CAPÍTULO 21
Nuestro Futuro en las Estrellas
Así pues, los dioses partirán de la
humanidad - ¡algo penoso! - y solo los ángeles malvados
quedarán, quienes se entremezclarán con los hombres y conducirán
a los pobres desgraciados por la fuerza en una manera de
imprudente crimen, en guerras, y robos y fraudes, y todas las
cosas hostiles a la naturaleza del alma… La oscuridad será
preferida a la luz, y la muerte se pensará que es más provechosa
que la vida. … el piadoso será juzgado demente, y el impío
sabio,
el loco será juzgado
hombre valiente, y el
pícaro será estimado como bueno.
(Hermes Trismegistus, AD 150-270)
Un gran cambio vendrá a pasar, tal que ningún hombre mortal
habrá esperado.
El Cielo y el Infierno se confrontarán uno
a otro en esta lucha. Viejos estados perecerán, y la
luz y la oscuridad serán confrontadas una contra otra con
espadas, pero serán espadas de diferente clase. Con esas espadas
será posible cortar los cielos y partir la Tierra. Un gran
lamento vendrá sobre toda la humanidad, y como una pequeña parte
sobrevivirá a la tempestad, la pestilencia y el horror. Cuado la
Tierra esté completamente exhausta, y lo será muy pronto, la
progenie de los hechiceros atlantes, de nuevo buscarán una
transplantación a otra parte. Cada mundo al que ellos se unen
está siempre en infancia espiritual o intelectual, una condición
necesaria para prevenir su descubrimiento y facilitar la
ocultación.
(Pastor Bartholomaeus, 1638)
Si ellos pudieran encontrar un forma de
atravesar la
Puerta Estelar, van a desocupar la
Tierra en sus “arcas”, llevándonos a algunos de nosotros con ellos
para sembrar sus nuevos planetas hogar con más esclavos.
Space Shuttle
Atlantis
Si el lector no puede sentir por la
Tierra, ni incluso por la humanidad, talvez pueda sentir por sus
propios ancestros en particular, su propio linaje, aquellos abuelos
y abuelas que sudaron y perecieron como animales en los campos y en
las fábricas, en batallas y guerras, de pobreza y enfermedad, y
quienes, en su agonía, miraron hacia arriba al creador, preguntando,
¿Por qué? ¿Porqué?, ¿Porqué?
A fin de no olvidarnos de la completa tiranía que conocieron y
aguantaron nuestros ancestros, aquí están las palabras del Rey
Plantagenet Richard II, quien después de la Revuelta Campesina de
1381, amonestó a sus súbditos:
Dios omnipotente está
reuniendo en sus nubes a nuestro favor ejércitos de pestilencia,
y golpearán a vuestros hijos no nacidos y hasta los aún no
engendrados, que levantan sus manos vasallas en contra de mi
cabeza, y amenazan la gloria de mi preciosa corona… Miserables,
detestables por tierra y por mar, buscaréis igualdad con los
Señores, y no sois dignos de vivir. Dadle este mensaje a
nuestros colegas rústicos, que rústicos sois todos aún.
Permanecerías atados, no como antes,
sino incomparablemente más duro. Ya que mientras vivimos nos
esforzaremos para suprimiros a vosotros y vuestra miseria será
un ejemplo para la posteridad. Sin embargo, salvaremos vuestras
vidas si permanecéis fieles, así, pues, escoged ahora que curso
queréis seguir.
La terminología del rey es fascinante
respecto a su tesis actual.
Pero a esta clase de mentalidad, nosotros respondemos con la
exhortación de uno de los más grandes humanitarios que este planeta
haya conocido,
Percy Bysshe Shelley:
¡Levantaos!
como leones después de dormir en número invicto
Sacudid vuestras cadenas a tierra como el rocío
El cual en vuestro sueño cayó sobre vosotros
Vosotros sois muchos – y ellos son pocos
¿Porqué, nos preguntamos, tal
encarnación de gentileza y amor dice que la libertad llega al hombre
cuando, don sus propias palabras, el último monarca es estrangulado
con los intestinos del último sacerdote?. ¿Porqué?
Porque, al contrario de muchos, él era sin duda alguna, el legado
del terror y el crimen que ha sido perpetrado por los enemigos de
toda la humanidad. El no ha olvidado las penurias de sus ancestros,
o de los suyos, ni estaba cegado por las atrocidades de su propio
tiempo.
