21 Junio 2019
del Sitio Web
PijamaSurf
La gran fantasía de
nuestra era
La humanidad moderna se define por la tecnología.
No sólo porque vive
envuelta en una esfera tecnológica -conectado 24/7- sino porque en
cierta manera ha reemplazado lo que antes era la religión y la
creencia en una inteligencia superior con la ciencia, la tecnología,
los algoritmos y la inteligencia artificial.
Se ha dicho que ante el
poder de compañías como Amazon,
Google,
Facebook y otras que están
siendo operadas
con base en algoritmos más que en
decisiones humanas, y al hecho de que el mercado bursátil ya es
dominado por algoritmos, se puede aseverar que ya somos en buena
medida gobernados por las máquinas y sus
algoritmos.
Esto, hemos pensado,
debería traernos no sólo más riqueza y eficiencia,
sino mayor prosperidad y 'felicidad'.
Pero no ha sido así...
El hecho más contundente que demuestra que nuestra apuesta por la
tecnología como panacea no funciona realmente es que estamos
a punto de entrar en un estado de emergencia global - si no lo
estamos ya - en el que la mayoría de las formas de vida corren el
riesgo de desaparecer.
Esto es algo que sólo
nuestra dependencia a la tecnología, ligada a una economía
capitalista de crecimiento infinito, ha podido hacer.
Se trata de una especie
de pacto fáustico, en el que literalmente le vendemos el alma
a la tecnología (alma entendida en su concepción original: vida).
Sobre este tema, el
teórico de medios Douglas Rushkoff ha
hablado con gran
lucidez.
Richard Powers, uno de los escritores más destacados de los
últimos tiempos en Estados Unidos, fue recientemente
entrevistado
por El País, y dejó este párrafo que sintetiza de manera
perfecta lo que nos sucede:
La tecnología nos da
la falsa impresión de que podemos controlar el mundo físico y
dictar los términos de nuestra propia vida. Todo, incluso la
inmortalidad, parece estar a nuestro alcance, pero es falso.
La realidad es que en
lugar de aplacar nuestros deseos y temores, la tecnología los
exacerba. Tenemos más miedo que nunca a la muerte. El desarrollo
material que hemos alcanzado nos deja más insatisfechos que
antes.
Todos somos víctimas
de una terrible sensación de soledad y alienación. Nuestra
manera de vivir carece de sentido. Lo terrible del capitalismo
tardío es que conduce a la impotencia.
Rockefeller describió la
situación mejor que nadie cuando le preguntaron:
'¿Cuánto es
suficiente?' y respondió: 'Un poco más'.
Ese es el mundo en el
que vivimos. No hay satisfacción posible y no somos conscientes
del engaño.
Seguimos convencidos
de que la tecnología resolverá nuestros problemas, cuando es la
causa directa de catástrofes como el cambio climático y el
agotamiento de los recursos naturales.
Hay que decir que ni
Powers ni Rushkoff abogan por regresar a un mundo pre-tecnológico,
algo que sería una fantasía aún más grande que creer que la
tecnología nos va a salvar.
Lo que es necesario es un
cambio de actitud esencial en las personas, un nuevo humanismo, en
el que se ponga en primer lugar en toda consideración a la vida
misma.
Una verdadera economía
sería una ciencia de la casa, una ciencia de saber cuidar la casa,
no de ganar más dinero, pensando que eso podrá salvar la casa de
todos los desastres que estamos invocando.
En otras palabras lo que
se necesita es una cultura de la ecología profunda, que es una
armonía entre los seres vivos, consciente de la interdependencia.
Para ello es necesario
entender que perseguir, como Rockefeller, ese "un poco más" (en el
más craso autoengaño samsárico), asegura siempre la insatisfacción y
actualmente quizá la destrucción...
La Tecnología Digital nos está...
Desconectando de Nuestra Alma
-
Una
Conversación con Douglas Rushkoff -
por Alejandro Martínez Gallardo
15 Abril 2019
del Sitio Web
PijamaSurf
Una entrevista con Douglas Rushkoff,
uno de los más importantes
teóricos
de medios en el mundo...
Douglas Rushkoff lleva más de 25 años pensando sobre la tecnología y
sus efectos en la conciencia humana.
Actualmente es considerado uno
de los teóricos de medios más influyentes en el mundo, quizá el más
digno heredero de
Marshall McLuhan, y sin duda uno de los más
lúcidos exponentes de la crisis moral, ecológica y espiritual que
representa la tecnología para el ser humano en estos momentos.
Hace
unos días pude conversar con Rushkoff y discutir algunos de los
temas sobre los cuales hemos reflexionado en este sitio en los
últimos años, mismos que trata con enorme claridad en su más
reciente libro, Team Human. (El audio y la transcripción más abajo).
Rushkoff fue uno de los más cercanos observadores de los inicios del
Internet - un proyecto académico para facilitar la colaboración y
distribuir el conocimiento - que de la mano de un grupo de artistas,
intelectuales, programadores y psiconautas parecía tener el
potencial de convertirse en una poderosa herramienta contracultural,
capaz de expandir la conciencia a través de la información y
conectar a las personas en torno a una serie de valores humanistas.
Lamentablemente este entusiasmo, por momentos hasta psicodélico, no
pudo hacer frente a los valores utilitarios del capitalismo que
rápidamente cooptaron la Web.
En alrededor de 20 libros, Rushkoff ha
analizado cómo ése prometedor viaje inicial se ha ido tornando en un
mal-viaje colectivo, que nos divide, polariza la realidad y amenaza
con deshumanizarnos completamente.
En
Team Human, Rushkoff hace una
summa, un destilado de todo lo que ha aprendido sobre la tecnología
digital, a través de la cual se expresa y expande el capitalismo
corporativo.
