del Sitio Web EnkiPtahSatya
traducción de
Adela Kaufmann
por el malvado Anu-Yahveh La sagrada ciudad de Enki desolada
Una gran amenaza
El 16 de julio del 1945, se llevó a cabo la primera prueba nuclear en una zona del sur de los Estados Unidos.
La prueba de la Trinidad, el apodo dado al dispositivo atómico, ocurrió en una parte remota de Alamogordo, en el medio del desierto Jornada del Muerto en el estado de Nuevo México.
El dispositivo estalló en el desierto con una energía equivalente a 19 kilotones y dejó un cráter en la cama del desierto con una profundidad de tres metros y un ancho de 330 metros.
La fuerza explosiva de la bomba provocó una poderosa onda de choque que se pudo sentir incluso a una distancia de más de 150 kilómetros, los brillantes destellos emitidos por la explosión iluminaron el paisaje y la nube en forma de hongo alcanzó unos 12 kilómetros.
En
ese momento histórico comenzó la ominosa era atómica.
Las explosiones atómicas que produjeron alcanzaron 16 y 25 kilotones respectivamente.
La fuerza de las ráfagas arrasó las ciudades, el fuego consumió y quemó la tierra, el sonido del impacto hizo temblar el paisaje y las precipitaciones radiactivas reclamarían la vida de decenas de miles de personas y muchos más serían víctimas de enfermedades atribuidas a envenenamiento por radiación.
En
esos días fatídicos, el mundo experimentó los horrores de la guerra
nuclear por primera vez.
El siglo 20 fue una época sangrienta y guerrera, una verdadera mancha en la historia de la humanidad moderna, y ahora en el siglo 21, la amenaza de la destrucción atómica está aún más vívida.
Muchos hombres, alarmados por la creciente tendencia hacia el armamento nuclear, predicen un futuro sombrío para la humanidad y temen un escenario apocalíptico inminente protagonizado por armas atómicas de destrucción masiva.
Muchos creen que el día final del juicio está cerca. Sin embargo, muchas personas olvidan que el curso de la historia es cíclico.
Incluso si la civilización humana fuese a ser destruida por armas atómicas en este siglo en una fecha no muy lejana, ésta no sería la primera vez.
Tal
vez lo que acabo de decir sea una sorpresa para muchos lectores. Sin
embargo, ya hubo un día del juicio final que sacudió los fundamentos
del mundo civilizado a finales del tercer milenio antes de Cristo
hace más de 4000 años.
El más famoso de ellos es el Libro de Génesis de la Biblia hebrea en la que el evento aparece como el conocido relato de Sodoma y Gomorra.
Sin
embargo, muy pocas personas saben que en realidad la historia
bíblica mencionada se basa en una historia mucho más antigua
de Mesopotamia.
Al igual que el relato bíblico, esos textos mesopotámicos relatan cómo un puñado de ciudades en el Medio Oriente fueron aniquiladas por las misteriosas armas de los dioses y muchos más lugares fueron desolados por la mortal contaminación que éstas produjeron.
Visto desde una perspectiva moderna, los documentos antiguos
registran la primera guerra nuclear en la historia de la tierra.
Incapaces de romper el estancamiento en la lucha, los desquiciados dioses anuistas decidieron recurrir a las armas atómicas para el avance de su campaña militar.
Al
final, esos despiadados malhechores acabarían arrasando al suelo a
un grupo de ciudades Enkiítas en las tierras del Medio Oriente, con
siete inmensas armas y las consecuentes consecuencias radiactivas
traerían la repentina y misteriosa desaparición del último reino de
la civilización sumeria alrededor del año 2000 A.C.
La antigua guerra nuclear según los expedientes antiguos El expediente más conocido de la guerra nuclear antigua es indudablemente la historia de la destrucción de Sodoma y de Gomorra en el Génesis bíblico.
Según el relato hebreo, el así llamado dios de la justicia Yahvé ve que los pecados y las abominaciones de los habitantes de las ciudades de Sodoma y Gomorra ya han llegado al extremo, por lo que decide destruirlos.
La naturaleza de sus crímenes no está detallada explícitamente, pero se supone que el pueblo de Sodoma y Gomorra ya había alcanzado un estado de total depravación.
