por Laura Jimeno Muñoz
Febrero 2003
DSalud Numero 147
del Sitio Web
DSalud
El sistema sanitario es
una verdadera mafia
que crea enfermedades
y mata por dinero y poder.
Ghislaine Lanctôt
Quien hace tal afirmación es Ghislaine Lanctôt, la polémica
autora del best seller mundial
La Mafia Médica.
En él, esta doctora a la que se ha desposeído de su
título de Medicina denuncia el actual sistema sanitario y la
corrupción que hay tras el mismo, permitida y amparada por médicos y
gobiernos en beneficio de las grandes empresas farmacéuticas y en
detrimento de los ciudadanos.
De ahí que propugne la vuelta a la soberanía
individual sobre la salud como forma de acabar con esa mafia.
Ghislaine Lanctôt ha ejercido la Medicina durante 27
años. Ahora no ejerce... aunque quisiera.
¿El motivo? Hace ocho años la retiraron la licencia
de médico. ¿Por qué? Por publicar 'La Mafia Médica'. ¿Y qué contiene
ese libro - se preguntará el lector - para que haya provocado tal
sanción?
Pues - como fácilmente se entiende a juzgar por el
título - una descripción exhaustiva del "sistema de enfermedad" - y
no sanitario - que actualmente existe.
Medicina significa negocio
La autora de La mafia médica acabó sus estudios de Medicina en 1967,
una época en la que - como ella misma confiesa - estaba convencida
de que la Medicina era extraordinaria y de que antes del final del
siglo XX se tendría lo necesario para curar cualquier enfermedad.
Sólo que esa primera ilusión fue apagándose hasta
extinguirse.
-¿Por qué esa decepción?
-Porque empecé a ver muchas cosas que me hicieron reflexionar.
Por ejemplo, que no todas las personas respondían
a los maravillosos tratamientos de la medicina oficial. Además
en aquella época entré en contacto con varios "terapeutas
suaves" - es decir, practicantes de terapias no agresivas - que
no tuvieron reparo alguno en abrirme sus consultas y dejarme ver
lo que hacían.
Y llegué pronto a la conclusión de que las
medicinas no agresivas son más eficaces, más baratas y, encima,
tienen menores efectos secundarios.
-Y supongo que empezó a preguntarse por qué en la Facultad nadie
le había hablado de esas terapias alternativas no agresivas
-Así es. Luego mi mente fue más allá y empecé a cuestionarme
cómo era posible que se tratara de charlatanes a personas a las
que yo misma había visto curar y por qué se las perseguía como
si fueran brujos o delincuentes.
Por otra parte, como médico había participado en
muchos congresos internacionales - en algunos como ponente - y
me di cuenta de que todas las presentaciones y ponencias que
aparecen en tales eventos están controladas y requieren
obligatoriamente ser primero aceptadas por el "comité
científico" organizador del congreso.
¿Y quién designa a ese comité científico? Pues
generalmente quien financia el evento: la industria
farmacéutica.
¡Si hoy son las multinacionales las que deciden
hasta qué se enseña a los futuros médicos en las facultades y
qué se publica y expone en los congresos de medicina! El control
es absoluto.
-Y eso fue clarificador para usted...
-Y tanto. Darme cuenta del control y de la manipulación a la que
están sometidos los médicos - y los futuros médicos, es decir,
los estudiantes - me hizo entender claramente que la Medicina
es, ante todo, un negocio.
La Medicina está hoy controlada por los seguros -
públicos o privados, da igual - porque en cuanto alguien tiene
un seguro pierde el control sobre el tipo de medicina al que
accede. Ya no puede elegir.
Es más, los seguros determinan incluso el precio
de cada tratamiento y las terapias que se van a practicar. Y es
que si miramos detrás de las compañías de seguros o de la
seguridad social... encontramos lo mismo.
-El poder económico.
-Exacto, es el dinero quien controla totalmente la Medicina. Y
lo único que de verdad interesa a quienes manejan este negocio
es ganar dinero.