Rushkoff nota que la tecnología digital está siendo
programada "con una agenda antihumana" que pone en entredicho
nuestra autonomía.
Al promover una visión "mecanomórfica de la
realidad", en la que el ser humano es concebido como una computadora
y la realidad como información, se devalúa la esencia humana y se
vuelve más fácil que aceptemos ser reemplazados por robots.
El software del capitalismo promueve sus valores utilitarios - de
competencia e individualismo - por encima de los valores realmente
humanos, pro-sociales, y así nuestra relación con el mundo y con los
demás empieza a reflejar una visión mercantilizada.
Vemos a los
otros y al mundo como cosas: cosas que podemos usar o explotar para
nuestro beneficio.
Heidegger y McLuhan ya nos habían dicho que la
tecnología no es nunca neutral y cuando la consideramos así, nos
arriesgamos a que sus efectos sean aún más nocivos. Al amplificar
algunas de nuestras capacidades, la tecnología también amputa otras,
a veces mucho más esenciales.
Rushkoff incluso ha sugerido que
pensemos en la tecnología digital como una droga y en los algoritmos
como una especie de demonología. Que miremos a los ojos de las
personas que la consumen - esa droga de estar checando el teléfono a
cada rato, buscando un nuevo fix de dopamina - y que decidamos si
queremos consumirla.
En la conversación que tuve hace unos días con
él, incluso sugirió que lo que la tecnología está amputando es
nuestra alma, una aseveración que me parece acertada. Es evidente
que estamos perdiendo algo "esencial".
Algo que sólo ocurre cuando
respiramos el mismo aire - el mismo espíritu - nos vemos a los ojos y
hacemos rapport. (No se puede respirar el mismo aire a través de una
pantalla).
Tal vez estamos perdiendo la capacidad de asombro, la
cualidad de maravillarnos y preguntarnos sobre los misterios de la
existencia (de la cual nace la filosofía según Platón y
Aristóteles).
O tal vez nuestra facultad de controlar nuestra
atención, la facultad esencial para educar, purificar e incluso
iluminar nuestra mente (como notaron pensadores como William James,
Simone Weil o los mismos rishis védicos).
A continuación presentamos una conversación con Douglas Rushkoff.
El
audio está en inglés, por lo que hemos transcrito y traducido la
entrevista (levemente editada con fines de claridad y fluidez):
Para audio en ingles
hacer "click" en imagen arriba:
Transcripción y
traducción
AMG: Hace poco
menos de 20 años, cuando estaba en la universidad, leí tu libro
Cyberia, era un momento cultural de mucho entusiasmo. Creíamos
que el Internet iba a distribuir el conocimiento, la conciencia,
la libertad. Todos estaríamos más conectados y la información
nos emanciparía. Tim Leary había dicho que las computadoras eran
el nuevo LSD. Otros hablaban de la Red como la materialización
de las ideas de Teilhard de Chardin, una conciencia global o
noosfera. Escribiste Cyberia hace 25 años y las cosas han
cambiado, ¿qué fue lo que hizo que este sueño se acabara?
DR: Creo que todo lo que estábamos diciendo era verdad. Puedes
darle a una persona cinco gotas de LSD y decirle que eso le hará
ver las cosas como realmente son y le ayudará a despojarse del
velo de ilusiones que lo detienen, y podrá ver cómo toda la
humanidad y toda la vida están conectadas y son partes de una
sola gran conciencia. Pero si tienes lo que Leary llamaba un set
and setting [marco/configuración y contexto/ambiente]
equivocado, entonces el resultado será otro. Cuando tomas ácido
debes estar consciente de cuál es tu marco mental, cuál es tu
intención y cómo es el setting, el ambiente en el que te mueves.
En la época en la que escribí Cyberia y Leary hablaba del
Internet como ácido, queríamos crear un marco conceptual
alrededor de esta tecnología, queríamos promover un cierto set and setting, el set que estábamos impulsando era que esta era
una forma de unir a la humanidad, de coordinarnos y promover el
contacto. El setting que creamos era el rave, creíamos que era
una forma de experimentar la electrónica y lo digital, como un
paisaje social, como un fondo para la interacción social.
Hacíamos música a 120 BPM, como el latido del corazón del feto,
para intentar que todos se unieran a un maravilloso trance
colectivo y luego llegaron los de Wired Magazine y los
libertarios digitales y ellos trataron de promover un set and
setting muy diferente. Ellos dijeron: "No, no, el Internet no se
trata de conectar a las personas en este nuevo organismo hippie.
El Internet va a promover el capitalismo corporativo como nunca
antes. Ya se veía a principios de los 90 que el mercado se había
quedado sin combustible, pero ahora que tenemos el Internet
podemos colonizar la atención humana, podemos seguir creciendo
el mercado, obtener nuevas superficies y expandirnos
exponencialmente para siempre". El setting que crearon fue la
bolsa de valores y el capital de riesgo. Esto ha llevado a la
humanidad a este mal-viaje que experimentamos hoy en día, en el
que todos están distraídos y todas las personas que ves en línea
son algún un tipo de enemigo o adversario que se sólo se fija en
todas las fronteras entre nuestros países y en todas las
diferencias. [Una situación en la que nos la pasamos]
deshumanizándonos los unos a los otros, e imaginándonos a zombis
y robots que vienen a vengarse de nosotros. Esto es un gran
mal-viaje. Si tú le dijeras a alguien en 1992, cuando el Internet
estaba surgiendo, que una vez que el Internet se consolidara
esto llevaría a que Donald Trump fuera presidente de Estados
Unidos, eso le hubiera parecido ridículo, alucinatorio. O que el
planeta estaría al borde de un cambio climático tan extremo que
la humanidad probablemente se extinguirá en los siguientes 200
años. De nuevo, diría: "Esto es una locura, esto es un enorme
malviaje de proporciones suicidas".
