por Javier Benítez
19 Enero
2019
del Sitio Web
SputnikNews
El Euro
es de Guinness:
logró que de sus
veinte años de vida,
los últimos diez
los haya transcurrido
en una de las
peores crisis
que haya
conocido la historia.
Y aunque de cara
a la galería
las autoridades
del bloque comunitario
canten alabanzas
a la divisa,
entre bambalinas
reconocen
la necesidad de
medidas urgentes
para no acabar
en ruinas.
La procesión va por dentro - y por fuera - en la economía de la UE,
por más que se intente mostrar otra cosa.
Así, este 15 de enero, y
al sonido de las notas musicales de la Oda a la Alegría, el
Parlamento Europeo celebró la existencia orgánica providencial de la
moneda que intenta ser única en el club.
Alegría es precisamente lo que falta por estos tiempos en el bloque.
Y también da la impresión de que no dicen presente ya de forma tan
habitual algunos de los valores, pilares fundacionales
fundamentales, y que están representados en la obra de Ludwig Van
Beethoven.
Por esa razón esta oda fue escogida en 1985 por los dirigentes del
club como himno comunitario:
y es que la "Oda a la
Alegría", escrita por el alemán Friedrich Schiller en
1785 y musicalizada por su compatriota en 1823 en la que fue su
Novena Sinfonía, expresa la visión idealista de la
fraternidad entre los seres humanos, y los ideales europeos de
libertad, paz y solidaridad.
Así, estos 20 años del
Euro despiertan ciertas interrogantes.
-
¿Ha representado
una alegría para la UE y para sus ciudadanos?
-
¿Ha demostrado
ser esa expresión de ideales europeos de libertad, paz y
solidaridad, o más bien el Euro se ha ajustado a las
necesidades de la economía alemana, y las demás debieron
bailar al ritmo germano?
-
¿Se convirtió el
'Himno de la alegría' en el 'Himno de la alergia'?
El economista
José Luis Carretero Miramar
explica que,
"considerada muy en
abstracto, la construcción del Euro se planteó en el marco de un
proceso de unificación europea que se suponía que iba a
construir una especie de Estado continente, de gran federación
continente que fuera capaz de hacer frente en el marco de un
sistema global cada vez más multipolar, a distintos actores como
EE.UU., la emergente China, etc., que pudiera construir una gran
superpotencia en el marco de la UE.
Pero lo cierto es que
sin embargo no ha conseguido esto, sino todo lo contrario".
Y es que el Euro ha
atravesado desde 2007-2008 una década de profunda crisis que ha
dejado al desnudo los fallos de una estructura carente de una
auténtica política económica común, tras lo que se han creado
mecanismos de rescate para los socios en problemas y de vigilancia
para la banca en el origen de la debacle.
El economista indica que,
"tal y como se
construyó la moneda única y cómo fue estructurada, aparte de
todo el conjunto de políticas en la UE, lo que se ha producido
es un proceso de descomposición que está llevando a una crisis
brutal de la propia UE en los últimos tiempos.
Esto es lo que
estamos viendo tanto con
el Brexit como en relación a
las diversas líneas de tensión que han implicado a la UE, tanto
a nivel de países del norte frente a países del sur, como a los
países del corazón de la UE, frente a los países del
Grupo de Visegrád, los países
del Este".
Al entrar en detalles un
poco más técnicos, Carretero Miramar sostiene que,
"el Euro se construye
de una manera muy concreta: un tipo de moneda que representa
básicamente los intereses del norte de Europa y de la estructura
industrial alemana.
Es una moneda que
tiene un cambio que es suficientemente bajo para incentivar las
exportaciones alemanas, pero al mismo tiempo el efecto que
produce esa unificación es una circunstancia en la que los
países periféricos lo que encuentran es una moneda muy fuerte
para sus economías lo que perjudica también sus exportaciones,
su propio desarrollo industrial y endógeno".
Dice la historia oficial
que el primer día de enero de 1999 el Euro comenzó a operar como
moneda común en los países integrados a la eurozona, que hoy suman
un total de 19.
Su objetivo:
evitar el costo
de compra y venta de monedas europeas entre países vecinos,
coadyuvar a la formación de la eurozona y dinamizar el comercio
y el crecimiento interno de la región.
La operación eficaz del
Euro exigía a los países adoptar una política macroeconómica común,
con baja inflación, déficit fiscal y endeudamiento público.
En lo externo, se
esperaba que los países de la zona Euro no experimentaran choques
asimétricos, cuya afectación varía según las condiciones de cada
miembro, pero de llegarse al extremo de que se dieran, la
colaboración entre los socios podría controlar los efectos.
Carretero Miramar disiente un poco sobre el origen real, en tiempo y
forma, de la moneda única, y al mismo tiempo reconoce que de alguna
manera ha cumplido su meta.
"El Euro ha tenido el
éxito que se esperaba de él por parte de los grandes financieros
e industriales nor-europeos", observa.
El economista cree que el
Euro procede de una serie de proyectos anteriores.
"Si uno estudia la
historia del Banco de Pagos Internacionales (BIS)
de Basilea hay un libro que se llama 'El Superbanco' [de Adam
Lebor] donde explicita muy claramente cuáles son los intereses
de los grandes financieros internacionales, los grandes
financieros alemanes, que tienen una estrategia delineada para
el conjunto de Europa, ya antes incluso de la Segunda Guerra
Mundial", asevera José Luis Carretero Miramar.
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