Nuestros antepasados han luchado la buena lucha en edades ahora
olvidadas, y dieron sus vidas y libertades para erradicar al
enemigo. Ellos aguantaron paroxismos terrestres de inimaginables
proporciones, hambrunas, plagas, masacres e inquisiciones, impuestas
sobre ellos por los tiranos.
Cada acontecimiento está grabado en las memorias raciales, en el
ADN de cada persona viviente ahora.
Nada puede ser traído a un fin en el
inconsciente, nada es pasado u olvidado.
(Sigmund Freud)
Todavía somos víctimas de tiranos y de
la tiranía de nuestra propia ignorancia y complicidad. Estamos
comprometidos en un sangriento Armagedón, pero somos bastante
inconscientes de quien es el enemigo, que armas están usando y que
es lo que persiguen. Algunos se preguntan porqué las cosas están tan
mal, porqué los “buenos” parecen tan desamparados y porque parecen
terminar en sepulcros prematuros.
La respuesta a esto y a nuestro dilema general puede ser
proporcionado por cualquiera que entienda los principios del juego
de ajedrez. Un maestro de ajedrez le dará a su audiencia estudiante
cuatro piezas de consejos de cual nosotros podemos aprender. El dirá
que lo primero que se necesita es un sentido de paciencia. A
continuación dirá que un sentido de sincronización es esencial.
Luego viene el conocimiento del oponente, y finalmente, el
remachador, la buena voluntad de hacer cualquier sacrificio para
ganar. Ahora podemos ver porqué tenemos problemas, ¿verdad? Los
buenos no tienen paciencia, ningún sentido de sincronicidad, cero
conocimientos del oponente, y por su inherente moralidad, no son
capaces de hacer los sacrificios necesarios. Compare esto con el
enemigo.
Ellos tienen una paciencia sin fin, con estrategias que duran
milenios. Tiene un excelente sentido de sincronización, moviéndose
en etapas graduales mientras planean un largo camino por delante.
Tienen un intenso conocimiento de nosotros, y lo más importante, no
vacilan ni un poquito para hacer cualquier y todos los sacrificios
necesarios.
De hecho, esto es exactamente lo que han estado haciendo.
El Hombre nace libre, y sin embargo,
por todas partes está encadenado.
(J. J. Rousseau)
Una vez esté abierto el portal
galáctico, el planeta Tierra y sus habitantes estarán completamente
condenados. Estos alienígenas no tienen amor por nosotros, no les
importa su planeta anfitrión, y, al aparecer, incinerarían el lugar
entero y a la humanidad entera por medio de tecnología
HAARP y microondas, que ya están montadas en satélites.
También pudieran usar armas químicas que no dejarían ni una persona
o criatura de pie.
Con todos los esfuerzos puestos en la
visión remota, la
nanotecnología, realidad virtual, manipulación subatómica,
microondas, silicón,
alimentos genéticos,
clonación,
armas químicas y bacteriológicas,
cibernéticas,
vacunas,
enfermedades diseñadas, y la red
mundial, se presenta un triste cuadro para la humanidad.
Nuestro poder científico ha
sobrepasado nuestro poder espiritual. Tenemos misiles conducidos
y hombres mal conducidos.
(Martin Luther King, Jr.)
…los gastos militares combinados de todos los gobiernos
mundiales, en 1987 fueron tan grandes, que todos los programas
sociales de las Naciones Unidas podrían ser financiados durante
trescientos años por estas cantidades.
(William H. Koettke, The Final
Empire)
El beneficio para la persona ordinaria,
de todos estos gastos e industrias es virtualmente no-existente,
excepto a nivel utilitario usual. Si alguien está interesado en
saber cómo la dinámica existencial o constitución metafísica de
cualquier agencia llega a la ruina, solamente observe cuánto de lo
que es natural e inherentemente bueno y normal está perdido para
siempre.
Luego observe la manera en la cual es quitado. Identifique la causa
o a los culpables, y luego, si existe el deseo, haga algo al
respecto, sin vacilación, debilidad o miedo, y si otros ayudan o no.
Todo lo que es bueno ha sido y seguirá siendo sistemáticamente
quitado de nuestros ambientes interior y exterior.
Porque, así como un virus penetra la célula viva, así estos seres
alienígenas, penetraron nuestro planeta hace mucho.
Podría ser en corto plazo que nosotros, los anfitriones, seamos
completamente destruidos y que aquellos, que causan nuestro
lastimoso fin, extiendan sus alas y se remonten hacia el cielo una
vez más.
Luchamos, no solo contra carne y sangre,
sino contra principados,
contra poderes, en contra de la oscuridad de este mundo,
contra la maldad espiritual en altos lugares.
(Efesios 6:12)
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