El Apocalipsis de
Juan
EL SUPUESTO AUTOR del libro de Revelaciones era el amigo personal de
Jesús y discípulo, Juan (para que no sea confundido con San Juan
Bautista, una persona diferente). Juan parece haber sido uno los
discípulos más influyentes de Jesús, y un texto bíblico más temprano
que se atribuye a él, el Libro de Juan, parece llegar más cerca a
expresar las fuertes enseñanzas místicas de los que apoyaban a Jesús
y a la temprana iglesia cristiana. Por éstas y otras razones, el
nombre de Juan ha sido importante a los cristianos y a varias
organizaciones místicas. Talvez no es sorprendente, entonces, que el
nombre de Juan fuera escogido para expresar el Apocalipsis final y
más colorido de la Biblia.
El Libro de Revelaciones de San Juan es el quinto y último trabajo
atribuido a Juan en aparecer en el Nuevo Testamento. Algunos
estudiosos creen que el libro de Revelaciones fue escrito por Juan
mientras estaba viviendo en destierro en la isla griega de Patmos,
muchos años después de la crucifixión de Cristo. Otros están
convencidos que el discípulo Juan no fue el autor del libro de
Revelaciones, porque el libro de Revelaciones no fue descubierto
hasta aproximadamente doscientos años después de que Juan vivió.
Según lo que escribe José Free, en su libro, Arqueología e Historia
de la Biblia, las calidades lingüísticas del libro de Revelaciones
es inferior en algunas maneras, al Libro de Juan.
Se ha argumentado que si el libro de Revelaciones hubiera sido
escrito cinco años después del Libro de Juan por la misma persona,
el libro de Revelaciones debería ser lingüísticamente igual o
superior al trabajo más temprano. Otro punto es que el libro de
Revelaciones contiene expresiones del idioma hebreo que no fueron
usadas en las escrituras más tempranas de Juan. Por otro lado, las
similitudes importantes entre el libro de Revelaciones y otros
libros de Juan han sido notadas, sobre todo, en la repetición de
ciertas palabras y frases. Cualquiera que pueda ser la verdadera
autoría literaria del libro de Revelaciones, el impacto de este
trabajo ha sido mayor.
El Libro de Revelaciones es la cuenta en primera-persona de la
bizarra reunión del autor con una persona extraña que él creyó que
era Jesús. Sobre un período de un día o dos, el autor también se
encontró varias criaturas inusuales que le mostraron cuadros de
aterradores futuros eventos. Al autor le fue dicho por esas
criaturas que Satanás (el “anti-Cristo”) tomaría el mundo. Esto
sería seguido por la Batalla Final de Armagedón durante la cual que
los ángeles de Dios batallarían las fuerzas de Satanás. La Batalla
Final provocaría el destierro de Satanás de la sociedad humana y el
retorno triunfante (“Segunda Venida”) de Jesús para reinar sobre la
Tierra durante mil años.
El Libro de Revelaciones está escrito de una manera muy pintoresca.
Está lleno con complejos e imaginativos simbolismos. Porque los
cuadros revelados a Juan eran símbolos, el libro de Revelaciones
puede ser usado para predecir un Inminente “Fin del Mundo” en casi
cualquier época histórica. La profecía está construida para que los
símbolos puedan ser interpretados para representar cualquier evento
histórico que esté ocurriendo en el tiempo en que uno está viviendo.
Esto precisamente es lo que se ha hecho desde entonces con el Libro
de Revelaciones desde que este apareció, y todavía sigue haciéndose
hoy.
La pregunta es, ¿que causó las “visiones” del autor?” ¿Era locura?
¿Una propensión para contar cuentos altos? ¿O era algo más? El autor
parece bastante sincero como para obviar el engaño. Su manera
sincera de narración tiende a eliminar la locura como la respuesta.
Esto deja “algo más.” La pregunta es: ¿que?
