CAPÍTULO 1 - El Club 
	Bilderberg
	
		
		-Me gustaría hablar con usted -dijo alguien.
	
	
	Me giré instintivamente hacia la derecha, aunque 
	no vi a nadie. El caballero que requería mi compañía estaba detrás de mí, 
	dirías e que usando mi hombro derecho como refugio.
	
		
		-Quédese sentado, por favor -me susurró su 
		sombra.
		
		-Perdóneme, pero no estoy acostumbrado a que me den órdenes, 
		especialmente alguien a quien no conozco -respondí con resolución.
		
		-Señor Estulin, sentimos invadir su espacio, es que nos gustaría mucho 
		hablar con usted -dijo el primer caballero, extendiendo una flacida mano 
		con la esperanza de que decidiese estrechada-o Huelga decir que le 
		pedimos la máxima discreción.
	
	
	Por sus piruetas lingüísticas deduje que ese 
	inglés había sido aprendido en uno de esos colegios elitistas británicos o 
	quizá con un tutor privado.
	
		
		-¿Cómo sabe mi nombre? No recuerdo habérselo 
		dicho.
		
		-Sabemos bastante de usted, señor Estulin.
	
	
	Podía percibir que el misterioso caballero 
	empezaba a sentirse más relajado en mi compañía. -Por favor, siéntese -dije 
	en un tono más cálido, aceptando también la distensión del momento.
	
	El hombre bajó la mirada, sacó una pitillera de uno de los bolsillos de su 
	elegante americana y empezó a examinada. Yo me arrellané en mi taburete 
	esperando que uno de los dos rompiese el silencio. -Por ejemplo, sabemos que 
	está aquí para cubrir la conferencia Bilderberg. Que ha estado siguiéndonos 
	durante muchos años. 
	
	
	
	
	Que
	de alguna manera, parece conocer con mucha antelación la localización exacta 
	de cada encuentro, cuando la mayoría de los participantes no lo saben hasta 
	una semana antes. Que, con toda la confidencialidad con la que nos movemos, 
	usted parece saber de qué hablamos y cuáles son nuestros planes futuros. 
	Usted, señor Estulin, ha llegado a condicionar la elección de algunos de 
	nuestros participantes. 
	 
	
	En un momento dado, pensamos que ya lo teníamos; 
	presumimos que habíamos detectado a su contacto en el interior. Si usted 
	hubiese fallado en sus predicciones sobre nosotros, ese participante hubiese 
	tenido graves problemas personales. 
	 
	
	Afortunadamente para él, usted acertó.
	
	«Acento de Kent»,pensé.
	
		
		-¿Cómo se entera de todo eso? -preguntó el 
		acompañante de mi interlocutor.
		
		-Eso es un secreto profesional-repliqué lacónicamente.
	
	
	En ese momento, aproveché para fijarme en los 
	dos tipos. El segundo tenía los hombros anchos, el cabello rubio, grueso 
	bigote, enormes cejas arqueadas, una diminuta boca que se doblaba 
	geométricamente para formar una sonrisa aceptable y un temperamento 
	nervioso. Su grueso bigote y su gorda nariz se tensaban cada vez que 
	hablaba.
	
	Detrás de nosotros, formando parte de una incomprensible horda de turistas 
	galeses, se sentaba un hombre barbudo y jorobado que llevaba guantes de piel 
	y un sombrero de viaje. Parecía ser todo un amante de la música o al menos 
	eso decía a todo el mundo una gruesa mujer con un enorme lunar en la 
	barbilla.
	
		
		-Es usted todo un enigma.
	
	
	Mi misterioso interlocutor cambió la posición de 
	sus larguiruchas piernas, introdujo su mano derecha en el bolsillo del 
	pantalón dejando entrever una cadena de reloj que recorría parte de su 
	chaleco y dijo en un tono profesional: 
	
		
		-Entonces, dígame, ¿por qué nos sigue a 
		todas partes? Usted no trabaja para ningún periódico conocido. Sus 
		artículos incomodan a nuestros miembros.
		 
		
		Varios congresistas estadounidenses y 
		algunos miembros del Parlamento de Canadá han tenido que cancelar su 
		asistencia a nuestro encuentro anual porque usted ha sacado a la luz su 
		participación
		
		Usted no va a vencemos. No es capaz de hacerla -siseó el segundo tipo
		 
		
		- El Club Bilderberg, señor Estulin, es un 
		foro privado en el que participan algunos miembros influyentes de 
		nuestra comunidad empresarial. También invitamos a algunos políticos a 
		que compartan con nosotros sus experiencias personales y profesionales. 
		Todo ello lo hacemos con la esperanza de conjuntar las necesidades de 
		los pueblos del mundo y la política de altos vuelos. 
		 
		
		De ninguna manera intentamos influir en los 
		gobiernos, en su política o en su toma de decisiones.
		 
		
		-¡No me jodas! -respondí bruscamente. Podía 
		sentir cómo se me tensaban los músculos del cuello y de la mano- ¡Y yo 
		me creo que Kennedy fue asesinado por extraterrestres, que Nixon fue 
		defenestrado por su abuela y que la crisis del petróleo de 1973 fue 
		provocada por la Cenicienta! Si no hubiera sido por nosotros, Canadá 
		formaría ahora parte del Gran País de los Estados Unidos. Dígame, ¿por 
		qué asesinaron a Aldo Moro?
		
		-Sabe que no le podemos decir nada, señor Estulin. No he venido aquí 
		para discutir con usted.
	
	
	En una mesa redonda cerca de la ventana, dos 
	turistas alemanes, un desempleado con los ojos llorosos y el primo del 
	barman jugaban a las cartas muy entretenidos.
	
	En una mesa adyacente, se sentaba un hombre mayor miope, calvo y gordo que 
	gastaba un traje gris demasiado grande para su envergadura. Llevaba unas 
	enormes gafas de concha y su cara rubicunda se hallaba escondida detrás de 
	la sombra de la que fue en otro tiempo una larga barba negra. Un bigote 
	grisáceo, un tanto descuidado, remataba su faz. Pidió ron, rellenó su pipa y 
	se puso a observar distraído el juego.
	
	Puntualmente, a las once y cuarenta y cinco, vació la pipa, la metió en el 
	bolsillo del pantalón, pagó el ron y se marchó en silencio.
	
		
		-¿Seria mucho pedirle que mantuviese esta 
		conversación en la más estricta confidencialidad? -No suelo hacer ese 
		tipo de promesas, especialmente en lo referente al Club Bilderberg. Me 
		sorprendí a mí mismo disfrutando del enfrentamiento con la esperanza de 
		que el primer tipo perdiese los nervios. El primer tipo soltó una 
		parrafada de varios minutos sobre la virtudes de la colaboración entre 
		las naciones, los niños hambrientos de África y otras comeduras de coco 
		por el estilo.
	
	
	Intenté concentrarme en lo que decía, pero 
	pronto me vi observando la cara del segundo tipo. Sonreía con expresión 
	ausente o se lamía el bigote.
	
	Cuando la voz del primer tipo creció hasta alcanzar la resonancia de un 
	trueno, volví a la realidad.
	
		
		-... y podemos compensarle por su tiempo 
		perdido, señor Estulin. ¿Qué condiciones pone?
	
	
	Una enorme luna iluminó los árboles de la calle. 
	Los semáforos se le unieron con su destello. Se podía oír el apagado rumor 
	de los restaurantes de las cercanías y los ladridos de algunos perros. 
	Permanecimos, los tres en silencio durante algunos minutos.
	
	Noté que al segundo tipo, apoyado en el borde de su taburete, le costaba 
	mantenerse en silencio. Sin duda estaba intentando componer una pregunta o 
	comentario inteligente. El primer hombre jugueteaba con su cigarrillo, en 
	actitud reflexiva. Sus ojos parecían mirar el cigarrillo, pero estaban 
	absortos en el vacío.
	
		
		-Mi silencio tiene las siguientes 
		condiciones: querría que los futuros encuentros Bilderberg se anunciaran 
		públicamente con libre acceso a cualquier periodista que quisiera 
		asistir. El contenido de todas las conferencias debería ser público, así 
		como la lista de participantes. Y, por último, prescindan de la CÍA, las 
		armas, los perros, la seguridad privada y, lo más importante, de su 
		secretismo!
		
		-Sabe perfectamente, señor Estulin, que no podemos hacer eso. Hay mucho 
		en juego y ya es muy tarde para ese tipo de cambios. -Entonces, señor 
		mío -repliqué-, tendrán que aguantarme hasta el final.
	
	
	En el salón vecino un piano emitió una rápida 
	sucesión de notas entremezcladas con el sordo sonido de voces y risas de 
	unos niños. Un gran espejo reflejó por un momento los brillantes botones del 
	chaleco del primer hombre.
	
		
		-Entonces, buenas noches, señor Estulin.
	
	
	El primer tipo no perdió, ni por un instante, 
	sus buenas maneras. En realidad, era exquisito en el trato. «Por eso lo 
	habrán enviado a él», supuse. Quizá, en otras circunstancias, hubiésemos 
	podido llegar a ser buenos amigos. El segundo tipo respiró profundamente y, 
	con su sombrero entre las manos, siguió los pasos de su jefe.
	
	Sólo quedaban en el vestíbulo del hotel dos mujeres con cara soñolienta y un 
	viajante con la barba teñida y un chaleco de terciopelo negro sobre una 
	camisa blanca estampada.
	
		
		«Es extraño que se preocupen de mí», pensé.
		
	
	
	Había sido una experiencia tremenda. Sólo 
	entonces me di cuenta de cuánto se hallaba en juego. No había sido una mera 
	conversación entre su emisario y yo. Los dos hombres cruzaron la plaza y 
	desaparecieron en la noche. Me había quedado mal cuerpo, aunque mi 
	determinación era la de siempre. Ahora sabía que, desde aquel momento, mi 
	vida iba a estar permanentemente en peligro.
	
	Imagínese un club donde los más importantes presidentes, primeros ministros 
	y banqueros del mundo se mezclan entre sí, donde la realeza está presente 
	para asegurarse de que todo el mundo se lleva bien, donde la gente poderosa 
	responsable de empezar guerras, influir en los mercados y dictar sus órdenes 
	a Europa entera dice lo que nunca se ha atrevido a decir en público.
	
	El libro que tiene entre las manos pretende demostrar que existe una red de 
	sociedades secretas que planea poner la soberanía de las naciones libres 
	bajo el yugo de una legislación internacional administrada por la 
	Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta red está dirigida por el más 
	secreto de los grupos: el Club Bilderberg. 
	 
	
	La razón de que nadie quiera descubrir esta 
	conspiración y oponerse a ella es, en palabras del periodista francés 
	Thierry de Segonzac, copresidente de la Federación de la Industria del Cine, 
	de los Medios Audiovisuales y Multimedia, muy sencilla: 
	
		
		«Los miembros del Club Bilderberg son 
		demasiado poderosos y omnipresentes para desear verse expuestos de esa 
		forma.»
	
	
	Cualquier cambio de régimen en el mundo, 
	cualquier intervención sobre el flujo de capitales, cualquier modificación 
	en el estado del bienestar es plausible si en uno de esos encuentros sus 
	participantes lo incluyen en su agenda1 Según Denis Healy, ex ministro de 
	Defensa británico: 
	
		
		«Lo que pasa en el mundo no sucede por 
		accidente: hay quienes se encargan de que ocurra. La mayor parte de las 
		cuestiones nacionales o relativas al comercio están estrechamente 
		dirigidas por los que tienen el dinero.»
	
	
	Los socios del Club Bilderberg deciden cuándo 
	deben empezar las guerras (no en vano ganan dinero con todas ellas); cuánto 
	deben durar (Nixon y Ford fueron defenestrados por acabar la guerra de 
	Vietnam demasiado pronto); cuándo deben acabar (el Grupo había planificado 
	el fin de las hostilidades para 1978) y quién debe participar. Los cambios 
	fronterizos posteriores los deciden ellos y también quiénes se deben 
	beneficiar de la reconstrucción2.
	 
	
	Los miembros del Bilderberg «poseen» los bancos 
	centrales y, por lo tanto, están en posición de determinar los tipos de 
	interés, la disponibilidad del dinero, el precio del oro y qué países deben 
	recibir qué préstamos. Simplemente moviendo dinero los socios del Bilderberg 
	ganan miles de millones de dólares. ¡Su única ideología es la del dólar y su 
	mayor pasión, el poder!
	
	Desde 1954, los socios del Club Bilderberg representan a la élite de todas 
	las naciones occidentales -financieros, industriales, banqueros, políticos, 
	líderes de corporaciones multinacionales, presidentes, primeros ministros, 
	ministros de Finanzas, secretarios de Estado, representantes del Banco 
	Mundial, la OMC y el FMI, ejecutivos de los medios de comunicación y líderes 
	militares-, un gobierno en la sombra que se reúne en secreto para debatir y 
	alcanzar un consenso sobre la estrategia global. 
	 
	
	Todos los presidentes americanos desde 
	Eisenhower han pertenecido al Club. 
	 
	
	También, Tony Blair, así como la mayoría de los 
	miembros principales de los gobiernos ingleses; Lionel Jospin; Romano Prodi, 
	ex presidente de la Comisión Europea; Mario Monti, comisario europeo de la 
	Competencia; Pasca1 Lamy, comisario de Comercio; José Durao Barroso; Alan 
	Greenspan, jefe de la Reserva Federal; Hillary Clinton; Jolm Kerry; la 
	asesinada ministra de Asuntos Exteriores de Suecia, Anna Lindh; Melinda y 
	Bill Gates; Henry Kissinger; la dinastía Rothschild; Jean Claude Trichet, la 
	cabeza visible del Banco Central Europeo; James Wolfenson, presidente del 
	Banco Mundial; Javier Solana, secretario general del Consejo de la Comunidad 
	Europea; el financiero George Soros, especulador capaz de hacer caer monedas 
	nacionales en su provecho; y todas las familias reales de Europa. 
	
	 
	
	Junto a ellos se sientan los propietarios de los 
	grandes medios de comunicación.
	
	Sí, también pertenecen al Grupo las personas que controlan todo lo que lee y 
	ve, los barones de los medios de comunicación: David Rockefeller, Conrad 
	Black el ahora caído en desgracia ex propietario de 440 medios de 
	comunicación de todo el mundo, desde Jerusalén post al principal diario de 
	Canadá, The National Post -, Edgar Bronfman,, Rupert Murdoch y Sumner 
	Redstone, director de Viacom, un conglomerado mediático internacional que 
	aglutina virtualmente a todos los grandes segmentos de la industria de la 
	comunicación. 
	 
	
	Por esa razón nunca ha oído hablar antes del 
	Club Bilderberg.
	
	Allá donde mire -gobiernos, grandes negocios o cualquier otra institución 
	que ejerza el poder- verá una constante: el secretismo. Las reuniones de la 
	Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), del G-8, 
	de la Organización Mundial del Comercio (OMC), del Fórum Económico Mundial, 
	de los bancos centrales, de los ministros de la Unión Europea y de la 
	('omisión Europea tienen siempre lugar a puerta cerrada. 
	 
	
	La única razón que puede existir para ello es 
	que no quieren que usted ni yo sepamos qué se traen entre manos. La ya 
	clásica excusa, «no es del interés general», significa realmente que «no les 
	interesa» que el gran público se informe debidamente. Pero, además de esos 
	encuentros supuestamente públicos, existe toda una red de cumbres privadas 
	que desconocemos por completo.3
	
	En febrero tiene lugar el Foro Económico Mundial de Davos; el G8 Y el 
	Bilderberg, en abril/mayo; la conferencia anual del Banco Mundial/FMI, en 
	septiembre. De todo ello emerge un curioso consenso internacional que, en 
	apariencia, nadie dirige. Este consenso es la base de los comunicados 
	económicos del G8, la plasmación práctica de los programas de ajuste de 
	Argentina y todo lo que el presidente americano propone al Congreso.4
	
	En 2004 se cumple el 50 aniversario del Grupo, que se constituyó del 29 al 
	31 de mayo de 1954, en un hotel de la localidad holandesa de Oosterbeckl, el 
	Bilderberg, que acabaría dándole su nombre a la sociedad. El organizador del 
	evento fue el príncipe
	
	Bernardo de Holanda. 
	 
