por Jorge Carvajal

17 Marzo 2020
del Sitio Web VivirEnElPoblado

Información enviada por CFGO

 

 

 

 

 

 

 

Cartas al Coronavirus...

 

 

CARTA UNO


Querido Coronavirus.

Ya se que vienes de una familia distinguida porque eres de la estirpe de esos ingenieros genéticos que utiliza el ordenador celular de algunas especies animales y la especie humana para replicar su programa.

 

Viéndolo bien, no eres ni bueno ni malo, cumples al pie de la letra el plan que la naturaleza te ha asignado. No tienes ahora más poder que aquel que los seres humanos te otorguemos.

 

Te mueves si nos movemos. Con la incubadora de nuestras manos te proyectas a distancias inverosímiles para tu fragilidad química. Con nuestro retiro te contraes.

 

Si la humanidad se aquieta, tu no tienes más remedio que aquietarte.


Lo has hecho demasiado bien, y aunque pienso que te has excedido en tus funciones ocultas para despertarnos del sueño, esto es quizás porque nosotros no lo hemos sabido asumir con toda la responsabilidad del caso.

 

Se que no tienes modo de entenderlo pero, por si acaso, te lo voy a decir:

más allá de tu prodigiosa virulencia, has logrado despertar, con nuestra responsabilidad, una onda de solidaridad que frenará tu expansión desordenada.

Me atrevo a decirte también que gracias a ti el mundo no volverá a ser lo que hasta ahora ha sido.

 

Conquistaremos la fortaleza de una vulnerabilidad que nos aportará la grandeza de la humildad. En ella y con ella nos podremos volver a dar de corazón la mano y disfrutar de la democracia del alma.

 

A lo mejor, también gracias a ti, un día reconozcamos que nacimos a una cultura sin la contaminación de la discriminación y los combustibles fósiles. Debilitaste los valores de la Bolsa pero has fortalecido la economía de los valores humanos.

 

Que no se me olvide, querido coronavirus - ahora casi te tengo simpatía - que agradezco un efecto colateral mayor de tu invasión.

Fortalecer el indispensable movimiento hacia una sanidad pública universal.

Aunque es y seguirá siendo por unas semanas muy duro, has venido como un cincel implacable a revelar la belleza de las gemas de la solidaridad y la compasión que ordenan desde adentro nuestro corazón humano.

 

Gracias...!!!
 

 

 


CARTA DOS

Buenos días amigo corona virus. Cómo vamos?

 

Miro con optimismo que en aquellos países por donde empezaste a deambular a través del genoma humano, ya te empiezas a retirar. Nos has enseñado que este no es un problema de asiáticos, africanos, repúblicas fallidas o países tercermundistas.

 

Has herido el corazón del primer mundo, para que aprendamos que el mundo todo nos concierne a todos.


¡Vaya lección de democracia dolorosamente viva! Ya el diagnóstico no será el privilegio de las mayorías y la UCI será también el lugar donde todos sin discriminación podrán tener una oportunidad para seguir con vida.


Has tocado también la puerta del poder para enseñarnos que no es suficiente con lavarse las manos como si fuéramos Pilatos. Talvez nos estás animando a comprender las lecciones del dolor y a saber desde la vida que un corazón limpio es la mejor protección para todo tipo de corrupción.

 

Nos has llevado a reflexionar en estos días de intensa soledad, para intuir que eres parte de un programa para detener a tiempo la catástrofe mayor de la muerte colectiva de las miles de especies que estamos destruyendo.

 

Ahora tenemos la oportunidad de conmovernos y asumirlo desde ese lugar donde nos sangra aquello que hemos hecho a la comunidad viviente. De nada nos ha servido el poseer lo que tenemos sin tenernos y sin ser, pues esa forma de poder externo nos ha conducido a esa indigencia del ser que se refleja en la indiferencia...

 

Hoy sabemos que la fragilidad de la economía es sólo un reflejo de nuestra visión del mundo y nuestra forma de relacionarnos con todos los seres que conforma esta gran cadena de la vida.

 

Ahora que has hackeado el núcleo de una economía del 'sálvese quien pueda', pareces sugerirnos Coronavirus que sólo la economía del compartir nos llevará a realizar la humanidad que somos.
 

 

 


CARTA TRES

Hoy miro el cielo limpio. Brilla el sol. Se ha reducido drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero.

 

Con el calorcito de este retiro en familia empiezo a recuperar la dulce sensación del fuego interno del amor que va consumiendo nuestro miedo. Puedo sentir que ahora son más leves y ágiles los vuelos y más alegres los cantos de los pájaros.

 

Visualizo las hormigas arrieras con sus grandes hojas a cuestas y los escarabajos arando y sembrando en los bosques tropicales.

 

En el silencio de este retiro me aparece escuchar el murmullo de una naturaleza nueva germinando. Como si pudiera resonar la sinfonía de un nuevo mundo en el que todos podemos ocupar el lugar que nos corresponde para dar exactamente nuestra propia nota.

 

Y tu darás la tuya coronavirus, pues talvez se vaya atenuando tu replicación intracelular cuando al interior del corazón humano va quedando la lección de tu canto a trillones de voces.

 

Quizás ahora hagas/tengas un lugar importante el concierto del viroma, haciendo parte de esta superinteligencia sinfónica que un día perturbamos.

 

Te pido excusas por ello y por favor llévale un mensaje al microbioma, del que quizás ya harás parte:

la cooperación, el compartir y la solidaridad de nuestra parte serán ahora con toda la comunidad viviente...

Qué bichos raros nos deberíamos sentir, sólo de haber creído que eras solamente el producto de una tenebrosa conspiración.

