por Dmitry Orlov
21 Abril 2018
del Sitio Web RussiaInsider
traducción de SOTT

21 Abril 2018

del Sitio Web SOTT

Versión original en ingles

 

 

 


Misil hipersónico Kinzhal ("daga")

puesto a prueba por el ejército ruso.

 

 


Durante los últimos 500 años, las naciones europeas,

  • Portugal

  • los Países Bajos

  • España

  • Gran Bretaña

  • Francia

  • brevemente Alemania,

...han podido saquear gran parte del planeta mediante la proyección de su poder naval en el extranjero.

 

Dado que gran parte de la población mundial vive en las zonas costeras, y gran parte de ella comercializa a través del agua, los barcos armados que llegaban repentinamente de la nada pudieron poner a las poblaciones locales a su merced.


Las armadas podían saquear, imponer tributos, castigar a los desobedientes, y luego usar ese saqueo y tributo para construir más barcos, ampliando el alcance de sus imperios navales.

 

Esto permitió que una pequeña región con pocos recursos naturales y pocas ventajas nativas, más allá de la aridez extrema y la abundancia de enfermedades transmisibles, dominara el mundo durante medio milenio.

El heredero final de este proyecto imperial naval es Estados Unidos, que presuntamente es capaz de imponer la Pax Americana en todo el mundo gracias a la nueva incorporación del poderío aéreo, su gran flota de portaaviones y su enorme red de bases militares en todo el planeta.

 

O, más bien, fue capaz de hacerlo durante el breve período entre el colapso de la URSS y el surgimiento de Rusia y China como nuevas potencias globales y su desarrollo de nuevas tecnologías antiaéreas y antibuques.

 

Pero ahora este proyecto imperial ha llegado a su fin...

Antes del colapso soviético, los militares estadounidenses generalmente no se atrevían a amenazar directamente a los países a los que la URSS había extendido su protección.

 

Sin embargo, al utilizar su poder naval para dominar las rutas marítimas que transportaban petróleo crudo, y al insistir en que el petróleo se comercializara en dólares estadounidenses, pudo vivir más allá de sus posibilidades emitiendo instrumentos de deuda denominados en dólares y obligando a los países de todo el mundo a invertir en ellos.

 

Importaba lo que quería usando dinero prestado mientras exportaba la inflación, expropiando los ahorros de gente de todo el mundo.

 

En el proceso, EE.UU. ha acumulado niveles absolutamente asombrosos de deuda nacional:

más allá de cualquier cosa vista antes en términos absolutos o relativos.

Cuando esta bomba de endeudamiento explote finalmente, extenderá la devastación económica mucho más allá de las fronteras de Estados Unidos.

 

Y explotará, cuando deje de funcionar la bomba surtidora de riqueza del petrodólar, que le ha sido impuesto al mundo mediante la superioridad naval y aérea de Estados Unidos.

La nueva tecnología de misiles ha hecho que resulte barato derrotar a un imperio naval. Anteriormente, para librar una batalla naval, había que tener barcos que superaran a los del enemigo en velocidad y poder de artillería.

 

La Armada Española fue hundida por la Armada Británica. Más recientemente, esto significaba que sólo aquellos países cuyo poder industrial fuera igual al de Estados Unidos podrían soñar con oponerse militarmente.

 

Pero esto ha cambiado:

los nuevos misiles de Rusia pueden lanzarse desde miles de kilómetros de distancia, son imparables, y sólo hace falta uno para hundir un destructor y dos para hundir un portaaviones.

 

Un brontosauro militar

financieramente paralizado

 

 

La armada americana ahora puede ser hundida sin necesidad de contar con una armada propia.

 

El tamaño relativo de las economías estadounidense y rusa o los presupuestos de defensa son irrelevantes:

los rusos pueden construir más misiles hipersónicos de forma mucho más rápida y barata de lo que los estadounidenses podrían construir más portaaviones.

Igualmente importante es el desarrollo de nuevas capacidades de defensa aérea de Rusia:

los sistemas S-300 y S-400, que esencialmente pueden sellar el espacio aéreo de un país.

Dondequiera que se desplieguen estos sistemas, como en Siria, las fuerzas estadounidenses se ven ahora obligadas a mantenerse fuera de su alcance.