Creo que no nos equivocamos sobre lo que estaba pasando, sólo
que no consideramos lo poco preparadas que estaban las personas
del mundo para algo tan poderoso como un viaje de ácido, o qué
ocurriría si fueran a experimentar uno. Y esto fue lo que
ocurrió.
AMG: Al final de Cyberia advertiste sobre "los tipos de Wired"...
DR: Sí, lo hice, nadie parece acordarse de eso. Gracias por
recordarlo. Me entrevistan y dicen "Cuando escribiste Cyberia
pensabas que todo iba a estar bien, pero ahora admites que te
equivocaste y que llegaron los de Wired". No, en realidad el
final de ese libro dice que había otra visión compitiendo por el
Internet, que ya se estaba posicionando la revista Wired y Mondo
2000 se estaba difuminando en el fondo y si no tomábamos
conciencia y hacíamos algo, esto no iba a acabar sucediendo [la
visión contracultural de la Red].
AMG: Ahí fue cuando se empezaron a programar los valores
capitalistas a esta maravillosa Red que creíamos que nos
conectaría y tenía tanto potencial para promover la conciencia
humana. Pero como casi siempre sucede en la historia, lo que
echa a perder algo bueno es el amor del dinero y el priorizar
los valores utilitarios, como has mencionado en tu trabajo
antes, el hacer las cosas sólo para obtener ganancias, bajo un
esquema de crecimiento [económico] infinito, en lugar de hacer
las cosas por sí mismas, por su valor intrínseco, por amor a la
cosa en sí. Esto podría explicar un poco qué es lo que falló...
DR: Pues sí, es natural, porque los seres humanos tenemos eso en
nosotros. Un poco antes del lanzamiento de mi libro, vi un
relanzamiento de 2001 de Kubrick. Ya se me habían olvidado todas
estas escenas con los humanos-monos en la primera parte de la
película, y hay una escena en la noche en la que los
humanos-monos están sentados a un lado de un acantilado, y todos
están juntos, despiertos y muy atemorizados, porque en el fondo
se escucha el sonido de un terrible predador, tal vez un tigre
diente de sable gruñendo en la distancia. Y me pregunté
mientras lo veía: ¿cuántas noches pasamos así, por cuántos
cientos de miles de años las personas se sentaban juntas en la
oscuridad, con el temor de que algo las agarrara y las devorara?
Y ese miedo es tan profundo, está tan arraigado. Es muy tentador
cuando encuentras algo nuevo pensar "¿qué puedo hacer con esto
para tener más seguridad, para lograr escalar por sobre los
otros, para tener una casa más grande o tener dinero?". Estamos
constantemente en este estado de amenaza o ansiedad. Así que
entiendo, no creo que sean malignos, simplemente tienen miedo y
si no encontramos seguridad a través de una cultura comprensiva
y una comunidad que nos brinde apoyo, obviamente lo vamos a
buscar en el dinero y a través de mecanismos de autodefensa.
AMG: En tu libro argumentas eso, que vivimos en un mundo que es
más un deporte de conjunto que una competencia, se trata menos
de imponernos -al estilo de las langostas [macho alfa] de Jordan
Peterson- y más de estar abiertos y de hacer rapport y de
mirarnos a los ojos y todas las cosas que hacen que la vida
tenga sentido y nos produzca asombro. Argumentas
convincentemente esto en tu libro. ¿Por qué es tan importante
para la evolución humana tener conexiones humanas
significativas?
DR: La historia de la evolución ha sido pervertida por
libertarios y neoliberales. Están intentado argumentar que el
mercado de competencia -su modelo para la sociedad- es de alguna
manera más consonante con las leyes de la naturaleza y
argumentan que Darwin describió la naturaleza como una
competencia, una batalla para la supervivencia del individuo más
apto. Pero cuando leo a Darwin no leo esto para nada. Lo que
Darwin dice es que las especies cooperan y colaboran para
asegurar el florecimiento mutuo. Es la vieja historia que
cuentan en la escuela sobre los árboles grandes que se extienden
hacia el Sol y cubren a los árboles más pequeños que se quedan
en la sombra y luego mueren. Pero no es cierto, los árboles
grandes que obtienen el sol comparten los nutrientes con los
pequeños a través de la tierra. Y luego, cuando los árboles más
grandes pierden sus hojas en el invierno, los árboles
perennifolios más pequeños comparten sus nutrientes con los más
grandes, asegurando la supervivencia de todos. Y así es también
cómo ocurre con los seres humanos. Si los seres humanos somos la
especie más avanzada es porque tenemos los métodos más avanzados
para comunicarnos y colaborar entre nosotros. Y si consideras
los 500 mil u 800 mil años de evolución humana, puedes ver cómo
hemos desarrollado arduamente estos mecanismos sociales para
hacer contacto visual, establecer una relación: sincronizando nuestra
respiración, aprendiendo cuándo alguien está de acuerdo con
nosotros y desarrollando neuronas espejo que liberan oxitocina
en el flujo sanguíneo cuando estás entrando en rapport y
comunicándote íntimamente con otra persona.
Estos mecanismos son sumamente complejos y elaborados y sin
embargo tan fácilmente derrotados en los espacios en línea.
Fácilmente derrotados por compañías que nos colocan en estados
de temor o que sólo nos dejan comunicarnos a través de ventanas
de 5 centímetros. Perdemos esa relación, esa intimidad no verbal,
y cuando no lo tenemos empezamos a sospechar de los otros. Es
cómo encontrarse con otro hombre-de-la-cueva y no hacer contacto
visual, no sonreír y no respirar juntos... pensaríamos: "Me
quiere matar."
