por A Lily Bit
20 Julio 2024
del Sitio Web
ALilyBit

traducción de Biblioteca Pleyades

Versión original en ingles

 

 

A Lily Bit
Ex agente de inteligencia que analiza el "Gran Reinicio", la "Cuarta Revolución Industrial", la propaganda, el totalitarismo, las narrativas actuales, la psicología y la historia.
Lo que importa ahora no es contar historias; lo que importa es contar bien una historia real.









Por qué promocionar
Narcisismo y Psicopatía
como estilo de vida legítimo
infecta Nuestra Sociedad...




En los últimos tiempos, ha habido un resurgimiento del interés en el estudio de los sociópatas y psicópatas narcisistas.

Sin embargo, parece que la sociedad ha perdido de vista cómo estos individuos pueden causar estragos en los cimientos de una civilización o nación.

Es muy fácil fijarse en las ideologías colectivistas como la raíz de nuestros problemas, pasando por alto el hecho de que estas ideologías no operan en el vacío.

Requieren la mano guía de individuos psicópatas para causar un daño real.

El colectivismo, con su énfasis en la coerción más que en la participación voluntaria, tiene una tendencia peculiar a fomentar la proyección y la hipocresía.

Cuando las ideologías políticas se vuelven similares al fervor religioso, es muy fácil que los individuos queden cegados por su fanatismo.

Estos individuos encuentran poder en su devoción inquebrantable y su comportamiento de culto, pero a menudo carecen de conciencia de sí mismos y de la capacidad de evaluar críticamente su propia causa.

Su comportamiento se vuelve cada vez más errático e inconexo, y ven a cualquiera que no comparta sus puntos de vista como un enemigo herético que debe ser expuesto o destruido.

Para quienes observan desde afuera,

las travesuras de estos fanáticos pueden ser una fuente de diversión infinita.

Sus tics y arrebatos suelen ser absurdos y sin sentido, y nos recuerdan lo que sucede cuando los seres humanos abandonan la razón en favor de la locura.

Sin embargo, también pueden dar miedo y su potencial para obtener poder real no es motivo de risa.

¡Cuando los fanáticos ganan poder, la situación rápidamente pasa de divertida a alarmante...!

El flagelo del extremismo ha azotado a las sociedades desde tiempos inmemoriales, pero la verdadera amenaza acecha en otros lugares.

La insidiosa infiltración de narcisistas y psicópatas en posiciones de poder plantea una amenaza mucho mayor, ya que siembran las semillas del fanatismo entre la población.

 

Los psicópatas, a menudo percibidos como aberraciones, no son tan escasos como podría imaginarse.

De hecho,

constituyen aproximadamente el 1% de cualquier población determinada, mientras que los sociópatas representan otro 1% y los narcisistas un asombroso 5%.

Estos individuos se caracterizan por sus egos inflados, sus derechos y una escalofriante falta de empatía por los demás.

Los narcisistas, en su insaciable búsqueda de admiración y control, manipulan a quienes los rodean, fomentando un entorno propicio para el surgimiento del fanatismo.

Los sociópatas, por otro lado, son incapaces de sentir empatía, lo que los hace no aptos para liderar.


Sin embargo, los psicópatas presentan un perfil aún más siniestro, combinando una falta de empatía con una propensión a la violencia emocional o física.

Obtienen placer del sufrimiento de los demás y son responsables de una parte importante de los delitos violentos.

El impacto de los psicópatas en la sociedad es nada menos que devastador.

A pesar de representar apenas el 1% de la población, representan entre el 15% y el 25% de la población carcelaria. No se puede subestimar su influencia maligna en la sociedad.

Si bien puede haber cierta superposición entre estas categorías, el hecho es que,

casi el 10% de la población humana exhibe disfunciones psicológicas profundamente arraigadas que a menudo son intratables...

