por Josep Cónsola
29 Diciembre 2024
del Sitio Web
MPR21
Conoce a tu enemigo
y conócete a ti mismo,
y saldrás triunfador
en mil batallas...
Sun-Tzu
El Arte de la Guerra
En mis artículos hago constantemente referencia y denuncia de las
atrocidades que nos envuelven, así como,
-
donde tienen lugar
-
quienes son los autores
-
quienes los beneficiarios
-
quienes los perjudicados
-
que mecanismo utiliza el capital
-
como consigue la adhesión de una parte
importante de la población...
A veces inundo con cifras, datos, que a primera
vista pueden parecer superfluos, pero simplemente son para poder
conocer el terreno que pisamos.
De lo contrario podemos hacer castillos en el
aire que pueden reconfortar nuestro espíritu, pero
lejos de la cruda realidad...
Y, no es para sumirnos en un derrotismo alejado de cualquier
proyecto transformador, sino para poder calibrar nuestras fuerzas,
dosificarlas y organizarlas para atacar con el máximo rigor, los
puntos más débiles del Capital.
La costumbre de defender que
el Capitalismo está en permanente
crisis y anunciar de forma constante,
-
que está a dos pasos del hundimiento
-
que la revolución está al otro lado de la
puerta
-
que la organización tiene que estar de
guardia permanente para asumir los combates decisivos,
...es el credo del catastrofismo.
Desgraciadamente, generaciones enteras de
militantes se han consumido en él, y un buen número de ellos han
renunciado al marxismo, o renegado de él.
Tal es la triste realidad del catastrofismo...
Esta teoría no funda la perspectiva de comunismo, la
actividad revolucionaria y la convicción militante sobre un análisis
materialista, histórico y dialéctico de las contradicciones de
clase, sino sobre un inmediatismo mecanicista, en el cual la
justificación teórica tiene por única función legitimar la urgencia
del sacrificio militante para las necesidades de la organización.
En "El Estado y la Revolución" Lenin expresa que,
los centros reales de poder político radican
en la burocracia estatal, que ni siquiera las victorias
parlamentarias de los partidos obreros entregarán a la clase
obrera el control del Estado.
En cuanto a las burocracias, han sido
estructuradas de tal manera que imposibilitan la participación
directa de la clase obrera en el ejercicio del poder burocrático.
Dado que los Parlamentos son impotentes y las
burocracias impermeables, el único medio a través del cual la clase
obrera podría detentar el poder estatal sería,
aplastando el aparato del Estado
en su conjunto...
¿Son válidas hoy las afirmaciones de Lenin en las
condiciones históricas de hoy?
En el siglo XIX el mundo de las clases
sociales era todavía simple y transparente.
Entre la clase de los capitalistas, es decir,
de los propietarios privados de los medios de producción social,
y la clase trabajadora asalariada, que no poseía nada más que su
fuerza de trabajo, se encontraba la clase de los llamados
pequeño-burgueses.
Esta antigua clase media se destacaba para
poseer pequeños medios de producción (oficinas, talleres,
tiendas, etc.) en los cuales empleaba principalmente su propia
fuerza de trabajo y la de su familia para vender sus propios
productos al mercado.
La expectativa de los marxistas era que estos
"pequeño-burgueses" irían desapareciendo despacio a causa de la
competencia de las grandes empresas capitalistas, hasta que la
sociedad quedara polarizada a sus dos clases principales:
la burguesía y el proletariado...
Pero ya a comienzos del siglo XX hubo en la
social-democracia alemana el debate entre Bernstein y
Kautsky sobre la "nueva clase media".
En él se referían a determinadas funciones
técnicas, económicas e intelectuales que habían resultado del
proceso de socialización capitalista (administración,
ingeniería, formación, educación, sistema de salud, sistema de
comunicación, esfera pública mediática, instituciones de
investigación etc.) de la cual surgió una nueva categoría social,
que, según el viejo esquema,
no era "ni carne ni pescado"...
No se trataba de capitalistas, porque no
representaban ningún gran capital monetario.
Tampoco se trataba de pequeño-burgueses
clásicos, porque no poseían los medios propios de producción.
Sin embargo tampoco se trataba de
proletarios, porque no eran empleados como "productores
directos" sino como funcionarios del desarrollo capitalista de
las fuerzas productivas en todos los ámbitos de la vida.
Las estructuras de clase de las sociedades
capitalistas se han modificado:
La pequeña burguesía tradicional ha ido
menguando.
Las posiciones contradictorias dentro de las
relaciones de clase han aumentado y al mismo tiempo muchas de
ellas se están empobreciendo de forma creciente.
Pero la burocracia se ha modernizado y
aumentando.
La nueva clase media decae, es verdad, pero no
para convertirse en el proletariado industrial clásico de los
productores directos del siglo XIX, pues se está convirtiendo en una
minoría que va desapareciendo poco a poco.