AMG: La tecnología digital está creando una falsa conexión
humana. Llama la atención que la mayoría de las compañías de
tecnología han utilizado en algún momento en su discurso la idea
de que están conectando a las personas. Pero parece que lo que
han hecho es lo opuesto, nos han desconectado de nosotros
mismos, de los otros, de la naturaleza y nos han conectado con
un espacio virtual que es una especie de simulación en la cual
se proyectan valores narcisistas, nihilistas y hedonistas. En
cierto sentido, lo que están haciendo es utilizar nuestra
necesidad de conexión y usándola en nuestra contra. Como has
argumentado antes, los algoritmos están aprendiendo a explotar
nuestras debilidades mentales y nuestras necesidades de conexión
y están poniendo en entredicho nuestra propia autonomía y
agencia humana.
DR: Totalmente, es la vieja historia. Como la Iglesia haciendo
que las personas tengan vergüenza del sexo y luego usando eso
para controlarlas. La publicidad depende de una sociedad en la
que las personas no están teniendo sexo para que puedan hacerte
creer que al comprar sus productos obtendrás la intimidad de la
que careces. Y ahora lo hacen de una manera adictiva, pues si
con tu tecnología puedes obtener casi la sensación de una
conexión con otra persona, eso te hace regresar una y otra vez,
compulsivamente, a intentar obtener esa conexión real. Pero no
está allí. Es una adicción pura. Sólo nos volvemos adictos a las
cosas que no satisfacen realmente nuestra necesidad esencial,
pues si la satisfacieran no nos volveríamos adictos,
obtendríamos nuestras dosis y estaríamos listos para hacer otra
cosa. Es algo muy oscuro, y lo triste es que es intencional,
esto es lo que enseñan en el Captology Lab de Stanford, esto es
lo que los libros de marketing digital enseñan: cómo aplicar el
algoritmo de las máquinas tragamonedas de Las Vegas en tu
news-feed. Son formas de manipular los mecanismos sociales
altamente evolucionados de las personas y sobrepasarlos o abusar
de ellos para persuadirlas a hacer cosas que van en contra de
sus mejores intereses. Y entre más hondo nos metemos en esto,
más necesitamos estas formas completamente falsas de conectar
entre nosotros.
AMG: Escuché recientemente uno de los podcasts de Team Human con
Mark Pesce, en donde hacen la conexión entre algoritmos y
demonios. De alguna manera, la definición de un "demonio"
coincide. Pues estos algoritmos están siendo operados
invisiblemente como si fueran unos
egregors, comunicándose entre
sí, aprendiendo a explotar nuestras debilidades y a extraer
cosas de nosotros, y no entendemos realmente cómo funcionan...
DR: Sí, hasta el lenguaje que usan cuando los desarrollan: les
enseñan a buscar lo que llaman "exploits" (vulnerabilidades que
explotar), estos son los agujeros en los humanos, el código
inconsistente en los humanos. Hace tiempo, cuando yo era un
joven hacker, los exploits eran los agujeros en los sistemas
operativos, y eran los seres humanos, chicos jóvenes, humanos,
los que buscaban exploits en la tecnología para encontrar una
entrada a la tecnología. Ahora es la tecnología la que busca
estos exploits en los seres humanos para encontrar una vía de
entrada en nosotros. Es una inversión preocupante.
AMG: Sí, se revierte la figura y el fondo... Es importante ser
consciente de esto. Podemos pensar en los algoritmos como
demonios, o al menos como drogas. Pues realmente nos cambian de
estado mental Cuando usamos Facebook o Instagram nuestro
cuerpo-mente cambia y normalmente no cambia de una manera muy
positiva, no nos hace más abiertos, nos cambia hacia un modo más
narcisista, quizá más deprimido, quizá queriendo compararnos con
los otros. McLuhan fue realmente iluminador en este sentido, con
su idea de que la tecnología nueva siempre amputa una facultad a
la vez que amplifica otra. Así que, ¿cual sería la facultad que
amputa actualmente la tecnología digital?
DR: En estos momentos, creo que lo que está amputando es nuestra
alma. Por eso creo que "demonio" es una buena expresión para el
algoritmo, nos están tratando de desconectar de nuestra alma.
Están tratando de hacernos pensar en nosotros mismos únicamente
en términos de nuestro valor utilitario, o de los datos que
podemos proveer y cualquier cosa real y humana o artística y
emocional para la computadora, para este sistema de valores, es
sólo ruido. Esa es la cosa que debe auto-tunearse [eliminar las
falencias humanas en una pista de audio] fuera de la
existencia... y eso es todo lo que tenemos, eso es la existencia
humana real. Si aceptamos hacer un auto-tune de esto, rasurarlo,
programarlo fuera de nuestra conciencia, entonces bien podríamos
sólo ser máquinas o zombis, porque esto es lo que nos hace
humanos, raros y maravillosos.
Me acuerdo de que fui a la conferencia Bonus Mx y lo bueno ahí
era que había estos jóvenes mexicanos muy despiertos,
psicodélicos, y atractivos, pero luego cuando se acercaban a
hacerme preguntas querían saber cómo hacer que la Ciudad de
México fuera el nuevo Austin South by Southwest. Y realmente no
es necesario irse por ahí. Y entiendo que económicamente tal vez
no tengan lo que quieren, tal vez el dinero o las inversiones o
lo que sea que sienten que necesitan, pero al menos están lo
suficientemente conectados a la realidad como para luchar contra
estas fuerzas.
AMG: Creo que mencionas en tu libro algo así: el problema parece
ser que no creemos en la sabiduría tradicional, o en la
sabiduría de la tierra. Creemos que lo nuevo es lo bueno.