¿Y cómo ganar más? Pues haciendo que la gente
esté enferma... porque las personas sanas no generan ingresos.
La estrategia consiste, en suma, en tener
enfermos crónicos que tengan que consumir todo tipo de productos
paliativos, es decir, para tratar sólo síntomas; medicamentos
para aliviar el dolor, bajar la fiebre, disminuir la
inflamación...
Pero nunca fármacos que puedan resolver una
dolencia. Eso no es rentable, no interesa. La medicina actual
está concebida para que la gente permanezca enferma el mayor
tiempo posible y compre fármacos; si es posible, toda la vida.
Un sistema de enfermedad
-Infiero que ésa es la razón de que en su libro
se refiera al sistema sanitario como "sistema de enfermedad".
-Efectivamente. El llamado sistema sanitario es en realidad un
sistema de enfermedad. Se practica una medicina de la enfermedad
y no de la salud. Una medicina que sólo reconoce la existencia
del cuerpo físico y no tiene en cuenta ni el espíritu, ni la
mente, ni las emociones.
Y que además trata sólo el síntoma y no la causa
del problema. Se trata de un sistema que mantiene al paciente en
la ignorancia y la dependencia, y al que se estimula para que
consuma fármacos de todo tipo.
-Se supone que el sistema sanitario está al servicio de las
personas...
-Está al servicio de quien le saca provecho: la industria
farmacéutica.
De manera oficial - puramente ilusoria - el
sistema está al servicio del paciente pero, oficiosamente, en la
realidad, el sistema está a las órdenes de la industria que es
la que mueve los hilos y mantiene el sistema de enfermedad en su
propio beneficio.
Se trata, en suma, de una auténtica mafia médica,
de un sistema que crea enfermedades y mata por dinero y por
poder.
-¿Y qué papel juega el médico en esa mafia?
-El médico es - muchas veces de forma inconsciente, es verdad -
la correa de transmisión de la gran industria. Durante los 5 a
10 años que pasa en la Facultad de Medicina el sistema se
encarga de inculcarle unos determinados conocimientos y de
cerrarle los ojos a otras posibilidades.
Posteriormente, en los hospitales y congresos
médicos, se les refuerza en la idea de que la función del médico
es curar y salvar vidas, de que la enfermedad y la muerte son
fracasos que debe evitar a toda costa y de que la enseñanza
recibida es la única válida.
Además se les enseña que
el médico no debe implicarse
emocionalmente y que es un "dios" de la salud. De ahí que
incluso exista caza de brujas entre los propios profesionales de
la medicina.
La medicina oficial, la "científica", no puede
permitir que existan otras formas de curar que no sean serviles
al sistema.
-El sistema, en efecto, pretende hacer creer que la única
medicina válida es la llamada "medicina científica", la que
usted aprendió y de la que ha renegado. Precisamente en el mismo
número en que va a aparecer su entrevista publicamos un artículo
al respecto.
-La medicina científica está enormemente limitada porque se basa
en la física materialista de Newton: tal efecto obedece a tal
causa. Y, por ende, tal síntoma precede a tal enfermedad y
requiere tal tratamiento.
Se trata de una medicina que además sólo reconoce
lo que se ve, se toca o se mide y niega toda conexión entre las
emociones, el pensamiento, la conciencia y el estado de salud
del físico.
Y cuando se la importuna con algún problema de
ese tipo le cuelga la etiqueta de "enfermedad psicosomática" al
paciente y le envía a casa tras recetarle pastillas para los
nervios.
-Es decir, que a su juicio la medicina convencional sólo se
ocupa de hacer desaparecer los síntomas.
-Salvo en lo que a cirugía se refiere, los antibióticos y
algunas pocas cosas más, como los modernos medios de
diagnóstico, sí. Da la impresión de curar pero no cura.
Simplemente elimina la manifestación del problema
en el cuerpo físico pero éste, tarde o temprano, resurge.