Esto puede deducirse del episodio justo antes de la destrucción, en la que el supuesto patriarca Abraham pide a su dios que tenga misericordia y no destruya las ciudades por amor a los justos, y luego recibe la respuesta de que ni siquiera hay diez hombres justos en Sodoma y Gomorra.
Ya
sabemos que sólo un puñado de personas puede ser considerada "justa"
o "santa" ante el llamado estándar moral de ese despiadado
tirano.
Se supone que Yahvé envía dos seres celestiales o ángeles para que guarden a Abraham y salvaguarden a la familia de Lot, sobrino de Abraham y miembro del Pueblo Elegido de Yahvé, antes de que comience la destrucción divina.
El malvado Yahveh y su siervo Abraham entran en conspiración y Yahveh le promete que él le convertirá el padre de un gran linaje y de una nación grande y poderosa.
Después de su conversación íntima con su dios, Abraham y los dos ángeles llegan a Sodoma y sacan a Lot ya su familia fuera de la ciudad, aparentemente de una manera sobrenatural. Entonces, por la llamada gran misericordia de Yahveh, la destrucción de las ciudades supuestamente degeneradas se pospone para el día siguiente y los siervos de Yahveh huyen a la ciudad de Zoar en la distancia.
Mañana llega y el sol se levanta sobre la tierra. La hora del gran
juicio por el fuego se acerca.
Mientras tanto, en la distancia, la esposa de Lot se da la vuelta y mira hacia atrás.
La pobre mujer es consumida por la sustancia emitida por las explosiones y se transforma en una estatua de sal. Cuando Abraham mira hacia las ciudades, ve que una columna de humo se levanta de la tierra como el humo de un horno.
La
destrucción de las ciudades es tan grande que las hijas de Lot creen
que toda la civilización humana ha sido destruida y ellas mismas son
las únicas mujeres que quedan en la tierra.
Sin embargo, los textos mesopotámicos como la Erra Epos y las Lamentaciones de Ur (Sumeria), ambos mucho más antiguos que el relato de Sodoma y Gomorra por siglos, relatan el acontecimiento con mucho más detalle.
En
la versión Sumero-Acadia no cabe duda de que lo que sucedió fue un
ataque nuclear de origen extraterrestre.
Según la interpretación de Zecharia Sitchin, este espectáculo divino tendría lugar alrededor del año 2024 A.C. (Sitchin, 2010). i
El resultado de la historia es muy apocalíptico y es muy similar al acontecimiento que ocurrió en el relato de Sodoma y Gomorra. Al final, los enemigos de Marduk tratan de privarle de sus amados territorios y deciden arrasar ciertas ciudades mardukitas en el Medio Oriente, con armas prohibidas conocidas como los sebitti o "los siete magníficos".
Según el mismo autor, los sebitti simbolizan siete dispositivos nucleares devastadores (Sitchin, 2010). ii
Los siete terríficos fueron llamados,
Esas
armas de destrucción masiva pronto serían desatadas contra las
ciudades de Marduk en la gran antigua guerra nuclear de Mesopotamia
o el día del juicio final.
Todas estas descripciones son idénticas a los devastadores efectos de una explosión atómica.
Ciertas áreas en el Medio Oriente fueron destruidas por armas atómicas de origen extraterrestre en una brutal guerra entre los dioses de la facción de Marduk y los dioses enemigos de la camarilla del malvado Anu.
Esta
historia del conflicto nuclear entre facciones extraterrestres
opuestas en el momento de la repentina desaparición de la
civilización sumeria se volvería a contar en forma del relato
bíblico de Sodoma y Gomorra, en el cual el dios hebreo Yahveh jugaría
el papel destructivo de Anu, su Precursor mesopotámico.
Es una traducción del renombrado sumerólogo Samuel Noah Kramer.
El despiadado ataque nuclear fue ordenado por Anu, el mismo ser degenerado que en la Biblia supuestamente borró a Sodoma y a Gomorra de la faz de la tierra por sus imperdonables pecados.
Los Anuistas eran grandes enemigos de Marduk y por lo tanto querían traer la ruina a su reino en el Medio Oriente.
En
ese fatídico día, ellos tomaron posesión de las siete terroríficas
armas y volaron sobre las ciudades mardukitas y las montañas
circundantes. Una vez sobre sus objetivos, los Anuistas lanzaron los
siete dispositivos nucleares y los detonaron sobre las regiones que
más tarde llegarían a ser conocidas como Sodoma y Gomorra en la
tradición hebrea.
