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			por Eduardo Ferreyra 
			
			Presidente de FAEC 
			del Sitio Web
			
			MitosYFraudes 
			
			  
			
			  
			
			  
			
			El concepto del respeto por la 
			"autoridad científica", es un arma de doble filo que corta a 
			creyentes y escépticos por igual.  
			
			  
			
			Se nutre del arraigado sentimiento 
			de respeto a la autoridad política, y 
			otras autoridades como la paterna, la de maestros de escuela y la de 
			un amigo mío que "sabe mucho". Quienes no se han librado de tan 
			peligroso concepto están librados a su propia suerte y seguirán 
			siendo víctimas de políticos, influyentes, y científicos 
			inescrupulosos por igual.  
			 
			Cuando en una discusión científica los argumentos propios y las 
			evidencias que proveen las observaciones, además de las leyes 
			fundamentales de la física, la química y las matemáticas no son lo 
			bastante convincentes, se hace necesario recurrir a la referencia 
			del tipo " me lo dijo un amigo que sabe mucho", que termina siendo 
			alguna referencia a los dichos de algún reconocido personaje de las 
			ciencias (o de la farándula, para el caso es lo mismo), los estudios 
			científicos publicados en revistas especializadas (por desgracia, 
			hoy de dudosa credibilidad) o, como golpe de gracia, referencia al 
			Sagrado Verbo de las Academias de Ciencias de cualquier país, o a 
			organismos de gobiernos o de las Naciones Unidas – como si todas 
			estas organizaciones estuviesen integradas por seres divinos ajenos 
			a la corrupción y a los errores propios de los humanos.  
			 
			El tema de hoy, para variar un poco, es la capa de ozono y los 
			famosos CFC, o cloro-fluoro-carbonos, los halones, y demás 
			sustancias acusadas de destruir a la capa de ozono y permitir que 
			los rayos ultravioletas causen estragos en la gente, cánceres de 
			piel, cataratas, extinción de especies y otras tantas sandeces como 
			se han escuchado por allí, y que culminaron con el otorgamiento de 
			un Premio Nóbel.  
			
			  
			
			Como dijo en su momento el renombrado volcanólogo y 
			científico francés, ex ministro de Grandes Riesgos Naturales y 
			Tecnológicos de Francia, director del Centro Nacional de 
			Investigación Científica, Haroun Tazieff comentando el Premio Nóbel 
			de química de 1995 a los inventores del fraude del ozono:  
			
				
				"Es muy lamentable comprobar la 
				velocidad a la que está desapareciendo la honestidad 
				científica."  
			 
			
			Como ven, yo también he tenido que recurrir a la costumbre de 
			referir mis dichos a personas "que saben mucho", pero cuando se 
			dirige uno a quienes no están en posesión de todos los detalles y 
			los conocimientos sobre algún asunto, es necesario mencionar las 
			fuentes de la información y alentar al interlocutor a comprobar las 
			cosas por sí mismo.  
			
			  
			
			Como ya lo he expresado aquí en otras muchas 
			oportunidades, la tarea de la búsqueda y recopilación de información 
			es larga, complicada y se hace a veces penoso – y luego viene el 
			terrible trabajo de comparar las opiniones y trabajos de unos con 
			los de los demás, y los de todos ellos con las leyes fundamentales 
			de todas las ciencias. Uno queda de cama, cuando no se tiene el 
			entrenamiento suficiente.  
			 
			Por ello es que se abandona toda precaución y se acepta la 
			"autoridad" en la materia de muchos que tienen intereses personales 
			o comerciales, o políticos en el asunto que se discute (como sucede 
			con todas las organizaciones oficiales, incluidas las Academias de 
			Ciencia, que deberían ser el último refugio de las sabios y honestos 
			– pero que en gran cantidad de oportunidades se convirtieron en un 
			reducto de granujas.  
			 
			Me pregunto ¿qué habría sido del destino de la humanidad si en 
			algunos momentos se hubiere aceptado la "autorizada" palabra de 
			personajes influyentes en cada materia?  
			
			  
			
			¿Qué habría pasado si se 
			hubiese prestado atención a opiniones como las que siguen?: 
			
				
					
						
						"No parece que el hombre pueda jamás dominar al poder del átomo" 
						Robert Milliken, 
						 
						
						Premio Nobel, 1923 
						 La energía producida por la ruptura del átomo es una cosa muy pobre. Cualquiera que espere obtener energía de la retransformación de estos átomos está hablando cosas sin sentido." 
						Rutheford, 
						
						Premio Nobel 1908 
						 Se ha hablado mucho acerca del cohete de 3.000 millas. En mi opinión, tal cosa es imposible... podemos dejarla fuera de nuestra 
			imaginación. Vannevar Bush, 
						 
						
						físico del MIT, Premio Nobel 1945 
						 No hay esperanza alguna para la fantasiosa idea de alcanzar la Luna, a causa de la barrera insuperable de la gravedad terrestre. 
						 Dr. F.R. Moulton, 
						 
						
						astrónomo, Universidad de Chicago, 1932
						
  Aunque teórica y técnicamente la televisión sea posible, 
						 considero que es una imposibilidad comercial y financiera. Es un desarrollo en el que no debemos perder tiempo soñando con él. 
						 Lee de Forest, 
						 
						
						pionero de la radio de EEUU, 1926
						
  ¿Qué me dice, señor? 
						¿Hará usted navegar a un barco en contra del 
			viento y la corriente poniendo una caldera con fuego bajo la 
			cubierta? Le ruego que me excuse, pero no tengo tiempo para escuchar 
			tales tonterías.  Napoleón Bonaparte, 
						 
						
						a Robert Fulton, inventor del barco a vapor 
					 
				 
			 
			
			Vista la manera en que grandes 
			personajes de la historia se han equivocado de manera garrafal 
			en sus apreciaciones sobre el futuro de alguna cosa, sería muy 
			prudente si revisamos ese asunto de 
			confiar en las "Sagradas Palabras" de científicos famosos y 
			Academias de Ciencia con mandamases un tanto granujas.  
			
			  
			
			No olvidemos 
			que aquellos que llegan a una posición, en cualquier terreno que 
			sea, tienen una "quintita que cuidar", de la que depende la comida 
			que lleva a su casa, y tienen que regarla de continuo con 
			declaraciones sobre cualquier cosa. 
			  
			
			  
			
			  
			
			
			 
			La Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos 
			 
			Durante muchos años ha sido, sin lugar a dudas, una de las Academias 
			más respetadas en el mundo, junto a la de Francia.  
			 
			
			  
			
			Las demás no 
			cuentan, aunque una de ellas, al de Suecia, se le ha confiado el 
			privilegio de otorgar los Premios Nóbel – desvirtuando los 
			postulados de Alfred Nobel para el otorgamiento de la distinción, 
			 
			
				
				"para quienes hayan contribuido durante el año anterior al progreso 
			y desarrollo de la industria, y le hubiesen conferido los mayores 
			beneficios a la humanidad" a través de la física, química, medicina 
			y literatura… "y al mejor trabajo para la fraternidad entre las 
			naciones". 
			 
			
			Y ¿qué hizo F. S. Rowland para ayudar a la humanidad?  
			
