Mientras escribía El Regreso de Inanna, comencé a sentir que estaba
en un vasto océano a bordo de un botecito y que las personas que me
amaban lo suficiente como para leer mi primer bosquejo, se
convirtieron en mi brújula y faro sobre ese océano.
Así que le agradezco a mi querida amiga Anne por interesarse en mi
primer borrador, por tener el coraje de decirme la verdad y darle
textura.
Sin el don de edición que posee Tera Thomas, este libro no habría
sido una realidad. La indudable ayuda de Inanna, la
sincronicidad y
el planeta Júpiter nos unieron, mientras que una gran amistad y amor
le dieron forma al libro. Tera, estoy agradecida por tu Marte en
Virgo, por tu profundidad espiritual y tu corazón infinito.
Agradezco a mi esposo por su humor, su fotografía, su edición y su
ayuda con "mi ciencia". Te amo, Charles.
También le agradezco a Barb Ferguson, mi directora artística por ser
lo que ella es así como por su creatividad e inspiración. Y a Pat
Welch, por su corrección de pruebas esencial.
Gracias a Quentin, mi graduado favorito de la Academia de la Flota
Estelar, por darme ánimos cuando lo necesitaba; a Anthony, por
recordarme que tenía que recordar; gracias también a Suzette; y a mi
Jenny en Inglaterra por estar junto a mí; y a Debbie y Nicole por
leer El Regreso de Inanna con tanto amor. Lo último pero no lo menos
importante, les agradezco a mi amado Oso y a mi fiel Rhiannon por
mantenerse tan cerca.
El Regreso de Inanna está basado libremente en cuatro fuentes:
Les debo mucho a esas
cuatro fuentes así como a otras, especialmente a Doris Lessing por
su Instrucciones para un descenso al infierno y su serie de novelas
de ciencia ficción, Canopus en Argos — Archivos.
El Mahabharata es el libro más maravilloso que he leído. La reciente
traducción de J.A.B. van Buitenen está llena de descripciones de
naves espaciales, ciudades celestes que vuelan, armas de radiación y
seres cuyas aventuras desafían la imaginación. En esta obra se
expresa también la idea de "dioses" que encarnan en cuerpos de
humanos.
En 1990 leí los tres primeros títulos de la serie de
Sitchin.
La
primera parte de El Regreso de Inanna se origina de mi propia
imaginación, pero en general está basada en la erudición que Sitchin
despliega en estos libros, por los cuales estoy muy agradecida.
Mientras leía Las Guerras de los Dioses, me vi a mí misma
transportada en el ser de Inanna, sintiéndome como si yo fuera ella,
representando al vivo las escenas de su vida. Recordé a Nibiru, me
vi a mí misma de niña allá y sentí que conocía a la familia de
Inanna íntimamente.
Supe lo que los motivaba y cómo se sentían. Los
quise a todos, especialmente a Ninhursag. En mi mente, me paré al
lado de la pirámide, golpeándola con mi arma y maldiciendo a Marduk.
Pude ver a Sargón y sabía lo que Inanna sentía por él. Hasta me
compré un collar de lapislázuli.
Para mí, la vida de Inanna fue como una película larga y
emocionante, pero un poco enredada. Realmente nunca he sabido por
qué su historia me afectó de un modo tan profundo, pero con el
tiempo ella se abrió paso y llegó a ser un libro. Inanna compartió
su vida conmigo de un modo que me trajo aventura, emoción, confusión
y sabiduría. Espero que El Regreso de Inanna haga lo mismo con
ustedes. Sé que ella desea que yo les traiga este regalo para contar
su versión de la historia.
Les agradezco a Zecharia Sitchin, J.A.B. Van Buitenen y a todos los
otros que inspiraron este libro por su diligente investigación,
trabajo arduo e imaginación.
Le agradezco a Inanna por su amistad y
su amor. Ella es tan adorable.
V.S. Ferguson
1995
Desde hace mucho tiempo conozco las historias de nuestros
ancestros pleyadianos, los dioses que manipularon nuestro ADN, nos usaron como
obreros y nos ocultaron la verdad en cuanto a quiénes somos
realmente para beneficiarse ellos mismos. Había leído sobre ellos,
oído hablar de ellos y editado pasajes largos de libros sobre las
Pléyades tales como
Bringers of the Dawn y Earth (Tierra).
Me parecía que ya
conocía bien esas historias.
De modo que cuando Susan Ferguson me
llamó para preguntarme si estaba interesada en editar El Regreso de Inanna, casi le respondí:
"¡Oh, no, no más historias de dioses!"
Pero algo dentro de mí, dijo:
"No respondas tan rápidamente, hay un
regalo para ti en esto".
Yo sí escucho mi guía interior; además, me
cae muy bien Susan, y estaba lista para otro proyecto, de modo que
le dije que me gustaría leer el borrador.