Al analizar el texto del Libro de Revelaciones, descubrimos algo
bastante notable. Parece que el autor realmente había sido
narcotizado y, mientras estaba en ese estado narcotizado, le fueron
mostrados cuadros en un libro, por individuos llevando trajes
desgastados y poniendo una ceremonia para el beneficio del autor.
Permítanos mirar los pasajes del Libro de Revelaciones que hacen
pensar en esto.
Juan empieza su historia contando que él estaba en oración. De otra
extensa descripción, parece que él estaba dirigiendo sus rituales al
aire libre durante horas de luz del día. De repente, una voz fuerte
resonó detrás de él. La voz le ordenó que apuntara todo estaba a
punto de ver y oír, para enviar el mensaje a las siete iglesias
cristianas en Asia [Turquía].
Juan se dio la vuelta para ver quien estaba hablándole y, y mira,
allí él vio lo que él creyó que eran siete candelabros dorados.
Estando de pie entre los candelabros estaba una persona que el autor
describió:
. . .y en medio de los siete candelabros, vi a uno semejante al Hijo
del Hombre vestido con una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido
por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran
blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego;
y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un
horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra
siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y
su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. Cuando le
vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mi,
diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último...
LIBRO DE
REVELACIONES 1:13-17
Hay llamativas similitudes entre este nuevo “Jesús” y los “ángeles”
de edad espacial de las historias Bíblicas más tempranas. Por
ejemplo, el profeta Ezequiel también se había encontrado con
visitantes con los pies de bronce. El pasaje anterior de el Libro de
Revelaciones sugiere que el “Jesús” de Juan puede haber estado
vestido en un traje de una sola pieza que se extiende del cuello
hacia abajo a botas de metal o parecidas a metal.
*
*
El hecho de que el autor tomó a esta
criatura por Jesús podría ser
extensa evidencia de que el autor no era el discípulo original Juan.
Sin embargo, por conveniencia, continuaré refiriéndome al autor del
Libro de Revelaciones como Juan.
La cabeza de la criatura fue descrita como “blanca como lana, tan
blanco como la nieve,” indicando un tapado artificial de cabeza o
casco. La demanda de Juan que esta criatura tenía una voz “como el
sonido de muchas aguas,” es decir, retumbante y estruendosa, también
es recordativo de los ángeles de Ezekiel, y podría haber sido
causado por el retumbo de la maquinaria cercana o por amplificación
electrónica de la voz de la criatura. La “espada de dos-filos”
destacándose fácilmente de la boca de la criatura hace pensar en un
micrófono o cañería respiratoria.
Después de que Juan recobró su calma, “Jesús” le ordenó que apuntara
las misivas que quería enviar a varias iglesias cristianas. Esas
cartas constituyen los primeros tres capítulos del Libro de
Revelaciones. La fase más interesante de la experiencia de Juan
empieza entonces en el capítulo 4:
… y he aquí una perta abierta en el cielo; y la primera voz
que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te
mostraré las cosas que sucederán después de estas.
E inmediatamente yo estaba en el espíritu: y, he aquí, un trono
establecido en el cielo, y en el trono, uno (criatura) sentado. Y el
aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de
cornalina; y había alrededor del trono un arco iris semejante en
aspecto a la esmeralda. Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en
los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con
coronas de oro en sus cabezas.
Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono
ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus
de Dios. Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al
cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres
vivientes llenos de ojos delante y detrás. Y antes del trono había
un mar de vaso como cristal: y en medio del trono, y redondo sobre
el trono era cuatro bestias abatanan de ojos delante y atrás.