Dejamos de creer que nuestras tradiciones y nuestra forma de
vivir tienen un valor intrínseco. Si siempre queremos competir,
ser como el otro, acabaremos perdiendo nuestra alma o nuestra
identidad.
DR: En Estados Unidos, todos odiamos a nuestros padres, o al
menos hasta que crecemos. Y bueno, digamos que eso está bien.
Vas a odiar a tus padres. Pero por lo menos, no odies a tus
abuelos. Al menos créeles a ellos. Pero en Estados Unidos los
encerramos en asilos para que no puedan infectar a los jóvenes
con valores apropiados. Es realmente desquiciado. Pasas tiempo
con una familia nativo americana y hacen de cenar y cuando la
comida está lista, dejan que los más viejos se sirvan primero,
luego alimentan a los más chicos y después se alimentan ellos.
La idea de que los viejos tienen los valores es importante. En
el libro escribí sobre el lugar donde construyeron la planta
nuclear de Fukushima. Sus ancestros habían dejado advertencias
inscritas en piedra de que no construyeran en ese lugar [por
tsunamis previos], pero ignoraron esto y de todas maneras
construyeron la planta. Y por supuesto, acabó inundada. Ya no
hablan mucho de esto, porque no es una noticia nueva, pero sigue
derramando inmensas cantidades de desechos nucleares tóxicos,
cualquier pescado que pesques en las costas oeste de
Norteamérica o de Sudamérica está infectado de esta radiación y
lo puedes medir. Y esto sigue sin contenerse, todavía no saben
cómo pararlo. Todo porque insistieron en pensar: "Ellos [los
viejos] no sabían nada, no se comparan conmigo, no saben lo que
nosotros tenemos, no sabían cuán poderosos somos con nuestra
tecnología".
AMG: Eso me parece que revela una ideología nihilista que permea
la cultura actualmente. Pues no valuamos la sabiduría ancestral
porque pensamos que somos mucho más inteligentes con nuestra
ciencia y nuestra tecnología que transforma la naturaleza y
produce aparatos brillantes que hacen todas estas cosas
asombrosas. Nos parece que somos mucho mejores. Pero tal vez con
esto hemos perdido algo más esencial que nuestra tecnología: una
forma de relacionarnos entre nosotros, de relacionarnos con
nuestro entorno, de mirar hacia adentro y explorar nuestra
propia conciencia. Es preocupante, pues al menos en mi
experiencia no veo a muchas personas -y tal vez tú tengas otra
experiencia hablando con muchas personas y enseñando en la
universidad- creyendo en valores humanos auténticos, esenciales,
en lo bueno, lo bello, lo verdadero. Me parece que el mundo se
está volviendo un lugar en el que hay cada vez menos espíritu
auténtico. Hay, por supuesto, mucha espiritualidad, en su forma
capitalista: autosuperación, desarrollo del potencial humano,
"encuentra tu yo verdadero" y conviértete en un mejor hombre de
negocios o en un chamán. Pero no así una conexión auténtica con
antiguos valores filosóficos. Creo que estos valores -como lo
bueno, lo bello, lo verdadero- no deben hacerse a un lado tan
fácilmente. Tal vez creemos que "todo es relativo, todo es
subjetivo; yo creo mis propios valores, yo creo mi propia vida".
Pero no veo cómo podamos valorar realmente al ser humano sin
estos valores, incluso apelando a la idea religiosa de que
"somos imágenes de la divinidad". Sé que decir eso es
controversial en nuestra época, pero al menos tenemos que creer
que somos algo esencialmente bueno, lo cual debemos cuidar. De
otra manera, no veo por qué no nos deban reemplazar con
máquinas.
DR: Creo que hay muchas razones para esto. Una de ellas es el
culto del individuo. El cual en realidad nació en el
Renacimiento europeo, esta idea de que el ser humano es un
individuo y no un colectivo. Y esa idea fue peligrosa, porque al
irnos por allí creamos la ilusión de que somos independientes,
que la autonomía es de alguna manera independiente. Y no es así,
la autonomía es colectiva. Sólo experimentas tu poder en
solidaridad con otras personas. Allí es donde comienza. Y la
otra idea es la forma en la que entendemos la ciencia. Como una
violación de la naturaleza, como una conquista del hombre sobre
la mujer, de los humanos sobre la naturaleza, del día sobre la
noche. Como una forma de erradicar el misterio. Pero no
erradicamos el misterio, sólo lo externalizamos o lo reprimimos.
Y el misterio regresó para mordernos el trasero. Y ahora nos
vamos a morir. Así que toma eso. Pero no es demasiado tarde para
despertar y entender que la salida no es ni siquiera a través de
un trance espiritual de autosuperación, sino de pensar juntos y
salirnos de la nube y regresar a la tierra juntos Y no tenerle
miedo a la naturaleza, a las mujeres y a los otros.
La espiritualidad es mucho más sencilla de lo que la gente
quiere creer. Seguro, puedes comprar todos los libros de budismo
tibetano y cosas por el estilo, e irte por esos caminos
sumamente complicados, pero de lo que realmente se trata es de
conectar con los otros. Realmente empieza allí. Tomar de la mano
a un hombre viejo o a un niño y poder sentarte con las personas
y ser quien eres. Ser capaz de tolerar y no saber -la gran
ambigüedad de la existencia- y disfrutar ese misterio. No es tan
complicado, es complejo, pero no es astrofísica. Cuando las
personas empiezan a tener miedo, entonces sí, es complicado. Y
entonces, necesitas astrofísica para construir naves espaciales
y escapar del planeta. Esa es la única forma que pueden
imaginarse estar bien: saliéndose de aquí.
