
13 Mayo 2025
del Sitio Web
RTEsp

Henry Milleo /
picture alliance
Gettyimages.ru
La
noticia fue dada a conocer
por el
mandatario de Uruguay,
Yamandú
Orsi.
Ha fallecido el ex-presidente de Uruguay, José Mujica, uno de
los líderes más importantes y respetados de la izquierda
latinoamericana, según informara este martes el actual mandatario
del país suramericano, Yamandú Orsi.
"Con profundo dolor comunicamos que falleció
nuestro compañero Pepe Mujica", escribió Orsi en su perfil de X.
"Presidente, militante, referente y conductor, te vamos a extrañar
mucho, viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu
profundo amor por tu pueblo", completó.
La Enfermedad
El ex-mandatario padecía cáncer de esófago.
A mediados de mayo, su esposa y ex-vicepresidenta
de Uruguay,
Lucía Topolansky, así como el actual presidente
de ese país, Yamandú Orsi,
confirmaron su grave estado de salud.
"Está en la meseta, está a término (...) esto
tiene un final anunciado", afirmó la también ex-senadora, quien
indicó, además, que su médica diagnosticó que estaría en una
"situación terminal".
"Lo visité y está muy mal (...) está complicado aquel, pero se
está cuidando", manifestó, por su parte, Orsi, quien lo había
visitado recientemente.
Y a principios de enero de 2025, el ex-presidente
comunicó que la enfermedad se había expandido por su cuerpo y ya no
había forma de detenerla.
"El cáncer en el esófago me está colonizando
el hígado. No lo paro con nada.
¿Por qué? Porque soy un anciano y porque
tengo dos enfermedades crónicas. No me cabe ni un tratamiento
bioquímico ni la cirugía porque mi cuerpo no lo aguanta",
comentó.
Y añadió:
"Estoy condenado, hermano. Hasta acá llegué".
Mujica
reveló que le fue detectado un tumor
maligno en el esófago a finales de abril de 2024, lo que motivó a
que recibiera un tratamiento con
radioterapia.
Unos meses más tarde, en agosto, aseguró que eso
aparentemente funcionó, pero lo dejó "deshecho".
De la Guerrilla a la Silla
Presidencial
Nacido en Montevideo en 1935, 'El Pepe' Mujica, como
se le conocía popularmente, representó una faceta inusual de la
política, ya que transitó un largo camino desde que participó en la
guerrilla en los años 70 - y que le costó 12 años de prisión - hasta
que ganó unas elecciones democráticas.
Así, se consolidó como un presidente sin títulos
universitarios que jamás se enriqueció ni quiso hacer uso de los
privilegios del poder.
En 2010, después de asumir el cargo, ni siquiera quiso mudarse a la
elegante residencia presidencial.
Ajeno a los protocolos, eligió vivir en su
sencilla casa de siempre, al lado de su esposa Lucía Topolanski,
otra de las figuras históricas, fundamentales y de mayor
reconocimiento en la política regional.
Nunca tuvieron propiedades, bienes, ni autos
lujosos, ni abultadas cuentas bancarias.
Ni una sola sospecha de corrupción...

Mujica recorre Montevideo
el día que tomó
posesión como
presidente de
Uruguay, 1 de marzo de 2010.
Pablo
Porciuncula / AFP
"No soy pobre, soy sobrio, liviano de
equipaje.
Me gusta vivir con lo justo para que las
cosas no me roben la libertad", solía decir para refutar los
halagos por la humildad con la que vivía y que le habían valido
que lo identificaran como "el presidente más pobre del mundo".
Mujica también se distinguió porque siempre se
declaró ateo, identidad que lo diferenció del resto de los
mandatarios latinoamericanos que juran sobre biblias, van a misas,
rezan y le piden a Dios que los ayude a gobernar.
Gracias en parte a esas convicciones alejadas de toda presión
religiosa, impulsó la legalización del aborto y del matrimonio entre
personas del mismo sexo.
Pero si algo sorprendió de este ex-guerrillero fue la inédita osadía
que tuvo al contrarrestar las arraigadas políticas de drogas a nivel
global para convertir a Uruguay,
en el primer país en legalizar la
producción, venta y consumo de la marihuana.
Así, logró que el mundo volteara a ver, ya fuera con asombro,
escepticismo o admiración, a un "paisito" - como lo definía con
afecto el escritor Eduardo Galeano - de poco más de tres
millones de habitantes enclavado en el sur del Océano Atlántico.
Tanto llamó la atención, que el cineasta serbio Emir Kusturica
quiso contar su historia en un documental que tituló 'El
Pepe - Una Vida Suprema', que se estrenó en 2018 en el
Festival de Venecia.