REVELACIÓN 4:1-6
En el pasaje anterior puede verse como el autor es llevado a través
de una puerta de alguna clase de avión y se encuentra cara a cara
con sus ocupantes, como contado por alguien incapaz de comprender la
experiencia. La cita contiene dos elementos especialmente
interesantes: primero, Juan dijo que una voz de arriba sonaba como
una trompeta hablando con él. Esto hace pensar en una voz que brama
fuertemente a través de un altavoz. Segundo, “los relámpagos y
truenos y voces” emitidas del “trono” sugiere que el trono tenía una
televisión o aparato de radio de alguna clase. Un humano moderno
podría describir bien la misma experiencia esta manera:
“Bien, sí, me alzaron a un cohete. Allí confronté a la tripulación
sentada en sus trajes blancos y cascos. Ellos tenían alguna radio o
recepción de TELEVISIÓN en marcha.”
La presencia de siete velas y siete lámparas indica que se había
preparado un ritual para el autor. El ritual estaba lleno de trajes,
teatro, y efectos de sonido—todos diseñados para impresionar
profundamente el mensaje.
Esto es lo que pasó cuando a Juan se le mostró el primer pergamino:
Y yo vi en la mano derecha del que se sentaba en el trono
un
pergamino escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz:
¿Quién es digno de
abrir el libro y desatar sus sellos? Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra,
podía abrir el libro, ni aun mirarlo. Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno
de
abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. Y uno de los ancianos me dijo:
No llores. He aquí que el León de la
tribu de Judá,
la raíz de David ha vencido para abrir el libro y
desatar sus siente sellos. Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes
(bestias),
y en medio de los ancianos estaba en pie un Cordero como
inmolado,
que tenía siete cuernos y siete ojos,
los cuales son los
siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Y vino y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en
el trono.
Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes
(bestias)
y los veinticuatro ancianos se postraron delante del
Cordero,
cada uno tenía arpas y copas de oro llenas de incienso,
que
son las oraciones de los santos. Y cantaban un nuevo cántico, diciendo:
Digno eres de tomar el libro
y de abrir sus sellos;
porque tu fuiste inmolado, y con tu sangre
nos has redimido para Dios,
de todo linaje y lengua y pueblo y
nación,
y nos has hacho para nuestro Dios reyes y sacerdotes,
y
reinaremos sobre la tierra. Y miré y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono,
y de los
seres vivientes, y de los ancianos;
y su número era millones de
millones que decían a gran voz:
El Cordero que fue inmolado es digno
de tomar el poder,
las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la
honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo,
y sobre la tierra, y debajo
de la tierra, y en el mar,
y a todas las cosas que en ellos hay, oí
decir:
Al que está sentado en el trono, y al Cordero sea la
alabanza,
la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los
siglos. Los cuatro seres vivientes (bestias) decían: Amén;
y los
veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros
y adoraron al
que vive por los siglos de los siglos.
REVELACIÓN 5:1-14
Los ancianos continuaron postrándose en momentos dramáticos a lo
largo de la ceremonia. Cada vez que lo hicieron, dejaron una
impresión real en Juan. Entre sus gritos de “Amén!” y ”Aleluya!”, al
autor se le dio la oscura tarea de apuntar todo lo que le estaba
siendo mostrado y enseñado.
Se ha señalado que la experiencia que Juan describió es idéntica al
ritual místico, sobre todo de iniciación en las enseñanzas de
una
sociedad secreta. Por esta razón, algunas personas creen que el
Libro de Revelaciones realmente es la descripción de una típica
ceremonia de iniciación de muchas organizaciones de la
Hermandad — típica aun hoy en día. Estas observaciones son bastante
significativas cuando se acoplan con la evidencia que la experiencia
de Juan tenía un elemento de ópera espacial. Revela
el continuado involucramiento Custodial en el misticismo de la Hermandad después
del tiempo de Cristo y muestra que los Custodios como la fuente
absoluta de las doctrinas apocalípticas.
En el pasaje anterior del Libro de Revelaciones, nosotros observamos
que Juan reaccionó con fuertes emociones a lo que estaba pasando
alrededor de él. Él era especialmente propenso a llorar con
relativamente poca provocación. Él parecía incapaz de distinguir
entre un ritual y la clara realidad. Esto plantea preguntas sobre su
estado mental. Una cuidadosa lectura del Libro de Revelaciones
indica que la mente de Juan puede haber sido influenciada por drogas
administradas a él por las criaturas. La psiquiatría moderna ha
descubierto que pueden usarse varias drogas para implantar mensajes
profundamente en la mente de una persona.
