras de
buena crianza, llamados a la paz, a combatir el terrorismo, entre otras
frases altisonantes, se firmaron acuerdos militares con la Casa al
Saud que involucran 110 mil millones de dólares en equipos y
pertrechos militares para las fuerzas armadas saudí que sobrepasan
los 230 mil efectivos.
A lo que se sumarían
proyectos por otros 200 mil millones de dólares en obras que
beneficiarán a empresas occidentales y de aliados europeos que se
comprometan a cerrar los ojos frente a los atropellos a los derechos
humanos llevados a cabo por la Casa al Saud.
La multimillonaria venta comprende,
84 aviones F 15 SA,
150 helicópteros Black Hawk Apache, navíos de guerra, blindados,
tanques, bombas guiadas de alta precisión y un sistema de radar
diseñado para derribar misiles balísticos.
El paquete incluye
armas ligeras, mantenimiento de 115 tanques M1A2, cuatro buques
de guerra, sistema de defensa antimisiles THAAD, seguridad
marítima, radares y comunicaciones y tecnología de la seguridad
cibernética.
Como excusa para esta
compra, nuevamente Irán ha salido al ruedo, tras la declaración de
un portavoz de la Casa Blanca frente a esta venta.
"El contrato de
material y servicios de defensa refrenda nuestro tradicional
apoyo a la seguridad de Arabia Saudí y del Golfo ante las
amenazas iraníes, y contribuye a incrementar la lucha
antiterrorista en la región para liberar la carga que recae
sobre las tropas de EE.UU."
Las armas compradas por
la Monarquía wahabita servirán para seguir masacrando a la población
de Yemen, reprimir al pueblo de Bahrein, traspasar parte de ellas a
las fuerzas terroristas como Daesh, Fath al-Sham, Ahrar al Sham al
amparo de lo que el propio Ministro de Relaciones Exteriores de
Arabia Saudí, Adel al-Yubeir sostuvo,
"la administración
estadounidense tiene una visión que encaja con la visión del
reino sobre el papel de Estados unidos en el mundo; la
erradicación del terrorismo, la confrontación con irán, la
reconstrucción de las relaciones con aliados tradicionales, el
comercio y las inversiones".
He aquí, sin tanto
eufemismo los objetivos de compras multimillonarias en una monarquía
con alto desempleo juvenil - donde la población del país menor a los
30 años constituye el 65% del total - con un déficit fiscal derivado
de la baja del precio del petróleo pero empeñada a seguir actuando
en su papel del gendarme del mundo árabe en la región.
Medios estadounidenses señalaron, que además de la venta de armas,
la empresa petrolera nacional Saudí Aramco firmó acuerdos por 50 mil
millones de dólares con empresas estadounidenses.
El ministro de Energía,
Khalid al-Falih dijo que los convenios que incluyen a todas
las empresas ascendieron a más de 200 mil millones de dólares EE.UU.
Otro convenio, entre
Saudi Basic Industries Corporation y la
estadounidense Exxon Mobil, una empresa dirigida hasta hace
poco por el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson,
fue firmado para construir un complejo químico por 20 mil millones
de dólares.
Ello en una conducta que ha sido clásica en la dirigencia
estadounidense:
firmar contratos
multimillonarios donde alguna vez tuvieron intereses y lo
tendrán en el futuro cuando dejen sus cargos públicos.
A pesar de los lazos,
cada día más estrechos entre Riad y Tel Aviv, algunas voces del
sionismo alertaron sobre la compra de armas saudí.
El Ministro de Infraestructura, Energía y Recursos de Aguas,
Yuval Steinitz,
expresó su preocupación por el acuerdo de armas entre Riad y
Washington,
"Cientos de millones
de dólares en acuerdo de armas es algo por lo cual necesitamos
recibir una explicación. Sobre todo porque la Monarquía saudí es
un país hostil y debemos asegurar que se mantenga la ventaja
militar cualitativa de Israel.
Este no es país con
el que tenemos relaciones diplomáticas y nadie sabe qué es lo
que depara el futuro. Espero que recibamos pronto respuestas.
Esto es algo que
definitivamente debería preocuparnos".
El ministro Ayoob Kara
- de origen druso - también expuso el tema durante una reunión de
ministros del Likud, preguntándole al primer ministro, Benyamin
Netanyahu, si no estaba preocupado por el hecho de que Riad se
está convirtiendo en,
"una potencia mundial
superior a nosotros".
Netanyahu dijo que
discutiría el asunto en el Gabinete.
Tras el viaje a Arabia Saudí, como primera etapa para la
consolidación de una alianza con fines de dominio - donde Washington
exige a Riad que se mantengan los niveles de cooperación con el
sionismo - Donald Trump dirigió su Air Force One a los territorios
palestinos ocupados.
Aterrizó el día lunes 22
de mayo en el Aeropuerto de Tel Aviv donde fue recibido por la
dirigencia sionista en pleno.
En un acto claramente de
mayor acogida y beneplácito que aquella que se otorgó a un Barack
Obama a fines del año 2016, en que a pesar de otorgarle 38 mil
millones de dólares en ayuda militar por la próxima década, fue
intensamente criticado por sus tibias opiniones respecto a la
política colonial sionista en Palestina.
Israel quiere
incondicionalidad y lo ha encontrado en este Donald Trump cuya
propia familia tiene fuertes vínculos con el sionismo.
Los alcances del viaje a la entidad sionista y los territorios
ocupados serán parte de un próximo análisis. Por ahora la imagen de
un Donald Trump agasajado por el Wahabismo es más que suficiente
para preocuparnos por el futuro de una región que ve con temor esta
triada entre Washington-Riad-Tel Aviv.
En principio la
hipocresía encabeza la carrera por definir de mejor forma este
periplo del mandatario estadounidense.