por Juan Manuel Olarieta
14 Abril 2024
del Sitio Web
MPR21
En setiembre del año pasado dos sociólogos franceses, Nicolas
Mariot y Theo Boulakia, publicaron un libro titulado "L'Attestation
- Une Expérience d'Obéissance de Masse, printemps 2020"
sobre el confinamiento impuesto durante la 'pandemia' en varios
países.
Además, el miércoles Mariot concedió una entrevista a la revista
del CNRS, el equivalente francés
del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, un
organismo que no se puede calificar de "conspiranoico" precisamente.
Los autores cuestionan lo ocurrido durante la primavera de 2020 con
los confinamientos, que califican
como,
una "experiencia de obediencia masiva"
que provocó una importante privación de las libertades
públicas...
El control social prevaleció sobre el aspecto
sanitario, concluyen.
"Durante la 'pandemia', asistimos al
resurgimiento de viejos hábitos de gestión punitiva de la
población", afirma Mariot.
Tan importante como el castigo político y la
sumisión en masa es poner de manifiesto que hubo gobiernos que
no impusieron el confinamiento.
Se trata de países nórdicos como,
-
Suecia
-
Finlandia
-
Dinamarca
-
Noruega
-
Países Bajos,
...pero también,
"Adoptaron medidas sanitarias como en todas
partes (mascarillas,
prohibición de reuniones, recomendación de lavarse las manos),
pero dejaron las puertas abiertas", comenta el sociólogo
francés.
Hubo otros que se pasaron de rosca con los toques
de queda, imponiendo medidas muy estrictas o muy prolongadas en el
tiempo.
Se trata de,
los países del sur de Europa, como España,
que quisieron ser más papistas que el Papa y donde la policía
entró en las viviendas derribando las puertas y deteniendo a los
moradores...
En tal caso, es obvio preguntarse si los países
que impusieron un confinamiento más largo o más estricto, lo
hicieron por motivos sanitarios, es decir, si lo hicieron porque en
ellos se estaban produciendo más muertes o más hospitalizaciones.
La respuesta es negativa, dicen los autores.
"Los países que adoptaron las normas más
estrictas no estaban en mayor riesgo, desde el punto de vista
sanitario, que los demás.
La diferencia de reacción está claramente
ligada a los hábitos coercitivos de los gobiernos
[…]
Cuanto más policías por habitante tienen los
Estados europeos, o cuanto más están acostumbrados a liberarse
de las libertades públicas, más han encerrado a su población".
No es casualidad, por lo tanto, que el
confinamiento haya sido característico de aquellos países, como
España, de raigambre fascista y represiva, donde,
ni el gobierno tuvo escrúpulos de ninguna
clase, ni la población hábitos de resistencia, ni los jueces
coraje para frenar algo que a todas luces era completamente
ilegal.
En este tipo de países con subculturas despóticas
es relativamente fácil que la población se encarcele a sí misma y se
convierta, además, en policía de sus vecinos.
La otra pregunta también es obvia:
si el confinamiento se hubiera dictado por
motivos sanitarios, en los países que no impusieron ningún
encierro, la 'pandemia' habrá causado mayores estragos que en
los otros, más muertes o más hospitalizaciones.
La respuesta vuelve a ser negativa.
Las medidas de encierro no tuvieron
efectos positivos para la salud...
Según Mariot, algunos países, como,
...no confinaron y registraron un déficit de
mortalidad durante el periodo, mientras que otros que confinaron
mucho tuvieron un elevado exceso de mortalidad que, en el caso de
España alcanza cifras espectaculares.
En Europa y en los países occidentales, en general, los gobiernos se
han acostumbrado a imponer el miedo - aparte de la mentira
- como política de Estado, y la 'pandemia' se resume en eso:
inculcar miedo a los virus y miedo a la
policía y al castigo...
No obstante,
"el miedo al 'virus' no es suficiente, por sí
solo, para explicar la obediencia masiva a las normas", dicen
los sociólogos.
Una encuesta realizada en Francia al principio de
la 'pandemia' mostró que más de la mitad de la población no
respetaba las recomendaciones sanitarias.
El factor decisivo fue, pues, el miedo al castigo, a la represión y
a la policía, aunque intervino un tercer elemento, que también fue
importante:
no aparecer como la oveja negra, seguir al
rebaño...
"Las reglas no se cuestionan cuando su
aplicación parece que no es arbitraria", dicen los autores.
También es un hábito viejuno:
¡mal de muchos, consuelo de tontos...!
Referencias
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