van moviendo sus peones. Si se ven obligados a renunciar a sus guerras en el Medio Oriente ampliado, las llevarán a la Cuenca del Caribe. El Pentágono está planificando el asesinato de un jefe de Estado electo democráticamente, así como la ruina de su país, y está tratando de socavar la unidad de Latinoamérica.
John Bolton, hoy consejero de seguridad nacional de Estados Unidos,
ha reactivado el proyecto del Pentágono para la destrucción de los
Estados en los países de la Cuenca del Caribe.
El almirante y su Oficina tendrían como misión adaptar las fuerzas armadas de Estados Unidos a su nueva misión en tiempos de globalización financiera.
Se trataba de cambiar la cultura militar estadounidense para emprender la destrucción de las estructuras de los Estados en los países de las regiones no conectadas a la economía globalizada.
El plan preveía la
destrucción de una veintena de países insulares o con costas en el
Mar Caribe, exceptuando sólo Colombia, México y, de ser posible,
algunos territorios británicos, estadounidenses, franceses y
holandeses en esa región.
Como podemos ver, al cabo de 2 años Trump ha logrado solamente prohibir que el Pentágono y la OTAN dotaran de un Estado (el Califato) a los grupos terroristas que les sirven de herramienta, pero sin lograr por ello que renunciasen a seguir manipulando el terrorismo.
Si bien Trump ha logrado reducir
la tensión en el Gran Medio Oriente, también es cierto que las
guerras no han cesado en esa parte del mundo, aunque han perdido
intensidad.
En
aquel documento, el jefe del "Comando Sur" estadounidense exponía
abiertamente los medios desplegados contra Venezuela.
[1]
En agosto de 2017, Estados Unidos y sus aliados incluso organizaron maniobras multinacionales con traslado de tropas. [4]
La próxima llegada al
poder en Brasilia - en febrero de 2019 - del pro-israelí
Jair
Bolsonaro puede llegar a hacer posible esa previsión.
próximo vicepresidente de Brasil,
junto al presidente electo Jair Bolsonaro.
El propio Hamilton Mourao ya se había destacado por sus declaraciones contra los presidentes Lula Da Silva y Dilma Roussef.
En 2017, Mourao había declarado - en nombre de la logia Gran Oriente de Brasil - que ya era hora de dar un nuevo golpe de Estado militar. Ahora, este personaje va a convertirse en vicepresidente de Brasil, como acompañante del presidente electo Bolsonaro.
Y en una entrevista concedida a la revista Piaui, no se le ocurrió nada mejor que anunciar el próximo derrocamiento del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y el despliegue en ese país de una fuerza de "paz" brasileña.
Ante la gravedad de esas palabras
de su ya designado vicepresidente, el presidente electo Bolsonaro
se apresuró a rectificar, asegurando que nadie quiere guerra con
nadie y que su vicepresidente hablaba demasiado.
El ataque de los falsos militares
venezolanos se desarrollaría bajo las órdenes del ex coronel
Oswaldo Valentín García Palomo, actualmente reclamado por la
justicia venezolana como uno de los implicados en el intento de
magnicidio dirigido contra el presidente Maduro el 4 de agosto de
2018, durante el aniversario de la Guardia Nacional de Venezuela.
El plan estadounidense incluye la toma por asalto, desde el inicio del conflicto, de 3 bases militares venezolanas en las regiones de,
contra Oswaldo Valentín García Palomo, coronel (R) de la Guardia Nacional, por su participación en el intento de asesinato perpetrado
contra el presidente de la República Bolivariana de
Venezuela.
Es con
ese objetivo que los países miembros del "Grupo de Lima"
cuestionaron la legalidad de la elección presidencial venezolana,
incluso antes de su realización, y prohibieron - por cierto,
ilegalmente - la realización del sufragio en los consulados de
Venezuela.
Pero los países miembros del
"Grupo de Lima" les impiden
hacerlo, utilizando para ello maniobras tan bajas como prohibir el
uso de su espacio aéreo a los aviones fletados por el gobierno de
Venezuela para repatriar a esos venezolanos y prohibiendo que
crucen sus fronteras los autobuses enviados con el mismo objetivo.
Lo importante no son las acciones militares sino la impresión de desorden transmitida por todos estos acontecimientos.
Se trata,
primeramente, de sumir a la gente - y a la opinión pública
internacional - en un estado de confusión que hace posible hacerles
creer prácticamente cualquier cosa. [5]
Pero, en lo tocante a Venezuela, ahora se da por sentado - como si fuese una verdad que no necesita demostración - que Hugo Chávez fue un "dictador comunista", y se silencia el increíble progreso político y económico que Venezuela alcanzó bajo la presidencia de ese líder, democráticamente electo.
Después de crear una imagen que no corresponde a la realidad, será
posible actuar contra esos Estados y destruirlos sin que nadie
proteste por ello.
En 1823, cuando James Monroe decidió cerrar las Américas a la ola colonizadora europea, no imaginó que su doctrina sería interpretada 50 años después como una proclamación del imperialismo estadounidense.
De esa misma manera, cuando Donald Trump afirmaba
- en la ceremonia de su investidura presidencial - que la época de
los "cambios de régimen" había quedado atrás, seguramente no
pensaba que los encargados de aplicar su política acabarían
traicionándolo.
El 1º de noviembre de 2018, John Bolton, consejero presidencial para los temas de seguridad nacional, declaraba en Miami que Cuba, Nicaragua y Venezuela son la "troika de la tiranía".
Sólo un mes después, el 1º de diciembre, el secretario de Defensa de la administración Trump, el general James Mattis, afirmaba en el Reagan National Defense Forum que el presidente electo de Venezuela, Nicolás Maduro, es un "déspota irresponsable" que "tiene que irse". [6] [7]
Referencias
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