-A su juicio, pues, dan mejor resultado las llamadas medicinas
suaves o no agresivas.
-Son una mejor opción porque tratan al paciente de forma
holística y le ayudan a sanar... pero tampoco curan.
Mire, cualquiera de las llamadas medicinas
alternativas constituyen una buena ayuda pero son sólo eso:
complementos. Porque el verdadero médico es uno mismo. Y
cuando uno es consciente de su soberanía sobre la salud deja de
necesitar terapeutas.
El enfermo es el único que puede curarse. Nadie
puede hacerlo en su lugar. La autosanación es la única medicina
que cura. La cuestión es que el sistema trabaja para que
olvidemos nuestra condición de seres soberanos y nos convirtamos
en seres sumisos y dependientes.
En nuestras manos está pues romper esa
esclavitud.
-Y, en su opinión, ¿por qué las autoridades políticas, médicas,
mediáticas y económicas lo permiten? ¿Por qué los gobiernos no
acaban con este sistema de enfermedad, costosísimo por otra
parte?
-A ese respecto tengo tres hipótesis.
La primera es que quizás no saben que todo esto
está pasando... pero es difícil de aceptar porque la información
está a su alcance desde hace muchos años y en los últimos veinte
años son ya varias las publicaciones que han denunciado la
corrupción del sistema y la conspiración existente.
La segunda hipótesis es que no pueden acabar con
ello... pero también resulta difícil de creer porque los
gobiernos tienen el suficiente poder.
-Y la tercera, supongo, es que no quieren acabar con el sistema.
-Pues lo cierto es que, eliminadas las otras dos hipótesis, ésa
parece la más plausible. Y si un Gobierno se niega a acabar con
un sistema que arruina y mata a sus ciudadanos es porque forma
parte de él, porque forma parte de la mafia.
La mafia médica
-¿Quiénes integran, a su juicio, la "mafia
médica"?
-A diferentes escalas y con distintas implicaciones, por
supuesto,
-
la
industria farmacéutica
-
las autoridades políticas
-
los grandes laboratorios
-
los hospitales
-
las compañías aseguradoras
-
las Agencias del Medicamento
-
los colegios de médicos
-
los propios médicos
-
la Organización Mundial de la Salud (OMS)
- el 'Ministerio de Sanidad'
de la ONU
-
y, por supuesto,
el gobierno mundial en la sombra
del dinero.
-Tenemos entendido que para usted la Organización Mundial de la
Salud es "la mafia de las mafias".
-Así es. Esa organización está completamente controlada por el
dinero.
La OMS es la organización que establece, en
nombre de la salud, la "política de enfermedad" en todos
los países. Todo el mundo tiene que obedecer ciegamente las
directrices de la OMS. No hay escapatoria.
De hecho, desde 1977, con la
Declaración de Alma ATA, nadie
puede escapar de su control.
-¿En qué consiste esa declaración?
-Se trata de una declaración que da a la OMS los medios para
establecer los criterios y normas internacionales de práctica
médica.
Se desposeyó así a los países de su soberanía en
materia de salud para transferirla a un gobierno mundial no
elegido cuyo "ministerio de salud" es la OMS. Desde entonces
"derecho a la salud" significa "derecho a la medicación".
Así es como se han impuesto
las vacunas y los medicamentos
a toda la población del globo.
-Una labor que no se cuestiona.
-Claro, porque, ¿quién va a osar dudar de las buenas intenciones
de la Organización Mundial de la Salud? Sin embargo, hay que
preguntarse quién controla a su vez esa organización a través de
la ONU: el poder económico.
-¿Cree que ni siquiera las organizaciones humanitarias escapan a
ese control?
-Por supuesto que no. Las organizaciones humanitarias también
dependen de la ONU, es decir, del dinero de las subvenciones. Y,
por tanto, sus actividades están igualmente controladas.
Organizaciones como
Médicos sin Fronteras creen que
sirven altruistamente a la gente pero en realidad sirven al
dinero.
