por Jorge Carvajal P.

Extraído de

"¿El caos climático es de origen humano?"

22 Febrero 2021

del Sitio Web UnAlma

Información enviada por GGdeCh

 

 

 

 

 



Si no afrontamos los extremos en el clima de nuestras relaciones humanas, difícilmente podremos contribuir a resolver el desajuste que hemos contribuido a generar en el clima planetario.

El 'recalentamiento del clima de nuestras relaciones humanas', la irritabilidad, la inseguridad, el clima de intolerancia y de violencia, los brotes de separatismo, de racismo y anarquismo y los movimientos colectivos anti-ciencia, y anti-todos los sistemas, no pueden separarse de esta tormenta de desajuste climático, que la 'humanidad' desencadena.

 

Una forma docta de inconsciencia nos lleva a ignorar lo que bien conocemos, y a generar un sentimiento de desarraigo del organismo viviente de la tierra.

 

La polarización extrema ha agravado una crisis antropogénica que ya reúne los ingredientes necesarios para la aparición de una tormenta perfecta a escala planetaria, de la que la actual 'pandemia' pareciera ser apenas una de las primeras manifestaciones.

El aire, el agua y la tierra contaminadas son evidencia de que un enfriamiento global toca más allá de Europa y América, el corazón humano.

 

La indiferencia nos lleva a aplazar las soluciones en un tiempo de real emergencia, lo que no sólo es suicida para nuestra especie sino que también condena la delicada cadena de centenares de miles de especies a la extinción.

Esta crisis del desequilibrio climático, que destruye más seres humanos y especies vivientes que todas las pandemias, no se puede resolver sólo con,

máscaras, distanciamientos, terrorismos, o infodemias...

No existen vacunas para la resistencia al cambio, ni para la falta de conciencia de nuestra responsabilidad con todos los seres de la tierra.

 

Necesitamos un cambio de conciencia, abrazar entre todos los avances de la ciencia y generar una nueva cultura que involucre a todos los territorios de la tierra.

 

No sólo han sido los volcanes y los movimientos sísmicos, no sólo son los gases de efecto invernadero los que nos pueden precipitar hasta el abismo de otra gran extinción sin retorno posible.

 

Un cataclismo de separatismo y discriminación minó nuestros cimientos y nos dispersó en la polarización y el individualismo extremos que congelaron nuestro corazón humano.

Contribuimos al equilibrio del clima planetario cuando temperamos el clima helado de la guerra fría y de todas esas guerras activas que sostenemos para afirmar lo propio, a costa de la miseria de los otros.

Emprendamos todos ahora un regreso hacia nosotros, reconociendo en el camino las propias huellas sobre la tierra herida.

 

Salgamos ahora mismo del camino del abismo al que conduce un mundo dividido entre culpables y víctimas.

 

Asumamos la responsabilidad de reconocer en la diversidad los cimientos de la estabilidad y la unidad.

 

Hagamos todos una contribución efectiva para resolver el desequilibrio del clima planetario, sanando los enfriamientos y calentamientos extremos en el clima de nuestras relaciones humanas.