por Emilio Godoy
09 Febrero
2018
del
Sitio Web
TeoduloLopezMelendez
Crédito: Phys.org
Los programas
automatizados,
conocidos por el
vocablo inglés "bots",
amenazan con
ensuciar las campañas políticas,
mediante
mensajes masivos y tramposos,
que pueden
perturbar el juego democrático.
El uso de herramientas
tecnológicas en las campañas políticas ha aterrizado en América
Latina, acompañado de prácticas que suscitan preocupación entre
académicos y organizaciones sociales, más en un año donde el llamado
a las urnas se multiplica por la geografía regional.
El uso de programas automatizados - conocidos por el vocablo inglés
"bots"
- para crear perfiles en redes sociales destinados a neutralizar
mensajes críticos, la propaganda, la difusión de mentiras y las
campañas de odio en plataformas como,
...son ya pan digital de
todos los días en la región.
Para Tommaso Gravante, académico del Centro de
Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la
Universidad Nacional Autónoma de México, una preocupación emergente
es la creación de perfiles falsos en redes sociales usando
inteligencia artificial o aprendizaje de máquinas.
"El problema central
es que regular un discurso es tanto como decidir qué es mentira
y qué no, y eso es un problema. En términos de libertad de
expresión, debe poder decirse cualquier cosa y los límites son
mínimos.
La ley electoral debe
actualizarse para enfrentar los retos de las campañas en lo
digital, pero no estoy segura de que sea una buena idea", dijo
Catalina Botero.
"Claramente, da la impresión de que esas tecnologías empobrecen
el debate con respuestas superficiales. Hay un problema en las
empresas que manejan 'big data' (datos masivos), como
Google.
Hay acumulación de
información, pero no se sabe cómo la manejan. Se usan algoritmos
complejos. Hay una incógnita sobre ese manejo", dijo a IPS.
Gravante fue uno de los
cinco ganadores en 2017 de la Séptima Competencia Mundial para
Jóvenes Sociólogos organizada por la Asociación Internacional de
Sociología y es uno de los coordinadores del "Tecnopolítica en
América Latina y el Caribe", publicado en 2017.
En 2018, seis países latinoamericanos celebran elecciones
presidenciales y otros tantos realizan elecciones legislativas o
consultas populares. Y la tecnopolítica integra el paisaje electoral
de esos procesos, que dieron ya comienzo este mes.
En la ruta hacia las votaciones presidenciales en México del 1 de
julio ya se aprecia el recurso de las redes sociales, perspectiva
que se prevé de forma similar para las elecciones en Colombia de
mayo o en Brasil en octubre.
Costa Rica, Paraguay y
Venezuela son los otros países donde este año se elige al próximo
jefe de Estado.
"La doble vía de la
tecnología digital (cualquiera habla-cualquiera oye) es una gran
ventaja para la libertad de expresión, pues potencia no solo la
posibilidad de informar sino de informarse, pero también se ve
cómo los problemas de la sociedad van apareciendo en la red",
declaró a IPS la especialista colombiana Catalina Botero.
El problema se traduce en
la amplificación que potencialmente logra un mensaje en Internet que
también extiende su posible efecto perverso, considera la actual
directora de la no gubernamental Fundación Karisma, promotora
de los derechos humanos en el entorno digital, y antes relatora
especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos (2008-2014).
El uso de las redes sociales y medios digitales en las campañas
políticas irrumpió en escena en escena en Estados Unidos en 2008, de
la mano del demócrata
Barack Obama (2009-2017), quien
ganó los comicios presidenciales de noviembre de aquel año.
Se construyó desde entonces la percepción de que las nuevas
tecnologías podían determinar el matiz de las campañas y, por ende,
los resultados electorales.
Esa creencia se cimentó aún más con el uso de
big data y de
minería de datos ('data mining',
cotejo, mezcla y clasificación de datos), utilizados en 2016 por el
actual presidente estadounidense, el republicano Donald Trump, para
construir modelos electorales y así dirigir específicamente los
mensajes.
Por ello, los partidos políticos de todo el espectro han buscado
asesoría en esos campos y las agencias de mercadeo e imagen digital
digital han sumado esos servicios a su portafolio.