			  
			
			Además de 
			privarla de una de las más grandes maravillas del siglo 20, junto al 
			DDT, y a los antibióticos, Rowland había firmado en 1991 la 
			Declaración Morelia, un manifiesto a favor de la igualdad de todas 
			las especies. Rowland y la Morelia propulsaban la creación de una 
			Corte Internacional del Ambiente para perseguir criminalmente a 
			quienes estuviesen involucrados en "actividades ambientales 
			criminales" en cualquier lugar del mundo.  
			
			  
			
			Comer un pollo sería 
			considerado un crimen, ya que después de todos los movimientos de 
			liberación que triunfaron en el siglo 20, era factible que "un día 
			alcancemos una genuina igualdad entre todas las cosas vivientes." 
			También se lo grabó diciendo que el mundo tenía demasiada gente y 
			que había que reducir la población por los medios que fuesen 
			necesarios.  
			
			  
			
			La prohibición de los CFC obtenida por su fraude 
			científico está impulsada por su filosofía, vistos los efectos 
			mortales que causó la prohibición de los CFC en muchos países pobres 
			que no podían costear una cadena de frío más cara de la que ya 
			apenas podían mantener con los CFC. 
			 
			Pero el tema de los Premios Nóbel son motivos de otra discusión 
			apasionante. 
			 
			Pero en los últimos diez años, o un poco más, la seriedad y 
			autoridad de la Academia de Ciencia de USA está siendo cuestionada 
			‘soto voce’ por muchos miembros respetables de la comunidad 
			científica, incluidos algunos ex miembros de esa Academia.  
			
			  
			
			Y todo el 
			asunto de la degradación de la calidad científica de la Academia 
			comienza cuando F. Sherwood Rowland, el autor de la teoría de la 
			destrucción del ozono por los CFC, es nombrado presidente de la 
			Academia de Ciencias, empujado políticamente por la notoriedad que 
			había venido alcanzando por la masiva publicidad dada a su falsa 
			hipótesis.  
			
			  
			
			Como presidente de la Academia de Ciencias también lo era 
			de la AAAS, o American Asociation for the Advancement of the 
			Sciences, la editora de la revista científica Science, que tanto 
			prestigio había ganado – hasta entonces, y que tanto ayudó para 
			promocionar la falsa teoría. 
			 
			También fueron presidentes de la Academia Nacional de Ciencias 
			Robert Watson, otro de los impulsores del fraude del ozono y más 
			tarde del calentamiento global, quien alcanzó la posición de 
			presidente del panel Intergubernamental del Cambio Climático,
			IPCC, 
			como representante de los EEUU, hasta que fue destituido por su 
			gobierno y reemplazado por otro adicto al calor: Rakendra Pachauri. 
			 
			Poco a poco, las críticas a la falta de seriedad científica de la 
			Academia comenzaron a hacerse escuchar, primero por un ex presidente 
			de esa Academia, el Dr. Frederick Seitz, quien en su momento se 
			opuso tenazmente al fraude del ozono, y quizás ello le valió perder 
			el puesto. Luego, otros ex miembros de la Academia la han acusado de 
			hacer más propaganda política que ciencia, y se recuerdan todavía 
			las acusaciones de Richard Lindzen, quien también era uno de los 
			autores contribuyentes a los informes del IPCC sobre el estado del 
			clima global. 
			 
			Y llegamos así a comprobar que en el sitio Web de la Academia 
			Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, existe todavía publicado 
			un largo trabajo, en varias páginas del sitio, sobre el tema de la 
			capa de ozono y sus "salvadores", Sherwood Rowland, Mario Molina, y 
			Paul Crutzen. El trabajo data de 1996, es decir poco después de que 
			Rowland ganase su Nóbel.  
			
			  
			
			Los créditos al pie de la página nos dice 
			algo revelador:  
			  
			
			  
			
			  
			
			
			 
			Créditos 
			
				
				"Este artículo es una adaptación de 
				Ron Cowen de un artículo 
			elaborado por el Dr. F. Sherwood Rowland para Beyond Discovery :The 
			Path from Research to Human Benefit [Más allá del descubrimiento: El 
			camino desde la investigación hasta el beneficio humano], un 
			proyecto de la National Academy of Sciences
				(Academia Nacional de las 
				Ciencias)" 
				 "La Academia, con sede en Washington, D.C., 
				es una sociedad de distinguidos eruditos comprometidos con la 
				investigación científica y de ingeniería, dedicada al uso de la 
				ciencia y la tecnología para el bienestar común. Durante más de 
				un siglo, la Academia ha proporcionado asesoramiento científico 
				objetivo e independiente a la nación." 
				"1996 de U.S. National Academy of Science" 
			 
			
			El trabajo, si alguien tiene interés en comprobar la manera en que 
			se desarrolla un fraude, está en 
			
			El Fenómeno de la Reducción del 
			ozono donde podrá ser consultado en castellano.  
			
			  
			
			Extractaré algunas 
			partes para comentarlas, pero todo el resto no es más que auto-bombo 
			y bla, bla, bla de Sherwood Rowland. 
			  
			
			  
			
			  
			
			
			 
			El fenómeno de la reducción del ozono 
			 
			Al igual que una infección que se vuelve cada vez más virulenta, el 
			agujero de la capa de ozono, de dimensiones similares a las de un 
			continente, es cada vez más y más grande. 
			 
			Recuérdese que el artículo era de 1996.  
			
			  
			
			Las cosas ni eran como las 
			decían, ni siguieron siendo como las profetizaban. Se ha comprobado 
			ya que el "agujero" existía desde siempre, que se hace muy grande 
			algunos años, y en otros se reduce a tamaños increíbles, demostrando 
			que los CFC no influyen en el tamaño del agujero. 
			
				
				"Cada año desde finales de la década de 1970, gran parte de la capa 
			protectora de ozono estratosférico situada sobre la Antártica 
			desaparece durante el mes de septiembre, creando lo que popularmente 
			se conoce como el agujero de ozono." 
			 
			
			Se sabe que el Agujero existía ya en 1957, cuando 
			Dobson y los 
			franceses lo descubrieron, y Dobson lo describió en su libro de 
			1966, Explorando la Atmósfera.  
			
			  
			
			¿Será posible que la Academia de 
			ciencias de los EE.UU. mantenga publicada una falsedad científica (para 
			no decir mentira fraudulenta), desinformando a los jóvenes que, 
			cándidamente acceden a sus páginas para aprender algo de ciencia 
			provista por una organización "seria" y "respetada" por su veracidad 
			científica? 
			
				
				"En otros lugares del planeta 
				también se ha detectado una reducción importante, aunque no tan 
				considerable, de los niveles de ozono." 
			 
			
			Este es un ejemplo de cómo se puede transmitir información falsa sin 
			mentir!  
			
			  
			
			Se inscribe dentro de la categoría de "medias verdades = 
			mentiras completas", es decir, cuando se dice sólo la parte de un 
			asunto que apoya la teoría y se oculta la otra que la contradice, se 
			está desinformando, se está mintiendo. Las reducciones importantes 
			que se han observado en todo el mundo se deben a las variaciones 
			normales, anuales, estacionales, mensuales, semanales, diarias y 
			hasta horarias, de la concentración de ozono en diversos niveles de 
			la estratosfera.  
			