Esta técnica sirve hoy como herramienta de la inteligencia en los
Estados Unidos, Rusia, y en otras partes. La probable narcotización
de Juan es expuesta en el Capítulo 10 del Libro de Revelaciones. El
autor estaba aparentemente de nuevo en el campo preparándose para
conmemorar las últimas revelaciones de nuevo cuando un “ángel” voló
desde el cielo sosteniendo algo en su mano:
La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo y dijo: Ve y toma el
pequeño pergamino que está abierto en la mano del ángel que está en
pie sobre el mar y sobre la tierra. Y fui al ángel, diciéndole que
me diese el pequeño pergamino. Y el me dijo: Toma y cómelo; y te
amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.
Entonces tomé el pequeño pergamino de la mano del ángel y lo comí; u
era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido,
amargó mi vientre. Y el me dijo: Es necesario que profetices otra
vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.
REVELACIÓN
10:8-11
La mayoría del Cristianos creen que el pequeño pergamino ofrecido a
Juan era un documento real, cuyo contenido el autor mágicamente vino
a saber comiendo el pergamino. Nuestra pista es que probablemente
era papel, o algo más, saturado con una droga, lo que está claro en
el testimonio de Juan, que el sabor del pergamino era dulce pero
causó una reacción amarga en el estómago.
Interesantemente, una experiencia casi idéntica había sido reportada
por Ezequiel:
miré, y he aquí una mano extendida hacia mi,
y en
ella había un rollo de libro.
Y lo extendió delante de mi,
y estaba
escrito por delante y por detrás,
y había escritas en el
lamentaciones y penas y ayes.
Me dijo: Hijo de hombre, come lo que
hallas;
come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel.
Y abrí mi
boca, y me hizo comer aquel rollo
Y me dijo: Hijo de hombre,
alimenta tu vientre,
y llena tus entrañas de este rollo que yo te
doy.
Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel.
Luego me dijo:
Hijo de hombre, alimenta tu vientre,
y llena tus entrañas de este
rollo que yo te doy.
Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel.
Luego me dijo; Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel,
y
habla a ellos con mis palabras.
EZEKIEL 2:9-10, 3:1-4
Muchas personas creen equivocadamente que Juan realmente vio los
eventos históricos futuros que el profetizó en el Libro de
Revelaciones. Ha sido señalado por eruditos cristianos y no
cristianos que las “visiones” de Juan del futuro eran simples
ilustraciones dibujadas en pergaminos. Esto es especialmente
evidente en “la visión” de Juan de la Criatura con siete cabezas y
diez cuernos:
Me paré sobre la arena del mar
y vi subir del mar una
bestia que tenia siete cabezas y diez cuernos;
y en sus cuernos diez
diademas;
y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo.
REVELACIÓN 13:1
El hecho que palabras reales (nombres blasfemos) estuvieran escritas
en las cabezas de esta criatura revela que Juan estaba viendo una
ilustración con rótulos—muy parecido a los antiguos dibujos
animados. Aunque el autor no lo dice específicamente, es probable
que muchas otras “visiones” en los pergaminos fueron etiquetadas de
un modo similar.
No puede haber ninguna duda que, como literatura, el Libro de
Revelaciones es un trabajo vívido, dramático, y fuertemente
impactante. Sin embargo, como base para una filosofía religiosa,
tiene todas las trampas de los Apocalipsis que vinieron antes de
este. Como veremos, la profecía hecha en el Libro de Revelaciones se
ha cumplido por lo menos una media-docena de veces en la historia
mundial, completa, con catástrofe global seguida por “Segundas
Venidas.”