Mujica
con el
ex-presidente brasileño,
Luiz Inacio
Lula da Silva.
Daniel Ramalho
/ AFP
La expectativa que generó la cinta demostró el interés que había en
conocer a un presidente que tres años antes había dejado el cargo
con una aprobación récord del 65%.
Una vida de Militancia en la
Izquierda
La militancia atrapó a Mujica desde que era un adolescente.
Por eso, a los 21 años decidió dejar por completo
los estudios para sumarse al Partido Nacional, una fuerza que
emergía para contrarrestar al Partido Colorado, que gobernaba el
país desde hacía casi un siglo.
Pero el Partido Blanco era más de derecha y Mujica se sentía más
identificado ideológicamente con la izquierda, así que, a principios
de los años 60, se sumó a la construcción de la nueva Unión
Popular.
Duró poco, ya que en 1964 se integró al Movimiento de Liberación
Nacional-Tupamaros, la guerrilla de extrema izquierda que se
identificaba con la
Revolución cubana y que pretendía
tomar el poder por las armas en un momento en el que el país sufría
inestabilidad, con una sucesión de gobiernos colegiados, una grave
crisis económica, crecientes protestas sociales y represiones.
Los
Tupamaros comenzaron a adquirir
repercusión internacional a través de secuestros, ejecuciones,
atentados con explosivos y robos de bancos que cometían para
financiarse, y en los que participaban Mujica y el resto de
los guerrilleros.
En las elecciones presidenciales de 1971, organizaciones de
izquierda crearon el Frente Amplio y su candidato, Líber Seregni,
obtuvo el 18% de los votos.
Parecía que el naciente bipartidismo
entre el Partido Blanco y el Partido Colorado se rompía.
Los resultados, sin embargo, quedaron ensombrecidos por un fraude
que, según se comprobó tres décadas más tarde, fue organizado por
EE.UU. y le otorgó el triunfo a Juan María Bordaberry (Partido
Colorado), el presidente que en 1973 encabezaría un autogolpe que
daría inicio a una sucesión de regímenes militares que gobernaron
hasta 1985.

Mujica diserta en Naciones Unidas,
Nueva York, 24
de septiembre de 2013.
Justin
Lane-Pool / Gettyimages.ru
Fue precisamente durante el Gobierno de Bordaberry (1972-1976) que
Mujica cayó preso por cuarta vez junto con el resto de la cúpula de
Tupamaros.
Sería la definitiva... A diferencia de otras
ocasiones anteriores, ya no pudo escapar de prisión.
Encierro y Regreso
Durante 12 años, Mujica se convirtió en un rehén de la dictadura.
La
detención había sido extrajudicial y jamás lo juzgaron ni le
imputaron cargos formales, así que más bien fue víctima de un
secuestro.
Con la guerrilla ya derrotada, los tupamaros fueron víctimas
permanentes de torturas y de todo tipo de vejaciones hasta que, en
los albores de la democracia recuperada en 1985, lograron el
beneficio de una ley de amnistía que les permitió salir de prisión.
Mujica dejó atrás las armas y volvió a la política...
Se incorporó al Frente Amplio - el conglomerado
de fuerzas progresistas nacido a principios de los 70 - y en 1995
obtuvo su primer cargo de elección popular al ganar un escaño en la
Cámara de Representantes.
Ya como diputado, Mujica comenzó a obtener un mayor protagonismo en
la vida pública del país.
Su pasado guerrillero no impidió que lograra cada
vez mayor liderazgo y popularidad, al mismo tiempo que el Frente
Amplio se fortalecía y, ahora sí, desvanecía el bipartidismo creado
por el Partido Nacional y el Partido Colorado.
En 1999, Mujica se convirtió en senador.
Ese año, el candidato del FA, Tabaré Vázquez,
logró avanzar hasta la segunda vuelta frente a Jorge Batlle
(Partido Colorado). Aunque no ganó, parecía que ya solo era cuestión
de organización y tiempo para que la izquierda llegara a la
Presidencia.
Y así fue...
En 2004, Vázquez ganó de manera contundente en la
primera vuelta con el 51,6% de los votos.

