del Sitio Web Pijamasurf
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un teórico de la comunicación sui generis, un hombre capaz de ver el futuro, con inclinaciones místicas y una lucidez aún inapreciada en su entendimiento del paisaje de fusión
entre el hombre
y su comunicación...
Una persona más lúcida y preclara que las demás lo estaba diciendo pero pocos eran los que lo escuchaban (precisamente porque estaban embotados, embebidos en ese nuevo ambiente).
Hoy sabemos que lo que un profesor de literatura de Edmonton estaba diciendo en un lenguaje electrizante y a veces hermético, es lo que ha sucedido en gran medida sobre la faz del planeta:
El escritor Norman Mailer alguna vez observó que Mcluhan,
La velocidad mental de Marshall McLuhan y la profundidad de lo que era capaz de captar puede ser apreciada en la siguiente afirmación, escrita en 1962:
Antes que Steve Jobs hiciera el parangón entre las computadoras y el Gran Hermano con su famoso lanzamiento de la primera Mac, Marshall McLuhan, quien también acuñó el término "surfear" para referirse a navegar en la información, dijo hace 20 años:
(Curiosamente el
LSD fue lo que alimentó la imaginación de Jobs y de
Bill Gates para crear este
modelo de negocio global).
Es justamente la conciencia de McLuhan lo que le permite percibir el futuro, que en realidad es el presente, porque, como la sociedad pre-alfabetizada que describe, McLuhan accede al espacio acústico de la cultura oral donde todo sucede al mismo tiempo, de forma holográfica y estereoscópica.
Este experto en James Joyce y ferviente católico converso (curiosamente es también otro católico, Pierre Teilhard de Chardin, el otro gran anticipador de Internet con la noósfera) no solo es el más brillante teórico de la comunicación, es un artista en el sentido de que,
En esta concepción el artista es fundamentalmente alguien que ha depurado las puertas de la percepción, de la misma forma que el chamán de las culturas tribales acústicas.
Y como decía William Blake,
...es decir no-lineal, atemporal e inagotable.
Por esto puede percibir el futuro, porque, al igual que el pasado, el futuro está cifrado también en la información del instante actual, como un fractal.
El artista también es aquel capaz de sustraerse del ambiente o programa cultural para afianzar su individualidad y ejercer su conciencia arquimédea (abrir el ojo de águila):
El ser humano tiene la tendencia a fundirse con el ambiente, a integrarse con el medio, precisamente porque no reconoce que está ahí, como el éter.
Al no darnos cuenta de que la tecnología es una extensión de nosotros mismos, al no percibir que la TV amplía nuestros ojos pero también los amputa, caemos en un estado de narcosis narcisista, en la que nos enamoramos de nuestras prótesis, sin ejercer la crítica, es decir, nos infatuamos e hipnotizamos, disolviendo las fronteras y ahogando el diálogo con la alteridad.
Lo que ha ocurrido es que sin darnos cuenta nos hemos vueltos cyborgs mediáticos...:
Todos conocen una frase de McLuhan,
Si bien esta frase es una especie de holograma que, bien entendida, contiene toda la información de nuestra logósfera - al igual que la máxima hermética "como arriba, es abajo" cifra todo el universo - la obra de McLuhan ha sido reducida a un mero concepto, un tanto esotérico, que lo aleja convenientemente de la cultura que critica y al grueso de la población de su obra.
McLuhan se volvió famoso como el incomprensible teórico de la comunicación en los sesenta y setenta, del cual todos sabían que era brillante (y que decía que "el medio era el mensaje") pero que nadie leía a fondo o que si lo hacían no lo discutían porque amenazaba el statu quo de los medios de comunicación.
En Pijama Surf está publicado un ensayo sobre la televisión como una versión actualizada del opio popular de Marx.
La premisa de ese ensayo es que el ultimo tabú de la TV es hablar sobre sí misma (de sus características fisiológicas) justamente porque al colocarse enfrente de un espejo, como la Medusa, se autodestruiría en un loop infinito de intra-comunicación.
McLuhan amenaza el fundamento de los medios masivos de comunicación porque revela que son,
...algo que en un inicio
posiblemente, de saberse, habría limitado o al menos modificado la
forma en la que se difundieron por el mundo.
Esto es simplemente para
decir que las consecuencias personales y sociales de cualquier medio
- esto es, de cualquier extensión de nosotros mismos - son el
resultado de la nueva escala que es introducida en nuestras vidas
por cada extensión de nosotros mismos o por cada nueva tecnología.
Esta es la gran conciencia de McLuhan: señalar la importancia de estudiar un medio por su propia anatomía y no tanto por lo que aparentemente transmite.
La diferencia es como la de quien juzga a una persona solo por lo que dice y quien juzga a una persona por lo que es - integrando una percepción multidimensional que incluye tanto su lenguaje corporal, como su energía, porque eso es lo que está comunicando, ese es el verdadero mensaje.
En este sentido la invitación es a reflexionar a propósito de los medios que tenemos, porque eso es lo que seremos (las prótesis nos hacen Proteos).