	
	El borrador de las actas de Bi1derberg de 1989 
	dice: 
	
		
		«Ese Encuentro pionero puso de manifiesto la 
		creciente preocupación de muchos insignes ciudadanos de ambos lados del 
		Atlántico, de que Europa Occidental y EE.UU. no estaban trabajando 
		coordinadamente en asuntos de importancia crítica. Se llegó a la 
		conclusión de que unos debates regulares y confidenciales ayudarían a un 
		mayor entendimiento de las complejas fuerzas que dirigían el porvenir de 
		Occidente en el difícil período de la posguerra.»
	
	
	Según el fundador, el príncipe Bernardo de 
	Holanda, cada participante es «mágicamente despojado de sus cargos» al 
	entrar en la reunión para ser «un simple ciudadano de su país durante toda 
	la duración del congreso».
	
	Por otra parte, uno de los miembros más importantes del Club Bilderberg ha 
	sido 
	
	Joseph Retinger, un sacerdote jesuita y 
	masón de grado 33. De él se dice que fue el auténtico fundador y organizador 
	del Club. Por extraño que parezca, muy pocas agencias de inteligencia han 
	oído hablar del propio Club Bilderberg hasta hace bien poco.
	
	Lord 
	Rothschild y Laurance Rockefeller, 
	miembros clave de dos de las más poderosas familias del mundo, escogieron 
	personalmente a 100 participantes procedentes de la élite mundial con el 
	propósito secreto de cambiar Europa. 
	 
	
	En palabras de Giovanni Agnelli, el ahora 
	fallecido presidente de Fiat: 
	
		
		«Nuestro objetivo es la integración de 
		Europa; donde los políticos han fracasado, nosotros, los industriales, 
		vamos a tener éxito.»
		
		«No se hace ninguna política, sólo se mantienen conversaciones banales y 
		de perogrullo -dijo el editor del London Observer, Will Hutton, 
		que participó en el encuentro en 1997-, pero el consenso al que se llega 
		es el telón de fondo de la política que se hace en todo el mundo.»
	
	
	El príncipe Bernardo de Holanda, padre de la 
	reina Beatriz e íntimo del príncipe Felipe de Gran Bretaña, añade que,
	
		
		«cuando los representantes de las 
		instituciones occidentales abandonan la reunión se llevan consigo el 
		consenso del grupo. Estos debates liman diferencias y consiguen llegar a 
		posiciones comunes, por eso tienen una gran influencia sobre sus 
		participantes». 
	
	
	Lo que suele ocurrir, «casi por casualidad», es 
	que a partir de ese consenso los omnipotentes intereses comerciales y 
	políticos, a través de los medios de comunicación, consiguen que la política 
	de los gobiernos sea la misma aun cuando sus intereses particulares sean 
	ostensiblemente diferentes.
	La lista de invitados
	
	Nadie puede comprar una invitación para uno de los encuentros Bilderberg, 
	aunque muchas multinacionales lo han intentado.5 Es el comité directivo 
	quien decide a quién invita. Lo que el periódico londinense The Guardian 
	denomina “un bilderber-ger” no ha cambiado en los últimos cincuenta años: un 
	socialista fabiano5 partidario entusiasta de un orden mundial 
	único.
	
	Según una fuente del comité directivo del Grupo, 
	
		
		«los invitados deben venir solos, sin 
		esposas, amantes, maridos o novios. Los "asistentes personales" (es 
		decir, guardaespaldas fuertemente armados, normalmente ex miembros de la 
		CÍA, del MI6 y del Mossad) no pueden asistir a las conferencias y deben 
		comer en una estancia aparte. Ni siquiera el "asistente personal" de 
		David Rockefeller puede acompañarlo durante el almuerzo. Queda 
		explícitamente prohibido que los invitados concedan entrevistas a los 
		periodistas».
	
	
	Para mantener su aura de hermetismo, los 
	participantes alquilan un hotel completo durante toda la duración del 
	congreso, normalmente de tres a cuatro días. Agentes de la CÍA y del Mossad 
	se encargan de limpiar hasta la última dependencia. 
	 
	
	Se revisan los planos del establecimiento, se 
	investiga al personal y se manda a casa a cualquiera que levante la más 
	mínima sospecha.
	
		
		«Agentes de policía con uniformes negros 
		inspeccionan con perros cada uno de los vehículos de suministros. No 
		queda nada por remover y después escoltan a los transportistas hasta la 
		entrada. Guardias armados patrullan los bosques colindantes y gorilas 
		con micrófonos vigilan todos los accesos. Cualquiera que se aproxime al 
		hotel sin poseer un trozo del globo terráqueo es devuelto por donde ha 
		venido.» 6
	
	
	El gobierno nacional anfitrión se responsabiliza 
	de la seguridad de los asistentes y de su entorno. 
	 
	
	• El socialismo fabiano es un movimiento de 
	socialismo utópico de corte elitista que toma su nombre de Fabio, el general 
	romano que se enfrentó a Aníbal y lo contuvo sin enfrentarse a él, a la 
	espera de que llegara el momento oportuno. Los socialistas fabianos 
	proponían la expansión de las ideas socialistas a través de una paciente y 
	progresiva instilación de la ideología socialista entre los círculos 
	intelectuales y de poder.
	 
	
	Ello incluye un generoso despliegue de 
	militares, miembros de los servicios secretos, agentes de la policía local y 
	nacional y guardias privados. Nada es demasiado para proteger la intimidad y 
	la seguridad de los todopoderosos miembros de la élite mundial. Los 
	asistentes no están obligados a seguir las normas y regulaciones que 
	cualquier otro ciudadano mundial tendría que cumplir tales como, por 
	ejemplo, pasar por las aduanas o presentar visados. 
	 
	
	Cuando se reúnen, nadie de «fuera» tiene 
	permitido acercarse al hotel. La élite lleva a sus propios cocineros, 
	camareros, teleoperadoras, secretarias, limpiadoras y personal de seguridad, 
	que los atienden junto con la plantilla del hotel que ha superado el proceso 
	de investigación previo.
	
	La conferencia de 2004, por ejemplo, tuvo lugar en el Grand Hotel des 
	lies Borromées en Stresa, Italia, con,
	
		
		«174 impresionantes habitaciones decoradas 
		al estilo belle époque, impero o maggiolini. Espléndidas telas y 
		magníficas lámparas de Murano por doquier. La mayor parte de las 
		habitaciones disponen de un balcón privado, los baños están forrados de 
		mármol italiano y cuentan con una lujosa bañera de hidromasaje. Se trata 
		de suites espléndidas en las que no faltan cuadros, estatuas y todo lo 
		que el arte pueda ofrecer».7 
	
	
	Las habitaciones las paga la organización, el 
	Grupo Bilderberg, al modesto precio de 1.200 € por suite. La comida corre a 
	cargo de un chef agraciado con tres estrellas de la guía Michelin. Uno de 
	los criterios a la hora de escoger el hotel es la disponibilidad de los 
	mejores cocineros del mundo. 
	 
	
	Otro es el tamaño de la ciudad (debe tratarse de 
	núcleos urbanos pequeños que permitan ahuyentarse de las miradas curiosas de 
	los habitantes de las grandes urbes). Las pequeñas ciudades tienen la 
	ventaja adicional de que pem1iten la presencia de «asistentes personales» 
	armados hasta los dientes sin recato. Nadie pregunta. 
	 
	
	Todos los servicios, teléfono, lavandería, 
	cocina, están pagados. Un miembro del personal del Trianon Palace de 
	Versalles me explicó que en 2003 la factura telefónica de David Rockefeller 
	ascendió a 14.000 € en tres días. Según una fuente que también participó en 
	la conferencia, no sería nada exagerado decir que uno de esos «festivales 
	globalizadores» de cuatro días cuestan unos 10 millones de euros, más de lo 
	que cuesta proteger al presidente de los Estados Unidos o al Papa en uno de 
	sus muchos viajes internacionales. 
	 
	
	Por supuesto, ni el presidente ni el Papa son 
	tan importantes como el gobierno en la sombra que dirige el planeta.
	
	El Grupo Bilderberg organiza cuatro sesiones de trabajo diarias, dos por la 
	mañana y dos por la tarde, excepto los sábados, cuando sólo hay una reunión 
	vespertina. El sábado por la mañana, entre las 12 y las 15 horas, los 
	miembros del Grupo juegan al golf o nadan, acompañados por sus «asistentes 
	personales», hacen excursiones en barco o helicóptero.
	
	La presidencia de la mesa de trabajo sigue un orden alfabético rotatorio. Un 
	año, Umberto Agnelli, ex presidente de Fiat, se sienta al frente. Al año 
	siguiente, Klaus Zumwinkel, presidente de Deutsche Post Worldnet AG y 
	Deutsche Telekom, ocupa su lugar. Estados Unidos es el país con más 
	participantes debido a su tamaño.
	
	Cada país envía, normalmente, una delegación de tres representantes: un 
	industrial, un ministro o un senador y un intelectual o editor. Países 
	pequeños como Grecia y Dinamarca disponen, como máximo, de dos asientos. Las 
	conferencias reúnen normalmente a un máximo de 130 delegados. Dos tercios de 
	los presentes son europeos y el resto procede de Estados Unidos y Canadá.
	
	 
	
	Los participantes mexicanos pertenecen a una 
	organización hermana menos poderosa, la Comisión Trilateral. Un tercio de 
	los delegados son políticos y los dos tercios restantes, representantes de 
	la industria, las finanzas, la educación, los sindicatos y los medios de 
	comunicación. La mayor parte de los delegados hablan inglés, aunque la 
	segunda lengua de trabajo es el francés.
	 
	
	
	La regla de Chatham House
	El
	
	Royal Institute of Intemational Affairs fue fundado en 1919, tras 
	los Acuerdos de Paz de Versalles, y tiene su sede en la Chatham House de 
	Londres. En la actualidad se usa el nombre «Chatham House» para referirse a 
	todo el instituto. 
	 
	
	El Royal Institute of International Affairs es 
	el brazo ejecutivo de la política de la Monarquía británica.
	
		
		«La Regla de Chatham House consiste en que 
		los participantes de una reunión pueden divulgar la información que se 
		ha generado en ella, pero deben guardar silencio acerca de la identidad 
		o afiliación de quienes la han facilitado; tampoco se puede mencionar 
		que tales datos proceden de uno de los encuentros del Instituto.» 
		
		 
		
		Traducción: los globalizadores no 
		sólo quieren evitar que sepamos qué es lo que están planeando, sino que 
		también pretenden pasar desapercibidos.
		
		«La Regla de Chatham House permite que la gente hable a título 
		individual sin representar a las instituciones en las que trabaja; esto 
		facilita el libre debate. La gente suele sentirse más relajada si no se 
		la menciona y deja de preocuparse de su reputación o de las 
		implicaciones de sus palabras.»
	
	
	En 2002 se clarificó y reforzó la aplicación de 
	la norma: 
	
		
		«Los encuentros de la Chatham House pueden 
		llevarse a cabo de forma abierta o bajo la Regla de Chatham House. En 
		este último caso se acordará explícitamente con los participantes que lo 
		expuesto en tal reunión es estrictamente privado y se garantiza el 
		anonimato de quienes hablen entre estos muros; todo esto sirve para 
		asegurar unas mejores relaciones internacionales. Chatham House se 
		reserva el derecho de llevar a cabo acciones disciplinarias sobre 
		cualquier miembro que rompa esa regla.» 
		 
		
		Traducción: Si te vas de la lengua, 
		te arriesgas a un destino más bien dramático.
	
	 
	
	Los participantes
	Los participantes afirman que asisten 
	a las reuniones en calidad de ciudadanos privados y no como representantes 
	oficiales, aunque esta afirmación es bastante cuestionable: en Estados 
	Unidos (por medio de la Ley Logan) y en Canadá es ilegal que un funcionario 
	elegido por el pueblo se reúna en privado con empresarios para debatir y 
	diseñar la política pública.
	
	La Ley Logan fue creada para evitar que ciudadanos sin representatividad 
	pública interfirieran en las relaciones entre Estados Unidos y los 
	diferentes gobiernos extranjeros. No deja de ser curioso que, en sus 
	doscientos años de historia, no se haya acusado a nadie de vulnerar la Ley. 
	Sin embargo, sí ha habido un buen número de referencias a su vulneración en 
	diferentes juicios' y se suele usar como arma política. 
	 
	
	Con esto no quiero decir que una persona comente 
	pueda vender ilegalmente armas o drogas a un estado extranjero, porque no es 
	así. Pero los que sí pueden hacerlo son los miembros del super-secreto Club 
	Bilderberg, en cuyo caso además se les anima a que interfieran en los 
	asuntos privados de estados independientes.
	
	Algunas de las personas que han participado en estos encuentros son: Allen 
	Dulles (CIA), William J. Fulbright (senador de Arkansas y receptor de una de 
	las primeras becas Rhodes), Dean Acheson (secretario de Estado de Truman), 
	Henry A. Kissinger (presidente de Kissinger Associates), David Rockefeller 
	(Chase Bank, JP Morgan International Council), Nel-son Rockefeller, Laurance 
	Rockefeller, Gerald Ford (ex presidente de los Estados Unidos), Henry J. 
	Heinz II (presidente de H. J. Heinz Co.), el príncipe Felipe de Gran 
	Bretaña, Robert S. McNamara (secretario de Defensa de Kennedy y ex 
	presidente del Banco Mundial), Margaret Thatcher (ex primera ministra de 
	Gran Bretaña), Valéry Giscard d'Estaing (ex presidente de Francia), Harold 
	Wilson (ex primer ministro de Gran Bretaña), Edward Heath (ex primer 
	ministro de Gran Bretaña), Donald H. Rumsfeld (secretario de Defensa de los 
	presidentes Ford y George W. Bush), Helmut Schmidt (ex canciller de Alemania 
	Occidental), Henry Ford III (presidente de Ford Motor Co.), James 
	Rockefeller (presidente del First National City Bank) y Giovanni Agnelli 
	(presidente de Fiat en Italia). 8
	
	Bilderberg, desde el principio, ha sido administrado por un núcleo reducido 
	de personas, nombradas desde 1954 por un comité de sabios constituido por la 
	silla permanente, la silla americana, las Secretarías y tesoreros de Europa 
	y Estados Unidos. 
	 
	
	Las invitaciones únicamente se mandan a 
	personas,
	
		
		«importantes y respetadas quienes, a través 
		de su conocimiento especial, sus contactos personales y su influencia en 
		círculos nacionales e internacionales, pueden ampliar los objetivos y 
		recursos del Club Bilderberg».
	
	
	Los encuentros son siempre abiertos y sinceros y 
	no siempre se llega, a un consenso. Durante los últimos tres años, 
	franceses, británicos y americanos han estado a la greña casi 
	constantemente; el tema de disputa, Irak. 
	 
	
	Hace dos años el ministro de Asuntos Exteriores 
	francés, Dominique de Villepin, le dijo abiertamente a Henry 
	Kissinger que, 
	
		
		«si los americanos hubiesen dicho la verdad 
		acerca de Irak, es decir, que la auténtica razón para la invasión era el 
		control y gratuidad del petróleo y el gas natural, quizás, ellos, los 
		franceses, no hubiesen vetado sus "estúpidas" resoluciones en la ONU. "Su 
		presidente es un completo idiota", añadió [cita exacta 
		transcrita por tres asistentes a la conferencia y confirmada 
		independientemente].
		
		«Eso no significa que el resto del mundo sea estúpido», replicó a un 
		malhumorado Kissinger al salir de la sala. 
	
	
	El nacionalismo británico es otra causa de 
	preocupación. 
	 