-Una mafia sumamente poderosa...
-Omnipotente, diría yo. Ha eliminado toda competencia.
Hoy día a los investigadores se les "orienta".
Los disidentes son encarcelados, maniatados y reducidos al
silencio. A los terapeutas "alternativos" se les tilda de locos,
se les retira la licencia o se les encarcela también. Los
productos alternativos rentables han caído igualmente en manos
de las multinacionales gracias a las normativas de la OMS y a
las patentes de la Organización Mundial del Comercio.
Las autoridades y sus medios de comunicación
social se ocupan de alimentar entre la población el miedo a la
enfermedad, a la vejez y a la muerte. De hecho, la obsesión por
vivir más o, simplemente, por sobrevivir ha hecho prosperar
incluso el tráfico internacional de órganos, sangre y embriones
humanos.
Y en muchas clínicas de fertilización en realidad
se "fabrican" multitud de embriones que luego se almacenan para
ser utilizados en cosmética, en tratamientos rejuvenecedores,
etc. Eso sin contar con que se irradian los alimentos, se
modifican los genes, el agua está contaminada, el aire
envenenado...
Es más, los niños reciben absurdamente hasta 35 vacunas antes
de ir a la escuela.
Y así, cada miembro de la familia tiene ya su
pastillita:
-
el padre, la Viagra
-
la madre, el Prozac
-
el niño, el Ritalin
Y todo esto, ¿para qué? Porque el resultado es
conocido: los costes sanitarios suben y suben pero la gente
sigue enfermando y muriendo igual.
Las autoridades mienten
-Lo que usted explica del sistema sanitario
imperante es una realidad que cada vez más gente empieza a
conocer pero nos han sorprendido algunas de sus afirmaciones
respecto a lo que define como "las tres grandes mentiras de las
autoridades políticas y sanitarias".
-Pues lo reitero: las autoridades mienten cuando dicen que las
vacunas nos protegen, mienten cuando dicen que el sida es
contagioso y mienten cuando dicen que el cáncer es un misterio.
-Bien, hablemos de ello aunque ya le adelanto que en la revista
no compartimos algunos de sus puntos de vista. Si le parece,
podemos empezar hablando de las vacunas. A nuestro juicio,
afirmar que ninguna vacuna es útil no se sostiene.
Otra cosa, que sí compartimos, es que algunas son
ineficaces y otras inútiles; a veces, hasta peligrosas.
-Pues yo mantengo todas mis afirmaciones. La única inmunidad
auténtica es la natural y ésa la desarrolla el 90% de la
población antes de los 15 años. Es más, las vacunas artificiales
cortocircuitan por completo el desarrollo de las primeras
defensas del organismo.
Y que las vacunas tienen riesgos es algo muy evidente; a pesar
de lo cual se oculta. Por ejemplo, una vacuna puede provocar la
misma enfermedad para la que se pone.
¿Por qué no se advierte? También se oculta que la
persona vacunada puede transmitir la enfermedad aunque no esté
enferma. Asimismo, no se dice que la vacuna puede sensibilizar a
la persona frente a la enfermedad.
Aunque lo más grave es que se oculte la
inutilidad constatada de ciertas vacunas.
-¿A cuáles se refiere?
-Pues a las de enfermedades como,
-
la tuberculosis y el tétanos (vacunas que
no confieren ninguna inmunidad)
-
la rubéola (de la que el 90% de las
mujeres están protegidas de modo natural)
-
la difteria (que durante las mayores
epidemias sólo alcanzaba al 7% de los niños a pesar de
lo cual hoy se vacuna a todos)
-
la gripe y la hepatitis B (cuyos virus se
hacen rápidamente resistentes a los anticuerpos de las
vacunas)
-¿Y hasta qué punto pueden ser también peligrosas?
-Las innumerables complicaciones que causan las vacunas - desde
trastornos menores hasta la muerte - están suficientemente
documentadas; por ejemplo, la
muerte súbita del lactante.