			  
			
			Este aspecto ha sido profundamente estudiado por el 
			satélite conjunto de la NASA y de la Universidad de Wuppertal, 
			Alemania, el llamado Proyecto Crista-SPAS, que demostraba ya en 1995 
			que el asunto de los CFC y el ozono era un fraude. Cuando tenga un 
			tiempo libre, lea el artículo sobre Crista-SPAS en este mismo sitio. 
			 
			
			  
			
			Verá que no le mentimos. 
			
				
				"Esta reducción del ozono en la 
				atmósfera permite que una mayor cantidad de radiaciones 
				ultravioletas lleguen a la Tierra, aumentando con ello los casos 
				de cáncer de piel, las lesiones oculares y los daños en las 
				cosechas. "  
			 
			
			Aparte de la falsedad que 
			significa el recitado de parte de la Letanía Verde, la radiación 
			ultravioleta que llegaba hasta la Tierra no disminuyó jamás ni un 
			ápice más de los valores registrados en sus numerosas variaciones 
			normales de la capa de ozono.  
			
			  
			
			El científico Joseph Scotto, del 
			National Cancer Institute publicó en Science un estudio llamado 
			"Radiación Ultravioleta Biológicamente Efectiva: Mediciones de 
			Superficie en los Estados Unidos, 1974-1985," 2 Feb 12, 1988, donde 
			mostraba los registros de todas las estaciones de medición de los 
			EE.UU. y se llegaba a la conclusión de que en ese período entre 1974 y 
			1985, la radiación UV había disminuido 75 en todo el territorio 
			americano. 
			
			  
			
			  
			
			  
			
			El estudio hizo "roncha", dado que a Scotto se le cortaron todos los 
			fondos para seguir investigando, y se clausuraron todas las 
			estaciones que medían la radiación UV, reemplazándolas por "modelos 
			computarizados" de medición. Modelos!  
			
			  
			
			La información sobre el asunto 
			la hallará en el Capítulo 2 de Ecología: Mitos y Fraudes, en este 
			mismo sitio, "El Fraude del Ozono."  
			
			  
			
			Sigue diciendo la página de la 
			Academia.  
			
				
				"¿Qué es el ozono? ¿Cómo llegaron los investigadores a descubrir el 
			papel que desempeña en la atmósfera de la Tierra y las devastadoras 
			consecuencias de su reducción? El artículo siguiente, que es una 
			adaptación de un artículo del Dr. F. Sherwood Rowland, uno de 
				los pioneros en este campo que compartió el premio Nobel de 
				química en 1995 por su trabajo, trata de responder a éstas y 
				otras preguntas." 
			 
			
			Esta es la primera muestra del "autobombo" de Rowland. ¿Pionero 
			Rowland en el tema del ozono?  
			
			  
			
			Seguro que fue quien más provecho 
			económico le sacó, pero de allí a que haya contribuido con algo de 
			validez científica a la química atmosférica, es algo que muchos, 
			muchísimos químicos, han puesto en duda.  
			  
			
			  
			
			  
			
			
			 
			El problema 
			
				
				"Con la primavera llega un nuevo 
				tipo de luz a la Antártica, una luz que es más perjudicial que 
				beneficiosa. En esta época en la que todo comienza, el agujero 
				de la capa de ozono se forma de nuevo, permitiendo el paso a 
				través de la atmósfera de las perjudiciales radiaciones 
				ultravioletas." 
			 
			
			Cuando se miente, hay que mentir sin que a uno lo pesquen.  
			
			  
			
			De otra 
			manera, se corre el riesgo de perder toda la credibilidad para el 
			resto del discurso. Esta afirmación de Rowland es pura basura 
			propagandística. El Sol aparece sobre la Antártica el 21 de 
			septiembre de cada año, y lo hace como un pequeñísimo punto en el 
			horizonte, que a medida que avanza la primavera, comienza a elevarse 
			cada vez más sobre el horizonte hasta llegar en 23 de diciembre a 
			ubicarse a 23,5º sobre el horizonte.  
			
			  
			
			Es el momento en que el Sol 
			está vertical sobre el Trópico de Capricornio, de manera que recién 
			a principios de diciembre es cuando algunos rayos solares podrían 
			colarse por los bordes del "agujero de ozono", que algunas veces 
			llega hasta los 55º S, pero que por lo general se mantiene dentro de 
			los 66.5º S del Círculo Polar antártico. 
			 
			A menos que los rayos del Sol tengan la capacidad de curvarse por 
			encima de los bordes del agujero (entre 16 y 30 Km. de altura sobre 
			el Polo), es difícil imaginar que "se permite el paso a través de la 
			atmósfera de las prejudiciales radiaciones ultravioletas." Habría 
			que preguntarle a los médicos que tratan a los pacientes de 
			osteoporosis, o raquitismo, si los rayos UV son prejudiciales, o 
			beneficiosos.  
			
			  
			
			En este, como en cualquier otro tema de la 
			peligrosidad de las exposiciones a radiaciones o a toxinas, la regla 
			de oro sigue siendo,  
			  
			
			  
			
			  
			
			
			 
			"La Dosis es 
			el Veneno" 
			
			  
			
			Mucha radiación, sea UV o ionizante, resulta perjudicial.  
			
			  
			
			La dosis 
			precisa cura cánceres y contribuye a la salud humana, la formación 
			de la vitamina D y E sobre la piel, la fijación del calcio en los 
			huesos y, para que hablar de ello, a la fotosíntesis que nos 
			mantiene vivos a todos los seres de este bendito planeta. 
			
				
				"Aunque el agujero sólo dura dos meses, la época en la que se 
			produce no podía ser peor. Al mismo tiempo que la luz solar hace que 
			se reinicie la actividad en plantas y animales hasta entonces 
			aletargados, también es fuente de radiaciones ultravioletas 
			perjudiciales para estos seres.  
				  
				
				Transcurridas ocho semanas, el 
				agujero deja la Antártica para pasar a zonas más pobladas, entre 
				las que se incluyen Nueva Zelanda y Australia. Esta radiación de 
				alta energía y perjudicial para los seres vivos puede causar 
				cáncer de piel y lesiones oculares, dañar el sistema 
				inmunológico y alterar el delicado equilibrio de ecosistemas 
				enteros." 
				
				  
			 
			
			  
			
			Imagen tomada por satélite el 25 de septiembre de 1995 
			del agujero de ozono (área rosa) sobre la Antártida 
			
			 
			  
			
			La capacidad de mentir sin que se les 
			mueva un pelo, es realmente asombrosa.  
			
			  
			
			El comentario de que la "época en que se 
			produce no podía ser peor," no tiene sentido alguno. Es una idiotez 
			fenomenal. ¿Cuál sería la época buena para que se abriese el 
			Agujero? Si el agujero se abriese en verano, ¿sería mejor, señores 
			de la Academia de Ciencias?  
			
			  
			
			Ustedes saben bien que la única época en 
			que se puede producir el "agujero" es a principios y mediados de la primavera, 
			entonces, ¿a qué viene el tonto comentario catastrofista y pesimista 
			de la peor época? 
			 