	
	En Tumbuny, Scotland, Tony Blair, primer 
	ministro británico, fue tratado como un niño travieso ante al resto de 
	participantes cuando se le echó en cara, en un tono bastante hostil, no 
	haber hecho lo suficiente para incluir a Gran Bretaña en la moneda única.
	
	 
	
	Según fuentes de Jim Tucker, un 
	legendario periodista reconocido entre los profesionales más honestos por 
	haber perseguido a los miembros del Club durante más de treinta años con un 
	gran coste personal (perdió a varios amigos personales en misteriosos 
	accidentes y a un miembro de su familia que supuestamente se suicidó),
	
	
		
		«Blair aseguró en Bilderberg que Gran 
		Bretaña aceptaría el euro, pero que antes tenía que resolver ciertos 
		"problemas políticos" debido a "un resurgimiento del nacionalismo en 
		casa"».
	
	
	El 29 de mayo de 1989 la revista Spotlight 
	publicaba en uno de sus reportajes la siguiente frase que le dijo un 
	funcionario alemán a Blair: 
	
		
		«No eres más que una Maggie Thatcher con 
		pantalones.» 
	
	
	Se trataba de una dura referencia al hecho de 
	que lady Thatcher fuera defenestrada por su propio Partido Conservador 
	siguiendo las órdenes del Club Bilderberg. Después, el mismo foro colocaría 
	en el puesto a John Majar, un personaje más manipulable.
	
	Como explica John Williams,9 algunos miembros de la élite 
	occidental acuden a las reuniones Bilderberg, 
	
		
		«para reforzar un consenso virtual, una 
		ilusión de globalización, definida bajo sus propios términos: lo que es 
		bueno para los bancos y los grandes empresarios, es bueno para todo el 
		mundo, es inevitable y revierte en el beneficio de la humanidad».
 
	
	
	El Club Bilderberg, visto de cerca
	Otto Wolff van Amerongen, presidente y director de Otto Wolff GmbH 
	en Alemania y uno de los miembros fundadores del Club, explicó que los 
	encuentros se .estructuraban de la siguiente manera: se empezaba con unas 
	introducciones cortas sobre un tema determinado, a lo que seguía el debate 
	general. 
	 
	
	Wolffvon Amerongen, al que se le reconoce el 
	mérito de entablar relaciones comerciales entre Alemania y el antiguo bloque 
	soviético, hizo las veces de embajador en la sombra de Bonn en Rusia. Sin 
	embargo, no se pueden ocultar sus vínculos con el gobierno nazi, ya que se 
	sabe que intervino en el robo de acciones a los judíos durante la Segunda 
	Guerra Mundial. 
	 
	
	Werner Ruegemer codirigió en 2001 un documental 
	sobre la familia Amerongen en el que se decía que Wolf había sido 
	espía nazi en Portugal; su trabajo consistía en vender el oro saqueado de 
	los bancos centrales europeos y las acciones de los judíos. Wolff también 
	comerciaba con tungsteno, un metal clave para la fabricación de rifles y 
	artillería. En aquella época, Portugal era la única nación que exportaba 
	tungsteno a Alemania.
	
	Dos delegados que prefieren mantener el anonimato, aunque se cree que son 
	británicos, explicaron que se trabaja en grupos consistentes en un moderador 
	y dos o tres personas más. Tienen cinco minutos cada uno para hablar del 
	tema del día y hay «preguntas de debate, que duran cinco, tres o dos 
	minutos». 
	 
	
	No hay documentos introductorios ni grabaciones, 
	aunque se anima a los delegados a que preparen sus intervenciones con 
	antelación. 
	 
	
	La lista inicial de participantes propuestos 
	comienza a circular en enero, y la selección final se hace en marzo. Para 
	evitar filtraciones, el comité directivo del Grupo establece la fecha del 
	encuentro con cuatro meses de antelación, pero el nombre del hotel sólo se 
	anuncia una semana antes. En la apertura del encuentro, el presidente 
	recuerda las reglas del Club y abre el primer tema de debate del día. 
	
	 
	
	Bilderberg marca todos los documentos que 
	distribuye a sus miembros con la frase «Personal y estrictamente 
	confidencial. Prohibida su publicación».
	 
	
	
	Reclutados por el Club
	Es importante distinguir entre los 
	miembros activos que acuden todos los años y otras personas que son 
	invitadas ocasionalmente. Son unas ochenta las personas que acuden 
	regularmente y un número muy variable los que visitan el Club, 
	principalmente para informar sobre materias relacionadas con su conocimiento 
	y experiencia. 
	 
	
	Estás tienen escasa idea de que hay un grupo 
	formal constituido y nada saben acerca de la agenda secreta. También hay 
	algunos invitados selectos que el comité considera útiles en sus planes de 
	globalización y a los que se ayuda a conseguir importantísimos cargos. Entre 
	ellos, Esperanza Aguirre. En algunos casos, estos invitados ocasionales no 
	cuajan en la organización y son definitivamente apartados. 
	 
	
	Un ejemplo, Jordi Pujol, en 1989, en La Toja, 
	Galicia.
	
	El ejemplo más claro de «reclutamiento útil» fue el de aquel oscuro 
	gobernador de Arkansas, Bill Clinton, que acudió a su primer 
	encuentro Bilderberg en Badén Badén, Alemania, en 1991. Allí, 
	
	David Rockefeller le explicó a un joven 
	Clinton en qué consistía el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) 
	y le dio indicaciones para apoyarlo. Al año siguiente, el gobernador se 
	convirtió en presidente.
	
	La asociación con el Club Bilderberg siempre ha arrojado magníficos 
	beneficios:
	
		
			- 
			
			Bill Clinton. Asistió a la reunión del 
			Bilderberg de 1991. Gana la nominación del Partido Demócrata y es 
			elegido presidente en 1992.
 
			- 
			
			Tony Blair. Asistió a la reunión del 
			Bilderberg de 1993. Asciende a la presidencia del partido en julio 
			de 1994 y a la presidencia nacional en mayo de 1997.
 
			- 
			
			George Robertson. Asistió a la reunión 
			del Bilderberg de 1998. Consigue la secretaría general de la OTAN en 
			agosto de 1999.
 
		
	
	
	
	
	Francois Mitterrand
	El 10 de diciembre de 1980, Francois Mitterrand, un hombre que 
	reiteradamente había fracasado en su intento de conseguir el poder en 
	Francia, fue resucitado por orden del Comité de Los 300, el 
	hermano mayor del Club Bilderberg. 
	 
	
	Según la fuente de inteligencia de Johm 
	Coleman, autor de
	
	Conspirators' Hierarchy - The Story of The Commitee of 
	300, 
			 
			
	
	El propio político francés en su discurso de 
	vuelta a la política dijo: 
	
		
		«El desarrollo del capitalismo industrial se 
		opone a la libertad. Debemos poner fin a ello. Los sistemas económicos 
		del siglo XX y XXI usarán máquinas para aplastar al hombre, primero en 
		el dominio de la energía nuclear, que ya está produciendo resultados 
		admirables.»
	
	
	Las observaciones de Coleman le hacen a uno 
	estremecerse. 
	
		
		«El retorno de Mitterrand al Palacio del 
		Elíseo fue un gran triunfo para el socialismo. Demostró que el Comité de 
		los 300 era suficientemente poderoso como para predecir acontecimientos 
		o, mejor dicho, para hacer que sucediesen por la fuerza o por cualquier 
		otro medio. En el caso de Mitterrand, demostró su capacidad de vencer 
		cualquier oposición pues, pocos días antes, había sido totalmente 
		rechazado por un grupo de poder político de París», es decir, por el 
		Frente Nacional de Le Pen y un gran segmento de su propio Partido 
		Socialista.
	
	
	
 
	
	Caída del Gobierno turco - Bilderberg 1996
	Cuatro días después de la vuelta a 
	casa de dos participantes turcos tras el encuentro del Club de 1996, en 
	Toronto, cayó el gobierno Turco al completo. Se trataba de Gazi Ercel, 
	gobernador del Banco Central de Turquía, y Emre Gonensay, ministro de 
	Asuntos Exteriores.
	
	En un movimiento sorpresa, el primer ministro turco, Mesut Yilmaz, 
	dimitió de su cargo, disolviendo la coalición entre el Partido del Sendero 
	Verdadero, dirigido por la ex primera ministra Conservadora Tansu Ciller, y 
	el suyo propio, el Partido de la Patria.
	
	Esto permitió a Necmettin Erbakan, líder del Partido del Bienestar 
	Social, formar un nuevo gobierno. Su partido es claramente proislámico.
	 
	
	
	Bilderberg 2004, Stresa, Italia
	Según una fuente bien infonl1ada que 
	participó en el encuentro de 2004 los miembros portugueses del Club usaron 
	con habilidad lo que se ha llamado la «táctica portuguesa», es decir, su 
	promoción a alto nivel.
	
	La asociación con el Grupo Bilderberg reportó los siguientes beneficios al 
	grupo portugués:
	
		
			- 
			
			Pedro M. Lopes Santana, el poco conocido 
			alcalde de Lisboa, fue nombrado primer ministro de la República.
			 
			- 
			
			Jose M. Durao Barroso, ex primer 
			ministro, pasó a ser nuevo presidente de la Comisión Europea.
			 
			- 
			
			Jose Sócrates, miembro del parlamento, 
			fue elegido líder del Partido Socialista después de la dimisión de 
			Eduardo Ferro Rodrigues, a causa de una crisis político-social y 
			oscuras acusaciones de pedofilia. Fuentes cercanas a la 
			investigación confirman que la crisis fue provocada por miembros del 
			Club Bilderberg.
 
		
	
	
	Otro ejemplo de la influencia que el Club ejerce 
	sobre la política americana se evidenció durante la campaña electoral en 
	EE.UU., cuando el candidato demócrata a la presidencia, John Kerry, 
	eligió a John Edwards como vicepresidente. Este último había sido 
	invitado por primera vez a la reunión del Bilderberg un mes antes. 
	
	 
	
	Varias fuentes, cuyos nombres no puedo revelar 
	porque pondría sus vidas en peligro, han confirmado de forma independiente 
	que después de oír el discurso de Edwards durante el segundo día de la 
	conferencia, Henry Kissinger telefoneó a John Kerry con el siguiente 
	comentario: 
	
		
		«John, ya te hemos encontrado 
		vicepresidente.» 
	
	
	Una extraordinaria serie de coincidencias.
	 
	
	
	Líderes de la OTAN controlados por el Club 
	Bilderberg
	Para entender quién controla el mando de la OTAN, el operativo 
	militar más grande del mundo, y ahora el Ejército Mundial, sólo 
	tenemos que mirar los estrechos vínculos que existen entre sus secretarios 
	generales y el Club Bilderberg: 
	
		
			
				- 
				
				Joseph Luns (1971-1984)
				 
				- 
				
				Lord Carrington (1984-1988)
				 
				- 
				
				Manfred Worner (1988-1994)
				 
				- 
				
				Willy Claes (1994-1995)
				 
				- 
				
				Javier Solana (1995-1999)
				 
				- 
				
				lord Robertson (19992004) 
				
 
				- 
				
				Jaap G. de Hoop Scheffer (2004)
				 
			
		
	
	
	La OTAN fue creada por el
	
	Instituto Tavistock cuando el Gobierno Mundial en la sombra 
	decidió crear una super-institución que controlase la política europea. A su 
	vez, fue el 
	Royal Institute for International Affairs (RILA), 
	que sólo responde ante la reina de Inglaterra, el que fundó el Tavistock. El 
	RILA, controla la política exterior británica y es el brazo ejecutor de la 
	política exterior de la monarquía británica.
	
	Como consecuencia, se hace mucho más fácil aplicar la política de Bilderberg 
	en el Golfo, Iraq, Serbia, Bosnia, Kosovo, Siria, Corea del Norte, 
	Afganistán, por mencionar sólo los casos más conocidos.
	
	Tanto Donald Rumsfeld como el general Peter Sutherland, de 
	Irlanda, son miembros del Club Bilderberg. Sutherland es ex comisario 
	europeo y presidente de Goldman, Sachs y British Petroleum. Rumsfeld y 
	Sutherland ganaron un buen montón de dinero en 2000 trabajando juntos en el 
	consejo de la compañía energética suiza ABB. Su alianza secreta se hizo 
	pública cuando se descubrió que ABB había vendido dos reactores nucleares a 
	un miembro activo del «eje del mal», concretamente a Corea del Norte. 
	
	 
	
	Huelga decir que British Petroleum no 
	hace publicidad del asunto cuando anuncia una de sus iniciativas públicas en 
	las que «la seguridad es lo primero».
	
	Todo primer ministro británico se ha sentido obligado a asistir a los 
	encuentros Bilderberg durante los últimos treinta años. Como anécdota para 
	contar a los amigos, se puede decir que el Club fue una creación del MI6 
	bajo la dirección del RILA. En concreto, fue idea de Alastair Buchan 
	(hijo de lord Tweedsmuir y miembro del RILA y la Mesa Redonda) y de Duncan 
	Sandys (un importante político, yerno de Winston Churchill, quien a su vez 
	era amigo de Retinger, un jesuita y masón de grado 33). 
	 
	
	El MI6 necesitaba a un miembro de la realeza que 
	diese apoyo público al Club y pensó en Bernardo de Holanda, conocido por sus 
	numerosos vínculos con la realeza europea y los más importantes 
	industriales. La conferencia Bilderberg de 1957 fue el inicio de la carrera 
	del líder del Partido Laborista Dennis Healey. 
	 
	
	Poco después del encuentro, Healey fue 
	«extrañamente» nombrado ministro de Hacienda. 
	 
	
	Tony Blair acudió a la reunión del 23 al 25 de 
	abril de 1993, en Vouliagmeni, en Grecia, cuando era ministro del Interior 
	en la sombra.
	 
	 
	
	
	Meretrices del periodismo
	
		
			
			«Nuestro trabajo es dar a la gente no lo 
			que ellos quieren, sino lo que nosotros decidimos que deben tener.»
			
			
			Dicho por Richard Salant
			
			ex presidente de la CBS News
		
	
	
	Uno de los secretos mejor guardados es hasta qué 
	punto un puñado de conglomerados pertenecientes al Club Bilderberg, como el,
	
		
	
	
	...controlan 
	el flujo de información en el mundo y determinan lo que vemos en 
	televisión, oímos en la radio y leemos en los periódicos, revistas, libros e 
	Internet.
	
		
		«Ser testigo de la conferencia anual del 
		Grupo Bilderberg es entender cómo los señores del Nuevo Mundo se reúnen 
		en secreto y conspiran con la convivencia de los medios de 
		comunicación», se lamentaba mi amigo Jim Tucker, enemigo número uno del 
		Club. 
	
	
	Tucker sabe de lo que habla. Ha ido detrás de 
	las reuniones del Bilderberg desde hace más de treinta años.
	
	El Club Bilderberg también representa a la élite de los medios de 
	comunicación a ambos lados del Atlántico. Los empresarios de esos medios 
	asisten a las reuniones prometiendo de antemano que nunca y bajo ninguna 
	condición hablarán del Club. Los editores se hacen responsables de cualquier 
	noticia relacionada con él en sus medios de comunicación. 
	
	
	
	
	Y, de esta manera, los miembros del Club 
	Bilderberg se garantizan silencio total y absoluto y una identidad invisible 
	tanto en Estados Unidos como en Europa. Si hacemos una búsqueda en los 
	principales medios de comunicación del mundo, no encontraremos ninguna 
	noticia sobre un grupo que reúne a los más importantes políticos, 
	empresarios y financieros del planeta, por no mencionar informaciones sobre 
	el inicio de las hostilidades contra Irak, ni siquiera por la prensa que 
	asistió al encuentro Bilderberg de 2002. 
	 