Mujica
con el ex-presidente
venezolano
Hugo Chávez.
Pablo Porciuncula /
AFP
Fue la época de esplendor de los gobiernos progresistas en la
región, y en la que convivieron,
En 2010, Mujica se sumaría al selecto grupo.
Gobierno y Legado
Mujica ganó las elecciones presidenciales de 2009, en una segunda
vuelta, con el 54,6% de los votos.
A sus 74 años, se afianzó como un líder desaliñado, sin interés por
los protocolos ni la corrección política, pero también pragmático,
alejado del extremismo ideológico que habían marcado sus comienzos.
Luego de más de cuatro décadas, la transición de guerrillero y preso
político víctima de una dictadura a gobernante democrático se había
consumado.
Pero todavía guardaba sorpresas.
En 2012, sin que nadie lo esperara,
Mujica promovió terminar con los prejuicios y legalizar la
producción, venta y consumo de la marihuana con fines medicinales y
recreativos.
Es decir, en la totalidad del circuito comercial de una
planta que sigue siendo objeto de estigmatización. Ningún país se
había atrevido a tanto.
Fue una apuesta arriesgada, ya que rompía el canon de la guerra
contra las drogas impuesta por EE.UU., además de que el proyecto no
era apoyado por la mayoría de los uruguayos.
El intenso debate
social que estalló en Uruguay concitó la atención mundial.

Mujica recibe
un doctorado Honoris
Causa
en Montevideo, 29 de junio de 2022.
Pablo Porciuncula / AFP
"No es bonito legalizar la marihuana, pero
peor es regalar gente al narco. No hay ninguna adicción buena,
salvo la del amor",
...dijo en una de las tantas frases célebres con
las que defendió una iniciativa que se terminó aprobando a fines de
2013 y que cambió los parámetros de la guerra contra el narcotráfico
a nivel mundial.
No fue la única controversia.
En 2011, Mujica reflotó la
legalización del aborto que su antecesor, Tabaré Vázquez, había
vetado a pesar de que el 60% de la población sí apoyaba la medida.
Un año más tarde, Uruguay se convirtió en el segundo país de América
Latina y el Caribe, después de Cuba, en legalizar la interrupción
voluntaria del embarazo en las primeras 12 semanas de gestación, o
después, si era producto de una violación.
El carácter innovador y progresista del Gobierno de Mujica con
respecto a los derechos civiles se consolidó en 2013, cuando entró
en vigor la ley del matrimonio igualitario que permite casarse a las
personas del mismo sexo y que, en ese momento, a nivel regional
solo había sido aprobada en Argentina.
Despedida
En 2014, la izquierda uruguaya ganó su tercera elección general
consecutiva, lo que permitió que Mujica le devolviera la banda
presidencial a Tabaré Vázquez, el líder del Frente Amplio que ese
año volvió a postularse.
Mujica regresó entonces al Senado, en donde permaneció hasta 2020,
cuando renunció al escaño y dio por terminada su carrera política
debido a la 'pandemia'
de Covid.
Tenía entonces 85 años, así que eligió dedicarse a cultivar el campo
y los jardines de su chacra junto con su esposa, Lucía Topolansky,
la ex-guerrillera tupamara y presa política que, al igual que
Mujica, se transformó en una de las líderes más importantes del
país.
Además de ser senadora, en 2017 se convirtió en la primera
mujer en ocupar la vicepresidencia en Uruguay.
Pero el ex-presidente jamás se alejó del todo de la vida pública.
Ya
fuera a través de entrevistas o viajes internacionales, sobre todo
en América Latina, continuó siendo uno de los personajes políticos
más atrayentes y respetados de la región...
Video
El Pepe - Una Vida Suprema
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