por Marcelo Ramírez
10 Marzo 2024
del Sitio Web
KontraInfo
Quién es el misterioso hombre de gorra y barba
que no se despega de
Javier Milei...
Las nuevas élites políticas, sus máximos líderes,
parecen empeñados en un modelo que combina el ajuste económico que
pulveriza el nivel de vida, con un avance hacia una guerra mundial
termonuclear.
¿Cómo es posible que estos personajes hagan
esto sin que sean detenidos por las sociedades o contrapesos del
poder?
¿Qué pasa con las élites reales, las que
tienen el poder económico y financiero histórico, que permiten
estas locuras?
Tal vez ellos mismos sean el problema...
Intentemos comprender en primer lugar la mente de nuestros
gobernantes, porque no son una persona común, no podemos proyectar
nuestra forma de pensar en ellos.
Estas élites no son ciudadanos ordinarios,
sus valores y pareceres, tampoco lo son.
Javier Milei será nuestro ejemplar a
diseccionar y tratar de comprender.
Sus ideas políticas son extremas.
Su personalidad es la de un fanático
convencido.
Sus medidas en el ejercicio del poder
transponen todos los límites imaginables...
No vacila en combinar amenazas públicas y
advertencias de dolor extremo para grandes sectores de la población,
y lo hace sin ningún remordimiento moral.
Esta personalidad que todos podemos observar, que exhibe
públicamente con sus exabruptos y ostracismo combinados con picos
emocionales públicos y períodos de serenidad y simpatía, es un gran
desafío para su comprensión.
Primero veamos algunos rudimentos de psicología y psiquiatría y sus
definiciones sobre cómo es
la personalidad de un psicópata:
-
Falta de empatía y remordimiento:
Dificultad para entender y compartir los
sentimientos de los demás, y una falta de culpa por sus
acciones.
-
Comportamiento manipulador y engañoso:
Habilidad para engañar y manipular a los
demás para su propio beneficio.
-
Impulsividad y falta de
responsabilidad:
Tendencia a actuar de manera espontánea y
sin considerar las consecuencias, junto con una falta de
responsabilidad por sus actos.
-
Encanto superficial:
Capacidad para ser superficialmente
encantador y carismático, a menudo para manipular a otros.
-
Violación de normas sociales:
Tendencia a infringir las reglas sociales
y legales, mostrando poco respeto por las normas y leyes.
El presidente argentino, y lamentablemente no es
el único en la política con estas características, comparte
evidentemente esos parámetros.
La valoración sobre sus intenciones no las
podemos saber desde nuestra posición, pero sí podemos confirmar que
muchos de esos comportamientos están presentes visiblemente, aunque
no podamos comprender sus verdaderas motivaciones.
A través de sus biógrafos hemos podido acceder a información sobre
una infancia traumática, dada su relación familiar y
sus problemas de integración social con sus pares durante su
infancia y adolescencia.
Esto incluye la descripción de una personalidad
de un individuo aislado y con reacciones violentas, hasta el punto
de ser apodado como "el loco".
La psicopatía se desarrolla por distintos hechos:
factores biológicos, que no podemos
corroborar en su caso, como estructura y funcionamiento del
Cerebro, anomalías neuroquímicas y factores ambientales.
Estos últimos, los podemos encontrar en las
experiencias traumáticas durante la infancia,
como el abuso físico o emocional, la
negligencia y la exposición a la violencia familiar, al que ha
estado expuesto en sus años infantiles y juveniles.
Sus padres lo sometieron a tratos crueles que
incluían el desprecio hacia su persona, violencia y la falta de amor
marcada, algo que el propio Milei ha confirmado.
La dinámica familiar, como la falta de calor emocional o la
disciplina inconsistente o severa, también pueden contribuir al
desarrollo de una personalidad psicópata.
Si bien, por supuesto, esto no es más que una nota de análisis
político que pretende comprender la personalidad y los hechos
políticos que pueden rodear a Milei, como un caso extremo de un
político promedio actual.