Un humo oscuro se elevó en el aire y el cielo ennegreció. En los días siguientes, un invierno nuclear bloquearía la luz solar y ya no serían visibles las estrellas por las noches.
En los meses siguientes, la mortífera precipitación radiactiva se extendería por las tierras de Mesopotamia como un viento de muerte y alcanzaría incluso las ciudades de los dioses Enkiítas en el este. El viento radioactivo envenenaría a los residentes de las ciudades asolándolos completamente.
La gente caía como moscas cuando inhalaban el aire contaminado y bebían el agua radiactiva.
La vegetación de los campos se marchitaría y las cosechas ya no darían fruto. Al final, la destrucción sin precedentes infligida por la guerra nuclear de Mesopotamia provocaría la repentina y misteriosa desaparición de la civilización sumeria.
El
conflicto divino entre los mardukitas y los anuistas había
evolucionado de una pequeña rivalidad familiar entre hermanos y
primos a una guerra absoluta.
Las ciudades se volvieron desoladas...
Los Lamentos relatan que Enki y los dioses de su linaje dejaron atrás sus santuarios terrestres, se refugiaron en las montañas y al final huyeron al cielo.
Aquí vemos que las consecuencias radiactivas incluso afectaron a los dioses.
Desafortunadamente, se vieron obligados a abandonar sus moradas en
la tierra para evitar el viento mortal. Nuestros dioses Enkiítas
abordaron sus naves espaciales, volaron hasta la cima del cielo como
pájaros y regresaron al espacio. Su evacuación fue completa.
Con sus bastiones en Mesopotamia debilitados, los Enkiítas acabarían perdiendo su hegemonía en Oriente Medio y darían cada vez más terreno a los Anuistas.
Los nobles reinos de Babilonia y Egipto se mantendrían fieles a su gran dios Marduk y permanecerían como poderosos bastiones de la corriente espiritual Enkiíta durante muchos siglos.
Sin embargo, los Anuistas ya habían aprovechado la oportunidad de establecerse en la tierra.
Los secuaces de Anu se apoderaron de muchas regiones del Medio Oriente y lograron infiltrarse en muchos gobiernos. Así fue el comienzo de la Era de Ares, una era astrológica caracterizada por conflictos, guerras y violencia.
Los
Anuistas continuarían sus violentos ataques contra los Enkiítas y al
final triunfarían sobre nuestros dioses en la batalla. Había llegado
un momento de tristeza y angustia insoportable para la humanidad.
Fueron encadenados y encarcelados en oscuras mazmorras en las profundidades de lo que se llamaba el inframundo. Desafortunadamente, se convirtieron en prisioneros de guerra. En sus celdas infernales, nuestros dioses ya no tenían su libertad de movimiento en un nivel físico, aunque todavía podían moverse temporalmente a otros lugares en sus cuerpos astrales.
Recordemos que las habilidades psíquicas de los dioses son mucho más desarrolladas que las nuestras.
Después de la batalla nuestros dioses fueron llevados a las cárceles de los Anuistas y allí los secuaces de Anu los explotarían transfiriendo sus energías al vórtice enérgico de su señor el malvado Anu-Yahveh.
De ahí surgiría la idea de los ángeles rebeldes encadenados en el abismo infernal en la literatura apocalíptica del Nuevo Testamento y del Judaísmo del Segundo Templo (Apocalipsis 20: 2-3, Judas 1: 6, 2 Pedro 2: 4, Enoc 10: 4-6, Enoc 10: 12-13).
Hay que tener en cuenta que en la literatura religiosa del judaísmo monoteísta de la época post-exilio, los grandes dioses de la cultura mesopotámica politeísta en la que los hebreos se habían encontrado durante el exilio fueron menospreciados y transformados en "demonios" y "ángeles caídos".
Otros dioses nuestros, el gran Enki incluido, lograron escapar en el tiempo y huyeron al espacio. En ese momento de completa tristeza, nuestros dioses se vieron obligados a abandonar su orgullo y retirarse de nuestro planeta.
Dejaron atrás la tierra y regresaron a su hogar original en la constelación de Orión.
El mundo cayó en las garras de los malvados anuistas. Sin embargo, la retirada de los enkiítas no significó que nos abandonaron. Lo que hicieron en ese momento tan difícil fue un retiro táctico.