AMG: Insistiendo sobre este punto, podemos realmente valorar a
las personas y cambiar esta inercia de dejar que las máquina y
los algoritmos decidan por nosotros y nos digan qué hacer sin
regresar a valorar al ser humano, ¿existe una esencia humana que
debemos definir juntos? La ciencia mecanicista o el materialismo
científico nos coloca en un universo en el que no hay propósito.
Somos, según Richard Dawkins, sólo "robots somnolientos", el
envoltorio de la información, utilizados por genes egoístas que
nos manipulan para transmitir su código. Dices que necesitamos
un Renacimiento [más que una Revolución], ¿y para ello no
necesitamos entonces regresar a un entendimiento esencial de lo
que es el ser humano?
DG: Es curioso. Yo hice este tipo de argumentos al principio de
los 90, cuando me había dado cuenta que el Internet se estaba
yendo por mal camino. Hablando en un seminario en Princeton con
intelectuales de mayor pedigrí que yo, uno de los profesores de
allí me dijo: "Rushkoff, estás sucumbiendo al esencialismo". Y
yo pensé que me había equivocado, no sabía qué era realmente,
pero entendía que era algo malo. Que yo argumentara que los
seres humanos tenían un valor esencial preexistente o dignidad o
alma, que eso es llamado esencialismo, y que eso es malo. Eso no
es buena y rigurosa filosofía y que cualquier intelectual que se
respete a sí mismo, no caería en la trampa del esencialismo. Así
que luego me metí a Wikipedia, como suelo hacer cuando soy
atacado por personas más inteligentes que yo. Y ahí me tienes
leyendo sobre el esencialismo y pensando 'Y ¿qué hay de malo con
esto? No, en realidad estoy bien con esto. No lo veo como un
problema'". Se supone que en última instancia acaba
contradiciendo al Big Bang, porque si eres como Dawkins, la
conciencia y el espíritu son ilusiones, o sólo una propiedad
emergente de la complejidad de la materia, no son causas
preexistentes de la materia. Y me gusta esa: "causas
preexistentes de la materia". Y entre más lees sobre el Big
Bang, pues algo podría haber ocurrido antes del Big Bang y eso
es valido. Así que me permito pensar: "el alma está atrás y el
alma dijo 'Bang' e hizo eso". Y finalmente los seres humanos son
lo suficientemente complejos como para sintonizar esa sustancia
espiritual esencial y ser consciente de ella. No necesito un
modelo histórico del universo, o no debería requerir de uno,
para justificar la dignidad esencial del ser humano y la
dignidad de todas las cosas e incluso las cosas muertas. Que hay
algo que está ocurriendo aquí y no es sólo algo aleatorio. Y hay
valores aquí que vale la pena defender y promover al tiempo que
vamos hacia delante. Y no estoy dispuesto a renunciar a lo que
significa ser humano, ciertamente no en favor del capitalismo
corporativo basado en el crecimiento infinito que fue inventado
por monarcas de la alta edad media para preservar su poder en
contra de una emergente clase media. Eso es una locura. Que
hayamos decidido entregarle la realidad a ese defectuoso modelo
de negocios.
AMG: Creo que llamas a esto también "el modelo mecanomórfico". A
fin de cuentas, esto es sólo una historia. No estoy diciendo que
la ciencia sea sólo un mito. Pero la idea en la que se basa el
modelo mecanicista, de que la conciencia es sólo algo que hace
el cerebro o incluso una ilusión, es algo que no ha sido en
ninguna medida demostrado. Entonces, tal vez realmente no
sabemos sobre la conciencia y es el "problema duro de la
ciencia", pero también es la cosa más fascinante que tenemos
como seres humanos. Y en vez de dejarle este problema a las
máquinas o a los científicos solamente, ¿no deberíamos todos
investigar la conciencia en nosotros mismos, y en nuestras
relaciones? Mirando hacia adentro. Lo que me recuerda una cosa
que me parece que contaste alguna vez. La posibilidad de que no
hayamos encontrado vida extraterrestre porque una civilización
avanzada empieza a ensimismarse en su propia tecnología y en sus
propios medios y deja de explorar el espacio físico, complemente
auto-involucrada. E incluso deja de explorar su propia conciencia
y sólo explora la realidad mediada a través de la tecnología. Me
pregunto si esto no sería lo que nos pasaría con el
transhumanismo? [Rushkoff luego aclaró que esta historia no la
había dicho él].
DR: Bueno,
los transhumanistas lo que harán es dejar atrás la
humanidad, quieren graduarse de su propio cuerpo hacia la pura
conciencia. Y piensan que la forma de hacer eso es migrar del
cuerpo hacia algo más. Hay muchos diferentes tipos de
transhumanistas. Unos sólo quieren un montón de gadgets para
insertarlos en su cuerpo, para hacerse algo así como
"extrahumanos" y no exactamente dejar de lado lo humano. Pero
cuando veo lo que está haciendo Google o Ray Kurzweil, su
transhumanismo no es un entendimiento muy pro-humano, se trata
más de reemplazarnos con algo artificial. De nuevo, esa es su
respuesta a la muerte. Todos están tan asustados por la muerte,
porque están atrapados en este entendimiento lineal de la
realidad y el espíritu que sólo va en una dirección. Te mueres y
se acabó, eso es todo. Pero no, hay que decirles: "Escucha, todo
es un círculo, una espiral, algo regenerativo. Y si no te
identificas con lo regenerativo entonces tal vez sí te vaya muy
mal. Porque no estás jugando, no estás dentro de la rueda, en el
círculo".
AMG: Es una especie de materialismo gnóstico...
