17 Mayo 2022 del Sitio Web VoltaireNet
contra Hiroshima y Nagasaki no eran una necesidad militar. Tokio ya había tomado la decisión de rendirse cuando Estados Unidos lanzó sendas bombas atómicas sobre esas dos ciudades japonesas. Pero en Washington querían evitar que Japón optara por capitular ante las tropas soviéticas, que ya avanzaban en Manchuria. Washington utilizó el fuego nuclear contra dos ciudades japonesas sólo para que Japón se rindiera ante Estados Unidos y no ante la URSS.
alrededor de la guerra en Ucrania, presentamos algunas reflexiones sobre la evolución de la dimensión humana de la guerra.
El fin del capitalismo industrial y de la globalización no sólo transforman nuestras sociedades y nuestros modos de pensar.
También modifican el significado de todas nuestras actividades y eso incluye las guerras. ..
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, hace 77 años, los europeos - exceptuando sólo a los ex yugoslavos - han vivido en condiciones de paz dentro de sus fronteras.
La guerra era para ellos un lejano recuerdo y hoy
la redescubren con horror en el contexto
del conflicto en Ucrania.
Y es que durante largas décadas los europeos simplemente ignoraron los sufrimientos de esos pueblos, acusándolos incluso de ser responsables de sus propias desgracias.
Lo
peor es que están cometiendo el error de interpretarlo según la
experiencia de las generaciones que vivieron la dos guerras
mundiales en vez de hacerlo en función de lo que ellos mismos están
viviendo.
La exclusión de los matices hace que todos se vean obligados a reescribir los hechos.
Sólo hay dos bandos:
La propaganda de guerra es tan poderosa que, en poco tiempo, ya nadie distingue la diferencia entre la realidad de los hechos y la manera como se describen.
Nos vemos todos sumidos en la oscuridad, sin nadie que sepa cómo encender la luz.
Se sufre y se muere no sólo bajo los golpes del enemigo sino también bajo el fuego de nuestro propio bando. La guerra no sólo es sufrimiento y muerte sino también injusticia, que es mucho más difícil de soportar.
Muchos ceden a la locura y dejan de comportarse como seres humanos. En la guerra ya no hay autoridad capaz de poner a cada cual ante las consecuencias de sus actos. Desaparece la posibilidad de contar con el prójimo.
El hombre se convierte en el lobo del
hombre.
Yo pasé una década en los campos de batalla, sin regresar a mi país.
Si hoy estoy lejos del sufrimiento y de la muerte, todavía siento la fascinación irresistible de las miradas que aclaran.
Detesto la guerra, y sin
embargo tengo que decir que la extraño porque en medio de esa
confusión de horrores siempre resplandece una forma sublime de
humanidad.
Es posible que algunos
sientan reticencia ante lo que voy a mencionar, pero sólo podemos
encontrar la paz aceptando la realidad.
El paso del capitalismo industrial a la globalización financiera transforma nuestras sociedades y pulveriza los principios que las organizaban, de la misma manera esa evolución modifica las guerras.
El problema es que ya somos incapaces de adaptar nuestras sociedades a ese cambio estructural y, por consiguiente, somos aún más incapaces de reflexionar sobre la evolución de la guerra.
Eso es exactamente lo que está sucediendo hoy.
Los straussianos estadounidenses - discípulos del filósofo Leo Strauss - han logrado obligar a Rusia a intervenir en Ucrania al eliminar toda otra opción que no fuese entrar en guerra.
Ahora, si los países de la OTAN se obstinan en seguir hostigando a Rusia,
Los periodos de transición entre dos épocas, durante los cuales hay que repensar las relaciones entre los grupos humanos, favorecen la aparición de ese tipo de catástrofes.
Algunos siguen razonando en función de principios que en algún momento fueron eficaces, pero que ya no están adaptados al mundo actual.
Pero esa gente sigue
adelante y puede provocar guerras, quizás sin querer hacerlo.
la fuerza aérea de Estados Unidos bombardeó Tokio. Más de 100 000 personas murieron en una noche y más de un millón quedaron sin techo. Fue la mayor masacre de civiles que registra la historia...
En tiempo de paz existe una clara distinción entre la población civil y las fuerzas militares. Pero las guerras modernas han echado abajo esa manera de pensar.
Las democracias barrieron la organización de las sociedades en castas o en órdenes guerreras. Ahora todos pueden convertirse en combatientes.
El reclutamiento masivo y las guerras totales han sembrado la confusión. Hoy en día son dirigentes civiles quienes dan órdenes a los militares.
En Occidente, durante la Edad Media, la guerra era cosa de los nobles y las poblaciones no participaban. La iglesia católica había establecido ciertas normas de la guerra para limitar el impacto de los conflictos sobre las poblaciones.
Nada de aquello
corresponde a lo que hoy estamos viendo.
Algunas mujeres resultan
incluso más peligrosas y crueles que ciertos hombres.
Todos sabemos que las mujeres que tomaron ese camino están a menudo mucho más fanatizadas que sus maridos.
Todos sabemos que representan, por consiguiente, un peligro mucho más grave... pero nadie lo dice.