	
	Una de las mayores desavenencias entre distintos 
	grupos dentro del Bilderberg se produjo en la reunión de 2002. Los 
	bilderbergers europeos exigieron la presencia inmediata del secretario de 
	Defensa americano, Donald Rumsfeld, para explicar los planes de la 
	guerra. 
	 
	
	Rumsfeld, cambiando bruscamente su agenda 
	política, vino a la reunión para prometer, bajo amenazas y presiones, a los 
	asistentes que de ninguna forma iban a empezar la guerra hasta febrero o 
	marzo de 2003. Ahora, si yo, por mucho que disponga de contactos 
	privilegiados, supe cuándo iba a empezar la guerra, ¿cómo es posible que los 
	peces gordos del mundo de los medios de comunicación que acudieron a la 
	reunión no supieran algo tan básico? 10 
	 
	
	El
	
	American Free Press,11 el 
	periódico de Jim Tucker, informó en junio de 2002 de que, según 
	fuentes de la reunión del Club Bilderberg, la guerra de Irak había sido 
	demorada hasta marzo de 2003, cuando todos los periódicos del mundo 
	anunciaban el ataque para el verano de 2002. Traducción: El encuentro del 
	Bilderberg 2002 tuvo lugar entre el 30 de mayo y el 2 de junio. Rumsfeld, el 
	secretario de Defensa de Bush, acudió el 31 de mayo. 
	 
	
	Los miembros del Club le arrancaron la promesa 
	de que la administración Bush no empezaría la guerra hasta el año siguiente. 
	¿No es ésta noticia suficiente para que salga en primera página de todos los 
	periódicos del mundo? Sin embargo, los principales medios, como el New 
	York Times y el Washington Post, cuyos directores son miembros 
	del Club, tenían órdenes de no informar sobre lo que hubiese sido la 
	historia del verano. 
	 
	
	El corresponsal del American Free Press 
	para las Naciones Unidas, Christopher Bollen, le preguntó en una 
	ocasión a un grupo de periodistas que esperaban el inicio de una conferencia 
	de prensa la razón por la que las noticias sobre el Club son censuradas 
	sistemáticamente por los editores más «respetables». 
	 
	
	Todo lo que obtuvo por respuesta fueron unas 
	risas irónicas.
	
		
		«Hace muchos años nos llegó una orden de 
		arriba diciendo que no había que informar sobre el Club Bilderberg», 
		declaró en una ocasión Anthony Holder, ex periodista del Econo-mist de 
		Londres, especializado en temas relacionados con la ONU.»
	
	
	Y recordemos que esta publicación es una 
	referencia mundial en el campo de los medios que tratan sobre economía, Otro 
	experimentado periodista, William Glasgow, que trabaja para el Business Week 
	afirma: 
	
		
		«Lo único que sabemos es que el Club existe, 
		pero la verdad es que no informamos de sus actividades.» 
	
	
	Como dijo otro periodista: 
	
		
		«Es inevitable sospechar de una organización 
		que planea el futuro de la humanidad en absoluto secreto.»12
		 
		
		«La implicación de los Rockefeller en los 
		medios de comunicación es múltiple. Así se aseguran de que los medios de 
		desinformación de masas nunca hablen de sus planes para dominar un 
		futuro gobierno mundial. Los medios siempre deciden cuáles son los temas 
		que van a estar de actualidad en un determinado país. Por ejemplo, a 
		veces ponen en primer plano el tema de la pobreza y, otras veces, lo 
		hacen desaparecer. Lo mismo sobre la polución, los problemas 
		demográficos, la paz o lo que sea.13
		 
		
		Los medios pueden tomar a un hombre como 
		Ralph Nader y convertirlo en un héroe al instante. O pueden tomar a un 
		enemigo de los Rockefeller y crear la imagen de que es un cretino, un 
		bufón o un paranoide peligroso» 
		
		(Gary Allen, 
		
		El Expediente Rockefeller)
	
	
	Ralph Nader, perenne candidato 
	presidencial «independiente», «muy admirado por su postura contraria a la 
	clase dirigente», es financiado por la red Rockefeller con la intención de 
	destruir el sistema de libre mercado. 
	 
	
	Los principales valedores de Nader son la 
	Ford Foundation y la Field Foundation, ambos conectados a través 
	del Council on Foreign Relations (en adelante,
	
	CFR). 
	 
	
	Según un artículo del Business Week, 
	reimpreso en el Boletín del Congreso del 10 de marzo de 1971, «John D. 
	Rockefeller IV es consejero de Naden».
	
		
		«Con todo su dinero, los Rockefeller han 
		conseguido el control de los medios de comunicación. La opinión pública 
		ya no es un problema para ellos. Con el control de la opinión pública, a 
		su vez, han conseguido las riendas de la política. Controlando la 
		política, tienen a sus pies a la nación entera.» 14
		
		«Durante casi cuarenta años - según David Rockefeller - el Washington 
		Post, el New York Times, el Time Magazine y otros prestigiosos medios 
		corporativos han acudido a nuestros encuentros y respetado su promesa de 
		discreción.» 
		 
		
		«Habría sido imposible para nosotros 
		desarrollar un plan para el mundo si hubiéramos estado sometidos a la 
		luz de la opinión publica durante todos estos años», añadió. 
		 
		
		«Pero, gracias a ello, ahora el mundo es más 
		sofisticado y está más preparado para un Gobierno Mundial. La soberanía 
		supranacional de una élite intelectual junto con los principales 
		banqueros es preferible a las ansias de autodetern1inación nacional de 
		los siglos pasados.»
	
	
	Algunos de los periodistas invitados a las 
	reuniones del Club son: 
	
		
			- 
			
			Juan Luis Cebrián del Grupo PRISA 
			(participante habitual)
 
			- 
			
			Arthur Sulzberger, editor del New York 
			Times y miembro del CFR
 
			- 
			
			Peter Jennings, presentador y editor del 
			programa de la ABC, «World News Tonight»
 
			- 
			
			Thomas L. Friedman, columnista del New 
			York Times, ganador del Premio Pulitzer y miembro del CFR y de la 
			Comisión Trilateral.15
 
		
	
	
	El Club Bilderberg usa a los principales grupos 
	de comunicación para crear una opinión que respalde sus objetivos. Así, 
	difunde noticias que influyen tanto en el mundo político como en el 
	ciudadano de a pie. La industria de los medios de comunicación, totalmente 
	controlada, difunde la propaganda.
	
	Las corporaciones públicas intentan mantener en secreto la lista de 
	participantes en las reuniones del Club y la prensa privada casi no informa 
	del evento. 
	 
	
	Microsoft, AT&T, Bechtel, Cisco, Compaq y Price 
	Waterhouse Coopers no tienen nada que temer de la prensa. No importa que 
	Microsoft y la NBC co-dirijan la cadena de cable MSNBC. 
	 
	
	De hecho, entre los invitados más frecuentes a 
	las reuniones Bilderberg se encuentra Anthony Ridder de KnigbtRidder, Inc., 
	la segunda cadena de periódicos más importante de Estados Unidos, que 
	controla publicaciones como el Detroit Free Press, el Miami Herald 
	y el Philadelphia Inquirer.
	
	En su edición de agosto/septiembre de 1993, la prestigiosa revista holandesa
	Exposure publicó un artículo sobre el férreo control existente, sobre 
	cierto tipo de información, que establecen las tres y más prestigiosas 
	cadenas de televisión de Estados Unidos, la NBC, la CBS y la ABC. Las tres 
	surgieron a partir de la RCA. 
	 
	
	Lo que quiere decir que la política social 
	decidida por el Tavistock parte de la idea de que las masas pueden ser 
	manipuladas.
	
	Estas organizaciones e instituciones que, teóricamente, compiten las unas 
	con las otras, y que tienen una «independencia». que asegura que los 
	estadounidenses reciban informaciones no sesgadas, están en realidad ligadas 
	a través de incontables empresas y entidades financieras. Se trata de una 
	maraña casi imposible de desenredar. 
	 
	
	¿Qué sucedería si el pueblo estadounidense 
	supiese que las tres televisiones más importantes del país transmiten un 
	lavado de cerebro diseñado por el Instituto Tavistock de Relaciones Humanas, 
	y transmitido por el MI6, el instituto de inteligencia más sofisticado del 
	mundo? 
	 
	
	El artículo de la revista Exposure se 
	apoya en el trabajo de Eustace Mullins, tenaz investigador de lo que 
	se ha venido a llamar Nuevo Orden Mundial (New 
	World Order).
	
	La NBC es propiedad de General Electric (GE), «una de las corporaciones más 
	grandes del mundo», con una larga historia de actividad antisindical. GE es, 
	a su vez, uno de los más importantes donantes de fondos al Partido 
	Republicano y tiene inmensos intereses financieros en la industria 
	armamentista y nuclear. 
	 
	
	El ex director general de la empresa, Jack 
	Welch, fue uno de los principales impulsores del traslado de las plantas 
	americanas a países de bajo costo como China y México.16 La NBC 
	es una empresa subsidiaria de la RCA, un conglomerado de empresas de 
	comunicación. En el comité director de la RCA se halla Thornloll Bradshaw, 
	presidente de Atlantic Richfield y miembro de la OTAN, del World Wildlife 
	Fund, del Club de Roma, del Instituto Aspen de Estudios Humanísticos y del 
	CFR. Bradshaw es también presidente de la NBC. 
	 
	
	La función más importante de la RCA es el 
	servicio que le proporciona a la inteligencia británica. 
	 
	
	Es importante saber que la dirección de la RCA 
	está compuesta por importante personalidades del poder angloamericano que 
	pertenecen a otras organizaciones como la OTAN, el Club de Roma, el CFR, la 
	Comisión Trilateral, la masonería, la Mesa Redonda, el Club Bilderberg, 
	etcétera.. Cabe destacar que David Sarnoff se fue a Londres al mismo 
	tiempo que sir William Stephenson se trasladaba al edificio de la RCA 
	de Nueva Cork. 
	 
	
	Entre los directores de la NBC nombrados en el 
	artículo Exposure de Mullins estaban:
	
		
			- 
			
			John Brademas (CFR, Club Bilderberg), un 
			director de la Fundación Rockefeller
 
			- 
			
			Peter G. Peterson (CFR), ex ejecutivo de 
			Kuhn, Loeb & Co (Rothschild) y ex secretario de comercio de EE. UU.
			 
			- 
			
			Robert Cizik, director de la RCA y del 
			First City Bancorp, identificado en una comparecencia ante el 
			Congreso de EE.UU. como banco perteneciente a Rothschild
			 
			- 
			
			Thomas O. Paine, presidente de Northrup 
			Co. (el gran contratista del Ministerio de Defensa estadounidense) y 
			director del Instituto de Estudios Estratégicos de Londres
			 
			- 
			
			Donald Smiley, director de dos compañías 
			Morgan, Metropolitan Life y US Steel
 
			- 
			
			Thorton Bradshaw, director de la RCA, 
			director de la Rockefeller Brothers Fund, Atlantic Richfield Oil y 
			el Instituto Aspen de Estudios Humanísticos (estos últimos dirigidos 
			por un miembro del Club, Robeli O. Anderson). 
 
		
	
	
	Claramente, el comité ejecutivo de la NBC tiene 
	una considerable influencia de los Rockefeller-Rothschild-Morgan, 
	principal eje y promotor del plan de Nuevo Orden Mundial.
	
	La ABC es propiedad de la Disney Corp., 
	
		
		«que fabrica productos en países del Tercer 
		Mundo pagando salarios de miseria en condiciones de trabajo atroces».17
		
	
	
	Posee 152 canales de televisión. El Chase 
	Manhattan Bank controla el 6,7 % de la ABC, suficiente para ejercer su 
	control. Aunque se trata de un porcentaje menor, es más que suficiente para 
	censurar y presionar sobre los contenidos de la cadena. El Chase, a través 
	de su departamento de crédito, controla el 14 % de la CBS y el 4,5 % de la 
	RCA. 
	 
	
	En vez de tres cadenas de televisión llamadas 
	BC, CBS y ABC, lo que en realidad tenemos es la Rockefeller Broadcasting 
	Company, el Rockefeller Broadcasting System y el Rockefeller Broadcasting 
	Consortium.
	
	
	La CBS es propiedad de Viacom y tiene unos 200 canales de televisión y 255 
	emisoras de radio afiliadas. 
	 
	
	Este,
	
		
		«enorme conglomerado de empresas de 
		comunicación posee entre otros, a la MTV, Show Time, Nickelodeon, VHl, 
		TNN, CMT, Paramount Pictures y Blockbuster Inc., 39 canales de 
		televisión y 184 emisoras de radio».18 
	
	
	William Paley fue formado en técnicas de lavado 
	de cerebro de masas por el Instituto Tavistock en Inglaterra antes de 
	concedérsele el mando de la CBS.
	
	La expansión financiera de la tercera cadena de televisión, la CBS, fue 
	supervisada durante mucho tiempo por Brown Brothers Harriman y su socio 
	senior, Prescott Bush, director de la CBS. 
	 
	
	El comité ejecutivo de la CBS incluía al,
	
		
			- 
			
			presidente William S. Paley (Comité de 
			los 300)
 
			- 
			
			Harold Brown (CFR), director ejecutivo 
			de la Comisión Trilateral y ex secretario de Defensa de EE.UU. y del 
			Ejército del Aire
 
			- 
			
			Michel C. Bergerac, presidente de Revlon 
			y director del Manufacturers Hanover Bank (Rothschild) 
			 
			- 
			
			Newton D. Minow (CFR), director de la 
			Corporación Rand y, entre otras, la Fundación Ditchley, 
			estrechamente vinculada al Instituto Tavistock (especialistas en 
			lavado de cerebro) y al Club Bilderberg
 
		
	
	
	El último ex presidente de la CBS fue el doctor 
	Frank Stanton (CFR), que también es miembro del consejo de administración de 
	la Fundación Rockefeller y de la Institución Carnegie.19 Conviene saber que 
	las familias Rothschild y Rockefeller son las familias líderes en el férreo 
	control sobre las comunicaciones y responden directamente ante Bilderberg.
	
	Según James Tucker, 
	
		
		«los bilderberger están convencidos de que 
		la opinión pública siempre sigue los pasos de los individuos 
		influyentes. Los miembros del Grupo prefieren trabajar a través de un 
		número reducido de personas de confianza y no a través de grandes 
		campañas de publicidad».
	
	
	La Fox News Channel (una de las cinco 
	grandes) es propiedad de Rupet Murdoch, «propietario de una parte 
	significativa» de los principales medios de comunicación del mundo. Su red 
	tiene «vínculos estrechos» con el Partido Republicano y entre sus 
	«equilibrados y justos» analistas se encuentra Newt Gingrich, ex 
	portavoz del Partido Republicano estadounidense.
	
	Es evidente que las cinco redes de medios de comunicación están 
	estrechamente relacionadas con Bilderbergs, el CFR y la Comisión Trilateral.
	
	 
	
	¿Cómo se puede afirmar entonces que las cinco 
	grandes televisiones de Norteamérica, de donde la mayoría de los ciudadanos 
	obtienen la información, son independientes?
	 
	
	
	Objetivos del Club Bilderberg
	
		
		«El Club Bilderberg anda en busca de una era 
		del posnacionalismo: ese momento en que ya no haya países, sólo regiones 
		y valores universales, es decir, sólo una economía universal, un 
		Gobierno Universal (designado, no elegido) y una religión universal. 
		Para asegurarse esos objetivos, los miembros del Club Bilderberg abogan 
		por un enfoque más técnico y menos conocimiento por parte del público. 
		Esto reduce las probabilidades de que la población se entere del plan 
		global de los amos mundiales y organice una resistencia organizada.» 
		20 
	
	
	Su objetivo final es el control de absolutamente 
	todo en el mundo, en todos los sentidos de la palabra. Actúan como si fueran
	Dios en la Tierra. 
	 
	
	Entre sus planes figura establecer:
	
		
			- 
			
			Un solo gobierno planetario con un único 
			mercado globalizado, con un solo ejército y una única moneda 
			regulada por un
			
			Banco Mundial.
 