En cierta forma son, como decía Terence McKenna,
Hay una inevitabilidad del matrimonio entre el medio y el mensaje de los medios de comunicación:
Lo que McLuhan logra comprender es que los medios en sí mismos son información - la materia es mente...
Más que comunicar información sobre la última Guerra, la televisión está comunicándose a ella misma, su información (como diría Aeolus Kephas, en el fondo todas las cosas comunican lo que son), su propio código genético, por decir una metáfora.
Si la televisión, está compuesta por programas, son sus átomos, es un medio cuya ontología es la programación, ergo, programa...
Mucho menos importante que cuál es el programa que vemos es que es un programa - sin que esto sea bueno o malo - y como tal, al ser una extensión de nosotros mismos con la que interactuamos La en un espejo narcisista, inserta un programa en nuestra psique (nos in-forma, literalmente).
Y si la televisión es un
medio que, como su nombre lo indica, ve a distancia, tele-ve, nos
permite ver lo que no está aquí - al tiempo que dejamos de ver lo
inmediato, el presente (y empeñamos nuestra capacidad de
televidencia en una extensión y no en una intención).
En este sentido, lo que se comunica es la Internet entera (no un bit o una página), una red de interconexión:
Internet es la extensión
del cerebro y en su retroalimentación regresa a nuestro cerebro
todos los cerebros.
"Si estás viendo esta habitación, toda la habitación está envuelta en la luz que entra a tu pupila y se desenvuelve en la imagen y en tu cerebro. La luz en su sentido general es el medio por el cual el universo se desenvuelve en sí mismo". David Bohm
De manera genial McLuhan extrapola lo que la física quántica estaba por comprender, que la ontología primigenia del mundo es la información ("la bomba atómica es información", dijo controversialmente).
En el fondo es la
información la que se comunica a sí misma, una información que
McLuhan veía como medio del espíritu o Logos: Cristo es tanto
el hombre como el mensaje divino.
De nuevo como hiciera William Blake, McLuhan borra la división heredada de la cultura visual entre el cuerpo y el espíritu, entre el hardware y el software.
Hay un impulso gnóstico en la tecnología - ya lo decía Arthur C. Clarke, "la tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia" - un deseo de imbuir en el planeta nuestro espíritu, de programar la naturaleza, de hacernos omnipresentes en el espacio.
Se pueden argumentar que existen mejores medios para hacer esto, pero es innegable que estamos extendiendo no solo nuestros sentidos sino nuestra conciencia en el mundo - siempre de manera multilateral, ya que aquello a lo que dotamos de nuestra conciencia siempre entabla un loop de retroalimentación.
Quizás no haya sido advertido, pero McLuhan al señalar que los medios de comunicación y la tecnología son una extensión de nosotros mismos implica que no hay división entre lo externo y lo interno, que existe una subyacente unidad entre todas las cosas:
Esta sociedad electrónica, dice McLuhan, habita en,
Hay cierta ambivalencia en cómo se percibe la filosofía comunicacional de McLuhan, si como pesimista y apocalíptica o utopista y hasta ingenuamente entusiasta de la tecnología.
McLuhan en realidad no
define una postura, se dedica a percibir y analizar lo que sucede (y
todo sucede simultáneamente: tanto el cielo como el infierno rezuman
y se arremolinan en la unidad comunicacional).
Fue la radio la que posibilitó a Hitler y a otras figuras la persuasión de las masas y la creación de un comportamiento de tipo tribal (transmitirse a sí mismo de forma viral, apelando a zonas del cerebro reptiliano).
Es la disolución de las fronteras de la aldea global lo que permite que se difunda la publicidad,
McLuhan incluso llegó a prohibir a su nieto ver televisión,
En una carta a Jaques Maritain, el McLuhan religioso expresa sus temores de que la era de la información está haciendo la labor del abogado del Diablo en su deseo de reemplazar a Dios, a través del simulacro:
Pero al mismo tiempo los nuevos medios basados en un campo acústico y multisensorial, le transmitían destellos de un regreso al idilio de la comunión.
Aquí yace la disyuntiva fundamental de la obra de McLuhan:
McLuhan no parece
decidirse ("no podría hacer un juicio de valor a tan grande
escala"), pero tal vez si todavía estuviera aquí podría leer el
futuro en el presente y decirnos hacia dónde nos dirigimos.
El próximo gran paso a un
holismo planetario es la fusión parcial entre el mundo humano
tecnológicamente transformado con la arcaica matriz de inteligencia
vegetal que es la supra-Mente del planeta.
Su Dios era la Diosa,
Gaia,
en cuyo cuerpo el hombre encarnaría el Logos en la cópula radiante y
psicodélica.
¿Puede extrañamente
ocultarse en la antesala de
la fusión con las máquinas la
fusión con el Logos, la revelación del mensaje que atraviesa la
historia, la comunión entre el Ser universal y su comunicación: su
extensión (nosotros)...?
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