			El Agujero jamás llegó hasta Australia o Nueva Zelanda, de acuerdo a 
			los mapas de la NASA, aunque sí llegó, en forma de mini-agujeros de 
			ozono, a pasar por encima de Ushuaia y Tierra del Fuego. Entonces, 
			sería interesante comprobar si las radiaciones que el agujero de 
			ozono permite pasar son tan letales como lo afirma el cachafaz de Rowland.  
			
			  
			
			Extracto y cito pasajes del capítulo 2 de mi libro, 
			El 
			Fraude del Ozono, para que se analicen datos científicos.  
			
			  
			
			  
			
			  
			
			
			 
			Algunos Hechos Científicos 
			 
			Los científicos Ernesto A. Martínez e Isidoro Orlansky, del 
			Laboratorio de Geofísica (LAGE), de la Universidad de Buenos Aires, 
			completaron un estudio sobre los niveles de radiación UV que llegan 
			a la superficie del planeta, y los compararon con los niveles de 
			reducción del ozono.  
			
			  
			
			Luego declararon a la prensa: 
			
				
				"Si los niveles de ozono disminuyesen un 50%  algo que ocurre muy 
			pocos días y en zonas muy reducidas de la Antártica  y los demás 
				parámetros se mantienen constantes, la radiación UV se incrementa 
			un 15%, y la radiación global apenas aumenta un 1,5%. 
				 
				
				  
				
				Los valores 
			típicos de radiación global (de acuerdo a los promedios anuales) son 
			de 300 watts/m2 en Buenos Aires; alrededor de 100 a 150 watts/m2 en 
			Tierra del Fuego; y unos 100 watts/m2 en la Antártica. 
				
				 
				
				  
				
				Los niveles 
			de radiación UV directamente debajo del Agujero de Ozono no alcanzan 
			a los niveles promedio que se encuentran en Buenos Aires". 
				 
			 
			
			Por su parte, la Licenciada Victoria Tafuri, del 
			Observatorio 
			Nacional de Villa Ortúzar en Buenos Aires, y que está a cargo de 
			medir los niveles de ozono, fue a la Antártica en 1988 acompañando a 
			la expedición NOZE de la NASA.  
			
			  
			
			A su regreso, declaró a la prensa en 
			Diciembre de 1988 que:  
			
				
				"El mal llamado agujero de ozono de la 
				Antártica está circunscrito al continente antártico y no hay 
			razones científicas para presumir que pueda llegar al territorio 
			argentino."...   
				  
				
				"La historia del Agujero de Ozono sólo beneficia a 
			intereses corporativos e industriales. La falta de ozono no produce 
			cáncer de la piel  como se ha repetido con persistencia  aunque el 
			problema puede derivarse de una excesiva exposición al Sol, 
				sin la protección de aquellos productos que hemos estado usando 
				durante los últimos 30 años" 
			 
			
			Más tarde explicó que ella realiza diarias observaciones y 
			mediciones de los niveles de ozono sobre Buenos Aires, y declaró: 
			 
			
				
				"No se ha observado ninguna 
				variación en los niveles de la capa de ozono durante los últimos 
				25 años" 
			 
			
			Como se puede apreciar en la foto de la NASA mostrada más arriba (la 
			misma que aparece en el sitio de la Ac.Nac.C., el agujero, de color 
			rosa, ni siquiera toca la punta norte de la Península Antártica, y 
			está a cientos de kilómetros de Tierra del Fuego. Se puede 
			distinguir Argentina en la parte superior de la foto.  
			
			  
			
			Australia esta 
			directamente abajo, en una región que en esos momentos tenía niveles 
			de ozono de 350 DU, de acuerdo a la escala de colores de la NASA.  
			
			  
			
			  
			
			
			  
			
			  
			
			  
			
			En dirección al Polo vemos a continuación zonas de crecientes 
			niveles de ozono (los colores verdes y amarillos) que llegan hasta 
			los 450 DU, es decir un 50% más de ozono de lo que existe en el 
			Ecuador.  
			 
			
			  
			
			Pero la propaganda y la neurosis en esas épocas en que se 
			jugaba la prohibición de los CFC y la consolidación de la Madre de 
			todos los fraudes científicos, se llegó a decir que en Australia 
			había aumentado la incidencia de cánceres de piel – en los gatos! 
			 
			
			  
			
			Animales de hábitos nocturnos, cubiertos de pelos (menos en el 
			hocico), dónde había piel expuesta para causar cánceres de piel? El 
			hocico, por parte, es de color negro debido a la cantidad de 
			melanina, el gran protector de rayos ultravioletas. 
			 
			Aunque la mayor reducción de los niveles de ozono se produce sobre 
			el Polo Sur debido a la combinación de condiciones meteorológicas y 
			CFC, estas sustancias no se liberan en esta región sino en zonas más 
			al norte, principalmente en Europa, Rusia, Japón y Norteamérica, y 
			juegan un papel fundamental en la disminución de las concentraciones 
			de ozono en todo el planeta. 
			 
			Una de las claves para resolver el fraude está en esa frase:  
			
				
				"sobre el Polo Sur debido a la 
				combinación de condiciones meteorológicas y CFC," porque no se 
				ha determinado aún la manera en que los CFC producidos en el 
				hemisferio Norte han viajado hasta el hemisferio 
			Sur, porque también deberían hacerlo – y con mucha mayor facilidad - 
			los aerosoles de sulfatos y hollines industriales, cosa que no se ha 
			comprobado. 
			 
			
			Otra de las claves del fraude está en los estudios del satélite 
			Crista-SAPA, que usa a los Freones CFC-11 como "marcadores" para 
			determinar las concentraciones de los gases, y se comprueba que más 
			que un agujero de ozono, lo que hay en el Polo Sur es un "agujero de 
			Freones"!  
			
			  
			
			La cantidad de freones allí es insignificante, casi no se 
			pueden medir – pero se los culpa de destruir al ozono a una velocidad 
			pasmosa.  
			
			  
			
			Es curioso que la Academia de Ciencias haya ignorado la 
			multitud de estudios que hablan de las más de 650 millones de 
			toneladas de cloro anuales que produce madre naturaleza y las envía 
			alegremente a la atmósfera.  
			
			  
			
			También parece ignorar los estudios 
			(entre ellos los de Haroun Tazieff) sobre el volcán Erebus en la 
			Antártica, que emite 1000 toneladas diarias de cloro directamente 
			dentro del "agujero de ozono". 
			 
			Cuando se habla de lo que apoya la teoría y se ocultan los hechos 
			que la destruyen, entonces lo que se hace es mentir 
			– desvergonzadamente.  
			
				
				"Según un informe de las Naciones 
				Unidas, la cantidad anual de radiaciones ultravioletas 
				perjudiciales que alcanzan el hemisferio norte ha aumentado un 5 
				% durante la última década." 
			 
			
			Ya vimos que a la hora de dar cifras y hablar de ciencia, las 
			organizaciones políticas no son para nada de fiar.  
			
			  
			
			También vimos que Jospeh Scotto había probado que durante el período que va desde 1974 
			hasta 1985, la radiación UV había disminuido en los Estados Unidos 
			(una porción muy grande del planeta y la más productora de CFC en el 
			mundo) un 75, a pesar de las afirmaciones en boga – como esta de la 
			Academia Nacional de Ciencias sobre un aumento de la radiación UV en 
			el Hemisferio Norte.  
			
