por Valdir da Silva Bezerra 29 Marzo 2023 del Sitio Web SputnikNews
en el
mar de China Meridional
En los primeros meses de
este año, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg,
visitó varios países asiáticos, especialmente Japón y Corea del Sur,
destacando la importancia de que la Alianza Atlántica trabaje en
estrecha colaboración con la región Indopacífica. Con este motivo, Stoltenberg también dejó claro que la OTAN ve con preocupación el acercamiento entre Rusia y China en los últimos tiempos, y que Pekín ha llegado a representar un desafío y una amenaza para los valores, intereses y seguridad de los países de la OTAN.
Cabe recordar que EE.UU., el Estado líder de la OTAN, ya había restablecido en 2017 el Diálogo Cuadrilateral de Seguridad (Quad) en Asia-Pacífico, que incluye a Australia, la India y Japón, una medida destinada a frenar la posición de China en la región.
La vieja política estadounidense de contención, antes centrada en Rusia, tiene ahora un nuevo objetivo en Asia.
Ahora, según la "política de puertas abiertas" de la organización, mientras un país cumpla ciertos criterios relacionados con aspectos económicos, militares y políticos, no hay nada que le impida ser miembro de la Alianza, ni siquiera su ubicación geográfica en el globo.
De hecho,
Luego le llegaría el turno a la OTAN de intervenir en el norte de África y Oriente Medio en la década de 2000, aduciendo que los focos de inestabilidad política de estas regiones representaban una amenaza para la seguridad y estabilidad de la propia Alianza.
¿Alguien ve una similitud con el reciente discurso de Stoltenberg?
Con la justificación de
que la Alianza solo se estaba adaptando a las nuevas exigencias de
la seguridad internacional, Washington dejó claro que la OTAN
representaba el principal pilar de la implicación norteamericana en
Europa, así como en otras regiones del globo. Rusia y China, por su parte, expresaron ya a finales de los años noventa su preocupación por los intentos de Occidente de ampliar y reforzar los bloques militares, en clara alusión al proyecto de expansión de la OTAN, que amenazaba con rodear algún día aún más a ambos países.
En el caso de China, el "pivote hacia Asia" anunciado durante la presidencia de Barack Obama (2009-2017), así como el restablecimiento de la Quad en 2017, representaron un intento estadounidense de contener el crecimiento y la influencia chinos en Asia-Pacífico.
Para Rusia, la expansión de la OTAN en el contexto de la posguerra fría y las sanciones aplicadas al país a partir de 2014 representaron un intento de contener la influencia rusa en el espacio postsoviético.
Dada la escalada del actual conflicto en Ucrania, así como la firme retórica china en defensa de sus intereses en relación con Taiwán y el mar de la China Meridional, ambos países demostraron que ya no aceptarán la injerencia de potencias extranjeras en sus zonas de influencia.
Washington, en este caso, sigue aplicando el pensamiento geopolítico británico de principios del siglo XX.
No por casualidad, en aquella época, el Gobierno británico vio la necesidad de impedir - por todos los medios - una unión entre Alemania y Rusia, ya que ello favorecería la supremacía del poder terrestre (continental) y euroasiático sobre el poder marítimo británico.
Por ello,
Son precisamente estos dos actores los que han actuado como principales impulsores de la integración regional en Eurasia y de su consolidación como un polo fuerte e independiente en las relaciones internacionales, lo que no deja de causar gran aprensión en Occidente.
En la práctica,
Los procesos a los que asistimos hoy constituyen una amplificación de esta política de contención, dirigida ahora no sólo al "estrangulamiento" de Rusia, sino también de China.
En un intento de impedir la consolidación de Eurasia como centro de poder influyente en el mundo multipolar, Estados Unidos y la OTAN optan por exportar el escenario de inestabilidad política resultante de sus acciones en Europa, esta vez a la región de Asia-Pacífico.
En la práctica,
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