Ni una sola vez esto trajo como consecuencia mil años de paz y la
salvación espiritual. Todo lo que ha hecho es fijar el escenario para
la próxima catástrofe. Hoy, cuando nosotros estamos parados sobre un
masivo tonel de polvo nuclear, quizás es tiempo para reevaluar la
utilidad de la creencia apocalíptica antes que el mundo se sumerja
en todavía otra “batalla final.” Sí, salvación espiritual y mil años
de paz son metas que vale la pena tener, y hace mucho tiempo que ha
caducado, pero no hay necesidad de pagar el precio de un Armagedón
para lograrlos.
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Las Plagas de
Justiniano
Cuando DEJAMOS atrás el tiempo de Jesús y entramos en los años D.C.,
la historia se vuelve más firme y las personalidades entran en un
mejor enfoque. La documentación es mejor. Aun así, los mismos
patrones históricos que nosotros hemos estudiado continúan sin
disminuir. A aquellos que encuentran que lo que nosotros hemos visto
así a lo lejos es completamente increíble, yo sólo puedo compartir
ese sentimiento con plena empatía llena. La vista de la historia que
les estoy presentando parece exigir una comprensión de que los
factores que quedan al fondo del tumulto humano puedan ser factores
sumamente raros, y quizás por eso ello nunca ha sido resuelto.
Después de la vida de Jesús, la iglesia cristiana creció
rápidamente. En sus años tempranos, la Cristiandad atrajo que un
gran número de filántropos genuinos que se entusiasmaron por el
mensaje que Jesús intentó poner adelante. Los líderes cristianos
tempranos, a pesar de la influencia Esenia pudieron promover una
religión bastante benigna, con muchos beneficios. Jesús no había
fallado completamente. Los tempranos cristianos les dieron esperanza
a las personas, de poder lograr la salvación espiritual adquiriendo
conocimiento, comprometiéndose con conductas éticas, aliviándose a
través de la confesión de errores, y haciendo reparaciones para esas
transgresiones que causaban que una persona sufriera de culpa.
Dado el carácter benigno de la iglesia cristiana temprana, no
necesitaba un áspero código de ética. El castigo más severo que una
persona podría sufrir en la mayoría de las sectas cristianas en ese
momento era la excomunión, es decir, siendo expulsado. Eso fue
considerado un castigo muy severo, sin embargo (equivalente a
nuestra moderna pena de muerte), porque un individuo era considerado
condenado a la deterioración espiritual eterna si él o ella fueran
excomulgados. Un sacerdote fue obligado a hacer todo lo que pudo
para apelar a la razón de una persona antes de excomulgarlo. La
causa primaria para la excomunión era la conducta delictiva o
groseramente inmoral.
Por aproximadamente los primeros trescientos años de su existencia,
la Cristiandad seguía siendo una religión extraoficial y fue, a
menudo, perseguida. Varios líderes políticos eventualmente se
convirtieron y, bajo ellos, la Cristiandad empezó a cambiar. La
fundación humanitaria creada por Jesús se erosionó al volverse la
Cristiandad más política.
La transformación política de la Cristiandad obtuvo su primer gran
empujón en el Imperio romano Oriental, con la conversión cristiana
de su gobernante, Constantino el Grande. *
*
A finales del siglo 3 D.C., el emperador romano Diocletian designó
a tres Caesars adicionales (emperadores) para ayudarle a gobernar el
imperio romano. El imperio estaba dividido en divisiones orientales
y occidentales para conveniencia administrativa, cada uno con un
emperador separado. Sin embargo, de 324 a 337 D.C., Constantino
gobernó ambos el Imperio romano Oriental y Oriental como único
emperador.
Varios historiadores creen que Constantino ya estaba apoyándose en
la dirección de convertirse en cristiano, porque su padre era
monoteísta. Los contemporáneos de Constantino han notado, sin
embargo, que la verdadera conversión de Constantino vino como el
resultado de una visión reportada que el tuvo en 312 D.C. Se han
registrado varias cuentas diferentes de esa visión.