			  
			
			Miente una vez más la Academia a través de su 
			vocero Sherwood Rowland. 
			 
			Durante los últimos 40 años, se ha podido comprobar un aumento 
			alarmante de los casos de cáncer de piel maligno; el índice actual 
			es diez veces mayor que el alcanzado en la década de 1950. Aunque 
			este aumento no se puede achacar únicamente a la pérdida de ozono y 
			a una mayor exposición a los rayos ultravioletas, se ha demostrado 
			que existe una relación. 
			 
			También se ha comprobado que el aumento de los cánceres malignos 
			(melanomas) de piel se debe a una mejor tarea en las estadísticas y 
			en el papeleo de los centros de salud y en el aumento de la 
			costumbre de viajar a centros de salud en las ciudades grandes para 
			tratar los casos de melanomas. Antiguamente no se trataban, o era 
			demasiado tarde para actuar, y las víctimas quedaban fuera de las 
			estadísticas de los grandes centros médicos.  
			
			  
			
			Los científicos han 
			determinado que existe una correlación cierta entre los tumores 
			benignos de piel (baso celulares y espino celulares) pero no hay una 
			evidencia científica creíble y convincente que haya establecido una 
			relación directa entre el melanoma con la radiación ultra-violeta. 
			 
			Un argumento de tremendo peso para esta afirmación es que la raza 
			negra tiene muy poca incidencia de tumores de piel benignos (los 
			causados por la radiación UV), debido a que están protegidos por 
			abundante cantidad del pigmento de la piel llamado melanina, que es 
			el más efectivo bloqueador de los rayos ultravioletas.  
			
			  
			
			Sin embargo, 
			la raza negra tiene la misma incidencia de melanomas que la raza 
			blanca, indicando que la relación UV y melanoma es inexistente. 
			  
			
			  
			
			  
			
			
			 
			La llegada de los CFC 
			 
			A principios de la década de 1970, la industria utilizaba 
			aproximadamente un millón de toneladas por año. 
			 
			Tras desarrollar un detector de estas características, en 1970 el 
			científico británico 
			James Lovelock fue el primero en detectar la 
			presencia de CFC en el aire. Lovelock informó que uno de estos 
			compuestos, el CFC-11, tenía una concentración atmosférica de 60 
			partes por billón …  
			
			  
			
			Dos años después, este investigador británico 
			informaba sobre la detección de CFC-11 en cada una de las más de 50 muestras tomadas en el Atlántico Sur y Norte. Lovelock dedujo 
			acertadamente que el gas había sido transportado por movimientos de 
			vientos a gran escala. 
			 
			Se conocen vientos de diversos tipos en el mundo, los alisios, 
			causados por la rotación del planeta, soplan en los respectivos 
			hemisferios desde el ecuador hacia el suroeste y desde el ecuador 
			hacia el noroeste, o desde el Polo Sur Polos hacia el noroeste y 
			desde al Polo Norte hacia el suroeste.  
			
			  
			
			Las regiones ecuatoriales que 
			se calientan crean gigantescas masas de aire caliente ascendente 
			que, cuando llegan a la estratosfera se tuercen hacia cada uno de 
			los Polos.  
			
			  
			
			Se producen entonces movimientos de la atmósfera desde el 
			sur y el norte que empujan a la atmósfera para rellenar el vacío 
			producido por el aire que subió. Las regiones de mayor presión 
			atmosférica se precipitan a equilibrar la presión. Las regiones de 
			alta presión traen vientos y lluvias sobre las regiones de baja 
			presión.  
			 
			Pero no sabemos de corrientes que atraviesen de un Hemisferio a 
			otro, por lo menos en las cantidades necesarias para transportar 
			tanto CFC del Hemisferio Norte al Sur, y crear una destrucción de 
			ozono en el Sur –que no producen en el Norte. Como se ve, la teoría 
			está un tanto renga, y llena de agujeros, no precisamente de ozono. 
			 
			La detección manual de CFC en muestras traídas en barcos puede haber 
			estado plagada de errores de medición y de toma de muestras. Pero 
			concedemos que había CFC en ambos hemisferios. El asunto es ¿cuánto? 
			¿Era suficiente como para subir hasta la estratosfera, 
			sabiendo que el aire tiene una densidad promedio de 29,01 y los 
			freones una densidad media de 132?  
			
			  
			
			Sobre todo ahora que sabemos que 
			en los años de las mediciones del satélite Crista-SPAS, en el Polo 
			Sur la existencia de Freón-11 era casi nula! 
			 
			Lovelock también afirmó que los CFC no eran perjudiciales para el 
			medio ambiente, una conclusión que pronto se demostró que no era 
			correcta. 
			 
			¿Por qué una afirmación era correcta y la otra no? Una conforma a la 
			teoría pero la otra la contradice. Las dos afirmaciones eran 
			correctas. 
			 
			Los CFC, invulnerables a la luz solar visible, prácticamente 
			insolubles en el agua y resistentes a la oxidación, presentan una 
			sorprendente resistencia en las capas inferiores de la atmósfera. 
			Sin embargo, por encima de las 18 millas (29 kilómetros) de 
			altitud, con el 99% de todas las moléculas de aire por debajo de 
			ellos, los CFC muestran sus debilidades.  
			
			  
			
			A esta altitud, las 
			perjudiciales radiaciones ultra-violetas de alta energía emitidas 
			por el sol inciden directamente en las moléculas de CFC, 
			descomponiéndolas en átomos de cloro y fragmentos residuales. 
			 
			La página de Rowland da como altura de destrucción de las moléculas 
			de CFC por parte de la radiación ultravioleta la altura de 20 
			kilómetros, porque esa es la altura máxima a la que se han detectado 
			cantidades infinitesimales de moléculas de ozono. Por fortuna hay 
			estudios realizados en esa época sobre la abundancia de CF en la 
			estratosfera y los datos han quedado registrados – de manera que 
			nadie pueda mentir.  
			
			  
			
			Los científicos atmosféricos R. Fabian, 
			S.A. Borders, y S. Penkett, publicaron un estudio en 
			Nature titulado, 
			"Halocarbonos en la Estratosfera," el 24 de diciembre de 1981, de 
			donde se extrae el siguiente gráfico: 
			
			  
			
			  
			
			  
			
			  
			
			  
			
			Estúdiense las concentraciones de freones: las unidades al pie del 
			gráfico son logarítmicas, y la cantidad de Freón-11 y Freón-12 en 
			la estratosfera, a 32 Km. de altura eran de entre 4 y 9 partes por 
			trillón en volumen.  
			
			  
			
			Aunque estas proporciones son insignificantes, 
			lo interesante es que a esa altura, la radiación UV-C, de longitud 
			de onda menor a 290 nm está ausente. Ha sido absorbida por el 
			oxígeno que está por encima.  
			
			  
			
			Los últimos vestigios importantes de de UV-C se desvanecen entre los 35 y 40 
			Km. de altura. Por lo tanto 
			resulta muy difícil que los CFC puedan ser disociados y privados de 
			su átomo de cloro por la radiación UV-B, de más de 290 nm, que 
			aunque muy abundante en esa región, no tiene la energía necesaria 
			para disociar a las moléculas de CFC. 
			 