Para decirlo sin rodeos,

¡casi uno de cada diez individuos es una bomba de tiempo, lista para causar estragos en las vidas del resto de nosotros...!

Si bien algunos psicópatas y sociópatas logran navegar en la sociedad sin causar un daño inmediato, su potencial de destrucción sigue siendo una amenaza constante.

Su capacidad para desempeñarse en determinadas profesiones, como la cirugía, los servicios médicos de emergencia y el servicio militar, a menudo se atribuye a su desapego de los estímulos emocionales.

Sin embargo,

su falta de empatía también puede resultar ventajosa en situaciones de alta presión que exigen una eficiencia despiadada...

A pesar de su utilidad potencial, el registro histórico revela los peligros de confiar el poder a tales individuos.

Monarquías e imperios de antaño,

a menudo dependían de la sucesión hereditaria, lo que sin darse cuenta proporcionaba un caldo de cultivo para psicópatas y narcisistas.

La ausencia de un proceso de investigación riguroso permitió que estos individuos disfuncionales ascendieran al trono, causando estragos entre sus súbditos.

El advenimiento de la democracia y las repúblicas tuvo como objetivo rectificar este problema sometiendo a los candidatos políticos al escrutinio público y al proceso de votación.

 

En teoría, este sistema faculta a la población para identificar y excluir a individuos inestables de posiciones de poder.

Lamentablemente, este enfoque fracasa cuando todos los candidatos exhiben tendencias psicopáticas, dejando al electorado sin alternativa viable.

Además, los psicópatas han ideado métodos alternativos para manipular el panorama político detrás de escena.

Al infiltrarse en el mundo empresarial y en las instituciones financieras, ejercen influencia sobre los políticos a través de medios encubiertos, como,

  • comprando candidatos

  • o seleccionar cuidadosamente a aquellos con características sociópatas y narcisistas

  • o seleccionar cuidadosamente a aquellos con rasgos psicopáticos,

...para un cargo político...

Esta forma de control socava las instituciones democráticas, volviéndolas impotentes frente a una manipulación despiadada y egoísta.

En el contexto de sociedades tribales y más pequeñas con baja tecnología, la capacidad de detectar y expulsar de posiciones de autoridad a individuos psicológicamente dañados era mucho menos ardua.

Sin embargo,

dentro de las estructuras laberínticas de vastos imperios y civilizaciones tecnológicamente avanzadas, los psicópatas se infiltran y se asimilan sin esfuerzo en la población general, evadiendo la detección y la sospecha.

En este sentido, la analogía de los vampiros de las historias mitológicas parece especialmente apropiada.

Al igual que estas criaturas ficticias,

los psicópatas se insertan en las comunidades, asegurándose posiciones influyentes que los protegen del escrutinio.

Su verdadera naturaleza emerge gradualmente a medida que explotan y agotan sistemáticamente a sus víctimas desprevenidas, perpetuando un ciclo de devastación.

Estas fuerzas malévolas representan la amenaza más importante para cualquier civilización, ya que orquestan el caos y subvierten la sociedad libre.

Me refiero a ellos como psicópatas primarios organizados, una élite despiadada que representa el 1% del 1%...:

¡los globalistas...!

Su extensa red de influencia ha sido cultivada meticulosamente a lo largo del tiempo, asegurando su continuo dominio y explotación de las masas.

Sin embargo, el desafío se extiende más allá de este grupo selecto.

¿Qué pasa con los innumerables otros afectados por tendencias psicopáticas?

En el pasado, estaban confinadas en gran medida a la periferia de la sociedad y su impacto era limitado.

Sin embargo, el advenimiento de la sociedad moderna y la proliferación de las redes sociales han facilitado inadvertidamente su congregación y organización.

El 1%, antes aislado, ahora se ha convertido en turbas agresivas de cientos de miles, que movilizan a millones de sociópatas y narcisistas menores.

Este fenómeno ha dado lugar a una subcultura de locura comunitaria, una escalofriante inversión del adagio,

"¡los pacientes se están apoderando del asilo"...!

