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Brasil, Lula da Silva; China, Xi Jinping; Sudáfrica, Cyril Ramaphosa; el primer ministro de la India, Narendra Modi; y el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en la cumbre de los BRICS celebrada en agosto en Johannesburgo. POOL (via REUTERS)
El mundo se adentra a gran velocidad en la era de la revancha.
Confluyen en ella dos grandes vectores:
Capacidades y planteamientos son diferentes, pero hay un común denominador en la voluntad de superar un pasado insatisfactorio, a veces humillante, exigiendo cambios y compensaciones:
El movimiento no es nuevo, pero adquiere velocidad e intensidad.
China y la India tienen hoy más fuerza que nunca en los últimos siglos. Los no alineados en general pesan hoy más que hace medio siglo.
El debate general de la asamblea de la ONU que se celebra esta semana (Septiembre 2023) contribuirá a entender el devenir de esta era, tanto a través de los discursos, como por las ausencias - Xi, Putin, Modi, Macron, Sunak… - que señalan que este pulso no pasa por la ONU y su multilateralismo.
Veamos sus dinámicas de fondo...
Con una creciente convicción en sus posibilidades, el Kremlin lanzó los ataques en Georgia y Ucrania, se metió en Siria, proyectó su influencia en África, hasta el redoble brutal de la invasión a gran escala de febrero de 2022.
La reescritura del pasado es un elemento troncal de esta maniobra.
Lo es tanto con respecto a las relaciones pasadas entre Rusia y
Ucrania, como en cuanto a la URSS, la rehabilitación de Stalin, la
exaltación de
un casi mítico "mundo ruso"
que sobrepasa las fronteras del país
o de viejas experiencias imperiales.
Es cortejada por Occidente como valioso aliado ante China, demuestra considerables capacidades tecnológicas con su programa espacial, cuenta con una demografía desbordante de jóvenes.
Su Gobierno desarrolla una política de nacionalismo hindú muy decidida a consolidar su lugar en el mundo, entre otras cosas tratando de configurarse como portavoz del Sur Global.
Aquí también, el pasado se configura como elemento para tomar impulso.
En el marco de esa asertividad se inscribe
la acusación lanzada por el Gobierno de Canadá, que esta semana
ha denunciado tener indicios de que Nueva Delhi está detrás del
asesinato de un líder sij en su territorio, hecho que la India
rechaza tajantemente.
El enorme crecimiento económico y tecnológico de las últimas décadas respalda una nueva posición de poder para Pekín en la escena mundial.
Aquí también el esfuerzo viene condimentado por referencias al tramo oscuro del pasado nacional del cual, con orgullo, hay que reponerse para regresar a la condición histórica de imperio central, así como un revisionismo histórico de intenciones sospechosas.
China se proyecta en el tablero global con iniciativas económicas e infraestructurales, intenta tejer redes que compensen las alianzas formales de EE.UU.
Su reciente
maniobra para ampliar el foro de los BRICS es un síntoma de la
aceleración de los planes para forzar un cambio en los equilibrios
del orden mundial.
Naturalmente, este es más difuso, ya que no es la iniciativa de potencias unitarias - y que, en el caso de China y Rusia, se respaldan mucho políticamente - sino una gaseosa agregación de países con situaciones diferentes.
Pero es innegable que hay una creciente
convergencia entre ellos, precisamente también por la labor de
países como la India, o Brasil, que tratan de tejer un entramado.
Es evidente que muchos observan con irritación cómo los europeos clamamos porque todo el mundo considere como propia la cuestión de la 'invasión' de Ucrania, cuando nos desentendimos de tantos y tantos conflictos en el pasado.
Hay mucho más.
Yendo un poco más atrás, sigue reverberando el eco,
Las responsabilidades son grandes y desempeñan un papel en la voluntad de cambio y también de revancha.
Es preciso,
Todo ello no resta, sin embargo, un solo gramo a la inaceptable
'rudeza' de Rusia - que debería ser rechazada con contundencia por
todos - porque errores pasados no justifican permanecer inermes ante
atropellos actuales, o a la pobre calidad de los argumentos de
regímenes que hablan mucho, reprochan mucho, pero que ni siquiera
permiten a sus ciudadanos decir libremente lo que piensan...
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