			Rowland y Molina no tuvieron que realizar ni un solo 
			experimento de laboratorio para conocer la velocidad de reacción de 
			los átomos de cloro. Sólo fue necesario consultar las velocidades 
			registradas por otros científicos. Gracias a las investigaciones 
			básicas realizadas con anterioridad en cinética química, el trabajo 
			de varias décadas 
			se redujo a dos o tres días. 
			 
			De hecho, Rowland y Molina jamás probaron en experimentos de 
			laboratorio que su teoría fuese correcta, y toda su teoría descansa 
			en modelos computados de la atmósfera, que ya se han visto que tienen 
			una utilidad cercana a cero.  
			
			  
			
			Más tarde, debido a las severas 
			críticas recibidas por los demás científicos, Molina diseño un 
			mecanismo que intentaba explicar la destrucción catalítica del 
			ozono: 
			
				
				Al reaccionar el cloro con el ozono, se forma el radical libre óxido 
			de cloro que, a su vez, pasa a formar parte de una reacción en 
			cadena. Como resultado de dicha reacción en cadena, un solo átomo de 
			cloro puede eliminar hasta 100.000 moléculas de ozono. 
			 
			
			Esta es la llamada "Tonteoría del Cloro Paralítico", que está bien 
			expuesta en esta dirección: Ciclo Cloro Paralítico: la Tonteoría. 
			 
			
			  
			
			También vale la pena echarle una ojeada a Cálculos Sorprendentes, 
			donde descubrirán de donde sale la famosa cifra de 100.000 moléculas 
			de ozono por cada molécula de cloro. Hay cosas estúpidas en este 
			mundo, pero esto bate muchos récord previamente establecidos.  
			
			  
			
			Lo 
			peor: la tontería está "avalada" por dos Academias de Ciencias!  
			 
			En 1974, Rowland y Molina hicieron una predicción inquietante: si la 
			industria continuaba expulsando un millón de toneladas de CFC a la 
			atmósfera cada año, el ozono atmosférico descendería con el tiempo 
			entre un 7 y un 13%. 
			 
			Tan buena fue la profecía de Rowland y su amigo Molina que en 1988, 
			14 años después del hablar Sagrado de los Profetas del Agujero, 
			Joseph Scotto les dio una puñalada por la espalda probando que la 
			radiación UV había disminuido 7% en 9 años. Ni que decir que a 
			Scotto lo cubrieron de toda clase de improperios y se le terminó su 
			carrera como investigador.  
			
			  
			
			El lobby ecologista tiene poderes 
			incalculables – pero no son imbatibles.  
			 
			Sigue el artículo del sitio Web del NAS (por US National Academy of 
			Sciences) hablando de los óxidos de nitrógenos y su tiro por 
			elevación contra la flota de automóviles mundial, los aviones de 
			pasajeros, todas esas cosas útiles para la humanidad. De ello se 
			había encargado Paul Crutzen, un admirador y ferviente colaborador 
			del 
			Club de Roma, Alexander King, 
			Aurelio Peccei y su macabra 
			comparsa maltusiana, con lo cual quedo excusado de seguir 
			presentando sus credenciales "humanitarias".  
			
			  
			
			El interés de estos 
			"héroes" no ha sido "salvar a la humanidad de una catástrofe 
			ambiental" (ya que sabían perfectamente todo esto que les estoy 
			contando, y por lo tanto sabían que los CFC no tienen ningún efecto 
			sobre la capa de ozono) sino por el contrario, 
			
			acelerar en todo lo 
			posible la desaparición de la mayor cantidad de población del 
			planeta al que consideran excesivamente poblado.  
			
			  
			
			Lo grave (y triste) 
			es que por lo menos dos Academias de Ciencias estuvieron de acuerdo 
			y les apoyaron: la de EEUU y la de Suecia. 
			  
			
			  
			
			  
			
			
			 
			Aparece el agujero de ozono 
			
				
				"Como después se confirmaría, el problema del ozono resultó ser más 
			grave de lo que Rowland y Molina podían haber imaginado.  
				
				  
				
				Las 
				primeras señales que advertían que el problema podía ser más grave 
			no aparecieron hasta finales de la década de 1970, … Dobson esperaba 
			que su estudio diera lugar a un nuevo método de predicción 
			meteorológica.  
				
				  
				
				Sin embargo, empezó a interesarse por las variaciones 
			estacionales de las concentraciones de ozono. Uno de los 
			instrumentos que desarrolló, el espectrómetro de Dobson, se ha 
				convertido en el estándar para la monitorización del ozono desde 
			tierra." 
			 
			
			Como se comprueba, ya desde muy temprano la redacción de los 
			catastrofistas usó el estilo, 
			
				
				"más grave de lo que…. se creía, se 
				imaginaba, se calculaba, se preveía, etc."  
			 
			
			También está siempre 
			presente el carácter de urgencia perentoria,  
			
				
				"Rápido, ya! ya!, no 
			hay tiempo que perder! Nos comerá el lobo! – No me escuchan? Dije YAAA!".
				 
				  
				
				"En 1957 y 1958, esto dio lugar a un esfuerzo científico a nivel 
			mundial conocido como Año geofísico internacional o IGY (del inglés 
				International Geophysical Year). El IGY motivó que se 
				empezaran a realizar en todo el mundo gran cantidad de 
				investigaciones acerca de los océanos, la atmósfera y zonas del 
				planeta aún sin explorar." 
			 
			
			Fue precisamente ese año en que Dobson, 
			Leroy y Rigaux descubrieron 
			que en la Antártica se producía una disminución "anormal" de ozono a 
			mediados de primavera.  
			
				
				"Al monitorizar los niveles de ozono 
				en la región del Polo Sur, los investigadores descubrieron que 
				eran sistemáticamente alrededor de un 35% más altos a finales de 
				la primavera que en invierno. La monitorización anual mostró el 
				mismo patrón estacional durante los últimos años de la década de 
				1970." 
			 
			
			Lo dicho: los valores a finales de la 
			primavera eran más altos que los de invierno.  
			
			  
			
			A finales de la primavera es cuando el 
			agujero se cierra, más o menos a mediados o fines de noviembre, debido a la 
			acción de la radiación UV sobre el oxígeno de la estratosfera del 
			Polo Sur. Durante el inverno los rayos del Sol no llegan a la capa 
			de ozono del Polo Sur por lo tanto no genera ozono.  
			
			  
			
			El ozono se va 
			destruyendo al tocarse las moléculas de ozono entre sí, o con otras 
			de las llamadas "sumideros", como los óxidos nitrosos. Luego, cuando 
			viene la primavera, los rayos del Sol tienen todavía que atravesar 
			una distancia demasiado larga a través de la atmósfera para llegar 
			hasta la estratosfera del Polo, por lo cual la radiación UV es 
			filtrada casi totalmente por el oxígeno.  
			
			  
			
			Fíjese en el gráfico: 
			
			  
			
			  
			
			  
			
			  
			
			  
			
			El espesor "práctico" de la atmósfera es de unos 50 a 60 km. Y son 
			suficiente esos 20 primeros kilómetros para filtrar a los rayos 
			UV-C, los únicos que tienen la capacidad de disociar al oxígeno y 
			provocar la formación del ozono.  
			