Nuestros dioses sabían que no podían ganar la guerra en ese momento ya que los anuistas habían logrado llegar a ser muy poderosos después de sus ataques nucleares en Medio Oriente y así, en lugar de ser capturados o masacrados en la tierra, decidieron escapar y hacer su camino de regreso a su planeta de origen para repensar su estrategia y planificar su contraataque.
Un
día los guerreros Enkiítas regresarán para una revancha contra los
malvados anuistas y retomarán la tierra.
Ahora todos nuestros dioses están libres y dispuestos a luchar en la
guerra por el dominio de la tierra.
Después de debilitar a los dioses Enkiítas con la guerra nuclear, los anuistas aprovecharon la oportunidad para infiltrarse en las naciones de la tierra y establecer un linaje de seguidores leales.
El malvado Anu decidiría crear un pueblo anuista en la tierra para que luego éste llevara a cabo su intrincado plan para tomar el mundo entero.
Anu estableció su primer bastión de la corriente anuista en las tierras de Palestina en la costa levantina, justo entre los grandes reinos Enkiítas de Egipto y Babilonia. La ubicación del corazón de su reino terrenal no fue una coincidencia, ya que la misión de su pueblo sería infiltrarse en los reinos enemigos vecinos y corromperlos desde dentro.
El pueblo elegido de Anu serían los semitas occidentales, los que más tarde serían conocidos como los hebreos, israelitas y judíos
El origen del pueblo hebreo
La Biblia hebrea, el libro sagrado del judaísmo, afirma que el pueblo judío tiene sus raíces en el linaje de Abraham, el primer patriarca de la raza hebrea supuestamente elegido por Yahveh para ser el padre de su pueblo elegido.
Según la Cuenta bíblica, la elección de Abraham tiene lugar justo antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra, lo que pondría la fecha de su nacimiento alrededor de las últimas décadas del siglo 22 A.C.
Al
final, Yahveh hace un pacto con Abraham y le promete que será el
padre de una gran nación mesiánica que reinará en todo el mundo.
El progenitor ancestral de los judíos no existía realmente; el Abraham bíblico no es más que un arquetipo judío que el sacerdocio hebreo inventó en el primer milenio con el propósito de fabricar una historia ancestral para el pueblo judío.
La
historia del pueblo judío contada en la Biblia no es más que un
intrincado engaño cuya meta es la justificación de su nueva teología
"Pueblo Elegido". Nada de su historia es verdad y la historia de su
origen aún menos.
Un anacronismo es un error histórico que consiste en la presentación de algo como perteneciente a un tiempo con el cual realmente no coincide. Lo que es más extraño en el Libro del Génesis es la ausencia de una referencia precisa a lo que estaba sucediendo históricamente en el Medio Oriente durante el segundo milenio (Grant,1996). iv
La verdad es que muchas referencias históricas y topográficas en la Biblia son mucho más apropiadas para mediados del primer milenio, algo que es indicativo de una fecha posterior de redacción y demuestra que la así llamada historia muy antigua del pueblo judío es, hecho, nada más que una invención tardía del primer milenio.
Por ejemplo, el narrador bíblico en Génesis afirma que Abraham era de la ciudad de Ur de los Caldeos.
Sin embargo, el término Ur de los caldeos era apropiado sólo desde el º siglo A.C. en adelante, dado que los caldeos surgieron en la región de Ur sólo a la mitad del primer milenio.
En el tiempo en que se suponía que Abraham había vivido, Ur era una región habitada por los sumerios (Grant, 1996). v
En segundo lugar, muchos historiadores modernos han observado que no existen registros de fuentes extra-bíblicas que corroboren los supuestos hechos del pueblo israelita en las naciones vecinas como Egipto (Romer, 1999). vi
Esto
sugiere que las historias de los grandes patriarcas hebreos que se
relatan en la Biblia no son de ninguna manera fácticas, sino de
hecho invenciones tardías del sacerdocio judío, cuyo objetivo era
falsificar una historia judía con mayor antigüedad.
Resulta que la historia de Abraham como es presentada en la
Biblia era falsa. El Abraham bíblico no es más que un arquetipo
ficticio judío y la historia de la elección de Abraham fue
en realidad un intento de ofrecer una explicación para el origen del
llamado Pueblo Escogido por el sacerdocio hebreo.
A veces la verdad es mucho más fantástica que incluso la ficción.