Un diagnóstico preciso debería ser dado por
profesionales con acceso a la posibilidad de un estudio profundo,
pero eso sabemos que hoy es imposible, así que solo podemos
manejarnos en suposiciones razonables.
Milei presenta otro rasgo llamativo que se suma a esa psicopatía
presunta, y esto tiene que ver con el 'misticismo' que lo
rodea...
El mandatario se ha mostrado pública y
reiteradamente como alguien no solo interesado en cuestiones
religiosas, sino que ha adoptado actitudes al menos llamativas, en
el plano esotérico.
Su presencia, en Israel, además, ha sido una
montaña rusa emocional de alegrías y tristezas exhibidas al mundo.
Pero, y recurriendo a sus biógrafos una vez más, podemos recordar
que ha tenido crisis profundas existenciales, que ha conjurado con
una relación establecida con un rabino,
Shimon Axel Wahnish, que hoy ha
sido designado como embajador argentino en Israel.
Javier Milei se refirió a sí mismo como el "salvado de las
aguas", comparándose con su hermana, según le han ayudado a entender
su entorno mágico y esotérico.
El presidente afirmó en una entrevista
periodística que,
"Kari es Moisés y yo soy el que divulga".
"Soy solamente un divulgador, ella es el
Mesías".
Extrañamente, su hermana es "la Jefa" para el
presidente, luego de sus "revelaciones", que incluyen a Dios
mismo.
Sus seguidores más fanáticos afirman contar con "Las Fuerzas del
Cielo" en su empresa liberadora.
El propio presidente cree que Dios le ha encomendado
liberar a la Argentina del Mal, que esa es su misión, en la cual
no parece ser ajeno su mentor espiritual y hoy nuevo embajador.
Milei cada día da mayores muestras del espíritu
místico que lo envuelve, en una cruzada contra el Mal,
representado por el comunismo y el Estado, a los que debe combatir.
Lo hace con el apoyo de Dios, y por
ello, la sabiduría y el Bien están de su lado...
Su propósito es, entonces, el de Dios, y
nadie puede ni debe desafiar a Dios, cuyo vicario en la
Tierra es él.
En este punto hagamos un nuevo alto y definamos qué es una
persona con trastornos psicóticos.
Una persona con trastorno psicótico es un
personaje que, a diferencia del psicópata, no puede diferenciar
la realidad de la fantasía.
Puede experimentar alucinaciones y tener un
pensamiento desorganizado que se refleja en una comunicación
incoherente o desconectada.
Nada que no pueda ser atribuido a Milei, que
asume la presidencia con un bastón presidencial con un tallado de
sus cinco perros clonados, y que otorga a
Conan poderes místicos.
Acaba de asegurar que su intento del "Pacto de
Mayo", su intento de unir a las fuerzas políticas detrás de su
proyecto, se realizará en la provincia de Córdoba, entre otras
razones, porque Conan es cordobés.
Dentro de este marco,
un personaje con serios conflictos de
personalidad, bien podríamos especular con el aprovechamiento
por parte de una potencia extranjera de esta oportunidad, al
estilo de la novela "El Candidato de Manchuria".
La hipótesis de que un servicio de Inteligencia
extranjero consiga manipular a un personaje menor con las
características de Milei y proyectarlo a la cima del poder, es una
posibilidad poco explorada que no debería ser desatendida en el
mundo real.
Milei era el candidato perfecto, una personalidad conflictuada
susceptible de ser condicionada para que crea que es alguien con una
misión especial, cuyo destino es traerle al mundo la solución
a sus problemas.
Su desestructuración ante una oferta de poder y estatus, podría ser
irresistible para alguien que busca poder y control.
Asimismo, teniendo Milei ciertas necesidades o
debilidades emocionales, la Inteligencia foránea podría intentar
explotarlas, ofreciéndole un sentido de propósito o comunidad, y
utilizándolo para otros fines propios.