De forma paradójica, en palabras de Robert
Kurz,
la "proletarización" de las capas
cualificadas está ligada a una "desproletarización" de la
producción en los centros del mundo capitalista occidental.
En este contexto, los ideólogos de la clase media
en caída reclaman para sí la vieja,
"lucha de clases del proletariado" para un
retorno al llamado "Estado del Bienestar".
Este ha sido el discurso de unas clases medias
que desprecian al proletariado y al mismo tiempo son odiadas por el
capital.
Ejemplos los tenemos en,
-
Podemos
-
Sumar
-
IU
-
ERC
-
Sortu
-
CUP, etc.
Un Estado del Bienestar que I.
Wallerstein lo plantea así:
"La ampliación de los derechos de los
trabajadores y ciudadanos de Europa y Estados Unidos desde la
mitad del siglo XIX tenía como correlación la exclusión de la
mayoría de la población mundial de estos mismos derechos y
beneficios.
Esta ampliación de derechos fue un intento
del poder occidental de cooptación de una clase obrera cada vez
más numerosa y militante.
Se los hizo una triple oferta: el derecho de
voto, el Estado del bienestar y una doble nacionalidad (la de
los Estados y la del mundo blanco, es decir, el racismo)".
"Esta estrategia tuvo un éxito enorme en la transformación de
las "clases peligrosas" de Occidente en una "oposición
responsable" limitada a las reclamaciones sindicales para
disfrutar de una parte del pastel.
Esta estrategia salió demasiado cara cuando
se amplió para incluir la promesa de "desarrollo económico" no
occidental a raíz del aumento de los movimientos revolucionarios
al llamado Tercer Mundo.
Permitir que el resto del mundo participara
en el reparto del pastel era demasiado costoso para la economía
capitalista.
Se podía permitir el reparto para unos
centenares de millones de trabajadores occidentales manteniendo
la rentabilidad del sistema, pero si se hacía el mismo para
miles de millones de trabajadores del tercer mundo, no quedaría
nada para la acumulación del capital.
"A partir de la década de los 80 quedó claro que el capitalismo
mundial no podía satisfacer las demandas del Tercer Mundo
(relativamente poco para cada cual, pero para mucha gente) y de
la clase obrera occidental (para relativamente poca gente, pero
mucho por cada cual)".
El texto del último artículo (1 de septiembre de
2019) escrito por Wallerstein poco antes de su fallecimiento,
en agosto de 2019, termina de esta forma:
"He indicado en el pasado que pienso que hay
una lucha crucial, que es la lucha de clases. Lo que puedan
hacer quienes vivan en el futuro es luchar consigo mismos para
que este cambio sí sea real".
Volviendo al principio sobre conocer al enemigo,
tal vez, por que me atrajo, cuando lo leí, la novela de Iván
Turguénev escrita en 1877 "Suelo
Virgen" en la cual uno de sus diálogos es el siguiente:
"— He ahí nuestro problema, Alexéi Dmítrich:
¡no conocemos a nadie!
Queremos actuar, queremos girar el mundo
cabeza abajo, pero vivimos fuera de ese mismo mundo, sólo con
dos o tres amigos, apretados en el mismo lugar...
En primer lugar, y relativo a los enemigos, recuerda los versos
de Goethe:
Wer den Dichter will versteh'n, Muss in
Dichter's Lande geh'n... (Quien quiere al poeta entender,
debe en su tierra vivir...)
A los que yo añado:
Wer die Feinde will versteh'n Muss in
Feindes Lande geh'n (Quien quiere al enemigo entender, debe
en su tierra vivir...)
Estar apartado de nuestros enemigos, no
conocer sus hábitos ni su vida... es absurdo.
¡Ab-sur-do!... ¡Sí! ¡Sí!
Si yo quiero matar un lobo en el monte, he de
conocer todos sus escondites..."
Sin duda debemos eliminar los depredadores,
cautelosamente, pues son astutos y peligrosos, lo demuestran
constantemente: una guerra por aquí, otra por allá, una crisis, un
despido, una censura, una represión, una imposición, una amenaza...,
al mismo tiempo que alguna zanahoria...
Evidentemente es mayor el palo que la zanahoria,
pero los llamados
medios de comunicación están para
disfrazarlo.
Pero,
¿cómo se las arregla el enemigo para mantener
su dominio al mismo tiempo que consigue la aceptación de una
mayoría social?
En otras ocasiones he ofrecido datos sobre el
empleo en España y resulta que la mayor empresa es la "funcionarial"
integrada por tres millones de personas con estatus de funcionario
público, ya sea de carrera o por mérito, fijo o temporal.
¿Dónde ubicar este proletariado?
O ¿No es proletariado?
¿O es la burocracia estatal que denunciaba
Lenin?
De ser así,
¿podemos suponer que forman parte de las
tropas de infantería del enemigo y que actúan bajo sus órdenes?.