Ellos son el pueblo elegido de su dios sectario; sin embargo, no son el pueblo elegido del dios de la humanidad.
Los
judíos fueron elegidos o más bien engendrados por Anu para asumir
una misión de dominación mundial. Los judíos fueron creados como una
nación de secuaces subordinados a Anu para ser sus representantes en
la tierra.
Su culto se arraigaría en todas las regiones levantinas y Anu-El sería adorado como el dios principal por los pueblos semíticos occidentales tales como,
En la religión semítica del segundo milenio, el culto a El se caracterizó por el sacrificio humano y el infanticidio ritual (Olyan, 1988). vii
El mismo dios sanguinario e implacable sería más tarde conocido por los griegos como Cronos (Smith, 2002). viii
El
mismo Kronos era conocido como Saturno en el mundo de
habla latina. El perverso y espantoso culto saturniano de Anu-El ya
se había establecido en las diversas regiones semíticas a lo largo
de la costa levantina.
Los primeros Proto-Hebreos nacerían entre los antiguos pueblos cananeos. Se asemejarían a sus vecinos semíticos levantinos, pero su ADN sería modificado por los anuistas y resultarían muy diferentes de las otras razas de la humanidad.
El pueblo judío fue creado por los anuistas como una nueva raza, y en ellos fue implantado el material genético de su dios Anu y también el de otra especie extraterrestre conocida como los dracos o los saurios. ix
Por lo tanto, los judíos resultarían con muchos de los perversos rasgos de su creador:
Al final, los judíos originales fueron hechos a imagen y semejanza de su dios degenerado Anu-El, por lo que heredaron muchas de sus características psicológicas.
El ADN de los Dracos, que también fue añadido le dio al pueblo judío una mentalidad perversa, cruel y despiadada.
Es
por algo que las élites del rabinato judío dicen que la sangre judía
no es la misma sangre que la de los gentiles y afirman que los
judíos y los gentiles son dos especies diferentes.
Desde el comienzo de su historia, la gente de Anu han sido expertos en la infiltración de gobiernos extranjeros, sabotaje y conspiración. Las élites de la sociedad siempre han operado a través de hermandades judías encubiertas y conspiratorias.
No se sabe con certeza cuándo la raza preferida de Anu fue creada por los dioses de la facción Anuista en la región de Palestina, pero se puede inferir que tal acontecimiento ocurrió en una época entre 2000 y 1800 A.C.
La razón por la que podemos llegar a esta conclusión es porque la misteriosa raza invasora conocida como los Hicsos aparecería en la historia por primera vez alrededor del año 1800 A.C..
Los
hicsos eran una raza de bárbaros guerreros desconocidos que de
repente aparecieron de la nada y comenzaron a guerrear contra
los egipcios. Este sanguinario y cruel pueblo conquistaría tanto el
Bajo Egipto como el Alto Egipto y reinaría sobre el país desde
aproximadamente 1720 hasta 1570 D.C. Seis reyes invasores de esa misma tribu dominarían la tierra de Egipto durante dos siglos hasta que su última dinastía fue derribada por la resistencia tebana. Allí se extendieron varios rumores sobre el origen de los Hicsos.
Algunos dijeron que eran semitas mientras que otros decían que eran nómadas asiáticos. ¡Había incluso el rumor de que eran de raíces griegas!
Lo cierto es que incluso su origen está envuelto en misterio. Sin embargo, sabemos que llevaban nombres cananeos, aunque más tarde adoptarían seudónimos egipcios. Los cananeos eran un pueblo semita occidental establecido en la región de Palestina de la cual los hebreos derivarían más tarde.
Contrariamente a lo que afirma la pseudo-historia judía, en el segundo milenio A.C., los cananeos y los hebreos eran idénticos, hablaban el mismo idioma y pertenecían a la misma corriente cultural (Tubb, 1999, Smith, 2002). xi
Al final, los Hicsos eran semitas occidentales y 'proto-hebreos' creados por Anu-El a comienzos del segundo milenio A.C., y su misión era infiltrarse en los reinos de Egipto, un noble bastión de la corriente Enkiíta, y corromperlos y destruirlos de adentro hacia afuera.
Aquí vemos los primeros signos del Proto-sionismo anuista en la historia del mundo.
El malvado Anu los programó para que fueran así.