La izquierda política se ha convertido en un caldo de cultivo fértil para la promoción descarada del narcisismo como un estilo de vida legítimo, en marcado contraste con el enfoque más cauteloso de los círculos conservadores.

Si bien los psicópatas se infiltran en ambos espectros políticos, la izquierda ha demostrado ser significativamente más receptiva a sus manipulaciones.

Estos individuos, alguna vez condenados al ostracismo por su incapacidad para hacer frente al poder, ahora se encuentran en posiciones de autoridad, impulsados ​​por una sed de venganza contra aquellos que alguna vez los rechazaron.

Su autopercepción de desvalidos y revolucionarios es una mera fachada que oculta su naturaleza emocionalmente atrofiada y discapacitada. En realidad, fueron relegados a un segundo plano para salvaguardar a la sociedad de sus instintos depredadores.

Para abordar esta amenaza inminente se necesita una transformación fundamental de nuestra cultura, teniendo en cuenta el profundo impacto de la psicopatía y los rasgos relacionados.

Ignorar esta cuestión ya no es sostenible:

debemos afrontar las consecuencias de estos individuos para la humanidad en su conjunto.

El paso inicial implica disociarse de movimientos e instituciones que respaldan activamente conductas psicopáticas y narcisistas.

En otras palabras,

debemos volver a un modelo de aislamiento para aquellos que padecen estos rasgos, en lugar de complacer su estatus percibido como un grupo de víctimas que requiere atención y cuidados especiales.

Es importante reconocer que, en muchos casos, estas características son innatas e intratables, más parecidas a una estructura psicológica distinta que a una enfermedad tratable.

La idea de convivir armoniosamente con ellos es una falacia; nos ven como una mera fuente de sustento, una relación depredadora que no puede reconciliarse.

La selección de candidatos para puestos de autoridad debe implicar un examen estricto de psicopatía, narcisismo y sociopatía.

Aquellos que muestren una gran cantidad de señales de advertencia no deberían ser elegibles para tales roles, una medida que podría servir como una solución provisional mientras se contemplan reformas más sustanciales a nuestro sistema electoral.

Incluso implementar un sistema de lotería para los puestos gubernamentales, complementado con estrictos límites de mandato para puestos políticos y burocráticos, sería una mejora notable con respecto a la situación actual.

Si bien este enfoque puede aumentar la probabilidad de que personas menos calificadas asuman funciones gubernamentales, también disminuiría el atractivo del servicio público para los parásitos malévolos.

 

El verdadero poder
para darle forma a este mundo
siempre ha estado en tus manos.
¡Elige bien...!



La perspectiva de una reducción de la permanencia en el gobierno no sólo alteraría la influencia de las elitistas corporativas, sino que también las obligaría a invertir repetidamente en nuevos funcionarios, diluyendo así su poder.

Aunque los críticos pueden argumentar que alterar el sistema requiere primero eliminar a los psicópatas que actualmente lo controlan, admito que esto presenta un desafío formidable.

El registro histórico revela que una vez que los psicópatas se organizan y se afianzan, rara vez renuncian al poder sin recurrir a la violencia.

Su indiferencia ante las protestas, la razón y el sufrimiento de las masas, junto con su creencia inquebrantable en su derecho divino a gobernar, los vuelve inmunes a los llamamientos al cambio.

Estos individuos derivan su autoridad del colectivo de individuos emocionalmente atrofiados que manipulan y explotan: una turba ferviente que comprende casi el 10% de la población.

Si bien sigue siendo crucial distanciarnos de la mentalidad colectivista y de los fanáticos, es igualmente importante reconocer que todos los psicópatas perciben la separación como un acto de desafío, lo que los lleva a interferir.

Por último,

una confrontación puede ser inevitable, y tal vez tal conflicto sea necesario para desmantelar el régimen opresivo que han establecido...