Por eso hay ya numerosas protestas de
especialistas en la materia y son miles las demandas judiciales
que se han interpuesto contra los fabricantes. Por otra parte,
cuando se examinan las consecuencias de los programas de
vacunaciones masivas se extraen conclusiones esclarecedoras.
-Le agradecería que mencionara algunas.
-Mire, en primer lugar las vacunas son caras y le suponen a los
estados un gasto de miles de millones de dólares al año. Por
tanto, el único beneficio evidente y seguro de las vacunas... es
el que obtiene la industria.
Además, la vacunación estimula el sistema inmune
pero, repetida la vacunación, el sistema se agota. Por tanto, la
vacuna repetida puede hacer, por ejemplo, estallar el "sida
silencioso" y garantizar un "mercado de la enfermedad"
perpetuamente floreciente.
Más datos: la vacunación incita a la dependencia médica y
refuerza la creencia de que nuestro sistema inmune es ineficaz.
Aunque lo más horrible es que la vacunación facilita los
genocidios selectivos pues permite liquidar a personas de cierta
raza, de cierto grupo, de cierta región...
Sirve como experimentación para probar nuevos
productos sobre un amplio muestrario de la población y es un
arma biológica potentísima al servicio de la guerra biológica
porque permite intervenir en el patrimonio genético hereditario
de quien se quiera.
-Bueno, es evidente que hay muchas cosas de las que se puede
hacer un buen o mal uso pero eso depende de la voluntad e
intención de quien las utiliza. Bien, hablemos si le parece de
la segunda "gran mentira" de las autoridades: usted afirma que
el sida no es contagioso.
Y perdone, pero así como el resto de sus
afirmaciones en este ámbito nos han parecido razonadas y
razonables no hemos visto que argumente esa afirmación.
-Yo afirmo que la teoría de que el único causante
del Sida es el VIH o Virus de
la Inmunodeficiencia Adquirida es falsa. Ésa es la gran mentira.
La verdad es que tener el VIH no implica
necesariamente desarrollar sida. Porque el sida no es sino una
etiqueta que se "coloca" a un estado de salud al que dan lugar
numerosas patologías cuando el sistema inmune está bajo. Y niego
que tener sida equivalga a muerte segura. Pero, claro, esa
verdad no interesa.
Las autoridades nos imponen a la fuerza la idea
de que el sida es una enfermedad causada por un solo virus a
pesar de que el propio
Luc Montagnier, del
Instituto Pasteur, co-descubridor oficial del VIH en 1983,
reconoció ya en 1990 que el VIH no es suficiente por sí solo
para causar el sida.
Otra evidencia es el hecho de que hay numerosos
casos de sida sin virus VIH y numerosos casos de virus VIH sin
sida (seropositivos).
Por otro lado, aún no se ha conseguido demostrar
que el virus VIH cause el sida, lo cual es una regla científica
elemental para establecer una relación causa-efecto entre dos
factores.
Lo que sí se sabe, sin embargo, es que el VIH es
un retrovirus inofensivo que sólo se activa cuando el sistema
inmune está debilitado.
-Por cierto, usted afirma en su libro que el VIH fue creado
artificialmente en un laboratorio.
-Sí. Investigaciones de eminentes médicos indican que el VIH fue
creado mientras se hacían ensayos de vacunación contra la
hepatitis B en grupos de homosexuales.
Y todo indica que el continente africano fue
contaminado del mismo modo durante campañas de vacunación contra
la viruela.
Claro que otros investigadores van más lejos aún
y afirman que el virus del sida fue cultivado como arma
biológica y después deliberadamente propagado mediante la
vacunación de grupos de población que se querían exterminar.
-También observamos que ataca duramente la utilización del AZT
para tratar el sida...
-Ya en el congreso sobre sida celebrado en Copenhague en mayo de
1992 los "supervivientes del sida" afirmaron que la solución
entonces propuesta por la medicina científica para combatir el
VIH,
el AZT, era absolutamente
ineficaz. Hoy eso está fuera de toda duda.