El
pueblo de Anu siempre ha detestado a los pueblos de Enki, como los
egipcios, los babilonios y las otras naciones gentiles, ya que ese
odio xenófobo está codificado en su ADN desde Anu y registrado en su
conciencia colectiva.
Alrededor del siglo 14 A.C., el infame faraón monoteísta Akhenaton hizo su aparición en la historia, y trataría de suprimir el politeísmo egipcio tradicional y reemplazar el culto de Amon-Ra (Marduk) con un culto a una deidad solar llamada atonismo.
Akhenaton era un híbrido Draco-Humano, un verdadero reptil, contratado por Anu. xii
Durante su reinado, Akhenaton se volvería cada vez más fanático.
Proclamó que Aton no sólo era el dios supremo sino también el único
dios y se declaró el único mediador entre el pueblo y el único dios
verdadero. Entonces Akhenaton ordenó el vandalismo de los templos de
Amon-Ra, prohibió imágenes de las deidades egipcias tradicionales y
borró todas las referencias a una pluralidad de dioses en las
inscripciones de su tiempo.
Akhenaton era un engañador anuista de sangre draconiana, que intentó corromper la corriente espiritual del gran bastión Enkiíta de Egipto. Afortunadamente sus llamadas "reformas" monoteístas apenas durarían 20 años y el culto de Amón-Ra sería restaurado por Tutankamón en Tebas.
Así
que el segundo intento del pueblo de Anu fracasaría gracias al gran
espíritu de resistencia del pueblo egipcio.
Esta vez se llamaban a sí mismos hebreos y se convertirían en enemigos amargos con sus primos semíticos levantinos que no simpatizaban con su movimiento, como los moabitas, los filisteos e incluso con los cananeos.
La historia del supuesto Éxodo de Egipto es pura ficción.
Nada de lo que se cuenta en la historia de Moisés realmente tuvo lugar. Como muchos de los relatos del Pentateuco, la historia del Éxodo está llena de anacronismos y toda la evidencia arqueológica con respecto al tema ha resultado negativa a pesar de más de un siglo de investigación arqueológica y egiptológica (Meyers, 2005). xiii
Al final, la historia del Éxodo no fue un hecho, sino más bien un cuento pseudo-histórico de la propaganda anti-egipcia fabricada por las élites del sacerdocio judío anuista.
Los principales objetivos de esta ignominiosa mentira bíblica fueron la calumnia de los principales enemigos del pueblo de Anu y la justificación de los hebreos como el pueblo elegido de 'dios'. En realidad, los hebreos se separaron de la cultura cananea a principios del primer milenio y algunos siglos más tarde su sacerdocio inventaría el monoteísmo jehoviático radical.
Esta
vez el monoteísmo de Anu se arraigó con gran éxito.
El nuevo monoteísmo del pueblo judío se volvería cada vez más violento y todas las naciones limítrofes que se negaran a aceptar al dios hebreo Yahveh-El-Anu serían vituperadas y demonizadas por el sacerdocio de Anu.
Los judíos siempre se burlaban de los dioses Enkiítas del reino de Babilonia en sus escritos calumniosos y propondrían el genocidio de todos los pueblos politeístas que los rodeaban. El judaísmo ha sido una religión espantosa, brutal, guerrera y degenerada desde sus comienzos.
Por lo tanto, las naciones gentiles más civilizadas fueron capaces de ver a través de la locura perversa del judaísmo por lo que era.
La
élite del sacerdocio de Anu tendría que conspirar de nuevo para
difundir su engañosa corriente anuista entre los pueblos gentiles.
Ya acostumbrados a infiltrar naciones extranjeras ya parasitarlas desde el interior, la élite del pueblo de Anu idearía una enorme y siniestra trama para hacerse cargo de las grandes naciones gentiles.
Un enigmático fariseo judío con ciudadanía romana conocido como Pablo de Tarso aparecería en Palestina a mediados del siglo I y diría haber recibido una visión profética de cierto Jesús de Nazaret en el camino a Damasco.
Este llamado apóstol de los gentiles que nunca había conocido al mítico nazareno en persona afirmó ser un mensajero de la verdad y fundó una nueva secta judía orientada hacia los gentiles.
Esa nueva secta sería más tarde conocida como cristianismo.
Es interesante notar que el supuesto gran héroe de la cristiandad, el apóstol Pablo, era un discípulo directo y empleado de cierto Gamaliel, uno de los miembros más altos del infame Gran Sanedrín, la asamblea de la élite de los judíos en el antiguo Israel.