Así que las potencias occidentales prefieren pagar a
mercenarios kurdos para que se encarguen de mantenerlas a buen
recaudo - con sus hijos - en campos de prisioneros, lo más lejos
posible de Occidente.
Pero al menos una tercera parte de esos niños se han "formado" en los campos de vacaciones de los banderistas actuales - cuyos predecesores fueron colaboradores de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Parte de esos niños han
recibido formación en el manejo de armas y se les ha inculcado la
admiración por
Stepan Bandera, autor de crímenes contra la
humanidad perpetrados en Ucrania bajo la ocupación nazi. Campo de vacaciones en Ucrania,
según el diario atlantista francés
"Le Monde".
Pero ya no corresponden a ninguna realidad.
Quienes las respetan lo hacen porque se creen obligados a hacerlo, pero no porque esperen seguir siendo humanos y no verse sumidos en un océano de crímenes.
La noción de "crimen de
guerra" carece de sentido ya que el objetivo de la guerra es
cometer una serie de crímenes para alcanzar la victoria que no se
logró por vías civilizadas y porque, en una democracia, cada elector
es responsable.
Actualmente, para empezar, no existe ninguna autoridad moral que imponga el respeto de reglas.
Pero lo peor es que el
mundo, las grandes potencias occidentales y la opinión pública de
Occidente ven como algo normal la aplicación de "sanciones
económicas" que afectan a pueblos enteros, llegando incluso a
provocar hambrunas como sucedió en Corea del Norte.
Por ejemplo, el presidente estadounidense Barack Obama había señalado el uso de armas químicas o biológicas como una "línea roja" para el gobierno de Siria.
Mientras tanto, Joe Biden - entonces vicepresidente de la administración Obama - instalaba en Ucrania una vasta red de laboratorios dedicados a la investigación biológica con fines militares.
El único país que se ha prohibido a sí mismo cualquier tipo de armamento de destrucción masiva es Irán, desde que el imam Khomeini clasificó las armas de destrucción masiva - incluyendo la bomba atómica - como moralmente condenables.
¡Pero es precisamente
Irán quien está acusado por Occidente de querer fabricar armas
nucleares...!
La guerra sólo se termina cuando cae el descrédito sobre una manera de pensar.
Aunque hay territorios
que han cambiado de dueño, ciertas guerras recientes han dado lugar
a armisticios, pero ninguna llevado a la firma de tratados de paz ni
al pago de compensaciones.
Por cierto, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski es el primer jefe de Estado en hacer diariamente varias declaraciones públicas en medio de una guerra.
Zelenski pasa más tiempo hablando que dirigiendo su ejército. Sus intervenciones están concebidas alrededor de referencias históricas.
Las opiniones públicas de Occidente reaccionan en función de los recuerdos que Zelenski maneja hábilmente y lo que no entienden... siguen ignorándolo.
Pero quienes sí conocen la historia de Ucrania saben que "¡Gloria a Ucrania!" es el grito de guerra de los banderistas, lo que gritaban durante la Segunda Guerra Mundial mientras masacraban a más de un millón y medio de sus compatriotas ucranianos y al menos un millón de judíos.
¿Qué puede justificar que
un ucraniano exhorte a masacrar a otros ucranianos y que un judío
llame a exterminar a otros judíos?
Por primera vez en la historia de la guerra, una de las partes ha censurado los medios del otro bando antes del inicio mismo del conflicto. La Unión Europea decidió impedir el acceso a la televisora pública rusa RT y a la agencia Sputnik, también pública, para que el público europeo no pudiera conocer la otra versión de lo que iba a suceder. Después de la censura contra los medios rusos, ahora se trata de censurar también los medios no estatales que muestran otra imagen de lo que acontece. El sitio Web de la Red Voltaire - voltairenet.org - está censurado en Polonia desde hace un mes, por decisión del consejo de seguridad nacional polaco.
Durante la guerra contra
Afganistán, el presidente de Estados Unidos,
George W. Bush, y el
primer ministro británico, Tony Blair, se plantearon la posibilidad
de destruir el canal de televisión satelital Al-Jazeera, que no
tenía ningún impacto sobre las opiniones públicas occidentales pero
que sí daba mucho que pensar a la tele-audiencia de todo el mundo
árabe.
El cuento de las "armas de destrucción masiva" de Saddam Hussein se mantuvo en pie sólo unos meses, pero fue magistral la manera como Estados Unidos y Reino Unido lograron que todo el mundo se tragara aquella historia.
A medida que los sectores de intervención se amplían, la noción de parte beligerante se vuelve más difusa. Ya no son hombres quienes luchan entre sí sino sistemas de pensamiento.
Por consiguiente, la guerra se globaliza.
Durante la agresión contra Siria, más de 60 Estados que nada tenían que ver con el conflicto enviaron armamento para acabar con la República Árabe Siria.
Hoy, una veintena de
Estados están enviando armamento a Ucrania.
Ahora, el público
occidental está convencido de que el armamento occidental enviado a
Ucrania es para el ejército ucraniano, ignorando el hecho que esa
fuerza está plagada de banderistas inspirados en el "ejemplo" de
los ucranianos que colaboraron con la ocupación hitleriana.
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