 
			- 
			
			Una Iglesia universal que canalizará a 
			la gente hacia los deseos del Nuevo Orden Mundial. El resto de 
			religiones serán destruidas.
 
 
			- 
			
			Unos servicios internacionales que 
			completarán la destrucción de cualquier identidad nacional a través 
			de su subversión desde el interior. Sólo se pem1itirá que florezcan 
			los valores universales.
 
 
			- 
			
			El control de toda la humanidad a través 
			de medios de manipulación mental. Este plan está descrito en el 
			libro 
			
			Technotronic Era (Era 
			tecnotrónica) de 
			
			Zbigniew Brzezinski, miembro 
			del Club. En el Nuevo Orden Mundial no habrá clase media, sólo 
			sirvientes y gobernantes.
 
 
			- 
			
			Una sociedad posindustrial de 
			crecimiento cero», que acabará con la industrialización y la 
			producción de energía eléctrica nuclear (excepto para las industrias 
			de los ordenadores y servicios). Las industrias canadienses y 
			estadounidenses que queden serán
			o exportadas a países pobres como Bolivia, Perú, Ecuador, Nicaragua, 
			etc., en los que existe mano de obra barata. Se hará realidad, 
			entonces, uno de los principales objetivos del TLCAN (Tratado 
			de Libre Comercio de América del Norte).
 
 
			- 
			
			El crecimiento cero es necesario para 
			destruir los vestigios de prosperidad y dividir a la sociedad en 
			propietarios y esclavos. Cuando hay prosperidad, hay progreso, lo 
			cual hace mucho más difícil la represión.
 
 
			- 
			
			Cabe incluir en ello la despoblación de 
			las grandes ciudades, según el experimento llevado a cabo en Camboya 
			por Pol Pot. Los planes genocidas de Pot fueron diseñados en Estados 
			Unidos por una de las instituciones hermanas de Bilderberg, el
			
			Club de Roma.
 
 
			- 
			
			La muerte de cuatro mil millones de 
			personas, a las que Henry Kissinger y David Rockefeller 
			llaman bromeando «estómagos inservibles» por medio de las guerras, 
			el hambre y las enfermedades. 
			 
			
			Esto sucederá hacia el año 2050. 
			
			 
			
			 
			
			El doctor Coleman es un funcionario de 
			inteligencia retirado que descubrió un informe encargado por el 
			Comité de los 300 a Cyrus Vance «sobre cómo llevar a cabo el 
			genocidio». Según la investigación de Coleman, el informe fue 
			titulado «Global 
			2000 Report», «aprobado por el presidente Cárter, en 
			nombre gobierno de Estados Unidos y refrendado por Edwin Muskie, 
			secretario de Estado». 
			 
			
			Según este informe, «la población de 
			Estados Unidos se verá reducida a 100 millones hacia el año 2050».
 
 
			- 
			
			Crisis artificiales para mantener a la 
			gente en un perpetuo estado de desequilibrio físico, mental y 
			emocional. Confundirán y desmoralizarán a la población para evitar 
			que decidan su propio destino, hasta el extremo de que la gente 
			«tendrá demasiadas posibilidades de elección, lo que dará lugar a 
			una gran apatía a escala masiva». 21
 
 
			- 
			
			Un férreo control sobre la educación con 
			el propósito de destruirla. Una de las razones de la existencia de 
			la UE (y la futura Unión Americana y Asiática) es el control de 
			la educación para «aborregar» a la gente. Aunque nos resulte 
			increíble, estos esfuerzos ya están dando «buenos frutos». La 
			juventud de hoy ignora por completo la historia, las libertades 
			individuales y el significado del mismo concepto de libertad. 
			Para los globalizadores es mucho más fácil luchar contra unos 
			oponentes sin principios.
 
 
			- 
			
			El control de la política externa e 
			interna de Estados Unidos (cosa ya conseguida a través del
			
			Gobierno de Bush), Canadá 
			(controlada por Inglaterra) y Europa (a través de la Unión Europea).
 
 
			- 
			
			Una ONU más poderosa que se convierta 
			finalmente en un Gobierno Mundial. Una de las medidas que 
			conducirán a ello es la creación del impuesto directo sobre el 
			«ciudadano mundial».
 
 
			- 
			
			La expansión del TLCAN (Tratado 
			de Libre Comercio de América del Norte) por todo el hemisferio 
			occidental como preludio de la creación de una Unión Americana 
			similar a la Unión Europea.
 
 
			- 
			
			Una Corte Internacional de Justicia con 
			un solo sistema legal.
 
 
			- 
			
			Un estado del bienestar socialista donde 
			se recompensará a los esclavos obedientes y se exterminará a los 
			inconformistas.
 
		
	
	
	
	
	Bilderberg y la guerra de las Malvinas
	El Club Bilderberg tiene ya el poder y la influencia necesarios para imponer 
	su política en cualquier nación del planeta.
	 
	
	Es decir, controla al presidente de los Estados 
	Unidos, al primer ministro de Canadá, a los principales medios de 
	comunicación del mundo libre, a los políticos, financieros y periodistas más 
	importantes, a los bancos centrales de los principales países, a la
	
	Reserva Federal de los Estados Unidos y su suministro de dinero, 
	al FMI, al
	
	Banco Mundial y a las
	
	Naciones Unidas y destruyen a cualquiera, grande o pequeño, que 
	se oponga a sus planes de construir un Nuevo Orden Mundial, como demostraré 
	con numerosos ejemplos que ponen la piel de gallina. 
	 
	
	Jan Ronson escribió un libro titulado
	
	Adventures with Extremists (Picador, 2001), 
	en el que describe cómo durante la guerra de las Malvinas el gobierno 
	británico pidió que se aplicaran sanciones internacionales contra Argentina, 
	pero se encontró,
	
		
		«con una dura oposición. En un encuentro 
		Bilderberg en Sandefiord, Noruega, David Owen, miembro del Parlamento 
		británico, pronunció un encendido discurso a favor de las mismas. Ese 
		discurso torció muchas voluntades. Estoy seguro de que muchos ministros 
		de Asuntos Exteriores volvieron a sus países para transmitir el mensaje 
		de Owen. Por supuesto, las sanciones llegaron». 
	
	
	La hermosa historia de la cooperación 
	internacional entre países es simplemente una falsedad. La realidad es 
	mucho más macabra, con muchos muertos «desparramados en el camino de los 
	universalistas».
	
	La guerra de las Malvinas, un conflicto totalmente manufacturado entre una 
	«nación agresora», la dictadura de Argentina, y un país «amante de la 
	libertad», Gran Bretaña, dio al Nuevo Orden Mundial la oportunidad de 
	mostrar su impresionante arsenal y así advertir a cualquier nación de las 
	consecuencias de no someterse totalmente. 
	
		
		«El sometimiento del Gobierno argentino, 
		seguido del caos económico y político de la nación, estuvo planeado por
		
		Kissinger Associates, en asociación con 
		lord Carrington»,22 según confirman mis propias fuentes de 
		investigación, en este caso uno de los principales agentes del MI6 
		convertido ahora en un cruzado anti Nuevo Orden Mundial.
	
	
	
	
	
	La operación argentina fue diseñada por el 
	Instituto Aspen de Colorado que, a su vez, está controlado por los 
	Rockefeller. Si la caída del Sha de Irán tuvo que ver con el comercio de 
	drogas, en la guerra de las Malvinas el asunto tenía que ver con la energía 
	nuclear y el necesario objetivo de los Bilderbergs de conseguir el 
	crecimiento cero. 
	 
	
	El objetivo del Club es desindustrializar al 
	mundo mediante la supresión del desarrollo científico, empezando por Estados 
	Unidos. Por eso, no le convienen los experimentos sobre fusión como posible 
	fuente de energía nuclear. 
	 
	
	Como dice otra vez John Coleman en 
	Committee of 300, 
	
		
		«el desarrollo de una fuente de energía como 
		la fusión nuclear no interesa, ya que echaría por la borda el argumento 
		de los "recursos naturales limitados". Esta fuente de energía, 
		debidamente empleada, podría crear recursos naturales ilimitados a 
		partir de sustancias ordinarias. El beneficio para la humanidad rebasa 
		la comprensión del público».23
	
	
	¿Por qué los seudodefensores del medio ambiente 
	financiados por las multinacionales odian tanto la energía nuclear? 
	Porque las centrales de energía nuclear podrían producir electricidad 
	abundante y barata, 
	
		
		«lo cual es clave para sacar a los países 
		del Tercer Mundo de la pobreza». 
	
	
	Coleman explica que,
	
		
		«los países del Tercer Mundo se 
		independizarían gradualmente de Estados Unidos, ya que no necesitarían 
		ayuda externa. Esto les permitiría afirmar su soberanía». 
	
	
	Menor ayuda externa significa menor control 
	externo de los recursos naturales de un país y mayor independencia de su 
	pueblo. La idea de que los países se manejen por sí mismos simplemente les 
	revuelve el estómago a todos los miembros del Club y a sus adláteres.
	
	Los Bilderbergs vieron que sus planes de crecimiento cero posindustrial se 
	iban a pique y decidieron,
	
		
		«dar una lección ejemplar a Argentina y los 
		demás países latinoamericanos. Debían olvidarse de cualquier idea de 
		nacionalismo, independencia e integridad soberana».24 
		
	
	
	La elección de Argentina no fue casual. Se trata 
	del país más rico de Sudamérica y proporcionaba tecnología nuclear a México, 
	lo cual disgustaba a los miembros del Club. La guerra de las Malvinas acabó 
	con esa colaboración. Sin duda, es mucho mejor tener a México como fuente de 
	mano de obra barata que como un interlocutor comercial al mismo nivel.
	
	Debido al constante bombardeo de propaganda negativa, pocos estadounidenses 
	se dan cuenta de que Latinoamérica es un mercado potencial muy importante 
	para Estados Unidos. Allí pueden vender de todo, desde tecnología a bienes 
	industriales pesados. 
	 
	
	Como John Coleman afirma indignado,
	
		
		«actividades que dan trabajo a miles de 
		estadounidenses y que inyectan dólares a todo tipo de empresas»25
	
	
	Otras intervenciones del Club sobre política 
	internacional:
	
		
			- 
			
			Bilderberg propuso y decidió establecer 
			relaciones formales con China, antes de que Nixon lo hiciera.
 
 
			- 
			
			En un encuentro en Saltsjóbaden, Suecia, 
			en 1973, el Club accedió a incrementar el precio del petróleo en 12 
			dólares el barril, un 350 % de aumento sobre su precio anterior. La 
			idea era crear el caos económico en Estados Unidos y Europa 
			Occidental para hacer más receptivos a esos países.
 
 
			- 
			
			En 1983, el Club consiguió el compromiso 
			secreto por parte del ultraconservador presidente Reagan de 
			transferir 50 mil millones de dólares de dinero de los 
			contribuyentes americanos a los países comunistas y del Tercer Mundo 
			a través de sus conductos preferidos, el FMI y el BM. Ese compromiso 
			fue llevado a cabo y conocido como el
			
			Plan Brady.*
			
			 
			
			* El Plan 
			Brady se puso en marcha en 1987 como resultado de la reunión 
			celebrada en París para tratar el problema de la crisis de la deuda 
			externa de los países latinoamericanos. En dicha reunión se decidió 
			condonar un porcentaje importante de la cantidad adeudada y 
			establecer nuevos plazos y tipos de interés más favorables para que 
			los países latinoamericanos pudieran cumplir con los compromisos 
			adquiridos. La crisis, desencadenada en 1985, fue el resultado de 
			las políticas económicas emprendidas por las dictaduras militares 
			latinoamericanas en las décadas anteriores.
			
			 
			
			Estas políticas se basaron en la
			
			Industrialización Sustitutiva de Importaciones 
			(ISI), una estrategia en la que trataron de promover empresas 
			nacionales a base de elevados aranceles, créditos ventajosos para 
			adquirir tecnología y materias primas en el exterior (cuando no las 
			compraban directamente los propios gobiernos) y demás. Todo ello dio 
			lugar a industrias nacionales poco eficientes, muy endeudadas e 
			incapaces de exportar para pagar sus deudas, lo que creó un círculo 
			vicioso de más y más endeudamiento en dólares que quebró cuando 
			empezaron a subir los tipos de interés en Estados Unidos.
			
			 
			
			El Plan Brady fue la solución para 
			evitar la quiebra real de Latinoamérica con todas sus consecuencias. 
			Como corolario de todo ello, los bancos estadounidenses abandonaron 
			la región y no volvieron hasta más de diez años después, tras 
			constatar que los bancos españoles, asumiendo muchos riesgos, 
			empezaban a hacer negocio en la zona. La economía y la política 
			latinoamericanas estaban normalizándose.
 
 
			- 
			
			Bilderberg decidió también echar a 
			Margaret Thatcher como primera ministra británica porque se 
			opuso a entregar la soberanía de Inglaterra al supraestado europeo 
			diseñado por el Club. Y, con incredulidad, veíamos cómo su propio 
			partido la aniquiló a favor de uno de sus perros falderos, John 
			Major.
 
 
			- 
			
			En 1985 se les ordenó a los miembros del 
			Club Bilderberg que apoyaran por todo lo alto la
			
			Iniciativa Estratégica de Defensa (Guerra 
			de las Galaxias), antes incluso de que llegara a ser la política 
			oficial del Gobierno americano, con el fundamento de que 
			proporcionaría a los amos del mundo un potencial de ganancias sin 
			límite.
 
 
			- 
			
			En su encuentro de 1990 en Glen Cove, 
			Nueva York, decidieron que debían subirse los impuestos para pagar 
			la deuda a los banqueros internacionales. Bilderberg ordenó al 
			presidente George Bush que incrementase los impuestos en 1990 y 
			contempló cómo éste firmaba el acuerdo presupuestario de subida de 
			impuestos que le haría perder las elecciones.
 
 
			- 
			
			En la reunión de 1992, el Grupo debatió 
			la posibilidad de, «condicionar al público para aceptar la idea del 
			ejército de la ONU que podría, utilizando la fuerza, imponer su 
			voluntad en las cuestiones internas de cualquier Estado».
 
 
			- 
			
			La venta multimillonaria de la eléctrica 
			Ontario Hydro, cuyo propietario era el Gobierno canadiense, se 
			debatió por primera vez en la reunión del Bilderberg en King City, 
			Toronto, en 1996. Poco tiempo después, Ontario Hydro se dividió en 
			cinco empresas independientes y se privatizó.
 
 
			- 
			
			Durante y después de la conferencia de 
			Bilderberg de 1996, se decidió reelegir a Bill Clinton 
			como presidente de Estados Unidos porque era una marioneta más 
			útil que Bob Dole. Este último fue además investigado por 
			financiación ilegal de su campaña electoral.
 
 
			- 
			
			En relación a Kosovo, los miembros del 
			Club Bilderberg decidieron la formación de un Estado albanés 
			independiente y el desmembramiento de Yugoslavia (con la entrega de 
			su provincia más septentrional a Hungría) para crear un nuevo mapa 
			que asegurase la continuidad del conflicto. La reconstrucción, 
			valorada en miles de millones de dólares, correría a cargo de los 
			impuestos occidentales.
 
 
			- 
			
			Filtraciones sobre el encuentro del año 
			2004 revelan que la guerra en Irak fue pospuesta hasta marzo de 
			2003. Todos los periódicos del mundo esperaban el ataque para el 
			verano de 2002.
 
 
			- 
			
			La OTAN dio carta blanca a Rusia para 
			bombardear Chechenia en 1999, tal y como informé en 1998.
 
 
			- 
			
			En 1999, 
			
				- 
				
				Kenneth Clarke, miembro del 
				Parlamento
 
				- 
				
				Martín S. Feldstein, presidente del 
				Consejo Nacional de Investigación Económica
 
				- 
				
				Stanley Fisher, subdirector del 
				Fondo Monetario Internacional (FMI)
 
				- 
				
				Ottmar Issing, miembro del comité 
				ejecutivo del Banco Central Europeo
 
				- 
				
				Jean-Claude Trichet, gobernador del 
				Banco de Francia, 
 
			
			
			...debatieron sobre la «dolarización», 
			como paso posterior a la moneda única europea.
 