Según Sócrates que escribió sobre él en el siglo quinto D.C.:
Al
estar el marchando a la cabeza de sus tropas, una visión
preternatural transcendiendo toda descripción apareció ante él. De
hecho, a aproximadamente en ese tiempo del día, cuando el sol,
habiendo pasado el meridiano, empezó a inclinarse hacia el Oeste, él
vio un pilar de luz en forma de cruz en que estaba inscrito “en esta
conquista”.
La aparición de la señal lo impactó con asombro, y
dudando de sus propios ojos, él preguntó a aquellos a su alrededor
si ellos podían ver lo que hizo, y, cuando ellos declararon
unánimemente que sí podían, la mente del emperador fue fortalecida
por esta aparición divina y milagrosa. En la noche siguiente,
mientras dormía, él vio a Cristo, quien lo dirigió hacer una norma
[bandera] según el modelo que se le había mostrado, para usarlo
contra sus enemigos como garantía de victoria. Obediente a la orden
divina, él mandó a hacer una norma en forma de cruz que es
conservada en el palacio hasta este día...
La verdad de la visión de Constantino es disputada por aquellos que
lo atribuirían nomás a la fabricación de una leyenda. Otros podrían
ver la cruz aérea como un raro reflejo de la puesta de sol, seguida
por un sueño. Algunos teóricos, incluso, podrían defender que era
otra manifestación del fenómeno OVNI con sus continuos eslabones a
la religión apocalíptica. Cualquiera que sea la verdad de la
historia, la visión pretendida de Constantino de una luz luminosa en
el cielo, seguida por la apariencia de “Jesús” la noche siguiente es
declarado ser el evento que empujó a Constantino a los brazos de la
Cristiandad apocalíptica. Él emitió el famoso “Decreto de Milán”
un año después. El Decreto concedía oficialmente la tolerancia a la
religión cristiana dentro del Imperio romano, dándole fin a casi
tres siglos de persecución romana.
Constantino fue responsable de cambios significativos para la
Cristiandad. Era él quien emplazó, y a menudo asistió, al Concilio
de Nicea en 325 D.C. En ese momento, muchos cristianos, como los
gnósticos, se resistieron fuertemente a los esfuerzos de Constantino
y de otros para deificar a Jesús. Los Gnósticos vieron a Jesús
simplemente como un honesto maestro espiritual. El Concilio de Nicea
se reunió en principalmente para ponerle fin a tal resistencia y
crear una imagen divina de Jesús.
Con este propósito en la mente, el Concilio creó el famoso Credo de
Nicea, que hizo de la creencia de Jesús como “el Hijo de Dios” una
piedra angular de la fe cristiana. Para darle fuerza a éstos, a
menudo impopulares principios, Constantino puso el poder del estado
a la disposición de la recientemente “Romanizada” iglesia cristiana.
El reino de Constantino fue notable por otro logro. Marcó el
principio de la edad media europea.
Constantino se acredita de haber puesto el fundamento para la
servidumbre medieval y el feudalismo. Como en el sistema de hindú de
castas, Constantino hizo que la mayor parte de las ocupaciones
fueran hereditarias. Él decretó que los “coloni” (una clase de
trabajadores agrícolas arrendatarios) estuvieran permanentemente
atados a la tierra en la que vivían. Constantino “romanizó” la
Cristiandad (que vino a ser conocida como el Catolicismo Romano) y
su opresivo feudalismo causó que la Cristiandad se moviera
grandemente de las enseñanzas inconformistas (Maverik) de Jesús,
hacia un completo sistema Custodial.
Con el progreso del tiempo y al continuar haciéndose cambios
oficiales a la doctrina cristiana, surgieron dos nuevos crímenes:
En los días más
tempranos de la Iglesia, los líderes cristianos se sentían que las
personas sólo podían hacerse cristianos apelando a su razón, y que
nadie podía o debía ser forzado. Después de Constantino, los líderes
de las nuevas ortodoxias romanas tomaron una vista completamente
diferente. Ellos exigieron obediencia como un asunto de ley, y
creencia en base sólo a la fe, en vez de la razón. Con esos nuevos
cambios vinieron los nuevos castigos.