El reforzamiento de la ideología que casi en soledad intentaba
imponer serviría para afianzar la relación, sobre todo teniendo en
cuenta que esa oferta sería conveniente a los intereses del
posible psicópata.
Milei tiene cierto carisma dado por su extrovertida personalidad,
que demuestra en algunas ocasiones.
Habiendo sido la apuesta inicial de un poderoso
empresario como
Eurnekián, el presidente
demostró capacidades de manipulación como para convencer al poderoso
multimillonario durante muchos años, convenciendo de que es la
persona adecuada para sus fines y así contar con su poder para
imponerse en los medios.
Desde allí ha podido reclutar más individuos para
constituir el núcleo de su fuerza política y edificar su
popularidad.
Si bien sus propios rasgos psicopáticos podrían resistirse al
control totalitario o a la sumisión que una agencia de Inteligencia
podría exigirle, como sus objetivos se alinean, podría surgir un
juego de poder conveniente para ambas partes.
El actual presidente sería simultáneamente parte de un proyecto de
control sobre un país que fijaría objetivos propios, que se expresan
en políticas marcadamente
pro-sionistas,
y que, a cambio, contaría con el apoyo que la Inteligencia podría
brindarle.
Sus acercamientos públicos con la
Jabad Lubavitch, una secta
sionista que ha protagonizado un escándalo recientemente en la
Ciudad de Nueva York, son una muestra de confluencia de los
intereses políticos y el uso, al menos, de la cuestión mística, para
sus fines.
Milei, si está realmente convencido de la designación divina o no,
de su papel, no cambia el hecho en sí.
Conscientemente, o en medio de un delirio
místico, se sirve de esa posibilidad para acceder a las herramientas
que necesita para sus fines personales.
El alineamiento de fuerzas también es provechoso para quienes
siempre han tenido en mente otro modelo económico y político para el
país, pero que no se hubieran atrevido, o no habían encontrado, a un
político dispuesto a tomar las decisiones que toma Milei.
El presidente tiene a su favor su llegada al poder sin compromisos
políticos previos y visibles, con fuerzas que tengan alguna
raigambre popular o al menos, un interés o necesidad de satisfacer,
aunque sea en parte, a sectores mayoritarios.
Pero además de esa ausencia de presiones externas,
Milei demuestra una absoluta indiferencia por
el dolor y el sufrimiento ajeno, hasta tal punto que amenaza
públicamente con usar la fuerza y producir un verdadero ajuste,
como medios de lucha política.
Su propia inmadurez sentimental, su falta de
empatía con el sufrimiento ajeno, le permite obtener lo que
quiere a cualquier costo ajeno.
Sus decisiones carecen de culpabilidad, no
tiene apego emocional y sus razones son válidas solamente en
función de sus necesidades.
No debería extrañarnos, puesto que su visión
libertaria lo convierte en un adorador de la libre voluntad del
individuo, sin ningún apego ni empatía por el prójimo.
¿Qué podría molestar a un político que se
presenta como el "enviado de Dios" y que en su infancia
no ha podido establecer ni siquiera un vínculo afectivo con sus
padres...?
Milei es un ser solitario, sagaz, pero carente de
inteligencia emocional.
Solo un imitador que finge interés por la
sociedad, aunque concebida en formato individual.
Ascender y tener éxito pisando cabezas,
aplastando otros seres humanos y generando sufrimiento a su
paso, no es un problema para él.
Acostumbrado desde niño a estar solo en un
mundo hostil e incapaz en su adolescencia de establecer vínculo
afectivo hasta el punto de no tener una novia, el mundo social y
emotivo es algo ajeno a él.
Sin embargo, es lo suficientemente inteligente
como para canalizar sus ideas hacia el libertarismo, que le permite
dar rienda suelta a su egoísmo y ambición de poder sin culpa alguna.
Si no puede ser capaz de valorar las relaciones
personales y familiares, solo puede expresar su razón de ser por el
poder y si su motivación final es obrar la voluntad de Dios
siendo el elegido, más atractivo le será.