 
			- 
			
			Se planeó la formación de un bloque 
			asiático bajo el liderazgo de Japón. Se establecería una moneda 
			única, el libre comercio y una unión política parecida a la de la 
			UE.
 
 
			- 
			
			Se planeó la
			
			formación de una 
			Unión Americana similar a la 
			Unión Europea.
 
 
			- 
			
			Se planificó la división de Canadá para 
			1997, pero la inesperada investigación del periódico Toronto Star, 
			el rotativo más importante de Canadá, durante el encuentro de 1996 
			en King City, obligó a los globalizadores a posponer su plan para 
			2007.
 
 
			- 
			
			El Club sancionó económicamente a 
			Austria por organizar unas elecciones democráticas en las que 
			resultaba ganador el Partido Nacionalista de Jórg Haider.
			 
		
	
	 
	
	Humillación de Ronald Reagan por parte del Club 
	Bilderberg
	Los que pensaron que la América conservadora y tradicional había ganado las 
	elecciones de 1980 no podían imaginarse lo equivocados que estaban. Todos 
	los cargos de importancia en la Administración Reagan estaban ocupados por
	fabianistas, recomendados por la Heritage Foundation de 
	Bilderberg/Rockefeller.
	
	En 1981, Peter Vickers Hall, el principal fabianista de 
	Estados Unidos y miembro del Instituto Tavistock, pronunció un ilustrador 
	discurso en Washington que expondremos con detalle en el capítulo 2. 
	
	
	
	
	
	En él «predice» 
	el hundimiento de la economía e industria norteamericanas:
	
		
		«Existen dos Norteaméricas. Una es una 
		sociedad industrial que procede del siglo XIX y la otra, una sociedad 
		pos industrial en crecimiento que, en algunos casos, está construida con 
		los fragmentos de la antigua Norteamérica. 
		 
		
		La crisis entre estos dos mundos producirá, 
		en la próxima década, una catástrofe económica y social. Estos dos 
		mundos se hallan en oposición y no pueden coexistir. Al final, la 
		sociedad posindustria1 borrará del mapa a la otra.»
	
	
	Uno no puede dejar de preguntarse cómo es 
	posible que una persona como Vickers pueda haber estado tan cercana de la 
	presidencia de los Estados Unidos. La única respuesta es que alguien puso en 
	la Casa Blanca a un «obediente» Reagan con la expectativa de que siguiese 
	sus órdenes. 
	
	
	
	
	Anthony Wedgewood Benn, miembro del 
	Parlamento británico y del Comité de los 300, le dijo a los participantes en 
	la Internacional Socialista de Washington, el 8 de diciembre de 1980: 
	
		
		«Podéis prosperar con el desplome del 
		sistema de préstamos de Volcker (director de la Reserva Federal) si 
		informáis (traducción: "laváis el cerebro") a Reagan sobre el tema.»
		
	
	
	Como anécdota, Ronald Reagan prometió 
	destituir a Volcker si era reelegido. Después, lo obligaron a comerse sus 
	palabras, para sorpresa de los conservadores. Bilderberg impuso, una vez 
	más, a su hombre. 
	 
	
	En su libro,
	
	Conspirators Hierarchy: The Story of the Committee of 
	300, el doctor John Coleman escribe que,
	
		
		«los consejos de Vickers aplicados a la 
		administración Reagan fueron los responsables del derrumbe de las 
		industrias bancaria y empresarial». 
	
	
	Coleman añade que 
	
	Milton Friedman, un economista 
	americano defensor del laissez-jaire capitalista, sinónimo de la economía de 
	mercado más estricta, revivió los planes del Club para desindustrializar 
	Norteamérica, 
	
		
		«usando la presidencia de Reagan para 
		acelerar la caída de la industria del acero y después, la de la
		construcción y el automóvil».
	
	
	Así pues, los cacareados principios de Reagan 
	pertenecen a los que le pagan. 
	 
	
	Cuando en 1966 consiguió, por primera vez, la 
	nominación republicana como candidato a gobernador de California, Ronald 
	Reagan, el más conservador entre los conservadores, se distanció del ala 
	dura y puso a la gente de Rockefeller como sus consejeros.
	
	Es totalmente aterrador pensar que los miembros del Club Bilderberg son una 
	fuerza omnipotente ya que no tienen oposición. Después de ser destronada, 
	lady Thatcher le confesó a Jim Tucker, de la revista The Spotlight, 
	que ella consideraba que ser denunciada por el Club era todo un «tributo», 
	porque ni Gran Bretaña ni ningún otro país deberían entregar su soberanía.
	
	 
	
	Sin embargo, se puede decir que lady Thatcher 
	tiene suerte de seguir con vida. No se puede decir lo mismo del destino de 
	Aldo Moro, primer ministro italiano, o de Ali Bhutto, presidente de 
	Pakistán, como veremos a continuación.
	 
	
	
	El asesinato de Aldo Moro
	En 1982, John Coleman, un ex 
	funcionario de Inteligencia con acceso a las más altas esferas del poder, 
	demostró que el primer ministro italiano Aldo Moro, «un miembro leal 
	del Partido Democristiano que se oponía al crecimiento cero y a las 
	reducciones de población planeadas para su país», fue asesinado por órdenes 
	del 
	Grupo Masón P2, con el objetivo de alinear 
	Italia al 
	Club de Roma y al
	
	Bilderberg. 
	 
	
	El país transalpino debía ser desindustrializado 
	y ver reducida su población. Coleman afirma en su libro que los 
	globalizadores querían usar Italia para desestabilizar Oriente Medio, su 
	principal objetivo: 
	
		
		«Los planes de Moro para estabilizar Italia 
		a través del pleno empleo y la paz industrial y política habrían 
		reforzado la oposición católica al comunismo y hecho mucho más difícil 
		la desestabilización de Oriente Medio.»
	
	
	Coleman describe en su libro, con mucho detalle, 
	aquella secuencia de eventos que paralizaron a la nación italiana; cómo Moro 
	fue secuestrado por las Brigadas Rojas en la primavera de 1978 a plena luz 
	del día para después ser brutalmente tiroteado junto a sus guardaespaldas.
	
	 
	
	El 10 de noviembre de 1982, Corrado Guerzoni, 
	un buen amigo del primer ministro asesinado, declaró en el juicio que Moro 
	había sido, 
	
		
		«amenazado por un agente del Royal 
		Institute for International Affairs (RILA)», miembro también del 
		Club, «mientras esa persona todavía era secretario de Estado de Estados 
		Unidos».
	
	
	Coleman explica también cómo en el juicio a los 
	miembros de las Brigadas Rojas, 
	
		
		«varios de ellos declararon que sabían que 
		importantes personalidades de Estados Unidos se hallaban implicadas en 
		el complot para matar a Moro».
	
	
	En junio y julio de 1982, da viuda de Aldo Moro 
	declaró que el asesinato de su marido se produjo tras unas amenazas llevadas 
	a cabo por "una figura de la política americana de alto rango". 
	 
	
	Cuando el juez le preguntó en qué consistía la 
	amenaza, la señora Eleanora Moro repitió la misma frase que Guerzoni 
	atribuye a Kissinger en su testimonio: 
	
		
		"O abandonas tu línea política o lo pagarás 
		con tu vida." 
	
	
	En una de las páginas más escalofriantes de su 
	libro, Coleman escribe lo siguiente: 
	
		
		"El juez le preguntó a Guerzoni si podía 
		identificar a la persona de la que hablaba la señora Moro. Guerzoni 
		contestó que se trataba de Henry Kissinger, como ya había 
		declarado"» .
	
	
	¿Por qué querría un diplomático estadounidense 
	de alto rango amenazar a un político de una nación independiente europea?
	
	 
	
	La respuesta es que, obviamente, Kissinger no 
	estaba representando los intereses de Estados Unidos, sino que «actuaba 
	siguiendo instrucciones» recibidas por parte del Grupo Bilderberg.
	 
	
	El testimonio de Guerzoni, potencialmente dañino 
	para las relaciones entre Estados Unidos e Italia, fue instantáneamente 
	emitido en toda Europa Occidental el mismo 10 de noviembre de 1982. 
	
	 
	
	Katherine Graham, directora del 
	Washington Post y C. L. Sulzberger, del New York Times, 
	recibieron instrucciones de la Fundación Rockefeller para suprimir esa 
	información en todo Estados Unidos. Ninguna televisión estimó que la noticia 
	mereciera la atención del público, aun cuando Kissinger era acusado de unos 
	crímenes gravísimos. 
	 
	
	Come veremos en el capítulo 2 sobre el CFR, todo 
	esto no debe sorprendernos; Las noticias que los estadounidenses obtienen de 
	la televisión, los periódicos y la radio están controladas por el entramado 
	Bilderberg/CFR.
	
	El 17 de diciembre de 1981, el general del ejército de Estados Unidos, 
	James L. Dozier, el oficial de más alto rango del cuartel general de la 
	OTAN en Verona, Italia, fue secuestrado por terroristas de las Brigadas 
	Rojas. El 28 de enero de 1982 fue liberado por un equipo de carabineros de 
	élite de una «prisión popular» de Padua. Dozier tiene órdenes de no revelar 
	lo que sucedió. 
	 
	
	Si se decidiese a hablar, sin duda sufriría el 
	mismo destino que el primer ministro.
	 
	
	
	Asesinato de Ali Bhutto (Pakistán)
	Aldo Moro no fue el único líder que 
	sufrió en sus carnes la ira de los bi1derbergers. Según John Coleman, 
	Kissinger también amenazó a Ali Bhutto, presidente de Pakistán. Por lo que 
	respecta al Orden Mundial, el «crimen» de Bhutto era mucho más serio que el 
	de Moro. 
	 
	
	Bhutto quería desarrollar armas nucleares como 
	arma disuasoria contra «las continuas agresiones israelíes en Oriente 
	Medio». 
	
		
		«Bhutto fue asesinado judicialmente en 1979 
		-escribe Coleman- por el representante del CFR en el país, el general 
		Zia ul Haq.» 
	
	
	Bhutto fue condenado por jueces de un Alto 
	Tribunal formado mayoritariamente por punjabis abiertamente hostiles a él, 
	especialmente el responsable de Justicia, Maulvi Mushtaq. Bhutto fue 
	condenado a la horca aun cuando el veredicto de la Corte Suprema fue de 
	cuatro a favor de la horca y tres a favor de la absolución inmediata. 
	
	 
	
	Más aún, fue la primera vez que se hada efectiva 
	una sentencia de muerte con un veredicto dividido y, menos aún, uno como 
	éste, que ganó por una justísima mayoría. 
	 
	
	Mohammad Asghar Khan, antiguo comandante 
	en jefe de las Fuerzas del Aire de Pakistán, escribió el 4 de abril de 2002 
	en un periódico paquistaní llamado Dawn: 
	
		
		«Fue improcedente que a pesar de las 
		apelaciones de la práctica totalidad de los jefes de Estado de los 
		países islámicos, fuese ejecutado. A quien debería haberse colgado es al 
		presidente actual de la Conferencia Islámica. Sin duda, debió de haber 
		alguna compulsión irrefrenable que lo llevó a dar ese paso sin 
		precedentes. Me pregunto cuál fue esa compulsión.»
	
	
	La investigación del doctor Coleman mostró años 
	más tarde que, 
	
		
		«Ul Haq pagó con su vida por intervenir en 
		la guerra con Afganistán. Su Hércules C-130 fue golpeado por ondas 
		eléctricas de baja frecuencia (ELF) poco después de despegar, lo que 
		produjo su colisión mortal».
	
	
	El Servicio Secreto turco advirtió al general Ul 
	Haq que no viajase en avión. El general invitó a un grupo de funcionarios 
	americanos entre los que se encontraba el general brigadier Herber Wassom 
	para que le acompañasen como «seguro de vida».
	
	En el libro de Coleman Terror in the skies (1989) se explica 
	gráficamente lo que ocurrió en los fatales segundos que precedieron al 
	accidente. 
	
		
		«Poco antes de que el C-130 de Ul Haq 
		despegara de una base militar de Pakistán, se vio a un sospechoso camión 
		en las inmediaciones del hangar del C-130. La torre de control advirtió 
		a la base, pero ya era tarde: el avión ya estaba en el aire y el camión 
		había desaparecido.»
		 
		
		«Unos minutos más tarde, el avión hizo un 
		rizo hasta que dio en el suelo, para explotar acto seguido en una 
		inmensa bola de fuego. No se explica que le pueda suceder algo así a un 
		avión de esas características. La investigación conjunta llevada a cabo 
		por Pakistán y Estados Unidos reveló que no había habido ningún error 
		mecánico o de estructura, ni tampoco fallo humano. “Rizar el rizo" es 
		una maniobra común en los casos de ataque por ELF - 
		
		extreme low frequency.»
	
	
	Bhutto fue asesinado porque si su programa de 
	energía nuclear hubiera tenido éxito, Pakistán se habría convertido en pocos 
	años en un estado industrializado moderno. Las ambiciones nacionalistas de 
	Bhutto eran una amenaza directa a la política de crecimiento cero propugnada 
	por el Bilderberg.
	
	El Sha de Irán Otro caso que necesita un análisis en perspectiva es la caída 
	del Sha de Irán, el advenimiento del ayatolá Jomeini y sus estudiantes del 
	Islam y el secuestro de los ciudadanos estadounidenses en la embajada de EE. 
	UU. en Teherán. La realidad es muy diferente de la ficción que nos contó la 
	prensa estadounidense controlada por el CFR/Bilderberg. De hecho, Jomeini 
	fue una creación de la VI División de Inteligencia Militar británica, 
	popularmente conocida como MI6.
	
	Las fuentes de Coleman fueron de inestimable ayuda para desvelar la 
	secuencia de acontecimientos que condujeron a que el Sha fuera primero 
	depuesto y después eliminado por el gobierno de Estados Unidos. Cuando 
	finalizó la investigación, la respuesta fue la más predecible: todo había 
	sido por causa de las drogas. El Sha había restringido el lucrativo comercio 
	británico de opio iraní. 
	 
	
	Según Coleman, «cuando el Sha se hizo con el 
	poder en Irán, la cifra de adictos al opio/heroína en el país era de un 
	millón».
	
	En el curso de su investigación, Coleman descubrió que, después de que 
	Jomeini ocupara la embajada americana en Teherán, 
	
		
		«el presidente Reagan no interrumpió la 
		venta de armas a Irán, aun cuando los rehenes estadounidenses se 
		consumían en cautividad». 
	
	
	¿Por qué? La respuesta es del todo lógica: por 
	el 
	comercio de drogas, más concretamente, de 
	opio. 
	
		
		«Si Estados Unidos hubiese cerrado el grifo 
		de las am1as, Jomeini hubiese acabado con el monopolio británico del 
		comercio de opio en su país.» 
	
	
	Según las estadísticas de las Naciones Unidas y 
	la Organización Mundial de la Salud, la producción de opio de Irán en 1984 
	excedía de 650 toneladas al año; como resultado de la ambivalente actitud de 
	Jomeini, la producción y el consumo de opio se elevó de manera exponencial 
	hasta llegar a los dos millones de adictos.
	
	En su libro, What Really Happened in Irán (Lo que sucedió realmente 
	en Irán), Coleman detalla cómo, 
	
		
		«el comercio de armas con Irán fue acordado 
		por Cyrus Vance, empleado del Club Bilderberg, y el doctor 
		Hashemi, estrechamente vinculado al Servicio Secreto de los Estados 
		Unidos. La fuerza aérea estadounidense empezó un inmediato suministro de 
		armas que no cesó ni siquiera durante la parte álgida de la crisis de 
		los rehenes. El ejército americano enviaba la mercancía desde sus 
		almacenes en Alemania, aunque también hubo envíos desde Estados Unidos, 
		que repostaban en las Azores».
	