			  
			
			El gráfico muestra la fecha del 21 
			de septiembre de cada año, cuando los rayos solares pasan 
			tangencialmente sobre el Círculo Polar Antártico. Es necesario que 
			el Sol se eleve más sobre el horizonte para que el camino que 
			recorren los rayos UV se acorte lo suficiente para que se comience a 
			producir la destrucción del ozono y la creación del ozono. 
			 
			Aquí es necesario usar el raciocinio y preguntarse, dado que el 
			agujero se cierra puntualmente todos los años para la misma fecha 
			(días más, días menos) lo lógico sería pensar que si el cloro ha 
			sido el responsable de producir un enorme agujero (cuando ha batido 
			récord de extensión), impediría o retardaría la regeneración del 
			ozono por que lo seguiría destruyendo, gracias a esa bendita teoría 
			de las 100.000 moléculas de ozono por cada una de las de cloro.  
			
			  
			
			Eso 
			haría que en vez de cerrarse el agujero para mediados de noviembre, 
			se cerrase a mediados de diciembre.  
			
			  
			
			Pero la naturaleza y la física 
			atmosférica se niegan a colaborar con Rowland, Molina, Crutzen y las 
			Academias de Ciencia, y el cierre del agujero se produce siempre en 
			la misma fecha.  
			
			  
			
			Fíjense en las fechas de cierre del agujero: coinciden con el final de las líneas del gráfico (que tan 
			gentilmente nos ha prestado la Academia Nacional de Ciencias, aunque 
			la calidad sea pésima). 
			
			  
			
			  
			
				
				  
				
				  
				
				  
				
				"Pérdida de ozono sobre el Polo Sur en 1995 (en verde) comparada con 
			la pérdida de ozono registrada en 1993 (en rojo). La línea azul 
			muestra los valores existentes antes de que comenzara la destrucción 
			de la capa de ozono. Fuente: National Oceanic and Atmospheric 
			Administration (NOAA)." 
			 
			
			Aquí la mentira se hace tan evidente que no queda más remedio que 
			decirlo bien claro: las mediciones realizadas por Dobson, Leroy y 
			Rigaux, en 1957 no tienen nada que ver con las que pretende mostrar 
			la línea azul. Las mediciones de Dobson se asemejan más a las líneas 
			verde y roja, y las de los franceses están todavía más por debajo de 
			los que muestra el gráfico. Con otro tipo de gráfico, Dobson 
			mostraba la "anomalía del sur" en todo su esplendor. Los valores de 
			Agosto y los de octubre, cuando aún no se había cerrado totalmente 
			el agujero.  
			
			  
			
			Los valores de octubre son los de la izquierda.  
			
			  
			
			  
			
			  
			
			Fuente: G.M.B. Dobson, 
			"Exploring the Atmosphere," Oxford University 
			Press, 1968. 
			
			 
			  
			
			El resto de las páginas del sitio de la Academia Nacional de 
			Ciencias es tan lamentable como lo poco expuesto hasta aquí. Nos 
			informa que gracias a que la caballería Rowland y Molina y 
			secuaces llegaron al rescate... 
			  
			
			  
			
			  
			
			
			 
			El resultado - se ha evitado una posible catástrofe  
			
			 
			En 1995, la Real Academia Sueca de las Ciencias concedió el premio 
			Nobel de química a Rowland, Molina y Crutzen por su trabajo acerca 
			de "la sensibilidad de la capa de ozono a la influencia de emisiones 
			antropogénicas de determinados compuestos".  
			
			  
			
			La Academia además 
			declaró que, al explicar los mecanismos químicos que afectan al 
			grosor de la capa de ozono,  
			
				
				"estos tres investigadores han 
			contribuido a nuestra salvación frente a un problema medioambiental 
			global que podía haber tenido consecuencias catastróficas". 
			 
			
			  
			
			  
			
			 
			Créditos 
			 
			Este artículo es una adaptación de Ron Cowen de un artículo 
			elaborado por el Dr. F. Sherwood Rowland para Beyond Discovery 
			:The Path from Research to Human Benefit [Más allá del 
			descubrimiento: El camino desde la investigación hasta el beneficio 
			humano], un proyecto de la National Academy of Sciences (Academia 
			Nacional de las Ciencias) 
			 
			La Academia, con sede en Washington, D.C., es una sociedad de 
			distinguidos eruditos comprometidos con la investigación científica; 
			y de ingeniería, dedicada al uso de la ciencia y la tecnología para 
			el bienestar común.  
			
			  
			
			Durante más de un siglo, la Academia ha 
			proporcionado asesoramiento científico objetivo e independiente a 
			la nación. 
			 
			Desde hace diez años ha dejado de hacerlo. 
			
			  
			
			  
			
			 
			 
			RESUMEN 
			
				
					- 
					
					El ozono no es de una provisión limitada. Es producido todo el 
			tiempo por la acción de los rayos UV-C (que penetra hasta los 30 Km. 
			de altura) sobre las moléculas de oxígeno, dependiendo de la 
			intensidad de los rayos antes de ser absorbidos totalmente en las 
			reacciones. Si todo el ozono desapareciese mágicamente, toda la 
			atmósfera del planeta tendría oxígeno de sobre para volverlo a 
			crear.     
					- 
					
					Las moléculas del CFC son muy pesadas (más de 4 veces más pesadas 
			que el aire) y no se elevan en la atmósfera en cantidad suficiente 
			para resultar perjudiciales. Hallar trazas de freones en la 
			estratosfera no significa nada en sí mismo, cuando se toma en cuenta 
			la extraordinaria sensibilidad de los modernos instrumentos de 
			análisis y medición. (Las cosas están siendo prohibidas en base a 
			presuntos contaminantes que ni siquiera eran detectables hace 20 
			años) La gente que trabaja con CFCs dice que cuando el freón escapa 
			de los sistemas de refrigeración, el lugar para encontrarlo es justo 
			debajo de la pérdida. 
  A 30 Km. de altura, los CFC declinan hasta el 2% del valor de 
			superficie – que es muy poco para comenzar. Aproximadamente un 2% de 
			los fotones penetran hasta la altura donde llegan los CFC, de manera 
			que el encuentro entre fotones de UV-C y moléculas de freón es 
			minúsculo, casi insignificante, por la misma razón que no hay mucho 
			casamientos entre esquimales y aborígenes de Zanzíbar.   
					 
					- 
					
					Por cada fotón que logra llegar hasta la altura donde están los CFC, 
			existen 136 millones de moléculas de oxígeno que esperan atrapar al 
			fotón. De tal manera, la probabilidad de que un fotón disocie a un 
			CFC es de 136.000.000 a 1. La realidad demuestra que por cada 
			molécula de CFC impactada que libera un átomo de cloro, se disocian 
			136 millones moléculas, produciendo 272 millones de átomos de 
			oxígeno, lo que eventualmente producen entre 136 y 272 millones de 
			moléculas de ozono. 
  De esta manera, el argumento de que un átomo de cloro puede destruir 
			100.000 moléculas de ozono ha sido elaborado con demasiada premura y 
			sin un análisis profundo de las cosas. Pero la urgencia no es buena 
			consejera.    
					- 
					
					Aunque una seria destrucción del ozono fuese creíble, no existe nada 
			que conecte al cloro de la estratosfera con las actividades humanas. 
			Todos los átomos de cloro son iguales, ninguno tiene una etiqueta 
			que dice "de origen natural", o "de origen humano". El diagrama de 
			abajo muestra las diversas fuentes naturales del cloro atmosférico, 
			y se comparan sus respectivas cantidades.  
					  