En definitiva, si nunca ha podido generar empatía con sus
familiares,
¿por qué habría de tener algún sentimiento
hacia un perfecto desconocido?
Un jubilado no es más que un gasto, y si en
la vida no le fue mejor y hoy tuviera dinero para vivir sin una
prestación del Estado, es por la incapacidad propia.
El mundo es cruel y solo los mejores
sobreviven, siendo él mismo un ser superior, al menos bastante
hábil para llegar a la presidencia.
No hay mejor candidato, entonces, que un ser
psicópata, con rasgos psicóticos y cierta dosis de paranoia,
probablemente estimulada por quienes intentan controlarlo.
Este personaje es capaz de sumir en la pobreza
una nación entera, llevar a una guerra civil o a una fragmentación
territorial sin ningún remordimiento.
En este punto podemos percibir que los planes más abyectos
imaginables se pueden ejecutar sin problemas. Los pondrá en marcha a
cambio de satisfacer sus apetitos de poder, que es su gran guía.
La paranoia, probablemente inducida por la
Inteligencia, les permite conseguir un frente hostil hacia aquellos
que amenazan el proyecto.
Quienes no están con Milei, son sus enemigos y
esos enemigos pueden ser determinados por la habilidad de los
agentes que lo controlen.
Allí encontramos el punto en común para toda la dirigencia
occidental.
La psicopatía es la norma, individuos que no
les tiembla el pulso para enviar a la miseria y a la muerte a
millones.
Las élites detrás de las gerencias políticas, con
esa misma características, apelan a buscar individuos disponibles
para llevar al mundo a una guerra nuclear que les permita
reducir drásticamente la población,
aniquilando miles de millones de vidas, y así tener dispuestos todo
para instalar su modelo.
Vemos entonces un juego de psicópatas que se usan unos a otros,
con distintos fines, algunos individuales y otros más ambiciosos,
pero que todos tienen en común,
el desprecio y la falta de dolor por el
prójimo...
Estos seres creen que sus intereses son los
únicos válidos, y se sirven de personas o sistemas para lograrlos.
Lo hacen sin culpas, en definitiva,
una élite psicópata, que controla a
una clase política de similares características, explican,
por qué, en un mundo con tanta riqueza y
tecnología, la situación de las grandes mayorías sea tan
difícil.
Milei es solo un ejemplo extremo, tal
vez de un nuevo modelo de gerentes necesarios para la nueva
etapa que se aproxima.
No hay espacios para tibios, aquellos
políticos que oscilan en sus políticas, que tienen intereses
populares o nacionales, o simplemente pruritos morales, deben
ser exterminados y reemplazados por seres como Milei, dispuestos
a todo, sin culpa.
De esta manera podemos comprender cómo es
posible,
-
que Alemania se suicide económicamente
como ha hecho
-
que Francia amenace con enviar tropas a
una lucha directa con Rusia
-
que decenas de pequeños Estados, como
Estonia, desafíen militarmente a Moscú...
Simplemente, están guiados por este nuevo tipo de
dirigentes, que son norma ya.
Si bien siempre existieron individuos desalmados
en el poder, también había contrapesos y otros valores que
compensaban las ambiciones humanas.
Hoy no:
todo el sistema de poder, todo lo que lo
constituye, ya sea político, económico, financiero y aún
mediático, está poblado por individuos dispuestos a vender
su alma por una ventaja personal...
Casi sin excepciones,
las expresiones de poder son desalmadas y
están construyendo sociedades a su imagen y semejanza.
Materialistas, hedonistas e individualistas,
sin empatía por el prójimo, características que les permitan sus
planes.
El embrutecimiento de las sociedades
generalizado favorece la situación.
No habiendo valores estables y permanentes de los
mismos, con la promoción de la "deconstrucción de valores",
sin ideas de trascendencia, sin un
ordenamiento natural, el mundo está quedando en manos de
psicópatas...
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