27 Septiembre 2016
del Sitio Web
ElRobotPecador
Últimamente estamos viendo todo tipo de noticias alarmantes sobre la
proliferación de las bacterias inmunes a los antibióticos, también
conocidas como superbacterias.
Pero poca gente habla de un tratamiento de un siglo de antigüedad,
olvidado "convenientemente" en Occidente con
el desarrollo de los
antibióticos, pero preservado y ampliado en la antigua URSS.
Durante décadas, hemos estado ayudando a las bacterias a desarrollar
resistencia al tomar antibióticos cuando no los necesitamos y al
dejar de tomarlos antes de lo indicado, lo que ha llevado al
desarrollo de peligrosas bacterias inmunes a todo tipo de
tratamiento con antibióticos.
De hecho, 700.000 personas en todo el mundo mueren cada año por esta
razón.
El peligro es tan grande, que el tema incluso ha sido tratado en la
última reunión de la ONU en Nueva York, donde se trató la
proliferación de las superbacterias como,
"la mayor amenaza global para la
salud".
Los líderes a más alto nivel de las
naciones participantes firmaron un borrador que reconocía la
creciente amenaza que suponen las superbacterias.
Incluso
el Banco Mundial ha hecho hincapié en ello, declarando que
se podría producir una nueva 'crisis económica mundial' provocada por
la proliferación de las superbacterias.
La difusión de las llamadas superbacterias resistentes a los
antibióticos conocidos llevaría a la reducción de la tasa de
crecimiento del PIB mundial entre un 1,1% a un 3,8% y provocaría una
crisis económica igual a la del 2008, revela el informe del Banco
Mundial.
Sin embargo y a pesar de todas estas
declaraciones alarmantes y casi apocalípticas, existen clínicas en
la antigua Unión soviética, concretamente en Georgia, que son
capaces de luchar contra estas bacterias resistentes a los
antibióticos… con un remedio descubierto hace más de 100 años.
Cada año, muchas personas viajan a Tiblisi, la capital de Georgia,
donde existe esta alternativa a los antibióticos.
Fuente
En un
artículo de la BBC, nos hablan del caso de Sophie, una mujer
que viajó desde Francia y que sufre de fibrosis quística, que le
causa infecciones pulmonares crónicas que ya no responden a los
antibióticos.
"No puedo respirar, toso todo el
tiempo. Ni como, pues no me da hambre".
"Se me agotaron todas las alternativas, ya que después de un
tiempo, las bacterias se vuelven resistentes, los antibióticos
no funcionan tan bien, tienes que tomártelos más a menudo y vas
perdiendo las esperanzas".
La situación
de Sophie
es desesperada
Pero ahora, su esperanza es una terapia centenaria.
El tratamiento se llama "terapia de fagos" e involucra el uso de
virus naturales para tratar infecciones bacterianas patogénicas.
Se sabe de ello desde que, en 1913, el bacteriólogo británico
Frederick Twort descubrió un agente bacteriolítico que infectaba
y mataba a las bacterias.
Cinco años después, el microbiólogo canadiense Félix d'Herelle
anunció el descubrimiento ,
"un antagonista invisible microbiano
del bacilo de la disentería", y lo llamó
bacteriófago.
Pero cuando los antibióticos se popularizaron en la década de 1950,
quedaron relegados y, eventualmente, olvidados.
No es difícil intuir que
las propias farmacéuticas que desarrollaron
esos antibióticos, hicieron todo lo posible "para que se olvidara"
ese tratamiento, igual que hicieron con la plata coloidal y muchos
otros remedios baratos, efectivos y naturales de los que no podían
sacar ninguna ganancia.
Sin embargo, gracias a la escasez de antibióticos en la antigua
URSS, especialmente bajo Josif Stalin, estos conocimientos se
preservaron y nunca descartaron este tratamiento con fagos, como
pasó en Occidente.
En 1923, un microbiólogo llamado George Eliava fundó un instituto
dedicado a los bacteriófagos, en Tiblisi.
Cuando
los fagos encuentran bacterias, se prenden de ellas e
inyectan su ADN en la célula, donde se reproducen.
Los fagos recién nacidos hacen estallar las paredes celulares y
repiten el ciclo hasta que la infección desaparece.
El fago que está encima de la bacteria, la inyecta,
y su descendencia se reproduce dentro de
ella.
…hasta que destroza la bacteria.
Los recién nacidos salen
en busca de otros anfitriones
y la historia vuelve a empezar.
En el caso Sophie, el tratamiento empieza cuando los doctores toman
muestras para identificar el tipo de bacterias que están causando su
infección.
Es un paso importante pues, a diferencia de los antibióticos de
amplio espectro que matan a una gran cantidad de bacterias, cada
bacteriófago mata sólo una especie o cepa.
Cuando identifican la responsable, desarrollan un fago que ataque
ese tipo específico de bacteria. Esta fase crucial del proceso se
realiza en los laboratorios de fagos de Eliava, donde han aprendido
cómo optimizar los más efectivos.
En una
placa de Petri ponen la muestra de la bacteria y
sencillamente le añaden diferentes fagos y los incuban durante la
noche.
Al otro día, revisan el resultado, que se ve como muestra la foto de
abajo…
Una vez identificado el fago, los investigadores inician el proceso
de convertirlo en un tratamiento que puede ser tomado por vía oral,
inhalado o aplicado externamente para tratar el problema con
precisión.
Mientras que la ciencia de la terapia con fagos es muy específica,
el rango de enfermedades clínicas que se pueden tratar con ella es
vasto.