	
	Éste es un buen ejemplo del poder del
	
	Gobierno en la sombra. Una entidad que 
	trasciende fronteras, regiones, culturas y leyes. La única ley es la del 
	Nuevo Orden Mundial. 
	 
	
	El presidente Cárter, demócrata, y el 
	presidente Reagan, conservador, siguieron los dictámenes del poderoso 
	Club Bilderberg. Si hubiesen desobedecido, habrían sufrido, como veremos a 
	continuación, consecuencias similares a las que se cernieron sobre dos 
	presidentes: Kennedy, demócrata, y Nixon, conservador.
	
	En lo que respecta a la política y las finanzas, el periodista Jim Tucker 
	es categórico sobre el hecho de que, 
	
		
		«Bilderberg se halla en lo más alto de la 
		pirámide. Es el ojo que todo lo ve, encargado de construir un Nuevo 
		Orden Mundial». 
	
	
	Este sistema de gobierno único, que se mueve en 
	las sombras, emplea un lenguaje florido que habla de «la aldea global», pero 
	sólo pretende poner en manos de unos pocos todo el poder político y 
	económico del mundo.
	
	¿Debe sorprendemos entonces que el Nuevo Orden Mundial intente con tanto 
	ahínco eliminar todas y cada una de las constituciones existentes sobre la 
	Tierra?
	
	El Nuevo Orden Mundial y el Watergate Como veremos a continuación, en el 
	caso Watergate hay una Tremenda confusión de identidades y la justicia 
	brilla por su ausencia. La verdad detrás del asunto nunca ha sido revelada 
	porque los culpables son los mismos que causaron la caída del Sha, la guerra 
	de las Malvinas, la muerte de Aldo Moro y la de Ali Bhutto. 
	 
	
	Nixon no hizo un uso ilegítimo de sus poderes 
	como presidente. Al contrario de lo que siempre ha afirmado el Washington 
	Post, no hubo ninguna «evidencia» de que Nixon abusase de su poder. Si 
	cometió algún crimen fue no defender la Constitución de los Estados Unidos 
	de América, tal y como juró en la ceremonia de posesión de su cargo. 
	
	 
	
	Para ello hubiese tenido que proceder contra 
	Katherine Meyer Graham, directora del Washington Post, y contra Ben Bradley, 
	editor jefe, por conspiración e insurrección. En su libro, 
	Conspirators'Hierarchy: The Story of the Committee of 300, John Coleman, 
	funcionario de inteligencia con acceso a los documentos más confídenciales 
	del mundo, como ya he dicho, afirma que Katherine Graham asesinó a su 
	marido Philip L. Graham, un suceso clasificado oficialmente como «suicidio» 
	por el FBI. 
	 
	
	El hecho de que una acusación tan grave como ésa 
	no fuese jamás contestada en los tribunales, especialmente en un país tan 
	litigante como Estados Unidos, es prueba suficiente de que Katherine 
	Graham (miembro del Club Bilderberg, del CFR y de la Comisión 
	Trilateral, además de multimillonaria), era consciente de que no hubiese 
	podido convencer nunca a un jurado, compuesto por «la sucia masa» que tanto 
	desprecian los globalizadores, de que John Coleman la había difamado.
	
	Según fuentes presentes en las reuniones de Bilderberg durante la década de 
	1970, el papel del Washington Post era mantener la atención sobre Nixon con 
	una «revelación» después de otra, y engendrar un clima de desconfianza 
	pública hacia el presidente, aun cuando «no hubiese ni un ápice de evidencia 
	que apoyase tales acusaciones» .
	
	El caso Watergate muestra el inmenso poder que tiene la prensa o los que 
	controlan los medios de comunicación estadounidenses, es decir, el CFR, del 
	que hablaremos ampliamente en el capítulo 2. 
	 
	
	La fabricada crisis del Watergate hirió de 
	muerte a la Oficina de la Presidencia y asaltó las instituciones sobre las 
	que se levanta la República de los Estados Unidos. Todo ello, debidamente 
	planificado por los miembros del Club y el Nuevo Orden Mundial. Una 
	Norteamérica fuerte e independiente, con un jefe de Estado incorruptible, 
	hubiese hecho irrealizables los planes del Nuevo Orden Mundial de 
	conquistarlo todo. 
	 
	
	Otros traidores fueron.
	
		
			- 
			
			Morton H. Halperin, miembro senior del 
			CFR, Brookings Institution y director del Consejo de Planificación 
			Política para la Seguridad Nacional, institución a favor del Orden 
			Mundial
 
			- 
			
			Daniel Ellsberg, autor de los papeles 
			del Pentágono (véase más adelante para más detalles)
 
			- 
			
			David Young, jefe de los famosos 
			«fontaneros» del Gobierno, agentes que trabajaban para la Unidad de 
			Investigaciones Especiales de la Casa Blanca, creada por Nixon, esto 
			es, por Kissinger con dinero de Pennzoil y otros socios de George 
			Bush. 
 
		
	
	
	Después de hacerse público el escándalo, Nixon 
	fue obligado a dimitir por causa de unas grabaciones en las que hablaba de 
	frustrar las investigaciones del Watergate. Fue David Young, que trabajó 
	para los Rockefeller y fue designado por Kissinger, quien hizo las 
	grabaciones que fueron reveladas por Butterworth, el vínculo de la Casa 
	Blanca con el servicio secreto dirigido por Kissinger. 
	 
	
	Así mismo hay que incluir a James McCord, ex 
	agente de la CIA y del FBI, director de Seguridad del Comité para la 
	Reelección del presidente Nixon, responsable de dejar, accidentalmente, la 
	tristemente famosa cinta magnetofónica en una puerta del edificio Watergate 
	que alertó a un guardia de seguridad. McCord fue detenido la noche del robo 
	junto con otros cuanto hombres. Fue condenado por seis cargos. 
	 
	
	Más tarde, escribiría una carta a John J. 
	Sirica, el juez del caso Watergate, afirmando que se había cometido 
	perjurio. Las alegaciones de McCord de que la Casa Blanca sabía del 
	allanamiento y que intentó esconderlo fueron cruciales para que las 
	investigaciones siguiesen adelante. 
	 
	
	También Joseph Califano, consejero legal 
	de la Convención Nacional Demócrata y uno de los lacayos de la reina de 
	Inglaterra de mayor poder en Estados Unidos, así como también el célebre 
	profesor 
	Noam Chomsky del IPS, Instituto de 
	Estudios Políticos, pues uno de los principales objetivos del IPS, diseñado 
	por el 
	Instituto Tavistock, era extender los 
	«ideales» del socialismo nihilista de izquierdas como movimiento base en 
	EE.UU. a fin de crear caos y malestar; y los funcionarios de la CIA 
	que fueron a la vivienda de McCord, espía del Watergate, para quemar todos 
	sus documentos.
	
	El Watergate demuestra, una vez más, que el Club Bilderberg ejerce un 
	control total sobre Estados Unidos.
	
	Los dos nombres que faltan de la lista son los más viles traidores de 
	Estados Unidos, culpables de la más alta sedición. Uno de ellos es el 
	general A1exander Haig. Este militar, arribista y trepador, que no ha 
	dirigido a un solo soldado en el campo de batalla, ha tenido «la carrera más 
	meteórica de toda la historia militar de Estados Unidos», dejando atrás a 
	más de 400 generales de diferentes países de la OTAN y Estados Unidos.
	
	 
	
	Todo gracias a los servicios prestados a un 
	gobierno paralelo e invisible que lo ha convertido en general de cuatro 
	estrellas.
	
	Haig es el producto de la Mesa Redonda, un grupo paralelo al de Bilderberg. 
	En su 
	Tavistock lnstitute: Sinister and Deadly, 
	el primer libro en hablar sobre los siniestros planes del principal 
	instituto de lavado de cerebro del mundo, John Coleman desvela los 
	acuerdos secretos entre el gobierno invisible, los políticos estadounidenses 
	y la Prensa sometida. 
	 
	
	Coleman escribe: 
	
		
		«Haig fue encontrado por el miembro de la 
		Mesa Redonda, Joseph Califano, uno de los estadounidenses en quien más 
		confía su majestad (la reina de Inglaterra). Califano, consejero legal 
		de la Convención Nacional Demócrata, había entrevistado en realidad a 
		Alfred Baldwin, uno de los espías del Watergate un mes antes de que el 
		allanamiento de las oficinas demócratas en el hotel Watergate tuviese 
		lugar. Califano fue lo suficientemente estúpido para escribir un 
		memorándum sobre su entrevista con Baldwin, en la que proporcionaba 
		información sobre McCord, otro de los espías, y por qué éste había 
		seleccionado a Baldwin para entrar en el "equipo".»
		
		«Aún más dañino, el memorándum de Califano contenía todos los detalles 
		sobre las transcripciones de las grabaciones entre Nixon y el comité de 
		reelección, todo ello antes de que ocurriese el allanamiento.» 
		
	
	
	Coleman concluye que «Califano debería haber 
	sido acusado por crímenes federales pero, en vez de ello, salió ileso de 
	toda su actividad criminal».
	 
	
	En 1983 le llegaron a Coleman unos manuales 
	secretos del Instituto Tavistock en los que se detallaba la metodología 
	usada para destruir al presidente Richard Nixon. De ahí salió el libro 
	The Tavistock lnstitute: Britain's Control of US. Policy.
	
	Coleman explica que, 
	
		
		«la manera en la que el presidente Nixon fue 
		primero aislado, rodeado de traidores y después, confundido, seguía al 
		pie de la letra el método Tavistock de obtener el control de una persona 
		desarrollado por el doctor Kurt Lewin, el principal teórico del 
		Instituto». 
	
	
	La caída del presidente Richard Nixon es un caso 
	de manual de la metodología de Lewin. La descripción de ese proceso que 
	Coleman encontró en estos manuales secretos decía: 
	
		
		«Una de las principales técnicas para romper 
		la moral a través de una estrategia de terror consiste en mantener a la 
		persona confusa acerca de lo que quiere y lo que puede esperar de las 
		circunstancias. Además, si se le aplican medidas disciplinarias severas 
		y promesas de buen trato al mismo tiempo, junto con noticias 
		contradictorias, la estructura cognitiva de la situación se vuelve 
		todavía más confusa. 
		 
		
		El sujeto ya no sabe qué plan lo lleva hacia 
		su objetivo o lo aleja de él. Bajo estas condiciones incluso las 
		personas con unos objetivos muy definidos y dispuestas a correr riesgos 
		se paralizan por los conflictos internos que sufren acerca de lo que se 
		debe hacer.»
	
	
	Así de exitosas eran las tácticas de terror y el 
	lavado de cerebro del Tavistock y así se pudo eliminar a todo un presidente 
	de Estados Unidos. Además, los estadounidenses empezaron a creer todas las 
	mentiras, distorsiones y pruebas falsas de los conspiradores cuando, de 
	hecho, 
	
		
		«el Watergate fue una mentira diabólica de 
		principio a fin».
	
	
	Nixon y sus dos ayudantes más cercanos, Haldeman 
	y Ehrlichnan, ignoraban absolutamente lo que estaba sucediendo. No eran 
	rivales a la altura de la fuerza combinada del Club Bilderberg, el RILA y el 
	Instituto Tavistock, bajo la dirección de la Inteligencia británica, el MI6 
	y, por lo tanto, la familia real británica (el Ml6 es el aparato de 
	Inteligencia que protege a la Corona británica. 
	 
	
	Su presupuesto anual es secreto y se mueve 
	alrededor de los 350-500 millones de dólares. Es significativo que el 
	Parlamento británico no tenga jurisdicción sobre el MI6). Haldeman y 
	Ehrlichman estaban completamente superados. 
	 
	
	Por ejemplo, ni siquiera sabían que, 
	
		
		«David Young, graduado en Oxford y empleado 
		de Kissinger a través de organizaciones como el Milbank Tweed, estaba 
		trabajando en los sótanos de la Casa Blanca, supervisando 
		"filtraciones"».
	
	
	La «confesión» de James McCord al juez Jolm 
	Sirica debería haber advertido a Nixon de que lo estaban golpeando desde 
	dentro. Pero un confundido y paralizado Nixon respondió perfectamente al 
	plan trazado por el Instituto Tavistock para romper la moral de una persona 
	siguiendo una estrategia de terror.
	
	El general Haig, al que se le dio un curso rápido en el Tavistock, 
	
	
		
		«jugó un papel fundamental en la estrategia 
		de confusión y lavado de cerebro del presidente Nixon, y, en efecto, fue 
		Kissinger quien dirigió la Casa Blanca durante ese período». 
	
	
	El «valiente» reportaje del Washington Post no 
	fue más que una completa mentira preparada por las fuerzas del Nuevo Orden 
	Mundial. La legendaria fuente «Garganta Profunda» no era sino el mismo Haig.
	
	
		
		Al equipo de periodistas, Woodward y 
		Bernstein, ambos miembros del CFR, les fueron dando toda la información 
		que publicaban. No hubo ninguna investigación ni ningún encuentro 
		secreto. El Washington Post, un importante miembro del comité director 
		del Club Bilderberg, el propio Club y el Comité de los 300, presionaron 
		a Nixon siguiendo a pies juntillas el manual del Instituto Tavistock.
	
	
	Coleman escribe que «por la insistencia del 
	RILA, Haig se hizo con el control del gobierno de Estados Unidos, la Casa 
	Blanca, después del golpe de estado de abril de 1973». 
	 
	
	En junio de 2005, el antiguo funcionario del 
	FB1 Mark Felt, de 91 años y mentor del periodista Bob Woodward, ha revelado 
	ser el verdadero «Garganta Profunda». Se trata, sin embargo, de un montaje.
	
	Haig colocó en los cien puestos más importantes de Washington a hombres del 
	Instituto Brookings, del Institute of Policy Studies y del CFR, quienes, 
	«como él mismo, estaban a las órdenes de un poder extranjero», es decir, a 
	las órdenes de aquellos que habían impuesto los intereses del orden mundial 
	global sobre los de los Estados Unidos de América.
	
		
		«La humillación de Nixon fue una lección y 
		una advertencia para el futuro presidente de Estados Unidos», para que 
		se le quitase de la cabeza que podía desafiar al Gobierno Mundial en la 
		sombra. Kennedy fue brutalmente asesinado «por la misma razón, a la 
		vista de todo el pueblo americano».
	
	
	Pero John Coleman y Lyndon LaRouche 
	(este último candidato demócrata a la presidencia en el pasado y editor de 
	la excelente Executive Intelligence Review [EIR]) llevaron a cabo su propia 
	investigación sobre el Watergate y los Papeles del Pentágono y llegaron a la 
	misma conclusión; el propósito de la humillación quedó mucho más claro en el 
	episodio de los Papeles del Pentágono y la subsiguiente «designación de 
	Schle-singer (en la comisión de la energía atómica) dentro de la 
	Administración Nixon, cuyo objetivo era detener el desarrollo de la energía 
	atómica». 
	 
	
	El lector ya habrá deducido que todo ello eran 
	factores claves para la desindustrialización de Estados Unidos, tal y 
	como planeaban el Club Bilderberg, el Club de Roma y el Comité de los 300.
	
	 
	
	John Coleman añade en Conspirators Hierarchy: 
	The Story of the Committee of 300 que,
	
		
		«en este punto se halla el inicio generador 
		de la recesión/depresión de 1991 que [ ... ] le ha costado el empleo a 
		treinta millones de estadounidenses».
	
	
	Según las fuentes de Inteligencia de Coleman, en 
	la primavera de 1970, William McDennott, del FBI, fue a ver al 
	principal encargado de la seguridad de Rand (el instituto del lavado de 
	cerebro de Estados Unidos), Richard Best, para advertirle que Daniel 
	Ellsberg había aparentemente «sacado de Rand estudios sobre Vietnam que esta 
	institución había llevado a cabo». 
	 