 

Siento ahora que esto viene de una ética en la que todo está justificado por la lucha entre contrarios, una visión que produce ese mundo perversamente dividido entre los buenos y los malos.

 

Qué solemne tontería ha sido convertir nuestro presente en un infierno para tener derecho a un cielo incierto.

 

Casi sin advertirlo fuimos construyendo, infiernos y purgatorios, sin dejar ningún lugar aquí mismo para para la belleza de una diversidad, en la que todo es maravilloso cuando ocupa su lugar.

 

Te pido que ocupes tu lugar en el concierto de la creación que ya nosotros dolorosamente hemos ido reconociendo el nuestro. Pensándolo bien querido amigo, casi siento hay que eres un buenazo!!

 

Perdona, admito que eres un código de inteligencia dentro de un gran propósito, pero es que con los días de retiro voy encontrando el misterio de ese espacio-tiempo interior donde uno rescata la inocencia.

 

Y con ella la alegría...
 

 

 


CARTA 4


Hola Corona.

 

Hoy te llamo sólo por tu nombre, porque ese apellido me va pareciendo ya demasiado virulento.

 

Has venido para quedarte. Como tantos otros virus harás parte de nuestras ondas epidémicas, marcando con los ciclos estacionales el momento de cuidarnos nosotros y así los unos a los otros - que no es cuidarnos de los otros.

 

Eso no será un gran lío porque ya nuestro aprendizaje irá conduciendo a una solidaridad endémica. Qué maravilla. El maestro, tú, corona microscópico, ha sido bien pesado para todos.

 

En todo caso tu lección diáfana y leve la asumimos con la humildad del aprendiz, el alma que somos.

 

Trasmite, si puedes en tu lenguaje molecular, nuestro reconocimiento a los incalculables virus que conforman el viroma en nuestro cuerpo, pues ya hoy reconocemos que con su programa molecular han hecho posible el ascenso de todos los reinos de la naturaleza a nuestra vida humana.
 

 

 


CARTA 5


Hola Coro, y perdona la confiancita, pero con los días de retiro he ido descubriendo adentro el olvidado manantial de la ternura.

 

Van pasando los días y ya el pánico que nos impedía ver más allá de la extrema urgencia se atenúa.

 

Ruego para que la sabiduría de la prudencia nos conduzca ahora a practicar las lecciones aprendidas y no regresar a las antiguas andaduras - y bien duras que han sido.

Hoy quisiera ir más allá de la inteligencia biológica, a esos maravillosos efectos colaterales que nos ha regalado como respuesta a tu presencia esta gran pandemia de solidaridad:

 

  1. En tiempo record te pillamos, desnudamos tu estructura y supimos muy pronto quién eras
     

  2. Descubrimos en los receptores de la enzima convertidora de angiotensina a nivel de la célula alveolar la cerradura que estabas empleando para abrir las puertas y hackear la célula.
     

  3. Generaste un efecto catalítico a gran escala sobre la investigación, la ciencia y los mecanismos de cooperación internacional
     

  4. Desnudaste nuestras debilidades estructurales fortaleciendo los sistemas de salud y el trabajo heroico del personal sanitario.
     

  5. Aprendimos los costos enormes de la indiferencia, las fakenews, el antiguo habito de aplazarnos.
     

  6. Pudimos dar un salto quántico de la buena voluntad a la voluntad de bien, y a ir por delante de las situaciones y no arrastrados por acontecimientos.
     

  7. Descubrimos con el principio de oportunidad el tiempo emergente del presente y lo inaplazable de lo que ha de ser ahora y aquí.
     

  8. Encontramos en occidente que los chinos no son los malos y los europeos o americanos los buenos. Que la democracia participativa es un asunto que concierne a todas las instituciones mundiales
     

  9. Avanzamos lentamente en proceso de coordinación internacional, preparando el gran sueño de implementar la unidad en la diversidad a través de instituciones con unidad de mando y de acción en países y regiones. Avanzamos un poco más al ideal de una coordinación de la política y la economía a una escala mundial respetando la realidad puri-étnica y multicultural
     

  10. Empezamos a asumir tímidamente el primer gran paso hacia el alma humana:

Nuestra responsabilidad...

Al asumirla fue surgiendo esa pandemia de solidaridad que despierta con las grandes crisis lo mejor del alma humana.

 

 


CARTA SEIS - Epílogo.


Vivir...?


Vivir de verdad es otra cosa que sobrevivir.

 

Tu poder no puede depender de los capitales financieros ni de las tarjetas de crédito para hipotecar la vida. Vivir es otra cosa que respirar smog en una gran ciudad y consagrar el tiempo para mal comer y pagar arriendo.

 

Vivir no es vacunarse de todo y contra todo y pagar la factura a quienes utilizan la sagrada ciencia para garantizar ganancias obscenas.

 

Las vacunas están muy bien, pueden salvar vidas, son una conquista de la ciencia, pero tendríamos que distinguir entre esto y la manipulación del pánico colectivo para generar un consumo indiscriminado y masivo.

Vivir es aceptar la vida como es para poder superarla.

 

Muchos se murieron y con ellos se ha ido un poco de nosotros.

 

Pero aquí estamos para asumir las lecciones.

 

Todas las cosas han ido su valor real.

 

Los valores de la Bolsa no son suficientes para tener salud.

 

El último modelo impuesto por la moda no nos da más felicidad.

Ahora que se quedarán por semanas congelados los abrazos y hasta los estornudos, es tiempo de liberar lo mejor de nosotros, con la certeza de que la responsabilidad nos guiará a ser más cuidadosos de nosotros.


Que la responsabilidad serena, el amor y la solidaridad nos implique a todos.


¡Manos a la obra...!

 

De la epidemia nos quedará el aprendizaje intenso de una gran pandemia de solidaridad...

 

 

 

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