 

Ahora que su superioridad naval y aérea se está evaporando rápidamente, Estados Unidos sólo puede recurrir militarmente al uso de grandes fuerzas expedicionarias, una opción políticamente desagradable y que ha demostrado ser ineficaz en Irak y Afganistán.

 

También existe la opción nuclear, y aunque no es probable que su arsenal nuclear sea neutralizado en un futuro próximo, las armas nucleares sólo son útiles como elemento de disuasión.

 

Su valor especial consiste en evitar que las guerras se intensifiquen más allá de cierto punto, pero ese punto yace más allá de la eliminación de su dominio naval y aéreo mundial.

 

Las armas nucleares son peor que inútiles cuando se trata de aumentar el comportamiento agresivo contra un oponente con armas nucleares:

invariablemente, sería un movimiento suicida.

Lo que EE.UU. enfrenta ahora es esencialmente un problema financiero de deuda impagable y una bomba surtidora de riqueza fallida.

 

Y debería ser un hecho asombrosamente obvio que desencadenar explosiones nucleares en cualquier parte del mundo no solucionaría los problemas de un imperio que está yendo a la quiebra.

Los acontecimientos que señalan grandes cambios de época en el mundo a menudo parecen insignificantes cuando se consideran aisladamente.

 

El cruce del Rubicón por Julio César fue sólo el cruce de un río; las tropas soviéticas y norteamericanas que se reunían y confraternizaban en el Elba fue, en términos relativos, un acontecimiento menor, ni mucho menos cercano a la escala del asedio de Leningrado, la batalla de Stalingrado o la caída de Berlín.

 

Sin embargo, éstos señalaron un cambio tectónico en el paisaje histórico.

 

Y quizás acabamos de presenciar algo similar con la reciente y patéticamente diminuta Batalla de Guta Oriental en Siria, en la que Estados Unidos utilizó un incidente de armas químicas ficticio como pretexto para lanzar un ataque igualmente ficticio contra algunos aeródromos y edificios de Siria.

 

El establishment de la política exterior de Estados Unidos quería demostrar que sigue siendo importante y que tiene un papel que desempeñar, pero lo que realmente sucedió fue que se demostró que la potencia naval y aérea de Estados Unidos es casi completamente irrelevante.

Por supuesto, todo esto es una noticia terrible para las instituciones militares y de política exterior de Estados Unidos, así como para los muchos congresistas estadounidenses en cuyos distritos operan contratistas militares o se encuentran bases militares.

 

Obviamente, esto también es una mala noticia para los contratistas de defensa, para el personal de las bases militares y para muchos otros.

 

También es una noticia económica espantosa, ya que el gasto en defensa es el único medio eficaz de estímulo económico que puede utilizar políticamente el gobierno de Estados Unidos.

 

Los "trabajos de construcción listos para comenzar" de Obama, si recuerdan, no hicieron nada para prevenir la dramática caída en la tasa de participación laboral, que es un eufemismo para lo opuesto a la tasa de desempleo real.

 

También está el maravilloso plan de invertir mucho dinero en el SpaceX de Elon Musk (mientras se continúan comprando motores de cohetes de importancia vital a los rusos; que actualmente están discutiendo el bloqueo de su exportación a EE.UU. en represalia por sus nuevas sanciones).

 

En resumen, si le quitamos el estímulo de la defensa, la economía de EE.UU. hará un fuerte chasquido seguido de un ruido sibilante que disminuirá gradualmente.

No hace falta decir que todos los implicados harán todo lo posible por negar u ocultar durante el mayor tiempo posible el hecho de que la política exterior y de defensa de EE.UU. ya ha sido neutralizada.

 

Mi predicción es que el imperio naval y aéreo de Estados Unidos no fracasará por ser derrotado militarmente, ni será desmantelado una vez que las noticias digan que es inútil.

 

En cambio, se verá forzado a restringir sus operaciones por falta de fondos. Puede que todavía haya algunos golpes fuertes antes de que se dé por vencido, pero lo que más oiremos serán muchos gemidos.

 

Así sucedió con la URSS, y así sucederá con Estados Unidos también...