					 
					- 
					
					Los informes de altos 
			niveles de cloro en la Antártica en los años 80 se "olvidaron" de 
			mencionar que la estación que medía los niveles del cloro, McMurdo 
			Sound, está a 15 kilómetros viento abajo del volcán Erebus, un 
			volcán activo que emite normalmente de 200 a 300 toneladas diarias 
			de cloro, y que en 1983 promedió las 1000 toneladas diarias. 
					  
					 
					- 
					
					El llamado "agujero, que se afirma que fue descubierto en 1985, ha 
			sido informado en la literatura científica desde 1957, cuando los 
			descubrió G.M.B. Dobson, y los científicos franceses, durante el 
			Año Geofísico Internacional, antes del gran uso de los CFC. Se trata 
			de un fenómeno natural anual, que varía en ubicación y tamaño. 
			Básicamente, la corriente de chorro polar sur forma un vórtice 
			dentro del cual la destrucción del ozono continúa durante el 
			invierno polar Antártico, pero que no se rellena porque no hay luz 
			solar para crear nuevo ozono – y la imposibilidad de que el 
			abundante ozono por fuera del "agujero" pueda penetrar al mismo, 
					cruzando la infranqueable barrera de vientos huracanados que 
					forma el Vórtice Polar." 
					  
					 
					- 
					
					Es verdad que el ozono declinó 5% entre 1975 y 196 – a pesar de lo 
			cual los valores de radiación UV de los Estados Unidos disminuyeron 
			7% en el mismo período. Pero entre 1964 y 1975 había aumentado el 
			ozono un 5,5%, correlacionado estrechamente con el ciclo de manchas 
			solares.  
					  
					
					Más abajo se dan los datos reales, con una clara inversión 
			hacia arriba en 1986.  
					  
					
					(fuente: "Global average ozone change from 
			November 1978 to May 1990," J.R. Herman et al., Journal of 
			Geophysical Research Vol. 96, pp.17, 29717, 305, Septiembre 20, 
			1991.)   
				 
			 
			  
			
			  
			
			Ozono Total Medido 
				   
			  
			
			La cifra de un exceso de 200.000 cánceres proclamada por la EPA a 
			principios de los años 90 estaba basada en ignorar esta inversión 
			del aumento del ozono y extrapolaron la tendencia 1975-1986 a 40 
			años.  
			  
			
			Prolijo, no?  
			  
			
			Por la misma lógica, la tendencia de la 
			temperatura media de Buenos Aires desde julio hasta enero mostraría 
			que la ciudad estaría en llamas para dentro de 40 años. 
			
				
					- 
					
					Todo el caso del próximo Apocalipsis se reducía a decir que 
					"si no 
			se hace algo ahora para prohibir los CFC la intensidad de los rayos 
			UV aumentarán 10% en los próximos 20 años. "¿Y cuál es el problema? 
			La radiación ultravioleta aumenta desde los Polos hasta el ecuador 
			en un 5.000% (un factor X50), y un 25% desde el inverno al verano. 
			Viajar desde La Plata hasta San Isidro le daría a usted el mismo 
			aumento en la exposición que recibiría a causa del peor de los 
			escenarios imaginados por los tremendistas.   
					 
					- 
					
					Lo que hace irrelevantes y sin importancia alguna a los argumentos 
			teóricos, modelos, simulaciones y Premios Nóbel es el hecho que los 
			niveles de radiación UV no han aumentado. De manera que olvídense de 
			las historias de las ovejas ciegas y los bebés de Punta Arenas y los 
			gatos de Australia con melanomas. Ocho estaciones de tierra que 
			medían la radiación UV en los EE.UU. mostraron disminuciones de la 
			radiación UV que iban del 0,5 al 1,1% en 15 años, antes de los años 
			80. ¿La respuesta del establishment? Se bloqueó la presentación de 
			estos estudios en conferencias científicas y las estaciones de 
			tierra fueron clausuradas.   
				 
			 
			
			
			Entonces, ¿porqué no están los científicos corriendo en bandadas a 
			los diarios y diciendo todas estas cosas, y otras que ellos saben? 
			 
			
			  
			
			
			Por lo que se sabe, por la experiencia de mucha gente, en muchos 
			casos para salvaguardar carreras y mantener subsidios de investigación.  
			
			  
			
			
			La religión Ecologista que procura la desindustrialización por todos los medios disponibles, estuvo por 
			décadas buscando a un candidato creíble para armar el terror 
			alrededor suyo (se acuerdan de los SST, o transportes 
			supersónicos?), y esta religión se a atrincherado sólidamente en 
			las organizaciones políticas y gubernamentales, y en las agencias 
			reguladoras. 
			 
			La meta inmediata coincide también con los intereses a los que se 
			supone que los ecologistas se oponen. Cuatro compañías controlan 
			el 80% del negocio de los CFC. Las patentes sobre los freones y 
			otros CFC han expirado hace tiempo, y el negocio a tenido graves hemorragias con la creación de numerosas fábricas de CFC en el 
			Tercer Mundo, como India y China. 
			
			  
			
			
			Sólo había un único reemplazante y 
			era demasiado caro, como también la tecnología de reemplazo de 
			equipos que tenían que usarlo. Uno de los cuatro productores 
			(DuPont) tiene acuerdos de compartir derechos de patentes con los 
			otros tres. Al forzar por medios políticos lo que no pudieron lograr 
			por medios comerciales, reestableció por muchos años más los 
			privilegios del monopolio para el cartel de los refrigerantes.  
			
			
			 
			Última tontería: de acuerdo con la revista Science, en un artículo 
			publicado en Science en febrero de 2001, revela que en cada 
			primavera, después de varios meses de oscuridad invernal, el Sol 
			comienza a elevarse sobre el Ártico. Alrededor de la misma época, el 
			ozono a nivel de la superficie comienza a desaparecer.  
			
			  
			
			
			Los 
			investigadores habían sospechado por largos años que hay dos 
			elementos químicos responsables de esto: el bromo y el cloro, pero 
			el origen de estos había permanecido desconocido. Los investigadores 
			informaron en ese estudio de Science que muy posiblemente provengan 
			de la sal de mar.  
			
			  
			
			
			Estos descubrimientos indican que la compleja 
			interacción entre el Sol, la sal del mar y la nieve están 
			destruyendo de manera natural al ozono cercano da la superficie. 
			 
			¿No podían esas mismas reacciones ser las responsables de la 
			destrucción del ozono dentro del agujero?  
			
			  
			
			
			Era necesario culpar a los 
			CFC y no a la naturaleza. Como nadie tiene patrones sobre la sal del 
			mar, y una campaña para prohibir la sal de mar está fuera de todo lo 
			que sea imaginable, no se espere escuchar a nadie en los medios de 
			prensa hablando de ello.  
			
			  
			
			Allí, no hay dinero para ganar. 
			  
			
			  
			
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