DR: Sí exacto, escribí sobre esto en el libro. Los cosmistas
rusos llegaron con eso e introdujeron a los espiritualistas y
tecnologistas de la costa oeste de Estados Unidos a sus ideas de
insertar el cerebro humano a un robot para que las personas
pudieran vivir para siempre. Eso se convirtió en el nuevo
tecno-gnosticismo.
AMG: Justamente estaba leyendo al teólogo ruso Sergii Bulgakov,
quien criticó a los cosmistas rusos, y él dice: "El cuerpo es
tal sólo en relación al alma y al espíritu que viven en él.
Fuera de esta unión es un robot". Y Bulgakov está comentando las
ideas de [Nikolai] Fedorov, quien es el padre de los
transhumanistas. Y al final de cuentas esto es creer que el ser
humano no podría alcanzar por su propia naturaleza todo lo que
estas personas se imaginan... se imaginan estar en una
computadora y vivir una especie de paraísos artificiales de
placer perpetuo. Pero todas estas cosas, aunque quizá tomando en
cuenta que el dolor es también parte esencial del ser humano,
tal vez las podríamos vivir en nuestra propia conciencia si le
dedicáramos el tiempo a esto.
DR: Sí, ha habido algunos buenos Black Mirrors sobre esto. Hay
uno en el que dos mujeres van a un resort virtual, creo que
porque se están muriendo. Así que suben su conciencia. Y hacen
pensar que esto está bien, porque tienen cáncer y se están
muriendo. Así que van a poder pasar la eternidad juntas en una
simulación estilo Second Life, pero quién sabe.... No me importa
como un plan B para algunas personas si se quieren retirar a a
algún lugar. Pero siempre y cuando no signifique que te estás
negando a ti mismo la posibilidad de lo que sea que siga. Porque
podría haber algo más.
AMG: Eso es lo que estamos erradicando, un acercamiento al
misterio, el asombro y el deleite ante lo desconocido. Queremos
que todo pueda ser medido y que nos digan qué es lo que debemos
hacer...
DR: Y es interesante porque algunas personas creen tener
certidumbre de que hay algo más. Por ejemplo, hablas con Genesis
P. Orridge, hablas con él o con "ellos", y ellos creen que están
en comunicación con Jackie, del Más Allá. Y que ella está
tirando cuadros de la pared e insinuándoles qué hacer.
AMG: Eso resuena con muchas tradiciones espirituales o con
experiencias como la del neurocientífico de Harvard, Eben
Alexander, que tuvo una experiencia cercana a la muerte -que le
pareció probar la existencia de un mundo más allá de este-. No
sabemos bien, pero no es absurdo pensar en que existe otro
estado de realidad en el cual la conciencia continúa. Carl Jung
incluso observó en sus pacientes que las personas creían
naturalmente en la vida después de la muerte y que esta era una
creencia muy sana. Y las ideas de karma y reencarnación, que son
más gentiles y generosas con la naturaleza, también están en
esta misma línea de pensamiento.
DR: Sí, pero fíjate qué torcido se vuelve. Pues ahora ya casi
aceptamos que si queremos argumentar por la preservación de los
humanos en un mundo de máquinas evolucionado, debemos comprobar
que existe la vida después de la muerte. Y eso es tomarles la
palabra a los transhumanistas de que todo está funcionando.
Cuando en realidad no está funcionando. Todo lo que estamos
viendo es al capitalismo destruir el planeta, separando a las
personas, redistribuyendo la riqueza en las peores proporciones
posibles, acabando con especies cada día y amenazando incluso la
existencia humana. Puedes tener tu sueño transhumanista todo lo
que quieras, pero no a expensas de la realidad natural. Eso no
es justo.
AMG: Por eso creo que es importante tu libro y tu podcast. Por
la posibilidad de que todavía podamos alterar el curso que
llevamos y encontrar a otras personas que no tienen estas formas
de pensar [capitalistas-utilitarias o transhumanistas]...
DR: Creo qué sí podemos. Mañana voy a hablar con los fundadores
de Extinction Rebellion, están combatiendo el cambio climático a
través de la acción directa y de la desobediencia civil. Y luego
descubrí que están interesados en el arte, en la moda, en la
magia, el ocultismo y en las emociones. Parece que para
enfrentar esta batalla y armar a la humanidad en contra de su
propio suicidio, necesitamos recuperar estas tecnologías
ancestrales que quedaron fuera de la ecuación. No sólo se trata
de desobediencia civil al estilo de Gandhi y Nelson Mandela.
Quién sabe, quizá cosas como las de
Aleister Crowley...
AMG: Sería interesante recuperar, por ejemplo, la teúrgia
neoplatónica, como la de Jámblico.
DR: Hay algo extraño y alquímico en esto. Debemos recuperar las
artes humanas para poder ejercer el privilegio humano de
existir.
AMG: Pues sí, si la tecnología está siendo usada como una
demonología, tal vez debemos responder con una divina magia
blanca...
DR: Exacto.
AMG: ¿Has visto la película de Godard, Alphaville? Creo que hace
una interesante analogía en torno a lo que nos está sucediendo.
Valores capitalistas [tecnocráticos] están dejando fuera de la
ecuación cosas esencialmente humanas como la poesía y el amor. Y
lo que Godard imagina es una sociedad donde las personas ni
siquiera se acuerdan de las palabras para emociones como amor y
los poetas son asesinados por las máquinas [que no entienden qué
es la poesía]. Claro que esto no es lo que va pasar en nuestra
sociedad, pues lo nuestro es [en lugar de la censura] la
inundación de información insignificante, ahogarnos en un mar de
datos entretenidos pero irrelevantes. Pero en cierto sentido eso
es lo que está pasando, lo poético no está siendo programado en
el algoritmo.