Ya la excomunión no era la penalidad más severa de la iglesia,
aunque todavía era practicada. Fueron aplicadas también sanciones
físicas y económicas. Muchos cristianos consagrados fueron
victimizados por las nuevas leyes, al no aceptar ellos las nuevas
ortodoxias romanas. Esas víctimas correctamente veían que la Iglesia
se estaba desviando de las verdaderas enseñanzas de Jesús.
Se les dio un nuevo gran empujón a las nuevas enseñanzas cristianas
del cuarto siglo D.C. por el Emperador romano Oriental Theodosius I.
Theodosius emitió por lo menos dieciocho leyes dirigidas a castigar
a esas personas que rechazaban las doctrinas establecidas por el
Concilio de Nicea. Él hizo de la Cristiandad la religión estatal
oficial, cerrando por la fuerza muchos templos paganos. Él pidió a
los ejércitos cristianos quemar la famosa Biblioteca de Alejandría,
que era un depositario mundial de libros y centro de aprendizaje.
La
Biblioteca de Alejandría contenía archivos que no tienen precio,
históricos, científicos, y literarios, recopilados de todo el mundo
en un período de sobre setecientos años. Aunque partes de la
biblioteca ya habían sido asoladas por guerras más tempranas, la
destrucción por el ejército de Theodosius borró lo que quedaba. Al
ser la mayor parte de los documentos únicos en su clase, se perdió
gran parte de las enseñanzas y de la historia registrada.
Las cosas continuaron empeorando. A la mitad del sexto siglo D.C.,
entró en vigencia la pena de muerte contra los herejes y paganos.
Una campaña de genocidio fue ordenada por el emperador romano
Oriental, Justiniano, para establecer más rápidamente las ortodoxias
cristianas. Solamente en el período Bizantino, fueron asesinadas un
estimado de 100,000 personas. Bajo Justiniano, la caza de herejes se
volvió una actividad frecuente y comenzó también la práctica de
quemar herejes en la hoguera.
Justiniano también presentó más cambios a la doctrina cristiana. Él
emplazó el Segundo Sínodo de Constantinopla en 553 D.C.
Aparentemente, El Sínodo no fue asistido ni sancionado por el Papa
en Roma. De hecho, en ese momento, muchos de los cambios a la
doctrina cristiana en el imperio romano oriental todavía no habían
alcanzado el Papado, aunque eventualmente lo haría. El Segundo
Sínodo emitió un decreto que prohibía la doctrina de las “vidas
pasadas,” o la “reencarnación,” aunque la doctrina era muy
importante para Jesús. El Sínodo decretó: Si cualquiera afirma la
fabulosa pre-existencia de las almas y se sometiera a la monstruosa
doctrina que le sigue, permítale ser anatema [excomulgado].
En deferencia a ese decreto, todas las referencias, menos las muy
veladas a la “pre-existencia” fueron sacadas de la Biblia. La
creencia en la preexistencia se declaró herejía. Se le dio mucha
fuerte a esta supresión a lo largo del mundo cristiano occidental y
en sus ciencias. La idea de la pre-existencia personal todavía sigue
siendo una herejía científica a un grado muy grande, en la religión
y la ciencia Occidental.
La Cristiandad fue amoldada como una poderosa institución bajo los
emperadores romanos Orientales. Verdadera según el patrón de la
historia, la Cristiandad, “Romanizada” era otra facción de la
Hermandad con la que podría contarse para batallar con otras
facciones de la Hermandad, ayudando a generar guerras sin fin entre
los seres humanos. La nueva Cristiandad ortodoxa fue posicionada en
oposición a todas las otras religiones, incluyendo las Escuelas de
Misterio Romano-Orientales que Justiniano prohibió.