Recordemos el año 2020, el estado de sitio
mundial con el subterfugio de una "pandemia"...
¿Quiénes eran los que impedían a los niños
jugar entre ellos?
¿Quiénes eran los que impedían pasear?
¿Quiénes eran los que inoculaban sustancias
desconocidas sin saber sus propiedades?
¿Quiénes eran los que impedían visitar a
padres madres o abuelos?
¿Quiénes eran los que imponían multas
administrativas?
¿Quiénes eran los que imponían el uso de
bozales?
¿Quiénes eran los que intoxicaban mediante
los medios de comunicación?
Eran funcionarios, de los que Max Weber
denomina:
"Cuando se halla plenamente desarrollada, la
burocracia se rige, en un sentido específico, por el principio
de sine ira ac studio (sin odio ni pasión)", tan solo
obedeciendo órdenes, sin cuestionar su validez o justeza.
Y una pregunta a continuación:
¿Son parte del enemigo...?
Si llegamos a la conclusión que es así,
debemos saber dónde se esconden.
Lo más vistoso son,
-
los acuartelamientos militares y
policiales
-
en los partidos políticos
-
en los sindicatos
-
en los ambulatorios y hospitales
-
en las oficinas públicas
-
en la televisión, la radio, la prensa
-
a continuación en las escuelas y
universidades...
Lo que hemos de conocer de nuestro enemigo
principal, el asentado en nuestra geografía, en los consejos
de administración de las grandes corporaciones, en las fundaciones,
etc.,
no son los dimes y diretes de los programas
rosa de la televisión, ni los memes a través de los
teléfonos móviles, ni las imbecilidades de los llamados "influencers",
ya que todos ellos son asalariados del Capital cuyo objetivo es
desviar la mirada sobre el fondo político, económico y cultural,
y atraer la vista hacia la superficialidad de las cosas, como
más efímeras y morbosas, mejor...
Hay quienes plantean una diferencia sustancial
entre enemigos principales y enemigos secundarios,
y que se debe establecer una alianza con los
secundarios para derrotar al principal...
En nuestra vida cotidiana, poco nos importa si el
enemigo es principal o secundario, pues la realidad nos está
enseñando que,
la alianza existente es entre estos dos
tipos de enemigos con el objetivo común de mantener el
stato quo, ya sea extrayendo la plusvalía, ya sea
alienándolo desde la escuela, ya sea cooptándolo para ejercer
como felón.
Al enemigo principal no darle tregua,
al secundario intentar un diálogo con parte de él, para
acercarlo a la trinchera proletaria, pues algunos de ellos no se
diferencian mucho de cualquier trabajador al pie de una máquina,
cadena de montaje o caja de un supermercado, ya que como también
explica Weber:
"En el campo de la investigación e
instrucción científica, la burocratización de los institutos de
investigación, siempre existentes en las universidades, es una
función de la creciente demanda de medios materiales de
administración.
El laboratorio de Liebig, en la Universidad
de Giessen, fue el primer ejemplo de gran empresa en este campo.
A través de la concentración de estos medios
en manos del privilegiado director del instituto, la masa de
investigadores y docentes se ve separada de sus 'medios de
producción', tal como los obreros han quedado separados de los
suyos en la empresa capitalista".
El enemigo principal utiliza,
además de la burocracia, a las personas más vulnerables, para
edificar la cultura del victimismo.
Si solamente miramos las llamadas víctimas
y nos solidarizamos con el poder para su protección, incluso las
glorificamos, abonamos el terreno de los poderosos, los cuales están
felices de repartir ciertas migajas que los eleva al rango de
beneficiarios sociales y con ello aumentan su poder.
Utilizar el victimismo como arma puede volverse contra
nosotros, ya que las llamadas víctimas suelen reclamar para
ellas lo que es negado a la mayoría, pues las víctimas no
acusan al poder de su situación, al contrario, se adhieren al mismo
para reclamar que recete paliativos para ellas, situándose
inconscientemente, de este modo en terreno enemigo.
Por lo tanto también hay que conocer el origen y
los promotores del victimismo que, como el Dios Jano,
el de las dos caras,
son al mismo tiempo los
causantes de las agresiones y los presuntos salvadores de las
que ellos producen...
Epílogo
Para combatir a un adversario se necesita ante todo conocer su punto
de vista.
La ignorancia jamás ha podido servir
de argumento.
Conocer el terreno enemigo, si solo sirve para
recrearnos en la denuncia de sus atrocidades, de poco va a servir.
Este conocimiento debe utilizarse para
elaborar propuestas de futuro antagónicas a las emanadas
desde las instancias
del Poder, que, como he escrito en
anteriores ocasiones,
un paso importante debería ser el
organizativo, agrupando a personas que sean capaces de ir
tejiendo una red en la cual, sean capaces de reproducir, en
nuestro tiempo y contexto social, uno de los conceptos y
llamamientos del Ché:
"Crear uno, dos, tres Vietnam"...
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