por Redacción
27 Diciembre 2024
del Sitio Web
MPR21
A principios de este mes los asesores
de Trump
en política exterior,
informaron a los dirigentes europeos que
Estados Unidos tiene la intención de exigir a los miembros de
la OTAN que aumenten su gasto
en defensa al 5 por cien de su PIB, frente al objetivo actual
del 2 por cien, que un tercio de los miembros de la Alianza no
han sido capaces de alcanzar.
Los dos principales pilares del éxito económico
que han experimentado los países de Europa occidental desde el final
de la Segunda Guerra Mundial hasta hoy son,
-
los aranceles reducidos que Washington
concedió en 1947 a la exportaciones a Estados Unidos desde
los países europeos arruinados
-
así como al acceso al gas barato obtenido
por Alemania a través del acuerdo firmado en 1970 con la
URSS
Las ventajas aduaneras concedidas a las
exportaciones europeas se materializaron en 1947 en el GATT
(Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio), firmado
por 23 países, que en 1995 dio origen a la Organización Mundial de
Comercio.
Los alemanes lograron un acceso barato al gas
firmando un contrato a largo plazo con la URSS en 1970.
La asociación tuvo éxito y fue llamada el
"acuerdo del siglo" debido a que fue el más importante en la
historia de las relaciones económicas ruso-europeas.
Con los años Europa se hizo más fuerte
económicamente y, al mismo tiempo, el principal competidor de los
estadounidenses en los mercados mundiales, algo que inicialmente no
se esperaba y que se ha vuelto poco agradable a los ojos de los
sucesivos gobiernos estadounidenses.
Ahora Estados Unidos ha decidido que,
es hora de que el Viejo Continente pague la
factura de la abundancia que le proporcionó Estados Unidos al
final de la Segunda Guerra Mundial y lo primero que hace es
volar el
gasoducto Nord Stream.
Lo segundo es sustituir el gas ruso por el
suyo propio y ponerle un precio exorbitante.
Lo tercero es cerrar el mercado a las
exportaciones europeas a golpe de subidas de aranceles.
Los tiempos del GATT se han acabado y con ellos,
la OMC toca a su fin, es decir, todo el comercio
internacional tal y como fue concebido en 1945.
Europa no está en condiciones de
aumentar los gastos militares
El pretexto es la
Guerra de Ucrania, aunque muchos
años antes, en 2018, Trump ya había sugerido a los miembros
de la OTAN que debían duplicar su gasto militar incrementándolo
hasta el 4 por cien de su PIB.
En un mitin público el 10 de febrero de este año,
Trump envió un mensaje claro a Europa:
"Si no pagan y Rusia los ataca, no los
protegeré. De hecho, alentaría [el ataque]...
¡Tienen que pagar sus facturas!"
Pero Bruselas tiene su propios planes, que no
consisten en entregarle el dinero a Estados Unidos sino construir su
propia industria de guerra.
En cualquier caso, el principal destinatario de
las inversiones bélicas europeas no puede ser otro que Estados
Unidos.
Por ejemplo, entre los principales accionistas de
uno de los mayores monopolios europeos de defensa, el alemán
Rheinmetall, se encuentran toda una serie de gigantes
americanos, como,
BlackRock, Fidelity Investments, Capital
Group, Goldman Sachs, Bank of America...
En consecuencia, las economías europeas van a
tratar de resolver los graves problemas de la economía
estadounidense... si desean seguir estando protegidas militarmente
o, mejor dicho, supervisadas por el cabecilla de la OTAN.
Sin embargo, ese no es el único ni el principal motivo de las
exigencias de Trump.
¿Pretende Trump el colapso del
sistema político y social de la Unión Europea?
El PIB de la primera potencia económica europea, Alemania, supera
los cuatro billones de euros, con un gasto militar de 90.000
millones, lo que supone menos del 2,5 por cien del PIB.
La única potencia nuclear dentro de la Unión Europea, Francia, tiene
un PIB de unos tres billones de euros, y el presupuesto de defensa
va a pasar a más de 50.000 millones de euros el año que viene, una
cifra inferior al 2 por cien del PIB.
El PIB de España es la mitad de Francia, 1,4 billones, con un gasto
militar que no llega a 20.000 millones, lo que en términos
porcentuales supone un 1,2 por cien.
Desde hace diez años los sucesivos gobiernos,
tanto del PSOE como del PP, prometen que van a llegar al 2 por cien,
pero están lejos de alcanzarlo, a pesar de que sistemáticamente
siempre gastan mucho más de lo que prespuestan inicialmente.
Aparte de los países bálticos, Polonia y Grecia, que
tradicionalmente tienen un gasto de defensa muy elevado, financiado
principalmente con dinero europeo, los demás países europeos no
pueden acercarse al 5 por cien del PIB sin drásticos recortes
prepuestarios en sanidad, educación y servicios sociales.
Lo que exige Trump supone el colapso del sistema
político y social de la Unión Europea.
A mayor abundancia, si la Guerra de Ucrania acaba, los
gobiernos europeos no van a poder justificar el aumento de los
gastos militares, ni siquiera con una fuerte campaña de intoxicación
acerca de la "amenaza rusa".
Estados Unidos lo sabe, por lo que pregunta sigue
en pie:
¿cuál es el objetivo real de la exigencia del
5 por cien?
Europa nunca se sentará en una
mesa internacional de negociaciones
Durante décadas a los europeos les han hecho creer que Europa seguía
teniendo un cierto protagonismo en el mundo y que ese peso
aumentaría a medida que la Unión Europea se fortaleciera.
El objetivo de Trump es un golpe de realismo
que acaba con esas ilusiones y muestra al Viejo Continente que
su papel es subordinado.
Ni siquiera va a poder hablar sobre el futuro
de Ucrania, que es una cuestión de su máximo interés.
La exclusión de la Unión Europea es tanto política como
económica y, desde luego, militar, o sea estratégica.
Europa cree que tiene negociar "frente a" Rusia y
China, cuando lo que debe hacer es sentarse a su lado frente a
Estados Unidos.
La única posibilidad del Viejo Continente es
volver al gas ruso y cambiar el mercado estadounidense por el chino.
A partir del año que viene el programa de Estados Unidos cuenta con
no humillar excesivamente a los europeos, para mantenerlos de su
lado.
La Unión Europea va a poder ejercer de seguidora
y tendrá derecho a estar, pero con la boca cerrado, excepto para
aprobar la política estadounidense.
Es el estilo "cheerleader", en el que los
mequetrefes de Bruselas y demás capitales europeas han caído en
su propio cebo:
el de la intoxicación antirrusa, la amenaza
militar, el peligro de guerra...
En fin, nada que no conociéramos desde las
campañas sobre el "calentamiento" del planeta o la "pandemia"...
Estados Unidos gana en cualquier caso.
Es un negocio redondo.
Mantiene sometidos a sus lacayos europeos y
les hace pagar las facturas aumentando los aranceles y los
gastos militares.
Trump va a disfrutar durante todo su mandato
con los mequetrefes europeos, que le han criticado
burdamente hasta el último minuto.
Es cierto que Trump es un bufón, pero sus
colegas europeos no le van a la zaga.
A nadie le debería extrañar que ¡los "prorrusos"
se estén poniendo de moda en Europa oriental...!
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