Hemos observado un alud de eventos históricos, activado por la
visión de Constantino. Este período marcó uno de los episodios del
“Fin del Mundo” de la humanidad, resaltado por “visiones”
religiosas, genocidios cataclísmicos, y la creación de un nuevo
orden mundial social, prometedor, pero no cumplidor, Utopía. Otro
elemento importante del “Fin del Mundo” también estaba presente. El
impacto de una plaga masiva, acompañado por registros de raros
fenómenos aéreos.
Entre 540 D.C. y 592 D.C., cuando Justiniano estaba llevando a cabo
a sus “reformas” cristianas, una plaga bubónica envolvió al Imperio
romano Oriental y se extendió a Europa. La epidemia empezó dentro
del reino de Justiniano, por lo que fue llamada “la Plaga de
Justiniano.” La Plaga de Justiniano fue una de las plagas más
devastadoras de la historia, y muchas personas en el momento
creyeron que era un castigo de Dios. De hecho, la palabra “plaga”
viene de la palabra latina para “soplo” o “herida.” La Plaga ha sido
apodada como “la Enfermedad de Dios,” es decir, un soplo o herida de
Dios.
Una de las razones por la que se pensaba que la plaga venía de Dios
era la frecuente aparición de raros fenómenos aéreos, en conjunción
con los brotes de la plaga. Un cronista de la Plaga de Justiniano
fue el famoso historiador, Gregorio de Tours, que documentó varios
eventos raros de los años de la plaga. Gregorio informa que
justamente antes de que la Plaga de Justiniano invadiera la región
de Auvernia de Francia en 567 D.C., tres o cuatro luces brillantes
aparecieron alrededor del sol y los cielos parecían estar
incendiados.
Esto puede haber sido un efecto natural del sol; sin embargo,
también se vieron otros raros fenómenos celestiales en el área. Otro
historiador informó un evento similar veintitrés años después en
otra parte de Francia: Aviñón. “Las extrañas vistas” en el cielo y
la tierra, que fueron reportadas, eran a veces tan brillantemente
iluminadas por la noche, así como durante el día. Brevemente después
de esto, una desastrosa erupción de la plaga ocurrió allí. Gregorio
informó un avistamiento en Roma consistiendo de un inmenso “dragón”
que flotó a través de la ciudad y abajo, al mar, seguido
inmediatamente después por una severa erupción de la plaga.
Cosas informes escalofriantes sugieren lo inconcebible:
la Plaga de
Justiniano fue causada por agentes biológicos de guerra, diseminados
por naves Custodiales.
Sería una repetición de plagas similares
registradas en la Biblia y los textos de Mesopotámicos antiguos. Sin
embargo, para el tiempo de la Plaga de Justiniano, los Custodios
eran “invisibles.” Ellos estaban ocultos detrás de los secretos de
la Hermandad y velos de mitos religiosos, sin embargo, al parecer,
no estaban menos involucrados acerca de mantener oprimida a su raza
esclava. Veremos mucha más evidencia de actividad OVNI asociada con
las plagas en el próximo capítulo sobre la Muerte Negra.
Según la profecía apocalíptica, un evento como la Plaga de
Justiniano anuncia la venida de un nuevo “Mesías” o mensajero de
“Dios”. Efectivamente, tal figura llegó. Su nombre era Mahoma. Él
nació durante el reino de Justiniano, en un momento cuando la Plaga
todavía estaba arrasando. Proclamado, en la madurez, como el nuevo
“salvador,” Mahoma se volvió el líder de una nueva religión
apocalíptica monoteísta: el Islam.
Como Moisés y Jesús antes que él, Mahoma parece haber sido un hombre
sincero, no obstante, su nueva religión se volvió una facción que
creó nuevos “problemas” para que las personas lucharan eternamente
por esto.
Como Moisés y Jesús, Mahoma fue apoyado por la corrompida
Hermandad.
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