Pues bien, yo afirmo que se puede sobrevivir al
sida... pero no al AZT. Este medicamento es más mortal que el
sida. El simple sentido común permite entender que no es con
fármacos inmunodepresores como se refuerza el sistema
inmunitario. Mire, el sida se ha convertido en otro gran
negocio.
Por tanto, se promociona ampliamente combatirlo
porque ello da mucho dinero a la industria farmacéutica. Es así
de simple.
-Hablemos de la "tercera gran mentira" de las autoridades: la de
que el cáncer es un misterio.
-El llamado cáncer, es decir, la masiva proliferación anómala de
células, es algo tan habitual que todos lo padecemos varias
veces a lo largo de nuestra vida. Sólo que cuando eso sucede el
sistema inmunitario actúa y destruye las células cancerígenas.
El problema surge cuando nuestro sistema
inmunitario está débil y no puede eliminarlas. Entonces el
conjunto de células cancerosas acaba creciendo y formando un
tumor.
-Y es en ese momento cuando se entra en el engranaje del
"sistema de enfermedad"...
-Así es. Porque cuando se descubre un tumor se le ofrece de
inmediato al paciente, con el pretexto de ayudarle, que elija
entre estas tres posibilidades o "formas de tortura":
Ocultándosele que hay remedios alternativos
eficaces, inocuos y baratos.
Y después de cuatro décadas de "lucha intensiva"
contra el cáncer, ¿cuál es la situación en los propios países
industrializados? Que la tasa de mortalidad por cáncer ha
aumentado.
Ese simple hecho pone en evidencia el fracaso de
su prevención y de su tratamiento. Se han despilfarrado miles de
millones de euros y tanto el número de enfermos como de muertos
sigue creciendo.
Hoy sabemos a quién beneficia esta situación. Como sabemos quién
la ha creado y quién la sostiene. En el caso de la guerra todos
sabemos que ésta beneficia sobre todo a los fabricantes y
traficantes de armas.
Bueno, pues en medicina quienes se benefician son
los fabricantes y traficantes del "armamento contra el cáncer";
es decir, quienes están detrás de la quimioterapia, la
radioterapia, la cirugía y toda la industria hospitalaria.
La mafia, una necesidad
evolutiva
-Sin embargo, a pesar de todo, usted mantiene que
la mafia médica es una necesidad evolutiva de la humanidad. ¿Qué
quiere decir con esa afirmación?
-Verá, piense en un pez cómodamente instalado en su pecera.
Mientras tiene agua y comida todo está bien pero si le empieza a
faltar el alimento y el nivel del agua desciende peligrosamente
el pez decidirá saltar fuera de la pecera buscando una forma de
salvarse.
Bueno, pues yo entiendo que la mafia médica nos
puede empujar a dar ese salto individualmente. Eso sí, habrá
mucha gente que preferirá morir a saltar.
-Pero para dar ese salto es preciso un nivel de conciencia
determinado.
-Sí. Y yo creo que se está elevando mucho y muy rápidamente. La
información que antes se ocultaba ahora es pública: que la
medicina mata personas, que los medicamentos nos envenenan, etc.
Además, el médico alemán
Ryke Geerd Hamer ha
demostrado que las enfermedades son psicosomáticas y las
medicinas no agresivas ganan popularidad. La mafia médica se
desplomará como un castillo de naipes cuando un 5% de la
población pierda su confianza en ella.
Basta que ese porcentaje de la población mundial
sea consciente de su propia divinidad. Entonces decidirá escapar
de la esclavitud a la que le tiene sometida la mafia y el
sistema actual se derrumbará.
Tan sencillo como eso.
-¿Y en qué punto cree que estamos?
-Pues no sabría cuantificarlo pero pienso que probablemente en
menos de 5 años todo el mundo se dará cuenta ya de que cuando va
al médico va a un especialista de la enfermedad y no a un
especialista de la salud.