Susan me envió la primera parte de su libro. Fue de una lectura
rápida, ingenioso, bien contado y me afectó profundamente. A través
de la voz de Inanna, los dioses se presentaron de una manera
realista y práctica. Eran egoístas y fastidiosos, se comportaban
como personas que he conocido antes y con las que no quería
interactuar.
A modo de queja le dije a Susan:
"Inanna es tan
malcriada y obstinada y tan desatenta a las consecuencias de sus
acciones. ¡Se supone que es una diosa!"
Susan respondió:
"¡Exactamente!. Los dioses han sido adolescentes eternos, niños
malcriados y egoístas que obtienen lo que quieren o pelean. Es
difícil de creer que le hubiéramos entregado nuestro poder a alguien
tan ordinario y codicioso y, sin embargo, lo hacemos constantemente
una y otra vez".
¿Has tenido ya la sensación de haber oído algo tantas veces que te
hace pensar que lo comprendes muy bien, pero viene alguien y te dice
una cosita que quizás ya has oído antes, pero por alguna razón la
escuchas de un modo muy diferente, y esa cosita ha cambiado toda la
perspectiva?
Las palabras de Susan me trajeron un gran
descubrimiento: estos dioses son gente real que nos manipula para
hacernos creer que son dioses. Y como yo había creído que estos
personajes eran dioses y ya estaba enfadada porque no se comportaban
como yo esperaba que se comportaran los dioses, ¿significaba eso que
aún les estaba entregando mi poder, esperando que fueran más
sapientes, más compasivos que un humano común y corriente, como yo?
¿Tenía todavía esa enorme brecha en mi conciencia que separa lo
divino y lo humano en dos categorías completamente diferentes?
Leí de nuevo la historia, con otros ojos, y esta vez la sentí en el
centro de mi ser. Me sumergí en un sentimiento de respeto por Inanna,
cuya voz resonaba tan veraz a medida que contaba sus historias. Ella
estaba contando su historia exactamente como sucedió; sabía que ella
y los miembros de su familia eran ególatras, malcriados, y que les
habían hecho mucho daño a los humanos y a la Tierra.
Al no disimular
o tratar de justificar sus acciones, Inanna estaba aceptando la
responsabilidad por lo que ellos habían hecho, y estaba aquí para
remediarlo.
De una manera muy sencilla y en un lenguaje fácil de entender,
Inanna me presentó a los dioses como personas a las que podía sentir
y comprender. Para mí, las historias ya no eran simples mitos; mis
recuerdos latentes se estimularon y conocí a la familia de Anu como
si fuera mi propia familia. Me di cuenta de que Inanna estaba
haciendo exactamente lo que yo había estado haciendo en mi vida:
yendo al pasado para sanar las heridas, para evolucionar. De repente
se desmitificó y descanonizó a los dioses y los conocí entonces.
Mientras trabajaba en la primera parte, Susan estaba terminando la
segunda y me la envió. Estaba muy intrigada en cuanto a cómo
continuaría la saga en la segunda parte del libro. Los dioses
estaban actualizados, eran personajes del siglo XX que trataban de
sanar las heridas que habían causado al encarnar en la forma humana
para activar los genes latentes y para devolver el conocimiento que
con tanto ahínco habían ocultado. Y era claro que habían hecho un
tan buen trabajo para "desconectarnos", que rectificar el pasado no
ha sido tarea fácil para ninguno de ellos.
He llegado a conocer a Inanna muy bien y a amarla mucho.
A menudo
siento su presencia. Confío en la claridad y la verdad que hay
dentro de ella, y creo en su deseo sincero de rectificar las
acciones irreflexivas y egoístas de su familia. También he llegado a
amar mucho a Susan, y le agradezco por haber tenido el coraje de
traernos a Inanna para que contara su historia, y por su diligente
investigación para corroborar los hechos históricos.
He disfrutado muchísimo el trabajo con este libro. Para mí ha sido
una experiencia poderosa. Me percaté de muchos campos donde todavía
estaba programada para creer cosas que no me servían. Comprendí y
sentí profundamente mi conexión con estos dioses, y exigí mi legado
como uno de ellos de un modo que no había intentado antes.
En su
propio estilo franco, Inanna comparte su sabiduría y agudeza de
ingenio para que se cierre la brecha entre los dioses y los seres
humanos. Ella recalca una verdad sencilla, una verdad muy
importante: nosotros somos los dioses, sí tenemos el conocimiento y
el poder; está dentro de
nuestro ADN, sólo ha estado inhabilitado y
latente dentro de nuestros genes, pero está allá.
Solamente tenemos
que creer en él para activarlo.
Tera Thomas
Febrero de 1995
Pittsboro, Carolina del Norte