Es
interesante observar también que incluso después de crear la nueva
secta cristiana, Pablo de Tarso continuaría practicando el
judaísmo de sus antepasados.
Era un secuaz de Anu y su retorcida pandilla.
Las extrañas enseñanzas de su nueva secta serían veneno puro para sus víctimas gentiles.
¿Y
quién era el llamado Mesías y salvador de la humanidad
presentado por Pablo el Fariseo?
El aspirante a salvador universal de la humanidad es sólo una engañosa forma de pensamiento a de Anu.
En términos esotéricos, una forma de pensamiento es una entidad irreal, ilusoria y fantasmagórica proyectada desde la mente de un mago y dotada incluso de una consistencia física y de su propia personalidad. En otras palabras, es una aparición programada creada a través de la energía mágica.
El concepto de formas de pensamiento es muy antiguo y se remonta al antiguo Oriente, donde se conocía como Tulpa en tibetano y Nirmita en sánscrito.
Los anuistas mantienen a todo el mundo engañado y se apoderan de la energía espiritual de sus ingenuos seguidores religiosos por medio de sus formas de pensamiento, como el ficticio Jesucristo. Cada vez que un cristiano ora al Nazareno, la energía espiritual de sus oraciones es absorbida por el vórtice enérgico de Anu y la magia negra de los Anuistas se fortalece.
Los Anuistas se alimentan con esa energía a nivel espiritual.
Muchos judíos iniciados y seguidores del sionismo pretenden tener mucho desagrado por Jesucristo como hereje y traidor del judaísmo; sin embargo, todo eso es sólo un acto de teatro…
Saben que el Nazareno adorado por los cristianos no es más que un arquetipo ficticio y entienden que el supuesto Mesías de los gentiles es de hecho una forma de pensamiento con la que pueden tomar y controlar la mente de sus enemigos cristianizados.
La
hostilidad que muestran hacia su propia forma de pensamiento no es
más que una forma de provocar conflictos entre los pueblos y
confundirlos aún más.
Sin embargo, en el siglo IV los anuistas malvados hicieron un trato con la élite del Imperio (o tal vez el estado romano ya había caído bajo el control de los Anuistas desde hace bastante tiempo) y los siguientes emperadores impondrían la religión de Anu como el culto oficial del Estado.
A partir de entonces, los Anuistas establecerían un poderoso segundo bastión en Roma: Más o menos al mismo tiempo, los anuistas encontrarían una tercera religión monoteísta dogmática e intolerante en las tierras de los árabes:
Anu enviaría al mismo inmundo arcángel Gabriel, un engañoso extraterrestre de la facción anuista, conocida como Jibril en árabe, para que revelara a Mahoma la nueva "verdad" de "dios" y creara una nueva religión abrahámica...
El Islam abrazaría la enseñanza de la "guerra santa" contra los "infieles", y los árabes convertidos blandirían sus espadas y destruirían a todos los pueblos que se negaban a creer en la nueva religión de Anu.
Los
Anuistas habían creado una nueva cultura de poderosos guerreros
dispuestos a luchar por su causa.
Al final, los judíos iniciados, el pueblo de Anu, se infiltrarían en muchas organizaciones europeas fingiendo su conversión al catolicismo.
El Vaticano siempre ha sido una misteriosa organización con vínculos con las sociedades secretas del ocultismo judío. En pocas palabras, los judíos anuistas sometieron (o en este caso subyugaron) a las naciones europeas por su caballo de Troya sionista, conocido como cristianismo, y destruyeron las culturas ancestrales de Oriente Medio a través de su arma llamada Islam
En los tiempos modernos, la gente de Anu bosquejaría sus proyectos para un nuevo proyecto encubierto, para ampliar su monopolio en el poder y conspiraría para infiltrar a los gobiernos del nuevo mundo (las Américas) a través de varias sociedades secretas.
La siguiente y última etapa de su milenaria conspiración sería el infame Nuevo Orden Mundial.
El Nuevo Orden Mundial está compuesto por una red de hermandades secretas encabezadas por los descendientes del mismo linaje anuista creado en Palestina hace casi cuatro milenios.
Los llamados Illuminati del presente son los hijos del milenial sionismo.