	
	En posteriores encuentros con el doctor Henry 
	Rowan, director de Rand - y mejor amigo de Ellsberg, cosa que no sabía el 
	FBI-, éste les dijo a Best y McDennott que estaba en marcha una 
	investigación del Departamento de Defensa y que «por ello recomendaba que el 
	FBI dejase de investigar a Ellsberg». 
	 
	
	De hecho, Coleman había descubierto que, 
	
	
		
		«no había ninguna investigación en marcha. 
		Ellsberg siguió manteniendo su capacidad operativa en Rand y continuó 
		copiando documentos sobre la guerra de Vietnam hasta que estalló todo el 
		asunto de los Papeles del Pentágono, lo cual golpeó duramente los 
		cimientos de la Administración Nixon».
	
	
	El segundo traidor era, como los lectores más 
	astutos habrán imaginado ya, el propio consejero de Seguridad Nacional de 
	Nixon, Henry Kissinger. A mediados de la década de 1970, el Club había 
	colocado a Kissinger en la dirección de un pequeño grupo compuesto por James 
	Schlesinger, Alexander Haig y Daniel Ellsberg. 
	
		
		«Cooperaba con este grupo el Instituto de 
		Estudios Políticos (IPS), con Noam Chomsky como principal teórico.»
		
	
	
	Los objetivos del IPS vienen dictados por la 
	Mesa Redonda británica y el Instituto Tavistock. Coleman explica en su libro 
	IPS Revisited que la principal agenda era,
	
		
		«crear la Nueva Izquierda, un movimiento de 
		base para engendrar conflictos y extender el caos, expandir los 
		"ideales" del socialismo nihilista ... y convertirse en el gran "azote" 
		del orden gubernamental y político de Estados Unidos», como factores 
		claves en la desindustrialización de ese país a través de la estrategia 
		de crecimiento cero postindustrial. 
	
	
	Cuando Kissinger fue colocado como consejero de 
	Seguridad Nacional, 
	
		
		«Ellsberg, Haig y Kissinger pusieron en 
		marcha el plan del RILA del Watergate para derrocar al presidente Nixon, 
		pues había desobedecido instrucciones directas», lo que quiere decir que 
		Nixon había declarado públicamente que no aprobaba el GATT o Acuerdo 
		General sobre Aranceles y Comercio, una afirmación que había enfurecido 
		a David Rockefeller. 
	
	
	El GATT se mostraría más tarde como una 
	auténtica erosión de la soberanía nacional de Estados Unidos y se halla en 
	el proceso de crear una destrucción total social, económica y cultural, tal 
	y como el Senado de Estados Unidos había advertido en 1994 a través del 
	millonario y miembro del Parlamento Europeo, sir James Goldsmith (que 
	murió repentinamente -y no sabemos si por casualidad- después de testificar 
	ante el Comité del Senado de Estados Unidos).
	
	De hecho, por órdenes de Andrew Schoeberg, presidente de la RI LA, la 
	sociedad secreta que controla la política exterior británica, Kissinger y su 
	personal recibían,
	
		
		«toda la información de inteligencia del 
		interior y exterior del país antes que el propio presidente; incluso la 
		información de la Quinta División del FBI, la más secreta». 
	
	
	No hay duda de que los dos hombres a los que 
	Nixon confiaba su vida, Haldeman y Ehrlichman, no entendían lo que estaba 
	pasando a su alrededor: el MI6 (el Instituto de Inteligencia británico), 
	tenía el control sobre toda la información que podía llegar al presidente 
	Nixon.
	
	Coleman concluye que «con estos metodos, Kissinger se impuso a la 
	presidencia de Nixon, y después de que Nixon fuese deshonrado y defenestrado 
	por el grupo de Kissinger, éste emergió con poderes enormes, como nunca se 
	había visto antes o después del Watergate».
	
	Con la dimisión de Nixon, el Club Bilderberg consiguió por fin tener a su 
	«presidente» en el cargo. Gerald Ford (perteneciente al Bilderberg y al CFR), 
	seda la nueva marioneta del Nuevo Orden Mundial movida por Hemy Kissinger, 
	agente de David Rockefeller, que a su vez estaba al servicio del Club y del 
	Comité de los 300.
	
	Poco después de la caída de Nixon, el nuevo presidente Gerald Ford 
	puso su sello de aprobación a la política exterior de Kissinger. 
	
	 
	
	Gary Allen, en su libro El expediente 
	Rockefeller escribe: 
	
		
		«El presidente Ford dio su aprobación a la 
		política exterior que había diseñado el secretario de Estado Henry 
		Kissinger. Su objetivo era establecer una suerte de Gobierno mundial 
		antes del final de la década de 1970. Mediante la demanda de una 
		estrategia global sobre los alimentos y el petróleo dentro de la 
		estructura de las Naciones Unidas, el presidente firmó su aceptación del 
		"nuevo orden internacional" que había estado persiguiendo Kissinger.»
	
	
	
	La creación de Bill Clinton
	Como anécdota final, cabe decir que 
	el presidente Bill Clinton fue «ungido» como candidato a la presidencia en 
	la conferencia de Bilderberg de 1991 en Baden-Baden, a la que asistió.
	
	 
	
	Lo que es completamente desconocido para la 
	mayor parte de los Estados Unidos y los medios de comunicación del mundo es 
	que Clinton hizo un inesperado viaje a Moscú directamente desde el encuentro 
	Bilderberg. El martes 9 de junio se entrevistó durante una hora y media con 
	el ministro del Interior soviético, Vadim Bakatin. 
	 
	
	El señor Bakatin, ministro en el condenado 
	gabinete del presidente Mijail Gorbachov, se hallaba inmerso en la 
	campaña de la enconada elección presidencial que tendría lugar sólo seis 
	días después. Pero, aun así, dedicó una hora y media de su apretada agenda 
	al desconocido gobernador de Arkansas. ¿Por qué?
	
	La carrera posterior del señor Bakatin puede damos una pista. Aunque 
	Gorbachov perdió las elecciones, Bakatin, considerado un «reformador», fue 
	recompensado por el presidente Yeltsin con un cargo preferente en la KGB. 
	Podría ser que el presidente Clinton fuese enviado directamente a Moscú por 
	el Club Bilderberg para conseguir que «enterrasen» los informes del KGB 
	sobre la juventud del propio Clinton y sus actividades en contra de la 
	guerra del Vietnam dos meses y medio antes de anunciar su candidatura a la 
	presidencia.
	
	Uno de los pocos periódicos estadounidenses que cubrió esta historia fue el 
	Arkansas Democrat, que la tituló «Clinton tiene un poderoso amigo en la 
	URSS: el nuevo jefe del KGB». 
	 
	
	No sorprenderá, por lo tanto, que, según fuentes 
	de la Inteligencia, el presidente Clinton, arropado por los bilderbergers, 
	prometiera al presidente Yeltsin que, después de haber ganado las elecciones 
	de los Estados Unidos, los barcos de guerra rusos obtendrían combustible y 
	otros privilegios portuarios en todas las zonas navales estadounidenses.
	
	Según Rick Lacey, 
	
		
		«los planes de los bilderbergers no se 
		limitan al establecimiento de un Nuevo Orden Mundial y el control 
		semisecreto, entre bastidores, de toda la humanidad. Sus planes incluyen 
		el dominio total del planeta, incluida su atmósfera, océanos, 
		continentes y todas las criaturas, sean grandes o pequeñas y ya 
		existentes o por crear».
	
	
	Samuel Berger, ex consejero de Seguridad 
	Nacional de Bill Clinton, dijo recientemente en el Instituto Brookings que,
	
	
		
		«la globalización económica, cultural, 
		tecnológica y política, no es una elección. Es un hecho que ya está 
		sucediendo. Es una realidad que avanzará inexorablemente, con o sin 
		nuestra aprobación. Es un hecho que a veces ignoramos con el 
		consiguiente peligro para nosotros».
	
	
	Eso es cierto. Como me dijo una vez Jim Tucker,
	
	
		
		«Dios puede haber creado el universo pero, 
		en lo que respecta al planeta Tierra, el mensaje del Club Bilderberg a 
		Dios es sencillamente éste: "Gracias, pero a partir de ahora nos 
		encargaremos nosotros"».
	
	
	
	El Club Bilderberg - desenmascarado
	Por otra parte, Thomas Jefferson, uno 
	de los padres fundadores de la democracia de Estados Unidos, lo definía de 
	la siguiente manera: 
	
		
		«Ciertos actos de tiranía pueden adscribirse 
		a la opinión accidental de un día; pero toda una ser1e de opresiones que 
		empezaron en un período concreto y que se mantuvieron inalterables con 
		todos los ministros [presidentes] existentes, demuestran demasiado 
		claramente que existe un plan sistemático y deliberado para reducimos a 
		la esclavitud.»
	
	
	Esta estrategia corporativa en su forma global 
	es, en palabras que pronunció 
	
	David Rockefeller en el encuentro 
	Bilderberg de junio de 1991 en Baden-Baden, Alemania, 
	
		
		«La soberanía supranacional de una élite 
		intelectual y banquera es absolutamente preferible a la 
		autodeterminación nacional practicada durante los siglos pasados.»26
		
		«Tal estructura funciona mediante los mismos mecanismos financieros y 
		comunicativos que pusieron a Tony Blair y George Bush Jr. en el poder 
		dándoles la mayoría de votos. Las corporaciones transnacionales han 
		llevado a cabo una publicidad muy potente y han financiado a estos 
		líderes políticos, para asegurarse la cautividad de los Estados. Los 
		Gobiernos ya no pueden gobernar para el interés común sin infringir las 
		nuevas leyes de comercio e inversión que sólo benefician a las 
		corporaciones trasnacionales», como se lee en 
		
		Why is there a war in Afghanistan?, 
		de John McMurtry, en el Forum sobre cómo debería responder Canadá 
		al terrorismo y a la guerra, 9 de diciembre de 2001.
	
	
	Lo que me sorprende más es ¿por qué los demás no 
	ven este peligro? ¿Se debe a que el conocimiento conlleva una 
	responsabilidad y clama por una respuesta decisiva? 
	 
	
	Si somos conscientes de que, de hecho, existe un 
	poder mucho más potente que la presidencia elegida democráticamente, una 
	autoridad «moral» más poderosa que el Papa, más omnipotente que 
	Dios, un poder invisible que controla el aparato militar mundial y el 
	sistema de inteligencia, que controla el sistema bancario internacional, que 
	controla el sistema propagandístico más eficiente de la historia, debemos 
	concluir forzosamente que la democracia es, en el mejor de los casos, una 
	ilusión, y, en el peor, el preludio de una dictadura que se conocerá como
	
	Nuevo Orden Mundial que nos conducirá a una esclavitud total.
	
	Michael Thomas, un banquero de inversiones de Wall Street, que 
	alcanzó fama mundial como escritor y como el analista más incisivo de la 
	etapa Reagan-Bush dijo en una ocasión: 
	
		
		«Si los bilderbergs parecen ahora más 
		discretos que nunca, es, entre otras razones, porque sus propuestas 
		llevadas a cabo por sus serviles agencias, como el Fondo Monetario 
		Internacional y el Banco Mundial, han causado más devastación en los 
		últimos años que todos los desastres de la Segunda Guerra Mundial 
		juntos.»
		
		«El funesto resultado - escribe el ex periodista de la BBC, Tony 
		Gosling - es una visión de la democracia occidental subvertida, en 
		la que las personas que toman las decisiones se ponen de acuerdo no para 
		cosas que son importantes para la gente ordinaria - justicia social, 
		interés común y calidad de vida - sino para reforzar la austeridad 
		económica y conseguir aún mayores ganancias para la élite empresarial y 
		política.»
	
	
	Con toda la evidencia en sus manos, la mayoría 
	aún cree que «tiene demasiados problemas personales para molestarse con 
	teorías conspirativas». Eso es exactamente lo que el Tavistock perseguía.
	
	 
	
	Acorralados por el caos, reaccionamos como lo 
	hizo Nixon cuando fue aislado, confundido y después destruido por los 
	planificadores de la globalización. 
	 
	
	Desmoralizados y confusos, con poca autoestima, 
	con un futuro incierto, la gente es mucho más proclive a aceptar la 
	aparición repentina de un «mesías», un Nuevo Orden que promete la 
	eliminación de las drogas, la pornografía, la prostitución infantil, el 
	crimen, las guerras, el hambre y el sufrimiento, y que garantiza una 
	sociedad bien ordenada en la que la gente vive en armonía.
	
	El problema es que esa nueva «armonía» devorará nuestras libertades, los 
	derechos humanos, nuestro pensamiento independiente y su mera existencia. 
	«Armonía» significará una sociedad del bienestar que nos convertirá en 
	números dentro del, enorme sistema burocrático del Nuevo Orden Mundial.
	
	 
	
	Los no conformistas, como yo mismo, seremos 
	barridos con la simple pulsación de una tecla de ordenador, internados en 
	uno de los más de 600 
	campos de concentración que ya están en pleno 
	funcionamiento en la actualidad en los Estados Unidos, a no ser 
	que la gente del mundo libre (o lo que queda de él), la «resistencia leal», 
	se levante para defender los ideales nacionales, en vez de dejarlos en manos 
	de los gobiernos, los representantes de la Comisión Europea, las Naciones 
	Unidas y la realeza, que ya nos han traicionado.
	
	Esos elegantes y siempre correctos miembros de las
	
	familias reales europeas, sus educadas 
	damas y gallardos caballeros que han trocado sus reales vestiduras por 
	trajes de tres piezas son, en realidad, completamente despiadados. Usarán el 
	sufrimiento de las naciones y su riqueza para proteger su privilegiada forma 
	de vida. 
	 
	
	Estas fortunas de la aristocracia están,
	
		
		«inextricablemente relacionadas y 
		entretejidas con el
		
		tráfico de drogas, oro, diamantes y 
		armas, con los bancos, el comercio y la industria, con el petróleo, los 
		medios de comunicación y la industria del entretenimiento».
	
	
	¿Cómo podemos verificar estos hechos? Es 
	virtualmente imposible penetrar en el Club Bilderberg. 
	 
	
	Algunas de las pruebas no están a nuestro 
	alcance porque la infom1ación sale directamente de los archivos de 
	inteligencia y sólo una minoría privilegiada puede verlos. No espere nunca 
	que los medios de comunicación mencionen la conspiración en los telediarios 
	de la noche. La prensa está totalmente bajo el control de las hermosas damas 
	y caballeros que dedican la mayor parte de su tiempo a empresas 
	filantrópicas. 
	 
	
	La mayoría de la gente cree que, como no puede 
	ver una motivación detrás de las cosas que he descrito, como todo esto no 
	aparece en las noticias, debe de tratarse de una más de las muchas teorías 
	de la conspiración a la que despreciar, frecuentemente ridiculizar y 
	finalmente rechazar. La gente quiere pruebas definitivas yeso es lo más 
	difícil de conseguir. 
	 
	
	Eso es lo que el
	
	Instituto Tavistock ha hecho con la raza humana. 
	 
	
	El
	
	Nuevo Orden Mundial ha neutralizado la única amenaza real que las 
	«sucias masas», es decir, nosotros, hemos podido oponer a sus planes. Este 
	libro puede ser una excepción. Su objetivo es quitarle la máscara al 
	Nuevo Orden Mundial para mostrarlo como realmente es. En este libro hay 
	muchos documentos y fuentes que pueden verificar, al menos, parte de los 
	hechos y que dejarán al lector inteligente preguntándose si ahí detrás hay 
	más de lo que se ve a simple vista.
	
	La siguiente información es fruto de muchos años de investigación, de miles 
	de documentos y fuentes consultadas. 
	 
	
	Algunas personas increíblemente valientes han 
	arriesgado su vida (y otros han muerto intentándolo) para tener acceso a 
	parte del material en el que se detalla el terrible futuro que nos espera.
	
	
	Volver al Índice