DR: Por eso regresé a esta noción de Team Human y del humanismo,
y de que existen estas expresiones humanas intocadas por el
mercado y éstas son las que debemos recuperar, están en un
espacio liminal, no hay número que les quede, no tienen métrica,
no caben. Cuando recomiendo que las personas se desconecten, no
me refiero solamente a no usar la computadora, sino a que se
relacionen con cosas que no pueden ser colonizadas.
AMG: Esto me recuerda la palabra māyā en sánscrito, que
generalmente se traduce como ilusión, aunque tiene también otros
significados [como magia o poder creativo]. Pero esta palabra
tiene una raíz (mā) que significa "medir". Así que en cierto
sentido lo que es mensurable, o lo que es sólo mensurable, es lo
ilusorio. Lo que es verdad es lo que no puede medirse. No puedes
ponerle una métrica a lo que sientes cuando ves los ojos de una
mujer o el Sol en el atardecer. Así que estamos comprando esta
ilusión de que lo verdadero es sólo lo que podemos medir o lo
que podemos producir como un objeto bajo de demanda. Y al hacer
esto, nos perdemos de lo más significativo de la existencia.
DR: Sí, entonces māyā es básicamente métricas.
AMG: Hace algunos años trabajaba en una compañía de Internet y
ofrecíamos servicios y recuerdo que era fácil venderlos, porque
las cosas se podían medir. Si se podían medir, debían ser
ciertas y reales. Claro que las métricas eran fácil de manipular
para que dijeran lo que uno buscaba. Así que era como un truco
de magia... Este es el encantamiento de māyā: pensar que sólo la
materia y lo mensurable es real.
DR: Todo lo mensurable es consonante con el capitalismo, pero es
anatema para la experiencia humana. En algunos sentidos, es
perfecto. Como el sonido digital en el que no se pierde nada, no
hay distorsión, pero hay algo que se está quedando fuera. Están
usando el auto-tune, y una vez que usan el auto-tune ya lo
mataste.
AMG: Cómo dijo Philip K. Dick, estamos creando humanos falsos
que le venden realidades falsas a otros humanos.
DR: Él fue uno de los que primero lo vio.
AMG: Sí, hay un video de 1977 hablando de lo que luego
llamaríamos La Matrix [la realidad programada informáticamente].
Y su trip era justamente el gnosticismo, anticipando cómo se
usaría la tecnología para producir una especie de embrujo de la
realidad... Antes de concluir, quiero recuperar algo que has
estado mencionando en otras conversaciones: la importancia de
tomar una pausa, pues en cierto sentido hacer una pausa es un
acto político [pues dejamos de participar en la economía
capitalista] y podría ser incluso un acto espiritual, pues es en
el silencio donde conocemos lo divino. Recomiendas que las
personas se tomen por lo menos 10 minutos...
DR: Sí, 10 minutos a la semana...
AMG: Creo que deberían ser 10 minutos al día... Simplemente
estar en un espacio sin ninguna tecnología o ninguna distracción
y estar con alguien y ver qué pasa.
DR: Digo 10 minutos a la semana casi como broma. En parte para
hacer que las personas se den cuenta de lo grave que es el
asunto. Y por otra parte, porque me doy cuenta de que pedirles
10 minutos a las personas en esta época es mucho. Usualmente es
más de lo que están dispuestos a hacer, es como un recurso
retórico. En realidad deberías pasar la mayoría de tu tiempo con
otros humanos en un estado de flow, pero ni siquiera puedes
pasar 10 minutos, así que, ¿qué está pasando, quién te controla?
Eres un esclavo de estas cosas. ¿Te das cuenta de esto? En
cierta forma yo también lo soy, por ahora. Pues estoy
esclavizado a tratar de promover estas ideas. Y la mitad de mi
querer promoverlas es el capitalismo y la otra mitad es que no
quiero que todos muramos. Quizá tengo una idea de que voy a
ayudar a salvarnos de nosotros mismos. Pero como les estaba
diciendo a mis amigos aquí, tengo que reclamar mi propia
existencia. No puedo estar haciendo siete podcasts al día y
volar y dar platicas por todos lados. Llega un cierto punto en
el que las cosas ya están dichas. Están los libros y los
podcasts y demás. Quizá sería interesante publicar este libro en
español...
AMG: Seguro que sí, creo que esté libro es muy importante,
urgente incluso, y deberíamos buscar a alguien.
DR: Uno de mis libros, Program or be Programmed, fue publicado
en español. Y al parecer le fue bastante bien.
AMG: Creo que Team Human es especialmente importante porque es
una especie de summa, una condensación de la esencia de tus
otros libros.
DR: Sí, es un poco "greatest hits", pero desde la perspectiva de
finalmente entender lo que había querido decir todo el tiempo.
Finalmente puedo entretejerlo y sintetizarlo. Medio capítulo
sintetiza lo que importa, por ejemplo, de Media Virus, o de
Coerción. Así que fue interesante atravesar todo esto y y
descubrir realmente lo que ese chico [que escribió esos libros]
estaba realmente argumentando.
AMG: Sí, la sensación que te deja es que realmente entiendes el
tema. Porque logras poner en un lenguaje muy sencillo cosas muy
complejas.
DR: Es como las matemáticas, la parte difícil es llegar a E=mc2.
Entre más sencillo mejor. Ahora lo puedes comunicar.
AMG: Creo que todos deberían de buscar este libro. He seguido
mucho este tema de cómo la tecnología afecta la conciencia
humana, habiendo leído a McLuhan y demás, pero creo que este
libro es actualmente el más claro e importante para entender el
paisaje tecnológico y cómo éste nos afecta...Todas las personas
que quieren cuidar su propia humanidad, su propia capacidad de
poner atención y de conectar con otros seres humanos, deberían
de leerlo.
DR: Gracias...
AMG: Gracias Douglas por esta conversación.
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