Seis de cada 10 latinoamericanos usan una red social, según un
estudio de diciembre elaborado para el diario español El País por la
consultora Latinobarómetro y el Instituto para la Integración de
América Latina, adscrito al Banco Interamericano de Desarrollo.
-
Paraguay
-
Costa Rica
-
Uruguay
-
México
-
Chile
-
Colombia
-
Brasil,
...son las naciones más
conectadas a esos medios sociales, cuyo listado encabezan,
-
Facebook
-
WhatsApp
-
YouTube
-
Instagram
-
Twitter
En 2015, 43 por ciento de
los hogares latinoamericanos tenía acceso a Internet, según datos de
la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
-
Argentina
-
Uruguay
-
Chile
-
Costa Rica,
...encabezan el listado
de hogares más conectados, mientras que,
-
Honduras
-
Guatemala
-
Nicaragua
-
El Salvador,
...son los menos
conectados.
Como lo demuestran varios estudios, ya aparecen en la región
prácticas para manipular la información y orientar el discurso
político, como ha sucedido en países como Estados Unidos, Gran
Bretaña y Alemania.
El estudio de 2017 "Tropas,
provocadores y agitadores - Un inventario global de manipulación
organizada de redes sociales", detectó bots en 28 países,
entre ellos,
-
Argentina
-
Brasil
-
Ecuador
-
México
-
Venezuela
El informe, elaborado por
dos investigadores del Proyecto de Investigación de Propaganda
Informática del Instituto de Internet de la británica
Universidad de Oxford, considera que gobiernos y partidos políticos
promueven esas huestes digitales, vía instituciones oficiales o
proveedores privados.
Otro análisis de 2017 "Propaganda informática mundial", elaborado
por la misma universidad, halló que redes de bots y otras formas de
propaganda informática han estado presentes en Brasil.
El estudio asegura que actuaron durante las elecciones
presidenciales de 2014, el proceso de destitución en 2016 de la
mandataria Dilma Rousseff (2011-2016) y los comicios
municipales de Río de Janeiro ese mismo año.
"Cuentas altamente
automatizadas apoyan y atacan a figuras políticas, debaten temas
como la corrupción y fomentan movimientos de protesta", resalta
el informe.
En México, otro documento
identificó en 2016 la presencia de bots para bloquear en 2014
críticas al gobierno del conservador Enrique Peña Nieto, en
el poder desde 2012.
"Se quieren crear
tendencias o modas, pero nadie sabe cómo la gente se puede
apropiar de ese discurso, si bien se puede estimular con algunas
provocaciones.
El único anticuerpo
ante ello es volcarse a la calle, como una respuesta a esas
manifestaciones, organizarse barrio por barrio. El proceso de
aprendizaje está vinculado a las necesidades sociales", planteó
Gravante.
En ese sentido, el
experto sostuvo que los conflictos sociales potencian,
"procesos de
empoderamiento", en los cuales "hay avances impresionantes".
"En ese sentido soy
tecno-optimista", aseguró.
Las elecciones
estadounidenses en que triunfó
Trump en 2016 ofrecen un
anticipo de lo que se gesta en América Latina.
A su vez, Twitter identificó más de 50.000 cuentas de Twitter
ligadas a Rusia y que propagaron información falsa durante las
elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos.
Para Botero, preocupa cómo el ciudadano puede involucrarse en los
procesos políticos que recurren a medios digitales y la aparición de
la manipulación mediante redes, lo que puede determinar el voto y,
en última instancia, empobrecer la democracia.
"Las cadenas de
WhatsApp están impactando la forma como la gente se informa y
viralizando una cantidad de información que podríamos tildar de
'fake news (noticias falsas)'.
El impacto tampoco
está medido", indicó.
En la región no está
regulado el uso de redes sociales, aunque la mayoría de gobiernos
vigila su uso, y en naciones como Costa Rica, Ecuador y México la
autoridad electoral revisa la propaganda digital.
"El problema central
es que regular un discurso es tanto como decidir qué es mentira
y qué no, y eso es un problema. En términos de libertad de
expresión, debe poder decirse cualquier cosa y los límites son
mínimos.
La ley electoral debe
actualizarse para enfrentar los retos de las campañas en lo
digital, pero no estoy segura de que sea una buena idea",
sostuvo Botero.
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