Contrariamente a algunos mitos populares que suponen que los Illuminati son secuaces del Satanás bíblico, un mero personaje ficticio inventado para sembrar las semillas del miedo y la paranoia, las élites de la Orden de los Illuminati son verdaderamente judíos sionistas leales a Yahveh (Anu, El, Saturno), y el Nuevo Orden Mundial es la herencia que su malvado dios prometió para ellos en el momento de su elección.
Es curioso que Yahveh bíblico promete al ficticio arquetipo judío Abraham que lo hará padre de muchas grandes naciones, y entonces los profetas hebreos profetizan que el pueblo de Israel heredará el mundo entero y reinará sobre todas las naciones.
En realidad, la Biblia hebrea no es más que un modelo codificado del sionismo para los judíos iniciados, así como un medio de engaño para mantener esclavizados a los no iniciados.
Lo
que es seguro es que el Nuevo Orden Mundial pertenece a Yahveh y
a su Pueblo Judío (Anuista) Elegido...
Los
textos originales relatan un feroz conflicto entre los dioses y
luego dan testimonio de una gran catástrofe que provocará la
desaparición repentina de la civilización sumeria y obligará a los
dioses Enkiítas a evacuarse a sí mismos de la tierra.
Los Anuistas recurrirían a las armas atómicas de destrucción masiva para derrotar a los Enkiítas y hacerlos retirarse de la tierra.
El
"viento malvado", una antigua referencia a las consecuencias
radiactivas causadas por las bombas atómicas, desolará las ciudades
de nuestros dioses y debilitará su dominio sobre la región de
Mesopotamia.
Anu establecería un bastión de su culto anuista en la región de Palestina, bajo el pseudónimo semítico El. Mientras tanto, sus poderosos secuaces celestiales, aliados con los infames Dracos, aplastarían la resistencia Enkita y tomarían a muchos de nuestros dioses como prisioneros.
De
ahí surge la idea de los ángeles rebeldes encadenados en el
abismo del inframundo en la literatura apocalíptica del Judaísmo
del Segundo Templo, así como del posterior Nuevo
Testamento. Afortunadamente otros dioses, incluidos Enki, lograron
escapar a tiempo y se retiraron de la tierra regresando a su hogar
en la
constelación de Orión para
preparar su futuro contraataque.
Abraham es un personaje arquetípico ficticio, y el relato de su elección es una alegoría que oculta un evento real muy siniestro.
En realidad Yahvé (Anu) no escogió a ningún Abraham; se creó una nueva raza híbrida en Palestina a través de la ingeniería genética sobre la base de su propio material genético y la de la Dracos, para que éstos pudieran ser su pueblo elegido.
Él confió a su pueblo una misión especial:
De esta nueva raza Anuista alrededor del 1800 A.C., aparecerían los enigmáticos Hicsos, e intentarían causar la ruina sobre el reino Enkiíta de Egipto.
El Anuista 'Faraón' Akhenaton entraría en escena y trataría de corromper la religión egipcia ancestral para reemplazarla con la basura de Anu. Egipto seguiría siendo fuerte.
Más
tarde, a principios del primer milenio antes de nuestra era, el
mismo linaje anuista se organizaría de nuevo y formaría el pueblo
hebreo, el autodenominado "pueblo elegido", y los hebreos harían la
guerra con todas las naciones politeístas vecinas.
Crearían dos religiones más basadas en su judaísmo monoteísta, dos cultos judíos muy venenosos y autodestructivos, para venderlo a los gentiles en Europa y Oriente Medio. Sería el caballo de Troya judío.
El
cristianismo judío se establecería en Europa, y el islam judío
tomaría las mentes del pueblo árabe. Entonces los judíos sionistas,
los últimos titiriteros, se infiltrarían en las sociedades
cristianizadas extranjeras y, al final, ampliarían su dominio sobre
los pueblos gentiles.
Ahora los seguidores de Anu son los más poderosos, casi tienen un monopolio sobre el poder político del mundo y manejan gran parte de la riqueza.
Ahora los sionistas anuistas están disfrutando de la promesa que su dios demoníaco Anu-Yahveh hizo al arquetípico padre judío Abraham ya los profetas de la Biblia:
Al final, la Biblia judeocristiana es, en realidad, un esquema encubierto para el milenial sionismo.
El
sionismo judío es patrocinado por Anu-Yahveh, el esclavizador de la
humanidad y el enemigo cósmico de Enki.
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