La clínica del instituto es muy concurrida y lo remarcable es que en
cada puerta hay placas indicando las especialidades,
-
ginecología
-
ortopedia
-
medicina interna, etc.,
…todas usando terapia de fagos para
aliviar dolencias.
Una de las razones del éxito de los bacteriófagos es su gran
abundancia y diversidad.
En Eliava han estado recogiendo fagos durante décadas. Tienen
ampolletas que han estado ahí desde los años 30.
No obstante, eso es una gota en el océano.
De hecho, los bacteriófagos son la forma de vida más abundante en la
faz de la Tierra.
Eso implica que si la bacteria desarrolla resistencia al fago que la
ataca (como lo hizo
con los antibióticos), los científicos pueden
acudir a su depósito o a la naturaleza para encontrar otro.
Además pueden evitar que se desarrolle la resistencia creando
mezclas de fagos para atacar a la bacteria desde diferentes ángulos.
Esta es una de las razones por las que la directora del
Instituto Eliava, Mzia Kutateladze, está convencida de que los
bacteriófagos pueden jugar un papel importante para resolver el
problema actual.
"En primer lugar, podemos erradicar
muchas enfermedades infecciosas que en la actualidad no podemos
tratar con antibióticos", le dice a la BBC.
"Además, pueden reducir la resistencia a los antibióticos. Ese
es un logro muy, muy importante. El uso combinado de
antibióticos y fagos es realmente muy efectivo y prometedor",
añade.
A pesar de su éxito en Georgia, la terapia con bacteriófagos tiene
que ser aprobada y regulada antes de que se pueda usar en Occidente.
Ya se están haciendo ensayos clínicos en Europa, así que pacientes
como Sophie podrían llegar a recibir la ayuda que necesitan en casa.
"Quizás ahora pueda ganar un poco de
peso. Voy a caminar sonriendo, sin tener que pensar en el
esfuerzo que estoy haciendo", dice, feliz, tras recibir el
tratamiento.
El cirujano Gabriel Weston, que
realizó el reportaje para la BBC, afirma que este tratamiento podría
acabar con el problema…
"Juzgando por lo que vi en Tiblisi,
para mí es claro que la terapia con fagos va a jugar un rol
crucial en nuestra eterna guerra contra la infección bacteriana.
Después de todo, si algo aprendimos de la era de los
antibióticos es que necesitamos todas las armas posibles en
nuestro arsenal para vencer a esos superorganismos.
Quizás ahora, 100 años después de descubiertos, finalmente llegó
la hora de prestarle a los bacteriófagos la atención que se
merecen".
Ahora veremos si las farmacéuticas
presionan para impedir que puedan desarrollarse estos tratamientos
baratos y efectivos en Occidente.
Es muy posible que vivamos la secuencia siguiente:
la existencia de
estos tratamientos, poco a poco saltará a las portadas de los
medios, se empezará a hablar de ello y en poco tiempo aparecerán las
primeras voces críticas con dicha técnica, que irán retrasando tanto
como puedan la aprobación de estos tratamientos.
El
objetivo será dar tiempo a
las multinacionales farmacéuticas
occidentales para que desarrollen sus propias
investigaciones respecto a los fagos y puedan dotarse de sus
propios bancos de muestras de fagos para vender los
tratamientos… incluso para patentarlos y tener los derechos
sobre fagos específicos contra enfermedades, con los que
ganar ingentes cantidades de dinero en el futuro.
Y no descartemos que en poco tiempo,
alguna de estas grandes farmacéuticas compre estas clínicas
georgianas y se haga con todos sus conocimientos para sacarles el
máximo provecho en exclusiva.
Así, en un futuro no muy lejano, cuando las superbacterias campen a
sus anchas, serán las propias multinacionales farmacéuticas las que
nos ofrecerán al precio que quieran, los "efectivos tratamientos con
fagos"… esos mismos tratamientos que ellas mismas forzaron a ignorar
durante décadas para su propio beneficio.
La demostración de que "están ganando tiempo", lo tenemos en que las
noticias al respecto del tratamiento con fagos ya las encontrábamos
en 2014, cuando la revista
Nature le dedicaba artículos.
Fuente
Pero desde entonces, en lugar de decirle al mundo que "existe un
posible tratamiento contra las superbacterias" y dar esperanza con
ello, las noticias se han centrado en afirmar lo contrario y en
provocar alarma e incluso declaraciones de
la ONU al más alto nivel,
hasta el punto de que
el Banco Mundial ya nos advierte de,
"una
crisis económica que afectará sobretodo a los países más pobres,
especialmente afectados por el problema".
Quizás es lo que quieren… que exista ese problema y afecte
gravemente a los países más pobres, para que se reduzcan sus
poblaciones y se endeuden aún más, mientras
las grandes
farmacéuticas van preparándose para el inmenso negocio que se
avecina.
Esta técnica de dilación de las soluciones médicas, ya la hemos
visto antes...
Es algo parecido a lo que está sucediendo con el uso terapéutico (y
recreativo)
del Cannabis.
Se sigue persiguiendo el consumo y a los "pequeños productores o
traficantes", a la vez que proliferan los estudios que hablan sobre
sus enormes beneficios medicinales.
Todo tiene un objetivo bien concreto…
Las prohibiciones sobre el Cannabis se irán relajando en todo el
mundo a medida que las multinacionales se apoderen de su producción
y creen sus propias cepas de Cannabis transgénico con las que
suministrar a todo el mundo cuando su consumo se legalice
completamente.
Así se asegurarán de que todo el volumen de negocio solo recaiga en
sus bolsillos…
Sí, pronto el Cannabis será la cura de muchos males… pero solo
cuando te lo pueda vender
Monsanto (ahora Bayer).
Y lo mismo sucederá con los fagos…
Fuentes
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