Dejar a un lado la llamada "medicina científica"
y la seguridad que propone para ir a un terapeuta es ya un paso
importante. También lo es perder el respeto y la obediencia
ciega al médico.
El gran paso es decir no a la autoridad exterior
y decir sí a nuestra autoridad interior.
-¿Y qué es lo que nos impide romper con la autoridad exterior?
-El miedo. Tenemos miedo a no acudir al médico. Pero es el
miedo, por sí mismo, quien nos puede enfermar y matar. Nos
morimos de miedo. Se nos olvida que la naturaleza humana es
divina, es decir, concebida para comportarnos como dioses.
¿Y desde cuándo los dioses tienen miedo? Cada vez
que nos comportamos de manera diferente a la de un dios nos
ponemos enfermos. Esa es la realidad.
-¿Y qué cree que pueden hacer los medios de comunicación para
contribuir a la elevación de la conciencia en esta materia?
-Informar sin intentar convencer. Decir lo que sabéis y dejar a
la gente hacer lo que quiera con la información.
Porque intentar convencerles sería imponer otra
verdad y de nuevo estaríamos en otra guerra. Se necesita sólo
dar referencias. Basta decir las cosas. Luego, la gente las
escuchará si resuenan en ellos.
Y si su miedo es mayor que su amor por sí mismos
dirán: "Eso es imposible".
En cambio, si tienen abierto el corazón
escucharán y se cuestionarán sus convicciones. Es entonces, en
ese momento, cuando quieran más, cuando se les puede dar más
información.
Los actores de la mafia
médica
Para Ghislaine Lanctôt, los actores de La mafia médica son los
siguientes:
-
El paciente
Es el explotado por excelencia. Cuanto más
enfermo esté, mayores beneficios para la industria
farmacéutica. En consecuencia, hay que mantenerlo enfermo y
medicado.
-
El médico
Es el vendedor inconsciente de los productos
de la industria así como su instrumento de promoción. Las
autoridades le forman de tal manera que estará al servicio
de sus fines al pie de la letra, sin cuestionar jamás la
sacrosanta verdad que se le inculca como doctrina. Según los
casos, también se le puede sobornar con privilegios
económicos, jerárquicos o ambos. En cuanto al terapeuta,
simplemente es declarado ilegal y se le elimina, o bien se
le integra y se le controla.
-
Los hospitales, clínicas, laboratorios y farmacias
Son los distribuidores del fabricante, sus
cómplices. Para eso se les paga bien. La recompensa por su
buena disposición suele ser de orden crematístico.
-
La industria
Es el explotador. El Padrino del sistema
sanitario, el Gran Dictador y beneficiario de la enfermedad.
Su inmenso poder oculto hace que se le sometan todos los
niveles de "autoridades", ya sean del gobierno, médicas o
mediáticas. Después de todo, es la industria la que concede
el acceso al poder y la notoriedad. Lo que se pide, en
contrapartida, es que nadie muerda la mano que le da de
comer. Su lema es "Cuantos más pacientes enfermos, con mayor
frecuencia y durante más tiempo, más rentabilidad" . Todo
vale para conseguirlo.
-
Las autoridades
Son el usurpador. Han creado las
instituciones y las leyes para apropiarse y desposeer al
paciente de sus legítimos derechos sobre su salud. Para no
despertar sospechas las autoridades se ocultan tras un
biombo: el Gobierno. Las instituciones y los seguros se
sitúan bajo su control directo o indirecto. Lo elegimos y
financiamos nosotros pero nos traiciona vendiéndonos a la
industria. En realidad, el gobierno y sus organismos ("las
autoridades") son generalmente asalariados de la industria.
-
La mafia de las mafias
El poder establecido no es sólo nacional. Por
encima del sistema sanitario de cada país hay un sistema
sanitario mundial,
la Organización Mundial de la Salud
(OMS), que dicta la política sanitaria global a seguir por
todos los gobiernos del planeta.
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